Ese día hacía frío. Las bajas temperaturas reinaban y tal vez seguiría así por los próximos días. Los bosques de Konoha estaban cubiertos por un manto blanco. Valientes árboles que, a pesar de no contar con la protección de sus hojas, se mantenían erguidos con la nieve acumulándose en sus ramas. Mientras que aquellos pinos de profundo verde danzaban con la suave brisa, como si se estuvieran sacudiendo el polvo níveo esparcido en ellos. Y la luz del mediodía en lo alto del inmenso cielo apaciguaba un poco la sensación de frío, llenando de vida el cuerpo y la mente. El intenso celeste del firmamento junto con la blanca nieve producía un panorama agradable a la vista. Y tal panorama parecía reflejarse en unos ojos igual de blancos pero que esta vez, extrañamente, no eran fríos; calma y serenidad era lo que parecían transmitir.

Rápidamente sus ojos miraron a su izquierda -donde una persona caminaba a su lado- cuando sintió que sujetaban su mano, si bien al principio el agarre fue algo tímido, pero firmemente. Sólo para notar que su acompañante parecía no darle importancia a tal inesperado contacto -a diferencia de él- ya que, por alguna razón continuaba con la vista al frente. Tal vez lo hacía para evitarlo, para evitar la penetrante mirada de él y, de esa manera, no darle lugar a que haga una objeción al respecto. O tal vez simplemente ella no se había percatado de la incomodidad, ni del tenue rubor de sus mejillas, ni de la ligera tensión muscular producidos en el Hyūga a causa del espontáneo gesto. Sea cual fuese el motivo, no importaba. No realmente.

En unos instantes sus músculos se relajaron y de a poco se fue acostumbrando al calor de su mano entre la suya, encontrándolo hasta confortable. Por eso fue que no reprochó, ni discutió luego de que la castaña tomara su mano. Por eso, y principalmente para no llamar la atención del resto del grupo.

Dirigió la mirada a los que fueran sus compañeros. Caminaban unos metros adelante con la alegría reflejada en sus caras, a excepción de la característica pereza del joven miembro del clan Nara y… bueno, siempre era muy difícil saber qué expresión tenía Shino en el rostro…

De repente notó la mirada de su amiga puesta en él desde hacía unos minutos.

— ¿Pasa algo?

Tenten negó con la cabeza sin decir nada. Sin embargo luego de unos segundos le murmuró con suavidad — Te extrañé — un sonrojo acompañó esas palabras, y a Neji le pareció que se veía más hermosa de lo que ya estaba.

— ¿Tan indispensable soy en tu vida? —dijo con ironía.

— ¡No creas que eres tan importante, Hyūga! — contestó con fingido enojo inflando los cachetes, al igual que una niña pequeña, y sin aguantar más soltó una carcajada. Neji motivado por su ternura le revolvió el flequillo.

— Creo que nos están observando… — comentó Tenten luego de que las chicas giraran la cabeza rápidamente riendo lo más bajo que podían— ¿Crees que tramen algo?

— No tengo ni idea.


En la entrada de la mansión de la Hokage, un shinobi descansaba sobre el lomo de su perro y el otro hacía lagartijas a un ritmo constante mientras esperaban a los demás. Kiba bostezó. Akamaru bostezó.

— 970… 971… 972… 973… 974…

Akamaru olfateó el aire— ¡Al fin llegaron! —exclamó Kiba tratando de no bostezar de nuevo.

— ¿Y quién llegó primero? —preguntó Chōji.

— Los dos… lo hicimos… al mismo tiempo… fue un empate… 985… 986…987…

— ¿Incluso en un día como hoy te pones a hacer ejercicio? ¡Por Kami! Relájate Lee —dijo Ino asombrada.

Tenten suspiró— Siempre es lo mismo… —todos comenzaban a entrar a la mansión— ¡Vamos Lee! —sin perder tiempo lo sujetó de ambas piernas y jaló con fuerza.

— ¡Ahh Tenten! ¿Q-Qué haces? ¡Todavía me faltan tres más para llegar a las mil!

— ¡VAMOS LEE! —repitió arrastrándolo— Tsunade-sama nos está esperando.


— ¿Tsunade-sama? —llamó Sakura abriendo la puerta de la oficina.

— ¿Pero qué rayos…? —dijo Kiba.

— Debe ser una broma… —insinuó Shikamaru.

— ¿Dónde está? —preguntó Ino.

Todos quedaron incrédulos intercambiando miradas entre ellos y el escritorio que tenían en frente.

— Shino tú dijiste que la Hokage nos había llamado —señaló la rubia kunoichi con las manos sobre su cadera.

— Sí, eso fue lo que dije…

— ¡Entonces dónde está! —exclamó sin escucharlo— Ya pasaron como diez minutos desde que llegamos y no aparece.

— Cálmate Ino —le dijo Shikamaru apoyando una mano en el hombro de la chica—, nos vas a dejar sordos con tus gritos.

— ¿Qué me calme? ¡Cómo pretendes que esté calmada! ¡¿Y tú cómo puedes estar tan tranquilo?—le gritó, y él tuvo que taparse los oídos, cansado de escucharla— ¡Odio que se burlen de mí!

— Por cierto, todo estaba muy tranquilo mientras subíamos —comentó Tenten.

Neji que estaba recargado contra una pared, se incorporó— Byakugan —y al instante sus ojos se agrietaron y las venas alrededor de ellos se marcaron sobre su blanca piel. Examinó el edificio completamente mientras el grupo esperaba su respuesta—. No hay nadie en la torre, sólo nosotros.

Tenten observó que deliberadamente el Hyūga enfocó sus ojos en una dirección en específico y continuó desplazando la vista como si estuviera siguiendo algo— ¿Viste algo?

El joven desactivó su Kekkei Genkai y cerró los ojos— Alguien viene.

Apenas terminó de hablar y una mujer entró con la respiración tan agitada que parecía que había estado corriendo una maratón.

— Disculpen… la demora… Ah, qué bueno que los diez están aquí.

— ¿Shizune-san? —dijo Sakura.

— ¿Dónde está la Hokage? —preguntó el Inuzuka.

— Tsunade-sama está… —dudó por unos segundos— está muy ocupada en estos momentos, pero dejó un mensaje para ustedes —todos prestaron atención a lo que iba a decir—. Tienen una misión ahora mismo, es muy importante —sacó un papel arrugado y se lo entregó al Nara—. Ahí están todos los detalles con respecto a la misión. Buena suerte.

— ¡Espere! —exclamó Shikamaru cuando apareció una nube de humo en el lugar que ocupaba la mujer antes— Ah… mujer problemática…

— ¿Qué dice el papel? —se acercó Sakura.

Shikamaru miró el papel, por la letra pudo deducir que había sido escrita apresuradamente por lo que la misión fue decidida a último momento.

— A ver… dice que todos nosotros somos los indicados para llevar a cabo esta misión, que tenemos las habilidades adecuadas, y que pone toda su fe en cada uno de nosotros…

— Ya, ¿y cuál es esa misión? —dijo Ino impaciente.

— A eso iba —leyó rápido las últimas líneas—. Ay no…

— ¡Qué! —exclamó la mayoría inquieta.

— Se trata sobre la fiesta de Navidad que se va a celebrar hoy. No hay nada preparado. Dice que a ella le surgieron asuntos de extrema urgencia y el jefe de cocina y los otros ayudantes están ausentes… no dice por qué, y lo que tenemos que hacer es preparar la cena para los invitados… encargarnos de la decoración del salón incluido el pino… —descubrió una segunda hoja adherida a la primera— Bueno, aquí hay una lista con todos los preparativos para la dichosa fiesta.

— ¿Ustedes creen que la Hokage esté ocupada con otras cosas? Suena raro —habló Kiba.

— Odio decirlo, pero una misión es una misión… y hay que hacerlo —dijo Shikamaru.

— Además vendrá gente importante, como algunos señores feudales —mencionó Shino.

— Entonces empecemos muchachos, va a ser divertido ¡Manos a la obra!

— Sakura-san tiene razón —opinó Lee—. ¡Pongamos todo nuestro esfuerzo y nuestra pasión para que esta sea la mejor fiesta de Navidad que haya celebrado Konoha!


Una enorme cocina, con todos los utensilios e ingredientes necesarios para elaborar las más deliciosas comidas. Cuatro personas habían ingresado al lugar y comenzaban a familiarizarse con lo que los rodeaba. Hinata encontró un grueso libro con cientos de recetas diferentes.

— Aquí ya hay algunos platos terminados —informó Chōji al abrir el refrigerador—. Hinata, revisa en la lista que menús nos faltan.

— Claro. Faltan algunos platos principales… y los postres.

— Dígannos en qué los podemos ayudar. ¿Por dónde empezamos? —preguntó Tenten.

— Pueden empezar lavando y cortando las verduras —respondió el miembro del clan Akimichi.

— ¿Por qué tengo yo que hacer esto? —masculló Neji, quejándose por tercera vez en quince minutos.

— Porque sí, Neji —dijo fastidiada la castaña—. Deja de quejarte y lava estas verduras.


Shikamaru, Rock Lee, Shino, Kiba y Akamaru caminaban por el bosque más cercano.

— ¿Qué les parece este? —consultó Lee entusiasmado— Es bastante alto.

— Entonces llevemos este —habló Kiba decidido.

— Mmm…no, no me convence… —Lee dudó y continuó mirando alrededor— ¿Qué tal este? Es muy frondoso, tiene un grueso tronco y… ¡hace juego con mi suéter!

Los demás shinobi lo miraron con incredulidad— De acuerdo, será ese… —acordó Kiba preparándose para cortar el pino.

— Mmm ahora que lo veo bien, no es el mismo verde…

— ¡Ya, Lee! —dijeron Shikamaru y el Inuzuka a la vez.

— Está bien, está bien, yo sólo decía…

— Bien, vamos Akamaru —perro y amo se posicionaron frente al árbol— ¡Gatsūga!


Dos kunoichi entraron a un gigantesco salón, lugar ideal para acoger a muchos invitados; mesas y sillas para todos, espacio para bailar, decorado con guirnaldas, velas y demás… aunque nada de eso había ahí.

— Que… pesado —se quejó Ino después de arrastrar una gran caja.

— Creo que esto debe alcanzar para decorar el salón y el árbol —dijo Sakura cargando con otra caja—. Espero que los muchachos no tarden.

— A ver qué tenemos aquí —comenzaron a revisar las cosas—. Guirnaldas, campanitas, bolas… aquí está la estrella.

— ¡Oh mira, también hay gorros!

— Sakura, mira esto —señaló dentro de la caja a la vez que sonreía con picardía.

— ¿Un muérdago?

— Creo que nos vamos a divertir mucho con… —dijo la rubia kunoichi cuando la gran puerta del salón fue abierta, permitiendo ingresar a unos shinobi.

— ¡Aquí está! —dijo Kiba estando sobre el lomo de su perro, quienes llevaban el pino.

Ino rápidamente escondió el objeto que tenía en sus manos— ¡Hola muchachos!

— ¿Por qué tardaron tanto? —preguntó Sakura.

— Lee no se decidía… —contestó Shikamaru, a lo que el mencionado rió apenado.


— ¡Hinata, lo haces muy bien! —dijo Tenten admirando la manera en que la peli azul decoraba una torta con crema.

— Gracias —rió alegre—. ¿Quieres intentarlo?

— Seguro.

Tenten continuó con la decoración, tratando de ser lo más cuidadosa posible para no estropearlo. Neji, al lado de ella, lavaba algunos recipientes y demás cosas que Hinata le alcanzaba. Chōji llevaba varios platos ya listos cuando pasó cerca de la castaña, chocando sin querer su codo.

— ¡Lo siento! Es que no veía por donde caminaba.

— Ay… lo siento, Neji —dijo Tenten al ver que su compañero había recibido crema en la nariz, cuando se suponía que debía dirigirse hacia el pastel. El Hyūga, con los ojos fijos en ella, la miraba de una forma para nada agradable— No me mires así… —dijo con las manos delante de ella a modo de protección— Eh… sólo quería endulzar esa expresión aburrida en tu cara —bromeó entre risas—. ¡Oh espera! —dijo colocando una cereza sobre la crema en su nariz— ¡Ahora te ves más dulce!

Por esta vez, ignoró sus burlas y se limpió el rostro justo cuando Ino y Sakura entraban a la cocina.

— ¿Cómo va todo por aquí? —preguntó la peli rosa.

— Ya casi terminamos —le respondió el joven Akimichi.

— ¡Perfecto! Entonces ustedes dos vayan con Shikamaru y el resto que nosotras nos encargamos de lo que falta —dijo Ino empujando tanto a Neji como a Chōji fuera de la habitación.

Las cuatro amigas terminaron de cocinar los últimos postres y limpiaron la cocina mientras que tres de ellas, sobre todo Ino, mareaban a Tenten haciéndole preguntas con respecto al chico de largos cabellos.


—Ya sabes cómo es ella, Shikamaru, siempre es lo mismo "¡Naruto-kun, Naruto-kun!" "Naruto-kun esto, Naruto-kun lo otro". Pero la realidad es que Naruto apenas se daba cuenta de su existencia cuando Hinata estaba cerca de él. Además al tonto le gusta Sakura.

— Otro caso más para afirmar que las mujeres son un dolor de cabeza…

— Y a diferencia de él, yo siempre estuve a su lado, pero no creo que ella se haya fijado en mí alguna vez…

— Yo no estaría tan seguro, Kiba. Han pasado dos años aproximadamente desde que Naruto se fue a entrenar con Jiraiya-sama, y me parece que lo menciona menos.

— ¿Tú crees, Shino?

— Tal vez es tu oportunidad —le aconsejó el chico de gafas oscuras.

Los tres shinobi estaban descansando un rato. El perezoso Shikamaru recostado en el piso y Kiba y Shino sentados sobre la caja.

— Sí, eso mismo pensé —dijo Kiba un poco más animado—. Por eso quiero aprovechar esta noche y decirle a Hinata que… que yo… bueno, ustedes saben. Esperaré el momento adecuado… ¡y entonces se lo diré!

— Pues buena suerte, amigo —le dijo Shikamaru.

— Sí, gracias. Aunque, ¿se imaginan tener al huraño y malhumorado de Neji como cuñado? —comentó antes de echarse a reír.

— ¿Yo qué? —dijo haciendo hincapié en la última palabra.

Kiba escuchó al Hyūga a sus espaldas e inmediatamente se dio vuelta— ¡Ne-Neji! Decía q-que… que qué afortunado eres de tener a alguien tan linda y amable como Hinata… —se interrumpió a sí mismo dándose cuenta que estaba empeorando las cosas— digo, digo…

El Hyūga se acercó peligrosamente, quedando sólo a centímetros de un nervioso Inuzuka— Si llego a saber que le hiciste algo a Hinata-sama, te arrepentirás.

— ¡No te preocupes Neji! ¡Nunca le haría algo malo!

— Veo que no fui claro. No dije algo malo, dije que si llego a saber que le hiciste algo a ella, lo que sea, date por muerto. ¿Me explico?

— Sí, claro. Lo que tú digas —le contestó lo más sincero que pudo, ya que no deseaba tener un problema con el joven de ojos blancos. No es que Kiba no creyera en sí mismo, sino que quería evitar un enfrentamiento innecesario.

Antes de que el chico-perro terminase de hablar, Neji se había dirigido a los otros shinobi— ¿No estaba Lee con ustedes?

No hizo falta que nadie responda, ya que en ese momento el chico entraba corriendo al salón cargando una gran cantidad de sillas encimadas— ¡Vamos compañeros! No dejen que la llama de su juventud se apague por un poco de frío. Será mejor que empiecen a trabajar.

— Tiene mucha energía —comentó el Nara observando a Lee dejar las sillas en el suelo y después correr a traer más.

— Tendrías que pasar una semana entera con él para que vieras realmente qué tan enérgico puede llegar a ser —le contestó Neji después de cruzarse de brazos.

Los cinco shinobi siguieron a Lee. Faltaban pocas horas para que empezaran a llegar los invitados, pero Shikamaru confiaba en que terminarían a tiempo.

— Veamos… ¿mesas y sillas? —dijo el chico tachando en una lista lo que ya estaba hecho.

— Listo —respondió el Jōnin Hyūga colocando las últimas.

— ¿Manteles?

— Sólo faltan unos cuantos más —le comunicó Shino encargándose de la mantelería junto con Chōji.

— Muy bien. Lee, ¿terminaste de colocar las luces del árbol de navidad?

— Eh… yo… —respondió luchando por sacar los cables que se habían enredado en su cuerpo— Ya casi… termino… ¡Ah! —exclamó al tropezar y caer al piso— Creo que voy a necesitar ayuda.

Shikamaru lo miró divertido para luego tachar en el papel— Sí, luces listas.

Neji negó con la cabeza desaprobando la actitud de su amigo y luego se agachó para ayudarlo. Pasaron unos minutos— ¿Cómo demonios hiciste para enredarte de esta manera? —dijo entre dientes tratando de desenredar los cables, sin éxito alguno— Uff… Creo que no tengo elección, tendré que usar…

— Espera, Neji. Yo lo haré.

El chico de largos cabellos se cruzó de brazos y observó escéptico al Aburame siguiendo con la vista sus movimientos. Shino extendió un brazo y por debajo de la manga comenzaron a salir insectos, los cuales volaron hacia las luces en las que Lee estaba enredado y se filtraron entre los nudos moviendo los cables aquí y allá. En un minuto, Lee quedó liberado. Neji rodó los ojos.

— Gracias, Shino-kun.

— Kiba, ¿la músi…? —Shikamaru se interrumpió a sí mismo al escuchar en ese instante música a todo volumen— ¡Baja el volumen, Kiba!

El chico Inuzuka se encontraba en un duelo con el equipo de estéreo debido a sus uñas particularmente largas, motivo por el cual presionaba sin querer botones simultáneamente; y mientras intentaba descubrir cómo funcionaba, la música pasó por el rock, heavy metal, alguna tonada romántica, entre otros.

— ¿Dijiste algo, Shikamaru?

El Nara se acercó tapándose los oídos— ¡Qué bajes el volumen!

— ¿Qué? No te escucho.

— ¡APAGA ESA COSAAAAAA!

Silencio. Absoluto.

— Tampoco tenías por qué gritar —Kiba alzó los hombros—. Este aparato es muy complicado… —dijo a modo de excusa.

— Sólo dame eso y ve con los demás.

Unos minutos más tarde en la entrada del salón, Neji acumulaba chakra en sus pies para trepar por la pared a un costado de la puerta mientras que en la mano sostenía lo que parecía ser una pancarta de bienvenida.

— Kiba, toma el otro extremo.

— Ya voy, ya voy… —contestó con los brazos detrás de la cabeza y luego hizo lo mismo que el chico de ojos blancos tomando la tela de manera que la pancarta quedara arriba de la puerta— Lee, dinos si está derecho.

El ninja del suéter verde los observó desde abajo pensando unos segundos antes de contestar— Mmm… Neji sube un poco —le indicó y él así lo hizo—. Un poco más.

Neji alzó el brazo un poco más, pero vio que la expresión en el rostro de su amigo seguía igual— ¿Ahí está bien?

— Kiba-kun, tu baja un poco por favor —dijo mirando a través de un cuadrado formado con sus dedos— ¡Perfecto! —alzó el pulgar y sonrió destellantemente.

— ¡Al fin! —exclamó el chico-perro para luego sujetar la tela con un kunai.

El Hyūga hizo lo mismo— No debiste consult… ¡achú!

— Ya es la tercera vez que estornudas… ¿No te habrás resfriado por andar revolcándote en la nieve con Tenten, o si? —dijo burlonamente.

Neji cerró los puños haciendo un esfuerzo sobrehumano para conservar la poca paciencia que le quedaba, guardando las ganas de golpearle la cara al Inuzuka.

— De hecho, dicen que si estornudas tres veces seguidas es porque alguien está hablando de ti —explicó Rock Lee con demasiada seriedad.


El gran salón, que había sido seleccionado y preparado especialmente para la celebración navideña de ese año, finalmente abría sus puertas esa noche. El ambiente era agradable y cálido, ya fuera por los aromas de los deliciosos platos que abrían el apetito a cualquiera, o por la despreocupación y alegría de todos. Probablemente, fueran las dos cosas.

Personas de todas las edades ingresaban al lugar, algunas bien vestidas, al igual que como lo estaban los dos shinobis parados en la puerta, haciendo de recepcionistas.

— Custodiamos la entrada a la aldea, y ahora nos hacen trabajar como recepcionistas —se quejó Kotetsu.

— Sé que no debería quejarme pero la verdad es que preferiría estar ahí adentro. Todos riendo, comiendo, bailando… —dijo su compañero, Izumo, antes de que llegaran unos invitados e inmediatamente cambió su postura y su expresión por una más acorde— Buenas noches, pasen por aquí por favor. Disfruten de la fiesta.

Kotetsu esperó a que se fueran, entonces ambos relajaron sus cuerpos otra vez y él siguió hablando— Encima no podemos descuidar nuestra apariencia, y está empezando a hacer frío aquí. Ahhh… —suspiró— Espero que dejen algo para nosotros…

— Descuida, Genma ya nos guardó comida por las dudas —contestó Izumo mirando a Genma quien, no muy a gusto, hacía de mesero y ofrecía distintos platos a los invitados.

— Yo me refería a las chicas —dijo el otro—. Este año no tuve suerte en el amor.

— Ahh… es verdad, yo tampoco.

— ¡Hey! Feliz Navidad. Oigan ¿por qué esas caras largas?

Ambos Kotetsu e Izumo giraron a ver a las tres personas delante de ellos— ¡Ah! Ustedes son los que vinieron de Suna, ¿verdad? —dijo Izumo y luego leyó sus nombres en la lista de invitados— Kankurō-san, Gaara-san y Temari-san. Bienvenidos.

— Adelante, pasen y siéntanse cómodos.

— Gracias —agradecieron los tres hermanos.

— Bueno, ya llegamos —dijo Kankurō una vez que entraron al salón.

— Todos se ven muy animados —comentó con curiosidad la rubia kunoichi a su lado.

— Así es, Temari. Pero… ¡mira cuanta comida!

— ¡Hola chicos! Ha pasado tiempo —saludó Shikamaru levantando la mano.

— Ah hola, niñito llorón —dijo la chica burlonamente.

— Ahh mujer… ¿Vas a recordármelo todo el tiempo?

— No puede ser, tú eres… ¿Kankurō? —dijo Kiba asombrado, quien estaba parado al lado de Shikamaru.

— Claro que soy yo.

— Vaya, no te había reconocido sin la pintura en tu cara.

Hacía varios minutos que estaba ahí dentro. Mirándose en el espejo, aprovechó la quietud para reflexionar un poco, estando aislado del ruido y la música. Sabía que no era el momento adecuado para andar pensando sobre esas cosas, pero todo había pasado tan rápido, que de repente su vida había dado un giro inesperado. Le había parecido estúpido tener que entrar al baño de hombres para poder estar tranquilo, pero necesitaba pensar en ella, sobre lo que les estaba pasando; sobre los nuevos sentimientos y sensaciones que nacían en su interior al estar cerca de ella y que él estaba experimentando, que ambos estaban experimentando.

Pero si era un baño…

— Hola, Neji-kun.

— Ebisu-sensei —le dijo al hombre que acababa de entrar.

— Ya que te encuentro aquí, quería agradecerte por reemplazarme durante estos quince días. Espero que mis alumnos no te hayan causado muchos problemas.

— No demasiados… —contestó caminando hacia la puerta, entonces se detuvo— ¿Cómo está su brazo?

— Ah mejor, gracias a Tsunade-sama. Sólo debo descansar unos días más.

— Entiendo.

Sí, entendía que probablemente tendría que hacer otra misión con esos chiquillos. Después de cruzar la puerta, caminó unos metros por un pasillo y se detuvo repentinamente.

— ¿Qué está haciendo por aquí? Pensé que estaría con los demás —comentó con indiferencia.

— N-Nada, es sólo que yo… bueno… yo quería… n-no, nada —dijo una chica con voz dudosa atrás de él.

El joven Jōnin sabía muy bien que esa forma de hablar, la intencionalidad de su voz, significaban que había algo que su prima quería decir. Giró su cuerpo para verla.

— ¿Quería decirme algo? —Neji, curioso, vio como ella le sonreía afectivamente.

— Ehh… bueno yo… … Me alegro de que estés feliz, Neji-niisan. Se te nota en la cara —Hinata le habló con sinceridad, tal y como siempre era ella. Y Neji se mostró realmente asombrado con sus palabras, simplemente porque no había esperado ese tipo de reconocimiento hacia él mismo—. Su-Supongo que es… a causa de Tenten que… tú… te veas feliz, que sonrías más seguido. De verdad me alegro porque… Neji-niisan… tú te lo mereces.

— ¡Oye! ¡Hinata, ven! —una voz se escuchó a lo lejos.

— Bueno, e-eso es lo que pienso —concluyó para luego dirigirse a través del pasillo detrás de Neji, el cual conducía al salón desde donde la habían llamado.

Neji no se movió ni un centímetro.

Siempre había existido una relación de respeto mutuo entre ellos -encapsulando aparte el tiempo en que Neji manifestaba odio y rencor contra la casa principal, y obviamente contra ella- y de hecho continuaba existiendo. Hinata, por su lado, intentaba constantemente estrechar un poco esa distancia formal que los separaba, aquella que él marcaba. Porque con límites bien diferenciados, era la forma en que se sentía seguro. Aún así con el paso del tiempo, la distancia parecía no ser tan larga como antes, ya fuera porque Neji había cedido o no, eso era algo dudoso; pero Hinata había conseguido hablar más cómoda y abiertamente con él en varias oportunidades. Y Neji, si bien en contadas veces, se había expresado más amenamente hacia ella; siendo, quizá, más humano, más fraternal. Claro que a su manera.

Y mostrarse asombrado frente a su prima como recién lo había hecho era un claro ejemplo, ya que de tratarse de otra persona, seguramente su expresión no habría cambiado.

Las palabras de ella seguían dando vueltas en su mente. ¿Estaba sonriendo más seguido? La verdad era que no lo había notado. ¿Era feliz? Ahora creía que empezaba a serlo.

— Su atención, por favor —habló Shizune frente al resto—. Tsunade-sama les dirigirá unas palabras.

— Gracias a todos los presentes por concurrir. Pasamos tiempos difíciles pero la aldea ha progresado mucho este año. ¡Buen trabajo a todos! Gracias también a los ninjas de Suna por acompañarnos esta noche. ¡Disfruten del festival!

— ¿Sabes algo, Neji? —dijo Tenten llevando instintivamente las manos detrás de su espalda. El Hyūga musitó un "qué" y ella alegre continuó— Después de que te fuiste de la cocina con Chōji, las chicas comenzaron a hacerme preguntas…

— ¿Preguntas?

— Sí, preguntas sobre ti —sonrió divertida al observar un pequeño sonrojo en las mejillas del chico. Luego inocentemente volvió a hablar—. Me preguntaron si nos besamos, cómo, dónde y cuándo fue; cómo eras tú en la relación… y… otras cosas. ¿Quieres saber qué les respondí?

— Creo que prefiero no saberlo —dijo pensando en que solamente sería cuestión de horas para que lo divulgaran abiertamente y todos lo supieran.

Tenten supuso lo que él estaría imaginando— Descuida. Conservé nuestra intimidad.

— ¡Aquí están, mis juveniles amigos! —exclamó el chico de grandes y redondos ojos, quien sostenía una cámara de fotos— ¡Oh, este es un momento único! Déjenme tomarles una fotografía —Tenten agarró el brazo a Neji -percibiendo que podría escaparse- y saludó a la cámara, mientras que él miró hacia otro lado— ¡Sonrían!

— Lee, ¿de dónde la sacaste? —quiso saber la chica.

— La compré hace unos días. ¡Es genial!

Rock Lee le pidió a Kakashi, quien estaba cerca de ellos, que les tomara una foto a los tres. Neji en el medio, Lee a su izquierda sonriendo ampliamente y Tenten a su derecha formando una V con los dedos. Luego el chico se alejó de ellos para tomar más fotografías.

Tanto ella como el Hyūga se quedaron callados, esperando a que el otro hablara. Entonces la kunoichi de cabello castaño creyó que ese era el momento oportuno para decírselo; decirle lo que había estado pensando hace un rato.

— Neji… yo… tengoquedecirtealgo —pronunció de manera apresurada poniéndose nerviosa.

— Habla más despacio. ¿Qué dijiste? —dijo él con su habitual calma.

Tenten sintió que su corazón se aceleraba cada vez más. A pesar de eso trató de calmarse tomando aire y así poder decir palabra por palabra— Hay… algo que he querido decirte desde esta mañana —hizo una pausa para pensar bien lo que iba a decir—. Neji, quiero decirte que…

— ¡Neji-niisan! —una niña de cabello castaño y grandes ojos blancos corrió hacia el joven para luego saltar sobre su espalda sujetándose de sus hombros.

— ¡Hanabi-sama! —exclamó Neji, un poco por la sorpresa y un poco por el susto que ambos se habían dado.

— Al fin te encuentro, Niisan —dijo Hanabi con una sonrisa mientras Neji la bajaba al piso—. Te estaba buscando. Quiero que vengas conmigo —la niña tomó su mano.

— Espere, Hanabi-sama…

— Vamos, vamos —insistió jalándolo de la mano—. Mis compañeros de clase te quieren conocer. ¡Ven por favor! ¡Sólo es un minuto!

La pequeña Hanabi se llevó a Neji mezclándose entre la gente, dejando a una Tenten atónita. Pero enseguida la chica de ojos almendrados sonrió contagiada por la alegría de la pequeña y luego suspiró aliviada. Eran unas simples palabras pero al estar frente a él le costaba decir aquello que quería expresar. Supuso que después se lo diría, por lo menos ahora tenía más tiempo para prepararse ella misma.

Decidió alejarse del centro para tener un mayor panorama y poder observar alrededor. Todos la estaban pasando muy bien, las risas se escuchaban por todos lados. Kakashi y Gai se encontraban bebiendo copas y más copas; tal parecía que era otro de sus duelos. Tenten se dio cuenta que no era la única que había sentido curiosidad por ver finalmente el rostro del líder del equipo 7 ya que varios shinobis miraban atentos, pero por alguna razón -razón que la kunoichi desconocía- Kakashi llevaba puesto un disfraz de Santa Claus por lo que la barba postiza no dejaba ver nada. Ella no podría saber quién ganaría pero lo que sí sabía era que ambos terminarían ebrios. Luego vio que sus amigos estaban todos juntos, alrededor de… ¿un muérdago? Sí, eso era, y debajo del muérdago una pareja, que a su parecer, se veían lindos.

— No voy a hacerlo. Ya bastante que me obligaron a usar esto —señaló el adorno con cuernos de ciervo que tenía puesto en la cabeza.

— Vamos Shikamaru, no seas aburrido —insistió Ino.

— Todos estamos esperando —continuó Sakura y entonces vio a Lee prepararse con la cámara—. Vamos, sólo una vez.

— Dije que no.

Temari rió— ¿Acaso tienes miedo? Perderás contra una mujer otra vez —dijo apuntando justo en el orgullo del Nara.

— No voy a perder contra ti, mujer —dijo enfrentándola.

— Entonces hagamos esto rápido.

Y para sorpresa de todos Temari besó al joven Nara quien se sonrojó inmediatamente. Ambos fueron iluminados por el flash de la cámara. Más tarde, Lee sacó a bailar a la chica de cabello rosado, dejando su cámara en manos de Shino.

Tenten salió a la azotea y caminó hasta la baranda pudiendo ver desde allí el jardín del salón, que si bien hacía algo de frío, era un lindo lugar para estar. Tanto la terraza como el jardín estaban iluminados por faroles con velas dentro y tenían bancos rectangulares de piedra adornados con cadenas. Y por supuesto, había nieve acumulada en los rincones, así como también en los arbustos y copas del par de árboles que había en el jardín.

Un viento juguetón despeinaba el flequillo de la kunoichi. No había creído que alguien subiría ahí arriba, hasta que una chica de cabellos azulados y particulares ojos blancos se acercó a ella.

— Hola Hinata —la saludó con la mirada puesta en el jardín, aunque en realidad no estaba mirando algo precisamente.

— Ho-Hola. ¿Qué hacías aquí arriba?

Tenten giró la vista para mirar a la chica parada a su lado y después sonrió suavemente a la vez que negaba con la cabeza— Nada —volvió la vista al frente—. Solamente estaba pensando.

— Entiendo. Tú lo aprecias mucho, ¿verdad?

— Sí —suspiró— Hinata… no te das una idea de cuánto lo quiero.

En ese momento ambas observaron al marionetista de Suna correr por el jardín siendo perseguido por Akamaru. Finalmente el perro lo alcanzó saltando encima de Kankurō, y Kiba, quien iba detrás de ellos, reía a carcajadas. Ambas chicas sonrieron divertidas.

— ¿Y por qué no se lo dices?

— Quise decírselo, pero justo en ese momento me pongo nerviosa, me trabo con las palabras… ni siquiera estoy muy segura sobre qué decirle.

— Umm… Si-simplemente dile lo q-que sientes, Tenten. Sólo eso.

— ¿Lo que… siento?

Hinata asintió— ¿Qué es lo que sientes, Tenten?

La chica de pelo castaño apoyó las manos sobre la barandilla y contempló una vez más el entorno que la rodeaba. ¿Qué era exactamente lo que sentía? No estaba completamente segura de cómo expresarlo, pero decidió seguir el consejo de su amiga.

— Lo que siento… —Hinata desvió por un segundo la mirada pero luego siguió escuchando atentamente lo que la castaña iba a decir— Es más puro que esta nieve. Más cálido que estas velas. Mis sentimientos por él continúan inquebrantables… como esta cadena.

Cerró los ojos, deseando que fuera así de fácil estando frente a él. Tan abstraída estaba que los sonidos provenientes del salón parecían no llegar a sus oídos; todo parecía estar en completo silencio para ella.

— ¿Podría dejarnos a solas, Hinata-sama?

Tenten abrió los ojos desmesuradamente en una clara muestra de sorpresa al reconocer aquella voz detrás de ella.

Hinata le sonrió a ambos y antes de irse, dijo— Claro, primo.

Tenten se dio vuelta y vio que Neji se había acercado a ella estando a unos pasos de distancia.

— Dímelo, Tenten. No tengas miedo.

— No tengo miedo, Neji —le respondió ella—. Es sólo que mi corazón está teniendo un ataque de nervios ahora mismo… y de hecho, lo tiene cada vez que tú estás cerca.

Neji dio los únicos dos pasos que los separaban y luego tomó su mano entre la suya y la puso sobre su pecho— ¿Lo sientes? Mi corazón late como loco, incluso está más nervioso que el tuyo.

Entrelazando su mano con la de él, Tenten sonrió con dulzura y apartó ambas manos suavemente para así descansar la cabeza en su pecho— Quiero estar así… siempre —susurró.

Durante el silencio de los dos, el joven Hyūga soltó la mano de ella con la intención de rodearla entre sus brazos atrayéndola más hacia él.

Ella soltó una pequeña risita, haciendo que el chico la mirara con curiosidad— Parece como si tu corazón estuviera hablando.

Neji sonrió de costado— ¿Y qué es lo que te dice?

Tenten alzó la cabeza para mirarlo, con un inevitable rubor en sus mejillas— Que quieres besarme.

Y la besó, sin prisa alguna pero con intensidad. Ante los demandantes labios de él, ella le respondió con la misma pasión, manteniendo el mismo ritmo.

Neji se apartó sólo unos centímetros, apoyó su frente contra la de ella y entonces, sonriendo, murmuró— Te extrañé.

Jugando con un mechón del cabello de él entre sus dedos, le contestó divertida— Neji, pero si hace menos de una hora desde que Hanabi te llevó con ella.

— Te extrañé —repitió—, estos últimos cinco meses.

La sonrisa de Tenten se amplió, en un gesto de pura alegría— Te amo —le dijo entre pequeños besos—. Te amo una y otra vez.


— ¿K-Kiba-kun?

Una chica de largos cabellos azulados miraba confundida al joven Inuzuka quien hacía varios minutos que intentaba decir algo. Cierto era que él hablaba por demás y nunca tenía problemas en decir lo que pensaba, sin preocuparle lo que otros pudieran opinar. De manera que no entendía por qué ahora estaba balbuceando.

El chico soltó una risita nerviosa mostrando sus largos colmillos— Ehhh… lo que quiero decir es… bueno… es algo que me pasa desde hace un tiempo pero… supongo que tú no lo sabes porque… bueno… siempre estabas observándolo a él y… ehh… a lo que me refiero es…

— Está tardando mucho, ¿no creen? —comentó Chōji a Shikamaru y Shino quienes observaban la particular escena. Los dos últimos asintieron.

— No te entiendo… Kiba-kun

— Hinata yo… —dijo colocando las manos en los hombros de ella— Tú me gustas mucho.

De repente sintió que la chica se deslizaba entre sus manos, y a pesar que intentó sujetarla, ella cayó al suelo.

— ¡Hinata! ¡Oye Hinata! ¡Despierta!

Kiba se acuclilló a su lado para intentar que reaccionara moviéndola ligeramente. Cuando se despertó, se incorporó lentamente quedando de rodillas. Él no sabía qué hacer.

— Lo siento, Hinata. ¿Estás bien?

— Habría que darle un empujoncito —sugirió Shikamaru— ¿Tú qué opinas, Akamaru? —preguntó mirando al perro que estaba sentado a su lado. Shikamaru vio que el perro le contestó con un pequeño ladrido y entonces se dirigió en dirección a su dueño pasando por el costado de él y, en efecto, lo empujó.

Kiba tuvo que sostenerse con las manos en el piso extendiendo los brazos detrás de su espalda para no caerse.

— Kiba… kun…

Él posó sus ojos en los labios de Hinata cuando pronunció su nombre con esa tímida y dulce voz que tanto conocía. Su nombre nunca había sonado tan bien. Y eso, había sido el detonante para que el chico de mirada salvaje juntara sus labios con los de ella. Al principio el choque fue algo torpe, pero consiguió acomodarse mejor; impulsiva e instintivamente, tal y como él era.

Pronto los fuegos artificiales se hicieron presentes y todos salieron al jardín para disfrutar del deslumbrante show de luces en el cielo. Nadie quería perdérselo, ni siquiera Kiba que tomó a Hinata de la mano y salieron junto con los demás.

Todos exclamaban asombrados ante las distintas combinaciones de colores. Algunos explotaban más alto que otros, o eran más ruidosos o más brillantes. Todos contemplaban la noche iluminándose de colores; todos menos una pareja de ninjas que parecían compartir el mismo entusiasmo que los otros pero por algo más…

Hanabi estaba más que asombrada, la pirotecnia siempre le había fascinado. Sus grandes ojos se movían constantemente de un lado a otro apreciando los fuegos artificiales. Y fue entonces cuando vio a la pareja besándose en la azotea del salón.

— Neji… niisan… —los labios de la pequeña Hyūga formaron una perfecta "o" a modo de sorpresa debido a lo que sus privilegiados ojos estaban viendo.

Neji la besaba con fervor, con locura. Ambos en una coordinación perfecta. Si se le acababa el oxígeno no le importaba, porque ella se lo daría. Y por primera vez no estaba pensando en nada. Había dejado a un lado su mente analítica y lógica, porque no existía lógica cuando de sentir se trataba. La lógica y los sentimientos no eran compatibles. Sólo importaba ella, ese momento y todas las sensaciones y reacciones que Tenten causaba en él. La aferró más entre sus brazos, de manera posesiva, y ella enredó sus dedos en su cabellera castaña.

De un momento al otro, la expresión de Hanabi se tornó en una gran sonrisa. Sabía que si no lo hacía ahora no tendría otra oportunidad, al menos no una como esa. Echó un vistazo alrededor y vio cerca de ella a un ninja del clan Aburame, compañero de equipo de su hermana. Sin decir una palabra le quito la cámara que él tenía en la mano y se alejó un poco buscando una buena posición.


— ¿Cansada? —dijo el marionetista de Suna sentándose al lado de la rubia kunoichi cuando ya la mayoría se habían ido a sus casas.

— Hm… algo —respondió ella—. ¿Tuviste oportunidad con alguna chica? —se atrevió a preguntar.

— No, hoy no tuve suerte —dijo irónico—. ¿A ti cómo te fue? —Ino movió la cabeza de un lado a otro— Ah entiendo.

Ambos se quedaron callados, esperando a que el otro hablara. Hasta que Kankurō decidió arriesgarse. Carraspeó la garganta para llamar su atención— Estaba pensando que… como la Hokage nos invitó a quedarnos un par de días… tal vez mañana podrías mostrarme tu aldea y mientras tanto conocernos más.

Ella sonrió con gracia— Claro. Me encantaría.

Tenten abrió la puerta de su departamento— Eh… tengo… —titubeó improvisando una especie de invitación— Tengo chocolate caliente y malvaviscos y… ya sabes… estando sola no tienen la misma dulzura.

Neji mostró una ligera sonrisa ante la forma inusual con la que ella se había expresado— De acuerdo.


— ¡Mira lo que tengo! —exclamó Lee mostrando el sobre que traía en las manos al día siguiente.

— ¿Qué es eso?

— ¡Las fotos de la fiesta! Acabo de llevarlas a revelar.

La castaña notó las ojeras de su amigo— ¿No has dormido nada?

— Es que no podía aguantar para verlas. ¡Son increíbles!

Ella tomó el sobre y comenzó a ver las fotografías. Una foto del equipo 10, con Shikamaru y su aburrida expresión, Ino algo distraída y Chōji sonriendo alegre; una linda foto familiar de los hermanos de Suna; también una del equipo 8 y la que Kakashi les había tomado a ellos tres; algunas fotos divertidas, como en una en la cual los más chicos jugaban con la comida e Iruka vigilándolos desde atrás, o en otra que Tsunade parecía protestar señalando acusadoramente y que a juzgar por las botellas de sake sobre la mesa estaría ebria, junto con esas fotografías en otra aparecía Kakashi disfrazado con niños encima de él; algunas más tiernas, como la del beso de Temari y Shikamaru, y en otra estaba el Inuzuka con una gran sonrisa rodeando con un brazo a Hinata. Y entre todas esas encontró una en particular que le llamó la atención, en la que aparecían dos personas -que reconoció al instante- besándose en la terraza del salón siendo iluminados por los fuegos artificiales detrás de ellos. Contempló la foto con una sonrisa risueña hasta que escuchó un ruidoso ronquido. Desvió la vista en dirección de donde provenía el ruido y soltó una risita al ver a Lee dormido profundamente.

— En algún momento su energía se tenía que acabar —dijo Neji tras salir de una de las habitaciones del departamento de la castaña.

— Debería decirle que vaya a su casa a descansar.

Caminó dentro del living hasta donde ella estaba sentada y su otro compañero desparramado, literalmente, en el suelo— No creo que despierte por unas cuantas horas —observó la fotografía que yacía dada vuelta en el regazo de ella y luego se inclinó para tomarla pero Tenten se lo impidió alejándola de él— ¿Qué haces?

— Nada —contestó con inocencia.

— Déjame ver —insistió extendiendo el brazo para arrebatárselo de la mano de Tenten.

— No te va a gustar —dijo a la vez que lo evadía por el costado deteniéndose del otro lado del sofá.

La persiguió una vuelta alrededor del sofá quedando otra vez en los mismos lugares. Tenten reía divertida pero se detuvo cuando él cruzó de un salto hasta el otro lado teniendo ella que defenderse con su mano libre, la cual Neji pudo sujetar con una mano mientras que con la otra le quitó la foto que ella escondía detrás de su espalda. Tenten bufó cruzándose de brazos en protesta por haber perdido contra él y entonces lo observó hacer una sonrisa torcida.

— ¿Qué tiene?

Neji sin quitar la vista de la foto contestó— Quien sea que haya tomado la fotografía, debe ser alguien con buen ojo.


Notas del Autor:

¡Hola! Aquí está la continuación. Muchas gracias a los que dejaron un review y agregaron la historia a su lista de favoritos, me pone muy contenta que les haya gustado. =D

Las palabras que dice Tenten que están en negrita son parte de la letra de una canción de Bonnie Pink, "Chain".

Sin más que agregar, espero que les guste.