Malfoy en contra de Granger

Felices fiestas ^^


Ese día, Malfoy tenía algo distinto que todos notaban al caminar. Parecía comportarse de forma amable y no reaccionaba ante ningún insulto que, normalmente, los Gryffindors solían gritarle en cuanto lo veían pasar. Más bien, parecía relajado, tranquilo. En cambio Hermione, parecía tener problemas de irritabilidad.

Trataba de responder mal a todo lo que le molestaba, pero pasaba mucho tiempo disculpándose y pidiéndole perdón a todo el que la pisara, al todo al que insultaba. Incluso al profesor Snape, cuando pensaba quejarse por el cinco que le había puesto, y tuvo que retractarse.

Pero parecía que el joven tenía más facilidades que ella. Iba a perder y aún no sabía por qué, él trataba de ayudarle o cuáles eran las penitencias, por perder lo que él estaba buscando. Conocía la penitencia por perder la tonta apuesta, pero no por decepcionarlo.

Trató de ser ruda. Ron le rogaba que le ayudara con la tarea y luego de decir dos no, al tercero dijo un: "sí".

¡Era mala para ser mala! No entendía el por qué. Solo había sido mala cuando Ron se dirigía a ella con comentarios desagradables, que herían su autoestima. Y tenía mucho tiempo sin hacerlo. Sin criticarla.

— Ron ¡insúltame!

Ron la observó con curiosidad, confundido.

¿Para qué la iba a insultar?

— Ron, dime el peor insulto que se te ocurra. De la peor forma que desees llamarme. Lo que más odies de mí.

Ron se encogió de hombros y sonrió suavemente. Un par de insultos que tenía en mente. Negó con la cabeza, diciéndose que esa era una idea estúpida, pero que así Hermione lo estaba esperando.

— Eres tan chillona como mamá y tan fastidiosa como ella, a veces. Eres una traga libros y no tienes nada mejor que hacer, porque no tienes vida social. Te escudas en los libros, para que nadie vea lo que realmente sientes y no tener que involucrarte. A veces me gustaría que participaras más y dejaras a tus adorados libros en paz. En su estante.

Eso sí que había dolido y ofendido. Lo miró, arqueando una ceja y él, se encogió de hombros.

Antes de poder decir otra cosa, algunos niños de primero, habían salido despavoridos porque una gran cantidad de hojas habían salido por los aires, por la dama gorda. Y un par de gritos estremecedores, también.

Hermione estaba de pésimo humor y parecía que conseguiría su cuota en la apuesta. Draco había escuchado que nadie podía hablarle a Hermione Granger, porque parecía ladrar lo que sentía. Como si se tratara de un enorme sabueso.

Estaba orgulloso de su creación. Con una sonrisa, se detuvo junto a ella en la biblioteca. Parecía que su trabajo al final daba frutos y podía sentirse identificado con lo que en realidad esperaba de ella.

Que se independizara.

— ¿Problemas?

— Sí ¡y muchos!

Draco sonrió y se dijo que le iba a tomar mucho tiempo, acostumbrarse a su nuevo yo. Que debía hacerlo pronto o de lo contrario, el tiempo se acabaría.

¿Para qué? Sólo él lo sabía y por ese tiempo, lo seguiría sabiendo.

— ¿Y cómo se siente?

— ¿Qué cosa?

— Ser agresivo.

Hermione suspiró y meditó. ¿Cómo se sentía? Como si hubiera soltado un enorme dragón dormido y éste, le hubiera calcinado la mitad de las torres a Hogwarts. Literalmente hablando. Así de liberador.

— Liberador. ¿Y a ti, ser bueno?

— Pues algo menos que liberador, pero de igual forma. Supongo. No te rindas o voy a ganar esta apuesta y no te gustará.

No. No se iba a dejar vencer. No por alguien como Draco Malfoy. Ahora que había aprendido a molestarse, a quejarse...

Lo continuaría practicando. No veía ningún problema en intentarlo. Si todos podían, ella también lo conseguiría.