Self-analysis & good morning chat

—Gané —dijo desganado, exhibiendo su mano de cartas sobre la mesa.

Clyde le lanzó las suyas al rostro y Tweek volvió a dejar sus fichas de plástico sobre la mesa, con las manos temblorosas. Era la décima partida de póker consecutiva que les estaba ganando y Clyde no podía entender por qué el novato contaba con tanta suerte; claro que no tenía idea de que Craig no era ningún novato, sino que hacía un par de años se estuvo entrenando vía internet para el torneo que Cartman organizó en su fiesta de cumpleaños número diecisiete. Strip poker en equipos… nadie dejaría desnudo a Stan, nadie debía ver más allá de su pecho descubierto o piernas, la prioridad era protegerlo y Craig acabó con una gran habilidad y en ese mismo momento le estaba pateando el culo a todos, sin disfrutarlo demasiado.

Antes de que Clyde le insistiera la revancha, Craig se puso de pie y fue al refrigerador por un par de cervezas frías. El familiar sonido de la llave tratando de abrir la cerradura defectuosa se hizo presente, Clyde y Tweek se giraron y recibieron a Jimmy, que entraba con una mirada triunfal, el cabello más desarreglado de lo habitual y la ropa mal puesta. Tal como les había asegurado por la tarde, mientras guardaba un par de condones en el bolsillo de su jean, su noche fue exitosa, afrodisíaca, etcétera.

El castaño arrastró a Tweek arremolinándose en torno a Jimmy, acosándolo a preguntas. Craig lo saludó, le lanzó una lata de cerveza y quedó sentado sobre el sillón de la otra punta. Jimmy bebió de corrido, se secó con el dorso de la mano dejando las muletas a un costado y se desplomaba sobre el sofá.

—¿Entonces? —exclamó Clyde, con un deje depravado.

—Pu-pu-pu-pues lo que l-l-les dije: finalmente lo hicim-…, lo hicim…, lo hi-hicimos.

Mientras largaba algunos detalles sobre su chica y demás, Craig no sólo lejos físicamente, sintió un nudo en el estómago, algo que podría llamarse envidia: Jimmy no era como McCormick que tenía un líe distinto todas las semanas gracias a sus encantos físicos y estrategias de Casanova, prefería mujeres fijas a las que conquistaba con su personalidad simpática, divertida y fluida. Quizá para algunos Jimmy no era del tipo por el que las chicas se quitarían las bragas en seguida, pero de todas las citas que tuvo ninguna fue primera y última. ¿Y eso por qué? Porque se abría, dejaba entreabierta una puerta hacia su esencia real y ellas quedaban fascinadas, encantadas con sus chistes, su soltura respecto al tema de su problema y demás.

Exactamente lo que Craig necesitaba si quería dejar de ser un individuo imperceptible para Stan.

¿Qué carajo se hace para destapar el hermético tupperware?

Inconscientemente se llevó una mano a la cabeza y se quitó la gorra azul, como si esa fuera su tapa y una corriente de personalidad, representada en forma de arcoíris, saliera y formara las palabras «Te quiero»; oh, Dios… apuesto que ni Butters tenía ese tipo de ideas. Un fuerte sonrojo se apoderó de sus mejillas, se colocó el gorro rápidamente, tapándose los ojos mientras se mordía el labio con fuerza. ¡Qué idiota!

—S-s-s-siempre es bueno romper el hielo c-c-con-con un buen chiste. Tal vez suene a telenovela barata, p-p-pero no es ninguna mentira eso de…, de…, de sé tú mismo —continuó.

Tweek miró fugazmente a su amigo.

¿Formas de romper el hielo?

Que te jodan.
Qué mierda.
Vete al carajo.

«Eres un genio, Craig —se dijo—. Qué manera genial de romper el puto hielo.»

Y cambiar repentinamente sólo traería sospechas, es decir, ¿por qué Craig Tucker se reformaría de la nada y sonreiría más seguido mientras tomaba una taza de café y escuchaba animado lo que el hippy tuviera que decir? En verdad, cada palabra que salía de la boca de Stan era apreciada y, a veces, gloriosa, sólo que procuraba no darlo a entender, pero algo le impedía explicitarlo.

Terminaría volviéndose loco si su ebullición pasional no salía a la luz.

—¿S-sucede algo, Craig? —llamó Tweek.

—Me duele la cabeza —mintió, parándose de un salto y yendo a refugiarse en su habitación sin siquiera haber bebido un sorbo de cerveza.

Cerró la puerta de una patada, fue a sentarse en la silla frente al ordenador, distraerse en Facebook parecía una buena opción. Tipeó la dirección, curioseó los mensajes en el muro de los amigos que ya no veía tan seguido: Kenny presumía de su primera cita de tres, Token había aprobado sus materias, Stan Marsh quería ser su amigo en Facebook…

Abrió los ojos, releyendo el mensaje docenas de veces, como si algo anduviera mal o fuera una broma pesada. De la silla pasó a la cama, volviéndose a cubrir los ojos con la gorra, viendo la oscuridad y tratando de dejar de pensar. Él era Craig, no una máquina de sensaciones afeminadas, ni un poeta apasionado, ni nada por el estilo; absolutamente nada de eso debería estar pasándole porque no se encontraba listo para un compromiso tan extraño.

Con recordar el fracaso que tuvo con Tweek en preparatoria las cosas quedaban más que claras.

Unos golpes en la puerta lo sobresaltaron, no recordaba haberse dormido. Miró por la ventana y comprobó que el cielo ya estaba celeste; el sábado acaba de comenzar y para muchos significaba pasar a otra dimensión donde la universidad o el trabajo no tenían la más mínima importancia. Otros, como Tweek o él, pensaban que salir toda la noche y beber hasta quedar inconsciente era un desperdicio vacío, tenían sus propias formas de pasárselo bien.

Se sentó frente al ordenador, movió el mouse y la pantalla volvió a recordarle que Stan Marsh quería ser su amigo en Facebook. Gruñó. La puerta se abrió sin esperar su permiso y un chico adormilado y en pijama turquesa se apareció con una taza de humeante café. Craig apagó el monitor enseguida, impulsándose hacia la otra punta de la habitación con la silla. Tweek lo examinó de pies a cabeza, comenzando a despabilarse.

—¡Hum!, o te vestiste m-muy rápido o ni siquiera te has cambiado... ¡gah! —murmuró rascándose la nuca.

—Me quedé dormido, acabo de despertar —respondió fingiendo un bostezo. Se puso de pie dispuesto a salir de allí, pero Tweek se interpuso—. Si no te molesta, quisiera ir a desayunar.

—¿Estuviste en el MSN con alguien? —inquirió, señalando la lucecita titilante en el monitor.

Craig ni siquiera se molestó en mentirle, no valía la pena.

—"Stan Marsh quiere ser tu amigo en Facebook" —citó poniendo los ojos en blanco—. No sé como carajo me encontró, nunca le dije que tenía.

El rubio sonrió animado, bebiendo un sorbo, el chico lo fulminó con la mirada.

—Facebook es tan público como caminar desnudo en el parque. Aunque tengas pocos amigos, no significa que esos amigos sean como tú; todos nosotros nos tenemos agregados, tarde o temprano Owl se daría cuenta de que no te tiene en sus amigos porque creía que no tenías Facebook.

Aquello sonaba tan lógico y evidente que sólo consiguió hacerlo sentir el idiota más grande del universo. ¿Cómo se le ocurrió pensar que pasaría desapercibido en una red social masiva? Ahora bien, se presentaba la oportunidad perfecta para abrirse y dejar que Stan conociera lo que el tupperware tenía para ofrecer, aunque fueran algunas estúpidas fotos, su estado en el muro o las idioteces en las que Clyde lo etiquetaba. Mejor que tenerlo cara a cara y hablar... si es que le interesaba siquiera pasarse por su perfil y no lo tenía agregado simplemente por el hecho de agregar.

De repente recordó que a Stan nunca le habían llamado la atención ese tipo de cosas, ¿desde cuándo tenía un Facebook? Quizá la insistencia de sus amigos otra vez, quizá agregaba gente que valía la pena, como él. Quizá él valía la pena lo suficiente para rebajarse a solicitar su amistad cuando podía verse cualquier día.

—G-gah, ¿y-y qué vas a hacer?

—Lo aceptaré... supongo.

—Sería absurdo si no lo hicieras.

—Es una puta red social —le recordó—, no voy a desvelarme por eso.

—Es lo más cercano que Owl podría tener contigo. A menos que...

—Ya deja de insistir con eso. ¿Qué te propones?, ¿quieres filmarnos mientras follamos?, ¿te prende la pareja que hacemos?

Los ojos azules quedaron fijos en los negros, el izquierdo tenía un leve tic. Craig tragó despacio, había metido la pata por una trivialidad. Claro que no pensaba nada de lo que acababa de decir, sólo buscaba alejarse del tema; se sentía agobiado de pensar en lo inalcanzable, ni siquiera había intentado alcanzarlo, pero hasta que no tuviera una prueba concreta y explícita de que sería bienvenido, la tapa no saldría, sin embargo nadie le da la bienvenida a un desconocido, así que el círculo retornaba al principio y tenía los mismos resultados: Craig hacía de cuenta que no le pasaba nada.

—Tweek... sabes que yo no pienso eso —aclaró, yendo hacia él y apoyando una mano sobre su hombro.

—Sí s-sé que sí lo acabas de decir, ¡ah! Olvídalo.

—No, no lo olvido una mierda... lo lamento —murmuró, apretándole el hombro sin darse cuenta.

Tweek lo apartó con cariño, ofreciéndole de su taza de café, algo muy significativo viniendo de él.

—¡Dios!, por eso salir contigo, ¡ah!, era demasiada presión —recordó divertido—. U-una cosa es tu malhumor y otra es tu novio malhumorado.

—No seas tonto, no funcionó porque tú tampoco estabas convencido.

Ese año en preparatoria, creyeron que sería fácil, que eran compatibles en cuerpo y alma. Lamentablemente, no llegaron a la parte del cuerpo: había detalles bastante importantes y no se entendían como pareja. En palabras de Tweek fue demasiada presión, y de Craig… una mierda. Entonces decidieron bajar un escalón y continuar siendo grandes amigos lo que fue fácil, hacer una hoja en blanco cuando el cuaderno no era nuevo y tenían un par de páginas claramente escritas resultó incómodo.

Con todo eso acuestas, el tiempo fue generoso y continuaron como si nada hubiese pasado antes. Stan no representaba amenaza para el rubio, todo lo contraria, significaba el bienestar de Craig. ¿Hasta qué punto?, la fase de conquista no parecía comenzar y atosigarlo con preguntas e ideas sólo conseguía que Craig se pusiera peor y lo mandase amorosamente el carajo. Mas a sabiendas de todas las posibles consecuencias, sentía que no debía detenerse.

—Que-que no funcionara lo nuestro no significa que no funcione con nadie más. ¡Gah!, dime cuál es el gran problema.

Craig giró sobre la silla y luego volvió a impulsarse hacia el ordenador. Prendió el monitor e hizo clik en la solicitud de Stan, de inmediato entró a su perfil, al álbum fotos, el de sus últimas vacaciones de verano en la playa. Tweek se sentó sobre la cama, clavándole la mirada en la nuca y esperando una respuesta. El otro siguió pasando las fotos, apreciando tímidamente los ojos azules, los mechones negros revueltos por la brisa playera, la piel un poco bronceada, su sonrisa amplia y deliciosa. Hermoso en todos sus aspectos, en cada palabras y gesto que hacía, desde su ceño fruncido ante la idiotez del pueblo hasta el inmenso sonrojo en sus mejillas cada vez que vomitaba.

Lejano.

—Es estúpido, pero… no puedo hablarle con soltura —dijo sin voltearse.

—Bien, practiquemos —propuso optimista, apoyando su frente sobre la nuca de su ex-novio.

—No jodas.

—Es en serio, además… ¡Dios mío, mira! —chilló señalando el monitor.

Stan estaba hablándole desde el chat de Facebook. Un vuelco en el corazón lo hizo sobresaltarse y sus dedos temblorosos dudaban si responder o no, tragó lentamente, ¡Dios que Búho tan desesperante! Tweek se le adelantó y saludó.

Craig Tucker
«Es muy temprano para que estés despierto, tonto»

Perfecto, mantuvo su actitud. Apartó al rubio de un empujón esperó la respuesta.

Stan Marsh
«Qué simpático, ¿y tú qué haces despierto?»

Craig Tucker
«Es asunto mío. ¿Sucede algo?»

Stan Marsh
«Nada en realidad, sólo que… tú y Tweek son los únicos de los que no sé casi nada»

Craig Tucker
«No hay mucho que saber»

Lo hizo de nuevo: teniendo la oportunidad de hablar sobre él, contestaba con evasivas e indiferencia, Tweek lo fulminó con la mirada. Craig respiró profundo, pensado en una buena respuesta que transmitiera al menos más calidez, al fin y al cabo, Stan acababa de decir indirectamente que se interesaba por su ausencia.

Craig Tucker
«Tú sabes… la puta universidad no me da mucho tiempo para tener vida»

Stan Marsh
«Kyle también quisiera saber cómo están.
Ya sé, ¿tienen algo que hacer hoy?»

—¡Gah, por supuesto que no!

—No, Tweek, olvídalo. Ya lo agregué al puto Facebook, ¿qué más quieres?

Pero el rubio volvió a tipear por él.

Craig Tucker
«Pues si ustedes no tienen algo mejor que hacer salvo rascarse las bolas podemos encontrarnos. Tweek querría un par de consejos de Broflovski con la parte de sociología»

Stan Marsh
«Kyle dice que sí. Bien, ¿comemos en McDonald's?»

Craig Tucker
«Pensé que eras vegetariano»

Stan Marsh
«No importa qué como, si no con quién. ¿El McDonald's que está sobre la avenida de la entrada principal del edificio de derecho?»

Craig Tucker
«Al mediodía estaremos allí.
Debo irme»

Stan Marsh
«Yo también, nos veremos entonces.
Adiós»

Craig Tucker
«Hasta luego»

Craig Tucker
«Stan.
¿Stan?
¡Stanley, ¿ya te fuiste, idiota?
Stan…
Me alegra que quieras verme…
mucho»


Adoro a mi tupperware lleno de incertidumbre y sentimientos.
Gracias a todos por sus comentarios :3 Próximamente un poco de songfic y quizá alguna charla Facebook o MSN más profunda.