- ¡Ranma, sálvame, no me dejes por favor! Ran... ¡Ranma, no te alejes!

- ¡Intento llegar! ¿Por qué te vas alejando?

- ¡Ranma, sálvame! ¡Nooooooooooooooooo!


- ¡Ah!

Ranma se sentó de golpe en su cama. Estaba agitado y su corazón latía muy deprisa. Notaba el haber corrido durante mucho rato y al final no haber conseguido lo que quería. Todo había sido una pesadilla.

Ya habían pasado tres días desde su conversación con Akane. Ya no había vuelto a su cuarto pero seguí actuando igual. A la que tenía una oportunidad, se acercaba un poco más a Ranma.

Desde que se sinceró con él, no paraba de tener sueños extraños en que parecía que él se alejaba de Akane y la dejaba abandonada.

Se levantó, miró a su padre dormido como un tronco y salió de su cuarto. Pasó por la cocina y bebió agua y de vuelta, sus pies le pidieron parase justo delante de la puerta de Akane.

- Si entro, ¿se dará cuenta e intentará matarme? - pensó con un escalofrío en la columna. - Ella ha estado viniendo a mi cuarto y yo no he montado ningún pollo.

Giró suavemente el pomo y abrió la puerta. Allí se encontraba Akane, bien dormida abrazando a su almohada, como si intentara sustituir a Ranma con un cacho de relleno. Se veía hermosa bañada por la luz de luna. Realmente era guapa. Ranma ya se había dado cuenta, pero le costaba aceptarlo. Le gustaba demasiado.

Cerró la puerta detrás de sí y, con algo de miedo, se acercó un poco más. No podía dejar de observarla.

- Me pregunto si se acordará de las últimas palabras que nos dijimos el otro día. Ha actuado como siempre. Seguro que se quedó dormida antes y ni siquiera fue consciente de ello. - Entristeció un poco la cara.

Se acercó un poco más y acarició su mejilla con la mano. Le gustaba sentir esa suave piel en contacto con la suya. Quién iba a decir que una chica tan fuerte como ella se viera durmiendo tan delicada.

- Ran... ma - Akane habló en sueños.

Eso le aceleró el corazón y le enrojeció como un tomate. Qué linda se veía. Al menos parecía que esa noche no estaba teniendo pesadillas. Pero Ranma estaba tan sumido en sus pensamientos que no se había dado cuenta que Akane había abierto sus ojos y lo observaba también.

- ¡Uis! ¿Y ahora qué hago, qué hago? Me va a matar. - tragó saliva. - Lo... lo siento. Yo... yo no... quería... Ya me voy.

Y cuando giró para irse, Akane lo cogió de la mano. Ranma no sabía cómo reaccionar y lo único que se le ocurrió fue decirle la verdad:

- He tenido una pesadilla y no puedo dormir.

Akane tiró con un poco de fuerza de Ramna y logró meterlo en su cama. Luego se acurrucó en sus brazos y él la abrazó. Ranma tenía el corazón ya desbordado y no podía más, tenía que decírselo otra vez:

- Me... me gustas, Akane.

Los ojos lo miraron sorprendidos. Ranma estaba nervioso y colorado. Efectivamente no se acordaba de lo que le había dicho aquella noche en la sala. Simplemente recordaba el haberse apoyado en su pecho y luego despertarse en su cama. Akane levantó una mano, la puso en el rostro de Ranma, se acercó lentamente y le dio un pequeño beso en los labios.

- Es un beso de buenas noches, para que puedas dormir bien. - y ambos sonrieron.


Al día siguiente, el Sr. Tendo iba por el pasillo cuando vio a Ranma salir de la habitación de Akane todavía en pijama, bostezando y estirándose. Se escondió detrás de la esquina para no ser visto y siguió mirando.

- ¡No me lo puedo creer! - dijo feliz. - ¡Por fin están juntos! Pero... pero...¡qué ha estado haciéndole a mi pequeña niña!

- Tranquilo, papá, tarde o temprano esto tenía que pasar. - Dijo fríamente Nabiki detrás de él.

- ¡Nooooooooooooo, mi pequeña niña! - echó un grito de desesperación para él mismo.

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/FIN/

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Comentario


Doy por finalizada esta historia con este último capítulo. Es muy cortito, pero tenía que hacerlo.

Quizás muchos pensasteis que la historia iba a ser mucho más larga o con más líos rebuscados, pero no. Es algo cortito, como un drabble largo, básicamente. Es mi estilo.

Eso sí no descarto el hacer más de Ranma x Akane.

Gracias por haberme leído y espero sorprenderos con algo nuevo dentro de poco.

Muchos besos.