Capitulo 1: El intruso.

- Tienes toallas limpias en el armario del fondo del baño y te he dejado tortitas de maíz en la despensa. Toma, si pasa algo quiero que llames a estos números.

-Si, mamá...

-¡Y también te he dejado la tarjeta de crédito por si necesitas salir a comprar!

-Vale, mamá...

-¡Y cierra las ventanas de noche, que sino se llena la casa de polvo!

-Mamá, en serio, estaré bien. Vete ya de una vez.

Amu arrastró a su madre a la entrada del coche. La obligó a meter la cabeza en el vehículo mientras la mujer seguía con su cháchara incesante.

-Mientras estemos fuera tu padre y yo, nada de alcohol, nada de fiestas, nada de drogas, nada de no estudiar y nada de chicos.

-¡Sobretodo nada de eso ultimo! -gritó su padre desde el maletero.

-¡ Y si sales hoy coge paraguas, que ha dicho el hombre del tiempo que va a caer una buena tormenta!

-Tranquila mamá. Me las apañaré bien.

Midori Hinamori apretó a su hija entre sus maternales brazos. Amu respondió al abrazo afectuosa mente, aunque excitada debido a la idea de pasar todo un mes con la casa vacía.

Tsumugu Hinamori cerró el capó del coche y el ruido puso final al momento materno filial madre/hija.

-¿Sabes que estaremos de vuelta para navidad, verdad? No pienses que nos vamos a olvidar de ti.

Amu suspiró con resignación. Era la octava vez en todo el día que su madre decía la misma frase.

-Lo sé, mamá. Sé que la gira de modelos es muy importante para vosotros y que no tenéis otra opción más que ir. - respondió.

Además, tener la casa vacía por todo un mes es el sueño de cualquier adolescente.

-Gracias por ser tan comprensiva, cielo.

-Ehh... de nada, supongo.

Midori le dio otro abrazo más a su hija y se metió en el coche. El viejo coche cascarilló y soltó una bocanada de humo negro cuando el padre encendió el motor. La madre bajó la ventanilla para despedirse por doceava vez consecutiva de su hija.

-¡ Se me había olvidado que no hay recambio de papel de baño!

-Tranquila mamá, iré yo ahora a comprarlo. Id en paz. - dijo, mientras le tocaba la cabeza a su madre.

-Hija, no me hables como si fueras el monje de la parroquia.

El coche arrancó y empezó a moverse. Desde su interior todavía se oía a la madre gritar.

-¡Y no te olvides del paraguas!

Amu volvió a mirar el cielo. Lo encontró azul sin una sola nube – típico de una tarde de otoño estival. Sin entrar en casa, revisó que tuviera dinero suficiente en los bolsillos y se echó camino al supermercado para comprar un batallón de alimentos ricos en grasas y colesterol.

Respiró el aire fresco de la mañana mientras una sonrisa se aposentaba en su cara. ¿Qué mejor destino había para una adolescente, que pasar un mes entero disfrutando de cero obligaciones familiares?

- ¡Adiós, reprimendas matutinas! ¡Adiós, acostarse temprano! ¡Hola libertad!

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-Adiós peinado...

Amu corría camino a casa mientras se tapala la cabeza con la bolsa de la compra, intentando no mojarse.

Maldita la hora en la que no me cogí el dichoso paraguas...

Su cabello estaba chorreando agua, así como otras partes de su cuerpo y ropa. La tormenta había aparecido de repente y fuerte, inundando en unos minutos las calles de agua hasta que el alcantarillado se llenó y las aceras se convirtieron en pequeños ríos en miniatura.

Un trueno restalló en el cielo y cortó la electricidad de la calle. Espero que esto no sea una metafora de lo que me espera...- pensó la joven.

Cuando llegó a casa concluyó que su suerte era peor de la que esperaba. La tormenta había dejado inutilizadas las conexiones eléctricas. Nada de luz, nada de microondas para la comida precocinada que había comprado, y lo peor de todo, ¡nada de tele!

En la oscuridad, Amu se desvistió para no mojar el suelo de agua. Pensó en darse un baño, pero la tentativa de bañarse en la más absoluta oscuridad, sumado al hecho de que nadie la oiría si se caía y se partía un brazo, le hicieron desistir en su idea.

-Bueno, algo habrá que se pueda hacer que no necesite luz ni electricidad, ¿no?

Después de una hora sentada en el suelo, mirando al vacío y devorando las papas fritas y todos aquellos alimentos de equivalente perjurio medico, Amu comenzó a echar un poco de menos a sus padres.

Dios, ni dos horas que se han ido y ya los hecho de menos, vaya patraña de adolescente que estoy hecha.

Se levantó para recoger las bolsas vacías cuando oyó el sonido de un plato rompiéndose en la cocina.

Su corazón comenzó a bailar danza africana – metafóricamente, claro. Se quedó plantada en el sitio durante un minuto entero, en el cual, oyó pisadas y ruidos de objetos siendo movidos. Provenían de la cocina.

La mente de Amu comenzó a trabajar. ¿Y si era un ladrón? ¿Y si había aprovechado la caída de la luz para entrar a robar? ¿Y si sabía que estaba sola y que sera una adolescente desvalida que seguramente no presentaría problemas para ser raptada y vendida al mercado de órganos?

Ohdiosdiosdiosdiosdiosdios

Amu palpó a su alrededor cualquier objeto que pudiera servirle de defensa. Con una escoba entre las manos, Amu se sintió lo suficientemente segura como para avanzar lentamente hacía la cocina.

Preparándose para lo peor, la muchacha entró en la habitación con pasos temblorosos e inseguros.

-¡Te advierto que mi padre es poli y te estoy apuntando con una pistola!

Nadie contesto a su bastante irreal amenaza. Siguió avanzando por la cocina, maldiciendo por el ruido de sus pisadas contra el mármol del suelo. No oía ningún ruido excepto su respiración y su tamborileare corazón.

El ruido del choque de un vaso contra el suelo sonó detrás de ella. Amu se giró al mismo tiempo que un segundo trueno retumbó en el cielo e ilumino por unos instantes la cocina, permitiendo ver el rostro del ladrón.

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Después del segundo trueno, las luces de la cocina volvieron. Todos los electrodomésticos volvieron a ponerse el marcha y el ruido del encendido hizo que el gato bufara hacía la lavadora.

Amu permanecía estática, en la misma posición que hacía 5 segundos, observando como el gato que había entrado por su ventana se tambaleaba de un lado a otro, dejando un charco de sangre sobre el mármol de la encimera.

Amu miró al gato. El gato miro a Amu.

Vale, las películas de mafiosos me han afectado seriamente el cerebro...

Con cuidado, dejó la escoba sobre el suelo y cogió un trozo de donut de chocolate (lo primero que encontró encima de la encimera).

-Psss bonito, ven aquí, mira lo que tengo – dijo, acercando el trozo de comida al felino.

Al principio el gato rehusó y bufó hacia su dirección, pero la paciencia y el buen olor del chocolate hicieron que el gato se acercara temeroso y le arrebatara de un mordisco el pedazo de entre los dedos.

-¡Au! Estúpido gato...

El gato miró a Amu mientras se metía el trozo entero en las fauces. Después la miró de nuevo, exigiendo más.

-¡Ah no! esta es mi comida y no voy a compartirla con ningún gato desagradecido.

El gato siguió mirándola mientras la herida de su pata sangraba en carne viva. Sus ojos azules trasmitían desconfianza hacia la humana, pero por otra parte, era obvio que aquel gato necesitaba cuidados médicos.

Amu cogió otro pedazo de donut y se lo puso en las palmas de la mano. Esperó a ver la reacción del gato. El felino la miro, analizando si era una trampa, pero al rato se acercó despreocupado y se posó en el brazo de Amu a comer el donut y los restos de patatas que le quedaban entre los dedos.

-Dios, debo de ser tan poca amenaza que ni un gato tiene miedo de que le haga daño...

Aprovechando la posición del felino, Amu examinó la herida de su pata (la cual le estaba dejando el brazo lleno de sangre). Intentando que el gato no se quejara demasiado – una vez alimentado, el gato resultó ser bastante manso – Amu cogió vendas y antisépticos para curarle la pata.

Con sus torpes habilidades de enfermera consiguió que la pata del felino no sangrara más. Lo dejó en una improvisada cama hecha con varios trapos de cocina y un puñado bastante inmenso de Doritos como comida y se fue a limpiar el estropicio de la cocina.

Cuando regresó, el gato se había acabado todos los Doritos y la miraba de nuevo, como si no tuviera otra cosa que hacer que mirar sentado mientras la humana se partía el lomo limpiando su estropicio.

-Me alegro de que no fueras un ladrón, ¿pero de verdad tengo que limpiar el caos que has hecho en mi cocina mientras tu te comes MI comida?

Obviamente, el gato no contestó.

Se dedicó a zarandear la cola de un lado a otro y a observar los muebles de la casa. Después se desperezó y se quedó dormido.

Amu rodó los ojos.

Cautelosamente tocó con un dedo el lomo del animal. El gato abrió un ojo pero no se movió. Lentamente, Amu acarició su pelaje perlado de un lado a otro. El felino se dejó hacer, e incluso soltó un débil ronroneo cuando Amu le rascó detrás de las orejas, poniendo una cara de total satisfacción.

-Eres un vago y un metelios... ¡pero eres tan mono!

Como si el gato supiera lo que la humana había dicho, se retorció entre los dedos de Amu y ronroneó de nuevo.

Maldita sea, ¡he caído presa de la monería y el encanto de un gato callejero!

-Me encantaría quedarme a jugar contigo amiguito... o amiguita, no estoy muy seguro de tu identidad sexual todavía; pero tengo que ir a mi cuarto a hacer los deberes.

Amu se levantó, cogió lo que quedaba del paquete de Doritos y se subió a su habitación. Cuando llegó, se dio cuenta de que el gato la había seguido.

-Oww, ¿vienes a hacerme compañía? Qué encanto... - el gato subió de un brinco a la mesa y abrió con el hocico la bolsa de Doritos, pasando del comentario de Amu - Oh, vienes por la comida... Bueno, como nadie lo ha visto, diremos que viniste por mí y ocultaremos la cruda verdad ¿de acuerdo?

El gato, obviamente, tampoco contestó esta vez.

Quizás esto de vivir sola no fuera una idea tan buena, viendo que ni tras 4 horas de independencia ya comenzaba a hablarle a los gatos como si fueran personas...

Cuando llegó la hora de irse a la cama (Amu quería celebrar su independencia trasnochando, pero viendo que mañana tenía clases y que su malacostumbrado cuerpo le pedía cama a una hora demasiado temprana, tuvo que ceder), el gato se tumbó junto a ella como si fuera lo más normal del mundo.

Se acurrucó entre las sabanas, muy pegada al cuerpo de Amu. La joven se sorprendió, ya que el felino no había dado muchas muestras de cariño hacía ella en toda la tarde (lo único que parecía amar era la comida), pero aceptó de buena gana a aquella bolita de pelo negro caliente contra su regazo.

-¿Que te parece si te quedas aquí en el mes que no estén mis padres? Te podría dar más comida basura...

El gato levantó las orejas y maulló con animo.

-Tomaré eso como un sí, amiguito...ta... ¿eres gatito o gatita? - Amu levantó sin mucha delicadeza los cuartos traseros del animal. - Bueno, no veo nada colgante, así que debes de ser mujer... ¿a que sí, Bepsy?

El gato bufó levemente.

-¡Claro que sí! Mi Bepsy es la más lista y la más glotona de todas las gatitas callejeras.

El gato se acomodó mejor sobre el regazo de Amu y se quedó dormido. Amu acarició químicamente el regazo hasta que el movimiento hizo que le entrara sueño, quedándose también profundamente dormida.

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A la mañana siguiente, Amu se despertó todavía en un estado de duermevela, sin saber muy bien quién era o donde estaba.

Se apartó de encima la manta, sofocada por el calor e intentó levantarse.

Sus esfuerzos fueron vanos debido a que un fibroso brazo desnudo se agarraba fuertemente contra su pecho y la dejaba totalmente inmovilizada.

Amu se despertó de golpe.

Un chico desnudo, con la piel pálida y el cabello negro, descansaba plácidamente sobre su regazo.

Notas de Finn: TATATACHAN!

Quien será el extraño desconocido que duerme con Amu? Donde está Bepsy? Donde he estado yo todos estos años? XDD

La respuesta es obvia, amigos, pero no la responderé para no cortar la intriga XD

Vuelvo con una historia de corte fantastico/humoristico. Escribí el primer borrador de una sentada mientras estaba estudiando para mi examen de bioquimica (sorpresivamente, he aprovado ese examen XD), por lo que sólo me queda redactar los capitulos y colgarlos.

En esta historia quiero dar un poco la vuelta a todas las historias de Shugo Chara, asi que aviso: Ikuto y Amu NO se enamoran a primera vista, de hecho, al principio no se llevarán muy bien. Tadase será un personaje secundario que NO tendra mucha intervención en la vida amorosa de Amu, por el contrario, seria Kukkai quien forme un triangulo amoroso con Amu y con Ikuto. Pero eso ya se verá.

Tambien va a haber un malo maloso totalmente sorprendente (chun chun chuuun).

Como podeis leer, este fic está redactado en tono de humor. Me he querido basar en el tipo de humor que utiliza Rozefire en sus historias, ya que me parece un tipo de humor espontaneo y bastante gracioso. ¡Espero que os guste a vosotros también!

Por favor, me haría muy feliz si me dejarais vuestra opinión sobre el primer capitulo en un review. Yo seguiré en cuanto pueda con la historia, pero (como muchas supongo que sabreis) un review es el mejor incentivo que puede tener una escritora para continuar (cof*chantaje*cof)

Cualquier cosa que os haya gustado/disgustado o que querais compartir conmigo será bienvenida!

MATTA NEE!