Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto.


Reencuentreo Navideño

Amanecía en Konoha. Un nuevo día comenzaba, uno especial por cierto; no por el hecho de que ese día hacía un frío espantoso, sino porque la gente de la aldea se encontraba ocupada con los preparativos de esa noche. Noche que los niños disfrutaban más que nadie y de la cual habían estado esperando durante todo el año. Además, en esa fecha se intentaba olvidar de los problemas que cada uno tuviera y de los problemas en general por los que pasaba la aldea, para reunirse con familiares y amigos y sentir, aunque sea en ese tiempo, un poco de paz.

Claro que no todos lo veían de esa forma. Neji Hyūga era uno de ellos. A él no le gustaba celebrar ese tipo de fiestas, no le importaban esas cosas; lo consideraba una pérdida de tiempo, y menos en una situación como la que estaba pasando Konoha, en la cual sus enemigos podían atacar en cualquier momento. Para Neji, aquel iba a ser un día como cualquier otro… o eso pensaba…

Los rayos del sol entraban por la ventana de su cuarto, iluminando su rostro, más pálido de lo normal… ¿o tal vez era el crudo invierno lo que lo hacía verse más blanco? Quizás fuera eso. Quizás no.

Con pereza abrió sus ojos. Había dormido más de lo acostumbrado puesto que se sentía agotado por la última misión: nueve días atrás la Hokage le había asignado una misión de rango B que consistía en transportar unos documentos al País de los Pájaros. El equipo estaba formado por Neji, como líder, y otros tres Genin. La misión en sí no traía demasiadas complicaciones, y a pesar de que a mitad del camino fueron emboscados, el Hyūga no tuvo problemas en salir victorioso. Pero el motivo de su cansancio fue que uno de los Genin que estaban bajo su cargo se metía en un lío tras otro constantemente. El chico casi quemó los documentos por accidente cuando descansaban frente a una fogata, sino fuera porque Neji los rescató justo a tiempo; o cuando el Genin tropezó cayendo de un acantilado, siendo salvado por su líder; o cuando el mismo chico activó las trampas que sus compañeros habían colocado, por mencionar algunos. Oh si, ese chico sí que era un problema, tan hiperactivo como Naruto.


Caminaba a través de las concurridas calles de Konoha, dejando huellas tras sus pisadas. ¡Al fin había dejado de nevar! Esos últimos días inesperadamente había nevado demasiado. La gente iba de acá para allá entrando en cualquier tienda que tuvieran en frente, comprando los ingredientes para sus comidas o algún regalo que hubieran olvidado. Sin embargo ella ignoraba eso y todo lo que pasaba a su alrededor. Su mente estaba concentrada en encontrar a su compañero de equipo, y también pensaba en cómo lo iba a convencer de aquello.

Saltó sobre una rama para observar mejor el campo de entrenamiento y, como lo suponía, ahí estaba sentado bajo un árbol meditando. Mantenía el torso recto y los ojos cerrados, mientras que su largo cabello se movía levemente por la fresca brisa. Se veía tan tranquilo. Tenía que reconocer lo opuestos que eran; ella no podría permanecer quieta más de un minuto. Pero a pesar de eso y con el pasar de los años, ellos habían construido una amistad que quizás fuera más allá del compañerismo y del trabajo en equipo, sin mencionar que ella deseaba que existiera algo más.

— Es inútil que trates de esconderte, Tenten —dijo fríamente Neji, aún con los ojos cerrados.

Al instante, la castaña salió detrás de unos arbustos y avanzó con tranquilidad hasta quedar frente a él— Hola Neji, a mí también me da gusto verte.

El joven percibió el tono irónico que ella usó para con él— Hmp… —fue todo lo que expresó.

Lentamente abrió los ojos posando su opalina mirada en la de ella.

La contempló unos segundos. Esos ojos color almendra siempre le habían llamado la atención. Otro diría que eran unos ojos comunes, pero él, siendo tan observador como era, podía notar el brillo característico que éstos poseían; haciéndolos resaltar por sobre los demás. Se sorprendió al ver que ella sonreía después de las palabras intercambiadas –claro que su rostro no lo expresó– y esa sonrisa, sumada a que el sol del mediodía iluminaba su rostro, la hacía verse más alegre aún. De alguna manera le agradaba lo que veía, no sabía por qué, pero le agradaba.

Aquel contacto visual se prolongó unos instantes más en los cuales Tenten, expresando curiosidad, observó que los ojos del Hyūga se veían más… más blancos de lo usual. No estaba segura, pero los veía distintos, más luminosos, eso creía ella… ¿o tal vez era la nieve lo que los hacía verse tan bellos? Quizás era eso. Quizás no.

— ¿Qué? —la cuestionó.

— Nada —respondió encogiéndose de hombros para luego sentarse a su lado—. Creía que regresarías hoy, pero Hinata me contó que volviste ayer por la tarde.

— ¿Hinata-sama? —dijo extrañado.

Era inusual que Tenten nombrara a su prima, y más aún que se relacionaran. Neji estaba seguro -hasta ese momento- que no existía ningún lazo de amistad entre ellas ni nada parecido. Sin embargo durante las últimas semanas la Hokage le había encargado misiones a tierras lejanas, por lo que dicha relación tranquilamente pudo haber pasado inadvertida para él. Sea cual fuera el motivo, era algo que a Neji no le afectaba en lo absoluto, así que optó por no darle importancia al asunto.

Tenten asintió— Esta mañana fui a visitarla y estuvimos platicando por un largo rato. Me dijo que ya estabas de vuelta en la aldea —sus labios formaron una leve sonrisa—. La verdad es que la pasé muy bien, me agrada tu prima.

Neji no dijo nada y volvió su vista al frente. Se produjo un silencio entre ellos, sólo se escuchaba el viento que comenzaba a soplar cada vez con más fuerza.

— Y… ¿Cómo te fue? —preguntó ella refiriéndose a la misión.

— Bien.

Como siempre, no esperó a que dijera algo que no fuera una respuesta monosilábica.

— Si… eso supuse —admitió risueña.

Ninguno articuló palabra por unos minutos. Neji esperó a que ella le dijera la razón por la cual se encontraba ahí, pero al ver que no lo hacía decidió formular la pregunta directamente.

Suspiró cansado, y mirándola con el semblante serio, murmuró— Tenten, ¿qué haces aquí?

La chica se sobresaltó, pues la había tomado desprevenida— ¿Eh? Bueno… vine a verte Neji, ¿qué crees?

Éste no pareció muy conforme con su respuesta, ya que se la quedó mirando arqueando una ceja.

— Desde que te ascendieron como Jōnin has tenido misiones sin descanso prácticamente, sin mencionar el hecho de que la mayoría son de rango A o S.

— Es nuestro deber como ninjas —aclaró como si fuera lo más obvio.

— Si, eso lo sé… —refunfuñó al igual que una niña enfadada. Al instante apartó la vista de él—. Sólo quería saber cómo estabas… —susurró.

Neji se puso de pie— No es asunto tuyo —masculló con el seño fruncido.

Tenten bufó molesta, cruzándose de brazos— ¡Claro que sí! Después de ser compañeros de equipo por tantos años tengo derecho a preocuparme por la salud de ustedes —protestó poniéndose de pie—. Tanto tuya como la de Lee.

Luego de unos segundos, la voz del Hyūga se volvió a escuchar— No me respondiste Tenten —ella lo miró confundida—. Sé que viniste por otro motivo. Cuando te pregunté comenzaste a mirar en varias direcciones. Te pusiste nerviosa, pensabas en una excusa que ocultara lo que realmente ibas a decirme.

Tenten bajó la cabeza. Debía haber sabido que Neji la descubriría, él podía ver a través de ella; nada escapaba a sus ojos. Aún así le dolía que todavía Neji la tratara con ese tono frío y seco; a veces le parecía que su relación era igual a cuando se conocieron por primera vez. Pero ella era fuerte y no se dejaría intimidar por aquellas palabras, de modo que juntó valor y posó sus ojos almendrados en los blancos de él.

— ¿Quieres pasar esta Navidad con nosotros?

— No —tan directo y cortante como un kunai.

— Es sólo una simple cena —dijo Tenten ignorando su respuesta—. Hace tiempo que no estamos los cuatro juntos. Gai-sensei ha preguntado por ti el otro día —comentó con inocencia.

— Tenten, sabes que no me gusta esa clase de reuniones.

— ¡Vamos Neji, no seas amargado! Un poco de distracción no le hace daño a nadie —dijo infantilmente jalando de la manga de su camisa.

— ¡No insistas! —advirtió logrando soltarse de ella al tiempo que algo le caía del árbol.

De un momento al otro el joven tenía la cabeza y los hombros, así como también parte de su cabello, cubierto de nieve. Tenten intentó detener una risa cubriéndose la boca, pero no pudo evitarlo y estalló en carcajadas.

Neji, con el semblante molesto, comenzó a quitarse la nieve de encima— Deja ya de hacer eso —ordenó mirándola de perfil.

Poco a poco ella fue cesando luego de reírse de él como por un minuto— ¡Oh, lo siento pero no sabes lo gracioso que fue! Debiste ver tu cara —sonrió con ternura mientras retiraba la nieve que se había escabullido entre los cabellos de su compañero.

Neji no replicó, mas cuando Tenten terminó, se giró de espaldas a ella empezando a caminar— Me voy.

— ¡Te esperamos esta noche en mi casa! —exclamó Tenten.

— Estoy ocupado —dijo alejándose.

— Si… tú siempre estás ocupado… —murmuró para sí misma, no obstante el Hyūga alcanzó a escucharla.

La cocina despedía un aroma muy dulce, mezcla de vainilla y canela, que se debía a que ella estaba horneando galletas. Abrió con cuidado la puerta del horno y comprobó que ya se habían cocinado. Al sentir ese agradable aroma quiso probar una –de todas formas había hecho bastantes– y descubrió que se encontraba deliciosa. No podía creer que no se le hubiera quemado ninguna ya que ella no era una experta en la cocina. Al fin y al cabo, Hinata era buena dando concejos con respecto a esa área.


—Flashback—

Hinata entró a la sala cargando una bandeja con dos tazas de té y unos bocadillos. Entonces vio que su invitada, parada en el otro extremo de la habitación, movía su cabeza de un lado al otro observando con curiosidad todo a su alrededor. La escena le pareció cómica y soltó una risita mientras apoyaba la bandeja sobre una pequeña mesa.

Disculpa la demora, aquí traigo el té.

Al escuchar la voz de Hinata, Tenten se sobresaltó y en seguida se acercó a ella.

Ah sí, gracias —respondió aceptando la taza que le ofrecía Hinata—. Tu casa es enorme y muy linda.

La chica de cabellos azulados le agradeció y le indicó con la mano que se sentara.

Qué sorpresa verte por aquí, Tenten-san —dijo esbozando una sonrisa.

Si, ¿verdad? —rió avergonzada colocando el brazo detrás de la cabeza— Pues… como verás, vine a…

Vi-viniste a ver a… Neji-niisan… ¿cierto? —Tenten quedó asombrada al escuchar el tono de voz pícaro que la tímida y callada Hyūga usó en sus palabras, tanto que provocó que se sonrojara— Pero… me temo que no se encuentra hoy…

Eso lo sé, hoy vuelve de una misión —afirmó para luego beber de la taza.

Bueno… Tenten-san, verás… la verdad es que Neji-niisan regresó ayer durante el atardecer, pero hoy salió temprano —explicó Hinata.

Ya veo. Después de todo… es Neji.

Y era verdad. No debía sorprenderse de que su ex-compañero de equipo, siendo quien era y como era, hasta lograra terminar una misión en menos del tiempo previsto. No por nada era llamado "genio".

Por un rato no dijeron nada, mas se deleitaban con el cantar de las aves mientras los rayos del sol entraban por la ventana, brindando algo de calor en aquella mañana de invierno.

En realidad Hinata, vine a verte a ti.

¿A… a mi?

Tenten asintió sonriendo— Necesito un favor —pidió juntando sus manos.

Después de que Tenten le explicara el asunto, Hinata amablemente tomó papel y lápiz y comenzó a escribir la receta mientras le daba unos concejos.

Y eso es todo, Tenten-san —finalizó entregándole el papel.

¡Gracias Hinata! —exclamó alegre mirando el trozo de papel que tenía en la mano— Y por favor… no me llames "Tenten-san". Simplemente dime Tenten.

E-está bien… Tenten.

Estuvieron un rato más platicando agradablemente.

Bueno, ya me tengo que ir —dijo poniéndose de pie—. Iré a comprar lo que necesito y después me pondré a cocinar.

Te acompaño a la puerta —propuso Hinata señalándole el camino.

Gracias por todo, el té estaba muy rico —agradeció cuando llegaron a la entrada principal del clan Hyūga—. Y de nuevo gracias por la receta, no sabes cómo me has salvado.

Fue un placer. Por cierto, esas galletas son… las favoritas de mi primo.

¡¿Qué? —contestó Tenten abriendo los ojos como platos.

A Neji-niisan no le gustan mucho las comidas dulces. Pero cada vez que preparo esas, él siempre toma algunas.

Nunca me lo hubiera imaginado… —admitió la castaña.

Fin Flashback—

Tenten dejó de recordar para volver al presente. Entonces comprobó que todo estuviera preparado, todo en orden; la comida ya estaba lista, solamente habría que calentarla cuando los invitados llegaran.

Invitados… ante aquella palabra, el nombre y la figura de uno de ellos inconscientemente vino a su mente. Neji. Se preguntaba si vendría pero… conociéndolo, lo más probable fuera que no, así que de nada servía hacerse ilusiones. Esos eran los pensamientos de la kunoichi, y sin más –tratando de olvidar el tema– se dirigió al baño a tomar una ducha caliente.


Las calles de Konoha se iluminaron de pequeñas lucecitas de colores que brillaban contrastando perfectamente con la oscura noche, por las cuales un joven Jōnin caminaba pensativo.

En eso unos niños de aproximadamente ocho años pasaban por al lado de él. Charlaban muy alegres, tanto que sacaron al Hyūga de sus pensamientos quien los observó por unos minutos.

— Pronto será Navidad, estoy muy contento. ¡Cómo me gusta la navidad! —dijo uno de los niños.

— Claro, tu lo dices porque vendrán tus tíos de Suna y como ellos tienen mucho dinero, seguro te traerán muchos regalos —contestaba celoso el otro.

— Eso no es cierto, no es por los regalos. A mí me gusta la Navidad porque es la única vez en el año que estamos todos juntos, ya que mis padres son ninjas y no tienen mucho tiempo libre. Además mi hermano mayor se fue con mis tíos y por fin lo volveré a ver, además…

De repente Neji sintió que algo chocaba contra su pierna, y bajando la mirada a sus pies vio a una niña que había tropezado con él cayendo al suelo. La pequeña al mirar el rostro de Neji –que no expresaba nada, aunque para un infante podría llegar hasta ser intimidante– comenzó a llorar asustada al tiempo que su madre se acercaba a ella.

— ¡Miku! ¿Estás bien? —Dijo la mujer mientras la ayudaba a levantarse— ¿Cuántas veces tengo que decirte que te fijes por dónde vas? Oh señor, cuanto lo siento, perdónela. Es que mi hija es muy atolondrada —Neji arqueó una ceja al escuchar que lo habían llamado "señor".

—Miku, discúlpate con el señor.

— Pero mamá…

— ¡Ahora! Sino Santa no te traerá nada.

La niña miró con miedo al Hyūga— Lo… lo si-siento… señor…

El Jōnin, incómodo ante la situación –y luego de que lo hubieran llamado "señor"–, asintió levemente para luego apurar el paso y marcharse de allí lo más rápido posible.

Una vez alejado lo suficiente, inmerso en la quietud, una guerra de pensamientos y recuerdos se llevaba a cabo dentro de su cabeza:

"¡Me gusta la Navidad!" "…vendrán tus tíos de Suna" "…Santa no te traerá nada"

"… tengo derecho a preocuparme…" "… vine a verte, Neji…"

"… la única vez en el año que estamos todos juntos…"

"¿Quieres pasar esta Navidad con nosotros?" "Sólo quería saber cómo estabas…" "… tú siempre estás ocupado…"

— Tenten… —susurró.

"La Navidad no es sólo Santa Claus y regalos, Neji; es más que eso. Es un día para estar con la familia y con la gente que queremos y son importantes para nosotros…"

— Padre…

Cerró los ojos y sus labios formaron una sonrisa torcida— Así que de eso se trata la Navidad, ¿eh padre?

Volvió a apurar el paso guardando las manos en los bolsillos del saco al sentir el viento helado chocar contra su rostro.


La temperatura comenzaba a descender, así como también las esperanzas de Tenten con respecto a su compañero de equipo. Se acercó a la pequeña chimenea de la sala extendiendo las manos para calentarlas un poco, frotándolas suavemente. Posó su mirada en el árbol de Navidad, más específicamente en uno de los regalos que descansaba bajo las ramas; un paquete de color rojo, ni muy grande ni muy chico.

*Ding Dong

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Tenten— Ya están aquí —murmuró.

— ¡Uuuuhhhh huuuuu! ¡Lo hice! ¡Lo hice! ¡Siiiiii! ¡Lo conseguí! —gritaba eufórico el Chūnin de cejas pobladas, saltando de aquí para allá con los brazos en alto.

— ¡Bien hecho Lee! Has superado tu propio record. No esperaba menos de mi alumno —exclamó con voz grave haciendo su típica pose.

— ¡Sí, Gai-sensei! —contestó el menor llevando su mano a la altura de la cabeza, como si fuera un soldado.

— Aunque me temo muchacho que llegaste medio segundo después que yo.

— Tiene razón Gai-sensei, yo no podría haberlo hecho mejor que usted.

— Por lo tanto Lee, prepárate para la reprimenda. ¿Qué te parece 400 vueltas a la aldea? —alzó el pulgar acompañado de una sonrisa destellante.

— Discúlpeme señor, pero está siendo muy suave. ¡Serán 500 vueltas cargando 100 kilos en la espalda!

— ¡Magnífico, Lee! Esa es una estupenda regla —elogió Gai. Luego apoyó una mano sobre el hombro de su pupilo— Oh Lee, estoy muy orgulloso —dijo con un mar de lágrimas amenazando salir de sus ojos.

— Gai… Gai-sensei —contestó Lee al borde del llanto.

— Lee…

— Gai-sensei…

— Lee…

— Gai-sensei…

— ¡Lee!

— ¡GAI-SEN…!

— ¿Piensan estar mucho tiempo ahí afuera? —desde la puerta del departamento los interrumpió una voz femenina, la cual los dos shinobis reconocieron como:

— ¡TENTEN! —exclamaron sensei y alumno al unísono, a la vez que éste último la abrazaba efusivamente.

— Lee… —trató de hablar pero era sofocada por el chico.

— ¡Oh Tenten no sabes lo feliz que estoy de verte!

— Dime, Tenten ¿hemos llegado muy tarde? —habló Gai.

— No… no, para nada… —respondió soltándose del agarre de su amigo— Han llegado a tiempo, como siempre ustedes tan puntuales.

— Por supuesto. La puntualidad es esencial para un shinobi.

— A propósito: ¿Qué estaban haciendo? —preguntó curiosa, aunque estaba segura que más tarde se arrepentiría.

— Bueno, Lee y yo decidimos hacer una carrera desde la entrada de la aldea hasta aquí caminando con las manos. Nunca se debe desperdiciar cualquier oportunidad que se presente para entrenar y mejorar nuestras habilidades como ninjas —explicaba Gai.

— ¡Con razón, tus manos están heladas Lee! —le reprochó Tenten al sostener sus manos notando lo frías que estaban— Vengan, pasen adentro o se van a congelar.

— Con permiso —dijeron ambos cuando pasaron el umbral.

Al entrar se quitaron los abrigos y Tenten los guardó, no sin antes decirles que se pusieran cómodos.

Como parte de la tradición navideña, ellos habían traído unos presentes que Gai colocó bajo el árbol junto con otros más que ya estaban ahí. Entretanto Tenten encendía el horno para calentar la cena.

— Esta noche te ves especialmente bella, Tenten —la halagó Lee con honestidad.

— Gracias Lee, pero exageras —dijo sonriendo dulcemente.

Aunque ciertamente había aprovechado esta ocasión para vestir algo distinto a lo que usaba normalmente, distinto a sus ropas holgadas, algo quizás más femenino: un pantalón azul; un suéter rojo que marcaba su figura y que dejaba a la vista parte de su abdomen, con escote en V y guardas en color verde, rosa y marrón en la zona del busto y en los extremos de las mangas; en cuanto a su cabello, lo llevaba recogido en sus dos habituales moños pero esta vez sujetados con cintas rojas. No traía puesta su banda ninja, ya que por orden de la Quinta Hokage ese día nadie la usaría. Claro que Lee y Gai eran la excepción; ellos no se la quitarían por nada.

— Y… ¿Tuviste la oportunidad de hablar con Neji? —le preguntó Gai.

Tenten recordó al instante el encuentro que había tenido con el Hyūga esa misma mañana.

— Sí… hablé con él. Intenté convencerlo pero se negó diciendo "que estaba ocupado" —dijo esto último alzando los dedos a modo de comillas—. Ese Hyūga no tiene remedio… —agregó suspirando.

— Ah mi querido alumno —dijo Gai como si estuviera recordando el pasado—. Neji es un gran shinobi, pero debería explotar más su llama de la juventud. No sólo en misiones y entrenamiento. Está desperdiciando una hermosa etapa de su vida.

— ¡Oh sensei, qué palabras tan sabias! —exclamó Lee emocionado.

Por más que Gai fuera ridículo y exagerado –tanto en sus acciones como en sus palabras– esta vez Tenten tenía que reconocer que su sensei tenía razón.

— Bueno es su vida, si él lo quiere así, es su elección. Que haga lo que se le venga en gana —opinó ella, restándole importancia al asunto.

— No seas así con Neji —le dijo Lee— Yo sé lo que sientes por él, Tenten.

— ¿Qué cosas dices Lee? —preguntó asombrada.

— ¡Oh el amor! —continuó Gai— Era lo que le faltaba a nuestro equipo. El amor es tan maravilloso… y también es complicado al mismo tiempo. Oh ya puedo sentir la atmósfera romántica…

— ¡¿De qué rayos están hablando ustedes dos? —fingió que no entendía, aunque el rubor de sus mejillas no pasó desapercibido.

— Neji… él… ¿te gusta, no? —le sonrió su compañero.

— ¡¿QUÉ? —contestó poniéndose completamente roja— ¡E-ese no es el asunto!

Los dos hombres reían cómplices haciendo que Tenten se sintiera más incómoda y nerviosa todavía.

— ¡Dejen de decir estupideces! Eso les pasa por entrenar tanto. Ven, ya llegaron al borde de la locura —de repente recordó algo— ¡Cierto! Tengo que sacar la basura.

— Yo lo haré por ti —dijo su sensei con el pulgar arriba.

— Ok.

No pasó más de un minuto cuando…

*Ding Dong

— Lee ¿puedes abrirle a Gai-sensei? Tengo que apagar el horno.

— Claro.

El chico de cejas pobladas abrió la puerta, pero la persona que se encontraba del otro lado no era su sensei.

— ¡Neji! —exclamó sorprendido.

Tenten, al oír la voz de su compañero, se paralizó.


Neji enarcó una ceja ante la reacción de Lee, quien lo miraba con cara de idiota (según él).

— Si no dejas de hacer eso…

— Neji —habló Lee con una seriedad que el pelilargo nunca se hubiera imaginado—. Desde que estuvimos en el mismo grupo, siempre te consideré mi rival y al principio no nos llevábamos para nada bien.

— (¿A qué viene este discurso?) —se preguntó el Hyūga.

— Pero con el tiempo aprendimos a trabajar en equipo convirtiéndonos junto con Tenten en uno de los mejores equipos de Konoha. Ahora dejé atrás la rivalidad y te respeto como el gran shinobi que eres. Por eso… —Lee extendió su mano hacia adelante con una sonrisa amistosa, dejando de lado toda seriedad— Tiempo sin verte, camarada.

Neji no dijo nada al principio, pero luego sonrió de medio lado— Si… —contestó al tiempo que ambos estrechaban sus manos a modo de saludo.

A unos pocos metros de ellos, una silenciosa Tenten los observaba sonriendo con ternura.

— ¡Ya no puedo suprimir más mi llama de la juventud! ¡Oh, rayos! —Lee jaló al Hyūga para abrazarlo a su manera tan particular.

— Lee… suéltame ahora —dijo entre dientes en un tono no muy agradable.

Entre sus forcejeos y las risas de Tenten, Neji logró soltarse— Eres un idiota —masculló acomodando su ropa.

— Nunca cambias Lee —comentó la castaña acercándose—. Así que otra vez…

— ¡EL EQUIPO ENTERO! —Gai terminó la oración de Tenten con gritos ensordecedores corriendo a su encuentro.

Fue entonces cuando Neji descubrió que había salido de la sartén para caer en las brasas…

No supo cuando, pero de repente se vio rodeado por unos brazos que comenzaban a sofocarlo. Ya tenía suficiente con las, según él, exageradas muestras de afecto de Lee y ahora también debía sumarle las aún más exageradas de su maestro. Entonces se preguntó qué era lo que había hecho para merecer semejante equipo. Sin embargo, enseguida notó que alguien más compartía su desdicha: apretujada al igual que él, Tenten intentó sonreír para disimular lo incómoda que se sentía. Por otro lado el rostro de Neji expresaba lo irritado que se encontraba, muy al contrario de Lee y su sensei los cuales, abrazando al resto, lloraban emocionados exclamando cosas acerca de la juventud y otras sandeces por el estilo.

Con el mismo ánimo que demostraban su alegría, Gai y Lee entraron al departamento de la joven, seguidos por ésta y el recién llegado.

— Así que finalmente decidiste venir, o debería decir… ¿Finalmente te desocupaste? —sonrió con burla, apoyando las manos sobre su cadera.

Tenten sabía muy bien que al Hyūga no le gustaban las burlas, sobre todo si iban dirigidas hacia su persona; pero a pesar de ello, Tenten quiso jugar un poco con él.

Neji se cruzó de brazos y arqueó una ceja— ¿Se supone que debo responder? —contestó con sus opalinos ojos puestos en ella; él conocía muy bien los jueguitos de su compañera.

— ¡Oh no! ¡No hace falta! —soltó una risita— De todas formas es un placer para mí y un gran honor tenerlo en mi humilde hogar, Hyūga-san —dijo haciendo una exagerada reverencia.

— Actúas como una niña —sermoneó en un tono de superioridad antes de entrar al departamento.

Mientras Lee ayudaba a Tenten a poner la mesa, Neji se sentó en frente de su sensei; de manera que Lee se ubicó al lado de éste y la castaña junto al Hyūga. Una vez que todos estuvieron sentados, empezaron a comer platicando amenamente.

Debía confesar que se sentía nerviosa ya que era la primera vez que hacía el papel de anfitriona, y tal nerviosismo se reflejó en el momento en que se le resbaló el cubierto de la mano cayendo al piso. Enseguida ella inclinó su torso extendiendo el brazo para agarrarlo, pero no se percató de que Neji hizo lo mismo para alcanzarle el cubierto, lo que provocó que sus narices se tocaran y al instante se miraron a los ojos el uno al otro. Ambos se sonrojaron al sentir la respiración del otro chocar contra su piel.

Un instante que para los dos pareció una eternidad.

Neji fue el primero en reaccionar para tomar el objeto e incorporarse seguido lentamente por ella.

— Gracias… —susurró sosteniendo el cubierto que él le extendía, a lo que éste respondió con un simple movimiento de cabeza.

Más tarde Tenten se dirigió a la cocina para traer el postre; varios platillos tradicionales de Navidad.

Gai y Lee parloteaban animados; Neji descansaba la cabeza sobre su mano derecha apoyando el codo en la mesa, abrumado por los otros dos (casi tuvo que taparse los oídos). Tenten iba de acá para allá entren los estantes de la cocina, sin ser consciente de que una opalina mirada la observaba detenidamente.

No podía negar que le había llamado la atención el atuendo que ella vestía para la especial ocasión. Nunca la había visto de esa manera, normalmente ella usaba ropas holgadas, cómodas para la batalla; y nunca había reparado acerca de las voluptuosas curvas que la chica poseía. De repente una extraña sensación surgió en su interior, algo desconocido para él; sintió deseos de…"¡No!" se cacheteó mentalmente, a la vez que sus mejillas se ruborizaban. ¿En qué estaba pensando?

Neji rápidamente miró hacia otro lado cuando Tenten volvió con el postre.

Los cuatro continuaron hablando de sus vidas, sobre todo de los últimos 5 meses en los cuales poco se habían visto. Lee y Gai se veían más seguido que el resto, siempre entrenando y perfeccionándose. Tenten algunas veces se les unía.

En cambio Neji, recientemente ascendido a Jōnin, se mantenía ocupado realizando misiones la mayor parte del tiempo; y cuando no era así, entrenaba duramente en el complejo Hyūga, ya fuera con Hiashi, su tío, o con su prima. A pesar de ello, los pocos ratos libres que poseía los aprovechaba para meditar o hacer otra cosa de su agrado, o bien se veía con su compañera de equipo para entrenar juntos como años anteriores.

Primero, Gai contaba sobre su nueva victoria obtenida en el último enfrentamiento con Kakashi, luego Lee y Tenten relataban acerca de sus misiones y de los equipos que les había tocado liderar.

— Sí, son unos chicos muy simpáticos —comentaba Lee con respecto a los Genin— ¿Tu tuviste que liderar algún grupo, Neji?

El aludido casi escupió el té que estaba bebiendo al recordar su última misión. Los tres se quedaron mirándolo, esperando su respuesta.

— Sí… a Konohamaru, Udon y Moegi en la última misión.

— Ah ellos son los amiguitos de Naruto, ¿cierto? —dijo Tenten haciendo memoria de cómo eran.

— Ni quiero acordarme de ellos, sobre todo Konohamaru —suspiró cansado—. Él es igual que Naruto.

El Hyūga relató aquella misión y los "inconvenientes" que había tenido por culpa de uno de los Genin, obteniendo a cambio las risas de sus compañeros y sensei.

Tenten se levantó para preparar más té y antes de volver a la mesa notó que Neji estaba probando de las galletas que con tanto esmero ella había preparado. También notó que ya no tenía esa actitud seria de siempre, ya no mostraba esa mirada fría sino todo lo contrario; se lo veía calmo y sereno.

Se acercó a ellos y volvió a su lugar. Esta vez era Gai quien contaba anécdotas, aunque Tenten no lo escuchaba; su mente viajó unos instantes al pasado.

Sus padres habían muerto en medio de una batalla cuando ella era una niña, así que siempre estaba sola y tenía que arreglárselas como podía. Pero desde que conoció a su sensei y a sus compañeros, la sensación de soledad había comenzado a disminuir. Ahora que se encontraban compartiendo una cena navideña, Tenten reconoció que ellos se habían convertido en su familia.

Una sonrisa llena de felicidad apareció en su rostro.

Tan entretenidos estaban que habían perdido la noción del tiempo. Unos ruidos parecidos a explosiones que provenían de afuera les llamó la atención.

— ¿Fuegos artificiales? —preguntó Lee.

— ¡Ya es Navidad! —chilló Tenten mirando el reloj de la pared.

Ella junto con Lee y Gai prosiguieron a abrazarse exclamando la típica frase del 25 de diciembre.

— Feliz Navidad Neji —dijo Tenten abrazándolo afectuosamente sintiendo los latidos de su corazón acelerarse. Él le correspondió, aunque algo más reservado.

Rápidamente se separaron y ella agarró el presente con su nombre que le extendía Rock Lee.

— Es de parte de Gai-sensei y mía, para nuestra bella flor —le sonrió amistosamente.

— ¡Oh son hermosos! —dijo admirando un par de guantes morados— Lee, Gai-sensei, muchas gracias —en seguida tomó tres regalos que descansaban bajo el árbol—. Tome Gai-sensei… y este es para ti Lee. Neji, este es el tuyo… espero que te guste —le sonrió con dulzura.

El joven Hyūga agarró el paquete rojo de las manos de ella y prosiguió a abrirlo, encontrándose con una bufanda de lana azul. La acarició con los dedos para sentir la suavidad de la misma.

— ¿Tú la hiciste? —clavó sus ojos en los de ella.

— Sí… —contestó apenada desviando la vista hacia el costado— Venía haciéndolo hace un tiempo. ¿Te gusta?

— Si, es lindo. Gracias… —dijo casi en un susurro.

Tenten se asombró; no esperaba una respuesta directa de su parte. Dudosa, posó su mirada en la de él para comprobar lo que acababa de oír. Sin embargo se encontró con una sonrisa que adornaba su rostro, pequeña e imperceptible para algunos pero no para ella. Después de tantos años, conocía sus gestos y expresiones.

Probablemente, Tenten fuera la única que lo conocía mejor que nadie. Aunque el Hyūga seguía siendo un misterio para ella ya que sólo en raras ocasiones había dejado salir a flote sus sentimientos y poco sabía acerca de sus gustos y preferencias. Pero Neji era así y ella no pediría que cambiara; al contrario, lo quería tal cual era, con sus virtudes y defectos.

— Bueno, este joven y apuesto shinobi debe retirarse. Me esperan en otra fiesta —anunció Gai guiñando un ojo y con el pulgar arriba… y su reluciente sonrisa, por supuesto.

— (¿Joven?) —pensó Neji con cara de asco.

— (¿Apuesto?) —dijo Tenten para sí misma con el mismo gesto que el Hyūga.

— ¿Fiesta? —repitió Lee.

— Así es. Un festejo entre los Jōnin de Konoha y prometí que asistiría.

— Yo también tengo que irme —se apresuró a decir Lee.

— ¿Te vas con Gai-sensei? —quiso saber Tenten.

— No, quiero saludar a Sakura. Seguramente se siente sola porque Sasuke y Naruto no están —explicó inocentemente.

— Oh ya veo. Entonces ve a rescatar a tu princesa de la soledad —dijo ella entre risas.

— Gracias por la comida, estaba deliciosa, y por esta maravillosa noche también.

— No tienen por qué agradecer. Ustedes son la única familia que tengo. Tú eres como un hermano para mí —expresó alegre.

— Oh Tenten —dijo Lee con lágrimas en los ojos— ¡Tú también eres como mi hermana! —exclamó abrazándola.

— Ah Neji, tu también estás invitado —comunicó Gai—. Lo organizaron especialmente para los Jōnin.

— No gracias, me quedaré. En un rato debo volver al clan Hyūga —respondió con tranquilidad.

— Entonces ¡Nos vemos! —saludó Lee.

— ¡Chaito! —dijo Gai levantando el brazo.


Tenten cerró la puerta y al girarse vio a Neji acercarse a la chimenea de la sala y extender las manos para calentarlas.

Se apoyó contra la puerta y lo contempló en silencio. Neji traía puesto un pantalón negro y un simple suéter color celeste. Como lo había indicado la Quinta Hokage no llevaba su banda ninja, sin embargo no dejó su frente al descubierto; una venda blanca rodeaba su cabeza y cubría prolijamente la marca de maldición.

Tenten se entristeció al pensar en todo lo que él había vivido y sufrido; su manera fatalista de ver el mundo, su creencia en un destino decidido desde el nacimiento, el desprecio y el odio hacia la casa principal de su clan… todo por esa marca.

— ¿Pasa algo? —habló Neji mirándola de perfil.

— ¡No, nada! —contestó agitando las manos. Se acercó a él— ¿Por qué no fuiste con ellos? Digo, de seguro esa fiesta sería más divertida…

— Música que ensordece, emborracharse, estar rodeado de gente desconocida, hacer payasadas debido al alcohol, y al otro día amanecer enfermo además de no recordar nada de la noche anterior —hizo una pausa—. Ese no es mi concepto de "diversión".

— Siempre eres tan correcto.

— Tu preguntaste y yo te di mi respuesta —replicó alzando los hombros.

— ¿Entonces por qué cenaste con nosotros?

— Últimamente en el clan se realizan reuniones similares.

— Entonces fue por descarte —no era una pregunta—. ¡Solamente viniste porque no tenías a donde ir! —alzó un poco la voz, señalándolo con el dedo.

— ¡¿Qué? —dijo tratando de encontrar lógica a sus palabras— Me invitaste a que cene con ustedes y eso hice. ¿No era eso lo que querías?

— No cuando no lo haces por gusto —su voz denotaba amargura—. Parece que para ti todo es una obligación, sólo por compromiso.

No pudo evitar contestarle de esa manera, y es que se había esforzado preparando todo para esa noche, para que todo saliera bien y fuera especial, dando por resultado un lindo reencuentro… y él apenas se lo agradecía. Realmente creyó que por esta vez, aunque sea por esta vez, él demostraría un poco más de interés.

— ¡¿De dónde sacas semejantes conclusiones? —no podía creer lo que ella acababa de decir.

— Pues son las únicas que puedo sacar cuando no expresas nada —respondió con la vista clavada en el suelo.

Tal vez había sido muy directa. Tal vez había dicho las cosas sin pensar, tal vez no era el momento adecuado. Pero sus pensamientos habían salido de su boca sin darse cuenta.

Quizás lo había ofendido. Quizás él se enojaría y se alejaría de ella, algo que Tenten nunca querría. Pero a pesar de las consecuencias en algún momento se lo tenía que decir; por más doloroso que fuera, era la verdad. Y esa verdad le cayó a Neji como un balde de agua helada.

Estuvieron en silencio por un rato, un silencio incómodo que sólo era interrumpido por el crujir de la leña quemándose en el fuego.

Se acercó dos pasos a ella, quedando frente a frente— Tenten. Mírame —le pidió al tiempo que la sujetaba por los hombros, obligándola a subir la cabeza y verlo a los ojos— .Yo vine porque quise. No fue por compromiso, yo quería estar con ustedes. Todavía no me siento del todo cómodo en el complejo Hyūga, sólo hay unos pocos a los que reconozco dentro del término "familia".

La joven de ojos almendrados escuchaba atónita. Le pareció ver tristeza en los blancos de él.

— La Navidad no es importante para mí pero sé que sí lo es para ti y para el resto —separó sus manos lentamente de ella, cerrando los ojos.

— Neji… —murmuró sin saber qué hacer.

— Me conoces Tenten —agregó, volviendo a abrirlos—. Sabes que no soy muy expresivo.

— Perdóname Neji —habló en un tono suave. Agarró su brazo izquierdo con la mano opuesta y dirigió su vista a un costado—. Tienes razón, te conozco desde hace mucho, por eso lo que dije no tiene sentido. Lo hice sin pensar. Perdóname si te ofendí, no fue mi intención.

— No lo hiciste… y olvídalo, no fue tu culpa.

Ella no contestó.

— Lo mejor será que me vaya —se dirigió a la puerta seguido unos pasos más atrás por la chica.

— Está nevando muy fuerte —comentó Tenten al mirar por la ventana—. No es bueno salir con este clima. ¿No quieres quedarte a pasar la noche?

— Es tarde. Debo irme.

— Quédate, no quiero estar sola —rogó aferrándose al brazo de él—. Por favor…

El Hyūga la miró fijo y percibió la ternura que irradiaban esos ojos color almendra. Sin saber exactamente por qué, se vio rendido ante aquella mirada.

— De acuerdo… —dijo con el semblante relajado, esbozando una tenue sonrisa, a lo que ella contestó con el mismo gesto pero con más gracia.

Ambos se sentaron en el sofá cerca del fuego.

— ¿Puedo ofrecerte algo más?

— No, está bien. Aunque… —dudó unos instantes— esas galletas… estaban muy ricas… —confesó con un leve sonrojo sobre sus mejillas.

— Me alegra que te hayan gustado —dijo mientras traía el plato—. Aquí tienes —le ofreció una con forma de estrella.

— Esas personas de la foto… —Neji miró en dirección al portarretratos que descansaba arriba de la chimenea, en el que se podía apreciar a un hombre y una mujer abrazados, y en el medio de ellos una niña con una amplia sonrisa— ¿Son tus padres?

— Si —sonrió con nostalgia—. Ellos eran mis padres.

Neji asintió con la cabeza. Luego agregó— Cuando me acerqué hace un rato me llamó la atención. Se los ven muy felices, sobre todo a ti.

Tenten volteó a ver en la misma dirección que él— Esa foto la tomamos en la primavera, unos meses antes de que ellos murieran durante una misión.

— ¿Qué edad tenías cuando… eso pasó?

— Mmm… —dirigió su vista al techo apoyando el dedo pulgar e índice sobre el mentón, como si estuviera pensando— Tendría unos seis años, si no me equivoco —volvió la vista a su compañero.

— Nunca me habías hablado de ello —comentó colocando los brazos detrás de su cabeza, con la mirada hacia arriba.

— Supongo que no sentí la necesidad de hacerlo —expresó Tenten con sinceridad—. Cuando te conocí ya no sufría tanto por su ausencia. Desde chiquita aprendí a cuidarme yo sola, a sobrevivir —hizo una pausa—. Y cuando fuimos puestos en el mismo equipo junto con Lee y Gai-sensei, ya no me sentía tan sola como antes —le dedicó una bella sonrisa.

— Ya veo…

— ¿Puedo preguntarte algo?

Neji la miró de perfil, dándole a entender que continuara.

— ¿Nunca celebraste la Navidad? Me refiero a cuando eras pequeño, o con tu familia…

— La única vez que recuerdo fue con mi padre.

— ¿Cuántos años tenías?

— Cuatro años —contestó, volviendo la vista hacia el techo.

— ¿Cuatro años? Eras muy chiquito… ¿Sólo esa vez?

— Si. Después de la muerte de mi padre perdí total interés en ese tipo de cosas. Se supone que en Navidad uno pasa el día con familiares y amigos. Yo le guardaba rencor a la rama principal y nunca sentí aprecio ni nada parecido por ningún miembro de la rama secundaria. Así que mientras todos celebraban, yo me quedaba en mi habitación —permaneció unos segundos en silencio—. ¿Por qué la pregunta?

— Tenía algo de curiosidad.

En ese momento a Neji le vinieron imágenes de esa noche en particular.

Flashback—

Un gran pino decorado era el centro de atención de la sala de estar. Unos ojos curiosos se reflejaban en una de las esferas que adornaban aquel árbol.

¿Estás ansioso por abrir tu regalo? —dijo un hombre acercándose.

El pequeño negó con la cabeza— Padre, si Santa Claus no existe… entonces ¿Qué es la Navidad? No lo entiendo muy bien.

A tan corta edad, él ya había descubierto que Santa Claus no era real, y como niño que era, cuestionaba todo a su alrededor hasta saciar su curiosidad.

El hombre se mostró asombrado ante la pregunta de su hijo. Si bien sabía que éste era muy listo, lo había tomado desprevenido. Hizashi se agachó para quedar a la misma altura que su primogénito.

La Navidad no es sólo Santa Claus y regalos, Neji… es más que eso —dijo para luego acariciar la cabeza del niño—. Es un día especial para estar con la familia y con las personas que queremos y que son importantes para nosotros. ¿Entiendes ahora?

Mmm eso creo… —dudó el pequeño Neji arrugando su blanca frente, limpia de cualquier marca. Bajó la vista, pensando en las palabras de su padre.

¿Por qué no vas a jugar con Hinata-sama? Seguramente debe estar en los jardines.

¡Sí! —exclamó con alegría.

Sólo recuerda volver a la hora de la cena —indicó Hizashi poniéndose de pie.

¡Sí, padre! —respondió, y sin perder tiempo corrió hacia afuera.

Fin Flashback—

— ¿Neji? ¿Me estás escuchando? ¡NEJI! —llamó Tenten a un distraído Hyūga.

— ¿Qué pasa? —dijo reaccionando al instante.

— No me estabas escuchando, ¿verdad? —entrecerró los ojos, aparentando estar enojada.

— Claro que sí —contestó con seguridad—. Estabas hablando acerca de que la semana pasada fuiste a comprar flores a la tienda Yamanaka y encontraste a Sakura discutiendo con Ino y a Shikamaru quejándose, mientras que tú querías decir algo pero nadie te prestaba atención —dijo sin titubear y con suma tranquilidad dejando a una boquiabierta Tenten—. Hasta ahí llegaste con tu relato.

— Bueno… tu versión es más resumida. ¿Pero cómo es que…? Ah no importa, olvídalo.

El joven sonrió arrogante ante la respuesta de ella.

— Está bien, como quieras —en ese momento recordó algo que le estaba dando vueltas en la mente desde hacía rato—. Entonces, quiero preguntarte algo.

— ¿Qué cosa?

Neji se inclinó un poco hacia adelante y apoyó los brazos sobre sus piernas— Dijiste que Gai y Lee eran como una familia para ti, que Lee era como tu hermano. ¿Qué significo yo para ti?

— ¿Tú? ¿Qué significas para mí?

El Hyūga afirmó con la cabeza. Tenten permaneció callada unos segundos antes de contestar.

— Bueno, Neji… yo no te considero como un hermano. Tú eres mi mejor amigo —le sonrió tiernamente—. Significas mucho para mí.

Sí, él era su mejor amigo. La persona con la cual entrenaba y perfeccionaba sus técnicas, aquella que conocía sus debilidades y fortalezas. Pero no sólo eso. Era la persona que mejor la conocía. Ella disfrutaba mucho de su compañía, y si bien no era un gran conversador, él siempre la escuchaba.

Neji Hyūga era su mejor amigo y también la persona que Tenten amaba en secreto.

La respuesta por parte de la chica causó un involuntario sonrojo en el joven Hyūga.

— ¿Por qué la pregunta? —cuestionó ella juguetona, repitiendo la frase antes dicha por él.

— Tenía algo de curiosidad.

Luego ninguno de los dos pronunció palabra alguna, permitiendo que la quietud se apodere del entorno.

Cada uno sumido en sus pensamientos. El tiempo corría lento para ellos.

— Está haciendo un frío espantoso —comentó Tenten para romper el silencio, a la vez que se frotaba ambos brazos. Después se levantó para agarrar algo—. ¿Me la prestas? —preguntó señalando la bufanda azul que traía en la mano.

Neji le dijo que sí, entonces la joven volvió a sentarse en el sofá y se colocó la bufanda alrededor del cuello.

— Nunca antes había tejido. Tuve que practicar antes de tejerla —mencionó con su característica alegría.

— Yo… olvidé el asunto de los regalos. No traje nada… —dijo incómodo.

— No importa —se apresuró a responder—. El mejor regalo que pude haber recibido fue el que hayas venido esta noche y que te quedaras haciéndome compañía.

— ¿En serio? —Neji enarcó una ceja— Entonces creo que esto te va a gustar más…

De a poco fue cerrando los ojos mientras se acercaba a ella. Tenten quiso decir algo pero él se lo impidió. No supo cómo sucedió, ni cuando fue exactamente el momento en que él unió sus labios con los suyos. Ella no creyó que fuera cierto hasta que Neji la tomó del rostro con su mano izquierda para intensificar el beso. Tenten cerró los ojos y apoyó las manos sobre el pecho de él, sintiendo la dulce caricia. Suave y lentamente, ambos disfrutaban de esa experiencia, nueva para los dos.

Un estruendoso ruido, producto de los cohetes y fuegos artificiales, hizo sobresaltar a la chica. Ésta se separó apenas, lo suficiente para verse a los ojos.

— Malditos mocosos… —masculló el Hyūga, molesto por la interrupción.

— Neji… tú… sabías que yo… —dijo con dificultad debido a la falta de aire.

— Sí… lo sabía —esbozó una sonrisa—. Feliz Navidad —dijo Neji en un susurro.

Le había sorprendido que Lee y Gai supieran lo que ella sentía, ¡¿y ahora también Neji? Bueno, aunque no debía asombrarse mucho de que éste también lo descubriera…

Tenten se recostó sobre Neji apoyando la cabeza en su hombro, mientras que él la rodeó con el brazo.

— ¿Se te quitó el frío? —cuestionó irónicamente.

— Ahora sí —respondió ella.

De esa manera continuaron platicando por un largo rato, aunque la conversación se basaba principalmente en lo que ella contaba y en los comentarios que podía agregar Neji.

— La próxima vez lo hará mejor —opinó él.

Esperó a que ella hablara pero no lo hizo. En cambio, Neji sintió un peso mayor sobre su hombro.

— Tenten —la llamó, sin obtener respuesta—. ¿Tenten? —la llamó una vez más.

Neji inclinó la cabeza para mirarla, descubriendo que se había quedado totalmente dormida. Volvió a llamarla moviéndola con suavidad pero al ver que no despertaba, prefirió dejarla así, debía estar cansada.


Abrió los párpados lentamente, dejando a la vista unos bellos ojos color almendra. Bostezó y, al estirar los brazos, se dio cuenta de que estaba tapada con unas mantas y además acostada en su cama.

— ¿Cómo fue que…?

— Veo que ya despertaste —dijo Neji entrando a la habitación.

— Neji. ¿Tú me trajiste? —preguntó a la vez que se incorporaba sobre el colchón.

— Te quedaste dormida sobre mí —explicó cruzándose de brazos.

— ¿Lo dices en serio? Vaya, no me di cuenta —soltó una carcajada.

El Hyūga negó con la cabeza a modo de desaprobación.

— ¡Qué bien que dormí! —exclamó luego de levantarse de la cama.

— Ya casi es mediodía.

— Mmm y… ¿qué quieres hacer? —cuestionó.

De repente, una escena le vino a la mente. Ese beso… lo que pasó fue real, le costaba creerlo. Ni en sus mejores sueños había imaginado algo así.

— Hmp —sonrió de medio lado—. Por tu expresión deduzco que quieres hacer algo indebido, alguna perversión tal vez.

— ¡Qué dices Neji! Yo no estaba pensando en eso…

— ¿Por qué no entrenamos? —sugirió el joven— Un simple combate, hace mucho que no lo hacemos.

— De acuerdo. Pero te advierto que voy a ir en serio, no te la pondré fácil —desafió sonriendo orgullosa.

Una vez que estuvieron listos, partieron rumbo al viejo campo de entrenamiento.


Se posicionaron uno en frente del otro, manteniendo cierta distancia.

Sin previo aviso, Tenten comenzó a correr hacia él, dio un salto y, estando en el aire, desenrolló parte del enorme pergamino que llevaba en su espalda e invocó una lluvia de kunai y shuriken. A pesar de que tenía puesto los guantes de lana que le habían obsequiado, lanzó todas las armas con gran maestría directo a su oponente. Neji inmediatamente activó su Byakugan y esquivó cada una de ellas, incluso unas que rozaron su cara y la bufanda azul que traía puesta. Agarró un kunai en el aire y lo usó para bloquear otros tres que venía en la misma dirección. Tenten cayó de pie sosteniendo el pergamino.

— No pierdes el tiempo —habló Neji.

— Te dije que iba en serio —sonrió con confianza—. ¡Segundo ataque!

Sin embargo no tuvo tiempo de ejecutar su siguiente movimiento.

— Nunca descuides tu retaguardia —murmuró Neji detrás de ella, colocando el kunai que había agarrado cerca de su cuello.

Tenten hizo aparecer un Bō con el que rápidamente golpeó el kunai lanzándolo al suelo, luego dio un giro moviendo el arma alrededor de ella para darle impulso al siguiente ataque dirigido a Neji, quien se cubrió con el brazo. A continuación se produjo un intercambio de golpes a corta distancia: Tenten atacaba con el Bō y Neji con sus manos desnudas, cuyos dedos que despedían chakra, amenazaban con dar en los puntos de chakra de ella.

Para mala suerte de ellos (o buena, según se vea), Tenten resbaló con la nieve, lo que causó que tropezara con Neji y que los dos cayeran al suelo. Al instante Neji desactivó su Byakugan y ambos permanecieron estáticos y con sus ojos fijos en los del otro.

— ¡Muchachos aquí están, los encontramos! —se escuchó a unos metros de distancia una voz familiar acompañada de unos ladridos— ¡Bien hecho Akamaru! —dijo el dueño acariciando a su perro.

— Ya era hora viejo… Esto se estaba volviendo aburrido —se quejó otro.

Instantes después, ocho personas se encontraban observando la peculiar escena: un pergamino y cientos de armas esparcidos en todas direcciones, Neji acostado en el suelo con una pierna flexionada y los brazos relajados junto al torso. Tenten encima de él, entre sus piernas apoyando ambos brazos sobre su pecho. Sus rostros se ruborizaron estando muy cerca uno del otro.

— Disculpen si… interrumpimos su "entrenamiento"… —se burló Kiba.

— ¡Eso es Neji! ¡Explota el poder de tu juventud! —exclamó Lee levantando el pulgar.

Todos comenzaron a reír mientras que unos abochornados Neji y Tenten se incorporaban a toda prisa.

— Idiotas… —masculló el Hyūga.

— ¡Chicos! ¿Qué hacen todos por aquí? —habló Tenten tratando de disimular su vergüenza al tiempo que comenzaba a levantar sus cosas.

Ino, Hinata y Sakura se acercaron a ella para ayudarla.

— Pues estábamos buscándolos… —empezó a explicar Hinata.

— Pero veo que estaban ocupados, no era nuestra intención molestarlos —la interrumpió Ino, con una sonrisa pícara en los labios.

— Para nada, sólo entrenábamos un poco.

La rubia movió el dedo índice negando— Ay amiga, no trates de ocultarlo. Eso se llama A-M-O-R…

— ¡Ino! Estás equivocada —dijo Tenten sacudiendo los brazos— Todo esto es un malentendido.

— Es cierto, Ino —intervino Sakura—. Es una falta de educación meterse en la vida amorosa de los demás —juzgó actuando con madurez—. Lo que Tenten haga o deje de hacer con Neji no nos incumbe.

— No Sakura, no es lo que piensas —rió nerviosa Tenten.

— Mira quién habla, frentona —se burló Ino—. Tú eres una de las más chismosas por aquí.

— ¡Tú, Ino puerca!

— Hinata ayúdame —suplicó la castaña inútilmente, ya que Hinata se mantenía afuera observando la escena divertida.

— Otra vez comenzaron a discutir… Qué fastidio —dijo Shikamaru después de bostezar.

— ¿Qué hacen aquí? —cuestionó Neji de manera autoritaria una vez que acomodó su vestimenta.

— Oye… ¿Te parece que esa es forma de hablarnos? Después de todo lo que recorrimos para encontrarlos —contestó el Inuzuka.

— Primero fuimos a la casa de Tenten, pero al ver que no estaban, pensamos que habrían ido a algún bar —explicó Lee.

— Esa fue tu idea —protestó el Nara—. Si me hubieran hecho caso habríamos llegado aquí hace horas. Pero Lee decía que lo más probable era que ustedes dos estarían tomando un desayuno romántico. Así que recorrimos todos los bares y cafeterías de la aldea.

— ¡¿Que QUÉ? —dijo Neji con un tic en el ojo.

— Vaya… no creí que fueras tan lento, Neji —negó Lee con la cabeza defraudado—. Por lo menos un ramo de flores…

— No sé de qué están hablando —se cruzó de brazos y desvió la mirada, tratando de no perder la cordura.

— Es inútil que intentes negarlo. Todos lo saben —afirmó Kiba.

— ¡Ustedes no entienden nada! Estábamos entrenando, lo que ustedes vieron fue sólo un accidente —aclaró con rapidez, a la vez que se sonrojaba al mencionar aquel particular incidente.

— Muchachos, lamento interrumpir… —habló por primera vez Shino, en medio de las risas de los demás— Pero la Hokage nos está esperando.

— ¿Sucedió algo? —preguntó Tenten.

— Tsunade-sama convocó a toda la aldea para una celebración navideña.

— ¡Con un banquete súper especial! Podremos comer todo lo que queramos —añadió Chōji.

— La Quinta también envió invitaciones especiales a Suna para Gaara, Temari y Kankurō —agregó Shikamaru—. Llegarán por la tarde.

— Va a ser una fiesta muy divertida ¡Vamos! —animó Sakura.

Todos empezaron a caminar, excepto Tenten y Neji que se quedaron atrás.

— Tanto andar me dio hambre… —dijo Chōji.

— ¡Oye Kiba! Te reto a una carrera hasta la torre da la Hokage —desafió Lee entusiasmado.

— Mala suerte, amigo. No podrás con nosotros, ¿verdad Akamaru? —dijo subiéndose al lomo del perro.

— Si no llego primero a la torre, entonces tendré que hacer mil lagartijas.

— Esos dos nunca cambian… —comentó Ino.

Hinata se detuvo y volteó a ver hacia atrás— Neji-niisan, Tenten. ¿Vienen?

Ambos se miraron y luego a Hinata— ¡Sí, en seguida los alcanzamos! —respondió la castaña, para luego dirigir la vista a su compañero— Tendremos que dejar el entrenamiento para después. ¿Vamos, Neji?

— Supongo que por un rato estará bien… —contestó desviando la mirada a un costado.

Tenten rió alegre y tomó la mano de él, obligándolo a apurar el paso.

— Neji… —lo llamó después de unos minutos.

— ¿Hmm?

Tenten dudó unos momentos antes de hablar, no estaba segura cómo afrontar el tema— Lo que pasó… anoche… eh… ese beso…

— ¿Qué hay con eso? —preguntó el Hyūga muy tranquilo, a diferencia de ella que estaba nerviosa.

— ¿Fue sólo eso, un beso? O acaso… ¿significó algo para ti? —se atrevió a preguntar.

Neji miró a su izquierda, donde ella caminaba a su lado.

— No —contestó, a lo que ella bajó la cabeza—. Significó mucho para mí.

Tenten abrió los ojos asombrada, y automáticamente subió la mirada para buscar la de él, encontrándose con una tierna sonrisa que Neji le dedicaba.

No hacía falta decir nada más. No era necesario para ellos; sus ojos expresaban todo lo que sentían, incluso aquello que no podían expresar con palabras.

Se aferró al brazo de Neji y depositó un beso en su mejilla.

Neji Hyūga nunca se interesó por las fiestas y celebraciones, y menos por la Navidad. Para Neji, aquel iba a ser un día como cualquier otro. Se había equivocado. Tal vez la Navidad no era tan mala después de todo…

— ¿Vieron eso? —habló una peli rosa.

— Son muy obvios… —comentó Shikamaru.

— Siempre supe que había algo entre esos dos —afirmó Ino con una mirada perversa.

— Se… se ven lindos… juntos ¿no creen? —agregó Hinata con una suave risita.


Aquí está, mi primer fic de esta adorable pareja. Dejen reviews si? Ya sea si les gustó o no. Cualquier comentario, duda, opinión, crítica, etc, será bienvenido.

Si de acuerdo a los reviews veo que les agradó, puede que suba una pequeña continuación.