Bien... Mi primer fanfic aqui y también el primero que escribo de K-ON!

Tenía semanas con esta historia en la cabeza y espero haberla escrito lo más linda y grata posible. La verdad me fue algo difícil, no sabía como expresarme y creo que es algo corto.

No duden en poner sus reviews con comentarios, opiniones y criticas constructivas. Igual, si encuentran algún error de ortografía u otro cosa, me gustaría saber ;_;

Disclaimer: K-ON! No me pertenece. Este fic ha sido creado sin el ánimo de lucro, solo para mi beneficio (sentimental) personal.


¿Qué es lo que siento por ti?

Capitulo 1 - El deseo de Mugi

La música de las chicas se fue apagando y el sonido de las gotas de lluvia les fue ganando en intensidad hasta que al fin dejaron de tocar sus respectivos instrumentos después de horas de práctica, incluso las clases ya habían terminado. Mugi miró por la ventana.

–Deberíamos de regresar a nuestras casas antes que la lluvia sea más fuerte.– Las demás chicas asintieron, comenzaron a guardar sus cosas y salieron del edificio con paraguas, excepto Ritsu que tenía que compartirlo con Mio porque se le había olvidado.

–Nos vemos mañana.– Se despidieron las dos amigas y comenzaron a caminar en dirección contraria a las otras.

La castaña caminaba despreocupadamente mientras su amiga trataba de mantenerla debajo del paraguas para que no se empapara y pescara un resfrió, pero Ritsu no podía evitar saltar en los charcos que se habían formado por la lluvia.

–Podrías dejar de jugar.– Le reprocho Mio. –Si te enfermas yo no te cuidare…– Cuidarla. La castaña se sorprendió, y volteo con una sonrisa picara en el rostro.

–Eso dices ahora, pero si llego a enfermarme estarías a mi lado todo el día. Me quieres demasiado.– Dijo con un tono burlesco y siguió jugando en la lluvia, esperando alguna reacción de parte de la chica. Rápidamente la bajista se sonrojo y trato de ocultar su expresión tímida, pero no dijo nada al respecto, dentro de ella sabía que lo que Ritsu decía era cierto. Siempre lo supo, pero no lo había pensado hasta ahora. Además, ¿de qué manera la quería?

–Mio… Mio. Tierra llamando a Mio.– La llamó Ritsu cuando su amiga no respondía, pero no tan alegremente como siempre. Su voz se notaba algo seria. –Dame tu mano.– Le dijo con un tono dulce. La bajista se perdió un momento y se volvió a sonrojar con aquella orden. Por su inocente mente pasó la idea de que la castaña le pedía su mano para tomarla y caminar juntas. Una insinuación bastante interesante, tal vez aquella que ella esperaba para entender sus sentimientos. Se armó de valor y ella tomó aquella iniciativa. Con nerviosismo acercó su mano derecha hacía la ajena y la entrelazo con delicadeza. La castaña la miró confundida y luego cambio su expresión por una mueca burlona, no sin antes grabar en su mente aquella sensación. No sabía porque, pero aquello se había sentido bien.

–¿Qué haces? No, siente.– Y llevo la mano de Mio hacía su frente. Se sentía caliente. –Creo que si me enferme.– Ritsu la miró con ternura, con expresión de cachorrito esperando que la chica de cabello largo se ofreciera a cuidarla, y aunque ésta antes había dicho que no lo iba a hacer al final terminó por convencerla.

–¿No tengo otra opción verdad?– Un leve suspiro escapo de su boca. No podía dejarla así, Ritsu era muy torpe y no se iba a cuidar como debía. –Entonces te llevare a tu casa.– La castaña formó una gran sonrisa en su rostro y se acercó hacía Mio para tomarla del brazo. Además de colocarse debajo del paraguas para no complicarle las cosas.

Llegaron a la casa de Ritsu. Sus padres se habían ido por unos días y su hermano había salido con un amigo suyo. En otras palabras, ella estaba sola y no sabía hasta cuándo.

Mio estaba muy nerviosa. Ya estaba muy apenada por lo que había sucedido, que había interpretados las cosas de otra manera, y no sabía que podía decir para remediarlo. Ni siquiera Ritsu le había preguntado nada al respecto, solo esperaba que no le hubiera tomado importancia. Pero… ¿y si lo había hecho? ¿Qué estaría pasando por la cabeza de la castaña en ese momento?

Ritsu dejó sus cosas en la sala -más bien las había aventado- y le hizo una seña con la mano a Mio para que se dirigieran a su habitación. Ahora la castaña estaba menos preocupada en la ligera calentura que le estaba dando. Estaba curiosa por saber que pretendía la bajista, que había significado aquella acción y porque le había gustado sentir su piel junto a la suya. Hasta hace unas horas solo veía a Mio como su mejor amiga, pero ahora… ya no estaba tan segura de sus sentimientos.

La chica de cabello largo la siguió dudosa. Estaba preocupada por lo que podía pasar y no podía evitar que su rostro se sonrojara. Después de unos largos e incómodos segundos llegaron a la habitación de la castaña y después de entrar ésta cerró la puerta sospechosamente.

–Ricchan…– Mio comenzaba a preocuparse.

–Mio… ¿Qué fue lo de hace rato?– Le pregunto con seriedad y la miró a los ojos buscando una respuesta. –Ya sabes… Cuando me tomaste la mano.–

Su amiga no pudo contenerle la mirada y llevó su vista hacía otro lado para que no se diera cuenta de su expresión, aunque se encontraba seria como ella. No sabía qué respuesta darle, ni siquiera ella sabía porque le había nacido aquel sentimiento. Ritsu comenzó a desesperarse y se fue acercando un poco, cada vez más hacía ella para presionarla.

–No importa lo que sea puedes decírmelo.– Cada vez más cerca y su rostro se encontraba frente al de ella. Eso comenzaba a poner aún más nerviosa a Mio, claro y Ritsu lo notaba. Su cara inocente le parecía tan linda. No se había dado cuenta de lo linda que era y eso comenzaba a confundir más sus sentimientos.

–Mio… si no me contestas…– Una amenaza sospechosa.

–Ritsu… no sé qué es lo que sie…– La bajista fue interrumpida, cuando trataba de explicarse, por un contacto de labios ajenos, labios suaves y desconocidos de esa forma para ella. Sus ojos se fueron cerrando mientras se dejaba llevar por aquel beso tímido y de igual forma le correspondió con ternura. Por su mente pasaban cosas tan rápido como el deslizar de los dedos de la castaña por su rostro. Estaban tibios y suaves, le causaban sensaciones extrañas en su cuello que la dejaban inmóvil, pero no duró mucho hasta que Mio la entrelazo entre sus brazos. No quería dejarla ir, deseaba que aquel beso se prolongara hasta el amanecer pero en algún momento tenían que separarse.

No sabía cómo Ritsu había logrado encontrar la valentía suficiente para besarla. No estaba segura de si hacerlo era lo correcto, pero definitivamente, después de separarse con lentitud, había valido la pena. Todas aquellas dudas parecían lejanas en comparación de lo que sentían ahora y a pesar de existieran barreras entre ellas, ahora estaban muy seguras de lo que querían.

–¿Ahora ya sabes que sientes?– Le preguntó Ritsu, aún abrazada a ella. –Porque yo sentí que eso fue suficiente para que lo comprendieras.– Junto su nariz con la suya mostrando una dulce sonrisa.

–Sí. Siento que esta banda en tu cabello es estorbosa.– Y llevo su mano hasta ella para quitársela. A Mio le gustaba mucho más cuando el flequillo de la castaña caía sobre su frente con naturaleza, pero a decir verdad no quería admitir que aquel beso había significado mucho para ella. Aún no. –Y espero que no me hayas contagiado.–

FIN~


–A veces me das miedo Mugi-chan.– Le dijo Ritsu muy seria después de leer la historia que había escrito. –¿Segura que los dulces no te estan afectando?–

–No lo creo.– Contestó la rubia con calma y una sonrisa. –Es una historia hermosa, ¿no lo creen? ¡Yo creo que Mio-chan y Ricchan hacen una linda pareja!– Comentó llevando sus manos a su rostro con gran entusiamo y las miró con ternura como si fueran una par de bebés con lindas ropitas.

–¡Claro que no!– Interrumpió Mio avergonzada. –Haces que suene tan pervertido y... y... a...además Ricchan y yo solo somos amigas.–

–¡Waaa! Ustedes son tan crueles. No quieren hacer feliz a Mugi cumpliendole su sueño...– Reprocho la rubia inflando las mejillas. –Bien, si ustedes no lo haran...– Y con una gran sonrisa presiono el botón de su pluma y la punta salió lista para ir de nuevo sobre las hojas de su cuaderno. –¡Yo las unire!–


Espero que les haya gustado.

Mugi esta loca y creo que quiere una segunda parte, ¿no? :3