"Por siempre y para siempre. Nanoha y Yo"

Fate abrió los ojos al escuchar aquellas palabras. Era algo que no se esperaba. Dudó por un momento si había sido producto de su imaginación o si era realidad.

Lentamente se incorporó hasta mirar a Nanoha a los ojos. Sentía temor, expectativa e incredulidad. Durante todo ese tiempo había evitado imaginar o pensar en escuchar esas palabras en boca de Nanoha y ahora que las escuchaba... le parecía que era un juego cruel de su imaginación.

Nanoha no pudo contener decirlas, hacía tanto que sentía con cada gramo de su cuerpo que la amaba, que se le hizo imposible ocultarlo un minuto más.

•Te amo - Le repitió, mirándola a los ojos y sin dudar. Quería que pudiera ver en sus ojos la sinceridad de sus palabras. Desnudó su alma en ese instante.

Fate tenía un nudo en la garganta. Sabía que todo aquello era una locura, pero horas antes había decidido que tan siquiera por dos días, se dejaría llevar por sus sentimientos sin pensar en el después. Ya tendría tiempo de sobra para afrontar las consecuencias.

Se acercó hasta quedar a centímetros de su boca y susurró antes de besarla - Y yo a ti

Un beso lleno de emociones, de sentimientos. Un beso que sólo tenía como fin, sellar ese momento sin igual.

Ya en el cuarto, Fate estaba decidida a amarla con todo lo que tenía, con todo lo que sentía así que acostó a Nanoha boca abajo y se acostó encima reposando su peso sobre los brazos. Apartó el cabello rojo de Nanoha a un lado para poder acariciar el cuello, el lóbulo de la oreja y la mejilla con la punta de su nariz. Caricias tiernas, cálidas, llenas de amor más que de lujuria. Quería hacerle el amor, no sólo sexo.

Al llegar al final del cuello, Fate se separó sólo lo suficiente hasta lograr rozar la espalda de Nanoha con sus senos. Con movimientos lentos y en curvas, la recorrió toda, incluso la ranura de sus nalgas, donde se demoró hasta lograr que Nanoha moviera su cadera con cierta impaciencia. Continuó su viaje al sur, haciendo que el valle de sus pechos acogieran las piernas de Nanoha al procurar que quedaran justo en medio de ellos.

Cuando Nanoha pensaba que iniciaría el camino de retorno, Fate la hizo voltear para poder hacerlo, pero boca arriba. La anticipación ante ese contacto hizo que Nanoha saltara más de una vez al sentir los picos de los pezones sobre su piel, su respiración ya no era pausada ni tranquila y sus nudillos estaban blancos de apretar las sábanas con fuerzas.

Esas caricias la tenían fuera de sí, la suavidad de la piel, lo delicado y suave del roce y sobretodo, saber que al abrir los ojos, sería el rostro de Fate el que vería, era lo que la hacía delirar.

Con Yuuno, nunca había tenido problemas a nivel sexual, se complementaban perfectamente, sin embargo, lo que estaba viviendo y sintiendo con Fate iba mucho más allá, era como si fueran las dos caras de una misma moneda.

Cuando Fate estuvo nuevamente frente a ella, le rodeo el cuello con sus brazos y la atrajo hacia si para besarla con pasión y necesidad, pero una explosión irrefrenable la invadió al sentir el pubis de Fate sobre el suyo junto al calor y la humedad propia de la excitación. Abrió aún más las piernas para obtener más contacto entre sí y luego de frotarse con frenesí sus hinchados clítoris, los indicios de orgasmos hicieron su aparición.

Intentaron verse a los ojos el mayor tiempo posible, pero los espasmos eran tan intensos que no pudieron evitar cerrarlos y disfrutar del placer que las recorría.

Al sentir que los brazos perdían fuerza para sostenerse, Fate quiso acostarse a un lado de Nanoha, pero ésta la retuvo y la atrajo hacia sí para que se acostara encima de ella ubicándole la cabeza justo entre su cuello y pecho. Nanoha no quería separarse de ella; quería, NECESITABA tenerla muy cerca, NECESITABA... que escuchara cada latido de su corazón que corría con fuerza por ella.

Nunca imaginó que pudiese sentirse así con alguien que no fuese Yuuno, era algo que no lo creía posible hasta ahora, hasta ese momento, pues no se trataba de lo físico solamente, era mucho más intenso. La primera vez fue sorprendente, pero ésta, era abrumadora.

Quedaron sin palabras. Sus cuerpos lo decían todo, así que sólo sé quedaron allí, compartiendo la intimidad del momento.

A la mañana siguiente, Nanoha despertó con las suaves caricias de Fate sobre su espalda y sintiendo el calor de su cuerpo. Sonriendo con pereza y somnolencia, se fue volteando hasta quedar frente a ella.

•Buenos días - La saludó con la voz ronca

•Buen día - Le sonrió en respuesta

Nanoha se abrazó a Fate escondiendo su rostro en el cálido cuello de su compañera sin poder quitar de sus labios una gran sonrisa. De repente, dio un respingo y se incorporó rápidamente.

•Cómo te sientes? - Preguntó con preocupación y tocándole la frente con sus dedos para comprobar la temperatura

•Estoy bien

•Seguro? No sentiste fiebre en la noche? - Comprobó la temperatura de su cuello

•Sí... pero de otro tipo - Respondió divertida.

Nanoha sonrió y bajó la mirada mientras los colores invadían su rostro.

•Estoy bien... - Le subió el rostro para poder verla a los ojos - De verdad - Luego de unos instantes mirándose mutuamente, Fate la besó tiernamente - Lo que sí tengo es hambre - Le dijo luego de separarse.

•Yo también - La secundó

•Entonces salgamos a preparar algo.

Se levantaron de la cama y mientras Fate buscaba ropa en su armario, Nanoha recordó que la suya había quedado afuera en la sala.

•Fate mi ropa está afuera

•Ups! - Dijo volviéndose hacia ella - Bueno... en realidad te prefiero así - Sonrió levantando una de sus cejas y mirándola de arriba a abajo.

•Fa-Fate! - La reprendió.

•Pero es verdad - Insistió.

Nanoha a pesar de sentirse expuesta, levantó la cara en forma de reto.

•Bueno... así estoy mucho más cómoda la verdad ... - Se arregló el cabello - Si a ti no te molesta ... imagino que a Arf tampoco - Se dirigió hacia la puerta, pero Fate la agarró del codo justo antes de que abriera la puerta.

•Wow Wow! Qué crees que haces?

•Pues salir a desayunar, no es eso lo que íbamos a hacer?

•Sí... pero ese traje es sólo para mí - Le agarró la mano y la llevó hasta el armario para darle una camisilla y un bermuda.

Salieron, Fate fue hasta la cocina y Nanoha fue a recuperar su ropa, pero se llevó una sorpresa al no encontrarla. Mientras la buscaba, Arf salió de su cuarto.

•Lo que buscas está en el cesto de la ropa sucia - Le dijo pasando frente a ella directo a la cocina.

•Gracias - Estaba un poco avergonzada, pero no por lo que había pasado con Fate, sino por lo que podía pensar de ella luego de la conversación que habían tenido.

•Imagino que ya te sientes mejor - Miró a Fate mientras se servía un vaso de agua.

•Así es - Asintió. Fate supo que Arf estaba en contra de lo que había sucedido, no hacía falta que lo dijera.

•Me alegro - Las miró a ambas durante unos segundos antes de volver a hablar - Bueno... las dejo para que sigan en ... lo suyo.

Dio media vuelta y regresó a su habitación. Fate haciendo caso omiso de lo incómodo de la situación, dirigió su atención a buscar en el gabinete lo que comerían. No estaba dispuesta a desperdiciar ni un minuto de su fin de semana preocupándose por lo bueno o malo de todo aquello. Sabía exactamente lo que debía hacer, en ese momento, y después.

Luego de desayunar, decidieron ir a caminar. Fate quería respirar aire fresco, necesitaba recuperar la fuerza de su cuerpo, quería deshacerse de toda la mala energía que le había dejado el volver a ver a su madre Presia. Ahora que estaba segura de que en su corazón, era historia pasada, necesitaba terminar de botar cualquier vestigio del shock inicial.

Durante la caminata, la pasaron de maravilla. Conversaron y bromearon como siempre lo habían hecho hasta ahora. Fate disfrutaba de cada minuto que pasaba, sabía que eran minutos valiosísimos, pues nunca pensó recibir de Nanoha esa mirada pícara, esa mirada cómplice que compartían a cada instante cuando sus manos se rozaban, cuando por cualquier excusa, Nanoha buscaba de pegarse a ella o de agarrarle la mano. Por otro lado, el poder mirarla como mujer, sin tener que disimular o mentir, le hacían sentir un alivio inmenso; aunque fuese algo de sólo dos días, serían momentos que atesoraría por siempre.

Antes de volver a casa, pasaron por la tienda de videos para rentar nuevas películas, querían pasar el resto de la tarde en casa, donde pudiesen estar en libertad de expresar su recién confesado amor. No tardaron mucho, pues la necesidad de besarse, de abrazarse y tocarse las estaba volviendo locas. Parecían par de adolescentes, sobretodo Nanoha, a quién le brillaban los ojos con deseo cada vez que cruzaba la mirada con Fate. Quería devorarla a besos, quería escuchar sus gemidos de placer, quería sentir esas manos sobre su piel, que se apoderaran de su cuerpo y que la hiciera suya una y otra vez.

Mientras salían de la tienda con las películas y algunos snack, una voz masculina llamó a Nanoha. Ésta se volvió con curiosidad para saber de quién se trataba.

•Hola Nanoha! – Se acercó a ella con una pose seria pero alegre y la abrazó.

•Acous! – Dijo con sorpresa, correspondiéndole el abrazo a medias.

•Qué bueno verte! Te he estado llamando a la casa pero no te he conseguido. Yuuno me dio el número.

Acous era un hombre alto, de buen cuerpo, piel blanco como el de ellas, cabello verde y muy largo, con ojos azules intensos, amigo de Yuuno. Habían sido compañeros de trabajo antes de que Yuuno renunciara a la línea aérea y siempre había sido un gran amigo de la casa. De haberse encontrado en otras circunstancias le habría dado una gran alegría, pero en ese momento, se sintió vulnerable y nerviosa; pero supo disimular, pues él ni se dio cuenta.

•He estado trabajando hasta tarde – Dijo con una media sonrisa.

•Voy a estar aquí toda la semana. Yuuno ya me dijo que adelantaría su regreso y se viene el lunes, así que de seguro me tendrás en casa cenando todos los días jajajajajaja … extraño muchísimo tu comida

•Menos mal que me lo dices… buscaré en donde mudarme por estos días – Bromeó para tapar el desconcierto que le causó. No sólo el saber que no podría estar con Fate como había imaginado, sino también por la noticia de que Yuuno llegaba tan pronto. Pensaba que no llegaría al menos hasta dos semanas después por lo que no estaba preparada aún para verlo, no después de lo sucedido con Fate.

•No seas mala mi amor, mira que te amo con locura. Si no fueses la esposa de Yuuno, te juro que ya te habría hecho mi esposa jajajajajaja – La volvió a abrazar y le dio un beso en la cabeza.

Mientras todo eso sucedía, Fate sólo intentaba no expresar con su rostro el desgarre que sentía por dentro, pues ese encuentro le había hecho bajar de la nube en la que estaba. Sabía que toda esa felicidad era sólo por ese fin de semana, era algo que ya había pensado y con lo que estaba lidiando, pero no contaba con tener que lidiar también con el regreso de Yuuno. Pensaba que el saberlo lejos de Nanoha le haría más fácil las cosas.

•Acous por favor! – Lo reprendió poniendo los ojos en blanco.

•Si, si ya sé que estás perdidamente enamorada de Yuuno y que no tengo la más mínima posibilidad de que lo dejes… pero créeme… que de haberte conocido antes, otra historia cantaría – Le guiñó el ojo – Oye pero no seas tan mal educada. Soy Acous – Extendió la mano hacia Fate, quien con una sonrisa forzada se la estrechó – Estoy a tu completa disposición – Habló con galantería.

•Fate Testarrosa – Dijo con indiferencia. Lo último que necesitaba en ese momento eran las galanterías baratas de un don Juan.

•Estas cordialmente invitada a cenar a casa de Nanoha

•Espera Acous, qué dices? – Preguntó sorprendida por su atrevimiento.

•Viene contigo cierto? Así que asumo que son buenas amigas y si es amiga tuya… pues es amiga mía – Sonrió.

Nanoha sabía que Acous era un Don Juan y al ver sus intenciones la invadieron los celos, así que decidió que ya era suficiente de todo aquello.

•No te hagas ilusiones Acous que no está disponible – Se apresuró a decir

•Bueno pero una cena no le hace mal a nadie - Insistió

•Pero igual no puedo. De todas maneras gracias por invitarme – Trató de ser amable. De seguro comentaría ese encuentro cuando hablara con Yuuno y lo último que quería era ocasionarle una situación incómoda a Nanoha.

•Es una lástima, de verás que si. Pero ya sabes, estoy a tu entera disposición durante la semana próxima – Fate asintió – Y tú, mujer de mis sueños, espero que desde ahora vayas pensando en los deliciosos platillos que me prepararás jajajajajaja.

•Claro, ya iré pensando en las diferentes pizzerías a las cuales llamaré.

Con un gran abrazo se despidieron. Al retomar el camino hacia la casa el silencio era intenso. Nanoha no podía creer su mala suerte. Nunca en todo el tiempo que tenían saliendo y compartiendo con Fate como amigas, se habían encontrado a nadie que tuviese relación con Yuuno. Pero justamente hoy, cuando lo que menos quería era hablar o pensar en él, tenía que encontrarse con Acous. No necesitaba preguntar lo mal que Fate se sentía. Lo oscuro de su mirada y la severa seriedad de su rostro se lo decían todo.

Fate, por otra parte, sólo buscaba fuerzas para soportar todo aquello. La valentía… para mantener su decisión.

Al entrar a la casa y dejar las cosas sobre la mesa de centro Nanoha agarró a Fate por el brazo para volverla hacia sí y abrazarse a ella. Hundió su rostro en el cuello y la abrazó con fuerza.

•Lo siento Fate… lo siento – Habló con la voz quebrada. Lo que más le dolía de todo, era saber que de alguna manera, estaba haciendo justamente lo que no quería… hacerle daño, y eso le estaba atravesando el corazón.

Fate le correspondió el abrazo sin decir palabra, al menos por un instante.

•No tienes por qué disculparte… esa es tu vida… es allí donde perteneces – Dijo con la voz apagada, pero sin titubear.

•Es cierto pero… yo… no… - Trataba de hablar, pero qué podía decirle que no sonara hueco e hipócrita.

•Esa es tu vida Nanoha… no ésta – Le dijo luego de separarse un poco hasta lograr mirarla a los ojos.

Las lágrimas ya se hacían presentes en los ojos de Nanoha, quién lo único que logró decir fue "Te amo".

•Y yo a ti… - Le acarició la mejilla recogiendo una lágrima que descendía – Pero no es suficiente… a veces el amor… no es suficiente.

•Qué… quieres decir? – Preguntó con temor, pues por primera vez, la sintió distante. Era cierto que no sabía que pasaría de ahora en adelante, pero sabía que quería a Fate en su vida. La necesitaba.

•Que tú nunca dejarás tu vida… y yo nunca seré capaz de compartirte. No a ti.

•Fate… - El nudo en su garganta era tremendo. Quería hablar, pero no sabía qué decir. Colocando su dedo índice en los labios de Nanoha, Fate impidió que continuara.

•Tú lo sabes y yo lo sé… pero hoy y mañana… tú eres mía y yo soy tuya, solamente quiero que seamos tu y yo – Sin darle tiempo a más la besó. La besó con todo lo que tenía, con todo lo que sentía, tratando de volcar en ese beso todo su ser.

Entre besos y lágrimas, se amaron intensamente. No hubo espacio para pensar en el mañana. Sólo en el hoy y el ahora. El dolor era tan vivo que hicieron el amor hasta agotar toda energía de sus cuerpos. Se entregaron sin reserva alguna, sin pudor, sin miedos, ni dudas. Se convirtieron en un solo ser.

A la mañana siguiente, las despertó el timbre del celular de Nanoha. Era Yuuno. Con renuencia, atendió.

•Alo

•Nanoha ¿Dónde estás? – Preguntó con preocupación pero un poco molesto.

•Hola… estoy en casa de Fate… estábamos trabajando y se me hizo tarde para regresar a casa – Mintió

•Uummm… bueno, yo estoy en casa – Dijo luego de unos segundos.

•No sabía que regresabas hoy – Dijo sorprendida y sentándose de golpe en la cama.

•Lo sabrías de haber estado aquí – Le reprochó

•Cierto – Dijo luego de suspirar – Lo siento. Ya voy para allá.

•Aquí te espero.

Sabía que Yuuno estaba pensando lo peor, y tenía razón!, sólo que no era tal y como se lo imaginaba, al menos no todo. Al colgar, se llevó las manos a la cabeza. Se sintió abrumada por todo lo que tendría que afrontar. Salir de allí y no saber qué sucedería mañana. Llegar a casa y aparentar que todo estaba igual, mirar adentro y tratar de poner orden a la tormenta que se desataba en su interior.

Sintió la mano de Fate rodear su cintura y abrazarla. La haló suavemente hasta que quedara apoyada en su cuerpo y poder rodearla con ambas manos y besarla en la sien. Desde el día anterior, no había podido controlar sus lágrimas, a pesar de haber sido la noche más intensa de su vida y donde se entregó en cuerpo y alma, el dolor que sentía era constante. Sentía como si todo lo vivido era un adiós y de sólo pensarlo, se le desgarraba el corazón. No sabía qué hacer. Por primera vez en mucho tiempo, no sabía qué rumbo tomar.

Para Fate la historia era diferente, aunque sabía que nunca más volvería a tenerla entre sus brazos de esa manera y este era el fin de esa historia que recién comenzaba, su corazón estaba en paz, pues en esta ocasión, sabía, tenía la certeza de que no había sido un juego para Nanoha, que no había sido su experimento, su capricho de momento y eso, aunque no cambiaba el final de la película, al menos no la dejaba con el sabor amargo del engaño y la traición.

Tendría para el resto de sus días el hermoso recuerdo de esa noche inolvidable. Podría cerrar sus ojos y recordar cada gesto, cada línea, cada espacio del cuerpo de Nanoha, podría cerrar los ojos y recordar su sabor, su olor, el sonido de sus voz en sus expresiones de placer… podría recordar todas y cada una de las veces que fue suya, sólo suya.

Sin intercambiar muchas palabras, Nanoha se levantó, se vistió y cuando se disponía a salir de la habitación se detuvo y se volvió para abrazar con fuerzas a una Fate que la veía desde un rincón de la habitación.

•Te amo Fate… quiero que lo sepas… - Levantó su rostro para mirarla. Intentó decir más, pero las palabras no le salían.

Fate le acarició la mejilla con el dorso de sus dedos y luego besó sus labios tiernamente. Tuvo que contener las ganas imperiosas de retenerla allí consigo, pero con las pocas fuerzas que le quedaban, la dejó ir. Luego de ello, sólo se sentó en la cama con la mirada fija en ninguna parte y con la mente en blanco. No quería pensar, ni sentir; si lo hacía, no podría evitar salir corriendo a buscarla.

Pasaron horas o minutos, no lo sabía, antes de que Arf entrara y se sentara a su lado.

•Estas bien?

•Lo estaré – Dijo con un hilo de voz

•Vale la pena pasar por esto otra vez Fate?

•Cada minuto… cada segundo... cada momento valió la pena – Dijo sin dudar y viéndola con las lágrimas recorriendo sus mejillas – Prefiero haber tenido la oportunidad de amarla aunque fuese por un par de días, a estar el resto de mi vida sin haberlo hecho.

Arf asintió luego de un instante y sin decir más, la abrazó.

•Pero ahora necesito que me ayudes – Agregó Fate al tiempo en que se separaba.

•Lo que quieras.

A la mañana siguiente, Nanoha se fue temprano a la oficina, a pesar de haber tenido un día tenso con Yuuno quién no dudó ni un minuto en enfrentarla y presionarla para saber si lo estaba engañando, su mente no estaba allí, así que solo respondía lo que Yuuno quería oír sin detenerse a pensar en lo que sentía por él. En la noche, sólo se dedicó a cumplir su papel de fiel esposa y amante, pero la verdad era que estaba ausente. Aunque su cuerpo era amado con frenesí y necesidad por Yuuno, su mente siempre estuvo con Fate, su refugio, su paz.

Mientras lo meditaba sentada en su oficina a la espera de que todos llegaran, se dio cuenta que su matrimonio ya era una farsa. Hasta ese momento, había sentido que su corazón estaba dividido, pero la realidad era que su corazón y su amor tenían un solo dueño y no era Yuuno. No podía engañarse a sí misma, no era justo para ninguno de los tres. Por respeto al amor que había sentido alguna vez por Yuuno, y por respeto al amor que sentía por Fate, era necesario aceptar que su relación había llegado a su fin. No quería otra boca, otras caricias, ni otros besos que no fuesen los de Fate, así que no había otra solución posible.

Para su sorpresa, el tomar esa decisión le hacía sentir alivio. Le aterraba la idea de tener que aceptar su ¿nueva orientación sexual? Pero si de algo le había servido todos esos meses saliendo y compartiendo con Fate, Arf, Signum y Hayate, era para tener la certeza de que aunque era difícil vivir de esa manera ante la sociedad, más importante era aceptarse a sí misma y serle fiel a sus sentimientos.

Comenzó a llegar el personal de la compañía menos Fate. Nanoha dio tiempo pensando que tal vez se habría quedado dormida, pero al llegar las 9 de la mañana sin noticia alguna, comenzó a llamarla a la casa y al celular, pero no respondía. El teléfono de la casa se reventaba sonando y nadie contestaba, el celular caía la contestadora al primer repique. Con temor a que hubiese tenido una recaída, llamó a Arf.

•Arf? – Habló con ansiedad al sentir que contestó

•Sí, hola.

•Hola amiga, disculpa que te moleste, pero Fate no ha llegado a la oficina aún y la he estado llamando a la casa y al celular, pero no responde. ¿Está todo bien? ¿Pasó la noche bien? – Preguntó con preocupación. Arf se quedó en silencio unos instantes – Arf?

•Ella está bien… solo que …

•Qué? – El corazón le latía a mil

•Se fue Nanoha. Se fue de la ciudad.

•¿QUÉ? – Palideció de inmediato

•Si Nanoha, lo siento.

•P… Pe… pero no entiendo. ¿Por qué? ¿Para qué?

En ese momento entró una llamada interna desde la extensión de la oficina de Nakajima.

•Arf, espérate un momento por favor, no cuelgues… Dime Emili – Le contestó a la secretaria.

•Nanoha, Nakajima te necesita en su oficina con premura.

•Bien Emili, voy en 5 minutos.

•Amiga, te recomiendo que vengas ahora. Nakajima está de malas hoy.

•Luego de suspirar, respondió – Está bien, ya voy – Colgó la llamada para regresar a la conversación con Arf – Arf tengo que irme, el director me necesita. Por favor, dime cuándo regresa. No sé qué decirle a Nakajima si me pregunta por ella.

•Creo que ella ya habló con él.

Nanoha cerró los ojos en un intento por controlar las ganas que tenía de gritar y de llorar. No podía creer, ni siquiera imaginar que Fate se hubiese ido así sin decirle nada.

•Va a regresar? – Preguntó con un hilo de voz

•No lo sé – Para Arf era duro estar en el medio, las quería a las dos como hermanas – Nanoha… iré a tu oficina al medio día.

Nanoha no contestó, simplemente colgó la llamada. Fue como si le hubiesen quitado el piso. Como autómata se levantó y se dirigió a la oficina de su jefe para terminar de confirmar lo que ya sabía, que no volvería.

•Buen día – Lo saludó parcamente al entrar en su oficina.

•El bueno todavía no lo he visto, pero… pasa y siéntate – Contestó tenso – Fate me llamó ayer. Tiene un problema familiar muy grave que amerita su ida de la ciudad por tiempo indefinido, así que renunció. Me aseguró que a finales de esta semana me manda finalizado su parte del proyecto así que por ese lado, estamos medianamente bien. Sin embargo, sabrás que su ida justamente en estos momentos cuando estamos al borde de la fusión no es nada positiva por lo que tendremos que tapar temporalmente su ausencia. Puede que no esté de acuerdo con la fusión, pero tampoco me gustaría que la ausencia de uno de mis empleados sea la causa para que no se dé, así que para cualquiera que pregunte, especialmente la , dile que está en un trabajo de campo. Que no vendrá en dos semanas, de acuerdo?

•Así lo haré.

•Bien… eso es todo – Dijo volviendo su atención hacia el computador.

Nanoha regresó a su oficina y se quedó sentada mirando por la ventana. No podía creer que estuviese pasando todo aquello. No ahora.

Al medio día, Arf llegó justo a la hora en que todos salían a comer. Como era de esperarse, Nanoha ni siquiera había pedido comida del comedor, sólo contaba los minutos y las horas para salir de allí, no sabía a dónde iría, pero necesitaba estar sola, pensar en lo que haría.

•Hola. Te traje algo de comer – Le dijo Arf al entrar. Cuando vio la cara sombría de Nanoha, sintió pesar.

•Gracias – Respondió sin ganas e intentando sonreírle, pero fue más una mueca que una sonrisa.

•¿Cómo estás? – Sabía la respuesta, pero fue una pregunta automática.

•Estoy, que es mucho decir… ¿qué pasó? – No estaba para cortesías ni buenos modales, necesitaba saber.

•No lo sabes?

•Por favor Arf… - Comenzó a decir sin fuerzas

•Nanoha qué esperabas? – No quería sonar a reproche, pero en el fondo le parecía increíble que no supiera por qué Fate se había ido – Fate ya ha pasado por esto antes, simplemente quiere evitar sufrir más - Nanoha negaba con la cabeza – Tú viste lo que pasó cuando vio a su maldita Madre, quieres que pase por lo mismo contigo?

•Yo no le haría daño Arf! Yo no soy Presia – Se defendió.

•Sí, pero eres casada como su primera y segunda relacion ¿no? En eso fue el mismo problema y por lo mismo su madre la acuso de psicopata sexual, sí eres igual a todas ellas y en el mismo problema… - Replicó. Ambas se quedaron en silencio unos instantes – Amiga… sé que tú no eres igual a ninguna de las dos personas que han hecho sufrir a Fate, pero las circunstancias son las mismas… no importa cuánto la puedas querer, ella no podría comenzar una relación contigo estando tú casada. No puede volver a eso, no quiere. Entiéndela… Si dejó que pasara lo que pasó entre ustedes el fin de semana fue porque sabía era la única forma de llevarte con ella, pero no soportaría quedarse y tener que estar en las sombras y tenerte sólo cuando Yuuno no esté.

•No todas las historias son iguales Arf… yo… yo quiero estar con ella … sólo con ella – Para ese momento ya no pudo contener las lágrimas en sus ojos – No puedo seguir casada con Yuuno, Arf… no puedo … la amo demasiado.

Arf quería creerle, pero sabía que debía tener los sentimientos revueltos y que en cualquier momento podía arrepentirse de lo dicho ahora, por otro lado, estaba Yuuno, quién podía lograr convencerla de continuar junto a él, después de todo, no se trataba de falta de amor entre ellos, sino de la presencia de sentimientos nuevos.

•No me crees cierto? - Dijo con tristeza

•No se trata de creerte o no Nanoha, sino de lo que estas dispuesta a hacer en realidad... Tú vida cambiaría por completo... Nada volvería hacer como hasta ahora ...

•Crees que no lo sé?

•Realmente lo sabes? ... No sólo acabarías con tú matrimonio Nanoha ... Esto cambiaría TODA TU VIDA!

•La amo... es lo único que sé - Afirmó

•Sí es así, entonces arregla tú situación y luego búscala, yo seré la primera en ayudarte, pero si no estas segura, si tienes algún atisbo de duda ... déjala ir ... - Se quedó en silencio un instante, estaba consciente que la decisión que Nanoha debía tomar era crucial para ambas, y en este punto no había términos medios - Tómate tú tiempo Nanoha. Ésta no es una decisión que debas tomar a la ligera.

Nanoha no tuvo más que decir. Las palabras de Arf habían sido claras, no importaba lo que dijera, sólo importaba las acciones, así que de nada serviría decir o jurar que estaba enamorada de Fate si igual no le creerían.

Arf se fue a los minutos dejando a una Nanoha desecha, aunque entendía la decisión de Fate de irse, le era imposible aceptar el hecho de no verla más, de no escucharla, de no compartir el día a día con ella. La necesitaba, la AMABA y era algo que no podía, ni quería evitar.

Dado que Acous estaría en la ciudad toda la semana y que Yuuno le había ofrecido hospedaje en su casa, pensó que lo mejor sería esperar su partida para poder hablar con él; lo que tenía que decirle le cambiaría la vida a él también, así que decidió esperar a que estuviesen solo ellos dos.

Esa tarde por suerte no tuvo ningún encuentro con la señora Presia, así que ese día sólo lidió con su profundo dolor y el tener que actuar como si nada sucediera junto a su esposo. Sin embargo, no le fue sencillo, se sentía culpable al engañarlo así, si bien era cierto que el amor que sentía por Fate era grande y fuerte, no era menos cierto que lo que sentía por Yuuno estaba latente, al menos, en lo que se refería a no querer herirlo; así que el sonreír, recibir el trato cariñoso y amoroso de él, escuchar los planes que pretendía poner en práctica en el futuro, eran como látigos en su piel y en su corazón. No los merecía; y con cada minuto que pasaba se ahogaba cada vez más con todo aquello.

Por su parte, Yuuno notaba el cambio en Nanoha. La mirada perdida y triste en los momentos en los que creía que el no la miraba, los sollozos ahogados antes de dormir y la más dolorosa realidad, los orgasmos y gemidos fingidos a la hora de hacer el amor. Todas señales inequívocas de que su relación estaba en peligro. Durante esa semana se esforzó por sorprenderla con numerosos detalles, desde chocolates y flores, hasta retrasar su ida una semana más. Todos intentos desesperados por recuperar el brillo y la sonrisa genuina en el rostro de Nanoha, pero a la vez, todos intentos inútiles, pues nada la hacía reaccionar.

Una tarde luego del trabajo, Nanoha en vez de irse a su casa, fue hasta casa de Arf; necesitaba estar allí, necesitaba sentirse cerca de Fate aunque fuese al estar en el mismo espacio donde habían vivido momentos tan especiales. Arf le había dado copias de las llaves, así que no tuvo que esperar a que llegara. El estar sola le permitió drenar su tristeza, su dolor. Pudo llorar libremente sin tener que cuidarse de que Yuuno se diera cuenta o llegara de repente. Lloró acostada en la cama de Fate abrazando con fuerzas una almohada que aún mantenía su olor.

El sonido del timbre la sacó de su desahogo. Al principio se extrañó, pero luego nació una pequeña esperanza de que fuese Fate regresando nuevamente, por lo que corrió hasta la puerta para abrirla. Al hacerlo, encontró lo que menos esperaba, envolviéndola una ráfaga de rabia y celos.

•¿Qué haces aquí? – Preguntó con frialdad

•Lo mismo podría preguntar yo – Respondió una descolocada Presia. Se esperaba cualquier cosa, menos que Presia estuviese allí. Se quedaron en silencio unos instantes – Y… Arf está?

•No ha llegado

Presia entendió que la presencia de Nanoha allí era indicativo de la cercanía de ella con Fate y Arf, así que decidió ir sin rodeos.

•Supongo entonces que estás con mi hija Fate

•Supones mal… Fate tampoco está – Se recostó del borde de la puerta bloqueando el paso

•Así que estás sola en el apartamento de Arf … - Dijo un tanto incrédula – Interesante

•No quiero ser grosera, pero ¿Qué es lo que busca aquí? … - Preguntó con tono de hastío - O debo decir ¿A quién?

•Definitivamente no a ti – Dijo luego de sonreír

•Eso es seguro. Lo que no entiendo es cómo puedes ser capaz de presentarte aquí.

•Quería saludar – Respondió con desparpajo

•¡¿Saludar? – Levantó las cejas – ¿Después de lo que le hiciste? – No podía creer que dijera eso

•Y según tú, qué fue lo que hice? – No dudaba que Nanoha estuviera bien enterada de lo sucedido con Fate, pero no podía darlo por sentado.

•Sólo destruirle la vida de tu propia hija Fate… o bueno, hiciste un muy buen intento. Gracias a Dios no lo lograste.

Presia bajó la mirada un momento. Ese no era un tema que quisiera discutir en medio del pasillo y mucho menos con alguien que no había estado involucrada.

•No sé cuanto sepas de lo que pasó, pero es algo que no quisiera discutir contigo.

•Ni yo, pero no puedo creer que seas tan cara dura como para venir aquí como si nada.

•¿Será que puedo pasar? – Preguntó al sentir que se acercaban voces de algunos vecinos.

Nanoha abrió la puerta de mala gana y le hizo señas para que pasara. Entró, observó todo a su alrededor, estaba igual a como lo recordaba, y luego se sentó en el sofá. Nanoha simplemente se quedó parada frente a ella.

•Podrías darme un vaso de agua? - Le pidió con voz suave y sin ningún atisbo de prepotencia o arrogancia, cosa que sorprendió a Nanoha y por lo cual no pudo negarse - Gracias - Le agradeció al dárselo. Dio dos sorbos al agua y luego se decidió a hablar - Sé que hice mal y no estoy orgullosa de eso... pero ya no puedo cambiarlo y sólo me queda tratar de...

•Arreglarlo? - La interrumpió con tono irónico

•Que me perdone - La corrigió - Nada puede arreglar lo que hice - Presia miró a los ojos a Nanoha, y por más que Nanoha intentó encontrar algo de mentira o falsedad en su mirada, no la encontró - No hay un día en el que no me sienta miserable y como una cobarde... en el que no me reproche la actitud tan baja que tuve... no pasa un día en el que no vea la expresión de decepción y dolor de mi Fate. Eso es algo que me perseguirá toda mi vida... Y aunque sé que no merezco su perdón, ella sí merece que se lo pida... y a eso vine ... a pedirle perdón.

Nanoha tuvo que sentarse luego de escuchar aquello. No conocía a Presia, sólo sabía lo que le había hecho a Fate, pero por lo poco que había visto en la oficina, parecía que no era del tipo de quienes bajaban la cabeza y mucho menos, de quienes pedían perdón.

•¿Por qué me dices esto a mí?

•Porque Fate debe saberlo de una manera o de otra. Sé que Arf no se lo diría. En cambio tú...

•Yo qué? - Preguntó al ver que Presia no respondía

•Confío en que entiendas que esto es importante para ella ... Es importante que sepa que no me regocijo de felicidad por el mal que le hice ... que si pudiera volver el tiempo atrás y evitarle todo el dolor y la vergüenza por la que pasó ... lo hiciera sin dudarlo.

•¿Es importante para ella ... o para ti?

•Nada hará que me sienta mejor, pero al menos quiero hacer lo correcto... sólo eso.

Nanoha estaba segura que durante mucho tiempo Fate había esperado escuchar aquellas palabras, y era toda una ironía que no estuviese allí para escucharlas por sí misma.

•Quisiera esperarla y hablar con ella directamente... pero algo me dice que no llegará pronto - Nanoha se quedó callada - Me iré esta misma noche, lo único que me hacia quedarme era la necesidad de hablarle... pero no es posible, así que lo mejor que puedo hacer es desaparecer definitivamente su vida.

Presia se levantó y caminó hasta la puerta, pero antes de irse se volteó hacia Nanoha

•No hagas igual que yo... si la quieres, no dejes que el miedo te impida hacer lo necesario para estar con ella, yo que soy su propia madre la abandone por pensar en que diría la gente, la sociedad y con que cara yo los miraría a ellos, ahora solo me arrepiento de lo egoísta que fui y lo cobarde por no aceptarla.

Así como llegó, se fue. Nanoha se quedó pasmada con lo que le dijo, pero en el fondo se lo agradeció, pues le dio el último empujón para hacer lo que debía hacer. De esa noche no pasaría.

Hablar con Yuuno fue lo más difícil que había tenido que hacer en su vida. Como era de esperar, no aceptaba el final y mucho menos por la razón que le daba. No entendía cómo era posible que se enamorara de una mujer y que echara por la borda todo lo que habían construido. Fueron días y noches infernales de discusiones y gritos, de insultos y lamentaciones. Todo hasta que finalmente comprendió que no había nada que hacer, pues ya no había nada que recuperar.

Al hacer la separación de bienes, vendieron la casa y el carro. Yuuno no quería tener nada que le recordara la peor noche de su vida. Con el dinero, Nanoha alquiló un modesto apartamento cerca de la oficina y cerca de Arf, a quién visitaba al menos dos veces por semana para saber de Fate.

No quiso que Arf le dijera nada de su separación. Quería hacerlo ella misma, pero sólo cuando ya fuera un hecho. Por su parte, Arf guardó celosamente el paradero de Fate. No quería que Nanoha se sintiera tentada a buscarla antes de lo debido.

En todo ese tiempo, Fate permaneció en la casa de playa de Arf. Había llegado a un acuerdo con ella para cuidar y mantener la casa durante su estadía. Consiguió trabajo en una tienda de artículos sport, y de cuando en cuando, ofrecía el servicio de transporte para visitar los cayos.

Estaba tranquila, aunque la soledad la alcanzaba cada noche y la necesidad de regresar y ver aunque fuese de lejos a Nanoha la carcomían. En dos ocasiones, había tenido acercamientos con dos de las clientes asiduas a la tienda, pero rápidamente las había descartado. No eran Nanoha, y el corazón estaba demasiado atado a ella como para dar cabida a aventuras sin sentido.

Había pasado un año desde su partida. Era muy poco lo que sabía de Nanoha, pues Arf era muy parca al referirse a ella. Intuía que no quería herirla diciéndole lo bien que estaría con Yuuno, como debía ser para su desgracia. Pero necesitaba regresar. Necesitaba retomar su vida.

Salió de la tienda más tarde de lo normal, lo hacía cada vez que podía, pero esta vez lo hacía para ir arreglando poco a poco las cosas sin terminar, antes de partir definitivamente. Se iría en una semana.

Al llegar a la casa, la emoción la invadió al ver el carro de Arf estacionado en el garaje. De cuando en vez Arf se aparecía sin avisar alegrándole la estadía por algunas horas, así que bajó del carro lo más rápido que pudo y corrió para entrar a la casa. Entró, pero no la vio. La buscó en su cuarto pero no estaba allí. Pensó que tal vez estaría con alguna conquista por la playa, así que bajó a la cocina para hacerse algo de cenar.

Sacó pan, queso y jamón de la nevera para hacerse un emparedado, si era cierto que Arf estaba allí con una "amiga", lo mejor era dejarle el camino libre para no tener que presenciar escenas incómodas. De pronto comenzó a sonar una canción desde el cuarto de entretenimiento.

Eres todo lo que pedía, lo que mí alma vacía, quería sentir.

Fate frunció un poco el ceño. No era costumbre de Arf utilizar esas tácticas románticas con sus conquistas.

Eres lo que tanto soñaba, lo que tanto deseaba y que en ti, descubrí.

Sin embargo, le entró la duda de si finalmente había conocido a alguien que la inspirara lo suficiente como para dejar salir el romanticismo, así que decidió echar un vistazo.

Tú, has llegado a encender cada parte de mi alma, cada parte de mi ser. Ya no tengo corazón, ni ojos para nadie... Sólo para ti

A medida que se acercaba a la sala de donde salía la música, se daba cuenta que no escuchaba voces ni nada que indicara la presencia de Arf. Pero por otro lado, percibió el dulce aroma floral que tanto recordaba...

•Nanoha - Susurró.

El corazón comenzó a latirle con fuerza. Sabía que era una locura tan siquiera pensar que pudiese ser ella, pero no pudo evitar que la esperanza naciera en su interior.

Eres el amor de mi vida, el destino lo sabía y hoy te puso ante mí.

Entró a la sala y la encontró sola y oscura. Sólo las luces del equipo rompían la intensa oscuridad.

Y cada vez que miro al pasado, es que entiendo que a tu lado, siempre pertenecí.

Se quedó parada en medio de la sala, escuchando la canción y tragándose cada gramo de esperanza que había tenido. Era absurdo que aún después de tanto tiempo, aún la esperara.

Tú, has llegado a encender cada parte de mi alma, cada parte de mi ser. Ya no tengo corazón, ni ojos para nadie... Sólo para ti

Unas manos rodeándole la cintura la sacaron de sus pensamientos, quiso voltearse para ver de quién se trataba, pero esas manos se aferraron a ella pegando su cuerpo al de Fate. Necesitó sólo unos segundos para descubrir que sí era ella... Era Nanoha!

Sólo para ti. Sólo para ti

Fate tomó sus manos y se aferró a ellas también. No entendía cómo era que estaba allí, pero no quería arruinar el momento, así que sólo se dejó llevar.

Esto es de verdad. Lo puedo sentir. Sé que mi lugar es junto a ti.

Nanoha se movió hasta quedar frente a frente con Fate.

Eres todo lo que pedía, lo que no conocía y que en ti descubrí.

•Te amo Fate... Te amo más de lo que puedo decir... y estoy aquí... sólo para ti - Le dijo al finalizar la canción.

Sin esperar ni un minuto más, sus labios fueron a su encuentro. Los anhelaba, los deseaba, los amaba.

Se fundieron en un abrazo intenso. Querían ser un sólo ser y en medio de lágrimas y sonrisas nerviosas se besaban, se acariciaban tratando de constatar que no era un sueño y que en realidad estaban allí, que era verdad que el amor estaba intacto a pesar del tiempo.

Las ropas no duraron mucho tiempo en su lugar. Manos ansiosas las quitaron del camino a la gloria. La alfombra las recibió con beneplácito, estimulando con su suavidad la sensibilidad de sus cuerpos.

Entre besos y caricias, Fate se detuvo a verla por unos minutos. Dudaba si aquello era realidad o si era un juego cruel de su imaginación.

•¿Estas aquí? - Preguntó mientras recorría su mejilla con el dorso de su mano. Nanoha asintió - ¿No es un sueño?

Nanoha tomó la mano de Fate y se la llevó hasta los labios para besar cada uno de sus dedos.

•Estoy aquí... donde debo y quiero estar... Contigo.

Fate sonrió, pero aún no estaba segura de lo que sus palabras significaban. Nanoha vio la duda en sus ojos.

•Me separé amor... - Le tomó el rostro con ambas manos y se acercó lo más que pudo para que pudiera verle los ojos al hablar - Me divorcié. Ya no estoy con Yuuno ... Estoy aquí contigo y para ti ... Hoy y siempre.

¿Qué más podía pedir? La sonrisa llegó hasta sus ojos, la alegría se apoderó de su corazón y la paz acobijó su alma.

•Cielo... hay algo que nunca te he dicho... - Nanoha la miró con expectativa - Te amo... Te amo, te amo, TE AMOOO! - Gritó con alegría.

La besó con pasión, con necesidad, pero también con todo el amor retenido hasta ese momento. Ambas rieron y se abrazaron con fuerza. Para Fate, decir esas palabras eran una liberación, para Nanoha escucharlas, eran la confirmación de que ese era su lugar.

Una satisfacción y felicidad inmensa las arropó. La tranquilidad de saber que aquello era sólo el comienzo del resto de sus vidas. La certeza de que eran la una para otra. La certeza de que era el inicio de una nueva vida.

Ahora y siempre Nanoha Takamashi y Yo, Fate Testarrosa.

Solo para ti...

No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas. Esto es "Ella y Yo", una historia verdadera… una historia de dos, que sin importar cuantos muros les obstruían su camino siempre caían y ellas juntas, de la mano siempre caminaban.

Fin