Dios! Hacia muchisimo que no continuaba este fic pero es qe me atranque y gracias a un foro (en el que me obligan a continuarlo lo que lo leen) así que aqui el cuarto capitulo, es más cortito de lo normal pero bueno, aqui esta ^^

Al dejó el cuerpo del osezno en el sofá y abrazó a su hermano, besando las lágrimas que rodaban por sus mejillas, intentando parar su llanto.

-Lo siento mucho Mattie, supongo que intentó defender la casa de los ladrones y estos le mataron, yo...lo siento…si me hubiese dado duenta…

-Bro, esta muerto…Kuma a muerto… ¿Verdad? Pero…es imposible, si ayer por la noche se estaba riendo, se reía a mi lado, me preguntaba quien era y jugueteaba tranquilamente…no puede estar muerto- Matt hipó-No puedo creer que ya no este…le necesito…kuma…

-Tranquilo, llora, desahógate…comprendo como estas, solo debes de soltarlo todo, pillaran al asesino, yo mismo me encargare de que lo hagan…

-Eso no será necesario Bro…-Matthew le miró fijamente, sus hermosos ojos violetas estaban cristalizados por las lágrimas pero esos iris de un color tan peculiar mostraban una determinación nunca vista- Se quien lo ha matado…-Estaba seguro de que era él, solo él podría haber matado a su mascota de esa manera.

-¿Cómo que lo sabes? Pero si estabas dormido…- Al apartó un mechón del pelo del rostro de Matt y con delicadeza limpió los restos de lágrimas.

-A sido Francis, estoy seguro…-Matt se levantó y corrió al cuarto que supuestamente compartía con su pareja. La puerta estaba cerrada y cuando Matt al abrió se encontró con la sala completamente en penumbras, impidiéndole distinguir nada aparte del bulto que había encima de la cama.

-Francis Bonnefoy! Despierta ahora mismo!-Gritó, soltando toda la rabia e impotencia que sentía en esos instantes, manifestándola en gritos y posibles golpes hacia la persona que amaba y odiaba a la vez.

-Humn…- El bulto se movió y al cabo de un rato se incorporó levemente- ¿Matt? ¿Qué haces?

-¿Cómo que que hago? ¿!Cómo pudiste asesinar a Kuma¡? Él no tiene nada que ver! Pégame, viólame, mátame! HAZME LO QUE QUIERAS PERO NO VUELVAS A TOCAR A ALGUIEN A LA CUAL APRECIE!- Apretó el picaporte de la puerta con fuerza, haciéndose daño en los nudillos..

-Matt, Matt, Matt…mi pequeño Mattie…- Francis se levantó con pereza y se acercó a Canadá lentamente hasta quedar frente a frente con él- Me pides que no trate mal a alguien a qien aprecies pero…¿no te das cuenta de que nadie te aprecia? Ese niñato como hamburguesas solo esta cerca de ti porque desde que casi mueres por su culpa debe limpiar su imagen de héroe. Tu querido Gilbert solo esta a tu lado porque quiere el sexo barato que puede ofrecer una puta como tu. Cuba, um…creo que mejor no le menciono ¿verdad? Hace meses que no te habla ¿Se habrá olvidado de ti? Reconócelo, en verdad siempre te vio como un Amerika en débil. Matt, no tienes a nadie que te aprecie, eres tan inocente que me das asco…-sonrió de manera siniestras y beso los labios de la nación que estaba delante suya. Mordiendo el labio inferior, saboreando las gotas de ese preciado liquido carmesí.

-Te odio…-Susurró Matt en la boca de su prometido y le propinó una bofetada, corriendo fuera de casa para intentar despejarse.

Alfred entró en el cuarto al cabo de unos segundos, Francis se vendaba la mano de manera relajada. Estaba sentado en la cama con el pelo recogido en una coleta, llevaba el torso al aire y se alumbraba con la luz de la lámpara de la mesita de noche. Todas las persianas estaban bajadas y el resto de la habitación estaba a oscuras.

-¿Dónde esta Matt?

-Se fue, me ha echado las culpas de lo que paso anoche porque me dejé la puerta abierta, me acabo de enterar de lo de Kuma…debe de asimilarlo así que se fue para pensar, necesita estar solo…

-Francis…-Al recordó el rostro de su hermano al decir que él había matado al oso- ¿Qué te ha pasado en la mano?

-¿esto?- Francis alzó la mano recién vendada- Me corté ayer y creo que es mejor que este vendado…- El rubio sonrió.

-entiendo…

-Toma, Al, Matt salió sin zapatos, es mejor que lo encuentres y se los des…- Una extraña sonrisa se dibujo en el rostro del galo mientras depositaba unos deportivos al americano. Este se adentró un poco más en la habitación y contempló las sabanas de la cama. Ese hermoso blanco impoluto estaba manchado de sangre y semen.

Sangre…

Sangre y…

Al lado de la mancha rojiza había una argolla. ¿Cómo no se percató de que su hermano ya no la llevaba al cuello? ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Cómo pudo pensar que la rosa abrazaba de manera protectora? ¿Cómo no se había dado cuenta de que lo hacía de manera posesiva?

Cogió los botines y asintió, dándose la vuelta de manera tranquila y dirigiéndose a la puerta de la casa, nada más salir soltó una maldición y corrió en busca de su hermano.

¿Cómo había sido tan estúpido como para ano darse cuenta?