¡Buenos días/tardes/noches! En donde quiera que se encuentren... ha pasado mucho tiempo, se cumplen dos años la otra semana. Así que he decidido dejar de re-hacer este fanfic... esta es la... ¿sexta? ¡Sexta! Sexta versión, así que no lo pensaré dos veces y comenzaré colgando cuatro capítulos y luego, la otra semana otros cuatro como les había prometido, espero puedan disculparme y que les guste como ha quedado. He tratado de meterme en los personajes y de no cambiarlos a como son en el anime/manga a pesar de que sus edades no sean las mismas.
Toda duda o curiosidad pueden dejar un review o enviar un mensaje, aunque todo se irá aclarando a lo largo de este fic que como había dicho ya hace años... tendrá de 30 a 40 capítulos, voy haciendo hasta el capítulo 15, así que de hecho no me quedaré sin colgar por mucho tiempo.
No los aburriré con mis excusas de por qué no pude colgar antes los capítulos. Sólo recalcar que está más dramático y la única advertencia es que está subida de tono en ciertos capítulos... Por eso está en T y no M, todavía *insertar risa malvada*. Las edades se dividen casi igual... Yaya y Kairi tienen 16; Amu,Rima, Nagihiko y Kukai tienen 17, Utau tiene 18 e Ikuto (hermoso, sensual y misterioso -w-) tiene 20.
DATO: Es una historia paralela a la que todos conocemos.
DATO2: La canción que Yaya escucha es White Houses de Vanessa Carlton y la pieza de ballet "Las Zapatillas Rojas" es de la película británica "The Red Shoes".
DATO3: Shugo Chara! © PEACH-PIT (#Respect)
¿Arrepentimientos?
Nagihiko.
Me encontraba caminando por la playa, realmente se ve hermoso el amanecer desde aquí. Me ayuda un poco a distraerme, aunque sea un poco. Mi cabeza realmente está en otro lugar y no podía conmigo mismo, no desde ayer, ni siquiera pude dormir en esa cama… Dormí en la sala del segundo piso. Pensándolo bien, ninguno de los dos puede entrar a esa habitación ahora, ella estaba durmiendo en el sofá del primer piso cuando me fui.
Realmente es hermosa, pequeña, cabello rubio y rizado, como una muñequita de porcelana… No tenía idea de que le había causado daño, tanto que llegó hacer lo que hizo.
Me dolió, mucho.
Y otra vez estaba llorando, tal vez me había vuelto muy sensible. Tal vez ella me había vuelto sensible.
Me gustaría no haberme negado a ir a la reunión por la graduación de Kukai.
.-El viernes, último día de clases para muchos, último día de preparatoria para uno de mis amigos. Todos estuvimos en la ceremonia. Recuerdo que había más paparazis de lo normal, se debía obviamente a que la idol se graduaba. En fin, ese día Rima estaba algo distante… creo que debí haber tomado eso como señal para no ir a mi casa… No debimos ir a mi casa.-
Kairi.
— ¿Puedes creerlo?
—Hm…
—Y ahora tengo que ver ese odioso color celeste en la pared… Esto es frustrante…
La idea de "desahogarme" con mi hermana no había funcionado, para nada.
—Yo quería un amarillo patito… Se hubiese visto genial ese color en la pared, pero él dice que mejor el celeste porque… ni si quiera me acuerdo que excusa me puso cuando se lo dije.
— ¿Fueron a comprar la cuna?
—Ni me hables de cunas… apostamos a que podría armarla sin las instrucciones… No sirvo para construir cosas, Yuu lo sabe.
—Hm…
—Bueno… creo que me va entrando un poco de sueño, gracias por siempre estar para tu hermanita Kairi—dice provocando que sonría—, le dices a Utau que se cuide—dice más a modo de reproche—…y… ¡Ah, sí! Mis saludos a Yaya-chan—agrega antes de colgar.
Supuestamente iba a hablar con mi hermana para olvidarme de cierta pelinaranja… pero justo cuando ya no pasaba por mi mente, Sanjo-neesan parece recordarme que he hecho algo mal. O tal vez no tengo culpa y ella haya cambiado, como ella misma me lo gritó hace unas horas atrás… No fue mi intención dejarla de lado, creí que no le parecía divertido y que tal vez Souma y ella comenzarían a salir. Después de todo ella me había dicho que le gustaba él. Nunca tuvimos nada realmente… ¿por qué, entonces, me esmero tanto en darle explicaciones?
—Puedes ir a verla si quieres, está ensayando en el sótano…—dice una melodiosa voz ya conocida para mí—…aunque dudo que soluciones algo.
Miro hacia el frente y veo a la denominada idol de brazos cruzados apoyada en la pared.
—Ya te dije la verdad, no entiendo por qué te empeñas en unirnos ahora…
—Tal vez porque también quiero ayuda…—dice comenzando a caminar hacia las escaleras al primer piso—…además, yo te invité… ¿recuerdas?
Cierto, gracias a ella estaba sentado en un sofá como este en aquel momento, porque parecía que Yuiki-san había dudado antes de preguntármelo.
Rima.
Me siento incómoda, la espalda me duele y el cuello también, es la primera vez que me siento tan incómoda al despertar. La razón era obvia, de una cómoda cama, pasar a un incómodo sofá de la sala… no valió la pena para nada el orgullo.
Me levanté lentamente poniendo con cuidado mis pies en el suelo, estaba oscuro, nadie parecía despierto. Tampoco es como si pudiera saberlo con certeza puesto que estaba durmiendo en el primer piso. Caminé lentamente hacia una de las ventanas y descubrí el cielo aún un poco nublado. Me acerqué nuevamente al mueble donde había estado durmiendo y me cubrí con el edredón que había tomado de la habitación de Utau.
¿Por qué dormí en el sillón?
Buena pregunta. La respuesta tiene cabello largo y sedoso.
No es que esté en la misma habitación que yo, salió hacía unos quince minutos atrás, supongo que a despejar su mente o lo que sea.
— ¿Ya estás despierta?
La voz melodiosa de la idol me sacó de mis pensamientos.
—Es incómodo dormir aquí.
—Nadie te obliga a dormir ahí, tienes una habitación…
—No puedo estar ahí—dije dejando un mal sabor en mi boca.
—Podrían haberlo hecho en otro lugar y no tendrías que estar así.
Me abracé más a mí misma, no me acuerdo como si quiera terminamos en eso, esta vez. Sólo sé que me gustan las películas de terror y él actúa como una chica, parece una chica físicamente también, el cabello largo no lo ayuda mucho.
—Pasó y punto.
Unos minutos en silencio en los cuales intentaba recordar cómo es que habíamos llegado a hacer eso otra vez. Pero mis recuerdos se vieron interrumpidos cuando sentí como el sofá se hundía a mi costado.
— ¿Qué pasa?
—En verdad me gusta su sonrisa…—dijo recostando su cabeza en el respaldar del mueble.
—Entonces tú no fuiste sincera.
—No podía, si hubiese sido sincera hubiera terminado haciendo algo que no quiero con él… y se supone que lo que yo quería era hacerlo sentir mal…
—Nunca lo he preguntado… ¿qué te hizo Kukai?
—Es una larga historia… ¿qué te hizo Nagihiko?
—Esa historia es más larga, te lo aseguro.
Escuché su risa y pude relajarme un poco, aunque no era el tipo de risa contagiosa, era una risa seca y sin emoción.
Llegar tan lejos por una apuesta definitivamente era extraño, una parte de mí seguía negándose a la razón. Tan difícil me resultaba decirlo, que sólo lo dejaba en mi mente. Había pasado sin dame cuenta, Amu tuvo que ser fuerte conmigo para entender, había sido complicado en todos los sentidos y cuando supuestamente las cosas mejoraron… A ellas se les ocurrió decir la verdad. Y la verdad dolió, como siempre. Su mirada me hizo sentir más pequeña de lo que usualmente me hacía sentir, mirar sus ojos asustados, suplicando que negara todo lo que ellas estaban afirmando…
—Tal vez deberíamos preparar algo para desayunar…
—No tengo ganas.
"—Rima-chan, tienes que comer… quieres que prepare algo dulce ¿para ti?"
Si.
Todo comenzó por este estúpido juego, jamás debí apostar, no debí aceptar a ese sujeto como pareja, no debí salir con él. He quedado yo más herida que él tal vez.
Si tan solo me hubiese quedado en casa de Amu ese viernes nada de esto hubiese pasado, aunque puede que ella también haya tenido planes.
.-Un pequeño jueguito, había dicho la idol, pero esto no había comenzado como un juego para mí, era venganza… Amu no tenía por qué saber la razón, ni mucho menos Utau, Yaya lo sabe porque ella pasó lo mismo que yo en cierto modo pero… Yo lo había ayudado a él a acercarse a Amu y decirle la verdad sobre Nadeshko, yo lo había ayudado y siempre sido un apoyo incondicional y no me gustaba ni nada pero… Tengo sentimientos, ¿no? No me gusta que me dejen de lado después de que haya estado a mi lado en un momento tan difícil, como lo fue ir a la boda de Nikaido. Y OJO, para que lo dejemos claro: A MI NO ME GUS-TA-BA FU-JI-SA-KI NA-GI-HI-KO AN-TES DE VIA-JAR-.
Ikuto.
Caminar, era lo único que podía hacer, tenía que quitar cualquier pensamiento de mi cabeza y sobre todo pensar en lo que había pasado unas horas atrás. Todos habían estado muy tensos, a mi me daba igual lo que estaban diciendo pero habían ciertos acontecimientos que seguían rondando y no sé si debo sentirme herido o culpable, puede que ambos.
Camino unas casas más abajo y distingo una larga cabellera que se mueve al compás del viento, la imagen a cualquiera le parecería de una mujer, pero creo que ya me acostumbre a distinguir su melena oscura. Mas en este momento, lo que me llama la atención al acercarme son sus ojos.
— ¿Has visto a un muerto?
Su rostro se torna hacia mí y sus facciones se relajan, sólo un poco.
—No…
— ¿Qué pasa?—pregunto antes de sentarme a su lado.
Y entonces lo cuenta, lo que me había contado Amu la noche anterior algo resumido… él ahora me cuenta todo con detalles y algo en mi se rompe. Tal vez me lo merezca, le he hecho daño, muchas veces, incontables veces; pero no pensé que ella haría eso. Y Utau aparece en mi cabeza. Puede que me sienta ahora más herido que culpable, porque hace unas horas hice algo que no creo que haya sido correcto… no era el momento.
—Hmp.
—No sé qué hacer…
—Qué raro—digo sonriendo, él me mira extrañado—. Cuando conocí a Amu, ella siempre me habló sobre su gran amigo Nagihiko, dijo que siempre sabía que hacer… que era el mejor amigo que pudo pedir y que nunca se rendía… Pareces rendido.
Ocultó sus ojos bajo su cerquillo.
No tuve que mirarlo para saber que estaba llorando.
Puse una mano en su hombro antes de ponerme de pie.
Miro la casa a lo lejos y luego pienso en que tal vez la verdadera razón por la que regrese era para solucionar las cosas, porque creí que todos habían dejado el pasado atrás. Pero me doy cuenta de que nada es lo que creí y que todo lo que me ha pasado durante este último mes me lo tengo merecido. Aunque una parte de mi se sienta obstinadamente fuerte, la otra sabe que estoy roto por dentro y mejor hubiese sido ir a Miami con los de la orquesta. A pesar de todo me sigo sintiendo culpable.
Yaya.
Un, dos, tres… arriba…
La imagen que me devolvía el espejo era perfecta… había logrado controlar ese movimiento y ya podía repasar mi coreografía. Aunque creo que debí elegir algo más clásico… creo que debería haber ido al campamento de ballet, tal vez no tendría que dar el examen hoy…
"—Entrarás porque eres tú, y tu eres perfecta."
En definitiva sus palabras me llenaban de alegría y me sentía feliz al escucharlo hablar de lo que veía en mí cuando bailaba. Aunque últimamente estaba yendo más por la música contemporánea… Obviamente el ballet no lo dejaría de lado… he estado en una academia de ballet desde que tengo memoria y por fin ahora puedo irme. Pero, en estas circunstancias, pareciera más que estoy huyendo…
"—Yuiki-san es valiente, nunca se rinde… ni porque le quiten sus dulces daría su brazo a torcer."
No es divertido.
La imagen de Kairi iba y venía a mi cabeza y las expresiones que hacía al bailar me hacían dar cuenta de que si había terminado de esta manera la coreografía era… por él.
— ¡AHHH!
El grito salió de mi boca desde lo más hondo de mis pulmones. Tenía ganas de dejar todo, porque detestaba todos estos sentimientos que no entendía y sólo me causaban molestias… Yaya no está hecha para esto…
—Maybe I'm a little bit over my head, I come undone at the things he said…
La canción no me ayuda en lo absoluto… Esa canción la había escuchado el día que decidí cambiar y ganar esa apuesta. Después de todo Yaya siempre es valiente y da todo de ella…
—…We were all in love and we all got hurt…
—Sí, eso mismo Vanessa Carlton, todo lo que dices es lo que siento en este mismo momento—dije como si pudiera hablar con la cantante, refiriendo a la canción que seguía sonando a pesar de que yo me había detenido ya. La canción es la razón por la cual terminé mi última coreografía para la escuela de danza en… eran bastantes lugares.
Había enviado mis datos adjuntos a un video de mi primera presentación como 'prima' cuando tenía 10 años. Recuerdo haber interpretado el Lago de los Cisnes, la primera interpretación más difícil de mi vida en el ballet. Después había seguido en El Cascanueces, aunque no lo sentí tan complicado, puede que se haya debido a mi edad. La última presentación que se iba a hacer en mi escuela de ballet era individual para cada una, había comenzado con ello a inicios del verano… Las Zapatillas Rojas. Aunque mi maestra estuviera en contra… dijo que era muy joven para saber lo que el dolor significaba, muy aparte del hecho de que no tengo a alguien… Creo.
—My first time, hard to explain. Rush of blood, oh, and a little bit of pain on a cloudy day, it's more common than you think. He's my first mistake…
— ¡NO! ¡Yaya, focus!—me grito a mí misma—. Piensa en Bolshoi, en Brent Street… en, en… The Royal Ballet School… en… Julliard y en Salzburgo… Has practicado día y noche para hoy…—digo mirando a mi reflejo en frente mío, puse mis manos en el vidrio, donde se reflejaba mi cara—…obligaste a tus padres a ponerte en clases de inglés intensivo… Subiste tus notas… Y hoy es el día en el que demostrarás que todo valió la pena Yaya-chi—digo asintiendo, tratando de convencerme a mí misma—. Ellos te verán y se pelearan por ti y todo habrá valido la pena.
Cuando me doy cuenta estaba en el suelo y la canción había llegado a su fin.
—…what I gave is yours to keep…
—In white houses… —completo yo apagando mi reproductor y quitándolo de los parlantes, la canción no estaba ayudándome a concentrarme y quitarme los nervios.
Tomaría un largo baño y luego subiría sonriente a desayunar, pero… él no estaría ahí.
.-No sé cuándo me volví tan melancólica, tal vez el día después de ver a Kairi voltear en mi dirección y teniendo esperanzas de que se acercara… En fin, fue ese, el día en el que vi la película… el día en el que no pude dormir más. Porque todo lo que me había dicho Utau-chi tenía algo de verdad y tal vez era eso lo que sentía que me faltaba… tal vez así podía quitarme todo rastro de malestar o incomodidad que sentía al verlo. Además que en ese día sólo pensaba en qué hacer para quitarme molestias y disfrutar mis últimos días en Japón, porque ya era seguro de que me iría… Y lejos, para poder hacer lo que me gusta… pero no contaba con chicos de cabellos verdes que usan lentes y son muy inteligentes… Debí de haber dormido aquella madrugada de ese último lunes que vería a Kukai y Utau-chi en la preparatoria-.
Kukai.
"—Es una farsa y siempre lo fue…"
¿Una farsa? ¿Su sonrisa también era una farsa?
"—No me gustas y odio tu sonrisa, nunca debí aceptar esta apuesta."
¿Mi sonrisa? Así que mi sonrisa, odia mi sonrisa, pues eso sí es algo que no puedo cambiar.
"—Lo siento."
Al menos había dicho que lo sentía, si es que eso no era una farsa también.
—Estúpidas vacaciones—digo antes de voltearme y estrellar mi cabeza contra la almohada más cercana.
Genial. Tiene aroma a idol.
Me pongo de pie, pues estar en un lugar por mucho tiempo me pone enfermo.
Abro la puerta de la que estaba siendo mi habitación en esta gran casa y la encuentro, a la que creí era una de mis mejores amigas. Estaba parada y sus ojos estaban hinchados y se notaban algo rojos, al igual que sus mejillas.
—Kukai…—dice comenzando a caminar en mi dirección—yo…
—No digas nada Hinamori—digo cruzándome con ella, pasando de largo—, sólo empeora las cosas.
Y pensar que el día de ayer la había elevado por los aires por ser el mejor día de la historia de mi vida. Ahora resultaba que la mejor parte de la historia de mi vida era una total farsa.
Regreso a mi habitación y me lanzo a la que estaba siendo mi cama, con eso me doy cuenta de que estaba terriblemente mal… nunca he pasado tanto tiempo en una cama. Aunque en estas vacaciones si había estado mucho tiempo en una, pero no para mirar el techo. Puede que eso sea lo que más me molestaba.
Amu.
La luz del sol comienza a colarse por las ventanas de la habitación, las cortinas cubrían gran parte pero hay un espacio que no podían cubrir y que por coincidencia enfoca mi rostro. Me remuevo incómoda mientras abría mis ojos con dificultad. Pongo una mano delante de mi rostro e intento aclarar mi vista bajo la sombra de esta. No es que estuviera dormida realmente, me he despertado hacía ya un buen rato. Cuando la puerta del cuarto se había cerrado, no tenía por qué levantarme a buscarlo, no tenía ni las fuerzas ni las ganas. Me giro y miro la puerta, y por fin luego de dos largos minutos me digno a ponerme de pie, me envuelvo la sábana como un vestido alrededor del cuerpo. Aún un poco adolorida, siento un agudo pinchazo en cierta parte de mi anatomía con cada paso que daba.
Me encierro en el baño y después dejo que el agua caiga en mi cuerpo, me enjabono el cuerpo y luego mis cabellos pastelosos los lavo con mi shampoo. Me quito todo rastro espumoso con un último y largo chorro de agua, la temperatura de esta ayudaba a que me relajara un poco. Cuando termino, cierro la llave y me envuelvo en una de las toallas que había dentro y con la otra envuelvo mis cabellos.
Tomo un par de prendas y ya cambiada opté por recoger mi ropa del suelo y dejar la sábana en su sitio: la cama.
Sonrío al ver mi celular.
—Soy una idiota—digo aún sonriendo.
Sin tomar mucha importancia a lo que traía puesto, salgo de la habitación encontrando un ambiente algo tenso, lo digo por el castaño que se quedó mirándome con un deje de amargura pero sobretodo… decepción.
—Kukai… yo…
No sabía que decir exactamente, sentía que quería decir tantas cosas pero las palabras no salían de mi boca.
—No digas nada Hinamori, solo empeora las cosas—dice pasando de largo.
Ni si quiera me dijo buenos días, yo tampoco le dije buenos días pero… hace dos semanas él si me daba los buenos días.
Tomo rumbo a las escaleras, y bajo con pasos lentos y pesados, como si la vida se me fuese en ello. La verdad es que tengo miedo de lo que me puedo encontrar en el primer piso, no quiero ver a Ikuto, ni si quiera a Nagi… no sé cómo estará Kairi en este momento pero… Supongo que igual que los demás.
Camino rumbo a la cocina, pues se escuchan murmullos femeninos, mi curiosidad es más grande cuando encuentro la puerta cerrada. Pongo mi mano dispuesta a empujar la puerta, pero me percato de qué hablaban.
—Esto iba a pasar… era obvio Utau… Pero nos metimos en esto sabiendo el riesgo que suponía.
—No me imaginé que terminaría de esta manera, en mi cabeza sólo pasaba un verano divertido.
¿Divertido?
—No creo que divertido haya estado en mi cabeza, lo que pensaba yo era más una… venganza, yo quería verlo llorar…
—Eso es cruel, y mucho, él no te hizo nada.
—Pero lo conseguí…
— ¿Y? ¿Cómo se sintió?
—Yo terminé llorando con él…
—Irónico.
—Cállate.
—Al menos ahora lo saben…—digo empujando la puerta, las encuentro sentadas en la mesa rectangular de la cocina.
Sus miradas se posan en mí por un momento y parecen quedarse mudas, ¿cuándo se habían vuelto tan confidentes ellas dos?
—Pero no era la manera—dice la más baja de las rubias, estaba sentada al lado de la peli-naranja, quien está con su cabeza entre sus brazos. Parece dormida, aunque tampoco lo sabía con certeza puesto que sus brazos tapaban su rostro, si no me equivocaba hoy era el día de su examen-audición.
—Ya…—digo yo rodando los ojos—, ¿entonces les íbamos a cantar y decirles la verdad con una canción?—pregunto sarcástica al mismo tiempo que me siento al otro extremo de donde ellas están sentadas.
Se quedó callada, ocultando por un momento sus ojos bajo su cerquillo.
—No, pero…— levanta su rostro y mira ligeramente hacia arriba —tal vez, si no hubiésemos dicho nada…
Tanto Utau como yo la miramos sorprendidas.
— ¿Y seguir con la farsa?—pregunta la mayor esta vez.
—No era una farsa…
Esta vez nuestros ojos se abren desmesuradamente.
— ¿Te enamoraste?—pregunta la rubia más alta, sorprendida—. Rima, ¿te enamoraste?
—Yo si—dice de repente una cuarta voz.
Yaya levanta lentamente su cabeza y me mira a los ojos, aún apoyando su cabeza entre sus brazos cruzados.
—Tenías razón Amu-chi—dice con sus ojos caramelo puestos en mí, parecen hinchados y se notan rojos.
Ahora que me percato, gracias al silencio que ha inundado la cocina, las caras de mis amigas no son las mejores, parecen cansadas, angustiosas, tristes, perdidas…
—Entonces… además de que Mashiro se enamoró…—dice canturreando con su melodiosa voz la idol.
La nombrada no responde, su mirada parece haberse perdido en alguna parte de la cocina y ha dejado su cabeza apoyada en su mano.
Las miradas siguen fijas en mí desde que Yaya me dio la razón, yo no puedo evitar respirar con dificultad.
—… ¿Pasó algo más?
— ¿Algo más?—pregunto yo confusa
—No lo sé—dice ahora la rubia más baja—, ¿tienes algo que compartir con nosotras Amu?
Abro mi boca pero la cierro nuevamente, desvío mi mirada e intento no gritarlo a los cuatro vientos. Porque eso es lo quiero hacer desde que comenzó este juego.
Todo se siente tan nuevo que creo que fue ayer que Ikuto me recogió de mi casa.
— ¡Amu!
Levanto mi rostro y miro como los ojos de Rima y Utau están fijos en los míos, mientras que los de Yaya eran ahora los que se encontraban perdidos. Está rara, más de lo normal.
—Solo dilo… no puede ser tan malo…
Las imágenes de hace unas horas van y vienen a mi cabeza y me siento mareada, realmente no quiero decirlo. Esto no salió como ellas habían planeado en un momento, tal vez yo nunca quise cumplir esta apuesta que-
—Amu, ¿estás bi-?
—Ya no soy virgen.
El silencio que perdura en la habitación fue lo peor que pudo pasar, porque lo que yo quiero es que me diga algo, pero si lo estaban pensando…
—Ese hijo de…
Utau se aguanta sus palabras y se pone de pie yendo hacia mí, retrocede y estrella su cabeza con la refrigeradora. Parece que la noticia la ha afectado más a ella.
—Amu…
—Ahora si lo mato—dice la menor de los Tsukiyomi ya recuperada, a punto de empujar la puerta de la cocina.
—Espera—dije abrazándola por la espalda—, no, por favor no vallas… por favor…
Tal vez fueran las hormonas, tal vez el recuerdo de estar sola en la habitación al despertar, pero ya estaba mojando la espalda de la rubia.
—Perdóname Amu—dijo Utau dándose la vuelta, devolviendo mi abrazo.
Utau.
Sentí impotencia, en realidad me sentí furiosa e impotente.
Sé muy bien lo idiota, mujeriego y pervertido que podía llegar a ser mi hermano mayor pero… que Amu haya perdido eso por lo que comenzó todo. Yo no quise perderlo, pero pasó en un abrir y cerrar de ojos la quinta noche en esta casa. Felizmente yo tengo mi habitación y Kukai la suya. No me imagino estar como Rima…
—Yo tampoco.
Amu y Yaya abrieron sus ojos desmesuradamente.
— ¿Por qué no dijiste nada?—pregunta la peli rosada con un deje de amargura muy evidente.
—Tranquila Amu, fue porque pasó el mismo día que dijimos la verdad-
—No.
Esta vez fui soy yo quien se gira a encararla, su mirada se nota llena de arrepentimiento y tristeza.
—Fue después de la graduación de Utau y Kukai.
Saber que ella había sido la primera, más que pensar en que ella había ganado la apuesta… me hizo pensar que se lo había estado guardando todo este tiempo. .-Esto no sólo estaba acabando con nosotras, si no con nuestra amistad. Ya que nunca algo así se hubiese guardado por tanto tiempo entre nosotras, nunca-.
GRACIAS POR LEER *arrodillándose y estrellando su frente contra el suelo* Y MIL DISCULPAS OTRA VEZ :'D
ATTN. Kiriha-chan
PD: pasen al siguiente cap :3