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*Prologo*

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No sabían cómo habían llegado a aquella situación, definitivamente no era algo que habían planeado, ni imaginado, pero, era sorprendente y por no decirlo para ambos bizarra, pues ahí se encontraban ellos, dos mejores amigos, desnudos y en una misma cama.

Sakura entregándole su virginidad y aquel corazón que hace mucho le pertenecía

Sasuke por un deseo inigualable y una pasión desenfrenada que sentía

Una noche puede traer consigo muchas consecuencias, que fueron evidentes las siguientes semanas, pues con los dias vinieron los continuos mareos, vomitos y desmayos.

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Una farmacia.

Una prueba entre sus manos.

Resultado positivo.

Luego él se enteró y la noticia le dejo sin palabras. Su hijo. De ambos.

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Una proposición

"Cásate conmigo"

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Una promesa

"Cuidare de ti y de mi hijo... nada les faltara"

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Una advertencia

"La pasión que sentimos mantendrá vivo nuestro matrimonio pero... no pidas amor... porque es algo que nunca lo tendrás"

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Ella acepto sin darle importancia a lo que le advirtió pues lo amaba demasiado y estúpidamente pensó hacerlo cambiar.

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Género: (Romance, Drama)

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Clasificación: (+18)

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Advertencia: (Lime, lemon, etc.)

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Resumen: "Di que eres mía.- ordeno volviendo a penetrarla" "Sasuke... quiero el divorcio" "Dime que me amas" "Yo no puedo amar" "Ahora Sakura puede estar muriendo... dime ¿que sientes?.- grito mirándolo".

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Sin darme cuenta

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*Capitulo 1*

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"Dolor"


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Me cuesta tanto asimilar

Que todo lo que vi es real

Me tengo que alejar

Siento ganas de llorar

No lo puedo soportar

Me cuesta respirar

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Lagrimas cálidas y espesas descendían por sus mejillas.

Sakura Uchiha cerró los ojos con fuerza y los apretó sintiendo como dentro de su pecho, su corazón se retorcía y dolía. Estrujo el volante del auto entre sus manos reprendiendose mentalmente por cuan estupida había sido, tantas horas de trabajos hasta la madrugada, cenas, salidas, tantos viajes y tiempo fuera de casa debería de haber significado algo para ella, deberían haberle hecho tener una idea de lo que sucedia.

Él se lo había advertido pero ella como la imbécil que era, creyó poder hacerlo cambiar. Sasuke Uchiha nunca la amo y nunca lo haría, ahora sabía de una manera muy cruel que todo lo que ella le causaba era deseo, necesidad y pura lujuria.

Sakura se había engañado por mucho tiempo, habían sido esas emociones físicas las que algunas veces le había hecho confundirse respecto a los sentimientos que deseaba que él fuera capaz de sentir por ella, por la forma tan especial y dulce en que la que en ocasiones le hacía el amor.

No, Sakura ahora sabía que ellos nunca habían hecho el amor, no por parte de él. Todo aquello había sido una ilusión, un deseo tan anhelado de su parte y desgraciadamente muy lejano a su realidad.

Sasuke se había vuelto más frío y distante con el pasar de los años, pero ella, tan estúpidamente enamorada, había deseado creer que el exceso de trabajo, el cansancio, las responsabilidades en sus hombros y muchas otras cosas le habían mantenido alejado. Ahora que Sakura enumeraba todas aquellas situaciones, se daba cuenta que eran únicamente excusas que ella misma había puesto. Para justificarle, para seguirle amando y esperando, pero que al final, no eran más que mentiras.

Desgraciadamente la dolorosa prueba estaba ante sus ojos.

Sasuke estaba a pocos metros frente a ella, tan guapo y atractivo como siempre, con su porte elegante y su presencia imponente, saliendo en ese momento, del un hotel, del brazo de una hermosa chica de cabello azul. El hecho a simple vista era engañoso, pues desde lejos pudo haberle justificado ella misma creyendo que era una simple conocida, pero al ver cómo la mujer acariciaba su pecho en un gesto íntimo y personal, y como Sasuke no la apartaba era definitivamente doloroso, pues aún recordaba el tiempo que a ella le había tomado lograr aquel pequeño avance y lo orgullosa que se había sentido al hacerlo. ¿Tan ciega había sido? ¿Cómo no se había dado cuenta?

Viendo más allá del dolor más intenso que jamás había sentido, Sakura se dijo que aquello era algo que debía haber esperado. Sasuke nunca le prometió amor. Sí una vida juntos ya que su hijo debía nacer con ambos padres a su lado, también una estabilidad económica y una hermosa casa, pero no amor. Nunca amor.

Sakura se dio cuenta de lo tonta que había sido al no haber presentido la evidente traicion. De lo masoquista que se había vuelto por aceptar un amor unilateral. De lo estupida que era por saber que a pesar de todo ella le seguiría amando.

Porque ella era solo una de tantas mujeres, era simplemente una absurda y patética enamorada.

"La pasión que sentimos mantendrá vivo nuestro matrimonio pero no pidas amor... porque es algo que nunca tendrás"

Sakura sabía en ese momento, que nunca debió haber ignorado sus advertencias, que debía haber dejado los sueños e ilusiones de lado.

Dando un suspiro tembloroso y con ese doloroso pensamiento, arrancó el auto dejando en aquella esquina un pedazo de su corazón.

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Sakura respiro profundamente tratando de tranquilizarse, las manos le temblaban y el nudo en su garganta le hacía ciertamente difícil retener aquellas lágrimas que tanto querían salir de sus ojos. Se limpió con el reverso de las manos, las mejillas y se apresuró a observar su reflejo en el retrovisor, agradeciendo al cielo, por no tener los ojos hinchados.

La mujer tuvo que respirar pausadamente y concentrarse para no soltarse a llorar de nuevo. Fue una suerte que hubiera aprendido durante muchos años a controlar sus sentimientos, pues eso mismo le permitió lograr una calma que estaba lejos de sentir. Sakura sonrió mientras bajaba del vehículo, la garganta le ardía y sentía un inmenso nudo en el pecho, pero aún así, se acercó a la casa decidida a guardar sus sentimientos en un rincón, dentro suyo.

Se había estacionado frente a la hermosa residencia Uzumaki, por lo que solo le tomó unos pocos pasos llegar a la puerta. Sakura tocó el timbre una sola vez y solo breves segundos luego, esta se abrió.

Sonrió escondiéndose tras una mascara de felicidad y miro con aparente tranquilidad a la mujer que la había recibido. La adorable chica que conocía desde la primaria y esposa de su mejor amigo, Hinata Hyuuga.

-Hinata… siento haber llegado tarde, espero que Daisuke no te haya causado ninguna molestia.- dijo con tanta naturalidad que se sorprendió a sí misma.

-No te preocupes Sakura… tu sabes que a Hikari le gusta tener la compañía de Daisuke.- respondió la mujer de cabellera azul con una sonrisa mientras le daba un beso en la mejilla con confianza, gesto que Sakura no dudó en corresponder. La Uzumaki hizo rápidamente espacio para que se adentrará al lugar mientras agregaba-. Además Daisuke es un angelito.- y dicho eso, ambas se dirigieron al salón de estar.

-Hey… no, no chicos… no hagan eso… ahh ¡Ayuda!.- gritaba un rubio con la voz entrecortada a causa de la risa. Dos pequeños estaban a los lados del cuerpo tirado sobre una alfombra, haciéndole cosquillas. Sakura no pudo evitar reír ante la hermosa escena familiar. Hinata le siguió soltando también una suave risa y llamando de paso la atención de los varones.

-¡Mami!- exclamó un pequeño pelinegro corriendo hacía Sakura y abrazándose a una de sus piernas antes de que siquiera lo viera venir.

-Tía.- dijo el otro niño, un pequeño y atolondrado rubio corriendo hacia ella también y abrazándose a su otra pierna.

-¡Me caigo!- dramatizó Sakura buscando estabilidad-. Hola mis amores ¿Cómo están?- alboroto con dulzura ambas cabezas.

-Bien.- contestaron al unísono.

-¿Qué tal Sakura?- preguntó efusivamente Naruto Uzumaki, su mejor amigo, mientras se acercaba a su esposa, a quien abrazo por la espalda en un gesto de lo más natural.

-Yo bien Naruto ¿Y tú?.- respondió ella con una sonrisa, fingir últimamente se le daba bien, pero si alguien la conocía era el rubio. Era prácticamente su hermano y tenían una vida de tratarse por lo que su aparente tranquilidad no lo engaño.

Sakura desvió la mirada rápidamente al percatarse de la forma meticulosa en la que él la observaba, y se agacho a la altura de los dos pequeños.

-Mamá… te tardaste mucho.- susurro Daisuke con un toque inocente mirándola fijamente con sus hermosos orbes negros. Sakura cerró por un momento los ojos y respiró profundamente. Su hijo era tan idéntico a Sasuke que algunas veces tendía a mirarla también con la misma intensidad, tal como el Uchiha mayor lo hacía.

-Lo siento cariño… es que se me hizo un poco tarde en el hospital ¿Me perdonas?- El pequeño solamente asintió y ella lo atrajo hacia su cuerpo, abrazándolo. Sakura amaba a su hijo más que a nada en el mundo, Daisuke era su mayor tesoro y lo único que verdaderamente la unía a Sasuke. Le soltó cuando el pequeño empezó a quejarse y dándole un beso en la coronilla, volteo hacia el tierno rubiecito y agarro entre las manos, su redondo rostro, dándole también un beso y provocando que el rojo se propagara en sus pómulos.

-Sakura ¿Quieres quedarte a cenar?- propuso Hinata con una sonrisa dulce, esa que usaba siempre para convencer a las personas. En cualquier otra ocasión Sakura lo habría aceptado sin dudar, pero en aquel momento lo único que quería era tener un momento a solas con su hijo.

-Esta vez no, pero gracias Hinata.- le dijo devolviéndole la sonrisa mientras se erguía agarrando la mano de su pequeño-. Ya me tengo que ir.- les aviso y todos se encaminaron a la salida.

-Está bien… Será la próxima vez.- susurro la peliazul dándole un beso de despedida y un breve abrazo, luego se agachó y le dio un beso en la frente a Daisuke.

-Cuídate.- se despidió Naruto acercándose a ella para darle un debido beso en la mejilla. Sakura le correspondió con gusto, pero en cuanto él se alejó, esquivó su mirada intensa, al notar la interrogante implícita en ella. Naruto suspiro, sabiendo que de su parte no tendría respuestas por el momento y se acerco al pequeño pelinegro para alborotarle el cabello con una mano. Sakura sonrió antes de agacharse a la altura del Uzumaki menor.

-¿Vendrán pronto tía?- pregunto este haciendo sonreír a la mujer. Sakura le dio un beso en la mejilla y luego rió guiñándole un ojo.

-Te lo prometo.- dijo reincorporándose con una sonrisa sincera. Agarro la mano de su hijo y salió de la casa.

Mientras subía a Daisuke en el auto, Sakura suspiro sintiendo nuevamente como los problemas volvían a caer sobre sus hombros. Meneó la cabeza intentando despejar su mente y arranco en el auto tratando de concentrarse en el camino, sin embargo aquello duró solo unos minutos. Su fuerza de voluntad era casi inquebrantable, siempre lo había sido, pero los recuerdos era tan dolorosos que no podía simplemente ignorarlos u olvidarlos.

Sakura recordó un momento lejano donde alguien le había dicho que los recuerdos felices y dolorosos eran los que nunca se podrían olvidar, ahora lo sabía, su vida había estado cargada de momentos dolorosos, los felices eran contados.

Suspiró al notar como su mirada se nublaba, los recuerdos traía consigo el dolor y era tan intenso que era difícil de ignorar. Mordiendo su labio inferior con fuerza, Sakura pensó seriamente en que debía hacer o cómo debía reaccionar ante aquella situación.

¿Debía dejar todo como estaba? ¿Cómo si nada hubiera pasado?

¿Debia seguir como siempre? ¿Con la estúpida esperanza de que Sasuke algún día la amara y jugar al papel de la familia feliz por su hijo?

O ¿Debía perdirle el divorcio y destruir la vida de su pequeño compartiendo custodia? El niño podría estar una semana con ella y otra con Sasuke.

Negando con la cabeza, Sakura odio aquella perspectiva. No podía hacerle eso a Daisuke, sufrirá mucho y ella prefería su dolor por sobre el de él.

Decididamente pensó, que por el momento dejaría todo como estaba, pero no permitiría que Sasuke volviera a poner sus manos sobre ella. Él no la volvería a tocar después de revolcarse con otras. Sakura sabía que no podía dejarse hacer de esa manera.

Sintiendose más fuerte y decidida, la pelirrosa seco rápidamente las lagrimas que brotaron de sus orbes y miro por el espejo retrovisor a su hijo, esperando que el pequeño no se hubiera percatado de su momento de debilidad.

Todo aquello lo hacía por Daisuke, pues aunque amaba a Sasuke con todo su corazón, su hijo estaba primero.

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Sakura estacionó el auto frente a su casa y salió de él. Abrió la puerta del asiento en el que estaba su hijo y desabrocho el cinturón de seguridad. El pequeño pelinegro salió del auto rápidamente y camino hacia la casa sin esperarle, Sakura sonrió, Daisuke siempre tendía a ser bastante independiente y orgulloso para aceptar su ayuda en aquellas miniedades, a pesar de tener tan solo 6 años.

La pelirrosa le miro y sonrió divertida por aquella actitud, sin embargo, la melancolía se abrió paso en su corazón, al analizar el parecido tan inmenso que Daisuke tenía con Sasuke, no solo era en el físico, pues su personalidad y carácter también eran casi idénticos.

Suspiro, mientras sacaba todas las cosas del vehículo y luego, se acercaba a la casa para abrir la puerta dejando pasar a Daisuke primero, y encendiendo rápidamente todas las luces. El pequeño se apresuró a sentarse en el sofá recliable y encender el televisor. Sakura le siguió y dejo su cartera en la mesa de centro. Una mirada a su hijo y pudo notarlo totalmente distraído.

Suspirando sonriente, Sakura subió las escaleras y se encaminó directamente a la habitación principal. Una mirada dentro de la estancia, y la mujer no pudo evitar cerrar los ojos dolida. Sasuke le había dado todo lo que le prometió a ambos, pero nunca pudo darle lo que en realidad ella quería.

Suspiro con melancolía decidida a dejar aquellos tristes pensamientos de lado y empezó a quitarse la ropa, deseando ponerse algo más cómodo. Bajó a la primera planta con un pequeño short y una camisa de tirantes, y luego se acercó inmediatamente al sofá y se sentó en él atrayendo a su hijo hacia ella y abrazándolo de espaldas.

Daisuke era un niño fuera de lo común, Sakura muchas veces pensaba que era demasiado maduro para su edad, el pequeño se lo comprobó cuando se mantuvo totalmente serio a pesar de que ella intentó sacarle una sonrisa, de hecho Daisuke parecía demasiado entretenido en sus caricaturas como para prestarle atención.

Sakura hizo un puchero y empezó a hacerle cosquillas logrando por fin captar su atención y de una vez hacerlo reír.

-Mamá… no ahh… ya no.- dijo entre risas sofocadas. Sakura lo abrazo fuertemente y lo besó repetidas ocasiones en las mejillas. Adoraba a Daisuke más que a nada, él era su mundo entero.

-¿Qué deseas comer?- indagó mientras le acariciaba el cabello rebelde

-Quiero… Onigiris y pollo al curry.- contestó el con una sonrisa. Sakura se la devolvió pensando que debió haberse imaginado que el pequeño querría comer aquel platillo en especial, era su comida casera favorita. Tras una sesión de sonoros besos, Sakura se despido de su hijo y caminó directamente a la cocina.

Quince minutos después ya tenía las bolas de arroz listas y el curry en una sartén cociéndose lentamente, solo faltaba que el pollo fuera agregado y la cena estaría lista en cuestión de treinta minutos.

Sakura cortaba el pollo en cubos cuando escucho como la puerta principal era abierta. Su cuerpo se tenso inevitablemente y le echo una rápida mirada a su reloj de mano pensando desesperadamente que Sasuke siempre se aparecía luego de las nueve de la noche, cuando se le ocurría llegar a casa temprano. Eran contadas las ocasiones en que llegaba a la hora de la cena.

-¡Papá!.- oyó a su hijo gritar y sus pasos al correr.

Sus manos empezaron a temblar levemente y el latido de su corazón se aceleró. Sakura se ordeno a si misma a relajarse y a normalizar su ahora irregular respiración, negándose a que Sasuke supiera lo que le sucedía.

Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, logró la calma que tanto necesitaba en aquel momento y siguió en lo suyo, tratando de mostrar naturalidad en cada acción. En esa ocasión no salió a su encuentro como siempre hacia y se quedo ahí terminando la cena.

Un par de minutos después, el peso de una mirada penetrante perforó su espalda. La pelirrosa cerró los ojos negándose a voltear, y controlo todas las sensaciones que hacían estragos en su cuerpo en ese momento y que siempre hacían sus acciones algo torpes. Respiró profundamente y termino de servir los platos ignorando como su corazón se había acelerado y como sus manos parecían temblar incontrolablemente.

Tardó un poco más de lo debido, pues sus movimientos habían pasado a ser mecánicos y había decidido tomarse más tiempo del necesario, prestando atención a detalles que normalmente ignoraba, mientras intentaba por todos los medios no sucumbir a los nervios.

En cuanto volteó, Sakura pudo notar que Sasuke aún se encontraba allí, de brazos cruzados, apoyado en el marco de la puerta y observándole fijamente.

Ella le ignoro y se encamino hacia la sala, pasando a su lado.

-Daisuke… ve a lavarte las manos, la cena ya esta lista.- anunció mientras se acercaba al comedor. El pequeño inmediatamente se levantó siguiendo su mandato, Sakura ordenó la mesa extendiendo perfectamente el mantel, y acomodando los cubiertos y vasos en sus respectivos lugares, luego mientras verificaba que nada le faltara, irguiéndose en su lugar, Sasuke volvió a aparecer. El peso de la mirada tan conocida era demasiado intenso, su espalda inevitablemente se tensó y Sakura tuvo que cerrar los ojos y obligarse a mantener el mismo ritmo en la respiración para que no supiera cuánto le afectaba.

Actuó con normalidad y se felicitó internamente por ello. Luego de verificar que todo estuviera en orden, simplemente dio media vuelta y entró a la cocina sin esperar ni un segundo, pasando al lado de Sasuke nuevamente y siguiendo de largo.

Por primera vez en su vida agradeció de corazón qué Sasuke no fuera comunicativo.

La cena fue relativamente relajada, Daisuke le hablo de su día en la casa Uzumaki con tanta emoción que eso inevitablemente le hizo relajarse. Sakura le escucho y aportó cuando el pequeño le hacía preguntas. Él estaba muy emocionado por tener a sus padres juntos y su actitud fue contagiosa.

Suspirando, Sakura volteo hacia su esposo, quien se había mantenido hasta el momento fuera de la conversación y le preguntó de su día recordándose a sí misma que había decidido seguir con su matrimonio con tranquilidad y eso incluía su actitud anterior hasta cierto punto, más sin embargo esta vez no espero su respuesta con ansiedad, ni sintió alegría alguna cuando Sasuke le respondió con más palabras de las usuales. Ya no podía seguir sintiendo que aquello era un matrimonio real, ni que Sasuke era un esposo de verdad.

Cuando terminaron de cenar, Daisuke se fue a la sala a ver la televisión y Sasuke desapareció en la segunda planta de la casa. Sakura recogió los platos de la mesa y los llevo a la cocina. Empezó a refregarlos intentando concentrarse de lleno en la tarea y dejando sus pensamientos de lado.

Lamentablemente la paz le duró pocos, pues cuando más distraída se encontraba, unas manos conocidas se posicionaron en su cadera abrazándole y pasándole de paso por el vientre. Su cuerpo se estremeció inevitablemente y la piel se le erizo por aquel toque tan familiar, Sasuke le dio la vuelta rápidamente tomándola por sorpresa y la levanto poniéndola sobre el lavadero y posicionándose entre sus piernas. Luego la miro directamente a los ojos hasta que ella se sintió temblar.

-¿Qué te pasa?- le pregunto directamente, sorprendiéndola. Ni en sus más locos pensamientos, Sakura pensó que Sasuke hiciera o dijera algo respecto a su lejanía, él nunca tomaba importancia de lo que hacía y ella había pensado por experiencias previas que en aquella ocasión también la ignoraría.

Salió bruscamente de sus pensamientos, cuando sintió como las manos del moreno acariciaban sus piernas y reprimió un suspiro que rogó por salir de su boca. Las manos de Sasuke recorrieron lentamente su silueta hasta detenerse en sus pechos y apretarlos suavemente por encima de la tela, era una caricia leve pero tan sensual y deseada para ella que nuevamente tuvo que hacer uso de toda su fuerza para reprimir un gemido y tratar de mantenerse cuerda.

El contacto visual aun se mantenía y ninguno de los dos parecía querer romperlo.

Nuevamente las manos de Sasuke volvieron a moverse bajando por su cuerpo, dibujando con delicadeza su cuerpo para posicionarse finalmente en sus muslos desnudos, Sakura puso sus manos en el torso de él y al contrario de lo que Sasuke creía que haría, lo aparto de su cuerpo con suavidad y bajó del lavabo.

-No tengo nada… es solo que, no me siento bien.- dijo volviendo a lo suyo, Sasuke gruño por lo bajo y se alejó sin agregar nada, Sakura escucho sus pasos al salir de la cocina y sus ojos ardieron mientras las lágrimas que reprimía tercamente, nublaban su vista. Se negaba a llorar, suficiente lo había hecho por ese día.

Firme a su palabra, Sakura se dijo a sí misma que doliera lo que doliera iba a cumplir su promesa. No dejaría que él la volviera a tocar nuevamente.

Cuando hubo terminando con la tarea de limpiar los trastos de la cena, Sakura salió de la cocina adentrándose hacia la sala y apagando la televisión. Se acerco al sofá y se encontró a sí misma observando con ternura a su pequeño tesoro. Daisuke estaba profundamente dormida y se veía tan adorablemente lindo que el corazón se le lleno de amor. Poniéndose de cuclillas, la mujer se apoyó en el sofá cruzándose de brazos sobre él aun sin dejar de observarlo.

Lo admiro por un par de minutos acariciando suavemente los cabellos oscuros que cubrían sus ojitos cerrados y luego lo agarro en brazos con cierta dificultad y se encamino a las escaleras.

Sasuke había desaparecido tras el encuentro en la cocina y ella no tenía intención de buscarlo para que lo ayudará con Daisuke por lo que decidió hacerlo por sí sola.

Subió cada escalón con sumo cuidado y se dirigió a la habitación de su hijo, una vez dentro lo acomodo en la cama con delicadeza. Sakura sonrió algo cansada, cada día Daisuke crecía mas y mas, y ya no era tan fácil cargarlo, su espalda se aquejaba ya.

Se arrecosto en la orilla de la cama apoyando su espalda en la pared y acaricio el cabello negro de su hijo, decidiendo quedarse ahí, no deseaba por nada del mundo ir a la habitación que compartía con Sasuke

Dando un suspiro fijó su mirada en su pequeño y lo observo hasta que inevitablemente sus ojos se fueron cerrando y sin quererlo cayó en un profundo sueño.

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Sakura frunció ligeramente el entrecejo y abrió los ojos lentamente mientras un pequeño bostezo escapaba de sus labios. Se reincorporó lentamente lanzando un quejido al sentir una leve punzada en la parte trasera de su cuello. La pelirrosa se irguió en la cama pestañeando continuamente intentando despegar de a poco el letargo y ver un poco mejor a pesar de la falta de luz, pues era aun de noche. La cobija resbalo de su torso en cuanto se sentó derecha y Sakura la miro extrañada, no recordaba haberlos arropado a ambos.

Ignoró el insignificante detalle, diciéndose que probablemente lo había hecho cuando estaba medio dormida y se levanto de la cama con cuidado de no despertar a Daisuke.

Se acercó a la puerta y evitando hacer el mínimo ruido salió, recorrió el pasillo de la misma manera y bajo las escaleras en la oscuridad, caminando de puntillas y con los pies descalzos. Sakura cruzó la sala con el objetivo firme de buscar un vaso de agua para calmar la garganta seca, pero su cuerpo se paralizo en la entrada la puerta cuando vio una silueta muy conocida para sus ojos, Sasuke se encontraba aún lado del refrigerador tomando de un vaso.

Sakura tragó grueso sintiendo calor en las mejillas. La luz de la luna que se filtraba por la ventana daba de lleno en el cuerpo del moreno dibujando sombras en los músculos de su pecho y brazos desnudos, Sasuke vestía solo unos bóxers negros que le quedaba de maravilla y Sakura comprendió en aquel momento que nunca existiría para ella hombre más guapo que el Uchiha.

Rogó por qué no la viera y sobre sus pasos muy lentamente retrocedió hasta que la mirada oscura se topo con la suya haciéndola paralizar. Aquellos orbes ónix parecían brillar en la oscuridad observándola fijamente. Eso hizo que un escalofrío recorriera su columna vertebral erizando los vellos de su espalda. Sakura se ordenó a si misma a moverse, llorando internamente al verle acercarse, pero su cuerpo caprichoso no respondía y la ansiedad la abrigo cuando unos segundos después lo tuvo finalmente frente a ella. Sasuke se detuvo a unos escasos centímetros de su cuerpo y su respiración le movió ligeramente los cabellos haciéndola estremecer. Respingo, cuando las manos grandes y ásperas de él se posicionaron en su cintura, elevándola como si no pesara nada.

Sakura siempre encontraba fascinante su fuerza, el como Sasuke tenía tanta facilidad de envolverla y levantarla entre sus brazos como si ella tuviera el peso de un pluma, liviana y pequeña. Por mero instinto o puro masoquismo, rodeo la cadera del moreno con sus piernas y no supo más después, pues solamente sintió su espalda chocar contra una pared y como las manos de Sasuke bajaron por sus muslos acariciándola con suavidad gracias al diminuto short, Sakura suspiro interiormente cuando aquellas manos tan gustosas empezaron a recorrer su piel llegando a sus rodillas y subiendo nuevamente hasta coger entre ellas las mejillas de su trasero apretándolo con delicia, Sakura mordió su labio inferior reprimiendo cualquier sonido que reclamara por salir de su boca, aun sin romper el contacto visual con él.

El moreno la observaba fijamente al tanto de cada uno de sus gestos. Su mirada bajo a sus labios cuando ella empezó con aquella acción, siempre se le antojaba tan sensual verla morderse los labios, aquel actuar tendía a elevar fervientemente su libido.

Aprovechando la posición en la que la tenía, con las piernas abiertas y él entre ella, Sasuke se restregó contra su centro haciéndole sentir su erección, observó fijamente como Sakura cerraba los ojos y apretó su trasero apetecible empujándola contra su cuerpo y haciendo que sus sexos entraran en un mayor contacto. Sakura tembló entre sus brazos e inevitablemente una sonrisa se formó en sus labios. Aún sin romper el contacto de sus cuerpos, Sasuke la apretó contra la pared deseando hacerla sentir más de sus sexos. Sus manos viajaron hasta los pechos de su mujer envolviéndolos inmediatamente con ambas y apretándolos por sobre la ropa, la suavidad de su carne le volvía francamente loco. La cadera de la pelirrosa se movió sobre su erección, de manera circular y Sasuke frunció el ceño, detestando como eso le lograba calentar a niveles insospechables y odiando aún más como ella ignoraba lo que un simple movimiento o gesto suyo causaba en él.

Sus manos se metieron bajo la camisa de Sakura recorriendo su plano abdomen hasta llegar a sus pechos los cuales estrujo sobre el sujetador. Ella suspiro arqueando la espalda y Sasuke se mantuvo parco, observando con atención su rostro y esos gestos excitados que tanto le gustaban. Apretó entre los dedos, sus pezones endurecidos, halándolos y cerró los ojos cuando Sakura se movió sobre él arqueándose nuevamente y meneandose sobre su ereccion que cada vez estaba más dura y caliente.

Sakura suspiro nuevamente agarrandose con fuerza a los hombros de Sasuke, odiaba como su cuerpo reaccionaba a él, a sus manos y a sus caricias. Cerró los ojos fuertemente ante las sensaciones tan placenteras que la embargaban y un nudo se formo en su garganta ¿Por qué lo amaba tanto?

En un minuto, los labios de Sasuke se encontraron con los suyos y su corazón se apretó contra su pecho, pues en aquel momento comprendió que Sasuke solamente la deseaba, no podía esperar más. Sakura hizo todo lo posible por no llorar aun cuando sus ojos ardieron queriendo soltar las lágrimas que inundaban su mirada. Puso sus manos en el pecho de su esposo y con toda la fuerza que tenía, lo alejo.

Trato de mantener el equilibrio cuando sus pies tocaron el suelo y llevo una mano a su pecho tratando de regularizar su respiración. Apenas habiéndose recuperado de la impresión de aquel asalto a sus sentidos, sintió un fuerte agarre en el brazo que la halo e hizo chocar contra el torso desnudo del moreno.

-¿Qué demonios te pasa?- exigió saber Sasuke en un tono furioso agarrándola de ambos brazos y obligándola a plantarse frente a él.

-Nada.- alcanzó a decir en un susurro mientras trataba de liberarse de si agarre. Sasuke frunció aun más el ceño y la arrincono contra la pared pegando sus cuerpos. Acercó su rostro a ella hundiéndolo en el hueco su cuello y aspirando su aroma con avidez.

-Te deseo tanto.- murmuro en su oído con voz ronca empezando a repartir besos en su hombro desnudo, incitando por el maravillo olor de su piel, Sakura cerró los ojos con fuerza al sentir sus vellos erizarse, su respiración se alteró y su centro se humedeció al ser seducida por los besos pecaminosos de Sasuke. Intentó centrarse evitando flaquear ante el asalto a sus debilidades, sabiendo de antemano que no podía dejar que Sasuke la siguiera tocando, por mucho que su cuerpo le necesitara, no podía hacer el amor con él cuando el sentimiento no era mutuo, cuando él se había acostado con otra, ante el solo recuerdo, su corazón sangro, y fue el mismo dolor lo que la ayudo a mantenerse firme en su decisión. Con toda la fuerza de voluntad que pudo reunir en ese momento, puso sus manos en el torso desnudo de Sasuke y lo alejo nuevamente.

-¡Pero yo no te deseo! ¡Ya no! grito y saliendo de la cocina empezó a correr.

Subió las escaleras rápidamente antes de que él reaccionara, pues sabía que en su orgullo herido era muy probable que la siguiera en búsqueda de una explicación. Sakura corrió hacia una de las habitaciones de huéspedes, encerrándose inmediatamente en la que estaba más alejada de la alcoba principal y de la Daisuke.

Respirando agitadamente y con el corazón galopando como si hubiera corrido una maratón, la mujer se apoyó en la puerta y con las piernas temblorosas se fue deslizando lentamente por la puerta hasta terminar sentada en el piso. Su pecho subía y bajaba apresuradamente, y la adrenalina recorría sus venas.

Sakura suspiro, dejando que todo se asentara en su cabeza, y fue entonces, que pasados unos minutos, tomo conciencia de la situación y empezó a llorar, nuevamente por él.

Lo único que quería era que Sasuke la amara a ella y a su hijo, eso es lo único que pedía de él y que lamentablemente jamás podría tener. Su corazón.

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Tanto tiempo te espere

Tantas noches te soñé

Solo en sueños te bese

Y en tus labios me quede

Pensando que serias para mí.

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FIN DEL CAPÍTULO


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