Comenzaba a amanecer y la luz del sol deparaba un bonito día invernal en la ciudad Inazuma.

Eran las siete y como era costumbre, el despertador empezó a sonar. Una mano adormilada comenzó a tantear el escritorio en busca del origen de aquel ruido que perturbaba su sueño. Al no conseguir dar con el dichoso despertador no le quedo mas remedio que levantarse. El chico de ojos grises se incorporó lentamente en la cama hasta quedar sentado en esta mientras se estiraba. Apartó las sábanas que aun le cubrían y se dirigió al escritorio a parar el despertador, el cual seguía sonando.

-Dichoso despertador- dijo el peligris –Siempre suenas en la mejor parte del sueño…

Disponía a vestirse ya, cuando se quedó quieto mirando el calendario que permanecía colgado en la pared de su habitación.

-Hoy es el día- dijo mientras sonreía.

Tras terminar de arreglarse y desayunar, cogió el equipaje, que con tanto cuidado había estado preparando durante toda la semana, y emprendió su camino hacia el instituto Raimon.

Iba andando ensimismado en sus pensamientos cuando una voz conocida le saco de ellos.

-Buenos días, Shirou- saludo amablemente.

-Ah, buenos días a ti también, Shuuya- sonrió el peliplateado.

-Veo que vas bien preparado para este viaje- dijo el ojinegro señalando el equipaje de su compañero.

-Sí, la verdad es que llevo mucho tiempo esperando este día- sonrió amablemente.

Y es que en verdad Shirou llevaba esperando este día desde que les anunciaron que, todos los componentes de Inazuma Japan, iban a irse de vacaciones de invierno a pasar una semana en la montaña. El peligris se había propuesto demostrarle lo que sentía a su delantero de fuego antes de que esta semana pasara.

Ambos iniciaron la marcha hacia el punto de quedada mientras comentaban posibles actividades que podrían realizar durante las vacaciones, y en verdad que a Shirou le interesaba bastante saber cuáles eran los planes de Shuuya, ya que así podría planear mejor sus jugadas y pasar más tiempo con él.

Pasados unos minutos llegaron a su destino, donde, para su sorpresa, ya se encontraba la mayor parte de los miembros del equipo.

-¡Fubuki! ¡Goenji! ¡Buenos días!- se escucho gritar a lo lejos a un entusiasmado Mamoru mientras corría hacia ellos.

-Buenos días capitán- saludó el albino sonriendo.

-Hola Endou, ya veo que sigues tan animado como siempre- comentó Shuuya esbozando una sonrisa.

-¡Sí, por supuesto! ¡Porque hoy va a ser un gran día!- decía mientras sonreía abiertamente como era costumbre en él –Los demás ya hemos cargado el equipaje en el maletero, ¿por qué no vais guardando el vuestro también mientras vienen los que faltan?- sugirió amablemente el castaño.

Los dos asintieron y se dirigieron hacia la caravana Inazuma, donde se encontraba el resto de sus compañeros de equipo.

Tras colocar sus pertenencias decidieron unirse a la conversación que mantenían el resto de sus amigos.

-Tengo ganas de ir a la pista de patinaje sobre hielo, tiene buena pinta- dijo el chico de cabellos azules mientras miraba el folleto de actividades.

-Pues yo estoy ansioso por probar la comida del bufet libre- dijo Midorikawa mientras se relamía, comentario ante el cual el resto de compañeros no pudo evitar reírse, aunque viniendo del antiguo capitán del Tormenta de Géminis era de esperar.

Poco a poco fueron llegando los jugadores que faltaban, los cuales se disculparon por la tardanza. Todos, a excepción de Akio, pero ninguno esperaba tal acción de buenos modales por parte de su compañero. Tras pasar lista y comprobar que estaban todos, se dispusieron a ocupar sus respectivos asientos y pusieron rumbo a su tan esperado destino.

Las cuatro horas de viaje se pasaron rápidas entre risas y alguna que otra historia. Los comentarios de Midorikawa sobre comida o algún otro tema sin importancia también ayudaron con el entretenimiento, eso por no comentar las bonitas pintadas que Kogure se encargaba de realizar a cualquier insensato que decidiera descansar.

Al llegar, todos recogieron su equipaje y se dirigieron al interior del albergue, en el cual pasarían la semana, para recoger las llaves de las habitaciones. Para sorpresa de todos, el entrenador Kudou se había adelantado y les esperaba al final del recibidor, ya con las llaves en su poder. Todos se acercaron, colocándose en semicírculo para poder escuchar lo que su entrenador tenía que comunicarles.

-A continuación diré las parejas para las habitaciones, y no admitiré ningún tipo de reclamación- dictó el entrenador ante las miradas atentas del resto.

-Fudou Akio y Tobitaka Seiya- empezó a enumerar –Kidou Yuuto y Sakuma Jirou, Hijikata Raiden y Kabeyama Heigorou, Kogure Yuuya y Kurimatsu Teppei, Tsunami Jousuke y Someoka Ryuugo, Endou Mamoru y Tachimukai Yuuki- ambos sonrieron al oír que compartirían habitación –Goenji Shuuya- Fubuki cruzó los dedos, esperando ser el compañero de dormitorio de su querido goleador de fuego –y Usunomiya Toramaru- y todas las esperanzas del peligris se desvanecieron al oír el nombre mencionado.

-Oíste eso Goenji, vamos a compartir cuarto- decía con entusiasmo el pequeño.

-Agradecería que os guardarais los comentarios para cuando termine de hablar- dijo tajante mientras lanzaba una mirada de desaprobación ante la acción de Toramaru. –Seguiré. Kiyama Hiroto y Fubuki Shirou- este último no pudo evitar posar su mirada sobre el pelirrojo, el cual le observaba de igual modo dedicándole una dulce sonrisa –Y por último, Kazemaru Ichirouta y Midorikawa Ryuuji. Fuyuka se encargará de repartiros las llaves de vuestros dormitorios, podéis hacer lo que queráis hasta la cena, pero el que no esté a la hora no cenará- y dicho esto, el entrenador del Inazuma Japan abandonó la estancia con sus pertenencias.

Todos permanecieron en silencio, hasta que cierto peliverde abrió la boca para hablar.

-¿Y por qué tengo yo que compartir habitación con este?- decía mientras señalaba a Kazemaru con su dedo índice –Me niego a dormir con un emo- añadió cruzándose de brazos.

-¿Quién ha dicho que yo quiera dormir contigo, pelo-helado?- contestó el peliazul.

-¿Cómo me llamasté, pelo Pantene?- Respondió un ya irritado Midorikawa.

Todos observaron atentos la escena que sus compañeros estaban montando en medio del recibidor sin saber si intervenir o echarse unas risas.

Al final fue Hiroto quién se decidió a tomar parte en la contienda, intentando calmar a ambos y evitar que esa disputa fuera a más, después de todo, iban a tener que convivir juntos durante toda la semana restante. Arreglado ya el asunto, el grupo se fue dispersando, avandonando la sala para ir a sus respectivas habitaciones las cuales les habian sido asignadas con anterioridad.

Shirou caminó por un largo corredor, el cual le parecia un tanto siniestro, ya que solo contaba con un par de luces alumbrando, dando asi un ambiente tétrico al lugar. No tardo demasiado hasta encontrar la habitación que andaba buscando.

-Habitación 14... Es esta...- suspiró y después de pensárselo decidió abrir la puerta.

Cuando entró se quedó sorprendido por la gran ampliedad y bonito aspecto que esta habitación tenia. Una tenue luz entraba por el enorme ventanal que se encontraba al fondo del cuarto. Había dos camas individuales separadas por un pequeño pasillo de apenas 10 centímetros y a la izquierda de estas un pequeño cuarto de baño.

-Veo que te adelantaste- dijo un sonriente Hiroto a sus espaldas, mientras entraba en el dormitorio y cerraba la puerta detrás suyo.

-Siento no haberte esperado, te vi hablando con Midorikawa y no me atreví a interrumpirte...

-No te preocupes, no me ha molestado- dijo dedicandole otra de sus sonrisas.

A Shirou le gustaban esas sonrisas que le hacían sentirse tranquilo y protegido. Y es que desde que el pelirrojo avandonó la academia alius y se unió a la selección japonesa este se había convertido en uno de sus mejores amigos junto con el capitán. Siempre estaba cuando le necesitaba, apoyandole con cualquier problema que pudiera tener. No solo eso sino que también era la única persona a la que se había atrevido a contarle sobre sus sentimientos por Shuuya.

Pasaron el tiempo hasta la cena hablando de temas variados tumbados en sus respectivas camas, inclusive se les había unido Midorikawa, el cual había aparecido por alli alegando no soportar a su compañero de habitación.

La cena transcurrió con tranquilidad. Kabeyama y Midorikawa decidieron aprovechar el bufet libre y arramblar con toda la comida que encontraban a su paso. Mientras Shirou solo se limitaba a mirar a su amado en la distancia, que era a lo máximo que podía aspirar por el momento.

Dadas las diez en el reloj, todos se reunieron en el recibidor para escuchar el plan para el día de mañana. Kudou enumeró las diversas actividades programadas para el día siguiente y terminado esto dijo:

-El desayuno es a las ocho y media así que os quiero a todos aquí a las ocho en punto, las normas son las mismas, llegar tarde equivaldra a no comer.

El entrenador no tardó en avandonar la sala, no sin antes haberle comentado un par de detalles a Fuyuka.

Por su parte Shirou solo se limito a escuchar la conversación mantenida por Hiroto y Midorikawa y asentir con la cabeza cuando alguno formulaba alguna pregunta.

-Vaya, ya son las diez y media, será mejor que me marche ya a dormir- dijo el albino mirado su reloj de pulsera.

-¿Qué? ¿Tan pronto?- replicó el chico de cabellos verdosos.

-Yo iré en un rato, ¿vale?- sonrió Hiroto.

-No hay problema- respondió Shirou devolviéndole la sonrisa.

Y dicho esto emprendió el camino hacia el dormitorio. "Mañana va ha ser un día muy largo" pensó sin evitar soltar un pequeño suspiro mientras miraba hacia el suelo.

Cuando llegó a la habitación solo se limitó a ponerse el pijama, de un azul celeste que le hacía verse realmente lindo, y a tenderse en la cama para quedarse dormido a los pocos minutos.


Y hasta aquí el primer capítulo ^^

Este es el primer fic que escribo, así que me gustaría saber que opináis / Y con eso quiero decir tanto buenas como malas, hay que aprender de los errores, ¿no? ^^

Gracias por vuestro tiempo~ Y espero actualizar lo antes posible nwn