¡Hola!
Caminando bajo las estrellas es mi primer fic. Así que he decidido modificar algunas cosas, principalmente son aspectos sobre la ortografía y la redacción, pero nada que afecte demasiado la trama original. Sin embargo, estoy agregando fragmentos que podrían interesarles.
La mayoría de los personajes no son míos. Sólo juego dentro del mundo de Medianoche de Claudia Gray y el de Crepúsculo de Stephanie Meyer.
¡No olviden dejarme review! No hay mejor manera para apoyar a un escritor novato a continuar y mejorar :)
21 Enero 2013
Amistad
"Los mejores amigos son como las estrellas, aunque no siempre se ven, sabes que están ahí."
Desde la perspectiva de Bianca Olivier
Mily, Kelly, Bella, Ray y yo nos encontrábamos en mi habitación de Arrowwood, en la casa que yo había considerado mi hogar durante toda mi vida. La puerta de mi cuarto estaba cerrada, sin embargo, yo sabía que mis padres podían oír cada palabra desde la planta baja, sus habilidades vampíricas eran una de las causas que impedían que mis amigos y yo nos saliéramos con la nuestra siempre que Kelly ideaba un alocado plan.
—Ya verás que pronto te sentirás cómoda en tu nueva escuela. —Kelly me dijo, intentaba sonar convencida, ella siempre se hacía la valiente.
—Pero no te olvides de nosotros. —Bromeó Ray. Era un chico dulce y simpático. Iba a extrañarlo.
—Seguiremos en contacto. —Mily me sonrió cálidamente y me pasó un brazo sobre los hombros, no obstante, la convicción no se vio reflejada en sus ojos.
—Bella se mudó hace poco y no fue el fin del mundo, ¿cierto? —Kelly le lanzó una mirada a Bella, todos volteamos a verla.
Mi mejor amiga, Isabella Swan, llevaba viviendo mucho tiempo en Phoenix, empero recientemente se había mudado a un pueblito llamado Forks a vivir con su padre.
—No fue el fin del mundo. —Repitió con la mirada distante, era obvio que estaba pensando en otra cosa.
Oficialmente este sería el último día en que vería el pueblo donde había crecido. Mis amigos habían ido a despedirse de mí. Todas las cosas ya estaban en cajas, el camión de la mudanza se hallaba afuera de mi hogar y mis padres sacaban nuestras pertenencias de la casa donde transcurrió mi niñez y buena parte de mi adolescencia. En definitiva iba a echarme a llorar, de nuevo.
—A decir verdad, realmente me alegra vivir en Forks. —Bella agregó, luego de un rato.
Aunque eran mis mejores amigos en el mundo –sin mencionar que los únicos- nunca les había dicho lo que yo era realmente. Ellos son humanos y a pesar de que mis padres siempre me han dicho lo mucho que nos parecemos a ellos, ahora estaban empeñados en llevarme a vivir a un internado donde había muchas más criaturas como nosotros. La Academia Medianoche. Por fortuna, aún tendría a mis papás conmigo, serían profesores.
.
Desde la perspectiva de Isabella Swan
Me senté en los escalones a la puerta de la casa de los Olivier y Kelly llegó a sentarse a mi lado.
—Hay algo que no nos has dicho. —Murmuró.
—¿De qué hablas? —Me había agarrado desprevenida.
—Te pasa algo raro desde que te mudaste a Forks.
—No me pasa nada.
—Toda tu vida has odiado ese pueblo. A duras penas ibas obligada cuando niña para ver a tu papá, y de repente adoras vivir ahí.
—Llueve demasiado, pero ya me acostumbré.
—No, hay algo más.
—Escúpelo Swan. —Mily saltó desde el recibidor hasta llegar a mi lado, me había dado un susto gigantesco y di un respingo. Uno diría que con todas las veces que Alice Cullen se me aparecía de repente ya estaría acostumbrada, pero no era el caso. —¿Es un muchacho? —Inquirió curiosa.
Sin tardanza, sentí mis mejillas arder, debía estar roja como un jitomate.
—Ajá, ¡Lo sabía! —Mily gritó triunfal y Kelly dejó salir una risita. —Todo el día has sonreído para ti misma y te sonrojas sin razón, ¿ves? Lo acabas de hacer.
—¿Cómo se llama? —Me cuestionó Kelly.
—¿Es guapo? ¿Besa bien? ¿Qué aspecto tiene? —Mily tenía el rostro a centímetros del mío que, a pesar de que yo lo creía imposible, se ponía cada vez más colorado.
—Se llama Edward. —Conseguí decir con una voz ronca.
Ellas eran mis amigas desde hacía muchos años, pero no solía hablar mucho de Edward. El chico vampiro, de más de cien años, del que yo me había enamorado. Con todo lo que habíamos pasado juntos, todavía me imaginaba que todo era un sueño, que un día despertaría y me daría cuenta que todo eran imaginaciones mías. Aún me asustaba que se desvaneciera.
Yo había terminado cuarto semestre de preparatoria en Forks. Mi pierna rota ya había sanado, después del accidente con James, y los otros nómadas, Edward y yo pasábamos casi todo el día juntos, excepto en las ocasiones en los que él salía a cazar animales para disminuir un poco la sed que sentía por mi sangre. Ahora estábamos de vacaciones, pronto comenzaría mi último año de preparatoria, sin embargo René y yo habíamos venido a Arrowwood para estar con Bianca en sus últimos días aquí.
—Muy bien, creo que ya llevamos todo. —Dijo Adrian, el padre de Bianca.
—¡No quiero ir! —Se quejó mi amiga. —Ese lugar da miedo, ¡incluso tiene gárgolas!
—Cariño, verás que muy pronto te gustará conocer nuevas personas. —Celia, la mamá de Bianca, la abrazó. —Despídete de tus amigos, es hora de irnos.
A regañadientes Bianca le hizo caso. René, mi mamá, también había venido. Nosotras dos habíamos vivido aquí por un tiempo en la casa de mis abuelos, por eso conocíamos a los Olivier.
—Adiós chicos. —Nos dijo Bianca, se notaba deprimida.
—No digas adiós, sólo hasta luego. —Ray la abrazó, me di cuenta de que Bianca trataba de contener las lágrimas. Empezaron a picarme los ojos y parpadeé con fuerza, decidida a no llorar.
—¡Ánimo! Quizá conozcas a un chico guapo que esté loco por ti. —Mily le guiñó un ojo.
—Ya verás que todo será pan comido. —Kelly sabía tan bien como yo que a Bianca le costaba mucho trabajo hacer amigos, en eso éramos idénticas.
—Ya verás como muy pronto estaremos todos juntos como en los viejos tiempos. —Le dije cuando estuvo de pie frente a mí.
Nos abrazamos con fuerza y sentí como las lágrimas descendían por mis mejillas. Cuando al fin nos separamos vi que ella tenía los ojos y la nariz enrojecidos, yo tendría una pinta semejante.
René se despidió de Celia y Adrian. Y vimos desde la banqueta como el auto de los Olivier se alejaba por el camino, una fuerte sensación de melancolía me dio una punzada en el pecho.
—No estén tristes muchachos, el tiempo se pasa rápido. —Nos prometió mi mamá, lo dijo del modo en que las personas mayores les hablan a los jóvenes sobre los misterios de la vida.
—Además, falta poco para el cumpleaños de Bella y todos sabemos lo que eso significa… —Ray hizo una pausa dramática antes de continuar. —¡Fiesta!
—¡Cállate! —Me molestaba la idea de ser un año mayor que Edward, mi novio eternamente congelado en sus diecisiete años.
Mis amigos estallaron en risas por mi reacción.
—Bueno, Bella, nosotros también tenemos que marcharnos. —Anunció mi mamá.
—¿Tan pronto? —Le preguntó Mily jugando con un mechón de su cabello violeta.
—Voy a llevar a Bella a Florida para ver si puedo convencerla de mudarse con Phil y conmigo. —Dijo mi madre. —Y ya quiero poner tierra de distancia entre esa casa embrujada y yo.
—¡Mamá! La casa de mis abuelos no está encantada. —Me quejé. Llevaba años asegurándole a todo el mundo que en esa casa había un fantasma.
—¿Qué pasa, Bella, tienes miedo? ¿O acaso eres escéptica con lo sobrenatural? —Ray se rió alegremente.
crazy-shy-izel