Well~ el ultimo capi después de años sin dar signos de vida (culpa de la Uni u.ú)

Hetalia no es mío, es de su respectivo autor y bueno ya sabe el resto XD

Gracias por sus Reviews me inspiraron a continuar :D

-Para evitar confusiones:

Mathias: Dinamarca

Einnar: Islandia

Kristian: Noruega

Advertencia: OoC ( ya sabrán porque cuando lean)

Me inspire para la última parte con la canción de "I can´t help falling in love with you" de Elvis, da "ambiente" XD


Por fin llego el día esperado por muchos: 24 de diciembre. Sería la noche más llena de color y armonía en toda la ciudad, los villancicos en cada esquina, las parejas felices tomadas de la mano caminando por las calles, los niños riendo y la gente apresurada con las compras de última hora.

Pero para él hacía años que eso le había dejado de importar, ya no esperaba ansioso esa fecha, la odiaba, la detestaba y el simple hecho de pensar en pasa año tras año por lo mismo lo ponía enfermo. Fijó su vista en la nieve que caía lenta afuera, como casi todos los años en Estocolmo, como ese año.

No valía la pena recordad, era lo que se repetía su mente una y otra vez, lo importante era que su felicidad estaba a salvo, que nadie más se la quitaría como Berwald lo intento aquella noche. Estaba demasiado sumido en sus pensamientos, tanto que no notó como la puerta de su habitación era abierta por alguien más.

— Llamaron los detectives, quieren que vayamos a la comisaria —

No hizo caso a lo dicho por la otra persona, hace tiempo que se había perdido en su propio mundo.


Alfred miraba ansioso el reloj, esperando por que llegara su ahora principal sospechoso, una corazonada le decía que el caso estaba a punto de ser cerrado.

— Alfred, mantente calmado por favor — pidió Toris poniendo en la mano del americano un café — recuerda que no debemos presionar demasiado, queremos que hable, no que se bloque — Alfred rio ante esto último.

— Toris, si no presionamos no hablan — Una sonrisa adorno su rostro mientras bajaba la mirada hacia el objeto y la fotografía que sostenía —

— Detectives, la persona que esperan ha llegado — Anuncio Lily asomándose tímidamente por la puerta de la sala de interrogatorios.

— Bien, hazle pasar — Pidió Alfred dando un sorbo a su café.

La función había comenzado.


— ¿Y bien? — Kristian estaba algo cansado de todo eso. Llevaba sentado en esa incomoda silla de la sala de interrogatorios alrededor de diez minutos y ninguno de los dos detectives decía nada, solo lo miraba analíticamente como si fuera la cosa más interesante del mundo.

— Bien, pues… — Alfred se sentó frente al rubio noruego mientras acomodaba sobre la mesa su café y ponía frente al noruego una foto que reconoció enseguida — solo para estar seguro ¿Eres tú el de la foto? — preguntó señalando con el dedo al rubio el lugar donde estaba en la foto. Kristian alzó la ceja.

— No. Es mi hermano gemelo malvado que murió en un accidente de helicóptero hace tres años — Por el tono de voz tan monótona y su inexpresiva cara al decir esto cualquiera hubiera pensado que hablaba en serio.

— Lo tomare como un "si" — Alfred retiro la fotografía de la mesa y la metió a una carpeta mientras se levantaba nuevamente. — ¿No hay algo que nos ocultes, Kristian?

— ¿Cómo qué? — Alfred se comenzaba a exasperar por la poca respuesta del noruego.

— No sé, se nota que amas a Mathias, supongo que el saber que tenía un amante y más si ese amante era "amigo" de ambos debió sentarte mal —

— Lo he superado — La escasa reacción del noruego le estaba poniendo los pelos de punta a Toris que había decidido quedar al margen del interrogatorio y dejar todo en manos del americano. Después de todo, era el experto en ver a través de la gente, aunque dudaba si eso servía con alguien como Kristian.

— Es fácil perdonar cuando la causa de tus males ya no está ¿Me equivoco? — Kristian soltó un pesado suspiro y cerró los ojos unos momentos. Cuando los abrió miro de forma retadora a Alfred, pero sin perder la inexpresividad del rostro. El americano se estremeció levemente.

— Las cosas fueron mejor cuando Berwald murió, Mathias se deprimo como por un año entero y en navidad suele portarse distante, pero es preferible eso a pensar que hubiera pasado si se hubiera ido y me hubiera dejado, tal vez lo hubiera olvidado, tal vez lo hubiera odiado y me hubiera hundido en un pozo de depresión, quien sabe, pero el punto es que no fue así— A cada palabra que decía Kristian apretaba más los puños, Alfred se dio cuanta entonces que todo lo que decía no era más que aquellos sentimientos que había guardado en el fondo de su corazón por años — Y si, lo sé porque él me lo conto después y me rogo que lo perdonara y no lo dejara solo. Tal vez no sigue conmigo por amor, quizá solo soy el reemplazo de lo que Berwald pudo haber sido, pero no me importa ni eso ni ser egoísta al pensar que me alegra que Berwald ya no este… —

En algún momento, la inexpresividad en el rostro de Kristian se perdió y sus facciones mostraban el dolo que sentía, los sollozos inundaron la habitación y las lágrimas recorrieron su rostro. Alfred lo miro con pena, no pudo evitar pensar lo terrible que pudo ser para él saber que la persona amada amaba a alguien más.

—… Pero yo no lo mate —Alfred lo miro sorprendido, no por lo que dijo, sino por la seguridad en su voz. Kristian le sostuvo la mirada mientras volvía a hablar — Porque amaba a Mathias y sabía lo que sufriría si algo le pasaba a Berwald, porque es un imbécil sentimental, porque de ser posible hubiera preferido ahorrarle a él el dolor de perder a la persona amada sin importar cuanto pudiera sufrir yo por perderle —

Y entonces Alfred supo que tenían a la persona equivocada sentada en esa silla.


— Tal vez nos precipitamos — comentó Toris mirando al estadounidense que se mordía el labio con impotencia mientras miraba a través del cristal reflector a Kristian — ¿Seguro que no miente? —

— Conozco esa mirada, se lo que se siente preferir el dolor propio que el de la persona que amas — Alfred aparto la vista del noruego que miraba un punto incierto en la habitación — Vamos dentro, ya se ha calmado.

Toris miro a su compañero, tal vez Kristian estaba más calmado, pero no podía decir lo mismo del americano.

— ¿Mejor? — pregunto nada más entrar.

— Algo — Kristian se limpió con el dorso de la mano los vestigios de lágrimas que aún quedaban en su rostro antes de pararse y dirigirse a la puerta del cuarto de interrogatorios — supongo que no tendrán objeción si me marcho —

Alfred suspiro hondo, no había motivo para retenerlo más. Kristian tomo el silencio de ambos detectives como una afirmación.

— Una cosa más — se detuvo junto a la puerta el noruego encarando nuevamente a Alfred — Parecías muy seguro de que era yo quien había empujado a Berwald por la azotea. ¿Fue solo coincidencia? —

Entonces Alfred recordó el objeto que encontró la noche pasada en la caja de evidencia. ¡Lo había olvidado! Necesitaba saber cómo había llegado a la azotea. Rápidamente se acercó al noruego y del bolsillo del pantalón extrajo un sobre pequeño que vacío en su mano.

— ¿Esto es tuyo? — Preguntó. Toris observo la mirada inquisitiva que Kristian le dirigió al objeto. Un pequeño broche para cabello en forma de cruz con bordes de oro y centro de plata.

— La cruz nórdica — susurro suavemente tomando la cruz con cuidado entre sus manos — ¿Dónde la encontraron?

— En la azotea. En la foto la llevabas en el cabello, nunca mencionaste estar en la azotea, por eso nosotros creímos que habías sido tú — Le explicó Toris.

— Pero yo nunca subí ahí. Es imposible que… — Kristian se paralizo recordando un pequeño detalle del pasado. Entonces sintió que el aire le faltaba y un mareo repentino lo golpeo — No puede ser… —


Mathias estaba ansioso en la sala de espera del departamento de detectives, Einnar a su lado tenía la mirada perdida en algún punto inexistente. Se había sorprendido por el llamado de los detectives esa mañana, más aun cuando supo que con quien querían hablar era con Kristian. No lograba comprender que ocurría, todo el asunto de Berwald le tenía estresado y le recordaba cosas que prefería olvidar, odiaba que el dolor regresara a él cada que pensaba en el sueco.

Entonces, la figura del noruego parado al enfrente de ellos le saco de sus pensamientos ¿Cuándo había llegado ahí? Dejo de importarle eso al notar lo pálido y agitado que se encontraba, desde su posición logro apreciar que llevaba apretado fuertemente algo en la mano, tan fuerte que sus nudillos se comenzaron a tornar blancos.

— ¿Dónde está? — preguntó Kristian sin mirar a nadie en específico. Einnar levanto la vista para mira a su hermano — ¿¡Donde esta! — El danés se quedó sorprendido, nunca había visto gritar de esa forma a Kristian y mucho menos cuando se dirigía a Einnar.

— No sé de qué me hablas — contesto el islandés tan monótono como siempre, casi sin inmutarse ante lo que parecía furia en la voz de Kristian. Este último tomo sin pensarlo por las solapas de su camisa al menor, obligándolo a levantarse. Einnar ahora miraba con algo de miedo a su hermano — ¿Kristian? —

— Kris, tra-tranquilo — intento calmar Mathias a su pareja.

— Esa navidad te regale la cruz nórdica que solía llevar en el cabello ¿Dónde está? — Los ojos de Einnar se abrieron con asombro y algo que el danés identifico como temor.

— Guardada en mi cuarto — Alfred y Toris se acercaron corriendo, tampoco ellos entendían que ocurría, solo supieron que de un momento a otro Kristian salió corriendo sin decir nada de la sala de interrogatorios.

— Mientes —

— ¡No lo hago, suéltame ya! — y sin avisar, soltó a Einnar que perdió el equilibrio y cayó al suelo.

— ¡Kristian! ¿¡Pero qué te pasa! — Mathias se apresuró a auxiliar al albino que ahora miraba con verdadero temor a su hermano mayor.

— ¿Cómo pudiste hacerle eso a Berwald? — Tanto los detectives como Mathias y Einnar se quedaron congelados y más aún cuando el noruego lanzo con coraje la cruz nórdica al suelo, quedando a escasos centímetros de Einnar, que miro choqueado el broche.

No pudo más, su respiración se agito y sus ojos se humedecieron, levanto la vista hacia su hermano que lo miraba dolido, hacia los detectives que estaban sorprendidos y por último a Mathias que aún estaba junto a él en el piso, sus ojos azules lo miraban como rogándole que todo fuera mentira.

— Einnar… tu… —

— ¡Perdonadme, por favor perdóname! — rogaba desesperado

— No… ¿Por qué Sve? —

— ¡No quería! ¡Él me provocó, te lo juro! — Las lágrimas recorrían el rostro del menor y su voz se quebraba cada vez más — ¡Pero somos felices ahora! ¿No lo ves? ¡Amas a mi hermano, vivimos juntos…! — Einnar intento tomar del brazo a Mathias, pero este lo aparto bruscamente y se levantó buscando alejarse de él.

Abrió la puerta de la azotea con total calma, había esperado unos minutos después de que Tino se fuera por si se le ocurría regresar y rogarle a Berwald que no se fuera. No había podido evitar escuchar toda la conversación de esos dos, había subido a tomar algo de aire, se encontraba bastante sorprendido por lo que vio minutos antes.

¿De verdad planeas irte con Mathias? — Berwald lo miro asombrado, no esperando que Einnar se enterara de nada.

Lo escuchaste — afirmo regresando la mirada a la ciudad frente él — lo siento, sé que tu hermano lo quiere pero…—

No pueden irse — cortó antes de que el sueco terminara de hablar — Mathias ama a mi hermano, tu solo eres un capricho del momento —

¿Qué puede saber un niño de catorce años acerca de esto? — Berwald no pretendía sonar burlón ni grosero, más bien fue curiosidad lo que le motivo a preguntar.

Más de lo que crees — Einnar avanzo unos pasos hasta quedar enfrente del mayor — No te puedes llevar a Mathias, mi hermano es feliz con él ¡Yo soy feliz con él! —

Lo siento — volvió a disculparse con el albino. Berwald era consciente de la dura infancia que había tenido el chico frente él: su madre había muerto cuando era bebé y lo único que tenía en el mundo era su hermano, pero aun así Einnar siempre había sido un niño cerrado al mundo, hasta que Kristian había conocido a Mathias, Einnar comenzó a abrirse más, pareciera que Mathias tenía algo que atraía a la gente, que hacia sonreír. Él mejor que nadie estaba consciente de eso.

¡Si él se va, Kristian estará triste! ¡Odio verlo así! ¡Es un idiota sin remedio, un torpe, pero él es importante para ambos! —

¿No será…que él es importante para ti? —Ante esta relevación Einnar miro con odio a Berwald, las lágrimas de furia inundaban sus ojos y sin pensarlo mucho comenzó a forcejear con él.

Berwald sabía que el chico no podría hacerle nada, después de todo él era más alto y más fuerte, le permitiría descargarse lo que quisiera. No pudo evitar perder el equilibrio, la nieve había cubierto un gran escalón bajo el cual se encontraban ocultos tubos de gas y para evitar caer subió en el, no contando que la base estaría resbaladiza y caería hacia atrás, pudiendo sujetarse apenas del barandal.

A- ayúdame — pidió desesperado, el barandal también estaba resbaladizo y temía no poder sujetarse por más tiempo.

Prométeme que no te llevaras a Mathias — susurro Einnar con lágrimas en los ojos.

No depende de mí, depende de él — El menor miro con desprecio al sueco, inclinándose sobre el barandal y posando su mano sobre la de Berwald.

"Todo estará bien…"

Sufrí tanto pensando que Mathias nunca me haría caso, que nunca estaría conmigo, pero está bien que siga con Kris, al menos así poder estar a su lado —Einnar hizo presión en la mano del mayor — ningún dolor físico se comparara con el dolor que llevo dentro… pero podemos intentar, veamos ¿Cuánto duele caer de un edificio tan grande como este? — Berwald miro con terror a Einnar, esa sonrisa sádica, era como si disfrutara aquello— Podemos negociarlo, Sve — dijo en tono burlón.

"…seremos felices…"

—…Lo siento — pero Berwald había tomado una decisión y poco le importaron las consecuencias.

"…no importa que él no sea mío…"

Bien, entonces…. — Y sin pensarlo dos veces, Einnar hizo aún más presión en la mano provocando que poco a poco se soltara —…Sufre lo que yo siempre sufrí —

"…lo que importa es que está conmigo."

Y con la misma inexpresividad de siempre se dirigió tranquilamente de nuevo al departamento, sin darse cuenta que en el forcejeo había dejado caer el broche que su hermano le había regalado esa navidad…

Alfred soltó un suspiro antes de tomar a Einnar del brazo y ponerle las esposas diciéndole sus derechos. Mathias parecía en shock y Kristian no se atrevía a verle a los ojos. Einnar seguía llorando y rogándole a Mathias que le perdonara. Alfred se preguntó hasta qué punto podía una persona distorsionar el amor de esa forma.

Cuando no quieres dejar ir a alguien importante, cuando no aceptas que necesita seguir incluso si no es contigo. No debía permitir que el amor se transformara en odio, por más que doliera.


— Feliz navidad, mon petit — Susurro Francis al oído de su pareja. Matthew había estado distraído toda la velada y aunque ya sabía la causa no podía evitar preocuparse por su pequeño canadiense.

— Feliz navidad, Francis — contesto dándole un pequeño beso en los labios — ¿Crees que venga?

— Dímelo tú, eres su hermano — Matthew agacho la cabeza en señal de depresión, no podía evitar sentirse culpable de que su hermano se distanciara así de él.

— Soy un tonto, Alfred siempre vio por mí y nunca me dejó solo y a la primera no dude en dejarle yo a él — Las lágrimas inundaron los ojos del canadiense. Francis se apresuró a limpiar con ternura las lágrimas que caían por el rostro del menor.

— No mon petit, el tonto es el por no entender que tu necesitabas vivir tu vida

— Pero…—

— Tu novio francés tiene razón, Matty, fui un tonto y no sabes cuánto me arrepiento de eso — Matthew levanto asombrado la mirada hacia Alfred, que se encontraba parado frente a ellos con una sonrisa de oreja a oreja — Feliz navidad, Bro —


Mathias no estaba seguro de que hacia ahí, solo sabía que sus pasos lo habían llevado al gran edificio residencial del centro que tantos recuerdos le traían y había terminado de alguna forma en la azotea, observado el paisaje que frente él había.

— Supuse que estarías aquí, Kristian está buscándote — Tino se colocó a un lado del danés y permanecieron en silencio un rato. A diferencia de veces anteriores, el ambiente entre los dos no era tenso, más bien ambos estaban relajados disfrutando de su mutua compañía.

— Él adoraba este lugar — soltó Mathias — ¡Y con razón! ¡Mira que vista!

Tino no pudo evitar reír ante el comentario de su amigo.

— Ahora todo está bien supongo — Tino cerro los ojos mientras sentía el frio aire golpear su rostro — ¿Qué harás?

—… — Mathias meditó antes de responder — Einnar fue diagnosticado con un trastorno psicológico grave — una mueca de amargura paso fugazmente por su rostro — Espero de verdad que este bien. Kristian y yo terminamos— un "Oh" salió de los labios de Tino. De cierta forma se esperaba algo así— Aun así, creo que me daré un tiempo para mí mismo y me iré a recorrer el mundo o algo— Soltó una fuerte carcajada ante sus palabras.

— Me alegra que te lo tomes bien, él estaría contento— La sonrisa de Tino se le antojo a Mathias muy parecida a la que tenía cuando todos estaban en paz y eran jóvenes, muy distinta a las fingidas que normalmente usaba para aparentar. Una sonrisa llena de alegría.

— Estoy seguro que lo estás ¿No Sve? — Una briza cálida les acaricio el rostro a ambos. Fue un momento, pero fue como si Berwald estuviera con ellos.

Closed Case


Espero que les haya gustado el final (no me convención mucho que digamos) pero no me lo imagine de otra manera. Dos datitos curiosos:

-Cuando Einnar le dice a Mathias "¡El me provoco, te lo juro!" originalmente decía "¡Fue un accidente, te lo juro!" pero cuando releí me dije "eso no parece accidente ._.u" y es que originalmente Islandia no estaba (tan) loco XD

- Alfy NO iba a ir a ver a Matty :3 ¿Por qué cambie de idea? Porque cuando termine de escribir lo ocurrido con Einnar y Berwald me quede pensando "¿No es más o menos lo mismo? No aceptan que deben dejar de ir a la persona que más quieren aunque duela" Y ala~ hasta moraleja tiene la historia XD

¿Por qué les cuento esto? No sé, solo me dieron ganas XD

Hasta luego :3