"De los caballeros y otros demonios"

Disclaimer: Ninguno de los personajes que aquí se mencionan de Saint Seiya me pertenecen. Son única y exclusivamente de Masami Kurumada.

Cualquier parecido con la realidad es puuuuuuuuura coincidencia.

Warning:[Lenguaje obsceno][Hetero][Lemon] [MuxOc] [MiloxShaina]


CAPITULO 4

¿Quién de vosotros no ha pecado nunca? ¡Qué venga aquí y arroje la primera piedra!

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-Yo creo que ya estiró la pata—comentó Ikki, caballero dorado de Fenix, después de pincharle la barriga con un lápiz al caballero lemuriano y ver que no hubo respuestas.

Los caballeros dorados y los desocupados caballeros de bronce se encontraban en los aposentos de Mu, preocupados por el estado crítico de salud del pelilila. Hubo un murmullo general, como temiendo aceptar lo que Ikki confirmaba.

Bambino- se dirigió Death Mask hacia Kiki, rompiendo con el incómodo silencio -Bienvenido al mundo de los huérfanos—

-¡Death Mask! Eso fue muy cruel—reprendió Afrodita. Luego se dirigió al pequeño y le sobó los cabellos–No te preocupes Kiki, ahora Mu está con Buda en su santa gloria—

-La muerte no es el fin de todo, es el comienzo del siguiente paso—el caballero budista alzó el rostro con arrogancia. -Las flores nacen, después se marchitan. Las estrellas brillan, y algún día se extinguirán. Esta Tierra, el Sol, las galaxias, y hasta el mismo Gran Universo algún día también se destruirá y con el tiempo, la reencarnación…

-¡Pasaran mil años hasta que mi maestro reencarne y cuando eso pase todo el universo ya se habrá extinguido!—el pequeño Kiki hizo pucheros antes de estallar en llanto - ¡Hasta Santa Claus se habrá muerto! ¡BUAAAAAAAAAA!—

Los hombres taparon sus oídos al oír los aullidos del pequeño pelirrojo. Y al parecer nada lo hacía calmar.

-No llores chaparro… ¡Tienes que ser varón!—gritó Aldebarán con voz de trueno, mientras una pequeña lágrima se escapaba traviesa de su ojo derecho.

-Pero si tú estás lloran…

-¡Tienes que ser varón!—repitió el caballero, empuñando las manos con fuerza. Tembló, en un vago intento por mantenerse impasible. Pero detrás de ese musculoso cuerpo, había un corazoncito blando – ¡Aaaaaaaahii tan bueno que era! ¡Muuuu ¿porqueee te fuisteee?—aulló a viva voz, logrando que Kiki volviera a llorar. Inmediatamente se unió Shiriu al grupo de magdalenas adoloridas.

-¡¿Porqueee se muriooo?—lloraba a moco tendido el pequeño pelirrojo. Ikki se acercó y le colocó una mano en la cabeza, intentando calmarlo.

-Porque si Mu estuviera vivo, tu serias feliz… y Buda no quiere que seas feliz—razonó el caballero, mirando de reojo a Shaka y notando que éste fruncía el ceño. Cabe anotar que su comentario no logró aplacar la tristeza del pequeño.

-Hay que pensar en qué escribirle en su epitafio—tomó la palabra el caballero de escorpio, ignorando los alaridos que amenazaban por tumbar la casa entera –Algo así como 'Aquí yace un santo que hizo el Mal y lo hizo bien'- y después de haberlo dicho, soltó una estruendosa carcajada maliciosa. Todos lo observaron con confusión.

-Ese epitafio no le queda. Mu era mas santo que Jebús- comentó Kanon –Todos aquí hemos pasado por episodios de maldad, orgias de sexo y alcohol y tabaco y cannabis…

-¿No deberías excluir al caballero de virgo?—preguntó un inocente Hyoga.

-Tss tss tss—rechinó con los dientes Kanon, dándole una leve palmadita al hombro del rubio –Cachorrito, después de haber visto a Shaka en un 'supuesto' éxtasis divino inducido por Buda mediante una planta de 9 hojas, cantando a todo pulmón 'Sunshine, sunshine reggae…don't worry, don't hurry, take it easyyy', créeme que fue el primero al que taché de mi lista de santidad.-

-Te oí—se quejó el rubio, que parecía ajeno a la conversación.

-¡Pfffff! ¡Santo mis calzones! -– Milo sonrió, volviendo al hilo de la conversación -Yo creo que Mu tenía la mente mas cochina de todos y también el expediente mas cargado—dejó las palabras en el aire para que fueran carcomiendo el pensamiento de los presentes.

-Mmmm… con esa cara de 'YoNoFui' de seguro nos engañó a todos. –tomó la palabra el caballero de Cancer- Y quien sabe con cuantas mujeres…

-Hermosas mujeres—recalcó Milo

-Eso, con cuántas hermosas mujeres se habrá revolcado el lemuriano—concluyó Death Mask con pose pensativa. –Y sin compartir-

-Yo opino que por habernos engañado todo este tiempo, deberíamos repartirnos todas sus pertenencias…- concluyó Saga, con una inocencia pésimamente fingida.

-¡Yo quiero su Ipod!—gritó Shiriu entre sollozos, brindándole un pañuelo con un dragón bordado a Aldebarán.

-Y yo las películas de Harry Popper…- dijo el idiota de Seiya [N/A: Perdón, no pude evitarlo], que apareció con una bolsa de papitas en la mano – ¡Ah! Y también estas papitas que encontré en el refrigerador-

-¡Ya cállense! ¿En donde quedó el respeto, caballeros?—aulló muy indignado Dohko, el cual entraba en ese momento a la habitación. Todos los presentes silenciaron, sintiéndose apenados. El anciano paseó la mirada por cada uno de los rostros de sus compañeros, recriminándolos por ser tan insensatos. Después de un amplio silencio, carraspeó –El Ipod es mío—

Los ilustres caballeros empezaron un ameno y cordial diálogo (nótese la ironía) para definir quien se quedaría con el Ipod de Mu. En la primera casa del santuario un concierto de provocaciones, insultos, groserías, calumnias y sollozos alertaban a toda Grecia.

-Silencio…- susurró Shaka, pero la algarabía no cesaba. –Silencio—volvió a decir, en un tono bastante alto. Una vena se formó en la frente del rubio. – ¡SIIIIIIIIILEEEEEEENCIOOO!—

-… Ya les dije que no pienso esperar a que se muera el ciego cara de Barbie para robarme su…- la única voz que resonó fue la de un tonto e inocente Seiya, el cual no había hablado en toda la reunión, pero ahora que lo hacía definitivamente había metido la pata. –Uhm… este… ¿se me chispoteó?-

Camus había permanecido ajeno en toda esa charla, así que antes de Shaka le dedicara un TenbuHorin a Seiya, decidió hablar ahora o callar para siempre. Elementalmente no le importaba la vida de ese descerebrado, pero había una prioridad mayor y era Mu.

-¿Es que acaso no tienen vergüenza, partida de tarados?—Camus movió la cabeza, en gesto de desaprobación y reproche -¿No entienden que aquí hay un niño presente?-

-Ya oíste Seiya—comentó Shura –Lárgate-

-Lo digo por Kiki—rectificó Camus, suspirando hastiado. Los caballeros agacharon el rostro avergonzados, sin saber que decirle al pequeño lemuriano que los miraba a todos con lágrimas en los ojos.

-No te preocupes Kiki, te apuesto a que dentro de una semana el Patriarca hará hasta lo imposible por resucitarlo—el caballero de Leo le dedicó una tranquilizadora sonrisa al pequeño, logrando calmarlo.

Sin embargo, algo insólito ocurrió: el supuesto caballero muerto empezó a moverse en su lecho.

Todos se acercaron rápidamente y lo rodearon. Mu fue abriendo lentamente los ojos, sin embargo un taladrante dolor de cabeza lo obligó a volver a cerrarlos. Tenía sensibilidad a la luz, la boca reseca por un amargo sabor. Sentía como si tuviera una resaca espantosa. Después de acostumbrarse a la luminosidad, se sorprendió al ver tantas caras inspeccionándolo de cerca. Arqueó las níveas cejas, confundido.

-¿No se suponía que estabas muerto?—Kanon rompió con el incómodo silencio. Mu lo observó mas desconcertado que antes.

--Nooo estaba muerto, andaba de parranda—cantó Milo, moviendo las manos como si estuviesen tocando un timbal imaginario.

-¡Maestro!—Kiki chilló, tirándose encima del pecho del hombre. Mu ahogó un gemido al sentir el peso del chiquillo sobre su adolorido cuerpo. -¡ESTÁ VIVO!—brincó el niño, ignorando el dolor que su maestro sentía en esos momentos.

-¿Quien fue el idiota que afirmó que Mu estaba muerto?—preguntó Aioria y todos observaron a cierto caballero de bronce.

-¡Hey hey!—se quejó Ikki –No tengo la culpa de que ustedes me hallan creído. Yo ni siquiera soy médico—

-¡Mu, di algo!—Aldebarán se acercó a la cama y alzó a Kiki por el cinturón de sus pantalones, bajándolo del pecho del pelilila. Mu iba a agradecerle por quitarle aquel peso que le oprimía los pulmones, sin embargo no pudo hablar pues el caballero de Tauro lo zarandeó violentamente con sus musculosos brazos -¡Oh meu deus![1] ¡Le cortaron la lengua!—

-¡Alde! [N/A: que confianzudo ¬¬]—chilló Afrodita – ¿Cómo pretendes que hable si lo estas meneando como yema en licuadora? ¡Suéltalo o se nos va a morir otra vez!—el andrógino caballero le retiró las manos al brasilero de los lastimados hombros de Mu.

-¡Que no estaba muerto, andaba de parranda!—repitió el caballero de escorpio, cruzándose de brazos. –Odio cuando no entienden los chistes…—

Por su parte, Mu estaba lo bastante atónito como para hablar. Después de sentir todas las miradas nuevamente posadas sobre él, se llenó de aire y a pesar del sabor amargo en su garganta y las nauseas que lo invadieron, se propuso a hablar.

-¿Qué hacen todos aquí?—

-Bueno, estábamos pensando en donde hacer tu funeral, pero ya que no estás muerto, te contaremos la versión de los hechos, a ver si te ubicas— contestó Death Mask tan dulce y sensible como siempre.

Kanon empezó a contarle detalladamente que después que se había ido la luz, fue hasta su casa a pedirle que activara la planta de reserva, notó que algo andaba mal ya que no sentía su cosmos y que al requisar su casa lo encontró en el baño desnudo, dentro del jacuzzi, lleno de arañazos, hematomas y moretones en casi todo el cuerpo.

-Por cierto, eso fue hace 3 días—añadió Aioria. Mu sintió que en cualquier momento se desmayaría de lo desorientado que estaba.

"¿3 días?"

-Mu, queremos saber que fue lo que pasó exactamente—Saga se acercó a él -¿Quién es el enemigo ahora?-

Mu permaneció en silencio unos segundos. Reparó en que sus brazos y su pecho desnudos estaban llenos de zarpazos bastante evidentes. Cerró los ojos y la imagen de Lilit impregnó hasta el último rincón de sus pensamientos con su aroma, su sensual danza y su fino tacto. Nunca imaginó que esa imagen iba a ser una de esas huellas imborrables que lo asaltarían y le alterarían levemente el fondo de su respiración.

¿Qué debía decir? No podía contarles que el enemigo era una erótica demonio. Pero tampoco quería mentirles. Aunque por otro lado, Lilit no representaba ninguna amenaza para el santuario.

-Yo…- balbuceó un poco, intentando ganar tiempo para que una buena y creíble excusa llegara a su mente a tiempo. Carraspeó –Estaba probando un nuevo ataque… creo que me excedí un poco—

Los caballeros arquearon las cejas, incrédulos.

-Maestro…- Kiki se sentó en el borde de la cama -¿Peleó con algún gato montés? Mírese nomás… está arañado de pies a cabeza—comentó con bastante inocencia el pequeño, logrando que los demás caballeros lo observaran con desconfianza. Mu tragó saliva con dificultad, mientras una risita nerviosa se escapaba de su boca.

"¡Me lleva la que me trajo!"

-Mu, ¿seguro que solo fue eso?— preguntó Saga -¿Te peleaste con un gato montes?—

-No…-

-¿Entonces?—Aioria señaló con un ligero movimiento los zarpazos en el brazo del pelilila.

-Cosmos—contestó rápidamente el caballero de Aries –Fue mi cosmos—

-¿Tu propio cosmos te arañó?— replicó el caballero de Leo.

-Ajap, y mi cosmos me golpeó con un guante de boxeo— comentó con burla Ikki, logrando que los demás observaran con incredibilidad a Mu.

-De hecho, eso podría ser posible—habló el rubio caballero de Virgo.

-¿Lo del guante de boxeo?—

Shaka giró el rostro hacia Seiya, frunciendo el ceño mas de lo normal a causa del tonto comentario–Si Mu estaba entrenando, es probable que al no poder controlar su Cosmos éste halla sido repelido y por lo tanto lo hubiera auto-atacado, causando esas heridas—

-¡E-eso es!—Mu sonrió nuevamente, presa del nerviosismo. Agradeció mentalmente a todos los dioses el comentario del caballero budista. Inconscientemente le había salvado el pellejo.

Un par de comentarios evasivos, miradas recelosas y buenos deseos de recuperación, y los caballeros salieron de la casa de Aries no muy convencidos por la explicación de Mu. De todos modos, lo importante era que Mu se encontraba consciente.

-Saga...- Kanon llamó la atención de su gemelo, mientras hablaba despacio para no ser escuchado por nadie -¿Deberia decirle a Mu que su baño olía a sexo post-orgía?-

Saga negó con la cabeza -Vamos a guardarle el secreto. Mas tarde vemos como lo chantajeamos- rieron maliciosamente y se perdieron de vista.

Al final solo quedaron en la habitación un sonriente caballero de Escorpio y Camus.

-¡Caramba! ¡Que polvo tan violento te echaste para quedar exhausto por 3 días! – carcajeó Milo, logrando que el color de piel de Mu palideciera mas de lo normal.

-¿Perdón?-

-No me hagas caso, hombre. Que bien que ya te recuperaste… - El peliazul le dio unas leves palmadas en el hombro, a lo que Mu se quejó un poco por el dolor -Por cierto, esos zarpazos de gatúbela se quitan con aloe y manzanilla—

Mu observó sorprendido a Milo. Sabía que aquel hombre era de aquellos que no se guardaban las cosas y su burla iba mas allá de la casualidad, era demasiado evidente. ¿Acaso Milo presenció la escena con Lilit?

El caballero de Escorpio notó que Mu lo escudriñaba con la mirada, así que dio media vuelta para dirigirse a su acompañante.

-Vámonos Camus, no valla a ser que a Lilit le den ganas de corromper a Mu y no quiero ser un estorbo—

La quijada de Mu cayó al suelo y sus ojos se desorbitaron.

- ¿Q-que dijiste…?

Sin embargo Milo ya se había marchado, tan rápido como soltó la lengua. Mu sintió una gota helada corriendo por toda su espina dorsal y ladeó levemente la cabeza, clavando sus ojos verdes en el caballero de hielo que aún permanecía a su lado.

- ¿T-tú sabías que esto pasaría, verdad Camus?-

- Te mentiría si te dijera que no— Camus asintió con su estoica mirada glacial -Pero 'traté' de detenerlo-

-Lo cual significa que no hiciste nada, cierto?—recriminó el ariano.

--Oui...—asintió sin mucho remordimiento -¿Para que me esforzaba si de todas formas iba a ignorarme?—

El caballero de Aries meditó unos leves segundos.

-Sabia decisión—concluyó –-Sabia decisión-

-¡Por supuesto que fue una sabia decisión!—desde afuera de la habitación gritaba Milo, que al parecer no se había ido del todo – ¡Gracias a mi influencia, Mu se volvió hombrecito!-

-Te agradecería que fueras más discreto con tus comentarios— respondió el caballero de Aries.

-¿Y que si no?—chilló Milo, desafiante.

-Quedará en tu conciencia el haber tachado mi buen nombre—replicó el lemuriano. Vio que Milo se asomaba a la habitación, con expresión escéptica.

-¿No piensas chantajearme? Si serás tonto Mu, debiste ofrecerme dulces o drogas o algo así…—el escorpiano se encogió de hombros y se perdió de vista.

Mu tomó aire con fuerza para gritar y exigirle un poco de respeto, pero Camus negó con la cabeza, llamando su atención.

-Es una pérdida de tiempo discutir con Milo. Te lo digo por experiencia—el peliazul dio medio vuelta para irse, y cuando estuvo en el umbral de la puerta volteó la mirada hacia Mu -Felicidades—

-¿Por qué?—lo miró confundido el hombre de cabello Lila. Camus se encogió de hombros

–Por convertirte en Bar Mitzvah [2] — y dicho esto, salió de la habitación, dejando a un sonrojado caballero.

"Si supieran…" suspiró y cerró los ojos. Debía concentrar su energía ahora para poder regenerar su adolorido cuerpo. Ya después le preguntaría a Milo cómo diablos sabía de la existencia de Lilit. O mejor no le preguntaría, no quería ni imaginar a un burlón caballero exigiendo que le contara su encuentro íntimo con lujo de detalles.

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-¡Pero la toqué!—el caballero de Escorpio se paseaba por toda la habitación. La criatura de alas demoniacas lo observó con desconfianza –Le agarré las tetas y ella me agarró el paquete y...-

-Y eso no sirvió para nada—lo cortó tajante Lilit –No cumpliste con esa sencilla misión—

-¡Claro que si!—protestó un indignado Milo –Si cumplí con la misión, sólo que sustituí a la virgen por otra—

-Idiota—la mujer negó con la cabeza -Solo era útil la energía de la doncella, no de la impura—dijo aludiendo a Shaina.

-Bueno, pero la energía 'física' de la impura fue muchísimo mejor. Si vieras lo bien que me respondió…- Milo notó que la mujer meneaba la cabeza y botaba un suspiro de impaciencia. El peliazul mordió sus labios y gruñó por lo bajo –Está bien… lo admito… fallé—el hombre tragó saliva – ¡Pero fue solo por esta vez! Yo siempre cumplo mi palabra, sobre todo si hay mujeres de por medio…— Milo calló al escuchar una risa por parte de Lilit. Era la primera vez que la escuchaba. No era burlona, ni sarcástica, ni malvada, era una risa… sincera.

El caballero de Escorpio aprovechó el momento de confianza para decirle a Lilit que no deseaba dejar la orden de Athenas. Aunque sería muy interesante acompañarla en sus travesuras y 'misiones', pertenecer al santuario era un sueño que había deseado desde que tenía uso de razón, y no quería dejarlo todo tirado para hacer algo que normalmente lograba con mucha facilidad por naturaleza.

Lilit respetó su decisión y mantuvo su oferta intacta por si decide cambiar de opinión algún día.

-Si decides aceptar, invócame—dijo ella. Milo torció la boca en una semi-sonrisa coqueta

-¿Puedo invocarte aunque no precisamente para hablar de la oferta?-

-No—cortó tajante

- ¬¬ ¡Que aburrida!—exclamó el peliazul y se arrepintió de haber dicho aquello, pues temía que Lilit se enojara. Sin embargo notó que la mujer ni siquiera se inmutó por el comentario. Se dio cuenta que su piel brillaba con un bonito tono dorado, tenía los ojos mas vivaces y su actitud inspiraba frescura. Incluso, nunca pensó que respondería tan bien… pensó que aquella súcubo lo castigaría por no darle energía suficiente a Aiperos, pero al parecer a la mujer no parecía importarle el motivo de su visita al santuario.

La observó unos segundos hasta que brincó en su sitio, al recordar algo.

-TE TIRASTE A MU, CIERTO?—Milo la señaló acusadoramente con el dedo índice –Lo encontraron en su habitación casi muerto. Dime… ¿Porqué EL y no YO?—chilló el peliazul, cruzando los brazos.

-Te lo he dicho mil veces, tu alma y tu mente es muy sucia- la mujer suspiró -La de Mu no- comentó con un tono suave, mas propio de un gemido de excitación. Milo la miró con curiosidad.

- ¿Y que tal tiraba? Porque Mu se ve muy tímido… Apuesto mi hígado a que te dejó a medias y tuviste que fingir un orgasmo para no hacerlo sentir mal, cierto?—preguntó con sorna.

-Por supuesto que no—respondió a la defensiva - Pude obtener bastante energía con toda la semilla que derramó- la chica sonrió. Milo también sonrió, era algo difícil encontrar mujeres que hablaran tan abiertamente de su vida sexual… aunque bueno, Lilit no era humana.

-Te puedo asegurar que mi semilla es mil veces mejor… ¿segura que no quieres probar, ricura?—

- No gracias. No serias muy rentable que digamos…- Lilit se acercó al ventanal de la habitación del caballero, tomando un brinco para quedar de pie, dispuesta a irse-Si a mucho, la energía que obtendría de ti apenas me serviría para peinarme el cabello.-

-¿Cómo puedes decir eso, si ni siquiera me has probado?— preguntó muy indignada el peliazul.

- No necesito hacerlo… ya me basté bastante de las semillas que desperdiciabas cuando eras un adolescente—la demonio sonrió con malicia y desplegando sus alas se marchó lejos. Milo aún continuaba viendo al infinito con un marcado sonrojo en sus mejillas.

"Auch…"

-Condenada— Milo se encogió de hombros, decidido a ignorar aquel comentario que lo había herido en lo más profundo.

Caminó hasta la entrada de su templo al sentir un cosmos bastante conocido por él. Allí lo estaba esperando Shaina vestida de manera informal con un vestido violeta que dejaba al descubierto sus hombros y largas piernas. Aún portaba la máscara.

-¿Ya estas listo para el concierto de Celine Dion?—comentó la peliverde, mirando el reloj de su muñeca.

-¿Quién diablos es Celine Dion?— preguntó confuso el caballero de Escorpio, como si le estuvieran hablando en otro idioma. Notó entonces, cómo Shaina apretaba los puños y se remangaba las mangas del vestido. No tenía que ser adivino para saber que aquella mujer estaba enojada.

Y Milo no entendía el porqué.

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[N/A]

[1] ¡Oh meu deus!: Oh mi dios en portugués

[2] Bar Mitzvah: En la tradición judía, varón que ha alcanzado madurez.

¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado! Ya se que prometí no demorarme mucho con la publicación del fic, pero como me fui de viaje se me hizo medio dificil la subida jejeje.

¡Bienvenido 2011! Y como dije al principio: "El que esté libre de pecado, que me tire la primera piedra"