Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, sino que a Rumiko Takahashi.
Capítulo VI
Inuyasha se perdió en aquel par de orbes chocolate y supo de inmediato que, aunque no debiera, quería con todas sus fuerzas acortar la pequeña distancia que lo separaba de ella. Poco a poco, como si el mundo estuviese de acuerdo con que las cosas en Conner fueran el doble de lentas de lo normal, acercó su rostro al de la mujer. Ansiaba probar esos labios que lo atormentaban con tanta premura. Decidió en esa fracción de segundo que lo haría. La besaría y haría comprobar a sus instintos y a su mente que esa era una mujer como cualquier otra y que tanto tiempo sin ver mujeres tan guapas en un pueblo donde nunca pasaba algo interesante ya lo estaba afectando.
Sí, la besaría y se demostraría a sí mismo que aquella mujercita impertinente no era lo que necesitaba, ni mucho menos.
Unos golpes en el vidrio de la ventanilla detrás suyo los sorprendió a ambos. La señora Higurashi se removió incómoda y enseguida se sentó correctamente en el asiento del copiloto. Él por su parte, se dio la vuelta con más sorpresa aún.
–Hola –le saludó su hermano con gesto adusto.
–¿Sesshomaru? ¿Qué demonios haces aquí?
–Yo también me alegro de verte –replicó Sesshomaru.
Inuyasha fijó su vista en el retrovisor y divisó el vehículo de su hermano mayor detrás de su camioneta. ¿Cómo no se había dado cuenta? Por supuesto, el muy cabezota estaba distraído con la maestra. Se reprendió mentalmente y miró de nuevo a Sesshomaru.
–¿Vienes a ver a mamá? –le preguntó.
–Inuyasha –comenzó el mayor–, creo que tenemos un pequeño… problemilla.
–Dios santo, tú nunca te andas con rodeos, ¿qué ocurrió?
OoOOoOoOOoO
Kagome estaba quieta, escuchando con atención. De hecho, estaba tan sorprendida que ni siquiera se molestó en hacer que la presentaran al hombre que interrumpió tan embarazoso momento con el señor Taisho.
Eran iguales. Bien, eso no era cierto. Si bien eran hermanos –supo quién era al escuchar su nombre–, había muchas diferencias entre ellos. Pero el hombre que estaba asomado a la ventanilla era tan apuesto como el señor Inuyasha.
Tenía el cabello más platinado que Inuyasha y se notaba más alto. Su rostro era de facciones más aristocráticas y su tono de piel era más pálido, en comparación con el tono bronceado por el sol de su hermano.
–Verás –lo escuchó decir, con la dicción más cuidada que se podía encontrar–, el problema está precisamente en mi automóvil, en forma de hermana…
–¡ ¿Qué? ! –bramó el señor Taisho –. ¿Estas de co…?
–Solo te puedo decir que no he tenido más opciones –le interrumpió Sesshomaru.
Kagome vio como el señor Inuyasha se llevaba dos dedos al puente de la nariz, ofuscado por algo. Ella, por su parte no entendía nada. Carraspeó un poco.
–Señor Sesshomaru Taisho –saludó–, soy Kagome Higurashi la nueva maestra de la escuelita rural, mucho gusto.
El aludido –quien al parecer recién se había percatado de ella– la miró muy serio.
–Mucho gusto, señorita. Disculpe mi descortesía. Por favor, deje que le presente a mi hermana mayor. Está de paso para ver a nuestra madre.
–Y para causar problemas –agregó Inuyasha.
Kagome se confundió más aún. ¿Hermana? Ella ya conocía a Sango.
El señor Inuyasha y ella se apearon de la camioneta y se dirigieron al vehículo del mayor de los Taisho. Al mismo tiempo iba saliendo del coche una mujer alta y refinada, con el cabello recogido y vestida muy elegantemente.
Sesshomaru se encargó de hacer las presentaciones.
–Señorita Higurashi, le presento a la mayor de mis hermanas, Kagura Ushida. Kagura, ella es la señorita Kagome Hisgurashi, la maestra de la escuela.
Kagome casi se va de espaldas. ¡Kagura Ushida! ¿Esa arpía era hermana de los Taisho? Se recordó mentalmente que era imposible estar tranquila en algún remoto lugar de la tierra. No, ella no podía estar tranquila. El que Kagura –su ex compañera y la bruja madre de las brujas– estuviera allí lo demostraba.
Conocía a Kagura desde el instituto y luego, de la Normal de maestros. Era una mujer que odiaba y envidiaba Kagome. Esta aún desconocía el motivo. O quizás sí. Desde que Kagome no había dejado que la pasara a llevar por ser pobre y le había plantado cara, Kagura se había afanado en divulgar pestes de Kagome a quien sea que estuviera presto a escucharlas.
Compostura, Kagome. Compostura.
–Creo que ya nos conocemos –anunció con educación –. Es un gusto volver a verte, Kagura.
Sí, claro.
La mujer la miró con tal desdén que a Kagome le dieron ganas de voltearle su fino rostro de una cachetada.
–Kagome –saludó, con una clara nota hastiada en la voz–. Así que aquí terminaste, de maestra rural.
Kagome se irguió, orgullosa. No dejaría que aquella mujer la mirase por encima del hombro.
–Así es, estoy muy orgullosa de mi trabajo, Kagura.
Al menos me gano el dinero, pensó. No me caso por interés.
Y ahí, en ese preciso momento, Kagura pareció leerle el pensamiento. Pues la miró con tal odio, que Kagome sintió miedo.
Dios, aquí vamos de nuevo.
OoOOoOoOOoO
–Puaj, esa mujer podrá ser mi hermana, pero amo más a las vacas que a ella. Es una víbora –espetó Sango.
–¡Menuda sorpresa me he llevado, Sango! –exclamó Kagome–. ¿Por qué no me contaste que tenías otra hermana?
–Esa mujer es tan venenosa que no merece ni que la menciones, ¿sabes? Anda de aquí a allá, hablando mal de todo el mundo, mirando mal a las personas y creyéndose superior a todos. Ni Sesshomaru es tan arrogante.
–Nunca me lo hubiera imaginado.
–Dijiste que fue compañera tuya, cuéntame un poco más.
–Oh, no es mucho que digamos. Era dos grados mayor que yo en el instituto, pero ingresamos el mismo año a la normal.
–Sí, eso fue porque se fue dos años al extranjero a una escuela para señoritas –Sango rodó los ojos. Kagome pegó una carcajada.
–¿Por qué ha venido? –preguntó.
–Va a quedarse un tiempo por aquí. Lo cual es una lástima. –Sango se acercó un poco a Kagome y le susurró: –¿Quieres que te cuente un secreto? Vino aquí porque averiguó que Sesshomaru estaría aquí. Le ama en secreto, así que no te asustes si se te tira como cobra al mirarlo por más de un segundo.
Kagome abrió los ojos como platos.
–Pero son hermanos…
–Sesshomaru es hijo del primer matrimonio de papá, por lo que solo es nuestro medio hermano. Sin embargo, siempre nos ha querido mucho y también a mamá.
–Uh… aun así, son medio hermanos –adujo, perpleja.
–Exacto, pero ella esta obsesionada con él. Creo que él se dio cuenta hace mucho.
OoOOoOoOOoO
–Inuyasha –le llamó Kagura.
–Dime, estoy apurado –contestó, arremangándose la camisa y ajustándose el sombrero. Siempre que Kagura le hablaba, nada bueno salía de su boca.
–¿Llevas todos los días en tu camioneta a esa mujer?
–¿Y eso qué? –espetó.
–Solo te aconsejo que tengas cuidado. Como se comentó en el almuerzo, fui su compañera cuando más joven y ya era una casquivana a esa edad. Te puedo dar una lista completa de todos sus amantes.
–Guarda esos chismes para tu club social, Kagura. No tengo interés en escucharte, así como tampoco tengo interés alguno en la señora Higurashi.
Inuyasha salió de la casa dando granes zancadas. Diablos, su hermana era cosa seria. En cierta forma sentía pena por ella. Se había ganado el desdén de sus propios hermanos. No la querían porque sabían que era una chismosa y arrogante. No sabía nada del trabajo duro, del valor de la bondad. Solo sabía hacer infeliz a las personas porque ella había sido infeliz, porque a ella le había ido mal, producto de su manera de ser. ¡Y aun así no aprendía!
Trató de no pensar mucho en lo que le dijo acerca de la maestra. No caería en chismes. Sin embargo, ¿una lista llena de amantes? ¿Por qué se había divorciado?
Eso a ti no te importa, idiota. Ya caíste una vez…
Sí, y había sido la misma Kagura quien le había advertido sobre Kikyo, resultando tener razón…
Holaaa queridísimas =) Muchas gracias por esperarme. Muchas gracias por sus reviews, me llenan de alegría jejejej Muchas gracias por su apoyo y por agregarme a favoritos. Me hacen muy, muy feliz.
Estoy contenta porque me cambie de ciudad (a más de dos mil km de donde vivía antes) para ir a la universidad. Mañana tengo mi primera clase ! Así que igual tengo nervios. Además que ahora vivo sola :S
Este capi fue cortito y alejado de los dos tortolitos. Sin embargo, Kagura se transformará en un secundario importante dentro de la trama y Sessh (baba). Quieren que le dedique una segunda miradita a Kagome? Espero sus sugerencias Muchas bendiciones
Bye!