Rusia bajo los pies de la cama y tuvo que dar un pequeño salto para poder bajarse, tropezando un poco con el felpudo de la bajada. Se tallo los ojos con pereza, algo confundido del donde estaba. A habitación no la reconocía y todo se le hacía demasiado grande, cuando se acerco a uno de los espejos y se vio hecho un niño, soltando un grito ahogado antes de poder recordar todo lo que había pasado en los últimos días. Claro… estaba en la casa del yanqui.

Se estremeció ligeramente, aun iba vestido únicamente con la polera larga que le había comprado en el aeropuerto la otra nación, ni siquiera tenía su bufanda ni nada, pero por lo menos el clima no era tan frio aun para ser invierno.

Estaba cansado, aun era de noche y queria seguir durmiendo, pero no podía, estaba inquieto, y era solo cosa de cerrar los ojos para recordar la cara de Mongolia. La verdad… aunque nunca lo admitiría… estaba asustado.

Todas las luces de la casa del americano estaban apagadas, debían ser cerca de las tres de la mañana. Camino apegado a la pared por el pasillo hasta llegar a las escaleras, pero estaba demasiado oscuro como para bajar, y la verdad no recordaba en que parte estaba la cocina, además tampoco tenía la altura suficiente como para alcanzar los interruptores y encender las luces. Volvió a temblar suavemente y se sentó en el suelo, no queria volver a su cuarto, no podía bajar a la primera planta y no tenía idea a donde ir en esa casa desconocida. De saber donde dormía el yanqui… sinceramente tampoco sabría qué hacer.

Abrazo sus piernas y se hizo un ovillo en el suelo, tratando de recordar alguna canción para tararear y distraerse aunque fuera un poco, pero no lograba recordar nada, ni siquiera un estribillo. Cerró los ojos tratando de concentrarse en algo, un recuerdo, lo que fuera, pero no lograba concretar ninguno, se esfumaban aun antes que los pudiera recordar, aun cuando sabia que estaban ahí, todos desaparecían, se disolvían en volutas grises del pensamiento.

Dejo de tratar de recordar, parecía que entre más se esforzaba más rápido desaparecían, aun la cara de sus hermanas apenas y si era visible, no queria pensar en Kievan Rus, su madre, solo guardaba un recuerdo de ella y la posibilidad de que se hubiera perdido…

Un jadeo escapo de sus labios y se dio cuenta que tenía los ojos muy abiertos y seguía tumbado en el suelo, con los dedos clavados en el piso, temblando más que antes. Se quiso levantar pero el cuerpo no le respondía. Necesitaba gritar, y sin embargo la voz tampoco le obedecía, nada, no tenia control sobre nada.

-Ruski… ¿Qué diablos estás haciendo?-las luces se encendieron y la voz del yanqui logro sacarlo de su sopor. Su cuerpo se relajo por completo antes de caer dormido tal cual estaba de forma abrupta.

-What the hell…?-Estados Unidos se alarmo al verlo caer así, pensando que se había desmayado o algo, se apresuro a ir hasta donde estaba él y lo levanto un poco, suspirando aliviado cuando vio que solo estaba dormido-¿Quién se puede dormir en el suelo?

-Que vaya a dormir contigo-dijo Tony, que era el que le había dicho donde estaba el ruso.

-…Estás loco

-Es un niño, los niños se asustan, necesitan a sus padres

-¡Yo no soy su padre!

-Pero estas haciendo de uno, duerme con él.

-¡Never!

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Cuando Iván volvió a despertar ya era de mañana, estaba en otra habitación y tenía el rostro del yanqui demasiado cerca del suyo. Se quedo muy quieto, preguntándose qué hacia el otro durmiendo con él, lo último que recordaba era… haberse dormido en el pasillo.

-Mejor no hago preguntas da…

-Yeah-contesto el otro aun no los ojos cerrados-mejor no haces preguntas

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Los países estaban congregados en una reunión de las que solían tener una vez al mes para tratar los asuntos de siempre, para decirse las cosas de siempre, los mismos insultos, los mismos manoseos, las mismas propuestas, todo siempre igual, lo que cambiaba era el lugar de cede, que en esta ocasión era Inglaterra, sin embargo, esta vez habían un par de cosas que hacían diferentes la reunión. Primero, habían países presentes que jamás asistían: Mongolia y el Tíbet, el primero estaba sentado junto a China, que parecía bastante incomodo, y el segundo estaba junto a India, que se veía mucho más callada de lo usual, e inclusive más pálida.

Muchos habían guardado silencio cuando los vieron, las naciones más jóvenes, no los habían visto nunca, los mayores solo en contadas ocasiones.

La apariencia de ambos era destacable, Mongolia era el más alto de los asiáticos, grande y fornido debido a su rápido crecimiento y expansión como país cuando nació, aun cuando ahora fuera un pequeño lugar que viviera principalmente de turismo. Tenía una mirada penetrante y oscura, la piel morena, pómulos marcados y una expresión indescifrable. El largo cabello negro azabache lo llevaba trenzado y le caía por la espalda. Llevaba puesto un gran abrigo de piel cruda, pantalones anchos y botas de piel mullida que causaban que apenas si se pudieran escuchar sus pasos ligeros, para ser un hombre tan grande era demasiado silencioso.

El Tíbet por otro lado era mucho más pequeño, menudo, llevaba la cabeza rapada y usaba un gran sobre todo holgado que le cubría hasta los pies. La piel pálida, ojos muy pequeños y de color castaño. Sus rasgos eran finos y su presencia parecía casi etérea en el lugar. Si no fuera porque cada vez que se movía se escuchaba un leve cascabeleo muchos no se hubieran dado cuenta de que estaba allí.

Ambos países, apenas si habían intercambiado un par de palabras, se limitaron a asentir con la cabeza cuando Inglaterra los saludo cordialmente como buen anfitrión y se fueron a sentar. China de vez en cuando se estremecía y sujetaba con fuerza sus hojas, mientras hacia una mueca que casi podría leerse como de odio hacia la persona que tenia junto a él.

-Creo que ya estamos todos… y estamos ya en la hora para comenzar-dijo Arthur, mirando su reloj de pulsera, mirando hacia todas partes, buscando con la mirada al americano que brillaba por su ausencia, tampoco estaba Rusia… quizas era mejor así, sabía que no se llevaba para nada bien con Mongolia, y como siempre peleaba con Alfred, tenerlo peleando con otra persona mas no sería nada agradable, además que era más que seguro que aun no se había repuesto de la disolución de la URSS, mejor que siguiera en casa-bien… el tema que nos convoca

La puerta se abrió de improvisto, y entro un acalorado Estados Unidos, con cara de mal genio, murmuro algo que apenas si se pudo interpretar como un 'siento la demora'.

-Solo siéntate y callate bloody hell

-C'mon-mascullo el americano, aun manteniendo la puerta abierta.

-No me des órdenes

¿Rusia? ¿Si había venido? Todos se levantaron un poco de su asiento y estiraron el cuello tratando de ver la figura del ruso. China que estaba sentado cerca de la puerta con Mongolia abrió los ojos como platos y se levanto de su asiento, tomando al yanqui del brazo y salió cerrando la puerta, sin dejar que entrara el ruso como todos esperaban.

-Ese bastardo-dijo Mongolia con una voz que a mucho les causo un escalofrió, Nadie entendía que era lo que estaba pasando.

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-¡¿Qué pasa aquí aru? ¡Como se te ocurre venir así! ¡Y a ti como se te ocurre traerlo aru! ¿Qué les pasa por la cabeza? ¡Y tú!-China increpo ahora directamente al ruso-¿Dónde te habías metido? ¡Estaba preocupado! ¡No das señales de vida por días, destruyes toda una habitación y ahora apareces así aru! Viéndote kawaii y adorable aru, ¡exijo una explicación!

-Yo…erh… Te dejo que hables tranquilo con el ruski y me voy a la reu…

-¡Tu también te quedas! ¡Se sientan, los dos y me escuchan!

La escena, para cualquiera que le hubiera visto, con el americano sentado en una banca junto al ruso, ambos con la cabeza agachada, mientras China estaba de pie y los seguía regañando…habría pensado que se trataba de una madre regañando a sus hijos por romper un florero.

-Iván, creo que muy rara vez ha ocurrido algo así antes, no es algo muy común, y aun no entiendo del todo que está ocurriendo… ¿sabes quién eres?

-Da

-¿Tu familia?

-Da

-¿Tu historia?

Hubo apenas un titubeo antes de contestar-Da

-¿Tus recuerdos?

Rusia guardo silencio unos segundos antes de negar apenas con la cabeza.

China suspiro mientras que Alfred miraba con curiosidad al ruso

-Espera, ¿Qué pasa con sus recuerdos?

-Se borran da…

-¿What?

-Es prácticamente una nación nueva… es como… si hubiera renacido como la Federación de Rusia, me sorprende que sepa tanto, debería ser… casi como una hoja en blanco

-Acabare siendo una-respondió el ruso con cierta pesadez, viendo fijamente como sus pies colgaban por el borde del asiento, ni siquiera era capaz de tocar el suelo con los pies… y era realmente frustrante aquello, patético mejor dicho.

-Mongolia esta dentro-gruñó China con evidente desagrado, mirando de forma fija al ex líder de la URSS y luego al americano-¿Tu como acabaste en todo esto?

-Era mi deber como…-al ver el gesto que puso Yao, comprendió que no le iba a creer el típico cuento de siempre de ser el héroe-el día que se iba a firmar el tratado de la Federación de Rusia fui a verlo y me dijeron que no estaba, allá me encontré con Mongolia y por coincidencia encontramos al ruso como ya lo vez ahora… no tengo idea que se traiga el mongol entre manos, pero no me gusto para nada su actitud-chaqueo la lengua-así que me traje a Iván conmigo, por simple precaución.

-No fue la mejor idea traerlo a la reunión

-¿Qué iba a hacer Yao?-Iván se dirigió con cierto resentimiento hacia el-no puedo volver ni siquiera a mi propia casa porque Quan me estará esperando allá, y no puedo quedarme solo en Estados Unidos porque ni siquiera mi jefe sabe aun donde estoy y sería un peligro que uno de los yanquis de la casa de Alfred me encontrara allá.

-De todas formas te encontraste con Mongolia aquí aru

-Pero estando todos no puede…

La puerta de la sala de conferencias se abrió, de forma pesada y Mongolia apareció por ella, mientras que Inglaterra se trataba de asomar por detrás, junto a Francia, Alemania y varios más para ver de una vez que pasaba.

-Están retrasando la reunión señores-les dijo el mayor, cerrándole la puerta en la cara a las demás naciones que trataban de ver algo-Es más que conveniente que la nueva Federación de Rusia se haga presente y se presente como tal aprovechando la ocasión-fijo su mirada oscura en el ruso, que lo quedo mirando también-es mas… a mi mismo deberías conocerme-le dijo, sonriendo.

-No hace falta Quan, no podría olvidar a semejante personaje

-Me alegro Vanya, que siga siendo así…. Mientras te dure la memoria-le dijo, inclinándose ligeramente hacia él, en una reverencia burlona-ya los hemos esperado bastante, si hacen el favor… es una de las pocas ocasiones en que me hago presente, únicamente para poder ver al nuevo país.

Volvió a abrir las puertas de par en par, para luego tomar al ruso del brazo con brusquedad y jalarlo para dejarlo ante la mirada atónita de todos.

-Señores, damas-dijo Mongolia con su tono grave de voz, sin soltar al ruso del brazo, mientras que el americano se paro con rapidez, a la espera de detener cualquier cosa indebida, y China solo apretaba los labios-les presento a la Federación de Rusia, antigua URSS, Rusia, para los más antiguos también conocido como Nóvgorod en sus inicios-se relamió ligeramente los labios, soltando al ruso, el cual trato de mantener esa actitud calma de casi siempre, aunque la verdad no era ni siquiera capaz de sonreír-un país más nacido luego de tantas guerras y disoluciones… esperemos sea capaz de llenar el lugar que dejo su predecesor… que ya está muerto.

Explicaciones, todos exigían lo mismo, explicaciones. Nadie entendía, o mejor dicho la gran mayoría, solo los mayores eran capaces de hacerse una idea de lo que ocurría.

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Mucho… demasiado tiempo sin actualizar, pero aprovechando mis vacaciones, y el hecho que me quitara el internet para que comience a dormir de nuevo, aprovechare de actualizar todos los pendientes que tengo y tratar de terminarlos.

Gracias por leer, cualquier crítica siempre es bien recibida.