Disclaimer: No me pertenece ni los personajes, ni los lugares, ni ciertas partes de la trama. El saldo de mi cuenta bancaria sigue siendo igual de miserable después de publicar y no creo que mi imagen se revalorice con esto.

TILL DEATH DO US PART

1. El año de James Potter

Soundtrack: Got My Mind Set On You- George Harrison

Si a Lily le hubiesen dicho alguna vez que pasaría las vacaciones de Navidad sin sus padres, ella no se lo hubiese creído. Las Navidades eran sus vacaciones favoritas, las de todos ellos. Hasta su hermana Petunia era menos insoportable en Navidad; el año pasado había llegado incluso a abrazarla al abrir su regalo, aunque sospechaba que eso tenía mucho que ver con el ponche de huevo de la tía Prudence.

Suspiró mientras miraba distraída el paisaje maravilloso que se extendía tras la ventana del Hogwarts Express; la noche era clara y la nieve trazaba las suaves líneas de las montañas escocesas. Empezó a dibujar espirales con el dedo sobre el cristal empañado.

Al menos había pasado Nochebuena con sus padres, le había dicho su hermana. Al menos. Todavía tenía ganas de pegarle un puñetazo a Petunia. Como si encima tuviera que darle las gracias por su benevolencia por posponer el viaje hasta el día de Navidad; ¡sólo había estado una semana en casa!

Sabía que sus padres no hubieran aceptado el regalo de Vernon si supieran lo mal que se sentía, pero… ¡Era un viaje a México! Lo más lejos que habían ido los Evans en toda su vida era a Dublín, a visitar a la familia de su madre, y de eso hacía ya cinco años. Les hacía mucha ilusión.

Por supuesto la invitación no la incluía a ella porque, como había dicho Vernon sin escatimar ni un gramo de pedantería. "Lily, pensamos que un viaje con parejas te resultaría… aburrido. Te lo pasarás mejor en tu… escuela, con tus… amigos".

Cabrón pomposo. El sol, la playa y la barra libre del hotelazo de la Riviera Maya no compensarían el hastío de tener que aguantarle, pero por lo menos podían habérselo propuesto. Por educación. Pero claramente Vernon Dursley la consideraba basura, y nadie se lleva basura a un hotel de cinco estrellas.

Evidentemente delante de sus padres todo fueron sonrisas y "no me importa, hay muchos amigos míos en la escuela", ya que ellos no querían que se quedase sola lo que quedaba de vacaciones. Pero desde que por la mañana había cogido el Hogwarts Express se había sumergido en un baño de autocompasión y enfado. Lo único divertido del viaje había sido planear como devolvérsela a Vernon en su fofa cara de morsa con celulitis. Presentarse en su boda (a.k.a. la pesadilla número uno de Lily Evans) vestida como una punk, no usar los cubiertos y hablar con la boca llena en la mesa presidencial era una fantasía en la que le gustaba regocijarse desde el anuncio del enlace, en verano. Quizás lo llevase a cabo.

Suspiró de nuevo y borró los dibujos del cristal con la mano.

Lo cierto es que en Hogwarts no había casi nadie. Primero porque era Navidad, y segundo porque en los tiempos que corrían los padres querían tener a sus hijos en casa. Voldemort se estaba haciendo más fuerte según los rumores, y los asesinatos y ataques misteriosos estaban empezando a ser demasiado frecuentes. La profesora McGonagall le había confiado incluso que no creía que todos los alumnos fuesen a volver después de las vacaciones; muchas familias que se creían en peligro estaban pensando en esconderse o incluso en el exilio.

Había considerado escribir a alguna de sus amigas, pero no quería sentirse intrusa en casa de nadie en unas fechas como aquellas. En la escuela estaría bien y además no tendría que preocuparse por poner buena cara.

A lo lejos vio las luces y la inconfundible silueta de Hogsmeade. Nunca había tenido tan pocas ganas de llegar a ese maravilloso pueblo lleno de distracciones y donde había pasado sábados memorables con sus amigas. Como por ejemplo el vergonzoso episodio en el que consiguieron dos botellas de whiskey de fuego para celebrar el final de los TIMOS y había acabado vomitando tras un matorral en las afueras del pueblo. O la tarde que había tomado algo con su guapérrimo Maximus Volmer. Aunque para ser del todo sinceros, había tomado algo con él y con todos los demás prefectos…. Pero le gustaba fantasear con la posibilidad de que en realidad Max sólo quería estar con ella y el resto de gente estaba sólo molestando y jorobándoles "su momento".

El tren se detuvo y Lily se bajó, arrastrando su baúl. La vista del castillo iluminado era impresionante, el lugar más maravilloso del mundo. Pero, pese a su esplendor, en ese momento tenía muy pocas ganas de llegar.

Gran culpa de ello la tenía la compañía de la que iba a disfrutar. Siendo prefecta, sabía quién se había quedado en la torre de Gryffindor, ella había hecho la lista: Pauletta Collins, de tercero, y sus compañeros de sexto, los Merodeadores.

Sirius Black, Peter Pettigrew, James Potter y Remus Lupin. Los chicos de oro. Las joyas de Gryffindor. Los Salvadores del jodido Universo… o por lo menos eso se creían Black y Potter.

Chasqueó la lengua molesta y se abrochó el abrigo. Hacía un frío terrible.

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La Sala Común de Gryffindor era un refugio acogedor contra el frío de fuera. En la gran chimenea crepitaba un hermoso fuego que arrojaba sombras alegres en todas las direcciones y se oían las voces ruidosas y las carcajadas exageradas de cuatro chicos, únicos ocupantes de la sala, sentados cerca de uno de los ventanales. Un tablero de ajedrez descansaba en una mesita entre sus butacas, pero no parecían estar prestándole mucha atención.

-¿Estáis seguros de que Hagrid dijo Lily Evans? ¿Ciento por ciento?- preguntó un chico de pelo rebelde y con unas gafas que no disimulaban sus ojos traviesos. Escrutaba con ansiedad el exterior del castillo.

- Ahora que lo pienso, James, puede haber dicho Lola Flores- contestó con falsa preocupación un atractivo joven de melena negra y ojos grises- o Winston Churchill.

- Ja ja- James se giró para lanzarle una mirada de enfado al chico moreno- Eres tan gracioso que a lo mejor te parto la cara.

- Me gustaría ver como le intentas- respondió con tranquilidad el joven, alzando las cejas- Bastante tienes con dominar tu bufeta urinaria desde que sabes que va a venir Evans.

- Eh Sirius, tengamos la fiesta en paz- cortó un tercer chico de pelo y ojos claros, y con un aire de melancolía que se esforzaba en ocultar- Hagrid ha dicho que Lily llegaba esta tarde, estamos seguros.

- Como las cincuenta veces anteriores en las que has preguntado y Remus y yo te hemos dicho que estábamos seguros- apuntó Sirius , mientras cambiaba de posición en el sofá.

James volvió a mirar de forma irritada a su amigo, pero no hizo más comentarios antes de reemprender su tarea de mirar por la ventana.

- ¿Soy yo el único que piensa que esto es patético?- Sirius volvió a la carga tras unos segundos de silencio.

- ¿El qué?- preguntó James sin girarse, pero tensando la espalda.

- Lo del comité de bienvenida a la perfecta prefecta Evans- contestó Sirius suspirando.

- Estamos jugando al ajedrez- contestó el último chico, que había estado callado hasta entonces. Su pelo rubio y sus ojos vidriosos le hacían parecer un querubín que había superado la mayoría de edad- Si Evans llega y estamos aquí será casualidad.

Sirius y Remus se echaron a reír.

- Peter, deberías dejar de repetir como un loro de todo lo que dice James- dijo Sirius levantándose y dándole una palmada a su amigo- Es bastante más imbécil de lo que parece.

James también se levantó y empujó a Sirius.

- Hoy tienes ganas de ser insoportable ¿eh?- James intentaba esconder su sonrisa- Eres un puto grano en el culo, Black.

Sirius se volvió a dejar caer en el sofá.

- Y tú eres una nenaza. Y ahora que todo está aclarado, ¿podemos pirarnos a hacer algo un poco menos lamentable? No sé, por ejemplo una masturbación conjunta, o algo así.

Los cuatro se giraron al oír un golpe fuerte. En la entrada a la torre estaba Lily Evans, ruborizada y mirando en otra dirección. Había dejado caer su baúl contra el suelo.

- Hola- dijo frunciendo el ceño. Carraspeó.- Feliz Navidad.

- Evans… hola…- James se acercó un poco hasta ella, desordenándose el pelo- Sirius… no estaba diciendo eso en serio. No hacemos esas cosas- se oyó una risita ahogada de Sirius y James no puedo evitar reírse también- Quiero decir, otros chicos… Eso les gusta… Pero a mí no- acabó intentando aparentar seriedad.

Lily le miró, enarcando las cejas. Se rascó la nariz. Estaba muy incómoda, más aún viendo como el capullo de Potter estaba intentando esconder cuánta gracia le hacía esa situación. Black ni lo intentaba y se desternillaba ruidosamente en el sillón. Había planeado entrar de forma silenciosa, para evitar un encuentro con esos dos, pero las palabras de Sirius la había sorprendido.

- Feliz Navidad a ti también- añadió James.

- ¿Cómo ha ido el viaje, Lily?- Remus se acercó a ella, superando a James y le dio un rápido abrazo- ¿Muy aburrido?.

Lily se relajó visiblemente al tener a Remus cerca, eclipsando al cabeza hueca de Potter. Suspiró aliviada. Remus había llegado a ser un gran amigo el último año, su compañero en muchas clases y su cojín de boxeo cuando Potter y Black la sacaban de sus casillas.

- Se me ha hecho largo- contestó. Frunció el ceño al ver como James se situaba al lado de Remus, con los brazos en jarra y poniendo atención a lo que decía, como si fuese lo más interesante y maravilloso que había escuchado en toda su vida- Iba sola.

- Es que venir a Hogwarts el día de Navidad no es muy normal…- dijo Sirius desde su sillón, mirándola con suficiencia- ¿Querías venir a comprobar que no hemos volado el colegio por los aires? Evans… ¿No puedes pasar ni una semana sin darnos el sermón? ¿Eso te pone?

Peter y James se echaron a reír, Remus tragó saliva y la miró con cara de disculpa. Ella le lanzó una mirada de asco a Sirius.

- Black, no eres tan importante cómo te crees. Me sorprende que el peso de tu ego no te destroce la columna- contestó cogiendo de nuevo su baúl. Apartó de un manotazo la mano de James, que se había apresurado a ayudarla y le miró enfadada- Buenas noches.

- Lily, ¿no vas a bajar a cenar?- preguntó Remus, siguiéndola hasta las escaleras que llevaban al cuarto de las chicas.

Ella le miró con el ceño fruncido y respiró profundamente.

- Creo que no voy a tener hambre- dijo enfadada antes de subir hacia su cuarto.- Buenas noches, Remus.

Remus se giró y miró a Sirius con reproche. Luego a James. Negó con la cabeza.

- De puta madre, como siempre. Sois unos gilipollas. Así, en un millón de años, a lo mejor consigues que te pase la sal en la mesa, James.

Sirius se echó a reír mientras James se dejaba caer abatido sobre el sofá.

- Creo que me puede la presión cuando está delante- dijo apoyando la frente sobre las manos- Y tú no ayudas- añadió mirando a Sirius.

- ¿Qué?- Sirius miró con inocencia a sus amigos- No tiene ningún sentido del humor. No te conviene, Prongs- dijo dándole una palmada a James.

Él le esquivó y le miró con disgusto.

- Pues a mí me parece que ha estado muy digna al salir de escena- dijo Peter tras unos segundos, encogiéndose de hombros.- Muy dramático el "Buenas noches, Remus"- añadió poniendo voz aguda.

Todos se rieron.

- Eres un cursi, Wormy- Sirius se levantó y se desperezó ruidosamente- ¿Vamos a cenar o qué?

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Lily bostezó una vez más mientras miraba fijamente la taza de café que se había servido. La verdad era que no estaba siendo la persona más madura del mundo, pero le daba igual. No tenía fuerzas para aguantar las payasadas de los Merodeadores, aún estaba cabreada y dolida por lo del viaje de sus padres y las cuatro frases que había cruzado con los chicos al llegar le habían sentado peor de lo que le gustaba admitir.

Así que estaba esquivándolos, tarea nada fácil teniendo en cuenta que parecían estar siempre en todas partes. Su estrategia consistía en bajar a desayunar a primera hora y coger algo para comer a mediodía. Estudiaba o leía en su habitación y a la hora de la cena bajaba el tiempo justo para coger un sándwich y llevárselo de nuevo a la habitación. Entonces era inevitable encontrarse con ellos, pero el truco consistía en no establecer contacto visual. Lo que tampoco era nada fácil teniendo en cuenta que las mesas del Gran Salón habían desaparecido y comían todos en la de los profesores. Ahí estaban mucho más juntos.

Estaba segura de que el resto de alumnos (tres chicos y dos chicas de Hufflepuff y dos niñas gemelas de Ravenclaw, amigas de Pauletta), pensaban que estaba trastornada, y no se le había escapado algún comentario susurrado de Black. Pero prefería eso a tener que exponerse durante una comida entera a las chorradas de los Merodeadores.

No tendría que aguantarlo mucho más, en dos días era fin de año, y las clases empezaban el cinco de enero; en menos de una semana recuperaría su dignidad, su mesa, sus amigas y su facilidad para bloquear a esos niñatos presumidos. Lo único que le sabía mal era no poder hablar ni un ratito con Remus. Era difícil saber cuando le iba a encontrar solo, y, por las miradas de incredulidad que le había dedicado durante las cenas sospechaba que no le parecía demasiado bien su plan de evasión.

Suspiró. La verdad es que estaba bastante aburrida. Y tenía sueño. A las siete de la mañana aún no había salido el sol y ella ya estaba duchada, vestida y desayunando. Un poco patético.

- ¿Así que esto es lo que te dedicas?- la voz de Sirius la sorprendió. Los cuatro Merodeadores estaban entrando en el Gran Salón con caras de sueño- Vaya Evans, me siento halagado. Tanto trabajo para evitarnos.

Remus se sentó a su lado, arqueando las cejas. Estaba juzgándola y comunicándole que le parecía una tonta. Los otros tres chicos se sentaron rodeándola. ¿Acaso planeaban castigarla?

- Soy muy madrugadora- contestó ella entre dientes, volviendo a mirar la taza.

- Ya, y lo de no bajar a la hora de comer es porque estás a dieta- Remus sonreía, pero el tono de reproche era más que claro.

Lily le miró enfadada, pero no dijo nada más. Inventarse una excusa para lo claramente era inexcusable sólo la haría sentir más vergüenza.

- Evans, ¿te importa echarme café?- preguntó entonces James, actuando como si no acabasen de dejarla por tonta.

Lily se tomó unos buenos diez segundos para mirarle a los ojos, antes de exhalar un suspiro y coger la jarra de café. James no había parpadeado ni una sola vez y le estaba sonriendo, con la taza en la mano. Tenía que admitir que el tío tenía aplomo.

- Está un poco frío- dijo, como obligada a hacer algún comentario para romper lo extraño del momento, sintiéndose observada por cuatro pares de ojos que la juzgaban- ¿Así está bien?

James asintió y volvió a sonreír. Ella hizo una mueca y se apresuró a centrar su atención en la copia de "El Profeta" que había recibido y había permanecido perfectamente olvidada hasta ese momento, era como si la sonrisa del Merodeador la hubiese espantado. Los chicos empezaron a hablar de Quidditch y ella intentó concentrarse sin mucho éxito en el crucigrama.

Cinco minutos más. Cinco minutos más y se iría. Si pasaban cinco minutos más no parecería que estaba huyendo, aunque fuese claramente lo que pretendía. No se sentiría ridícula.

- La tres vertical es "Dippet"- Peter la sorprendió tanto que dio un pequeño brinco en la silla.

-¿Perdona?- preguntó Lily sacudiendo un poco la cabeza.

- El crucigrama- contestó Peter con timidez- "Director de Hogwarts de nombre Armando". Es Dippet, Armando Dippet.

Lily miró el crucigrama como si lo viese por primera vez y la ofendiese con sus casillas vacías. Luego de nuevo a Peter Pettigrew, dedicándole una pequeña sonrisa.

- Gracias- dijo mientras escribía la respuesta- No tenía ni idea.

- He limpiado tantas veces la Sala de los Trofeos que creo que podría decirte el nombre de todos los directores y Premios Anuales de los últimos doscientos años.

Lily se rió y Peter atacó una tostada, muy orgulloso de sí mismo.

- Uau Wormtail. Debes estar a punto de reventar de la emoción- Sirius alzó la voz por encima de la conversación de James y Remus- La prefecta perfecta Evans te ha dado las gracias…

Lily miró con el ceño fruncido a Sirius, que le aguantó la mirada con una sonrisa burlona en la cara. Cogió su periódico y se levantó de la mesa, sin dejar de mirarle. No tenía por qué aguantar eso. Sirius no era su amigo, ni siquiera le caía bien. No tenía ningún derecho a buscarle las cosquillas a la mínima oportunidad.

- No te marches Lily, era una broma- Remus la cogió por la muñeca. Ella sacudió la mano.

- Estoy cansada. Hasta luego- se despidió sin mirarles e intentando parecer lo más digna posible.

- O no, ¡a lo mejor no te volvemos a ver en tres días!- exclamó Sirus antes de que le diese tiempo a salir del Gran Salón.- ¿Qué? ¡Es una estirada!- dijo contestando a la mirada de reproche de Remus y James.

- Y tú no dejas de picarla, Sirius- contestó Remus antes de salir detrás de Lily.

James se quedó mirando la puerta, con una galleta a medio comer en la mano.

- Es una reina del drama- murmuró Sirius negando con la cabeza- Se piensa que es vete a saber qué autoridad moral…

- Déjalo ya- James le hizo un gesto a su amigo para que dejase de hablar- Me gusta Lily. Me cae bien. Y quiero caerle bien a ella- suspiró- Eres mi amigo, no te pido que hagas ningún esfuerzo, ¡sólo que dejes de molestarla!

Sirius se quedó callado, y empezó a dar golpecitos con la cuchara en la taza. Peter miraba a los dos chicos alternativamente. James se acabó el café de un trago, y miró de reojo a su amigo. No podían estar enfadados. Sabía que el principal motivo de Sirius para molestar a Lily era precisamente que pensaba que ella no era justa con él, y James era prácticamente un hermano para Sirius. No soportaba verle bajo de moral por culpa de Lily.

- Bueno, da igual- dijo James recuperando la sonrisa y tirando un huevo duro a la cabeza de Sirius- ¡En toda la cara, Padfoot!

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- Remus, ni lo intentes.

Remus había alcanzado a Lily en el segundo piso, en su escapada hacia la Torre de Gryffindor. Inspiró y cruzó los brazos.

- ¿No crees que exageras un poco? Sé que Sirius no es la persona más agradable del mundo cuando se lo propone, pero…

Lily negó con la cabeza y se sentó en la escalera.

- ¡Ya lo sé!- exclamó alzando las manos- Pero tengo la sensación de que si cedo a sus comentarios hirientes le estoy dejando ganar- Remus se sentó a su lado- él me busca constantemente.

Remus asintió.

- Disfruta haciendo eso… molestarte hasta que consigue enfadarte. Le hace mucha gracia. Se venga de ti.

- Pues es una mierda de hobby- dijo Lily- Yo no le he hecho nada. Y el no deja de decirme cosas extremadamente personales y bajas.

- Bueno…- Remus se rascó la mandíbula- Siempre estás riñendo a James y a Sirius, y les haces responsables de TODO lo que pasa…

- Porque lo son. Qué quieres ¿qué haga como tú y les ría todas sus ocurrencias?- La chica suspiró y cruzó los brazos. ¿Sabes? No me gusta ser siempre la mala, pero nadie parece dispuesto a decirles que se pasan. Y se pasan mucho, Remus…- volvió a suspirar, cansada- Hemos tenido esta conversación dos millones de veces. No creo que saquemos nada nuevo en claro.

Remus apoyó una mano en su hombro e hizo un poco de presión.

- Tienes razón pero… no vas a conseguir educar a Sirius, Lily, mételo en esa cabezota dura que tienes. Cuando no sea algo grave, ignórale. Eso conseguirá molestarle, al menos un poco- Lily le miró con incredulidad- En serio. Y si te atreves devuélvele alguna de sus cosas "extremadamente personales y bajas".

- Justo lo que necesito ahora es que tú también te burles de mí- protestó Lily.

Remus hizo rodar los ojos para hacerle saber que no le daba nada de pena

- Venga Lily, tengamos las vacaciones en paz- dijo el chico dándole unas palmaditas en la espalda- Relájate un poco. Te prometo que James y Sirius no prenderán fuego a nada estos días… No te lo tienes que estar pasando demasiado bien encerrada en tu cuarto.

Lily miró a su amigo de reojo y encogió los hombros. No le gustaba demasiado tener que ceder, pero Remus tenía razón en lo de que su límite de tolerancia con sus amigos era bastante bajo.

- Está bien, al menos estos días intentaré hacerme la sorda…. Y la ciega.

Ambos se rieron.

- Creo que James lo está intentando, de verdad- empezó Remus tentativamente- Pero tú actúas como si detrás de cada cosa normal o amable que hace hubiese una oscura intención secreta.

- Ah ¿No la hay?- preguntó la chica, fingiendo sorpresa.

- Bueno, creo que se ha dado cuenta de que no estaba enfocando bien la situación contigo. Lo de pedirte salir mientras tortura a alguien ha quedado atrás ¿No te has dado cuenta?

Lily sonrió con melancolía, recordando el episodio de los TIMOS del año anterior. Sintió una pequeña punzada de dolor; ése fue el último día que había hablado con Severus. Miró a Remus a los ojos.

- ¿Se ha dado cuenta? ¿O le has hecho darse cuenta?

- ¿Tanto importa? ¿No tendrás miedo de que te guste?

Lily chasqueó la lengua con disgusto y se quitó la mano de Remus del hombro.

- Bueno, lo que me faltaba. Otra revisión del tema clásico "los que se pelean se desean".

- Entonces ¿qué más te da?- dijo Remus encogiéndose de hombros- James es un buen tío. De verdad. Déjale que se relaje a tu alrededor y lo verás. ¿Qué crees que hacíamos a estas horas desayunando? James nos ha tenido que prometer todo el suministro mensual de dulces de su madre para que le acompañáramos.

- Eso de perseguir a alguien es muy vergonzoso- dijo Lily riendo

- ¿Y lo de atrincherarte en tu habitación?

La chica inspiró con fuerza.

- Vale… Vaaaale. Voy a ser buena- se levantó del escalón y ayudó a Remus- O voy a intentarlo. Pero no soy tonta Remus, no voy a dejar que me hagan sentir mal.

- Anda, venga, exagerada. Como si fueses un corderito inocente e indefenso.

Lily entorno los ojos.

- Me voy a la Torre. Aún tengo deberes. Estaré en la Sala Común… por si quieres hacerme compañía.

- Creo que vamos a jugar a Quidditch un rato, pero más tarde subiré. Mi redacción de Pociones necesita de tu increíble y sorprendente talento- dijo el chico empleando una voz burlona.

Ella le enseñó el dedo corazón antes de desaparecer escaleras arriba.

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Lily estaba en la Sala Común cuando llegaron los cuatro chicos. Les había estado esperando. Sirius la miró de forma desafiante, a lo que ella contestó con indiferencia. Indiferencia que se había dedicado a ensayar las últimas horas. El chico se echó a reír.

- Bueno, estás aquí- dijo aparentando sorpresa- ¿Así que nos vas a honrar con tu presencia para comer?

- Voy a bajar a comer, si es lo que me estás preguntando- dijo Lily guardando la pluma en el estuche- ¿Qué tal el partido?- preguntó acercándose a Remus e ignorando deliberadamente a Sirius.

Remus le guiñó un ojo y le abrió la puerta para salir de la Torre. Antes de salir detrás de ella le mandó una mirada de silenciosa advertencia a Sirius y James.

- Una cosa le voy a conceder- susurró Sirius antes de salir- Tiene buen culo.

Tuvo que esquivar un puñetazo de James antes de estallar en carcajadas.

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La tarde de fin de año Lily estaba en su habitación, mirando el dosel que cubría la cama y haciendo balance de sus vacaciones hasta la fecha.

Seguía estando enfadada por no poder estar en casa, pero ese enfado ya era poco más que un resquemor que escocía más de lo que dolía. Petunia había conseguido fastidiarla, pero sus padres habían ganado un viaje a México, y sin duda se merecían unas vacaciones así. Esperaba que Vernon se estuviese rascando bien el bolsillo.

Respecto a su estancia en Hogwarts, los dos últimos días habían supuesto una mejora notable: no se mataba de hambre y tenía a alguien con quien hablar. Tenía que aguantar las bromitas de Black de vez en cuando, y la mirada penetrante e incómoda de Potter, pero reconocía que no era un infierno. Y había descubierto que Pettigrew era un gran aliado para resolver los crucigramas.

Nunca hubiese pensado en pasar unas vacaciones con los Merodeadores. Y menos que no se lo iba a pasar del todo mal en su compañía. Sus amigas no se lo iban a creer cuando llegasen.

Tampoco se sentía demasiado mal por celebrar el año nuevo fuera de casa. Fin de año no era una fiesta que la entusiasmase en exceso, lo pasaba con la familia, pero después de las doce de la noche casi nunca tenía un plan porque no conservaba amigos en el pueblo (como Petunia le hacía notar a la mínima oportunidad). Se preguntaba si los elfos harían algo especial para cenar.

Unos golpecitos suaves en la puerta la sorprendieron. Se levantó de la cama preguntándose de quién podía tratarse. En toda el ala de las chicas sólo estaba Pauletta y apenas la había visto por allí.

Una pajarita de papel la recibió al abrir. Levitaba en el aire, balanceándose adelante y atrás. Lily miró a ambos lados del pasillo, pero no había nadie.

- Vaya…-murmuró.

Acercó la mano para tocarla, pero el simple roce de sus yemas convirtió a la pajarita en una explosión de confeti rojo, que dibujó en el aire la palabra FIESTA. Tras otra pequeña explosión desapareció el confeti y la pajarita de papel reapareció en el suelo.

Lily la cogió con cuidado y la examinó dándole vueltas. No pasó nada más. Sonrió y bajó las escaleras que llevaban a la Sala Común. Allí estaban Sirius, James, Peter y Remus, aparentemente distraídos jugando a las cartas.

- ¿Habéis sido vosotros?- dijo acercándose a ellos y enseñando la pajarita.

Peter le hizo un gesto con la cabeza para indicarle que había sido James. Remus y Sirius se sonrieron y siguieron jugando a las cartas. James se desordenó el pelo.

- Hemos conseguido que Dumbledore nos deje estar hasta la una en el Gran Salón- se explicó James, sin quitarse la mano de la cabeza- Se quedaran los profesores también, pero podremos poner música… y eso.

- Y eso- dijo como un eco burlón Sirius, que seguía riéndose- Creo que Evans se refería a la pajarita hortera.

James le lanzó una mirada amenazante a Sirius y rápidamente volvió a Lily.

- Ha sido guay- dijo la chica- Un truco muy bonito.

- Es muy fácil, una tontería súper sencilla para mí.

Lily alzó las cejas. Remus negó con la cabeza.

- Me imagino que es "súper sencillo" para ti.- dijo ella con un poco de censura en la voz- Pero aún así, ha sido bonito.

James se revolvió el pelo nervioso y sonrió de forma culpable. Ella hizo un gesto de despedida con la mano.

- Entonces bajo en un rato.

Subió las escaleras, entró en su cuarto y, tras dudarlo un segundo, guardó la pajarita en un caja dentro de su baúl.

En la Sala Común, James aguantaba las burlas de sus amigos, que lo acusaban de cursi y de presumido. Pero daba igual. Lily había dicho que había sido bonito, y eso era con lo que se iba a quedar.

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Eran pocos cenando, pero Lily tenía que reconocer que estaba siendo muy divertido. La profesora McGonagall les había dado unas bolsas de cotillón y casi todos los invitados lucían sombreros raros, narices postizas o gafas enormes de colores chillones. Pauletta incluso había conseguido una corona con brillantes falsos que ponía "Feliz año nuevo" y de la que Lily estaba secretamente celosa. Dumbledore estaba especialmente espectacular: llevaba un casco de policía y un collar de serpentinas con un pollo de plástico colgado.

Tenían música gracias al profesor Flitwick, que había llevado un gramófono antiguo, y tras la deliciosa cena habían escuchado villancicos mientras tomaban ponche. Sirius incluso se animó a deleitarles con una canción sobre una tal Dolly con pata de palo y un corazón demasiado grande que la profesora McGonagall tuvo que cortar cuando Dolly iba al muelle en busca de su amor sin enaguas.

- ¡Atentos! Faltan sólo tres minutos para las doce- anunció Dumbledore por encima de las conversaciones de la cena. A ella le parecía mentira lo rápido que había pasado la noche. El director hizo entonces aparecer con un gesto fácil de su varita un bonito reloj de esfera transparente y números dorados que quedó suspendido por encima de sus cabezas.

- ¿Recibiremos un beso de la suerte de la prefecta?- susurró Sirius cerca de su oído- Apuesto a que hay más de uno deseándolo…

- Por mí puedes ir a besarle el culo a un mandril, Black- le contestó ella también en susurros- Si el mandril se deja, claro.

- No me refería a mí. No estoy borracho- le contestó él, levantándose de la silla de su lado antes de que pudiese replicarle.

El reloj de Dumbledore empezó entonces a emitir un sonido de campanas in crescendo, para acabar con un ruido casi ensordecedor y una voz aguda que chillaba "Feliz año nuevo".

Lily, muy contenta sin saber por qué, abrazó a Remus y a Peter, y antes de darse cuenta estaba entre los brazos de James.

Él sonreía y la estrechó aún más. Demasiado. Cinco puntos por encima de lo que su recién estrenada relación cordial permitiría.

- Éste será nuestro año, Lily- le dijo al oído en un susurro, y le dio un beso rápido en la mejilla.

Ella se quedó tan sorprendida que no pudo ni reaccionar hasta que Sirius la sacudió por los hombros a modo de felicitación.

- ¡Demonio de la diversión, sal de Evans! ¡Vade retro!- exclamó fingiendo seriedad- ¡Tienes que dejar de reírte, o empezará el Apocalipsis!

Lily se libró del chico y le empujo riéndose. De reojo vio como James felicitaba a los Hufflepuff y se dio cuenta de que no le molestaba tanto lo del beso y lo de la frase pretenciosa de Potter.

A fin de cuentas, era sólo un besito. No hacía falta montar una escena por un besito. Y el chico no podía evitar ser un poco capullo, en el buen sentido.

James intercambió una mirada con Remus, que hizo rodar los ojos. Sabía que no le había parecido bien lo del beso y el abrazo, pero contra todo pronóstico no le había salido mal y claramente no se arrepentía.

- Bien jugado- Sirius se acercó hasta él e hizo chocar su vaso de ponche con el de su amigo- Puede que Evans no esté hecha de hormigón armado, después de todo.

James sonrió con picardía. Lily estaba felicitando a los profesores y según su opinión, que claramente podía ser poco objetiva, estaba radiante. Cuando se giró después de abrazar al profesor Flitwick, sus ojos se encontraron. James levantó su vaso de ponche y Lily hizo rodar los ojos y murmuró "capullo". Pero él podía asegurar que se había sonrojado un poquito.

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Hola queridas y queridos!

Pues, tras una fuerte lucha interna conmigo misma, lucha que ha durado meses, me he decidido a escribir un (último) long-fic sobre Lily y James. Todo surgió cuando hace unos meses decidí que era necesario reescribir desde el principio "Diez pasos para alcanzar el éxito" y acabarlo, pero durante el proceso se me fue de las manos. La idea original cambió demasiado y la historia era cada vez más larga y detallada.

Yo no quería, porque no me veía con fuerzas de escribir algo largo, y menos sobre J/L, otra vez. Pero todo empezó a salir, y me obsesioné. La idea era cada vez más grande en mi cabeza y necesitaba sacarla… Así que me decidí por intentarlo. Y en ello me hallo, muy ilusionada, la verdad.

Tengo que hacer algunas advertencias, eso sí. Puede que el fic se aleje de mis otras historias. Yo sigo siendo yo, pero más (mucho más) vieja. Y no quiero volver al J/L love/hate. Quiero hacer algo un poco más realista y quizás por ello menos espectacular y divertido… Básicamente quiero hacer algo que me pueda creer que pasó. Y eso a lo mejor no os gusta. Aunque yo espero que sí!

Sin más, deciros que los dos primeros capítulos son un poco aburridillos, por lo de siempre, porque hay que dar muchas explicaciones para entender desde donde parte la historia. Pero la cosa cogerá ritmo (espero) y bastante más drama...No porque yo quiera, sino porque Rowling mató hasta al gato.

Y no quiero alargarme mucho mucho, quiero decir, que no van a tardar 30 capítulos en salir de Hogwarts a patearle el culo a Voldemort, me temo que si me alargo tanto perdería todo el sentido.

Por último, muchas gracias por leer (si estáis leyendo) y agradecería mucho el feedback y vuestros comentarios, me gusta pensar que hay alguien al otro lado del teclado que piensa un poco en mí, jejeje.

Un beso muy grande a todos, y recordad: está clínicamente demostrado que dejar comentarios es bueno para el Karma.