Primero que nada, quiero pedir mil disculpas por la demora. Sé que han pasado unos cuantos meses desde la última vez que actualicé, y quizá las pocas personas que puede que aun quieran leer esta historia tengan que leer capítulos anteriores para acordarse de algunos detalles…la excusa que puedo dar es que tenía muchos trabajos que presentar y ya me acercaba a mis exámenes finales en la universidad, por lo que tuve que dejar de escribir en definitiva para poder concentrarme y aprobar mis cursos.

Los aprobé! Y pues supuestamente estoy en vacaciones…pero también estoy adelantando un curso en verano, así que tan desocupada tampoco estoy.

Aun así, retomé el fic y me alegra mucho volver a escribir.

Este capítulo explica varios detalles sobre el comportamiento de Ginny, y también hay otras cosas que se aclararan aquí y conforme avance la historia.

Nota: La letra en cursivas son Flash back o recuerdos.


"¿Situaciones…o solo gente inoportuna?"

El invierno no se había hecho esperar: casi desde el primer día de setiembre, Inglaterra había sido recibida con uno de los días más lluviosos y fríos del año.

-¿Desea otra taza de chocolate, señorita?

Ginny se ajustó la bufanda al cuello. Era de noche y había salido con Luna a un café de Londres para pasar un buen rato con ella. Últimamente no había tenido mucho tiempo para ir a visitarla y ambas habían acordado reunirse en un día libre para las dos.

-Sí, y también tráiganos uno de esos postres, por favor- contestó Luna al mesero que las atendía. Una vez se alejó de ellas, Luna siguió su conversación con Ginny-. Me sorprende que no estés vestida de muchacho…

-Tenias razón: en Londres muggle no hay temor por los periodistas-contestó ella encogiéndose de hombros mientras se llevaba su tasa a la boca.

-¿Y cómo va el Quidditch?

-Gwenog nos ha dado tregua, así que ya no es tan dura con nosotras-le contó-. Y también pude finalmente comprar mi nueva escoba.

-Me alegro mucho por ti-sonrió Luna.

-¿Y qué me dices tú? ¿Alguna novedad?

-Bueno, las ventas del Quisquilloso han ido bien, pero me gustaría pronto hacer un reportaje que suba las ganancias- le dijo-. El viaje a Gales no me sirvió de mucho para encontrar un snorkack…quizá debería buscar otra cosa que llame la atención de los clientes aparte de las criaturas mágicas…

-¿Sigues con la idea de querer hacerle una entrevista?- le preguntó Ginny sabiendo a donde quería llegar su amiga.

-Sí, pero no lo veo mucho. Pensé que como tú y Ron lo conocían, se verían más a menudo…

-Puedes preguntarle a mi hermano para que verifique si Potter tiene tiempo en su agenda-resopló Ginny-Aunque a él tampoco lo he visto estos días; ha estado muy atareado con las misiones…

-Y Draco y Hermione también- agregó Luna-. La última vez que vi a Draco fue hace una semana, casi a comienzos de setiembre. Y Hermione está tan saturada con papeleos que apenas tiene tiempo para salir.

-Nos ha dejado abandonadas- rió Ginny.

-A ti nadie te abandonaría, Ginny.

-Ni a ti, Luna.

-Sé que Hermione piensa que soy un poco rara- siguió ella con naturalidad-, y en el fondo sé que los demás también lo piensan…

-Y es lo que nos agrada a todos de ti- terminó la pelirroja-. Luna, para los gemelos, eres una persona demasiado genial. Y sabes que ellos no le dicen eso a todo el mundo: Ron sigue esperando escucharles decir esa palabra a él desde que tiene uso de razón…

Esta vez fue Luna quien rió.

-¿Cómo ha estado Ron?- preguntó después de que el mesero dejara su taza y dos trozos de pastel para cada una-¿Te ha vuelto a decir algo por lo que pasó en la Madriguera?

-Para nada- respondió ella-, aunque trata de evitar que pase lo mismo, pero es un esfuerzo en vano.

-¿A qué te refieres?- inquirió Luna probando su pastel.

-Digamos que entre Potter y yo hemos hecho una especie de acuerdo silencioso de ignorarnos mutuamente.

-¿Y ha funcionado?

-Yo estoy haciendo bien mi parte- aseguró Ginny-. Solo lanzo uno que otro comentario al aire…-Luna enarcó una ceja-, pero no me dirijo a él directamente, y él hace lo mismo conmigo- Ginny comió un pedazo de su postre antes de seguir- Estoy cansada de pelear, Luna. Creo que se me va a ir la voz uno de estos días si seguimos discutiendo…Y es extraño, pero últimamente él para muy callado…

-Creo que es interesante como han surgido las cosas hasta ahora entre ustedes- comentó Luna de improviso- ¿No lo crees?

-¿Qué quieres decir?

-Quien iba a imaginar que Harry era el mismo con el que te habías tropezado en la Tienda de Quidditch…

-Eso no lo hace interesante, Luna- respondió ella meneando la cabeza-. Sino más problemático.

-Quizá problemático- aceptó - Pero igual de interesante. ¿Crees que él también se haya dado cuenta?

-Lo dudo. Es un idiota…

-No todas piensan lo mismo- Luna tomó un sorbo de su tasa-. La otra vez leí en el Profeta que era el soltero más codiciado de Inglaterra.

Ginny se rió.

-¿Y a quienes le hicieron esa encuesta?

-Aunque no lo creas, hasta se lo preguntaron a mujeres de la edad de Molly- contestó-. Pero siempre recomendando a sus hijas solteras…

Ginny volvió a reír.

-Era de esperarse.

-Pero creo que tienen razón en algo- continuó Luna-. Harry es un gran partido para cualquier mujer: es millonario, joven, exitoso y bastante guapo. Incluso tú lo habrás notado, Ginny.

-Pues no lo he notado- Luna la miró fijamente con sus grandes ojos-De acuerdo, sí lo he notado ¿contenta? – dijo Ginny cruzándose de brazos.

-Bastante- contestó la rubia con una sonrisa- ¿Sabes? Ambos son orgullosos y tercos- comentó-. De hecho, tienen muchas cosas en común.

-No lo creo, Luna.

-Supongo que algún día te darás cuenta- dijo ella- ¿Y cómo van los preparativos para Halloween?

- Estupendo- afirmó Ginny feliz de cambiar de tema-. Prácticamente todo está listo. Lo único que todavía me falta por decidir es el disfraz muggle. Hermione se ofreció a ayudarme con eso cuando tuviera tiempo…

-No es tan difícil.

-¿Con qué iras tú?- preguntó con curiosidad.

-¿Has visto eso que los muggles llaman hadas?- Ginny negó con la cabeza- Son muy lindas; tienen unas alitas preciosas y el traje que usan son hermosos.

-¿Existen las hadas?

-No lo sé. Pero me gustaría mucho encontrarme una. Puedo escribir de ellas en el periódico…

Ginny sonrió; no importaba si se trataba del mundo mágico o muggle, Luna siempre sería la misma con sus creencias.

Continuaron conversando por varios minutos más. Al dar el último sorbo de su tasa de chocolate, Luna pidió la cuenta.

-Entonces, ¿Te vas ahora a Escocia?- le preguntó Ginny mientras las dos salían del Café.

-Debo ir a visitar a mi padre; me ha dicho que ha encontrado rastros de blibberings maravillosos.

-¿Cuándo estarás de vuelta?

Luna se detuvo y le sonrió.

-Pronto, Ginny. Estaré aquí para finales de Octubre, así que nos veremos en Halloween.

Ella solo asintió y le dio un fuerte abrazo a modo de despedida.

-Te voy a extrañar; sin ti, ni Draco y Hermione me sentiré sola…

-Pero podrás concentrarte mejor en el Quiddicth y ganar el siguiente partido- dijo la rubia mientras se separaba de su amiga.

-Las Avispas de Wimbourne no tienen oportunidad contra nosotras.

Segundos después, Ginny miraba el punto en donde había desaparecido Luna. Sin muchos ánimos, ella hizo lo mismo para aparecer directamente en su apartamento.

Seguía sin entender el verdadero motivo por el que debía soportar los tantos hechizos de seguridad que ahora tenía su vivienda, pero había preferido no insistirle a su hermano al saber que se trataba por algo confidencial.

Cuando puso los pies en la sala, fue directamente a sentarse sobre uno de los mullidos sillones. Cualquiera que la viera diría que se mostraba relajada, pero era todo lo contrario: acordarse de Ron últimamente ocasionaba que rememorara la última charla que había tenido con él en el parque. No lo había visto mucho después de la reunión en la Madriguera dado que estaba ocupado en el Ministerio. Sin embargo, las pocas ocasiones en que lo había encontrado siempre estaba acompañado de Potter, y su hermano solo se empeñaba en esos encuentros que ella y Harry no iniciaran otro pleito.

Pero sin darse cuenta, Ron la había hecho meditar con esa conversación. Sabía que muchas cosas habían cambiado desde la época de colegio, pero para ella otras se mostraban iguales.

-¡Tonta, tonta, tonta! Eres una tonta, Ginny…-se quejaba una pequeña niña pelirroja de once años mientras estaba sentada en el Gran Comedor.

Era su primera noche en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y acababa de ser hace unos minutos nombrada una Gryffindor por el sombrero seleccionador. Había ido nerviosa y entusiasmada a la mesa donde la esperaba la casa a la que había sido elegida, y sus hermanos la habían recibido con un gran abrazo. Sin embargo, ellos no habían sido lo que ella había estado buscando con la mirada.

Desde que supo que algún día iría a Hogwarts, se había prometido a si misma conocer a Harry Potter. Había escuchado muchas historias de él; de cómo murieron sus padres a manos de Voldemort y como él había sobrevivido a la maldición asesina siendo un bebé. Pero lo que más le gustaba de Harry era que había sido el salvador del mundo mágico: la había salvado a ella y a toda la comunidad; le debían mucho. Su familia era una de las que creía que Harry no sería un próximo señor Tenebroso, y ella estaba de acuerdo con ellos.

Decir que se había sentido nerviosa durante todo el día por ese detalle era poco. Había sido el día de torpezas para Ginny Weasley. Cuando se alistaban esa mañana para salir a Londres, casi se olvida de poner su varita en el baúl, confundió sus libros de textos con los de su hermano, dejó abierto su diario y casi lo tira Fred a la basura pensando que era un cuaderno inservible. Lo único que había deseado con todas sus fuerzas era no tropezar mientras caminaba hacia el taburete donde la esperaba el sombrero, y se sintió agradecida con Merlín cuando al fin pudo sentarse sana y salva en el sitio que le habían guardado los gemelos.

Acomodándose en su lugar, hizo un nuevo intento de buscar a Harry con la mirada: sabía que él también estaba en Gryffindor porque Ron se lo había comentado, pero entre tantas personas y siendo ella tan pequeña, le había resultado difícil ubicarlo en la estación de King Cross. Tampoco tuvo mucho tiempo de distraerse en esta ocasión tratando de ubicarlo: Dumblendore apenas había dicho tres palabras en su discurso y ya había dado inicio al banquete.

Pero a pesar de brazos y manos que se cruzaban en su vista, por fin pudo localizarlo: estaba al otro extremo de la mesa, empezando a comer tranquilamente sin hacer caso a los ruidos que hacían sus compañeros. Ginny sonrió ampliamente: no había cambiado mucho si lo comparaba con una foto que había salido de él en el Profeta ese verano.

-¿No vas a comer, Ginny?- le preguntó Ron devorando con una mano una pierna de pollo y pasándole con la otra un cuenco de sopa a su hermana.

Ella no le contestó; seguía mirando a Harry, pensando en cómo haría para conversar con él si la oportunidad se le presentaba. No calculó cuanto tiempo lo estuvo observando, pero dio un respingo cuando el chico paró de comer y alzó la vista en su dirección.

Sintió sus mejillas enrojecer al instante y apartó rápidamente la mirada, dando un brusco movimiento con su brazo haciendo que la sopa que tenía en frente se derramara y el cuenco se rompiera al caer al suelo.

-Eres una tonta…- seguía repitiéndose Ginny dándose golpes en la cabeza con una mano.

-Tienes que tener más cuidado, Ginny- escuchó que le decía George sentado a su costado, y con un movimiento de varita, reparó el cuenco-. No entiendo por qué estás tan nerviosa; ya pasaste la prueba del sombrero…

-Quizá todavía no se acostumbra a la imponencia de Hogwarts- dijo Ron entre bocado.

-Tú también estabas nervioso en tu primer día, Ron- le recordó Fred.

-Tan nervioso que casi te equivocas de cuarto y entrabas al de las chicas- se burló George.

Los gemelos rieron al ver esta vez a Ron sonrojarse, y Ginny participó de sus risas. Sabía lo que intentaban hacer sus hermanos: hacerla sentir cómoda y relajada, así que respiró hondo para calmarse. Cuando creyó que ya estaba lo suficientemente tranquila, reunió toda la valentía que consideraba digna de una Gryffindor y posó sus ojos otra vez en Harry.

Lo peor que podía pasar es que él se estuviera riendo al ver lo torpe que había sido, pero para su asombro, lo vio seguir comiendo tranquilamente como si nada hubiera pasado. Ginny dio otro suspiro de alivio: Harry ni siquiera la había mirado y ella había reaccionado precipitadamente pensando que era todo lo contrario. Merlín le daba una segunda oportunidad para no volver a hacer el ridículo frente a él la próxima vez.

Un poco más calmada y empezando a comer, decidió dejar el tema de Harry Potter por esa noche y disfrutar el banquete junto a sus hermanos.

-Que tonta…-murmuró esta vez la Ginny del presente sabiendo todo lo que había pasado después.

No había llegado a hablar con Harry Potter en su primer año: en parte porque siempre se ponía nerviosa y porque Riddle la mantuvo ocupada durante todo su año escolar atacando muggles y matando gallos. Había sido su peor año en Hogwarts, pero el segundo tampoco le había ido mucho mejor…

Ginny cargaba un montón de libros en los brazos que había sacado de la biblioteca para hacer su redacción de Encantamientos. Nadie la había ayudado a llevarlos: desde el comienzo del año, la gente tenía miedo de acercarse a ella por culpa de lo que había pasado hace unos meses en la cámara de los secretos. Eso, sumado a que en su primer año tampoco había conseguido muchos amigos, la hacía sentirse terriblemente sola en ese inmenso colegio. Sus hermanos le hacían una muy buena compañía: habían intentado no separase de ella desde que había comenzado el año, pero Ginny, por mucho que le gustara pasar el tiempo con ellos, sabía que no era lo mismo que hacer sus propios amigos.

Este era uno de esos momentos en que se sentía excluida por parte de todos: a pesar del acostumbrado silencio que hubo en la biblioteca, había podido sentir las miradas y escuchar los pequeños murmullos de varios de sus compañeros dirigidos hacia ella. Sin querer parecer afectada, había recogido rápidamente los textos que necesitaba y había salido lo más calmadamente posible en dirección a la sala común.

Los libros le llegaban a la altura del rostro, haciéndole difícil ver por donde caminaba. Sabía que estaba todavía lejos de la torre de Gryffindor, así que intentó recordar algunos pasadizos secretos que había descubierto gracias a su deseo de querer evitar miradas curiosas en su dirección.

Iba a atravesar un tapiz que ocultaba unas escaleras al piso superior cuando alguien más salió por él, haciéndola chocar directamente con esa persona. Cayó al suelo junto a los libros que había estado cargando segundos antes.

-Deberías tener más cuidado-le dijo una voz. Ella se quedó de piedra al reconocerla. Sintiendo que se estaba ruborizando, alzó la mirada para ver al muchacho con el que había tropezado, pero Harry Potter ya se alejaba rápidamente de allí, caminando en dirección opuesta hacia los pisos inferiores.

Ni siquiera la había visto, no de la forma en que a ella le hubiera gustado. A pesar de que Harry la había salvado de Riddle, su relación con él no había cambiado. ¡Ni siquiera tenían una! No eran amigos, ni compañeros de curso…ni nada. La única vez que habían cruzado palabra había sido cuando ella le intentó explicar que todo había sido culpa del diario, pero estaba tan desorientada y en estado de shock por lo que había pasado que lo que menos le importaba era querer impresionar a Harry con algún comentario ingenioso. Lo único que había querido en esos instantes era regresar a la Madriguera para ver a su familia completa, porque había estado segura que Riddle la mataría y dejaría su cadáver en el frio suelo de esa cámara.

Como muchas veces en ese verano, y muchas veces desde que regresó al colegio, había sentido ganas de llorar; llorar de cólera, porque no tenía amigos; llorar de rabia, porque estaba molesta consigo misma por pensar en soltar una lágrima; llorar de tristeza, porque se sentía sola; y simplemente llorar, porque después de todo lo que había sufrido, ella sabía perfectamente que no era la misma niña que había entrado el año pasado a Hogwarts, y que nunca más podría volver a serlo.

Sentía su respiración agitada de nuevo, pero había aprendido a calmarse. No dejaría caer ni una sola lágrima, ni una más. Durante esos meses, supo como esconder sus emociones, a como ocultarlos tras una fachada de indiferencia para el resto del colegio, y tras una sonrisa solo cuando estaba con sus hermanos. No quería que se preocuparan por ella ni que la protegieran: ella podía hacerlo sola. Con el tiempo, mejoraría incluso sus habilidades mágicas y nadie se metería con ella: no dejaría que Voldemort le arruinara la vida en un futuro. El futuro era suyo; Riddle se podía quedar con los trozos de su niñez acabada.

-¿Qué haces, Weasley? ¿Buscas una moneda en el suelo?

Ginny recogió los libros sin hacer caso a la persona que empezaba a reírse de ella. Se incorporó lentamente acomodándolos lo mejor posible en sus brazos.

-¿De nuevo sola? Seguro aún te tienen miedo. Son unos estúpidos: tener miedo a alguien como tú es patético.

Ella prefirió no usar el tapiz. No quería mostrarle al idiota que la fastidiaba un pasadizo secreto que seguramente desconocía. En su lugar, decidió enfrentarlo.

-Pues sí, son patéticos. Pero a mí no me importa lo que piensen de mi, igual que no me importa tus insultos.

-¿Podías hablar, Weasley?- se rió Malfoy ignorando lo que había dicho.

-¿Y tú puedes pensar, Malfoy?- lo cortó ella- Pensé que necesitabas de Crabbe y Goyle para hacerlo…

El chico la miró malhumorado.

-Si sabes lo que te conviene, no te metas conmigo…- le advirtió él alejándose de ella-. Tienes suerte de que ande con prisa…

-¡Tú eres el que está de suerte, idiota!- exclamó Ginny al verlo desaparecer tras una esquina. Sabía que no era cierto: Malfoy era un año superior a ella, pero no iba a dejar intimidarse por alguien como él.

Sin muchos ánimos, reanudó el camino que había dejado cruzando al fin el tapiz. Cuando pudo subir las escaleras hacia un nuevo pasillo, escuchó a otras personas muy cerca de ella.

-Sabes que te llamamos Lunática ¿verdad?

Ginny había visto antes a los tres estudiantes que estaban allí: todos eran Ravenclaw y estudiaban en el mismo año que ella.

-Sí, lo sé, pero no entiendo por qué me llaman así- contestó la niña a la que llamaron Lunática.

-¿En serio crees que existen los nargles?

- ¡Claro! Mi padre piensa que…

-Nadie lee a tu padre: todo el mundo mágico sabe que el Quisquilloso es basura.

Ginny frunció el ceño. Hasta había conocido Slytherins que podían ser más amables que esos dos alumnos de Ravenclaw.

-Ya déjenla en paz- les dijo.

Los tres chicos voltearon hacia ella y Ginny reconoció las expresiones de temor en los dos alumnos que molestaban a la rubia. Apenas la miraron, dieron media vuelta alejándose lo más rápido posible.

-Que cobardes…-murmuró la pelirroja-. Al menos sirvió de algo que crean que soy peligrosa…

-Yo no creo que seas peligrosa- dijo la niña con una sonrisa-. Gracias por ayudarme.

Ginny se sorprendió al ver que la chica no rehuía de su presencia.

-Eres Ginny Weasley- siguió ella-. Yo soy Luna Lovegood, aunque hay gente que me llama Lunática…si quieres puedes llamarme lunática, todo el mundo lo hace.

-Luna está bien para mí- le aseguró de inmediato- ¿Y por qué la gente te llama de esa manera?

-Es que les estaba contando que había visto unos nargles en un muérdago de la clase de Herbología.

-¿Nargles?

- Sí, nargles. Pero habrá más en Navidad. Le tendré que decir a la profesora Sprout que desinfecte los muérdagos antes de ponerlos por el colegio.

-Deberías hacerlo.

-¡Lo sé! Eso les estaba contando a esos chicos que espantaste, pero dijeron que era una idea tonta- Luna la miró con sus grandes ojos, observándola con atención- ¿Quieres que te ayude con esos libros?

-Muchas gracias- contestó ella cuando la chica cogió una buena cantidad para llevarlos en sus brazos.

Por primera vez desde que había pisado Hogwarts, Ginny Weasley pudo sonreír con total sinceridad mientras Luna le seguía contando de las criaturas extraordinarias que su padre y ella habían buscado durante las vacaciones de verano. Hacía tiempo que no caminaba con una persona que no fueran sus hermanos, y si el estar ahora con esa niña rubia era lo más cercano que podía experimentar a tener un amigo de verdad, ella lo estaba disfrutando.

Nunca podría volver a ser esa niña libre de oscuridad en su vida, pero descubrió que podía lidiar con ello. Aunque el diario la había cambiado para siempre, no lo había hecho completamente de forma negativa. Riddle se había interesado en ella porque había visto algo que los demás no habían descubierto, ni siquiera la propia Ginny: ella era fuerte y valiente, y un mismo Voldemort de dieciséis años le había asegurado que podía llegar a ser una gran bruja si se lo proponía.

-Creo que te aburrí con mi historia- dijo Luna deteniéndose de repente.

-No es eso- aclaró Ginny con gesto de disculpa- Es solo que estaba recordando algunas cosas…

Luna la miró fijamente.

-Sé lo que dicen de ti, pero no creo que sea cierto- le aseguró-. No eres peligrosa, Ginny, y no eres mala persona. No pienses que lo eres ni por un segundo.

Ella solo pudo asentir.

-La gente le tiene miedo a lo que es diferente- le dijo devolviéndole sus libros.

-¿Tú crees que soy diferente?- le preguntó Ginny tratando de que su voz no flaqueara.

-Lo eres, Ginny- le contestó Luna-. No puedes ser la misma del año pasado, pero todo está bien. Yo tampoco soy la misma desde que mi madre murió, pero esas cosas siempre pasan. A uno siempre le pasan cosas malas. Lo importante es aprender a sobrellevarlas.

Ginny asintió de nuevo. Sabía que si hablaba en esos instantes, sus cuerdas vocales le fallarían.

-Espero verte de nuevo- se despidió Luna-. No sé el camino a la torre de Gryffindor, y se supone que no puedo ir por allí, así que hasta aquí puedo llegar. Espero verte otro día.

La vio alejarse dando pequeños brinquitos mientras caminaba en la dirección opuesta.

-¡Luna!- gritó antes de que se fuera. La muchacha volteó a observarla-. Gracias por todo.

-No fue nada.

-Te veo en el Gran Comedor más tarde.

Luna le dedicó una gran sonrisa.

-Gracias a ti, Ginny. Yo sé que seremos muy buenas amigas.

Ginny volvió a sonreír ampliamente caminando de nuevo hacia la torre de Gryffindor, teniendo el ligero presentimiento que las palabras de Luna ya se habían hecho más que realidad.

Y no se había equivocado: una de las cosas que más le alegraba la vida era el saber que contaba con la amistad de Luna. Nunca tendría palabras para describir lo agradecida que estaba con ella por todos esos años juntas.

Con una sonrisa, recordó la pequeña reunión que habían armado en su tercer año en Hogwarts. Como los alumnos de cuarto para adelante eran los únicos que podían ir al Baile de Navidad, había planeado que los de su año también pudieran celebrarlo en la sala de los Menesteres. Fred y George se habían asombrado ante ese descubrimiento, y la habían felicitado bastante por ello, pero para ella no había sido difícil hallarla. De hecho, si no fuera porque Filch y su exasperante gata la estaban siguiendo una noche, ella no la habría descubierto.

La mayoría de estudiantes del colegio parecían estar más nerviosos que entusiasmados por esa noche. Por todos lados podía oír conversaciones de túnicas perdidas, maquillaje no listo, citas en los terrenos…temas triviales que a ella sinceramente no le importaban. Estaba más concentrada en su "pequeña y clandestina" reunión que tendría con unos compañeros de curso en la Sala de los Menesteres.

Desde mediados del año pasado, la actitud de varios de sus compañeros hacia ella cambió conforme pasaba el tiempo, y Ginny estuvo muy contenta por ello. Ahora no solo tenía a Luna como amiga, sino que disfrutaba además de la compañía de Colin, Michael, Neville, Dean y de una gran variedad de personas de diferentes casas y años. Hasta ahora le parecía increíble que las cosas hubieran cambiado tanto, pero Luna le había dicho que en realidad no le sorprendía. Según las palabras de la rubia, Ginny era bastante graciosa y linda como para que la gente no se percatara de su encanto. De más está decir que la pelirroja se había ruborizado ligeramente ante esas palabras, pero poco a poco trataba de acostumbrase a la directa franqueza de Luna.

Esa misma tarde de la fiesta, cuando había pocos alumnos por los pasillos ("Seguramente la mayoría alistándose para la noche" pensó Ginny) había bajado a las cocinas para recoger unas cuantas botellas de cerveza de mantequilla y comida. No estaba segura si la sala también proveería alimentos, así que decidió asegurarse pidiéndole a los elfos que le dieran un poco para llevar. Sin embargo, "un poco" a entendimiento de un elfo, era un festín para Ginny. Contenta por toda la comida que consiguió, se apresuró a guardarlo en su mochila y subir hasta el séptimo piso.

Pero la suerte no estuvo de su lado esta vez: cuando llegó al pasillo de la sala, tuvo que ocultarse rápidamente tras una armadura al escuchar que unas voces se acercaban hacia ella.

Maldijo más su suerte al reconocer quiénes eran.

-¡Vamos, Romilda! Lo has mantenido en secreto desde ayer. Sólo dinos con quien irás al Baile….

-Ya te dije que no, Melanie, pero te prometo que no tardarás en enterarte. Seguro los chismes volarán esta noche- dijo Romilda.

-Al menos tú podrás ir- habló otra voz con tono decepcionado. Ginny sacó la cabeza de su escondite y no se sorprendió al ver que era Jane, una alumna de Ravenclaw.

-Les dije que se pusieran avispadas si querían asistir- les recordó Romilda con una sonrisa petulante en su rostro.

-Pero tú nos contaras todo lo que pase, ¿cierto?

-Por supuesto: sé que no todos los de tercero tienen tanta suerte como yo de ir a un evento así.

-Yo escuché a una niña de segundo llorando porque no podía ir…

-Eso no importa, yo solo quiero enterarme con quién irá Harry Potter….

Ginny se apegó más a su escondite al ver que las tres chicas se detenían a unos pasos cerca de donde ella estaba.

-Ése ha sido el gran misterio que hasta ahora todos se preguntan…

-Sé que una alumna de séptimo le pidió ser su pareja hoy en la mañana, y que él la rechazó…

Las tres chicas rieron.

-¿Y dónde está esa chica?

-En el baño, llorando con la niña de segundo…

-En lo personal, me sorprende que no haya sido Weasley quien le pidió ser su pareja- comentó Romilda, haciendo que Ginny frunciera el ceño al saber lo que se venía-¿Todavía se acuerdan de cómo actuaba cuando mencionaban a "Harry Potter" cerca de ella?

-No la puedes culpar: cualquiera estaría fascinada con Harry Potter, y más con lo guapo que se está poniendo.

-Además, a esa tal Weasley ya no parece interesarle. Ya no se entusiasma como antes…

-Bueno, en lo personal, me alegra que Harry ni la vea- agregó Melanie- Pensé que lo haría viendo la popularidad que ha estado ganando esa tonta…

-Yo no sé que le ven… ¿Has escuchado que le gusta a Michael Corner?

-¿Michael? ¿Pero qué le pudo haber visto Michael? Si es una pobretona…

-Bueno, ya sabrá Michael a lo que se atiene estando con ella- dijo Romilda-. Sin embargo, yo le estaría agradecida si la quitara de mi camino. Weasley últimamente me está sacando de mis casillas…

Ginny sonrió al percibir la molestia en la voz de Romilla, y esperó a que ella y su grupo de amigas desaparecieran por una esquina para poder reírse.

Era sabido por varios que Romilda Vane no toleraba a Ginevra Weasley, y era mucho más sabido aún que Ginny compartía la misma antipatía.

Según a palabras de Romilda, la pelirroja sentía envidia de ella porque era más linda, más inteligente, con una familia de clase alta adinerada, y mucho más popular.

Según a palabras de Ginny… todo eso era basura.

Ella sabía perfectamente lo que realmente molestaba a Romilda, y eso era precisamente que a pesar de que se consideraba mejor que ella, Ginny seguía siendo la chica que más les agradaba a todos, o en términos de Romilla, "la más popular".

Ginny la ignoraría de no ser porque su orgullo Weasley no se lo permitía. Sin embargo, esta vez decidió no intervenir; tenía que llegar a la Sala de los Menesteres a arreglar todo para esa noche.

Con ayuda de Luna y Colin, que ya la estaban esperando dentro, adornaron el lugar y sacaron todos los dulces antes de que los invitados llegaran. No irían muchos: entre todas las casas, a excepción obvia de slytherin, a lo sumo esperaban a veinte personas.

-¡Un brindis por todos los afortunados que no tenemos que ir a ningún baile!- dijo Colin a sus compañeros de tercero una vez que estuvieron todos presentes- ¡Y otro brindis más por ahorrarnos galeones y no haberlos gastados en ridículas túnicas de gala!

Ginny casi se ahoga con su cerveza viendo a los demás aplaudir a Colin.

-¡Me olvidé de buscar a Ron!- le dijo a Luna en un susurro-. ¿Tú crees que ya haya empezado el Baile?

-No lo creo. Recuerdo que alguien me dijo que empezaba a las nueve…

Ginny buscó desesperadamente por la sala algún reloj, y uno apareció mágicamente sobre una de las mesas.

-Tengo veinte minutos…

-¡Ginny!- exclamó Luna-. Recuerda que si te descubren a esta hora en los pasillos, te vas a meter en problemas…

-Tendré cuidado- le aseguró antes de salir.

Tomó varios atajos para llegar al Vestíbulo lo más rápido posible. Cuando cinco minutos después escuchó unas primeras voces hablar animadamente cerca de ella, supo que no debía estar lejos. Decidió que la mejor idea para no llamar la atención era no bajar por las grandes escaleras, así que corrió un poco más por otro pasadizo que la dirigiera un piso más abajo. Abrió una última puerta y se encontró cara a cara con cientos de estudiantes esperando que el Gran Comedor se abriera para ellos. Con mucho cuidado, se dispuso a buscar a su hermano, y dándole gracias a Merlín, lo encontró sin problemas en uno de los rincones del Vestíbulo.

-¡Ginny! ¿Qué haces aquí?- Ron la jaló de un brazo hasta ocultarlos detrás de un muro-. Te vas a meter en problemas si McGonagall te ve aquí…

-¿Dónde está tu pareja, Ron?- le preguntó Ginny intentando recuperar el aliento.

-Una de sus amigas me dijo que llegaría en unos minutos…Ginny ¿Qué haces aquí?-repitió con apuro.

Tomando otra bocanada más de aire, ella le sonrió.

-Vengo a solucionar tu problema- le contestó examinando su túnica de gala-. Creo que mamá esta vez sí se equivocó…

A su hermano se le pusieron las orejas coloradas.

-Sabes que no tenía mucho dinero- replicó.

-No la estoy culpando, pero debió al menos hacerlo más decente…

-No me estás haciendo sentir mejor, enana…

-¡No me llames así!- le advirtió ella. Ron se rió un segundo, pero se detuvo al ver que ella sacaba la varita.

-Era una broma, Ginny…

Ahora fue ella la que se rió ante la cara de terror de su hermano.

-No te voy a hacer nada malo esta noche- le dijo-, pero he estado practicando un hechizo y creo que podría ser muy útil en estas circunstancias…

-¿Qué vas a hacer?- le preguntó Ron dubitativo.

-¿Confías en mí?- él no contestó observando reticentemente la varita- ¡Ron!

-Sí, sí, confío en ti- respondió – Solo hazlo- y cerró los ojos.

Ginny se concentró y murmuró

-¡Evanescere frills!

Con una sonrisa, animó a su hermano a abrir los ojos.

-¿Qué fue lo que hiciste?

-Desaparecí esos ridículos volantes que tenia tu túnica- dijo apreciando su trabajo y observando la sonrisa que comenzaba a formarse en los labios de Ron-. Todavía falta algo- moviendo su varita, pronunció otras palabras-. ¡Listo! Solo oscurecí más el color de tu traje para que luzca un tono más serio y se vea más varonil. Lamento no poder cambiar el color, pero no sé cómo…

Se vio interrumpida cuando su hermano la abrazó con fuerza.

-No importa, Ginny, te lo agradezco- dijo soltándola- ¿Dónde aprendiste ese hechizo?

-En la biblioteca.

-¡Wow! Gracias por tomarte el tiempo-le dijo con una gran sonrisa-Ahora se ve mucho mejor…

-De nada, y espero que te vaya bien esta noche…

-Y yo espero que a ti no te descubran con esa reunión que estás haciendo allá arriba.

Ambos rieron, pero esta vez fue Ginny la que paró al ver a una pareja al otro lado del Vestíbulo.

-¿Invitó a Romilda Vane?-inquirió de repente con disgusto-De todas las mujeres que pudo haber invitado, ¿Tenía que ser a la insoportable de Vane?

Ron parpadeó ante el cambio brusco de tema y también observó a la pareja de la que hablaba su hermana.

-Estoy seguro que Potter habría venido solo de no ser porque está obligado a tener pareja- explicó el muchacho-. McGonagall se lo dijo ayer en clases…

- Ahora entiendo por qué estaba tan contenta…

-He escuchado que ella fue quien lo invitó.

-Los rumores sí que vuelan rápido- dijo mirando como Romilda trataba de llamar la atención de Harry, pero este parecía pensativo.

Fue en ese momento en que la chica alzó la vista y la fijó en la pelirroja. Ron al percatarse de eso, trató de que Ginny se ocultara más detrás del muro, pero ella no le hizo caso. Le sostuvo firmemente la mirada, y a pesar de la lejanía y de las personas que se cruzaban frente a ella, pudo vislumbrar la burla en esos ojos mientras le dedicaba a la vez una sonrisa socarrona.

Ni siquiera se inmutó cuando vio que ella tomaba del brazo a Harry y se apegaba más a él.

-Me da lástima por Potter- comentó cuando Romilda finalmente apartó la vista de ella-. Tener que soportar a esa chica toda una noche es peor que una de las pruebas del Torneo. Deberían darle los mil galeones solo por ello…

-Será mejor que te vayas, Ginny- le aconsejó Ron-. Ya te vio y le puede ir con el cuento a McGonagall.

Ella asintió, y le dio una última revisada a su traje de gala.

-Diviértete.

-Tú también.

Cuando regresó a la Sala de Menesteres, Ginny volvió a reír. Ya se imaginaba los típicos alardes que haría Romilda al día siguiente, y se divirtió pensando si a Potter le molestaría los chismes que se inventarían acerca del baile de esa noche.

Se levantó del sillón y se encaminó hacia la cocina. Soltando un bostezo, puso agua en la tetera con un movimiento de varita y luego la dejó sobre la hornilla esperando a que hirviera.

Ese mismo año había empezado a salir con Michael, pero la relación no duró mucho. No tenían tantas cosas en común como había pensado, y el chico a veces se podía poner bastante pesado cuando discutían sobre Quidditch. Ahora que lo había vuelto a ver hace unos meses, pensó que sería una buena idea intentarlo de nuevo, pero tropezó con la misma piedra dos veces al ver que seguían siendo incompatibles. Lo bueno es que ya no la acosaba. Al parecer, un quinto moco murciélago era mejor salida para terminar una relación que pelearse por Quidditch…

Después de otra dura práctica de Quidditch, Ginny caminó por los pasillos con la escoba en mano hacia la sala común. Era cazadora del equipo de Gryffindor desde cuarto año, y a pesar de que los estúpidos castigos de Umbridge, las reuniones del ED, las clases y los exámenes habían consumido bastante de su tiempo, no se había dado por vencida con respecto a seguir entrenando, y ese esfuerzo había dado sus frutos ahora en su quinto curso.

Había sido elegida capitana del equipo (para molestia de Romilda) y junto con su hermano Ron, que era guardián (y quien para su sorpresa no se había puesto celoso por su capitanía ya que se aliviaba pensando que ella no había recibido ninguna insignia de prefecto como él), habían elegido a comienzos del año al nuevo equipo.

-¡Ginny!- la llamó Colin corriendo hacia ella- Necesito que me hagas un favor. Vas a la sala común ¿no?

-Pensaba dejar mi escoba en el cuarto antes de irme a bañar- le explicó enseñándole la sucia túnica de Quidditch que traía- Acabo de tener entrenamiento…

-Estupendo- contestó Colin distraídamente mientras le daba un rollo de pergamino-. El Director me pidió que le diera esto a Potter, pero no tengo tiempo de ir a buscarlo…

-Colin…

-¡Tengo castigo con McGonagall ahora!- exclamó-. No quiero ni pensar en cómo se pondrá si es que llego tarde…. ¿Puedes entregarle ese pergamino?

Ginny suspiró y asintió.

-Está bien, pero ahora corre si no quieres que ella te castigue por tu impuntualidad.

-Eres genial, Ginny- dijo Colin dando media vuelta, pero se volvió para decirle con una sonrisa- Por cierto, Dean te ha estado buscando.

-¿Qué quería?

-Vamos, Ginny, como si no lo supieras- y antes de que ella pudiera replicarle, su amigo salió corriendo en dirección opuesta.

Y es que otra cosa que Ginny Weasley había ganado ese año aparte de su capitanía en Gryffindor, había sido un nuevo novio.

A diferencia de Michael, Dean Thomas no se molestaba al hablarle de Quiddicth… aunque eso era en parte porque ambos eran unos Gryffindor y apoyaban al mismo equipo. Se habían mandado cartas durante todo el verano, y recientemente, cuando habían vuelto a Hogwarts, no pasó ni dos semanas antes de que el chico le pidiera salir con él. Su hermano había puesto los ojos en blanco murmurando algo sobre que cambiaba muy rápido de novio, pero un hechizo de la varita de Ginny lo había hecho callar de inmediato.

No se arrepentía de haber aceptado a Dean; era un muchacho muy divertido y siempre la alegraba, pero últimamente lo había dejado un poco de lado por las prácticas. Es más, no lo había visto en todo el día, así que supuso que la estaría buscando para pasar lo que quedaba de la tarde. Sonriendo, se apresuró lo más que pudo en llegar a la Torre de su casa.

Una vez que entró por el retrato, buscó con la mirada a su novio, pero no lo encontró por allí. Había unos cuantos alumnos de primero sentados cerca de la chimenea, pero quien capturó su atención fue el chico que estaba sentado en el alfeizar de una de las ventanas cerradas de la sala. Lucía absorto leyendo un libro sobre Encantamientos.

Sin muchos ánimos por no haber encontrado a Dean, Ginny se acercó al joven para entregarle el pergamino.

-Me dijeron que te diera esto-murmuró con desgana.

Harry parecía no querer apartar la mirada de su texto, pero cuando fijó su vista en el pergamino, rápidamente se lo quitó a Ginny para abrirlo.

La chica enarcó una ceja observándolo leer lo que sea que contenía esa carta, y a medida que los segundos transcurrían, inconscientemente comenzó a hacer un ruido de impaciencia con los pies.

Sin embargo, Harry no le hizo caso; tenía el ceño fruncido a medida que seguía leyendo el pergamino. Y para molestia de Ginny, descubrió que su paciencia ya había llegado a un límite.

-¡Al menos podrías decir gracias!- dijo dando grandes zancadas hacia las escaleras de las chicas. No se molestó siquiera en ver si Harry había levantado por fin la cabeza para verla. –Cretino…-murmuró entrando a su cuarto, arrojando a la vez la escoba encima de su cama. Sin querer perder más minutos, cogió unas prendas de su baúl antes de meterse al baño que había en la habitación. Hubiera querido usar el de los Prefectos ahora que tenía permiso para hacerlo, pero se dio cuenta que eso solo le quitaría tiempo si es que quería ir a reunirse con Dean lo más rápido posible.

Cogió un paquete de galletas mientras esperaba a que el agua terminara de calentar. Definitivamente, Dean era un muy bien chico y hasta ahora era su amigo. Su relación en el colegio había funcionado muy bien hasta que ella se dio cuenta que el gusto que sentía por él se estaba apagando de a pocos. Quizá todo sucedió por el estrés de la llegada de los TIMOS, quizá fue porque ambos cambiaron, quizá fue porque la inminente guerra fue la que en realidad los cambió…de cualquier manera, ambos habían terminado la relación y Ginny estaba segura que había sido lo mejor.

Apenas terminó de cenar, salió rápidamente del Gran Comedor. La conversación que había surgido hace unos minutos en la mesa había sido una de las más incómodas tanto para ella como para sus propios compañeros. Ya la mayoría se había enterado que ella y Dean habían terminado su relación, y como a Ginny no le había quedado otra opción que sentarse a su lado al ver que sus amigos estaban reunidos nuevamente en los asientos que solían ocupar; trató de actuar como si nada hubiera pasado, ocupando su atención en Luna más que en cualquier otro. Su amiga entendió el gesto y nadie dijo nada acerca del asunto entre la pareja.

Sin embargo, Dean había intentado hablar nuevamente con ella durante ese breve rato, pero Ginny ya estaba cansada de darle la misma explicación de su rompimiento con él, por lo que apenas terminó su plato, se levantó y con un pequeño gesto de despedida, les dijo que iba a dormir.

Ahora estaba en uno de los pisos superiores, merodeando por el colegio y tratando de no pensar en lo sucedido. Puede que el rompimiento con Dean le ayudara a concentrarse mejor en sus TIMOS…y de hecho, ahora se sentía más libre y relajada de lo que había estado que cuando pasaba momentos con su antiguo novio…. Hasta se sentía ligeramente contenta de haber terminado con él…

Suspiró ante ese pensamiento. Aunque sonara un poco cruel, su mente le decía que solo estaba siendo honesta consigo misma.

Lo mejor que podía hacer ahora era ir a su dormitorio y cumplir con la excusa que había inventado hacia unos minutos. Caminó por otro pasillo a su izquierda y estaba a punto de doblar una esquina cuando escuchó unas voces apagadas que provenían de una puerta semiabierta de ese mismo corredor.

Con cierta extrañez, se dio cuenta que se trataba de uno de los baños de varones del colegio; pero lo que llegó a sorprenderla y hacer que su curiosidad apareciera fue escuchar una especie de lamentos dentro del lugar.

Teniendo mucho cuidado de no ser descubierta, se acercó hasta la puerta y asomó la cabeza para ver quien estaba adentro.

Con los ojos completamente abiertos, observó a Malfoy apoyándose sobre los lavabos del baño; su cabello rubio no estaba ordenado ni pulcro como solía tenerlo, y había una expresión cansada en su rostro que se reflejaba en uno de los espejos.

Pero lo más increíble de todo era que le era casi imposible de creer que estuviera hablando con Myrtle La Llorona.

-Si al menos pudieras decirme lo que te pasa…podría ayudarte- susurró el fantasma levitando cerca de él.

-¡Ya te dije que no!- exclamó Malfoy con furia- Tú no puedes ayudarme… ¡Nadie puede ayudarme!

-No digas eso…

-Debo encontrar la forma de reparar ese maldito mueble… – siguió Malfoy, sin hacer caso de algunas palabras de consuelo que le seguía diciendo la chica- Morir no es lo que quiero, y mi madre puede…

-Pero…

-¡Vete!- Malfoy se volteó bruscamente hacia la niña- ¡Déjame solo! ¡No te necesito ahora!

-Yo solo…

-¡VETE!- Myrtle, con lágrimas en los ojos, soltó un gran sollozo y se sumergió en uno de los retretes.

Ginny frunció el ceño ante esa escena. Fijó su vista en el inodoro que Myrtle había usado, viendo como el agua había salpicado una de las paredes con su dramática huida, y estaba empezando a sentir pena por la pobre chica cuando un mano la jaló fuertemente del brazo, introduciéndola dentro del baño.

Un segundo después sintió que alguien la empujaba, ocasionando que su espalda chocara rudamente contra la puerta del lugar, cerrándola así por completo.

-¡Au! Eso me dolió…-se quejó Ginny tratando de frotarse la espalda, pero se quedó de piedra al darse cuenta que Malfoy era quien la tenia aprisionada. Vio sus ojos grises despedir destellos de furia.

- ¡¿SE PUEDE SABER QUÉ DEMONIOS HACES ESPIÁNDOME, WEASLEY?

Ginny tragó saliva. Lo menos que había querido era ser descubierta, y menos por Malfoy.

-Eh…y-yo solo p-pasaba por aquí –balbuceó, reprimiéndose a sí misma mentalmente por estar nerviosa.

Malfoy golpeó fuertemente la puerta detrás de ella con el puño. Ella se sobresaltó al instante.

-¡Pues elegiste un mal momento para pasar por aquí!- rugió.

Ella tragó saliva una vez más antes de contestar.

-¡Yo puedo andar por donde se me dé la gana!- exclamó, y se sintió aliviada al escuchar que su voz sonaba más fuerte- ¡Así que…

-¿Qué escuchaste?- la cortó él abruptamente. Ella lo miró un poco sorprendía al escuchar el cambio repentino en su voz. A pesar de que sus ojos grises seguían transmitiendo bastante ira, las palabras habían salido de su boca denotando cierta alarma y desesperación.

-Nada- contestó un poco insegura. El chico arqueó una ceja- Bueno…-suspiró- Solo vi el momento en que Myrtle se lanzaba al inodoro…

Malfoy se la quedó mirando fijamente un par de minutos que a ella le parecieron horas. Por alguna extraña razón, Ginny sintió que lo mejor era evitar su mirada.

-Espero por tu bien, Weasley…-empezó a decir en un susurro cargado de ira- que sea verdad lo que me estás diciendo, porque si me entero que estás mintiendo….

-Las pagaré –terminó ella con escepticismo- Sí, se como acaba esa oración, Malfoy.

-Y te la seguirán repitiendo como te encuentren de chismosa otra vez…

Ginny lo fulminó con la mirada.

-¡Yo no soy ninguna chismosa! ¡A mí no me interesa con quien discutes tus problemas, Malfoy! ¡No me…-se interrumpió de inmediato cuando sintió que Malfoy la tomaba fuertemente del cuello.

-¡Entonces sí escuchaste algo!- le gritó él lanzándole una mirada asesina- ¡Eres una mentirosa, Weasley! ¡Vamos, contesta!

-¿Y q-qué importa s-si escuché a-algo? – Respondió Ginny con la voz entrecortada, retorciéndose para intentar zafarse de su agarre- ¡A mí no m-me interesan t-tus problemas! ¡No m-me importan! ¡Suéltame!

-¡CÁLLATE!- le gritó Malfoy, haciendo que Ginny cerrara la boca de inmediato- ¿CREES QUE NO SÉ´QUE A NADIE LE INTERESO? ¿PIENSAS QUE NO SÉ QUE A NADIE LE IMPORTO? ¡NO TIENES QUE REPETIR LO QUE ES OBVIO, WEASLEY!

Ella dejó de moverse, olvidando la razón por la que estaba tan molesta con Malfoy porque a pesar de la furia y de las inmensas ganas que había sentido de hechizarlo, no pudo evitar sentir también una cierta tristeza al escuchar esas palabras.

Meneó la cabeza ligeramente, tratando de recordarse así misma que tenía que salir de ese lugar.

-Malfoy…-dijo después de unos minutos- Yo no…-volvió a tragar saliva- Suéltame, por favor….

E increíblemente para su sorpresa, el aflojó el agarre de su cuello para después soltarla.

-Vete, Weasley… ¡Fuera de mi vista!

Dejó el paquete a un lado. Aunque sabía que a ciertas personas les costaría creerlo, ese encuentro había sido el origen para otros más. Siendo ella tan obstinada, había decidido vigilar a Malfoy, pero sin mucho éxito. Simplemente parecía que Malfoy desaparecía de Hogwarts, y así lo hubiera seguido creyendo ella de no ser porque a finales de ese año, todos supieron del armario evanescente que el rubio había estado arreglando para dejar pasar a los mortífagos.

El séptimo año fue el peor de todos porque precisamente los seguidores de Voldemort habían tomado Hogwarts matando a Albus Dumbledore.

-¿Por qué lo sigues apoyando?

Escuchó un suspiro a su lado. Estaba recargada sobre una pared, observando el tapiz que tapaba el pasillo en el que estaban ellos. Le lanzó una ojeada más para verificar que nadie venia antes de volverse hacia él por una respuesta.

-Es la misma pregunta que me haces siempre, Ginevra- respondió Malfoy sin muchos ánimos, recargado en la misma pared a unos centímetros de ella.

-Y siempre me das esa misma respuesta- suspiró ella-. Sabes que tú familia no es la única que está en peligro…-murmuró.

-¿Y crees que no sé eso?- le contestó con enfado.

-Sé que lo sabes muy bien –ella frunció el ceño- y lo más deprimente es que no te importa. Eres un egoísta…

Malfoy soltó un resoplido.

-¿Es para esto que me citaste? ¿Para decirme lo decepcionada que estás de mí?- inquirió con expresión burlona- Sabes muy bien que tu opinión no me afecta en lo más mínimo…

-Claro, y es por eso que llevas todos estos meses hablando conmigo y no con Myrtle- Ginny puso los ojos en blanco.

-Y ahora creo que cometí un error. Ese fantasma es más fácil de lidiar que…

- Si te cite aquí es para decirte que esta será la última vez que hablemos – le interrumpió Ginny lanzándole otra mirada al tapiz.

No necesito observar a Malfoy para saber que estaba sorprendido.

-¿Y se puede saber por qué ahora tomas esa decisión?- preguntó frunciendo el ceño.

-Porque es obvio que tu vas a seguir de su lado- contestó observándolo de nuevo, frunciendo el ceño de igual manera-. Regresaste a Hogwarts como si nada hubiera pasado, te nombran delegado y vas por allí ayudando campamente a los mortífagos…

-Antes eso parecía no molestarte…

-¡Por supuesto que me molesta! ¡Siempre me ha molestado! ¡No bromees con eso!- exclamó molesta- Pero habían ocasiones en que notaba que estabas arrepentido…-Malfoy sonrió burlonamente, lo que no ayudó en nada a mejorar su humor- Puedes aparentar lo que quieras, Malfoy, pero lo estabas- siguió ella-. Aun así, estamos en guerra… ¡Yo ya no pienso esperar a ver si cambias de opinión con lo que estás haciendo!

-No sabía que eras una de esas personas que se dan por vencidas tan fácilmente- contestó Malfoy, pero ya la sonrisa se había borrado de su rostro- Me decepcionas, Ginevra…

-Y tú me decepcionas a mi- murmuró ella fulminándolo con la mirada-. Si el momento de pelear se presenta, tú ya sabes de qué lado estaré. Y créeme, Malfoy, no dudaré en usar mi varita si veo que alguien de los míos está en peligro…

-¿Me estás amenazando?

-No- suspiró caminando hasta el tapiz que ocultaba la entrada- Si tú finalmente decides seguir con ellos, estamos en dos bandos completamente distintos. Por lo tanto, solo te estoy reafirmando lo que es "obvio" – y sin dar una mirada atrás, desapareció tras el tapiz.

Apenas la tetera empezó a chillar, apagó la hornilla y se dispuso a preparase una taza de café.

Tomó un sorbo cuando la tuvo lista y empezó a caminar hasta su habitación. Meneando la cabeza, decidió despejarse de sus pensamientos y olvidarse en definitiva de la conversación con su hermano.


El entrenamiento de ese día había acabado temprano. Al parecer Gwenog había recibido una visita sorpresa muy importante y había decidido dejar la práctica para otro día mientras se reunía con la persona en el despacho del capitán.

El resto del equipo ya se había retirado del campo apenas ella las dejó marcharse, pero Ginny había querido dar unas cuantas vueltas al estadio mientras esperaba que llegara Hermione.

Sería la primera vez que la veía desde hacía varias semanas, pero la castaña al fin había podido hacerse un espacio para ir a visitarla y ayudarla a discutir sobre trajes muggles. Al sobrevolar una de las tribunas a gran velocidad, se preguntó con una sonrisa si Hermione ayudaría de la misma manera a su hermano. No había escuchado que Ron estuviera teniendo los mismos problemas que ella para buscar disfraces muggles…

Se metió en uno de los aros de gol, y al dar una voltereta que había estado practicando en las últimas semanas, se detuvo abruptamente al sentir que la observaban. Bajó la vista al campo y, con expresión confundida, aterrizó al frente de esa persona.

Llevaban bastante tiempo ignorándose, para ser exactos, desde aquella discusión que habían tenido en la Madriguera. Era consciente de que habían tenido pequeños encuentros después de eso, pero Ron siempre estaba entre ellos para prevenir cualquier pleito. Sin embargo, ahora no veía a su hermano por ningún lado…

-¿Qué haces aquí?- le preguntó tratando de quitarse un poco de lodo de la cara y de la túnica.

-Acompaño a Hermione- le contestó en tono natural, con las manos en los bolsillos mientras paseaba su vista por el campo.

-Se suponía que yo iba a hablar con ella-dijo Ginny- ¿Dónde está Hermione?

-Tuvo que ir a uno de los baños. Supongo que no tardará en venir aquí…

Ella asintió.

-¿Y por qué la acompañas?

-¿Ahora estás tú de curiosa?- para sorpresa de Harry, la pelirroja no le contestó. Pasaron unos segundos antes de que continuara-. Estoy aquí solo por las dudas. Ella me dijo que vendría al estadio a esta hora, y no me pareció buena idea que saliera por la noche sola…

-Igual que mis hermanos- murmuró Ginny poniendo los ojos en blanco. Harry la miró confundido- Me refiero a que te comportas igual que ellos, o como yo prefiero llamarlos: idiotas sobre protectores y exagerados sin remedio…

Harry enarcó una ceja.

-Estoy frente a ti, Weasley, por si no te has dado cuenta. Un poco de…

-¿Respeto? –terminó ella- Pídemelo cuando tú puedas otorgarme lo mismo.

Harry la observó detenidamente, y ella tuvo la ligera sospecha de que casi lo ve sonreír.

-¿Siempre andas tan a la defensiva?

-Potter, estás exagerando lo que dije- contestó ella con paciencia-. No fue un insulto; así le hablo a mi hermano cuando trata de sobreprotegerme, cosa que ha estado haciendo últimamente.

Ahora fue él quien asintió, pero no dijo nada más sobre ese tema.

-¿Y qué…?

-Oh, no…no, no, no, ahora no-balbuceó Ginny de repente, mirando detrás de Harry al otro extremo del estadio.

-¿Qué es lo que…?- preguntó queriendo dar media vuelta.

-¡Ni se te ocurra moverte!- le advirtió ella en un susurro- Es Rita Sketter y uno de sus tontos fotógrafos. Están en una de las gradas…

Harry la tomó del brazo.

-¿Nos ha visto?

-No estoy segura…Puede que… ¡Mierda, ya nos vio! ¿Pero qué haces?- preguntó cuando Harry la obligó a caminar detrás de él.

-¿Quieres que te vea, sí o no? Tu hermano me ha dicho que prefieres evitar a la prensa…

-Sí, y supongo que tú también…

-Entonces, si no quieres aparecer en primera plana conmigo… ¡Apresúrate!

Ginny pareció horrorizada ante esa idea, y por primera vez desde que Harry la había conocido, ella no discutió la orden que le había dado. Una vez más, él no supo si reírse o sentirse ligeramente molesto por esa reacción…

Dieron apresurados pasos por el borde del campo, tratando de ocultarse con las sombras que proyectaba el estadio. Cuando ya estaban pensando que quizá Rita se había dado por vencida (algo que debía ser considerado muy estúpido), escucharon su voz resonar muy cerca de ellos.

-¡Allí está! ¡Ya la vi! ¿Pero quién es…?

-¡Corre!- exclamó Ginny.

Avanzaron rápidamente hasta los vestuarios, y sin decirle ninguna palabra, Ginny lo empujó hasta adentrase en uno de ellos.

-¿Crees que te han reconocido?- le preguntó ella con la respiración agitada, manteniendo la espalda contra la puerta.

-No la escuché gritar Harry Potter…

-¡Te aseguro que parecía Harry Potter!- oyeron decir a una voz masculina al otro lado del vestuario.

Ginny suspiró con cansancio, sacando la varita de su bolsillo.

-Sería más fácil si solo los hechizara- murmuró con los pasos de fondo acercándose cada vez más-. Espérame aquí y yo…

-Ni lo pienses- le dijo Harry con la voz igual de jadeante -. No creí que Ron hablara en serio cuando me contó que eras un poco impulsiva…

Ginny sonrió divertida.

-Al parecer has estado hablando mucho con mi hermano sobre mí…

-No lo malinterpretes, Weasley- le contestó Harry volviéndola a tomar del brazo y arrastrándola hacia uno de los armarios que había allí-. No soy yo el que pregunta por ti- dijo abriendo el armario- sino es a Ron a quien le gusta hablar de su hermana- Y sin más, la metió dentro junto con él y cerró la puerta.

Casi al mismo tiempo, la entrada del vestuario se abrió y escucharon la inconfundible voz de Rita hablar:

-¿Seguro que los vistes entrar aquí?

-No lo sé- respondió al parecer su fotógrafo- Solo vi unas sombras…

-Puede que esté en las duchas- se escuchó a la mujer abrir una de las puertas que Ginny sabía que correspondía a los baños del vestuario- ¿Señorita Weasley? Queremos hacerle una entrevista…

-Ya ni se puede tener privacidad en el baño- murmuró Ginny molesta en voz baja.

-¡Shh!- la calló Harry poniendo un dedo sobre su boca, dirigiéndole una mirada de advertencia. Ella frunció el ceño.

-No está aquí dentro…

-Te juro que el chico parecía el señor Potter.

-¿Pero qué haría Potter con Ginny Weasley?- inquirió con curiosidad Rita- No he visto ninguna noticia de ellos…

-Potter trabaja con el hermano…ese tal Ronald Weasley…

-Hablan como si Ron no fuera importante…-dijo Ginny más molesta.

-… Ya sabes, al auror que se lo vio hace unos meses salir con una chica. Quizá él los presentó y…

-¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?- la voz femenina sonaba ahora bastante emocionada- ¡Tendríamos tremendo titular! "Jugadora de las Harpies sale con el famoso Auror y salvador del mundo Mágico" Ya me imagino cuánto venderíamos…

-Pero no estamos seguros que fueran ellos...

-Pero de seguro se conocen y solo bastaría una foto para que el público ya armara sus propias historias…Podríamos escribir que Weasley está con él porque quiera más fama…

-Es una perra…-Ginny trató de salir de su escondite, pero Harry la pegó más contra la espalda del armario.

-Ni se te ocurra- dijo en otro susurro.

-…pues aquí no hay nadie.

-Busquemos en otro lado-concluyó Rita, y sus pasos empezaron a avanzar hacia la puerta del vestuario-. Weasley estaba con alguien, así que mejor nos apresuramos a encontrarla antes de que la mocosa llame a los guardias y nos boten del estadio…

-¿Mocosa? ¡Conmigo gana dinero!-murmuró enfadada- ¿Cómo se atreve…?

-¡Shh!-repitió Harry.

-¿…a llamarme así? Las va a pagar caro…

-¿Escuchaste eso?- preguntó de repente el fotógrafo.

-¡Haz silencio!-le dijo Harry.

-…es una hija de…- pero su próximo insulto contra esa mujer se vio interrumpido al sentir unos labios sobre los suyos.

Con los ojos completamente abiertos por la sorpresa, fue consciente por primera vez de la cercanía que había entre Harry y ella a causa del reducido espacio del pequeño armario. No supo cuándo ni cómo había ocurrido, pero también se percató de que estaba totalmente pegada contra la espalda del mueble y que era precisamente el cuerpo de Harry lo único que la estaba manteniendo aprisionada…

Tampoco supo en qué momento él la había tomado fuertemente de la cintura, como queriendo prevenir cualquier movimiento por parte ella.

"Bueno, eso era innecesario" pensó. Ella ya de por sí se veía incapaz de hacer cualquier movimiento al descubrir todo esto.

-Yo no escucho nada…

Y por un confuso momento, Ginny sintió la necesidad de cerrar los ojos al igual que su acompañante. Podía ver a Harry y a su cabello alborotado, manchado con lo que parecía ser tierra, mientras unas pequeñas gotas de sudor surcaban su frente…

Su corazón latió con una increíble fuerza al sentir sus manos viajar ahora hasta su cuello.

-Me pareció oír un ruido…

¡Y quiso responder a ese beso! Porque en ese instante, sus recuerdos viajaron a la niña de once años… a la que tantas veces se había imaginado en sus sueños cómo sería besar por primera vez a Harry Potter. Pero con el tiempo, se había convencido que eso jamás sucedería… ¡Que nunca pasaría!

-No hay nada. Mejor nos vamos…

Sin embargo, por cosas curiosas del destino, ese armario viejo del vestuario había sido el elegido para que estuviera ocurriendo todo lo contrario.

Pudo sentir a Harry ponerse más insistente con el beso, y supuso que ya se había dado cuenta que ella no le había correspondido en todo ese tiempo.

Eso era bueno, quizá así pronto la soltaría.

Y es que entre la confusión de su mente, había algo a lo que ella quería aferrarse y confiar que se estaba aclarando. Ya no tenía once años, ya había dejado de ser una niña hacia bastante tiempo, ya se había olvidado de su tonto encaprichamiento con Potter y lo que era más primordial de todo: ya había dejado atrás el sueño que lo incluía a él en su vida…

-Ginny…-lo escuchó murmurar en contra de sus labios.

Y mandó en ese segundo todo a la basura.

Lo besó con la misma insistencia que él le estaba mostrando, y casi apresuradamente, recorrió su pecho con las manos. Al sentirlo dar un jadeo de satisfacción, sonrió con picardía.

Podía tener fama y dinero, pero Ginny supo que seguía siendo igual que el resto de chicos con los que una vez había salido. Todos sus novios anteriores siempre se habían entusiasmado cada vez que ella los tocaba de esa manera, y saber que en Harry tenía el mismo efecto, la hizo darse cuenta que ejercía también en él un cierto poder.

Tenía que aprovecharlo, y aunque sea una vez, solo una vez, tenía que disfrutarlo… disfrutar sentir sus manos en su cuello, disfrutar sentir su cuerpo pegado al suyo, disfrutar sentir su boca abrir la de ella, disfrutar sentir su lengua jugar con la suya…

Porque una vez que todo acabara, quizá podría de una vez por todas ponerle fin a ese sueño de niña. Una vez cumplido, ya podría tacharlo de esa lista y cerrar el libro de deseos que una vez había tenido.

Era el primer beso y último beso con él, ¿no es así? Entonces debía dar lo mejor que tenia para no quejarse después…

-Ginny…

Y el escucharlo decir su nombre una vez más, hizo que lo poco que aún seguía funcionando en su mente se desconectara del todo. Harry la seguía besando hasta el punto en que ella pensó que se quedaría sin aire, pero conforme pasaron los segundos, ambos se separaron para recuperar el aliento.

Por segunda vez, volvió a quedarse sorprendida. No supo cuando había decidido cerrar los ojos, pero no quiso abrirlos mientras trataba de que sus pulmones volvieran a llenarse de aire. Simplemente se sentía tan bien olvidarse de todo…se sentía tan bien estar en un dichoso olvido…

Sintió la respiración de Harry chocar contra su rostro mientras él también trataba de recuperar oxigeno, y se imaginó cómo se vería en esos momentos: con el cabello mucho más despeinado y los labios hinchados y de un rojo intenso…seguramente al igual que los de ella.

Dio un respingo cuando notó uno de sus dedos rozar su nariz…

-Tienes un poco de lodo aquí- lo escuchó murmurar entre jadeos.

Y Ginny finalmente abrió los ojos.

Estaba preparada para ese cabello rebelde, para esos labios hinchados, para esas mejillas sonrosadas, pero no para esa mirada penetrante que le estaba lanzando.

Y su corazón volvió a latir con fuerza a pesar de que ya no estaba corriendo, a pesar de que ya nadie la estaba besando, a pesar de que ya nadie la estaba tocando…

Su mente se activó de inmediato, y cualquier rastro de ese dichoso olvido desapareció de su rostro.

Se quedaron mirando unos momentos más, cada uno sumergido en sus propios pensamientos, hasta que Ginny se sorprendió por tercera vez al verlo acercarse de nuevo.

-¡No lo hagas!-murmuró con el poco aire que había recuperado, intentando no cerrar los ojos para dejar de verlo. Se obligó a sí misma a ver su reacción ante lo que sentía que debía decir- Ni siquiera lo pienses…

Las facciones de Harry no mostraron reacción alguna, pero ella pudo vislumbrar con incomodidad que esos ojos esmeraldas se tornaban oscuros.

-No sé a lo que te refieres- dijo con seriedad.

-Tú…

- ¿Lo dejamos como cosa del momento?

Ella asintió rápidamente.

-Por supuesto. Entiendo perfectamente la razón del beso, y es por eso que no pienso molestarme contigo…

Harry frunció el ceño.

-¿Y me puedes explicar esa razón?

-Yo estaba exaltada, estuve a punto de hacer que Rita nos descubriera, y tú solo hiciste lo único que se te ocurrió para hacerme callar.

-Tuviste tiempo para analizarlo…

-Sí, aunque hubiera sido preferible que solo pusieras una mano en mi boca o… ¿Yo que sé? Cualquier cosa para evitarnos esto…

Él soltó un bufido, meneando la cabeza.

-Pues fue lo único que se me ocurrió, y deberías agradecérmelo-Ginny quiso replicar, pero él continuó- Y qué bueno que lo tengas todo tan claro, así me ahorro el tener que explicártelo.

Volvieron a quedarse callados por un minuto más, sin apartar la mirada del otro, y aunque Ginny sabía que podría arrepentirse de lo que estaba a punto de preguntar, aunque sabía que podría cambiar las cosas si insistía en el tema, no pudo evitar que las palabras salieran de su boca.

-Y sin embargo, intentaste besarme por segunda vez. Y esa segunda vez no tiene ninguna explicación coherente…aunque, claro, ahora que lo veo-dijo rápidamente con una sonrisa, tratando de ocultar su error- ¿Quién no aprovecharía una segunda oportunidad para besar a Ginny Weasley?- y soltó una pequeña risa.

Pensó que con eso aligeraría un poco el ambiente, pero Harry no se rió. En su lugar, soltó un suspiro.

-Juro que no te entiendo…

Ella tomó una gran bocanada de aire.

-Creo que ni tú misma te entiendes…

Ella negó con la cabeza.

-No me trates de tonta…

-Y tú deja de malinterpretarme.

-Creo que todo sería más fácil si seguimos ignorándonos- dijo Ginny-. Eres tú el que no entiende nada…

Harry se rió sin gracia alguna.

-¿Y por qué piensas eso?

-Porque esto no tiene sentido- contestó-. Lo que acaba de pasar no tiene sentido.

-Ahora te estás contradiciendo- le señaló-. Acabas de decir que lo hice por culpa de Rita.

-¡Me refiero a lo segundo!- exclamó Ginny sintiendo que perdía la paciencia-. Intentaste besarme de nuevo, eso es lo que no tiene sentido…

-¿Por qué dices eso?

-Tú mismo lo dijiste- le explicó ella como si fuera lo más obvio del mundo- ¿No lo recuerdas? Dijiste una vez: "¡Ni que fueras la gran cosa, Weasley!". Si tú me ves de esa manera, ¿Para qué intentar besarme? ¿Por qué mejor no hacerlo con alguien que consideres que sí sea para ti la gran cosa?

Harry parecía asombrado por esa respuesta, pero luego de unos segundos soltó un suspiro resignado.

-El motivo por el que nos ignoramos es porque no queremos iniciar una discusión como el que tuvimos en tu casa- comenzó a decir-. Algo que sigo sin entender…

-¿No te has dado cuenta?-lo interrumpió ella.

-¿De qué exactamente?

Ginny lo evaluó con la mirada antes de contestar.

-No importa-dijo-. Mejor así, de todas maneras siempre peleamos…

-E ignorarnos evita eso- continuó Harry-. Pero también me ha ayudado a pensar y he descubierto algo- él respiro profundamente -. Mira, tú eres extraña…

-¿Qué?

-¡Espera a que termine!- le pidió cuando en los ojos de la chica apareció un brillo peligroso-Me refiero a que eres diferente…

-No te entiendo…

-Tú eres la única que se ha atrevido a…-Harry se detuvo abruptamente mirando a su alrededor- ¿Por qué estamos hablando de esto en el armario?

-Mejor salimos, Rita ya no está afuera…

Y como si alguien se estuviera burlando y quisiera darles la contraria, justo escucharon la puerta del vestidor abrirse una vez más.

-No de nuevo…-murmuró Ginny cansinamente.

-Silencio-le dijo Harry de inmediato.

-¿Ginny? ¿Estás ahí?- preguntó una voz.

Y ella nunca se había sentido tan aliviada al escuchar a Hermione.

-¡Hermione!- exclamó apartando a Harry como pudo, y abriendo velozmente la puerta del armario para ir hacia ella- ¿Dónde has estado?

La castaña parpadeó al ver luego al muchacho salir igualmente del armario.

-Encargándome de Rita Sketter y de su fotógrafo- le explicó-. Los encontré de camino aquí, y trataron de preguntarme si Harry también había venido, pero mandé a llamar a uno de los de seguridad y los botaron… ¿Ustedes que hacían allí dentro?- preguntó confundida.

-Ocultándonos de Rita- respondió Ginny, tratando de olvidar lo que había ocurrido hacia unos segundos-. Yo la iba a hechizar pero tu amigo prefirió ocultarnos en un armario.

-Harry, tu capa tiene un poco de lodo…

Él se miró su atuendo, y con mucha paciencia, se quitó la capa que traía puesta.

-Lo siento, supongo que eso es mi culpa-murmuró Ginny tratando una vez más de quitarse el lodo de su túnica, pero fue imposible.

Hermione soltó un gemido de sorpresa, ganándose la atención de los dos.

-¿Qué te pasa?- preguntó la pelirroja.

-No es nada- respondió de inmediato, pero ante la insistente mirada de sus amigos, aclaró-. Es solo que es la primera vez que te escucho disculparte con Harry.

Ella solo se encogió de hombros, dándoles la espalda a ambos mientras se dirigía a uno de los casilleros del vestuario. Se reprochó mentalmente al darse cuenta que se sentía nerviosa.

-Sé pedir disculpas cuando el error ha sido mío- dijo lo mas tranquilamente que pudo, abriendo el suyo para recoger una pequeña mochila-. Aunque si Potter no me hubiera obligado a entrar en el armario…-cerró la puerta del casillero para observarlos de nuevo, pero al voltear y sentir que su mirada se posaba involuntariamente en Harry, decidió intentar quitarse el barro de nuevo, fijando su mirada en su sucia túnica-No importa. Era la única solución razonable que se te ocurrió.

-Razonable o no, Rita sospecha que estabas por aquí-le recordó Hermione-y por la manera en que preguntó por ti, Harry, diría que piensa que ustedes dos se traen algo.

Ginny rodó los ojos.

-Es típico de Rita armarse historias en la cabeza- dijo levantando la vista hacia Hermione- pero eso ya lo sabía. Escuchamos sus planes cuando entró aquí.

-Además, eso ya no importa- agregó Harry- Ni siquiera sacó una foto.

Hermione solo asintió con la cabeza, tratando de parecer convencida.

-Bueno, cambiando de tema, Ginny y yo vamos a ir a mi departamento, Harry. Nos apareceremos directamente allí.

-Supongo que no podemos practicar la desaparición en este campo de Quidditch, ¿verdad?- preguntó Harry dirigiéndose a Ginny.

Ella le sostuvo la mirada al ver que nuevamente esos ojos verdes estaban puestos en ella. No era normal en ella sentirse nerviosa…no ahora que ya era adulta. Suspiró profundamente y contestó:

-No, todo está protegido.

Cuando salieron los tres finalmente del vestuario, fueron recibidos por un frío aire de invierno. Algunas estrellas más habían aparecido en el cielo, y solo unas cuantas luces alrededor del estadio estaban encendidas.

Ginny dio un resoplido.

-Por culpa de la estúpida de Rita no pude darme un baño- refunfuñó la chica.

-Ya te bañarás en mi casa, Ginny- la tranquilizó Hermione desajustándose su capa del cuerpo-. Pero te vas a enfermar si andas sólo con esa túnica. Te puedo prestar mi capa…

-No, aquí está la mía- se apresuró a decir ella sacando la prenda de su mochila y poniéndosela encima.- Pero gracias por el ofrecimiento.

Hubo un silencio mientras seguían caminando hacia la salida, aunque Ginny observó que Hermione parecía estar atenta tanto a Harry como a ella. Se parecía casi a lo que Ron hacia para mantenerlos vigilados, y se preguntó si su hermano no le habría dicho a Hermione que previniera cualquier pleito que pudiera surgir entre ellos. Sin querer pensar mucho en eso, se encogió más bajo la capa y siguió caminado sin decir una palabra al respecto.

Pero pronto el silencio se vio interrumpido por unos ruidos que provenían al frente de ellos. Trataron de ver el origen del sonido, pero algunas zonas estaban muy oscuras como para poder observar algo.

-Espérenme aquí, yo…

-No, Harry- lo cortó Hermione de inmediato, sacando su varita- No creo que sea nada peligroso, pero si Rita se metió de nuevo aquí, es mejor que no te vea. Ahora vengo- y sin dejar que Harry replicara, se adelantó hasta adentrarse a la oscuridad.

Ginny aprovechó para ajustarse más la capa al cuerpo al sentir otra ráfaga de aire. Harry la observó con atención mientas veía sus movimientos.

-Esa capa se ve delgada-comentó.

-Es la única que tenía en el casillero- dijo Ginny con hastío, disgustándole el hecho de que estaban solos de nuevo-. No creí que me quedaría más de lo debido en el campo, así que no pensé en traer algo mejor.

Sin decir nada, él le tendió su propia capa.

-¿Qué haces?- le preguntó confundida.

-Póntela. Estará un poco manchada, pero te servirá.

Ella negó con la cabeza.

-Gracias, pero no la necesito. De todas formas, ya estamos saliendo del campo y falta poco para desaparecernos…

-Solo póntela si no quieres morirte de frio.

-Deja la exageración- contestó-. Ya te he dicho que falta poco para…

-¿Por qué eres tan terca?- murmuró Harry.

Ginny se encogió de hombros, sin contestarle.

-¿Ahora no piensas hablar?-dijo él.

Ella volvió a encogerse de hombros.

-Deja de hacer eso…

-Y después dices que soy yo la que empiezo- Ginny lo miró y suspiró me des órdenes, ¿entendido? Y no insistas más. No estoy de ánimos para discutir contigo. Además, soy "rara" ¿Esa no es explicación suficiente para ti?

Y en contra de lo que hubiera esperado, Harry sonrió.

-Quise decir que eras diferente-explicó, pero luego su sonrisa se apagó al no verla contestar- Hoy no tienes ánimos de hablar…

-Solo tengo una pregunta- dijo al fin ella después de unos segundos. Una pregunta estaba rondado su cabeza desde que habían salido del armario, pero no estaba segura de querer hacérsela a Harry. Sin embargo, al ver que hacía un gesto con la mano para que continuara, la animó a seguir hablando - ¿Qué es lo que intentabas decirme antes? Ya no estamos en un armario, así que supongo que ya puedes continuar con tu explicación.

Y por primera vez desde que lo conocía, vio que Harry Potter se ponía nervioso.

-No creo que sea buena idea hablarlo ahora…

-¿Por qué no?- lo miró con curiosidad.

-Porque ni yo mismo sé lo que quería decir-Ginny enarcó una ceja-. No tiene tanta importancia. Eh...te vas a reunir con Hermione para hablar sobre lo de Halloween ¿no? ¿Cómo van las cosas?

Ginny parecía confundida, pero unos segundos después comenzó a reírse.

-La sutileza no es una cualidad muy fuerte en ti- dijo cuando vio que Harry no entendía lo que pasaba-. Pero si cambias el tema es porque debe tener algo de importancia y no me lo quieres decir…Y no importa- añadió cuando Harry la iba a interrumpir-, ya no voy a insistir con eso. Sé cuando no debo forzar algo de lo que no se quiere hablar, aunque haya ocasiones en que me muera de curiosidad.

-¿Y este es uno de esos casos?

-No- respondió firmemente, aunque en el interior sabía que era todo lo contrario-, no siento curiosidad. Estoy acostumbrada a escuchar todo tipo de comentarios sobre mí, así que supongo que ya nada puede sorprenderme. Y con respecto a lo de seguir ignorándonos…creo que cada uno ha demostrado ahora, claro que más yo que tú- puntualizó con una sonrisa- que podemos llevar una charla sin llevarlo al extremo. Un poco de respeto por parte del otro no vendría mal, ¿no lo crees? Al menos para que Ron y Hermione dejen de parecer niñeras. Cuando bajen la guardia, podemos gritarnos todo lo que quieras, pero ahora prefiero sacarme sus miradas de encima.

-Me parece bien- asintió Harry- Entonces, ¿Es una tregua?

-Solo hay que demostrarles al resto que cuando la situación lo requiere, podemos hablar sin discutir- especificó ella- A menos que digas alguna estupidez y allí yo no respondo de lo que haga.

-¡Harry!- dijo Hermione de repente mientras se acercaba corriendo a ellos.

-¿Qué fue lo que paso?- preguntó apartando la vista de Ginny al ver la expresión de molestia de su amiga.

-Velo por ti mismo…

-¡Harry!- exclamó otra voz que se le hizo muy familiar a Ginny, pero esta provenía de otra persona que acababa de aparecer detrás de Hermione. La mujer se abalanzó rápidamente hacia Harry para abrazarlo- No pensé encontrarte aquí…

- Sí, claro, y los nargles existen -murmuró Hermione en voz baja, haciendo que la pelirroja levantara las cejas. Hermione se dio cuenta que la había escuchado y le dijo en voz baja-. No me lo tomes a mal, pero Romilda Vane no es una de mis personas favoritas…

Y casi comparándose a la velocidad de una nimbus 2000, Ginny dirigió rápidamente la mirada a la chica al escuchar las palabras de la castaña. Comprobó que era alta y delgada, con largo cabello negro, y vestía una pulcra chaqueta blanca que se notaba a leguas era de cuero de dragón. No pudo evitar hacer una mueca al reconocer a su ex -compañera de Hogwarts.

-¿De verdad es Romilda?- preguntó ligeramente sin querer creérselo.

-¿La conoces...?

-¿Qué haces aquí, Romilda?- le preguntó Harry sorprendido.

-Mi padre conoce a la tal Gwenog Jones, y vine con él a saludarla- explicó ella, ignorando completamente a las dos mujeres detrás de ella- Pero para serte honesta, me aburrí de la conversación que tenían y decidí darme una vuelta por el campo, pero imagina mi sorpresa cuando me encontré con Hermione…

-Te aseguro que tu sorpresa no fue más grande que la mía-la interrumpió Hermione- ¿Tu familia no se había quedado en Irlanda?- preguntó sin mucha sutileza.

Romilda volteó hacia ella y le sonrió.

-Mi padre también tiene negocios aquí…Tú, como siempre, estás tan encantadora, Hermione- contestó la chica con tono sarcástico antes de que su sonrisa se borrara al ver a la persona que estaba al lado de ella-¿Qué haces tú aquí?- preguntó abruptamente.

Y fue ahora Ginny la que sonrió abiertamente al ver su cara de confusión.

-¿Se conocen?

-Estudiábamos en el mismo año en Hogwarts-dijo Romilda, examinando a Ginny detenidamente- Veo que no has cambiado nada, Weasley. -señaló su túnica embarrada de lodo- Sigues siendo una obsesionada por el Quidditch.

-Y tú sigues siendo una obsesionada a Po…

Romilda la interrumpió haciendo un sonido muy fuerte con la garganta, dirigiéndole una mirada de advertencia. Harry parecía confundido, pero Hermione hacía esfuerzos por no reírse al saber lo que había querido decir la pelirroja.

Ella solo se encogió de hombros una vez más preguntándole a Merlín mentalmente por qué había sido Romilda Vane y no Rita Skeeter la que los hubiera visto en ese campo de Quidditch…y preguntándole a la vez si en algún momento encontraría alguna explicación lógica para todo lo que había sucedido ese día.


Nota de autora: Espero que este capítulo remedie mi tardanza en algo…y como siempre, espero poder sabes cuáles son sus opiniones con respecto al capítulo.

Me haría muy feliz ahora saber que aunque sea tengo algunos lectores que van a seguir con esta historia, y un review sabiendo su crítica me ayudaría bastante en saber como voy haciendo mi trabajo.

Ahora debería estar descansando porque estoy con un poco de fiebre, pero ya me había prometido a mi misma que tenía que actualizar este día.

Y como dije antes, ojala pueda leer sus comentarios, y ya saben que si tienen dudas, preguntas….lo que sea! Yo las voy a contestar con mucho gusto.

Siempre contesto los reviews no importa cuántos sean, porque en parte considero importante hacer saber que todos han sido leídos.

Si hay alguna ocasión en que no conteste un review…será por la falta de tiempo y por los estudios.

De nuevo pido mil disculpas por la demora y espero que sepan comprender las circunstancias por las que tuve que dejar de escribir.

Mis mejores deseos a todos!

PD: Gracias a los que me enviaron un DM durante este tiempo por la historia. Y si hay algun error o parece que una palabra ha desaparecido, eso me suele pasar cada vez que subo una historia aqui. Ni you misma lo entiendo.