(N/A: Les sugiero que pongan una canción para acompañar este último capitulo. Busquenlo en youtube y lo dejan cargando mientras siguen leyendo. Les aviso donde lo empiezan a escuchar. Yo estaba escuchando esa cancion cuando lo estaba escribiendo y de verdad que va con el momento. Es muy lindo. Pueden volver a reproducirlo si se les acaba la cancion)

BREATHE ME - SIA

oooooooo

Epilogo

LIBRE ALBEDRÍO

Bella

Abrí los ojos lentamente, para encontrar a un Edward de 35 años, hermoso como siempre, durmiendo pacíficamente. Su respiración era acompasada y había una sonrisa en su rostro.

Miré el reloj de pulsera que tenía en mis muñeca, eran las 8:15. Todavía tenia tiempo para disfrutar de mi esposo. Sí, nos casamos. ¿Cómo ocurrio eso?

Después de que me fui a China, mantuvismo el contacto, hablando por Facebook, Messenger, por telefono a veces, aunque salía muy caro. Nos veíamos una o dos veces al año. Recuerdo cuando una vez viajé a Inglaterra para sorprenderlo el día de su cumpleaños. Él se había puesto tan contento.

Tenía todos los preparativos listo, globos pegados en la muralla y por todas partes, un cartel de feliz cumpleaños. Yo estaba esperandolo ansiosa en la cama mientras me retorcía las manos desesperadamente. Prácitamente le había rogado a mi madre que me dejara venir, y bueno, tuve que ponerme a trabajar y consegui dinero. Le saqué la lengua para mostrarle el boleto que tenía en mis manos.

Había escuchado unos pasos acercandose a la puerta, y mi corazón comenzo a bombear fuertemente. Sabía que era él porque estaba muy acostumbrada a sus pasos. Cuando abrió la puerta, botó los cuadernos que traía en el piso y se quedó mirandome en shock.

- Hola... - salude después de casi un minuto de silencio, ambos observándonos embobados, agitando la mano mientras le regalaba una sonrisa.

- Bella - susurró. En menos de cinco segundos él había corrido hacia mi y se me abalanzo como el salvaje que era. - Amor - murmuró en mi oído mientras me estrechaba contra él. - Eres real.

- Sí... - reí divertida mientras acariciaba su cabello. Se separó de mí mientras me acariciaba la mejilla. - Estoy aquí.

- Oh Bella... Qué manera de empezar los diesiocho, pensé que... que nunca mas te iba a ver - murmuró contra mi cuello mientras dejaba besos allí. Cuanto lo había extrañado, habían pasado ya casi un año desde que me fui. - No sabes cuanto te extrañé - dijo inhalando fuertemente. - No tienes idea. Te soñé todas las noches, todas las malditas noches. ¿Sabes lo que es eso? - se separó de mí y en su rostro había una sonrisa radiante, al igual que yo.

- Creo que me puedo hacer la idea - dije encogiendome de hombros. Me beso con fiereza, la primera vez en un año.

Esta de más decir que nos estuvimos revolcando en su cama como si nuestra vida dependiera de ello. Me sonrojé ligeramente.

Después de que terminamos nuestros estudios, yo fui a la universidad de Inglaterra y me fui a vivir con Edward. Alquilamos un departamento y continuamos con nuestro noviazgo. Todo era perfecto, absolutamente todo.

Cuando cumplimos 7 años de novios, Edward me propuso matrimonio y obviamente le dije que si. Nos casamos en la casa de Esme, en su gran jardín. Todo fue hermoso, mi madre se había emocionado mucho cuando le conté y se tomó el primer vuelo para viajar a Inglaterra. Exagerado ¿No? Yo también lo pensé así. Esme y Rene se hicieron amigas enseguida, ambas eran fanáticas de las celebraciones y nos ayudo a hacer los preparativos. Claro que Alice no se quedó afuera de esto.

Y asi es como ahora me ven aquí, despertando al lado del hombre de mis sueños, mi primer novio, mi primer amor y el último.

Pasé mis dedos cariñosamente en su alborotado cabello. Estaba igual que hace 18 años, cuando lo conocí, pero ahora tenía un rostro mas adulto. Tenía las facciones mas duras y mas formadas. Con el paso de los años, se hacía mas perfecto y yo no comprendía como lo hacía. Hasta creí que se había cirugía plástica. No es chiste.

- ¿Esa es una cicatriz? - pregunte acariciando el lado izquierdo de su mandíbula. El asintió con ganas mientras me rodeaba la cintura. - ¡Lo sabía! Te haces cirugía plastica, nunca lo pensé de ti Edward, de verdad. Pero ahora todo está claro, te operas y por eso cada día estas mas perfecto. - El se carcajeó, burlándose de mí.

- Que absurda eres Bella - rió besando mi mejilla - es imposible que me haga una cirugía plastica sin que tu lo notes. Por si no lo sabías, despues de que te hagan un corte, te tienen que poner un parche para que se cicatrice y hasta el momento, no he tenido ningun parche en mi rostro.

- No lo sé... hay cada tecnología hoy en día - dije encongiendome de hombros. El negó con la cabeza sonriendo. - Vale, entonces explícame de donde apareció esa cicatriz. - En su rostro apareció una sonrisa pícara.

- ¿De verdad no lo recuerdas?

- ¿Recordar qué? - pregunté confundida. Comenzó a caminar conmigo, haciendo que retroceda hasta que choqué con una pared. Es tan típico de él, acorralarme en una pared.

- Tu me mordiste en una de esas tantas noches apasionadas que tuvimos - dijo guiñandome antes de subirme a la encimera de la cocina y posicionarse entre mis piernas.

- Es mentira - dije. No lo recordaba. ¿Lo mordí?

- Es verdad - ronroneó contra mi cuello, que empezo a besar despacito. - Mira - dijo girando su cabeza para que yo pueda ver la cicatriz - Son marcas de dientes de conejos por si no te diste cuenta - lo miré atenta y en verdad eran marcas de dientes.

- Pero eso no te lo hice yo - aseguré.

- Vale, estoy viendo a otra mujer, te estoy engañando - dijo con sarcasmo - Me lo hiciste tu Bella - aseguró él. - ¿Recuerdas la vez que lo hicimos en un baño público? Tuviste que morderme para acallar tus gemidos - sonrió traviesamente.

Bien... eso si lo recordaba y me sonrojé.

- ¿Ves? - rió. Me acarició la espalda con la punta de los dedos. Me besó con ganas, mientras pasaba sus manos por todo su cuerpo. Ese solo movimiento me encendió.

Suspiré. Eso fue hace tanto tiempo, y a la vez hace tan poco. Es que el tiempo pasa volando.

Decidí ir a la ducha y dejar que descanse un rato mas. Había trabajado demasiado la noche anterior y llegó muy tarde. Sigilosamente me moví para salir de la cama, pero su brazo que estaba en mi espalda me aprisionó. Allí fue cuando me di cuenta de que había despertado.

- ¿Adonde vas? - preguntó con voz patosa, todavía con los ojos cerrados.

- A la ducha - respondí. El gruñó adorablemente. - Tengo que ir a trabajar. - Gruñó nuevamente, se acercó a mi y enterró su nariz en mi cuello. Amaba cuando lo hacía.

- Te he dicho que dejes tu trabajo, así podemos pasar mas tiempo juntos - ronroneó contra mi cuello.

- Y te he dicho que no quiero depender solamente de ti Edward...

- Dinero nos sobra - dijo de nuevo.

- Pero yo quiero ser independiente. Así que no puedo llegar tarde. - Acaricié su espalda con mis manos cariñosamente.

- No tendrías que llegar si no tuvieras trabajo - se quejó nuevamente. Rodé los ojos divertida.

- No vamos a discutirlo Edward. Así que sueltame porque iré a la ducha.

- Te acompaño...

- Recién vienes llegando, descansa un poco mejor ¿Sí? Tienes toda la tarde para ducharte después.

- Puedo dormir toda la tarde - en eso tenía razon. - Buen dia amor - saludo estirando los labios.

- Buen día hermoso - respondí mientras le daba un beso. Edward delineo mis labios con su lengua y abri la boca para dejar entrar su lengua, ignorando el aliento matutino. Rápidamente comenzo a acariciar mis costados con ganas, mientras sentía que su ereccion crecía contra mi vientre.

- ¡Mama! - gritó Lily antes de entrar por la puerta. Nos separamos sobresaltados, y nos hicimos los dormidos.

- ¡Mama, no le creas, está mintiendo! - corrió Bill por la puerta.

- ¡Mama! - gritó Lily de nuevo, era mi pequeña de 5 añitos que venía llorando mientras arrastraba su mantita. Me salí de la cama para tomar a la chiquita.

- ¿Qué le paso a mi bebe? - pregunté mientras la sostenía en mis brazos. Ella quitó su pulgar de su boca con el ceño fruncido, y apunto a Bill.

- El me golpeó - dijo en un puchero antes de enterrar su rostro en mi cuello para llorar.

- ¡Miente! - gritó Bill.

- Bill - dijo Edward con tono de advertencia. Desgraciadamente, mi hijo adquierio mi don para mentir y Edward era un radar cuando se trataba de mentiras.

- Pero ella empezó... - gruñó Bill.

- A las...

- Ya se... a las mujeres no se les pega - dijo imitando la voz de su padre.

Y esa era una de las peleas que teniamos que lidiar todos los días. Pero amaba eso, nunca me cansaría. Siempre quise tener una famlia y ahora era la mas feliz del mundo.

¿Lindo no? Un perfecto final feliz de pelicula, como todas esperamos tener. Bueno, pues yo lo tuve. Yo Isabella Swan soy la mujer mas afortunada del mundo y la mas feliz de todas, con un excelente marido, unos hermosos hijos y una vida perfecta.

Sonaba tan lindo eso. Tambien sería lindo decir que mis hijos tuvieron sus hijos, sería lindo poder decir que Edward y yo terminamos amandonos hasta el final, igual o incluso más desde el día que nos conocimos. Sería tan lindo decir todas esas cosas, pero tambien sería mentira.

¿Realmente se tragaron el cuento de esta historia feliz, eh? Bueno señoritas, dejenme decirles que fueron ingenuas, pues este es solo una escena que creó mi maldito subconsciente.

Si quieren se pueden ir ahora, pensando que este fic termino con un final feliz, pero si tienen las pelotas y quieren sufrir, sigan leyendo mas abajo, para ver cómo termina realmente esta historia, mi historia.

Eso era una de las escenas de mi vida. O uno de mis sueños, si, tan solo uno de mis sueños.

Una lágrima, de las miles que había derramado hoy día, se deslizó por mis mejillas humedecidas acompañados de un fuerte sollozo. Lloré al recordar ese sueño que había tenido hoy dia en la mañana. Había sido tan real ese sueño, tan vivido que en verdad me tragué el cuento. En verdad pensé que Edward y yo nos habíamos casado y eramos felices. Pero todo había sido un sueño, un hermoso sueño que se había convertido en una pesadilla. Una pesadilla de mi vida real. Ojalá todo fuera tan facil, ojalá que todo fuera de color rosa, ojalá. Pero todo se reducía a un Ojalá. Pues yo sabía que eso no era nada mas que un sueño estúpido, nunca se iba a hacer realidad.

A veces resultaba ser tan ingenua. ¿Soñar un futuro con Edward? En donde teníamos una familia feliz, en donde estabamos casados, con hijos, en donde teníamos una familia perfecta. Sería una linda película de amor, pero la vida real, ésta realidad estaba muy lejos de ser una pelicula.

Miré por la ventanilla del auto mientras me acomodaba en el asiento. No había dejado de llorar desde que me desperté en la mañana, en los brazos de Edward, recordando el sueño que tuve.

Abrí los ojos para darme cuenta de que todo había un sueño, un triste sueño, que me decía "Esto querida Bella, es inalcanzable para ti. Es solo un sueño estúpida, no te hagas ilusiones. La vida real no es así" Ahogué un sollozo mientras miraba a Edward que estaba durmiendo con una sonrisa en su rostro y me envolvía entre sus brazos.

Lo miré por ultima vez, mientras recordaba su rostro. Necesitaba una foto mental, necesitaba recordarlo. Suavemente recorrí su cara con la mirada, sin tocarlo, aunque mis dedos mataban por hacerlo. Pero no podía correr el riesgo de despertarlo. Me fije en sus pestañas, sus parpados cerrados que cubrian sus ojos esmeraldas, luego vi su nariz perfectamente recta y por ultimo me concentre en sus labios. Esos labios que nunca mas iba a poder besar. Sus pómulos eran exageradamente altos y pronunciados, su mandíbula era perfectamente cuadrada y firme. Mi mirada se fue a esa manzana de adan que me encantaba, observé como subía y bajaba cuando tragó. Estaba completamente desnudo en esa cama, y lo único que lo cubría eran sabanas blancas que le llegaban hasta la cadera. Ese hombre simplemente era perfecto. Sus musculos estaban perfectamente bien marcados, era fuerte, y a la altura de la cadera, se le formaba una "v" que se perdía detras de las sabanas. Sonreí con amargura al pensar que este hombre alguna vez fue mío.

Sollocé en silencio mientras observaba a la persona que estaba enfrente de mí. Que por alguna razón del mundo me amaba tanto como yo a él y que en unos minutos más tenía que dejarlo. El dormía pacíficamente con una sonrisa en su rostro, ignorando lo que yo estaba a punto de hacer. Quizá después de esto me iba a odiar de por vida, y no lo culpada. Suspiré, no me podía quedar más tiempo, ya era hora.

Con todo el cuidado del mundo, me deslicé fuera de la cama, rogandole a Dios que no ocurriera lo que ocurrio en el sueño, que Edward se despertaba y me retenía. Di un suspiro de alivio cuando me puse de pie en el piso y el seguía durmiendo pacíficamente. Inspiré y exhalé. Miré mi cuerpo desnudo y luego el de él, sonrojandome al recordar la escena que tuvismo ayer en la noche. Habíamos hecho el amor como nunca antes y yo me había encargado de que fuera el mejor de todos, el último. Aunque el no hubiera notado mis intenciones.

Lo habíamos hecho en el piso, en el baño, en la pared, en la cama, en la mesa, en el sillón, en el mueble de la televisión y en la ventana. Todo había sido maravilloso e iba a quedar en mi mente.

Tiró todas las cosas de la mesa y me puso sobre ella. Abrí mis piernas al instante mientras el rompía mis bragas con un solo tirón.

- Eres insaciable - dije antes de soltar un gemido cuando él entro en mí. Lo abracé por los hombros mientras me recargaba en la mesa. Él comenzó a moverse rápido dentro de mí, embistiendo con fuerza. Enterró su cabeza en mi cuello mientras lamía y chupaba con ganas, como si el mundo se fuera a acabar.

- Como si pudieras dudarlo - respondió finalmente. Dejo de embestirme y me tomó en brazos, todavía dentro de mí y me recargó en la pared. Me afirmé de los estante como pude, apretando con fuerza hasta sentir mis nudillos blancos mientras Edward seguía penetrandome.

- Sigue así - gemí con la cabeza hacia atrás. - Más fuerte - pedí, y como si fuera posible el comenzó a embestirme con más fuerza, lo sentí tan profundo y tan dentro que los gritos no se hicieron esperar. Podía oír como entraba y salía de mí, a un ritmo constante, como nuestros cuerpos chocaban. Movía mis caderas, encontrandome con sus embestida. Hice de esto un movimiento sincronizados, como si cada uno supiera el ritmo al que había que ir - Edward - gemí cuando alcanzamos el orgasmo al mismo tiempo.

El se salió de mí y nos sentamos en el piso, recobrando las respiraciones. Puso un cabello detrás de mi oreja. Nuestros cuerpos estaban sudorosos y todavía no estabamos completamente desvestidos. Rápidamente me quité la falda y luego la blusa, después me acerqué a el y comencé a desnudarlo también.

- ¿Quien es la insaciable ahora? - preguntó divertido.

- Calla - reí. Le quité el condón que traía puesto y le puse otro. - Me has hecho adicta al sexo imbécil - dije. Me puse a horcajadas sobre él y me senté. Sus manos estaban en mi trasero, apretando con fuerza mientras me guiaba. Se recargó en la muralla, y yo hice lo mismo con las manos. Comencé a cabalgarlo, saltando como una maniática.

- Oh Bella - gruñó. Me eché hacia atras, sugetándome de su hombro. Ambos gemimos por este nuevo ángulo.

- No tienes idea de como se siente esto - gemí.

(Yo creo que ahora es cuando le ponen play a la cancion... si es que quieren xD)

Moví la cabeza y me golpeé mentalmente. No pienses en eso ahora y vístete. Rápidamente, tomé la ropa que estaba tirada en el piso y me vestí. En silencio, fui al baño para lavarme. Me miré al espejo. Hace unos días atras, podía verme a mi misma con una sonrisa radiante, me veía mas bonita incluso, porque me sentía asi. Pero ahora... ahora no podía decir lo mismo. Tenía grandes ojeras, estaba pálida y mis ojos estaban hinchados de tanto llorar. Lentamente me incliné en el lavabo y me mojé el rostro, para aclararme.

Suspiré nuevamente. Salí del baño tan silenciosa como entré. Me agaché debajo de la cama para sacar la maleta con toda la ropa lista, lo había preparado todo cuando Edward no se dio cuenta. Miré a mi alrededor para ver si se me quedaba algo.

Tienes que hacerlo Bella, me dije mentalmente. Estaba siendo una total cobarde, pero no me quedaba otra. Dí unos pasos con cuidado hacia mi cartera y saqué de mi billetera, una carta que había doblado en mil pedacitos para que pasara desapercibido. Edward se removió en la cama y me volteé sobresaltada. Solo se había movido.

Me limpié la mejillas con el dorso de mi mano mientras sorbía la nariz. Tenía un gran nudo en la garganta. Me acerqué lentamente a la cama y deje la carta en la almohada. Mi cuerpo ansiaba por tenerlo una última vez, y mis labios mataban por besarlo. Pero ya no podía, por mas que quisiera, no podía. Todo había terminado ya.

- Bella - susurró mientras volteaba y se cubría mas con las sabanas.

Sentí un dolor en el pecho que no había sentido jamas en mi vida. Dolía mucho, demasiado. Nuevas lagrimas mojaron mis mejillas mientras me tapaba la boca para reprimir un sollozo.

No podía quedarme mas tiempo, en cualquier momento se iba a despertar Edward. Abrí la puerta de la habitación y tomé la maleta. Dí una última mirada hacia la cama, él seguía durmiendo como un ángel. Se giró nuevamente y escuché como susurró mi nombre.

- No me dejes - solté un sollozo audible acompañadas de esas lagrimas traicioneras, había sido desgarrador ese vacío, ese dolor que sentí. Me dolía el hecho de que yo iba a ser la causante de hacerlo sufrir. Todo iba a ser mi puta culpa. Me dí cuenta que Edward se estaba despertando, su respiración ya no era acompasada como antes. Tomé rapidamente mis cosas y cerre la puerta. Bajé por el asensor lo mas rapido posible y tomé el primer taxi que encontre.

Estabamos en londres, donde supuestamente ibamos a volver a Manchester. Por mi parte, yo iba a volver a China, sin despedidas ni nada. No lo podía soportar. Me merezco lo peor por ser una cobarde de mierda.

- ¡Qué significa esto! - la voz de un Edward enojado golpeando la ventanilla del auto mientras sostenía la carta arrugada me sobresaltó. Estaba despeinado, vestía una camisa sin abrochar y eso fue lo único que pude ver.

¡Había bajado a detenerme! Bella, no le hagas esto. Vuelve a él. Sé realista, si realmente lo quieres, debes dejarlo ir. Negué con la cabeza sin hacerle caso a esas voces.

- Acelere por favor - le dije al taxista ignorando a Edward. Bueno... le hice caso a la ultima voz, pero ella tenía razon, no podía ser tan egoista.

- ¿Qué estas haciendo Bella? - Escuche como gritó, trató de abrir la puerta pero lo tenía con seguro. Mire hacia otro lado para que no me viera llorando, y tambien para no ver su rostro contraido de dolor. Podía sentir su mirada clavada en mi nuca. Cerré los ojos, reprimiendo un sollozo.

- Acelere - pedí nuevamente. El conductor aceleró.

- ¡No te vayas! - Alcancé a escuchar acompañado de un golpe en el auto. Supuse que eran sus manos, haciendo lo posible para detener el auto que estaba apunto de arrancar. Miré por el espejo retrovisor como él comenzó a correr detras del auto, me di cuenta que iba descalzo.

Subí las piernas al asiento y me los abracé. No podía soportarlo. ¿Por qué se tuvo que despertar? Todo iba a ser mas facil de ese modo. Podía soportar cualquier cosa menos verlo sufrir. ¿Por qué estaba siendo tan cobarde? Sabía desde un principio que este amor no iba a tener futuro. Se lo había dicho y me respondió con vivir el presente. Eso fue lo que hice, lo disfrute como nunca había disfrutado a algo o a alguien y no me arrepiento de nada. Pero me pregunto, ¿Por qué el destino es tan cruel, juntar a una pareja, ilusionarlos y luego separarlos? Todo esto había sido tan lindo, tan mágico. Pero todo lo bueno termina y desgraciadamente, el fin había llegado y yo era muy cobarde para aceptarlo.

No quería despedirme, simplemente no podía.

- ¿Adonde va señorita? - preguntó timidamente el conductor, mirándome con tristeza. Forcé una sonrisa.

- Al aeropuerto - respondí. Me limpié las lágrimas con las mangas, mirando por la ventana.

Saqué mi reproductor y me puse los audifonos para desaparecer del mundo. Me relajé en el asiento, recordando el sueño nuevamente. "Manetener el contacto por Facebook, Messenger, via telefono" Sonreí con amargura.

Era imposible mantener una relación así. Por muy tierno que sea, era imposible. Apenas nos ibamos a ver una vez al año, definitivamente, no creo en el amor a larga distancia. No había forma de que esta relacion pudiera surgir. Tenía que ser realista. Por más que trataramos, ésto no iba a funcionar.

Lloré en silencio todo el camino, mirando el paisaje para tratar de distraerme un poco. Lo mejor de éste viaje fue Edward, y también lo peor. ¿Cómo una persona puede llegar a ser lo mejor y lo peor al mismo tiempo? Solo el amor puede hacer ese efecto. Solo el amor. Mientras mas se ama, mas se sufre. Mientras mas se tiene, mas se pierde. Y mientras se es mas feliz, mas infeliz se puede volver.

Suspiré nuevamente, había perdido ya la cuenta de cuantas veces lo había hecho hoy día. Le pagué al taxista y el me dedico una última sonrisa, antes de ayudarme a bajar las cosas.

- Muchas gracias - murmuré.

- Ánimo jovencita. - dijo como consuelo. Asentí.

Tomé la maleta y me acomodé el bolso, antes de arrastrarla para entrar al aeropuerto. Tan feliz como el día en que había llegado, hoy día me voy incluso más triste.

Comencé a caminar rápidamente, necesitaba ir al baño para arreglar mi pinta. Podía jurar que me veía horrible y por como me miraban las personas al pasar a mi lado, lo confirmaba.

Había llegado mas temprano de lo planeado, pero era porque tenía que hacerlo, antes de que Edward estuviera en su etapa de conciencia y se despertara con más facilidad. Pero no lo había logrado.

Entré a un baño privado y me mojé el rostro nuevamente. Me miré al espejo, no me había peinado hoy día y mi pelo estaba asquerosamente enrededado. Pasé mis manos por mis cabellos, tratando de arreglar el desastre, pero no había caso.

Ya lo había hecho, había terminado con todo. Ya me podía ir en paz a China o por lo menos tratar.

Abrí la puerta con la vista agachada. Los pies descalzos de un hombre se me hicieron familiares. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, era él.

Me quedé quieta allí, con la vista en el piso sin atreverme a alzar la mirada para verlo a los ojos. Era demasiado cobarde para eso.

- No sé por donde empezar - susurró Edward después de un minuto. - No sé si llamarte cobarde, no sé si gritarte, no sé si arrodillarme a tus pies y pedirte que te quedes, no sé si debería estar aquí. No sé si realmente vales la pena, realmente no lo sé. - Su voz detonaba dolor, y cada palabra que decía era un cuchillo que atravesaba mi pecho. - No sé si rogarte para que no me dejes... Lo único, lo único que realmente sé, lo único que realmente sé es que te amo. Eso es lo único que sé y lo que siento.

Me quedé en silencio, mordiendome el labio para reprimir un sollozo.

- Realmente esperaba mas de ti... - dijo desilucionado. - Bella - llamó furioso. Cerré los ojos para dejar caer las lagrimas que me nublaban la vista. - Mirame.. no lo sé. ¡Di algo! por la mismisima mierda - nunca lo había visto tan furioso en mi vida. Alcé la vista para verlo con los ojos enrojecidos. ¿Habrá llorado? - ¿Con esta carta creiste que ibas a terminar todo, con esta misera carta? - gruñó alzando las mano mientras me mostraba la carta hecha una bola entre su mano.

- Yo... - no tenía palabras. No sabía que decir. No tenía idea de cómo explicarle lo que realmente quería.

- Cobarde - me insultó en el oído. - Cobarde.

- No me insultes - dije apartándolo. Él me retuvo de los brazos y me obligó a retroceder, entrando al baño conmigo.

- Eres una cobarde, te lo tengo que decir - gruñó, agarró un puñado de mi cabello y agachó la cabeza para besarme. Alcé los brazos para aferrarme a él. Me subí al lavabo y envolví su cintura con mis piernas.

Me abrazó con fuerza con la cintura mientras seguíamos besandonos. Lo hacía con desesperación y con rapides. Pasó sus manos con urgencia por mi cuerpo, con necesidad. Nuestros besos eran salados, no supe en qué momento el había comenzado a llorar y me sentía la peor persona del mundo por hacer que este hombre tan bueno, sufriera. No se lo merecía.

- No me dejes Bella - murmuró contra mi boca mientras me abrazaba. Sollocé acercandolo mas hacia mi, tratando de no dejar ningun espacio vacío. - No lo hagas, amor.

- Tengo que hacerlo - sollocé. - Hay que ser realistas, nunca duraríamos, una relación a larga distancia no existe y mucho menos si son de diferentes continentes.

- Pero... Nuestro amor es diferente - trató de decir. Me separé de él para mirarlo y sonreírle con amargura.

- Ningun amor, por mas fuerte que sea va a superar la distancia. No nos vamos a ver nunca, la comunicación va a ser nula y... poco a poco el amor se va a desvanecer. Se nos va a ir de las manos como la arena.

- Entonces, nos podemos ir con una promesa. Te voy a ir a buscar dentro de dos o tres años. Mientras tanto, prometo serte fiel, lo juro. No habrá ninguna mujer que no seas tú - rogó. - Después nos vamos a estudiar juntos y nos casamos. Tenemos hijos y somos felices por siempre. - Sollocé al recordar el sueño.

- ¡Escuchate por favor! - lo pensé realmente. No podía ser tan ingenua para creer eso. Confiaba en Edward, pero no podía ser egoísta y privarlo de conocer a nuevas personas. No podía atarlo a mi vida cuando en verdad no sabía cual era nuestro futuro. Pero tampoco podía soportar tener el contacto con él, y ver como poco a poco nos hablabamos menos para ser unos totales desconocidos en Facebook. Esas cosas ocurren. Tampoco podría soportar si el conocía a otra chica y la amaba. Prefería no saber nada de él a saber que anda de la mano con una chica y era feliz, pero esa chica no era yo. Lo amaba, de eso no cabía duda. Pero todavía era muy joven para saber si este era realmente un amor de verdad. Yo lo sentía así, aunque tal vez era porque no había sentido a ningun otro. Estaba seguro que Edward pensaba lo mismo, o debería pensarlo, pero se quedo tan enganchado conmigo que se negó a aceptarlo.

Apenas somos adolescentes, apenas llevamos 7 meses de noviazgo, no podíamos andar pensando en casamientos y en hijos, era simplemente absurdo.

- Sé que suena estúpido, pero juro que me puedo imaginar un futuro contigo. Somos el uno para el otro Bella. Haré cualquier cosa por estar contigo...

- ¿Crees en el destino? - pregunté mientras le acariciaba la mejilla con ternura.

- Depende...

- Si crees que estamos destinados, entonces en el futuro, tarde o temprano nos volveremos a ver. Nos podemos ir con esa promesa - sugerí.

- Creo en el destino, pero el destino basado en acciones. No voy a quedarme aquí de brazos cruzados mientras espero que el destino haga lo que quiera conmigo para ponerte frente a mi. Yo voy a manejar mi destino, para que estemos juntos.

- Eso no es creer en el destino, entonces. Eso es creer en el libre albedrío.

- Bueno, entonces pienso que el destino no existe, sino que creo en el libre albedrío. Si el destino me impide estar contigo, entonces yo lucharé contra él con tal de contradecirlo, pero si éste me ayuda, yo soy feliz de colaborar.

- No sabes lo que dices - susurré.

- Se muy bien lo que estoy diciendo Bella. Sé que voy a hacer lo posible para estar contigo, nada me va a impedirlo, nada excepto tu. Tu no me vas a dejar así de facil, no creas que desaparecé de tu vida. La única razon por la que tienes el derecho de dejarme es porque no me amas. Entonces ahora es cuando te pregunto, ¿Me amas?

- Sí - susurré finalmente.

- Entonces no hay nada mas que discutir. No creo en el destino Bella, pero si tu crees en él, te doy dos opciones. Seguimos luchando por este amor, haciendo una promesa. Mi promesa es esperarte por dos o tres años, en ese tiempo no estaré con nadie, porque solo pensaré en tí y luego te iré a buscar... O, vamos a dejar que las cosas fluyan y si nos vemos en un futuro próximo, quiere decir que estamos destinados... Pero si no tenemos ningun compromiso, ninguna promesa, no se lo que ocurrirá con nosotros en ese futuro, no te prometo nada.

Lo miré a los ojos, su mirada era desafiante. Todo estaba en mis manos, yo tenía que tomar la desición final.

Él prometió serme fiel, no estar con nadie en dos o tres años. Prometió ir a buscarme... Si escogía esa promesa, lo estaba condenando y no lo iba a permitir. Le estaba condenando a ser fiel a mi. Sería muy cobarde y egoísta de mi parte. Él podría conocer a otra chica, a la indicada y por esa estupida promesa, quiza no podría estar con ella, pues se sentiría culpable... No podía darme ese lujo de hacerlo. Él mas que nadie se merecía ser feliz, así que no podía retenerlo a mi lado, si otra chica lo hacía feliz, yo me apartaría y le daría el pase libre.

Suspiré derrotada. Lo miré fijamente a los ojos y acaricié su rostro con mis manos, sintiendo el último tacto. Lentamente me incliné hacia él, apretando mis brazos alrededor de su cuello para finalmente besarlo. Con lentitud, con pasión, con amor, con necesidad, con desesperación, con miedo, con terror, con culpa, con todos los sentimientos que existían en el mundo, todo eso, se redujo en un solo beso.

Nuestras lenguas salieron a la lucha, y yo lo acaricié, recordandolo como el último. Nos besamos con desesperación porque ambos sabíamos que era el último. Puso sus manos debajo de mi blusa, tocandome con ferocidad. Desabroche los pocos botones que tenía abrochado y acaricié su torso, enterrando las uñas ligeramente. Él gruñó en contra mi boca. Mordí su labio inferior y comencé a chupar. La temperatura comenzó a aumentar pero no había tiempo para asuntos... ya saben, diferentes. Nos dedicamos a besarnos por un tiempo indefinido, grabandonos en la memoria y en la piel estos ultimos momentos.

Me grabe en la mente el sabor de sus besos, la textura de su piel, de su cabello, su temperatura, sus gruñidos. Le rasguñé los brazos, con la necesidad de dejar una marca de mi en su piel. Eso provocó que su erección aumentara. Pero no ibamos a hacer nada ahora. Rompí el beso y baje mis labios a su cuello, saboreando su piel. El me abrazó y acarició mi espalda con sus dedos. Subi mis labios para besar su mandibula, y recordando el sueño decidí que quería dejarle una marca. Lamí ligeramente esa zona antes de morderle en el lado izquierdo de la mandibula lo mas fuerte que pude, éste se apartó con brusquedad, soltando un gemido. Me miró a los ojos con confusión, tratando de decrifrar que pasaba por mi mente.

Le sonreí avergonzada.

- Lo siento - dije acariciando esa parte con mis dedos. - Solo... quería dejar una marca.

- Entonces no te importara si yo también hago lo mismo ¿No? - preguntó con una sonrisa pícara, aunque era mas bien una mueca. La felicidad no le llegaba nunca a los ojos. Asentí. El puso su mano en mi hombro, apartando con suavidad la playera hacia un lado y acercó sus labios. Comenzó a besar con cuidado mi hombro derecho, pasando su tibia lengua sobre ella, repitiendo mis movimientos y finalmente clavó sus dientes en mi piel. Me dolía, ardía pero era excitante. Gemí de dolor. - Lo siento - susurró en mi oído.

Nos quedamos mirandonos a los ojos. Los sentimientos eran muy fuertes y ninguno de los dos tenia palabras para decir algo. Tenía un nudo en la garganta y si me ponía a hablar en cualquier momento me iba a poner a llorar.

- No me dejes Bella - susurró nuevamente, alzó sus manos para acariciar mi mejilla. Con cariño su pulgar limpio las lagrimas que habían luchado por salir todo este tiempo y ganaron d nuevo. - Te puedes ir, pero no rompas esta relación. Puedo vivir sabiendo que estas en algun lado del mundo pensando en mí, pero no sé que haría si nos separamos y hacemos como si esta relación nunca existió. Yo no puedo rehacer mi vida...

- Estas exagerando. No sabes lo que nos depara el futuro, vas a encontrar una chica linda.. - dije como pude.

- No digas eso - dijo con la voz ronca. Casi rogando. - No me puedo ver con nadie que no sea contigo, ya encontre a esa chica linda, a esa chica perfecta y esa eres tu. Solo tu me haces feliz - apretó mi mano contra su mejilla.

Sollocé junto a él. Lo abracé y enterré mi cabeza en su cuello, mientras ambos estabamos llorando. Por esta injusticia. Yo lo amaba y él a mi. ¿Por qué no podiamos tener un final feliz? Todavía somos unos críos, no sabemos nada de amor. Teníamos mucho que aprender y a madurar. Eramos unos pendejos para afrontar la distancia, uno de los peores desafío para el amor, incluso para los grandes.

La decisión ya estaba tomada, ya sabía perfectamente lo que iba a hacer. Lo besé una última vez, desesperadamente. No sabía como iba a hacer sin sus besos, pero tenía que aprender a sobrevivir.

Me bajé del lavabo y lo acaricié.

- ¿Ya tomaste la decicion? - preguntó con nerviosismo. Yo asentí. Tomé sus manos entre las mías, acariciandolos con cariño.

- Esto que estoy haciendo, lo hago por tí y por mi. La decisión está tomada y no podrás hacer nada para detenerlo. - en sus ojos demostraban miedo. Me mataba verlo así, por eso desvié la mirada. - Ya sabes que eres lo mejor que me ha pasado en la vida y que te amo como nunca lo hice con nadie... Por eso... - me armé de valor inspirando profundamente. Él apretó mis manos para alentarme a seguir. - Es por eso que voy a ir por mí camino. Voy a desaparecer de la fas de la tierra, o por lo menos de tu vida y haré de esto como si nunca hubiera existido. - el soltó mis manos enseguida y escuché como rechinó los dientes.

- No puedes hacer eso - murmuró enojado.

- La decisión esta tomada, no quiero saber nada de ti y tu tampoco sabras nada de mí. Si estamos destinados, nos volveremos a reencontrar en un futuro y allí veremos que hacemos con nosotros. Pero ahora, ya no hay un nosotros.

- Bueno Bella. Dejame informarte que yo no creo en el destino, así que si terminas todo ahora, no habrá un futuro para nosotros, si nos volvemos a reencontrar será pura casualidad, pero no creas que es el destino, o por lo menos yo no lo haré. - asentí agachando la vista. - ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres terminar con todo, hacer como si esto nunca existió? - se acercó a mí para hablarme al oído. Me sentía cada vez mas pequeña, intimidada. Me encogí en mi lugar mientras él seguía hablando - ¿Vas a seguir con tu vida como si nada, vas a poner tu vida en manos del destino? - asentí nuevamente. Su voz era dura y enojada, acompañada con un toque de tristeza.

Lo miré a los ojos, grabándome su rostro con el ceño fruncido, mientras su ojos estaban enrojecidos por las lagrimas. Acarició mi mejilla, mirándome con intensidad como si estuviera tratando de memorizar mi rostro. Yo por lo menos hice eso con él. Me dio un beso en la frente antes de dar media vuelta y abrir la puerta del baño.

Mi vista comenzó a nublarse nuevamente, observando como ésto hombre desaparecía por la puerta.

- Entonces haremos como si esto nunca existió - susurró. Giró su cabeza para observarme. Abrió la boca para decir algo pero la cerró rápidamente. Tragó saliva exageradamente mientras nos miramos sin decir nada. - ¿Te puedo besar por ultima vez? - Un sollozo escapo de mi pecho mientras asentía. Dio dos largas zancadas para acercarce a mí y agachar su cabeza.

Atrapó mis labios entre los suyos, moviendolos lentamente, acariciándolos con cariño. Puso su mano en mi nuca para profundizar el beso, su lengua acarició la mía, masajeandola. Me puse a llorar, pensando que nunca mas iba a tenerlo conmigo, nunca mas iba a besarlo y eso me mataba. Él siguió besándome, haciendo que mis sollozos se perdieran entre su boca. Rodeé su espalda con mis manos, apretándolo con fuerza, deseando que este momento no acabara jamás.

Después de unos segundos, que pudieron haber sido minutos, él rompió el beso. Pegó su frente a la mía y me acarició la mejilla con el pulgar.

- Adios Bella - susurró. Yo alcé mi mano y acaricie su mejilla cariñosamente, sintiendo la calidez de su piel. Nunca lo había visto llorar, solo con su madre y me mataba saber que yo era la responsable de ello. Inspiré profundamente y suspiré.

- Adiós Edward, lo siento... - susurré al final. El asintió contra mi frente y se inclinó para dejar un casto beso en mis labios, antes de dar la vuelta en silencio y cerrar la puerta definitivamente.

Me quedé observando la manilla de metal por unos minutos. Él se había ido, se había ido para siempre y nunca mas lo iba a ver. Se había ido, todo había terminado y lo peor de todo, es que todavía tenia que seguir viviendo.

- Te amo - le susurré a la puerta. Me apoyé en la muralla, deslizándome hasta quedar en el piso. Me abracé las piernas y comencé a llorar. Todavía tenía tiempo para eso.

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¿Parte más graciosa? ¿Parte que odiaron?¿Parte que les aburrió?¿Parte mas triste?¿Parte mas tierna?

Son cosas que me gustaría saber. Si tienen el tiempo y si quieren, me las pueden responder.

1) Bueno, este fic no ha terminado con un final feliz, pero la sorpresa (Redoble de tambores) Aunque no creo que haga falta porque ya todos lo saben, se viene una secuela, mucho mas dramatica y con un giro de 180º que no se van a imaginar.

2) Lo tenía todo malvadamente planeado desde el dia en que este fic se me vino a la mente. Se me ocurrio esta idea y luego comencé a trazarla, pensando en los conflictos y en las soluciones. Tenía planeado toda la secuela y solo me faltaba escribirla.

3) Dejenme decirles que quería golpear a algunas chicas que adivinaron mi plan malvado xD ajaja hubo solo una que penso que iba a haber una secuela, te felicito ;)

4) ¿Algunas de ustedes lo escucho con la musica? ¿Le parecio mas potente, igual, malo, no va?

5) Para las que no quieren seguir con la secuela, ya saben, se pueden quedar con esa version que les deje al principio. Solo que me gustaba mucho este fic y quise sacarle mas provecho. ¿No sería muy aburrido y cliché si termina en el tipico final feliz, con los hijos, la casa y el marido, sin antes tener un poco de drama y conflictos? Yo soy de esas que se aburren con esos que obtienen los finales felices asi de rapido. Pienso que se disfruta mas la felicidad cuando cuesta conseguirla jaja xD Pero tranquila, no les dejare sin su final feliz ;)

¿Me quieren matar en estos momentos algo asi? Bueno, diganme que opinan. Espero que les haya gustado este fic. Lo hice lo mas lindo posible.

No se cuando actualizaré la secuela, pero no creo que me demore mucho, o quiza si. Pronto entrare a la escuela y tendre muchos exámenes. Así que no lo se... xD

Este es capitulo mas largo que he hecho...

Atte.

FANOFSM