Twilight pertenece a Stephenie Meyer y Blood Lines a Windchymes, quien me ha dado el permiso de traducir su historia.

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Afuera la calle estaba en silencio pero estaba escuchando con cuidado los sonidos del trafico nocturno a la distancia – tratando de escuchar el sonido del Volvo yendo hacia a casa.

Miré el reloj, pero yo ya sabía – Bella había estado fuera por doscientos cuarenta y ocho minutos, solo por cuatro horas. Y yo había estado preocupado por cinco.

Abbey resopló y emitió un suave gemido de sueño mientras yacía acurrucada contra mi pecho en la oscuridad.

"Ssh, está bien, estará pronto en casa." Pasé las manos sobre su espalda, sintiendo como subía y bajaba su pequeño cuerpo al respirar. "No será mucho tiempo." No debería ser mucho.

Sabía que las palabras eran para mi beneficio, no para el de Abbey – ella había estado dormida desde que Bella se había ido, pero un pequeño grito en su sueño me había hecho tomar mi libro e irme a su habitación. Ella se había calmado tan pronto como acaricié su mejilla, pero la tomé de todos modos y la traje de vuelta a nuestra habitación para que durmiera conmigo. Me dije a mi mismo que era solo en caso que se removiera de nuevo.

Pero si era honesto conmigo mismo, y que ocurría más a menudo ahora, la presencia de Abbey en mis brazos me hacía sentir más cerca de Bella y aliviaba mi preocupación.

Bella estaba cazando sola por primera vez.

Esa sería una dificultad mientras estuviéramos en Chicago sin familia…no había nadie más para que se quedara con Abbey por lo que tendríamos que cazar en solitario.

Bella había cazado solo unos pocos días antes, la noche anterior a que viajara aquí, pero el concierto de Navidad era mañana y ella estaría de pie en una plaza llena de miles de humanos. Probablemente no necesitaba cazar de nuevo tan pronto, pero ella lo veía como una precaución.

"No debería faltar mucho," susurré de nuevo…solo en caso de que Abbey preguntara.

Cuatro horas realmente no era mucho. Ella tendría que conducir por lo menos una hora, posiblemente más, para encontrar un lugar suficientemente remoto para cazar. Luego tendría que localizar su presa. Probablemente serían ciervos, por lo general le tomaba cerca de cuarenta segundos derribar uno, aproximadamente tres minutos para drenarlo, dependiendo del tamaño. Por lo tanto, eso da cuatro minutos por ciervo, y ella quizás solo querría tres o cuatro, dejando diez minutos entre cada uno, luego otra hora de vuelta más o menos.

"No debería faltar mucho."

Eran las diez con dos minutos, ella había estado ausente por doscientos cincuenta minutos.

Sabía que estaba siendo ridículo. Sabía que nada le pasaría. Ella era una poderosa predadora, no había humano o animal que pudiera hacerle daño. Sus sentidos y reflejos eran agudos por lo que los accidentes de tráfico eran virtualmente imposibles. E incluso si ella tenía un accidente no saldría herida. A menos que el vehículo estallara en llamas, y luego…

No, esos escenarios eran todos de novelas de espías para Hollywood. Bella no corría ningún riesgo.

Pero aún así…estaba preocupado. Ella nunca había ido a cazar sola.

Y si se cruzaba con un humano…

Sacudí la cabeza, tratando de alejar ese pensamiento. No debería ser un problema, ella trata con humanos casi todos los días ahora.

Pero no cuando estaba cazando.

Cerré los ojos y respiré hondo. Ella era fuerte, y no solo físicamente. Si se topaba con un olor humano se detendría como lo había hecho antes. Como lo había hecho en su primer día.

El progreso de Bella en su nueva vida era notable, pero no perfecto. Al principio, necesitaba cazar cada tres o cuatro días o se volvía nerviosa, errática e irritable, pero incluso entonces aun tenía mucho más control que cualquier otro recién nacido que hubiera visto. Y poco a poco el tiempo entre cazas se había alargado, el comportamiento errático comenzaba a disiparse, y había sido capaz de visitar a su padre brevemente en lo que habría sido su cumpleaños. Él la había abrazado y dicho que la amaba y que no importaba como estaba aun con vida, con tal de que ella lo siguiera estando. Fue el discurso más emotivo que le había oído decir, pero solo reflejaba el amor que siempre había estado en sus pensamientos.

Doscientos cincuenta y dos minutos.

Me preguntaba si había otros vampiros en el área de Chicago y lo que pasaría si Bella se encontraba con ellos. Sin duda ellos estarían curiosos, preocupados de que ella estuviera cazando animales, pero no había ninguna razón para que fueran agresivos. A menos que fuera alguien como James.

Gemí y me pasé la mano por la cara. Bella todavía tenía mucha de su fuerza de recién nacido, y ella era rápida, pero no más rápida que el promedio de los vampiros – no podía correr más rápido que yo. ¿Qué haría ella si se encontrara con una situación así? Tendría que luchar y ese ocurrente pensamiento envió una oleada de veneno en mi boca y lo trague mientras se disparaba mi instinto de protección.

Pensé en llamarla. Mi mano se acercó a la mesita de noche, pero me detuve. Si había un problema Alice lo vería, tendría que oír algo.

Estaba siendo ridículo. Solo habían pasado doscientos cincuenta y cinco minutos.

Acaricié la mejilla de Abbey. Su piel estaba comenzando a perder parte de su suavidad aterciopelada, volviéndose más suave, un poco más firme, cada vez más como la de su madre…como la mía. Pero ella no brilla al sol y estaba agradecido de eso – esperábamos que tuviera una vida lo más normal posible, teniendo en cuenta su herencia. Aunque me era difícil pensar en su crecimiento. Habíamos estado pintando con los dedos antes en la tarde y había una pequeña pinta azul en un nudillo de su dedo. Me lamí el pulgar y suavemente lo quité, dándome cuenta de que había más bajo mis uñas. Sabía que tenía algo en mi pelo también.

Respiré hondo y vi la hora. Una vez más. Necesitaba una distracción, enfocarme en algo más, algo feliz. Froté suavemente la espalda de Abbey y susurré.

"¿Quieres que te cuente de la noche en que naciste?"

Hablé sobre el picnic en el parque, de una silla que inflé como un globo gigante, la hermosa música, ver las tormentas, la lluvia repiqueteando sobre el vidrio, recuerdos, la emoción, la felicidad, abrazos, besos, pequeños dedos de manos y pies. Pero mientras le daba a Abbey la versión brillante y abreviada, mi mente revivió cada momento magnifico y aterrador.

El regreso a casa de Port Ángeles fue tranquilo, en silencio, pacífico. Bella estaba casi dormida y yo completamente satisfecho, pensando en cargarla hasta la cama, acurrucarnos bajo las sábanas y, simplemente, pasar la noche enroscada en ella, respirando de ella, sintiendo a nuestro bebé.

Ese era mi plan…hasta que lo olí.

La sangre de Bella mezclada con algo más, algo que nunca había olido antes. Y luego mi mundo entero giró sobre su eje cuando lo comprendí.

Volteé la cabeza para verla y ella me estaba mirando, confundida, avergonzada.

Su fuente se había roto.

Estábamos a punto de convertirnos en padres y me tragué la burbuja de risa cuando me di cuenta de que esto era serio. Una visión de Bella dando a luz a un lado de la carretera pasó por mi mente. Traté de mantener la calma mientras pisaba el acelerador.

Estuvimos en casa en minutos y la cargue al piso de arriba y la senté en el medio de la cama. De pronto, ella se veía más frágil que nunca y por un momento solo la observé, recordando todo lo que nos había llevado hasta este punto. Como había entrado en pánico cuando que dijo que estaba embarazada, con el cuerpo atormentado por el miedo y la culpa, y entonces la alegría explosiva de la visión de Alice, la constatación de que era cierto, y el increíble orgullo que sentía.

Todos los día del embarazo…cada día. Ver su cuerpo crecer y cambiar de la forma más hermosa posible. Sentir a nuestro bebé moverse y patear debajo de mis manos que descansaban sobre su glorioso vientre.

"Nuestro bebé ya viene." Me acerqué a ella y tomé su rostro entre mis manos. Se veía firme y serena, y no podía entender como…a menos que fuera un desastre en su interior también. Como yo.

"¿Estás bien?" Por favor que esté bien.

"Nada duele. No siento nada diferente. Yo…solo creo que me gustaría quitarme esta ropa."

¡Idiota, Cullen! "Por supuesto. Lo siento. Aquí." Tomé una de las batas de hospital del carro plateado que se encontraba, a la espera, en la esquina de la habitación. "¿Esto está bien?" Se sentía tiesa y rugosa en mis manos.

Bella asintió y comencé a ir hacia ella con la bata pero ella estaba tratando de bajar de la cama.

"Debería tomar una ducha."

Oh. "¿Te ayudo?" Por supuesto que ella quería una ducha primero. Estaba haciendo todo mal. Me pasé las manos por el cabello y ella me miró, preocupada.

"No. No, estoy bien. La verdad, solo una mano para salir de la cama."

Una vez estuvo a salvo en la ducha, cerré la puerta del baño y dejé libre el pánico.

Mi teléfono estaba temblando en mi mano mientras llamaba a Carlisle. Sabía que probablemente me llevaría al correo de voz, me lo esperaba, pero aún así juré cuando oí el cortés mensaje grabado. Mientras esperaba el pitido traté de ordenar mis pensamientos. Me paseé tirándome el cabello con la mano y mi mandíbula estaba tan tensa que cuando hablé casi lo hice entre mis dientes apretados.

"Carlisle, es Edward." Tragué y traté de mantener la voz firme. "Bella comenzó a romper aguas y…tú no estás aquí. Comprendo que sé que hacer, en teoría, quiero decir, que hacer es solo que…¡no sé qué hacer!" Cualquier pretensión de calma se evaporó. "Por favor llámame tan pronto como oigas esto, ¿por favor? Ella ahora está solo en las primeras etapas, no sé que tanto le tomará, si llegaras a tiempo. Pero incluso si tú…nada, nada va ayudar. Instrucciones por teléfono, nada de nada. Yo…yo no quiero…esto no puede salir mal, yo…yo…por favor llámame. Por favor."

Cerré el teléfono, mirándolo en mi mano mientras la otra se aferraba de la barra delgada de acero sobre el carro. Me obligué a respirar profundamente, lentamente. Adentro, afuera. Tenía que calmarme, los dos me necesitaban calmado, Bella y el bebé.

Yo tenía dos títulos médicos. Había visto películas de instrucción, había leído libros, había visto partos en los pensamientos de otros.

Pero ninguno involucraba a mi esposa.

Y ninguno de esos implicaba una membrana embrionaria hecha de piedra.

Abrí los cajones de la del carro, estremeciéndome ligeramente mientras miraba las herramientas que guardaba en su interior.

Había tratado de decirle a Bella al respecto, pero ella me lo había impedido con un gesto.

"Creo que no me gustaría saber, Edward," ella dijo. "Solo haz lo que tengas que hacer. Confío en Carlisle y confío en ti."

Ella confiaba en mí.

Comencé a morderme el labio, esperado desesperadamente que su confianza no fuera infundada.

La herramienta era una cierra circular, una versión mucho más pequeña que la que usan trabajadores para cortar piedra o acero. Pero esta estaba hecha a medida, diseñada para cortar en Bella.

La diminuta punta de diamante del borde dentado la hacía más fuerte, era la más aguda hoja disponible y sus cortes eran limpios y suaves. Lo sabía porque la había probado en mi mismo para estar seguro. Tuve que usar una buena cantidad de presión, pero la incisión a lo largo de mi antebrazo había sido limpia, con bordes ordenados, sin desgarros o huecos. Había estudiado cuidadosamente el corte, luego lo sellé con veneno, convencido de que la sierra haría el trabajo…si se llegaba a eso.

Pasé el dedo por la hoja. El otro bebé mitad humano – mitad vampiro que conocíamos había nacido de forma natural y las posibilidades eran buenas de que nuestra bebé naciera de igual manera. Me dije de nuevo que la sierra estaba solo en caso, pero incluso entonces…había pensado que Carlisle lo haría, y la idea de que yo tuviera que hacerlo hacia mi cuerpo temblar y cerré el cajón rápidamente.

Tomé la baranda superior que rodeaba el carro y dejé que mi cabeza cayera hacia delante para tomar unas cuantas respiraciones lentas y profundas. Ayudó, me sentía un poco mejor, pero cuando levanté la cabeza noté que la barra se había doblado bajo mi mano, el metal tenia curvas y planos, que coincidían con las forma de mis dedos. Alejé la mano, no creía que hubiera estado apretando tan fuerte, y mis ojos se abrieron por horror. Estaba teniendo dificultades para manejar mi manos… ¿Cómo iba a actuar con Bella y el bebé?

En ese momento mi otra mano rompió la barandilla y gemí cuando otro escalofrío me recorrió el cuerpo. De repente, así de imposible, sentí frío.

Me alejé del carro, como si fuera algo peligroso. Tomé el teléfono y traté con Carlisle de nuevo sin éxito.

Maldije de nuevo.

Me paseé por la habitación, jurando y maldiciendo, hasta que me detuve y me obligué a respirar profundamente de nuevo, obligándome a calmarme. Entonces cuando vi de nuevo la barandilla rota y doblada en el carro, juré algo más. Y luego, porque no sabía que otra cosa hacer, hice algo que no había hecho en más de noventa años – me arrodillé junto a la cama, puse mi cabeza en mis manos y oré.

"Querido Señor, por favor…,"

El latido de Bella se incrementó, ella gritó y me catapulté por sobre la cama y la puerta del baño.

"¿Bella?"

Se veía tan asustada como yo.

"¡Edward…,!"

Abrí la puerta de la ducha y me acerqué a ella, sin importarme que estuviera completamente vestido. Ella estaba temblando a pesar del agua caliente, su corazón latía con fuerza y por sobre el olor de su sangre que golpeaba a través de ella podía oír algo más…miedo.

Mi propio miedo creció cuando la acerqué a mí y corté el agua. Todo el tiempo una parte de mi cerebro estaba enfocada en la presión de mis brazos alrededor de su cuerpo, y la otra en mi mano en el grifo. Lo último que ella necesitaba era verme que lo sacara de la pared.

"¿Qué es? ¿Tienes dolor?" ¿Qué estaba pasando ahora? ¿AHORA? Moví mi mano sobre su vientre y me sorprendí por lo duro que se sentía. Ella no podía dejar de llorar y usando mis dos manos en ella, traté desesperadamente sentir algo, encontrar la causa de su angustia.

No encontré nada.

"Bella…," por favor, no sabía qué hacer. "Bella…yo, dime…,"

"Edward, ¿qué pasa si…estoy en labor…por cinco días? ¿Hasta el…dieciséis?"

¿Qué estaba diciendo? ¿El dieciséis? Eso en cinco días más, ¿por qué ella estaría…? oh, la visión de Alice.

Sonreí, un tanto aliviado. No era el dolor lo que hacía que gritara, ella no tenía dolor.

Pero estaba asustada, su aparente calma anterior había desaparecido y de pronto mi propio miedo estaba en la cara de ella.

Ella me necesitaba y necesitaba que estuviera tranquilo.

"No. No, amor. Eso no pasará."

"Pero…la visión de Alice."

Tomé una toalla del riel y la envolví con ella, frotándola suavemente sobre su piel.

"Las visiones de Alice puede cambiar. Esa casi caída en el parque, evidentemente, ha puesto las cosas antes de tiempo. No vas a estar en trabajo de parto por cinco días, amor." La acerqué a mí, su ritmo cardiaco comenzó a bajar, pero no tanto como me gustaría que fuera. Su era respiración rápida y pesada, llena de sollozos.

"¿Cómo…tú…sabes…que no?"

Me agaché para mirarla directamente a los ojos.

"Porque yo no lo permitiré."

Su ritmo cardiaco y respiración comenzaron a calmarse y sus sollozos se desvanecieron.

"Vamos, amor." La levanté, acariciando con su cabello mi cara, y la llevé a la cama, dejándola contra las almohadas, esperaba, cómodamente.

Moví la toalla sobre ella un poco más, secando lo poco que había dejado y pensé en la bata de hospital. Se veía tan clínica, tan dura y no quería que rozara su piel. Me pregunté si ella preferiría una de mis viejas camisetas y cuando se lo ofrecí, sonrió y la ayudé después de secarme y ponerme unos viejos pantalones de deporte.

Moví la cama para que pudiéramos mirar por la ventana, ver la lluvia torrencial que caía contra el cristal mientras el cielo se oscurecía hasta el negro. Esperaba que tuviera un efecto calmante.

Me subí a la cama con ella y mientras llevaba un registro silencioso de los minutos entre cada mueca o gesto de dolor, hablamos de nuestra primera cita, ese primer beso, nuestros primeros días juntos. Dejé mis manos en su vientre, con la esperanza de obtener pistas sobre la posición del bebé, pistas que no dijeron nada en absoluto.

Le conté de la sangre en la nevera, sobre la jeringa con veneno, y ella dio su consentimiento para que la convirtiera si creía que era necesario. La abracé, orando para que no pasara eso, y me di cuenta de improviso que era la segunda vez en la noche en que había pedido la ayuda de Dios.

Ella habló un poco, sus delicados dedos tomados de los míos. Me miró a los ojos, y en el suave fondo marrón de los de ella vi el amor que tenía por mí, la confianza y la increíble fuerza que me hizo creer que nosotros podríamos hacer esto, que terminaría bien.

Y la emoción comenzó a aumentar en mí. Un afán de conocer a nuestro hijo o hija, mi deseo de ser padre.

Los dolores de Bella comenzaron a empeorar y quería ducharse de nuevo. Declinó la ayuda, así que una vez estuvo estable en el baño me recosté en la cama y pensé en las etapas del parto y del proceso de recibir un bebé. Traté de no concentrarme en el hecho de que era mi bebé.

Bella estaba en la primera etapa del parto, las contracciones eran irregulares en este momento, a pesar de que iban aumentando en intensidad y frecuencia. Sabía que en algún momento tendría que examinarla y me preguntaba cómo se sentiría al respecto. Traté con Carlisle de nuevo y dejé otro mensaje, uno más tranquilo. Hasta ahora, su parto parecía estar progresando con normalidad, pero el saco seguía siendo algo desconocido.

La oía en la ducha. Su corazón latía más fuerte. Era algo sutil en este momento, ella probablemente no lo había notado todavía, pero la sangre estaba bombeando con más fuerza dentro de su cuerpo. Estaba haciendo pequeños sonidos como zumbidos, no eran gemidos, y mis manos se apretaban en la colcha cada vez que los oía. Sabía que ella estaba cada vez mas incomoda, pero hasta el momento las contracciones no parecían particularmente dolorosas. Me preguntaba cuanto tiempo le tomaría llegar hasta la fase activa, y si Carlisle podría llegar antes de eso.

Mi pregunta fue respondida solo un momento más tarde cuando sus sonidos se convirtieron en un profundo gemido.

Yo estaba fuera de la cama y al otro lado de la habitación en un salto, y solo logré detenerme a causa de ella. Otra aparición repentina y en pánico de mi parte no la ayudaría. Sería mejor si ella creía que yo estaba en calma.

"Calma, calma," me susurré frente a la puerta.

"¿Bella, amor? ¿Puedo entrar?" Mi voz no sonaba lo suficiente tranquila. Ella se quedó en silencio y mi mano giró la perilla cuando ella dijo en un quejido que claramente le tomó un gran esfuerzo.

Sus manos estaban apoyadas en la pared, con la frente apoyada en las baldosas. Su hermoso cuerpo se veía pesado, su vientre apretado. Se mordía el labio y la contracción que pasaba a través de ella era lo suficientemente fuerte para poder ver los músculos bajo su piel apretarse. Hice una mueca, mis uñas se enterraban en mi palmas.

"Sólo dime qué hacer." Dije en voz baja.

Volvió la cabeza lentamente para mirarme con los ojos entrecerrados.

"¿Abrázame?"

Antes que su corazón latiera un vez más, me había sacado la ropa y entraba bajo el agua con ella. Pasó los brazos alrededor de mi cuello y comenzamos a balancearnos mientras el agua fluía sobre la espalda de Bella. Tenía la esperanza que el calor le traería algo de alivio.

Le froté la espalda, nos pusimos de rodillas, apoyándose en mi regazo y pecho. No sabía qué hacer por ella. Los libros de bebés y videos no me habían preparado para la impotencia que sentía, ya que cada contracción venía y se quedaba por más tiempo que la anterior. Sus quejidos y gemidos se hicieron más profundos, por lo que comenzó a pasar sus manos sobre su vientre…y se detuvo.

"¡Edward!" El pánico en su voz, en sus ojos, cortó en mí como cuchillos. El miedo que había mantenido a raya aumentó de nuevo con toda su fuerza y pasé mis palmas sobre la piel señalada, preguntándome que había sucedido para hacer que mirara y emitiera sonidos de esa manera.

Y lo que había sucedido me hizo sonreír.

Su vientre se sentía suave y elástico.

"Es la disolución," dije. "¡Es por eso que has tenido tanto calor, tu cuerpo necesita temperatura para disolver el saco amniótico, así es como funciona!" Un alivio más allá de las palabras fluía a través de mí y me eché a reír, abrazando a Bella.

"Entonces no vas a morder mi estómago, ¿huh?" Me dio una débil sonrisa por su broma.

"No voy a morder." Y no iba a usar la cierra circular.

"Y si necesito una cesaría, puedes hacer una, ¿cierto?"

"Er, sí. Pero es de esperar que no sea necesaria." Ahora podía sentir que el bebé estaba en la posición correcta para un parto normal y sentí una ola de alivio. Sostuve a Bella mientras ella se aferraba a mí, frotando su espalda, cuando otra contracción llegó. El saco amniótico dejó su cuerpo y ahí las cosas se pusieron realmente serias.

Ella se paseaba, iba y venía, rodaba en la cama, gateaba por la alfombra, mientras trataba de encontrar alivio. Sus gemidos eran cada vez más profundos, más guturales, cuando se apoyaba en la cama, se sostenía del carro o del poste de la cama al tratar de respirar en medio de las contracciones, y sus nudillos se ponían blancos cuando se aferraba a lo que tuviera a mano. A veces se mordía el labio tan fuerte que creí que iba a atravesarlo con sus dientes.

No quería que la tocara. No me quería a su lado y creí que eso me volvería loco. Me senté en la cama, ahora completamente abrumado, desgarrado y aterrorizado, mientras Bella iba de un lado a otro, dando vueltas.

Estaba gloriosa, era hermosa, ella estaba…más allá de las palabras.

Pero cada gesto, cada gemido retorcía mi corazón y me odiaba a mi mismo por ponerla en esta situación, por hacerle esto a ella.

Tiré de mi cabello, me mordí los nudillos y casi me atravieso los dedos mientras la observaba. Me prometí que nunca la tocaría de nuevo, que nunca le pondría un dedo encima. Nunca debí haberla tocado en primer lugar.

Pero a pesar de su evidente dolor, había una belleza indescriptible en la forma en que ella se movía, en los sonidos que hacía, en el aliento que tomaba. Verla, en movimiento, trabajando para traer a nuestro hijo al mundo, me tenía sorprendido. De alguna manera el que se me diera la oportunidad de experimentar esto me dejaba sin habla. El que ella fuera a pasar por esto por mí, por nosotros, me doblegaba.

Ella quería la bolsa de frijoles, y la saqué de la alacena rápidamente, ansioso de hacer algo, cualquier cosa, por pequeño que fuera, por ayudar. Se apoyó en ella, y suspiró, y yo vacilé antes de arrodillarme a su lado y apoyar mi mano en su espalda. Froté con vacilación, dispuesto a alejarme si ella me lo decía.

"¿Está bien?"

"Sí."

Estaba bien. Yo estaba haciendo las cosas bien.

Así que seguí frotando. Mis manos no se cansaban. Yo frotaría siempre que ayudara. Podía sentir sus músculos moverse y apretarse cuando ella gemía. Sus contracciones eran cada vez más fuertes y frecuentes, ella estaba verdaderamente en la etapa activa, y necesitaba saber cuánto había avanzado. Carlisle no había regresado todavía mi llamada y comprendí que definitivamente recibiría el bebé sin él.

Ese pensamiento me hizo contener el aliento, dejándolo en el fondo de mis pulmones, esperando acabar con el miedo latente que amenazaba con desbordarse de nuevo. Tomé un segundo aliento antes de comenzar a hablar.

"Bella, probablemente debería ver cuánto has progresado."

"¿Qué?"

"Yo…um, necesito examinarte, amor."

Sus ojos estaban cerrados, pero asintió. La acomodé, lo más suavemente que pude, sobre la cama.

"Bien, solo voy a ver cuando ha avanzado…,"

Dejó escapar un pequeño sollozo y quité mi mano. Ahora estaba sumándole dolor.

"Lo siento mucho."

"Está bien," murmuró. "¿Qué tanto…?" Sus palabras fueron cortadas por una contracción que la dejó sin aire, con los ojos desorbitados de sorpresa y dolor. Su mano izquierda se aferró a la sábana, dejando sus nudillos en blanco. Su mano derecha se fue hacia la mía y apretó y aferró, apretando mis dedos tanto como pudo. Estaba preocupado de que ella pudiera hacerse daño en la mano pero asumí que el dolor sería insignificante en comparación a todo lo demás que estaba sintiendo.

"Lo estás haciendo muy bien." Yo estaba increíblemente orgulloso de ella. "No creo que tomé mucho tiempo más."

"¿Cuánto tiempo ha pasado?"

"No debes pensar en eso ahora, Bella, es probab…,"

"¡Cuánto tiempo!" siseó, dándome una mirada de muerte.

"Cuatro horas."

"Gracias. ¿Ahora puedo volver a la bolsa de frijoles?"

La tendí sobre la bolsa de plástico marrón. Ahora no quería que la tocara, así que me paseé, sin poder estar quieto, pero mis ojos nunca la abandonaron.

Sus dolores se hicieron más fuertes mientras el tiempo entre ellos más corto, y ella me quería cerca.

"Edward," gimió y estuve a su lado de rodillas, acariciándole el cabello y frotándole la espalda.

"Te amo, Bella. Te amos, los estás haciendo muy bien. Recuerda tu respiración, amor, inspira entre contracciones. No puedo decirle lo hermosa que eres, Bella."

Comencé a jadear, tratando de animarla, pero me detuve cuando vi la expresión en su rostro. Luego habló entre dientes.

"Para. Ahora."

Así que dejé de hablar, y solo le tomé la mano. Era todo lo que me dejaría hacer.

Su cuerpo estaba curvado hacia delante, empujando. Le tomé la mano y apretó los dientes. Maldijo, me dijo que deseaba nunca haberme conocido. Le dije que lo sentía. Sus palabras, sus manos en garras entre mis dedos, me decían del dolor que estaba pasando. Estaba a punto de pedir disculpas de nuevo, pero no pude hablar porque cuando bajé la mirada me quedé sin aliento…la cabeza de nuestro bebé comenzaba a aparecer.

Me quedé helado, no del todo seguro sobre qué hacer. Era nuestro hijo, esto era real, pronto seríamos una familia. Yo estaba completamente perdido en el milagro que se estaba desarrollando ante mis ojos.

"¡Edward! ¡No puedes quedarte mirando así y no decirme que está pasando!"

La voz de Bella me trajo de vuelta y la miré.

"Puedo ver…," Traté responderle, pero mi voz se quebró, eludiéndome. Pasé saliva y traté de nuevo. "La cabeza está coronando." Y comencé a sonreír. "Nuestro bebé tiene cabello."

Por un momento Bella no pareció entender lo que había dicho.

Me frunció el ceño. "¿De qué color?"

Era difícil decirlo cuando miré la pequeña porción de lo que aparecía.

"No sé…oscuro."

Y luego otra ola de dolor golpeó a Bella. Apreté su mano antes de alejar la mía, parecía como si necesitara de ambas en este momento.

"Puja, amor. No creo que vaya a tomar mucho más desde ahora."

Ella pujó y me preguntaba de donde su pequeño cuerpo podía sacar tanta fuerza o energía.

Sabía que ella no quería que hablara, me quemaba la idea de saber por el dolor que estaba pensando, pero mi entusiasmo era tal que no podía guardar silencio. Las palabras se derramaban.

"Amor, lo estás haciendo tan bien, esto es increíble…hermoso…es…me gustaría que pudieras ver, Bella, es…no tengo palabras…yo, oh, oh…"

Jadeé cuando la cabeza de nuestro bebé emergió, acomodándose en mis manos listas. Mis manos.

Yo estaba sonriendo, la emoción y la maravilla quemaban a través de mi cuerpo mientras Bella se dejaba caer entre las almohadas.

"Amor, es…," pero mi entusiasmo se detuvo bruscamente al ver el pulsante cordón morado alrededor del cuello del bebé.

Vino otra contracción y Bella comenzó a levantar la cabeza de nuevo, preparándose para pujar.

"¡Detente! Bella no pujes, amor. Tienes que dejar de pujar, el cordón…," No quería preocuparla, aunque no estaba seguro de que pudiera escucharme. "Necesito mover el cordón, solo inspira por mi Bella. Respira por mí, por favor."

Ella hizo lo que pedí y dejé todas las emociones a raya para evaluar lo que estaba viendo, recitando los procedimientos en mi cabeza, mientras trabajaba.

Un cordón alrededor del cuello no era raro. Por lo general, se puede deslizar por sobre la cabeza con facilidad, solo había que tener cuidado. Si estaba demasiado apretado debería cortarlo ahora y luego recibir al bebé rápidamente.

Apoyé la cabeza del bebé en mi mano izquierda. Con mi derecha, muy cuidadosamente pasé dos dedos entre el cordón y el cuello. No estaba muy apretado, pero sabía que si venía otra contracción, el cuerpo de Bella querría pujar y no podría dejarla.

"Mantente jadeando, Bella, por favor, no pujes. No todavía." Por favor.

Forcé a mis manos a ser constantes mientras con mucho cuidado pasaba el cordón sobre la cara del bebé, cantándome a mí mismo suavemente, suavemente, al hacerlo a un lado.

"Um, ahora puedes pujar, amor." Mi voz sonaba débil incluso para mí.

"No creo que pueda." Los ojos de Bella estaban cerrados, sabía que estaba cansada, pero estaba tan cerca, casi había terminado.

Todavía estaba sosteniendo la cabeza del bebé, pero alcé la otra mano y tomé la de Bella. Entrelacé mis dedos con los suyos y me di cuenta que estaba sosteniendo a mi esposa e hijo en mis manos. Una emoción, fuerte y feroz, amenazó con abrumarme, pero lo empujé hacia atrás. Todavía no, me dije, todavía no.

"Solo una vez más, amor. Lo prometo."

La mayor expresión de motivación atravesó por la cara de Bella y se inclinó hacia delante lo que más pudo y nunca sabría donde ella encantaba la fuerza.

Quité mis dedos de Bella y volví al bebé ligeramente, facilitando el paso de sus hombros a medida que salía de Bella a mis manos.

Mis manos.

Era una niña.

Teníamos una hija.

Yo era padre.

Pero todavía no podía dejarme pensar en ello – aún había más por hacer antes de dar rienda suelta a mi sentimientos.

Limpié su boca. Corté el cordón umbilical. Froté su pecho para animarla a respirar. Bella me estaba preguntando qué pasaba, si habíamos tenido un niño o una niña, pero yo estaba esperando el llanto. Sabía que a veces podía demorar un poco. Esperé. Y esperé.

Y entonces vino, un suave llanto y comenzó a sacudir sus brazos y piernas.

Mis manos temblaron mientras la abrazaba y cuando miré su cara no estuve preparado para el aplastante amor que me llenó y flameó a través de mí. Me dejó sin palabras o pensamientos…solo había sentimiento, solo amor, feroz y puro, desconcertante y abrumador.

Era tan pequeña, tan perfecta. Estaba totalmente más allá de mí el creer que yo había tenido un papel en esto.

Llevé mis labios a su frente y la besé.

Mi hija.

Nuestra hija.

Mis ojos se encontraron con los de Bella. Tenía lágrimas, el rostro ansioso y expectante.

"¿Edward? ¿Qué tuvimos?"

Abrí la boca para hablar, quería decirle que era una niña, pero en vez dije lo que estaba en mi corazón.

"Oh, Bella…ella es hermosa."

Y cuando la dejé en los brazos de Bella fue el momento más dulce de mi vida.

Miré el reloj de nuevo.

Doscientos sesenta y dos minutos.

Abbey bostezó y se metió el pulgar en la boca, reí bajito y la vibración de mi pecho la movió levemente.

Decidí que era hora de regresarla a la cuna, por lo que la tomé con cuidado de la cama y la llevé a su habitación, acostándola, y acomodando su manta. La besé en la frente, acaricié su mejilla y luego regresé al dormitorio donde me tiré en la cama a esperar.

Doscientos sesenta y ocho minutos.

Tomé de nuevo el teléfono, sujetándolo sobre mí, mientras me deslizaba por el menú hasta el número uno en mi lista. Mi pulgar se cernía sobre el botón de llamada.

Ella estaba bien, no necesitaba llamar. Se veía como si la estuviera controlado, como si no creyera que puede hacer las cosas por sí misma. Ella estaba bien. No había nada allí que pudiera hacerle daño.

Puse el teléfono en la mesilla de noche junto con el Sr. Billington. Sonreí y tomé el oso, apretándolo suavemente. Gruñó, como de costumbre, y reí, respondiéndole con un suave gruñido mío. Lo apreté de nuevo y luego lo dejé de nuevo sobre la mesa de noche junto a los anillos de Bella.

Ella siempre se quitaba los anillos antes de cazar, usando solo la banda normal y delgada de matrimonio que nunca había dejado su dedos desde el día en la puse ahí. Estaba preocupada de que el anillo de compromiso de diamantes se perdiera o rompiera en medio de una casería. Era lo mismo con su anillo de la eternidad.

Sonreí a tomar la banda que alternaba diamantes y topacios, deslizándola en el dedo meñique – sólo llegando hasta mi primer nudillo.

Nuestro primer aniversario había sido tan solo unas semanas después de su transformación. Unos meses atrás había decidido darle un anillo de eternidad para nuestro aniversario. Era un regalo tradicional y tenía un significado para mí. Ella me dijo una vez que su piedra favorita era el topacio, el color de mis ojos, así que había pasado varias horas con un joyero de Seattle, escogiendo de una colección de joyas de selección la de mejor calidad, y el tono adecuado.

Había estado nervioso antes de dárselo, mis dedos temblaban alrededor de la caja de terciopelo en mi bolsillo, muy preocupado de su reacción, sabiendo muy bien de su renuencia a recibir regalos caros. Me había controlado para nuestra primera Navidad y su último cumpleaños. Estábamos regresando de una carrera por el bosque, ella se disponía a saltar sobre el arroyo que corría cerca de la casa, pero la detuve. Había tomado su mano en la mía, y ella se veía perpleja cuando tomé una profunda y constante respiración, sacando el anillo de su caja y deslizándolo por su dedo lentamente.

"Es tradicional," había dicho firmemente, sin ceremonias, esperado que sonara que no aceptaría ningún argumento. "Feliz aniversario."

Nuestras cabezas se habían inclinado sobre su mano, ambos mirando la banda de piedras brillantes. Bella estaba en silencio y poco a poco levanté la cara para mirarla. Estaba mirando su dedo mientras yo me mordía el labio.

Luego ella había sonreído. Y su sonrisa era todo regalo que yo pudiese desear jamás.

"Edward, es muy hermoso," ella había susurrado, alzando la cabeza para mirarme. "Es igual a tus ojos. Gracias." Y pasó su brazos a mi alrededor mientras yo estaba, conmocionado, por su fácil aceptación y obvio placer.

"¿En serio? De…de nada."

Mire, sonriendo, ahora al anillo, antes de sacarlo de mi dedo.

Doscientos setenta y un minutos.

Pensé en intentarlo de nuevo con mi libro. Lo había dejado en el mostrador de la cocina así que bajé de la cama y bajé las escaleras. Al pasar por la sala decidí hacer fuego en la chimenea – sería bienvenido y acogedor para Bella cuando llegara a casa. Y ahora tenía la leña adecuada.

La saqué del cobertizo del jardín, eso me mantendría ocupado y Bella probablemente estaría de vuelta para cuando terminara.

Pero no lo estuvo.

Doscientos setenta y cuatro minutos.

Tal vez debería haberlo hecho a velocidad humana.

Me pasé las manos por el pelo y sentí la rigidez de la pintura que aun estaba allí. Había más en la nuca y tomé otra decisión – irá a darme una ducha, me lavaría el cabello, y si Bella todavía no estaba de vuelta para cuando saliera, la llamaría. Si no respondía…llamaría a Alice.

Me sentía un poco más feliz. Tenía un plan.

En el baño me desvestí, y di un paso hacia el chorro de agua. Sólo me tomó unos segundos, lavar la pintura y ya estaba de nuevo afuera, envolviendo una toalla alrededor de mis caderas y mientras sacudía el agua de mi cabello, me dirigí a la habitación y al teléfono.

Me senté en la cama, listo para llamarla, pero mi cuerpo casi se funde con el colchón por el alivio cuando escuché el inconfundible ronroneo del Volvo…y a ella conduciendo más rápido de lo que hubiera esperado.

Corrí por el pasillo, me agarré de la barandilla con una mano y salté por encima de ella hacia el piso de abajo, cayendo justo cuando Bella entraba por la puerta.

"Bella," la atraje, aplastándola contra mi pecho mientras sus brazos me rodeaban.

"¿Me extrañaste?" murmuró contra mi piel y asentí, mi barbilla se movió por sobre su cabeza.

"Sí." La apreté más fuerte. "Me alegro de que estés en casa." Ahora tenía ganas de reír.

"Estoy feliz de estar en casa, te extrañé también," dijo y la alejé para que sus ojos pudiera viajar sobre mí. Se inclinó y besó algunas gotas dispersas en mi pecho.

"¿Qué estás haciendo vestido solo con eso?" Sus labios acariciaron mi piel y siseé al sentimiento.

"Um, ducha, me estaba quitando la pintura del pelo" Me pasé los dedos por entre el cabello, quitándolo de sobre mis ojos, donde caían húmedos y pesados.

"Mm," murmuró y se apartó de nuevo, y ahora mis ojos la recorrieron.

"¿Estás en una sola pieza?"

Ella sonrió y asintió mientras se acercaba para pasar sus dedos sobre mi pecho lentamente.

"Por supuesto."

Esta noche ella se veía salvaje, como se veía siempre después de una cacería. Con las mejillas casi rojas, la blusa rota de un lado, todavía tenía problemas con sostener las patas traseras, pero eso lleva tiempo. La llevé a mis brazos otra vez, pasé mi rostro por su cabello y respiré hondo. Olí a caza, tierra y animales, y mi alivio se convirtió en algo más, algo más crudo y primitivo.

Deseo.

Cuando cazábamos juntos, a menudo después hacíamos el amor en el bosque. Me preguntaba si ella se sentía así ahora. De pronto, yo lo esperaba.

Había una chispa de luz en sus ojos granate y pasó la nariz por mi mandíbula, sus manos jugaron sobre mi pecho. Mis manos sintieron la curva de su trasero, apretándolo un poco y ella suspiró, temblando un poco cuando incliné la cabeza y pasé los dientes a lo largo de su cuello. La verdad debería preguntarle sobre su cacería en solitario, pero el aspecto que tenía en este momento, su olor…

"Entonces…¿cómo te fue?" Me atraganté, tratando de concentrarme, pero ella no respondió. En vez gimió mi nombre.

Arqueé el cuello hacia atrás y gruñí, abrazándola con más fuerza a la vez que ella pasaba sus uñas por debajo de mi ombligo y luego jugó con el borde de la toalla. La empujé contra mí, dejándole saber sin vergüenza exactamente como de contento estaba de tenerla en casa.

Jadeó suave y suspiró. Mi cabeza cayó hacia delante de nuevo, apoyándola en la de ella mientras pasaba mis manos por su espalda.

"¿Edward?"

Mi respiración ahora era rápida y superficial. "¿Sí?"

Ella dio un tirón en mi cadera y la toalla se vino abajo, cayendo en un charco a mis pies. Sus dedos pasaron por encima de mi trasero desnudo, avanzando hacia el frente para acariciarme suavemente. Me estremecí y gemí cuando susurró en mi oído.

"También necesito una ducha." Y clavó sus dientes en mi hombro.

Gruñí, con la cabeza hacia atrás y mi cuerpo se consumió en la sensación de sus dientes y manos en mí. Yo la deseaba. Ella me deseaba. El baño estaba arriba y me preguntaba si llegaríamos tan lejos.

Me moví rápidamente después, girando para tomarla de las piernas y echarla por encima de mis hombros. Me la vuelta y subí las escaleras de dos en dos.

"Mm, Edward," soltó una risa suave mientras pasaba las uñas por mi espalda y podía oír la burla en su voz. "¿Qué vas a hacer conmigo?"

Volví la cabeza hacia su cadera en mi hombro y atravesé el denim de sus jeans con mis dientes, exponiendo su piel.

"¿Qué voy a hacer?"

La mordí ligeramente y ella jadeó. Cuando contesté a su pregunta lo hice en un gruñido bajo y profundo.

"Adivina."

Nuestro cabello todavía estaba húmedo por la ducha mientras yacíamos en la cama. Bella estaba acurrucada contra mí. Mi cuerpo estaba curvado a su alrededor, con mis brazos envolviéndola. Nuestras piernas estaban enlazadas, y su cabeza estaba metida bajo mi barbilla. No creía que pudieras estar más cerca. Sonría con los ojos cerrados, y flexionaba los brazos suavemente, dándole un apretón, haciéndole saber que estaba pensando en ella. Sus manos, descansaban entre nosotros, moviéndolas ligeramente y sus yemas acariciaban mi pecho, respondiéndome, su cabeza se acomodaba en contra mío.

Estiré el brazo por un momento, llegando la mesilla de noche y tomé sus anillos. Tomé su mano y me miró con una sonrisa, mientras los ponía de nuevo en su dedo, donde pertenecían. Besé su mano, la puse contra mi pecho y me recosté contra las almohadas, abrazándola de nuevo.

"Nunca terminaste de contarme de tu caza," susurré.

"Mm, porque tú me distrajiste," dijo y logró sonar casi somnolienta.

"¿Te distraje? Creía que podría haber sido al revés, amor."

Rió entre dientes, su aliento acarició mi piel.

"Estuvo bien, un poco solitario, sin embargo." Apreté mis brazos a su alrededor de nuevo y me incliné para besar sobre su cabeza.

"¿Encontraste ciervos?"

Asintió. "Colas blanca, pero tuve que manejar muy lejos. Si hubiera sido humana creo que me habría perdido."

"Si fueras humana no estarías en el bosque cazando animales en la oscuridad."

"Verdad."

Luego alzó la cabeza, su ceño fruncido arrugó su rostro al mirarme.

"Tenían un sabor diferente."

Ah, por supuesto. No había pensado en eso. Principalmente los Cola negra eran los que habitaban los bosques alrededor de Forks.

"Cada especie tiene su propio sabor, así que los Cola blanca saben un poco diferente. Y se alimentan de vegetación diferente aquí, y eso puede afectar su sabor, también. ¿Era solo una diferencia sutil?"

Asintió. "Lo suficiente para darse cuenta."

"¿Saben bien?"

"Sí, solo diferente, Edward, ¿alguna vez has probado renos?"

Renos. Su pregunta me sorprendió y no estaba seguro de como tomaría mi respuesta, dado la época del año.

"Um, ¿sí?"

Parpadeó, pero no se veía perturbada. "¿Cómo estuvo eso?"

Mis labios de torcieron al considerarlo. "Es solo una tenue variación de verdad. ¿Por qué preguntas?"

Se encogió de hombros. "Es que sólo…mientras manejaba fuera de la ciudad, había un cartel de publicidad muy lindo sobre el concierto de Navidad en la plaza…,"

Asentí. "Sigue."

"Bueno, había un Santa, unos duendes y un trineo con renos…,"

Entendí de pronto.

"¿Y te preguntaste a que sabe Rudolph?"

Soltó una risa incómoda e hizo una mueca. "Um, sí. Yo sólo…¿está mal? Era solo curiosidad, pero sentía como si no debiera pensar de esa manera, es decir, era un cartel de publicidad de Navidad y ahí estaba yo preguntándome sobre…,"

Le sonreí y levanté la mano para quitarle el pelo de la cara mientras ella me veía.

"No, no está mal. Era solo tu mente la que te llevaba a eso esta noche, amor. Sabías que ibas a cazar, sabías que probablemente habría ciervos, por lo que estaba en tu mente. Eso es todo."

Ella asintió, sonrió y besándome la punta de la nariz nos empujó en la cama. "En cierto modo, es algo bueno," dije.

Ladeó la cabeza, viéndome con curiosidad. "¿Qué quieres decir?"

"Dijiste que era una imagen de Santa, duendes y renos, y estabas pensado en animales"

"¿Seee?" estaba esperando por más.

"Bueno, al menos no te preguntaste a que sabe Santa." Le guiñé un ojo y jadeó, alejándose de pronto, con el rostro conmocionado.

"¡Edward!"

Ella era muy sensible respecto a los humanos y la sed de sangre, y todavía se estaba acostumbrando al humor vampiro y me pregunte un momento si había ido muy lejos, demasiado pronto.

Pero comenzó a reírse mientras sacaba la almohada de debajo de mi cabeza y me golpeaba con ella. Se estaba riendo también así que seguí hablando.

"¿Puedes imaginar el horror? Niños lo sentimos, no hay regalos este año, mi esposa se comió a Santa."

"¡Edward!" rió de nuevo, pero esta vez cuando me golpeó con la almohada esta estalló, enviando a las plumas a volar por el aire, cubriendo todo mientras Abbey se movía en la habitación del lado.

"Ssh." Puse mi dedo en sus labios mientras trataba estar en callado, mis hombros temblaban por la risa contenida. Bella se abrazó a los restos de la almohada, con la cara hundida en ella tratando de sofocar sus carcajadas, y sus ojos me miraban brillantes por encima de ella.

Estuvimos completamente inmóviles por un momento, mirándonos el uno al otro. Luego Abbey se tranquilizó y acerqué a Bella.

"Ves, está bien reírse de ello," sonreí, quitando plumas de su cabello. "No solo los humanos disfrutan de bromas de mal gusto, ya sabes."

Soltó un bufido.

"¿Qué?" Pregunté.

"Dijiste mal gusto."

Su broma me sorprendió, y solté un bufido también y, a continuación, nos echamos a reír de nuevo, enterrando nuestras caras en las almohadas restantes, tratando de no hacer demasiado ruido. Finalmente, una vez que las plumas se habían asentado y nuestras carajadas calmado, volví a preguntarle por su caza.

"Así que, ¿cuántos Cola Blanca tuviste?"

"Cuatro."

"¿Y no te tomó muchos problemas?"

"Ningún problema, estoy mejorando con la cosa de sostener-las-patas-traseras."

Asentí. Las patas traseras siempre eran la parte más difícil.

"¿De qué tamaño eran? ¿Eran machos o hembras?"

"Oh, bueno, un par de machos adultos eran bien grandes. Hubo una hembra pequeña y…" de pronto se cayó, sonriéndome. "Edward, ¿por qué no la próxima vez solo tomo una cámara grabadora y filmo todo para ti?"

Reí. "No creo que haya una próxima vez," y la atraje hacia mí de nuevo, acurrucándola más en mí.

"Estabas preocupado, ¿cierto?" Habló contra mi pecho y vacilé, no quería que pensara que dudara de su capacidad de valerse de sí misma, porque no lo hacía.

"No, no de verdad."

Levantó la cara, arqueó una ceja y rodé los ojos.

"Oh, está bien…sí," Susurré, sin saber como ella iba a reaccionar. Pero ella no se molestó o indignó. Sonrió y pasó su mano por mis mejillas y frente.

"¿Qué te tenía preocupado? Soy indestructible ahora, ¿recuerdas?"

Suspiré y miré el techo, riendo para mis adentros.

"¿Qué me preocupaba? Um, humanos perdidos, vampiros renegados, explosiones de auto."

Se sentó y me miró como si le hubiera dicho la cosa más extraña. "¿Explo…?" Luego sacudió la cabeza y me encogí de un hombro. "Oh, Edward."

Se puso a reír y luego me distraje con el hecho de que estaba gloriosamente desnuda y envuelta en una sábana de satén color marfil.

"¿Qué voy a hacer contigo?"

Me encogí de hombros de nuevo pero le tendí una mano y pasé un dedo por su brazo, desde el hombro a la muñeca.

"Puedo dar algunas sugerencias." Y levanté las cejas, al estilo Emmett y ella rió de nuevo.

"¿Entonces qué hiciste esta noche?" preguntó, cayendo de nuevo a mi lado, apoyándose en una mano. Me puse de lado para encararla.

"Escuché música, leí…"

"Te preocupaste."

"Me preocupé," sonreí de nuevo.

"Y le conté a Abbey sobre la noche en que nació."

"¿De verdad? ¿Por qué, estaba inquieta?"

"Sólo un poco. Se tranquilizó rápidamente."

Asintió. "¿Y qué le contaste?"

"Solo los aspectos más destacados, la verdad. Y por supuesto en mi versión yo estaba muy calmado y no me alteraba en absoluto."

Bella resopló mientras yo pasaba mis dedos a lo largo de su brazo.

"Ella está cambiando todos los días," dije en voz baja, casi para mí mismo, y sentí mi estado de ánimo cambiar un poco. Bella volvió la cabeza y besó mis dedos que habían llegado a su hombro, masajeándolo.

"Lo sé, pero eso es bueno, Edward, es lo que debería pasar."

Suspiré. "Así es, sí."

Bella me dio una suave sonrisa y sus ojos eran gentiles. "Sé que querríamos quedarnos que fuera bebé tanto como tanto como fuera posible, pero al final es lo que queremos para ella…que cerca y tenga una vida normal. Bueno, tan normal como sea posible."

Me besó en la frente y levanté la cabeza para atrapar sus labios con los míos.

"¿Crees que hay mucho como ella?" preguntó mientras nos alejábamos y ella suavemente tocó un nariz con la mía.

"Es difícil saber, es ciertamente posible. Ella es uno de los tres humano-vampiro que conocemos, no hay razón para que no puedan ser más."

Sabíamos que al menos uno de los otros tenía una vida completa, y con éxito, en el mundo e los humanos, pero aun así, a veces me preguntaba, y me preocupaba, lo que podría deparar el futuro para Abbey.

Bella podía ver claramente hacia donde estaban yendo mis pensamientos y alzó la mano para acariciar mi mejilla. Mis ojos fueron hasta los de ella y mis preocupaciones se desvanecieron.

"Solo disfruta cada día, Edward," sonrió calentándome y le sonreí de vuelta, inclinándome para besarla.

"Lo hago."

Tomé el control remoto de la mesilla de noche y lo apunté hacia el pequeño sistema de sonido en el armario.

"¿Música?" Pregunté y Bella asintió. Apreté el botón y una suave pieza instrumental flotó en la habitación.

Bella rió entre dientes. "¿La radio?"

"A veces me gusta la radio, pero podemos poner otra cosa si lo prefieres." Levanté el control remoto, pero ella me detuvo.

"No, esto es bueno. Es la estación de música para viejitos, ¿cierto?"

Estaba tratando de burlarse de mí, pero esquivé su comentario.

"Es la emisora de clásicos, sí. Pero no lo olvides, Bella, yo soy muy viejo."

"Tienes diecisiete," murmuró contra mí y dejó unos besos en mi pecho y sí, de acuerdo con mi cuerpo y sus reacciones yo tenía, de hecho, diecisiete.

Se sentó, de pronto, y sus ojos brillaban.

"De verdad me gusta esta," dijo mientras la siguiente canción era anunciada. Sonreí porque era una de mis favoritas también, y me pregunté si era por la misma razón.

Me levanté de la cama y le tendí la mano.

"¿Baila conmigo?"

Sonrió y sale de la cama, suavemente, con gracia, obviamente satisfecha de que no quedara atrapada entre las sabanas y salir tambaleante tal como una vez había hecho. Su nueva gracia todavía era novedad para ella.

Ella tomó mi mano y la atraje.

"Ojala hubiera sido así en la graduación," dijo con tristeza y abrí mucho los ojos al reírme.

"¿Qué, bailar desnuda conmigo?"

"¡No!" comenzó a reír. "Bailar con gracia."

"Estabas hermosa en la graduación," dije y comenzamos a movernos por la habitación. Mantuve mis ojos en ella mientras cantaba con la música.

"Unforgettable, that's what you are, Unforgettable, though near or far, Like a song of love that clings to me, How the thought of you does things to me, Never before has someone been more, Unforgettable in every way, And forevermore that's how you'll stay, That's why darling it's incredible, That someone so unforgettable, Thinks that I am unforgettable too."

La canción termino y los ojos de Bella estaban brillando.

"Eso fue hermoso, gracias," susurró mientras llevaba mis labios a los suyos. La besé suavemente, dejando que mis labios flotaran sobre suyos antes de alejarme y dejar su cabeza bajo mi barbilla, enredando mis brazos a su alrededor.

"Por lo general no te gusta la música de ancianos," dije con una sonrisa y ella se encogió de hombros, viéndose casi tímida.

La alcé en mis brazos y la llevé de nuevo a la cama, acostándola suavemente antes de subir a su lado. Nos quedamos frente a frente, de lado, y dejé mi mano en su cadera, dibujando una espiral en su piel. Mi otra mano jugaba en su corinilla, mis dedos entraban y salían de su cabello. Ella pasó sus manos sobre mi pecho, luego se inclinó para besar mi hombro suavemente, sobre el lugar donde antes había mordido.

"Me pregunto si nos gusta esta canción por la misma razón," dije bajito, acercando su mano para besarla.

Su voz era tímida al hablar.

"Sé que hay poemas y sonetos que podrían describir lo que siento por ti, pero para mí…esa canción lo dice todo. Las palabras son simples, pero en realidad solo…lo dicen." Se encogió de hombros y parecía casi disculparse. Y un lujo de sentimiento presionó a través de mí al comprender que era la misma razón.

"Yo también," dije.

Me acerqué para besarla. Sus labios eran suaves y dulces bajo los míos mientras pasaba mis dedos sobre sus pechos, vientre y muslos. Sus manos estaban en mi cabello, acariciando mi nuca, mi pecho. Suspiró y dejó salir una suave risa.

"Mm, ¿qué estas pensando?" Pregunté, mi boca se movía sobre su hombro.

"Estaba pensando…esto también habría sido bueno en la graduación."

∙∙∙/∙∙∙

Nos movíamos con cuidado a través de la multitud. Mi manos enguantada sostenía firmemente la de Bella al abrirme camino entre la multitud humana. Abbey estaba en su mochila porta bebé en mi espalda. No me gustaba la barrera de cuero entre mi piel y la de Bella, pero parte de nuestras vidas era vestirnos adecuadamente para el clima, cuando estábamos en público. Bella se estaba acostumbrada a eso. Tuve que recordarle que llevara su bufanda y su gorro cuando salimos de la casa.

"¿Cómo estás?" Pregunté sobre mi hombro.

"Estoy bien. Bien, de verdad. El aire de la noche ayuda, parece diluir los olores."

Asentí, dándole un apretó a su mano. "¿Qué te parece? ¿Está bien aquí?" Me detuve en un lugar al final de la plaza, cerca del costado, donde la multitud era más escasa. Nuestra visión vampírica nos permitiría ver el escenario con tanta claridad como si estuviéramos cerca, y sabíamos que la visión de Abbey era casi tan fuerte – ella no se lo perdería, aunque le preguntaría si encontraba las actuaciones muy emocionantes mientras ella me tomaba el cabello, tirándolo a la vez que ríe y dice Papi.

"Aquí está bien," Bella asintió. "No hay mucha gente."

Miré hacia abajo mientras ella se acurrucaba a mi lado y pasaba un brazo alrededor de ella. Ella sonreía brillantemente y me preguntaba que estaba pensando. Ella sintió la pregunta antes de hacerla porque ella llevó sus ojos a los míos, con una sonrisa en los labios.

"Estaba pensando en lo hermoso que está todo. Las luces y todo."

Le sonreí de vuelta y luego miré alrededor. Estaba hermoso. Yo no había estado en ningún lugar como este desde había sido convertido y aunque no era un aficionado a las multitudes estaba disfrutando del espectáculo y de la atmosfera.

Un enrome árbol de Navidad estaba al lado del escenario en el frente de la plaza, y sus ramas resplandecía con luces de Navidad. Arriba filas de pequeñas luces se entrecruzaban en el espacio abierto y enfrente a los edificios circundantes.

"¿A esto se refieren sobre París, y las luces?" Bella preguntó de pronto. "No me refiero a que se parezca a esto, quiero decir…tú sabes, la sensación de ellas, ¿qué tan bonito es?"

París.

Su pregunta me confundió un poco, pero me gusto mucho.

París.

"Supongo que es una idea similar, pero imaginar el efecto, la sensación, como dices, es a una escala mucho mas grande."

Bella asintió. "Iremos un día." Estaba sonriéndome, y la acerqué aún más.

"Iremos. Te lo prometo."

Le había contado algo del tiempo que pasé en París, y de subir a la Torre Eiffel. Fue el día en que le hablé sobre todos los recuerdos en mi habitación, y había estado emocionado, entusiasmado, de que ella quisiera saber más de mí, sobre todo teniendo en cuenta el daño que hace tan poco le había causado. Y a medida que hablaba de París había decidido que quería llevarla allí, mostrarle la ciudad y las luces. "Te llevaré allí un día, si quieres," dije, vacilante, no muy seguro de su reacción. Casi esperaba que dijera que no, que rechazara la propuesta como había hecho con mayoría de las otras, pero no lo hizo, y eso me había sorprendido. Había sonreído, con una hermosa sonrisa, y en su silenciosa aceptación me hice en silencio la promesa de hacerlo, ya que era algo que compartiríamos. La promesa nunca había salido de mi mente, y lo había pensado a menudo, imaginando y planificando, pero siempre había algo más urgente en nuestras vidas. Pero ya no más. Podríamos hacerlo ahora mismo.

"¡Papi!" Abbey me tiró del pelo y extendí la mano para suavemente aflojar sus dedos. Ella no podía hacerme daño, en realidad se sentía como poco más que una brisa que me alborotaba el cabello, pero no quería que ella pensara que estaba bien hacerlo. Si se lo hacía a un humano le haría daño.

"¿Quieres tu jugo?" Pregunté, volviendo la cabeza para poder verla. La distracción solía ser la clave.

"¡Yugo!"

Bella rebuscó en el bolso y le entregó la taza de entrenamiento. Comenzó a chupar con avidez, al igual que la música comenzaba y Santa subía al escenario. Escuché un pequeño jadeo y la taza cayó, Bella la atrapó rápidamente a media caída. De pronto la mochila no parecía ser una buena idea – no podría ver la cara de Abbey. Mis manos fueron a la hebilla en la cintura y Bella sostuvo la mochila mientras la soltaba. Sacó a Abbey y dejamos el cargador en el suelo a nuestros pies.

"Eres más alto, tendrá mejor visión contigo," La tomé de Bella y la sujeté con un brazo mientras acercaba a Bella con el otro – y entonces me dejé absorber por el momento.

Abbey estaba paralizada, con ojos grandes, mirando hacia el escenario donde Santa y un grupo de elfos bailaban alrededor de un gigante trineo y cantaban Santa Claus is Coming to Town. Los labios de Bella se movían al ritmo de la canción, con los ojos sonriendo mientras ella veía desde Abbey hasta el escenario y viceversa.

Santa y su grupo presentaron un par de canciones de Navidad antes de salir del escenario y luego los miembros del Ballet de Chicago comenzaron a realizar una pieza de El Cascanueces. Noté que luego de un rato Bella estaba mirando hacia un lado de la plaza con una enorme sonrisa en su rostro. Seguí la dirección de su mirada, pero no podía ver nada de importancia. Había gente, por supuesto, un puesto de ventas de cuernos de reno y gorros de Santa, y una línea para los baños químicos.

"¿De qué te ríes?" Pregunte, volviéndome hacia ella, pero se limitó a señalar hacia los compartimientos y los baños. Sacudí la cabeza. "No entiendo."

Puso sus ojos en mí, entonces.

"Solo estaba pensando, no tendré que hacer la cola para por baños químicos." Estaba hablando en voz baja, pero todavía no entendía lo que quería decir. Mis labios se curvaron en una sonrisa y mi frente se arrugaba en una mueca.

"¿Qué?"

Rió. "Baños químicos. Son horribles. Primero tienes que hacer la cola por mucho tiempo y luego cuando finalmente llegas a entrar…ugh," se estremeció. "Tú nunca has usado uno, no tienes ni idea."

"No los he usado, pero el olor me dice suficiente."

Asintió con vehemencia. "De todos modo, ¡no tendré que hacerlo de nuevo!" Rió de nuevo.

La miré con una sonrisa.

"Así que, ¿de las cosas que te podrían gustar de tu nueva visa, no es la velocidad, o la fuerza, o incluso pasarla para siempre conmigo, es el hecho de que no necesitas usar un baño químico nunca más?"

Ladeó la cabeza a un lado, y su cabello castaño se esparció sobre sus hombros, al fingir que lo pensaba. "Mm, sí, creo que sí."

Ahora los dos reíamos y apreté mi brazo a su alrededor.

"Creo que la transformación te ha dejado algo loca," le dije, rozando mis labios sobre sus sien. "Pero te amo de todas formas."

El Cascanueces terminó y la Chicago South Side Music School fue anunciada.

Bella apretó mi mano con fuerza, mirándome sonriente mientras los cincuenta y tres estudiantes subían al escenario. Esta noche tocarían mientras un solista cantaba.

"Esa es Keisha en el piano," le dije a Bella y asintió.

Todos estaban claramente emocionados y nerviosos. Escuché atentamente mientras tocaban Noche de Paz. Podía escoger cada instrumento individual. El efecto general era excelente, aunque había una gama de habilidades y destrezas. Pero no importaba si algunos eran mejores que otros, porque su alegría al tocar, al darle algo a la audiencia, y obtener algo a cambio, era tan evidente es sus rostro. Y de nuevo sentí el mismo vicioso orgullo que había sentido esa noche en que había visto The Unsound tocar en el club.

Continuaron Noche de Paz con Blanca Navidad y terminaron con Alegría al Mundo, y la multitud aplaudió con fuerza cuando hicieron la reverencia.

Bella me miraba mientras aplaudíamos. Su rostro se estiró en una sonrisa. No dijo ni una palabra, no necesitaba hacerlo. Sonreí de vuelta.

"Lo sé," dije. "Lo sé."

Ella me abrazó con fuerza, justo cuando Abbey decidí que quería volver a la mochila cargadora. Una vez que estuvo atada puse a Bella delante de mí, con su espalda apoyada en mi pecho y pasé mis brazos a su alrededor, balanceándonos, cantando suavemente junto al coro que ahora estaba en el escenario. Ella tarareaba felizmente, frotando sus manos sobre las mías mientras Abbey tiraba mi pelo.

"¡Papi!"

Unas pocas actuaciones fueron y vinieron y Abbey comenzó a bostezar.

"Creo que podría ser el momento," dijo Bella. "¿Estás listo para irnos?"

Asentí y tomé la mano de Bella mientras comenzábamos a movernos entre la multitud a la vez que un grupo de teatro infantil empezaban a representar La Noche Antes de Navidad en el escenario. No era consciente de los pensamientos a mí alrededor, no eran más que un zumbido de fondo, hasta que oí mi nombre.

Rebecca.

¿Dónde estás, Edward? Él dijo que iba a estar atrás…si no lo encuentro en un minuto dejaré de buscarlo y en vez le voy a enviar un email.

Inmediatamente me quedé rígido y Bella también, sin entender, pero considerando mi tensión.

"Rebecca," susurré y sus ojos abrieron en pánico. Había demasiada gente a nuestro alrededor para escapar más rápido de lo que podíamos, así que Bella me soltó la mano y se alejó unos cuando pasos entre la multitud justo cuando Rebecca me divisaba.

"¡Edward! ¡No puedo creer que te haya podido encontrar entre todo esto!" dijo riendo.

Sonreí. "También me sorprende encontrarte."

"¿Los viste? ¿No estuvieron fantásticos?" Su rostro se iluminó con entusiasmo y orgullo y le contesté con sinceridad.

"Sí, los vi, estuvieron fantásticos," sonreí. "Debes sentirte muy orgulloso de ellos." Sabía que lo estaba.

"Estoy muy orgullosa. ¡Oh! ¿Ella es Abbey?" Miró por encima de mí al cargador. "Hola, cariño, ¿te estás divirtiendo? Oh, Edward, ¡ella es hermosa!" Rebecca se acercó y tocó suavemente la mano de Abbey. A través de sus pensamientos podía ver la expresión de curiosidad de Abbey, detrás de mí. "Pero ella, obviamente, se pregunta quien esta señora extraña," Rebecca rió, acariciando la mano de Abbey de nuevo y se volvió hacia mí.

"¿Dónde está Bella?" preguntó mirando alrededor.

"Está haciendo la cola para el baño," dije rápidamente.

Desde la periferia de mi visión podía ver a Bella, solo un poco por delante, con los hombros temblando de la risa.

"Oh, le va tomar mucho, espero que pueda decirle hola." Rebecca parecía decepcionada y miró en dirección de los baños químicos. Entonces sus pensamientos pasaron de su deleite por encontrarme y conocer a Abbey, a algo nuevo, algo que no podía captar. De pronto se veía nerviosa, y eso me puso nervioso a mí. Pasé saliva y metí las manos en los bolsillos, tratando de buscar en sus pensamientos una pisca.

"Estoy muy contenta de encontrarte, Edward. Yo, bueno, hay algo que quería hablar contigo, y quería hacerlo cara a cara, no por correo electrónico."

Asentí, no por saber, sus pensamientos todavía eran dispersos. Cuando se borraron un segundo después, a la vez que una mirada resulta aparecía en su rostro, pude escuchar que se preguntaba cual sería mi reacción a su pregunta, pero no estaba pensando en la pregunta en sí. Todavía estaba completamente a oscuras cuando tomó una respiración profunda y yo apreté mis manos dentro de mis bolsillos.

"¿Te acuerdas que hablamos sobre algunos chicos que quieren optar a becas, y todos los problemas asociados con eso?"

"Er, sí."

Asintió. "Bueno, he estado tratando de juntar un grupo separado, como discutimos, pero está resultando ser mucho más complicado lo que había pensado, porque si ajusto las cosas para unos estudiantes, tengo que volver a ajustarlo para todos los demás, para que todo encaje."

Hizo una pausa y me estudió por un momento, midiendo mi reacción hasta ahora, aunque realmente no había nada para reaccionar, sin embargo. Mantuve mi expresión neutra, aún preguntándome a donde iba. Frente a nosotros la multitud se había movido un poco y ahora podía ver la punta del gorro de Bella. Tenía la cabeza ligeramente hacia nosotros – sabía que iba a tratar de escuchar cada palabra.

Rebecca describe las dificultades de que estaba experimentando en la clasificación del grupo para la beca. Las restricciones de tiempo y los recursos limitados, su mente saltaba de un problema a otro mientras hablaba.

Escuché y asentí, todavía preguntándome a donde iba.

"Así que comencé a pensar que tal vez debería encontrar un Coordinador de estudios. Alguien que pueda contratar para establecer el programa de becas y reorganizar al resto de los estudiantes y a los maestros para que todo se ajuste al tiempo limitado que tenemos cada semana. Pero tendría que ser alguien que tenga un buen conocimiento de la música, las habilidades y el tiempo para dedicarse a ello. ¿Qué piensas?"

Todo cayó en su lugar entonces. A pesar de que sus pensamientos todavía no eran claros, podía ver que era mi opinión lo que ella quería. Relajé los puños en mis bolsillo y sonreí, satisfecho de que valorara mi opinión lo suficiente como para preguntarme, aunque sorprendido por lo nerviosa que estaba por hacerlo.

"Creo que parece ser una buena idea, Rebecca. Definitivamente sería una solución. ¿Es el dinero lo que va a ser un problema, entonces?" Cuando regresáramos a casa haría una transferencia de una buena suma para la escuela como una donación anónima.

"Lo he trabajado y podemos hacerlo, siempre y cuando seamos cuidadosas. Tal vez tengamos que renunciar a los sombreros de Santa para el próximo año," río.

"¿Así que vas a poner un aviso para el puesto?"

"Pensé en eso, pero luego tuve otra idea mejor, Bueno, al menos, espero que sea una mejor idea."

Ahora su mente estaba en blanco. Estaba enfocada en su totalidad en mí y me moví en donde estaba, pasando mi peso a la otra pierna para parecer más humano, y cubrir mi nerviosismo. Mis ojos se posaron el gorro que todavía estaba inclinado en nuestra dirección.

"Yo pensé…en ti."

Mis ojos volvieron a Rebecca y me tomó un segundo para que sus palabras se registraran, luego me di cuenta que no estaba viendo…yo la miraba fijamente.

"¿Yo?"

Ella asintió y comenzó a hablar rápidamente.

"Sé que regresarán a Washington después de Navidad, y eso está bien, no tendrías que quedarte en Chicago. Es algo que se puede hacer a distancia. Pero tendrías que realizar un par de visitas a la escuela primero, antes de irte, escuchar a los estudiantes y reunirte con los profesores. Y tendrías que buscar diferentes colegios e instituciones, y ver lo que ellos requiere, pero eso se puede hacer por internet y por teléfono."

Mis ojos fueron rápidamente a Bella, que había vuelto la cabeza, parada sobre las puntas de sus pies, mirándome…y ella estaba radiante. No tendría que preguntarle lo que pensaba de esto. Torcí la esquina de mi boca en una sonrisa, de acuerdo con ella. Pensé que había sido discreto pero Rebecca notó mi cambio en la atención y se volvió para ver qué era lo que estaba viendo. Bella se dio la vuelta rápidamente y tosí con fuerza, trayendo la atención de Rebecca volví a mí. Siguió hablando mientras mi mente corría en la logística de su oferta, sopesando cualquier riesgo de sospecha o exposición.

"No sería algo de largo plazo, sé que tiene la Universidad por considerar, pero dijiste que no tenias ningún plan inmediato, y pensé, si podías ayudarme a organizar todo, ponerlo en su lugar y funcionando, entonces probablemente yo lo podría tomar desde allí. Y te pagaría, por supuesto."

¿Pagarme? No, si hacia esto, sería gratis. Abrí la boca para decirlo, tratando de poner las palabras en mi boca antes de que ella hablara de nuevo.

"Rebecca, no puedo aceptar…,"

Hizo un movimiento despectivo con la mano. "No me digas eso, porque si lo haces, entonces voy a retirar mi oferta y encontraré a alguien más."

Sus pensamientos eran determinados – encontraría alguien más y le pagaría. El pago no era negociable. Supongo que podía canalizar ese dinero de regreso a la escuela…si yo aceptaba. Y me gustaría asegurarme que la donación anónima fuera suficiente para cubrir el costo, de todas formas.

"Lo entiendo, Edward, si quieres algo de tiempo para pensarlo, pero, ¿crees que es algo en lo que podrías estar interesado en hacer?"

En el frente, el gorro asentía con vehemencia.

"Yo, lo quiero hacer, pero…¿te lo puedo hacer saber?"

"Sí, por supuesto," ella sonrió pero sus pensamientos registraban decepción. Un poco más adelante los hombros caídos de Bella mostraban los suyos.

No quería decepcionar a nadie, pero me sentía muy inseguro en este momento, porque para mí esto era mucho más que ayudar a Rebecca y a la escuela.

Había reconocido lo que había hecho en el pasado, lo había aceptado, Bella me había perdonado y yo me había perdonado a mí mismo, finalmente, pero ¿estaba listo para ser recordado por eso en una base regular? Porque eso era lo que esto significado.

Los oscuros recuerdos me afectaban cada vez menos en estos días, su atracción sobre mí ahora era débil, pero, ¿podría cambiar si estaba de acuerdo con esto?

Tragué saliva y me pasé la mano por el cabello mientras Rebecca se cerraba la chaqueta más apretada en su alrededor. Podía ver el rostro de Bella en perfil, con una ceja levantada en pregunta. Ella quería que lo hiciera, lo sabía. Y me di cuenta, que si era honesto conmigo mismo, yo también quería hacerlo, pero…

Abbey bostezó y se inclinó hacia delante, apoyando la cabeza contra mi cuello. Su ritmo cardiaco y su respiración me decía que estaba a punto de dormirse. Llevé una mano a mi espalda y acaricié su cabeza suavemente a la vez que bostezaba de nuevo…y entonces supe, en el momento en que mi hija se acurrucaba contra mí, que yo era más fuerte que los recuerdos. Si me entregaba a ellos sería negar lo lejos que había llegado.

Una vez había dicho que la vida de George debía ser celebrada. Me hubiera gustado poder hacer más por la escuela que darles dinero…y aquí había una oportunidad para hacer eso. Y el riesgo para mi familia no era realmente mayor a lo que cualquier otra vez no hubiéramos aventurado.

Nunca estaría orgulloso de mis acciones de esa noche de 1918, pero me sentía orgulloso de George. Y estaba orgulloso de Rebecca, y sus vidas, y lo que ellos habían conseguido, eso era el foco aquí. No yo.

"Bonita imagen, Cullen," murmuré para mí mismo. "No siempre se trata de ti, ya sabes."

Mi voz fue demasiada baja para que Rebecca escuchara, pero no para Bella. Su sonrisa me calentó.

"Bueno, mejor me voy." Rebecca sonrió de nuevo al empezar a alejarse. "Solo házmelo saber, Edward. No estaba pensando en publicar el puesto hasta después de Año Nuevo, así que puedes comunicarte conmigo hasta eso…"

"¡Espero!" Puse mi mano en su brazo y la detuve. "En realidad, no necesito tiempo…" Mis ojos fueron rápidamente a Bella, su rostro estaba levemente volteado, escuchando con atención. "Estaría encantado de aceptar tu oferta, Rebecca. Gracias."

Una vez dicho me sentí diferente, más seguro de mi mismo. Noté que estaba sonriendo y mis hombros estaban relajados.

Los ojos de Rebecca se iluminaron y sonrió. "¿Y me dejarás pagarte?"

"Voy a insistir en ello."

Nos reímos y Bella aprovechó pata dar la vuelta y mostrarme otra sonrisa.

"¡Oh, Edward, muchas gracias!" Rebecca estaba abrazándose mientras sonreía.

"Bueno, gracias por pensar en mí."

Sacudió la cabeza. "Tú eras la opción obvia, una vez lo pensé. Ya sabes, creo que esto resultará muy bien, tú y yo estamos en la misma onda, lo siento, Edward."

Tendió la mano y la sacudí. "¿Te gustaría venir en la mañana y podemos comenzar a conversar?"

La gente de en frente se había movido un poco así que de nuevo podía ver el gorro. Estaba asintiendo.

"O tal vez deberías consultarlo con Bella primero, en vaso de que estén ocupados." El gorro negaba de lado a lado.

"Er, no, no creo que estemos ocupados. Mañana estaría bien."

El gorro estaba asintiendo de nuevo-

"¡Excelente! Estoy muy emocionada." Ella lo estaba, pero comenzó a frotarse los brazos con las manos, tratando de darse calor. Sus pensamientos estaban enfocados principalmente en la escuela y en mí, no podía esperar para comenzar a trabajar, pero las imágenes de una chimenea y una manta de cuadros escoceses comenzaron a opacarlos. Miró hacia los baños químicos.

"¿Crees que Bella regresará pronto?"

"Es difícil saber," dije. "Sabes cómo son esas cosas."

Oí a Bella resoplar y Rebecca rodó los ojos. "Demasiado bien," dijo. Pude ver en sus pensamientos que igualaba el disgusto de Bella. "Bueno, yo debería irme. ¿Así que te veo mañana? ¿A las once está bien?"

"A las once está bien."

"Maravilloso. Oh, ¿le puedes decir a Bella que digo hola?"

"Lo haré. Ella hubiera querido saludarte."

"¿Tal vez ella puede ir contigo mañana?"

Sonreí pero no dije nada.

"Bueno, te veré en la mañana." Hizo un gesto de despedida y se abrió paso entre la multitud. Tan pronto como ella había desaparecido di un paso hacia delante y estiré la mano, alcanzando a Bella para acercarla a mí, envolviendo mis brazos a su alrededor. Necesitaba sentirla cerca de mí.

"Wow," dijo ella, echando los brazos a mi alrededor lo mejor que podía, considerando que tenía un cargador en mi espalda. "¡Edward, esto es fantástico! ¿Cómo te sientes?"

¿Cómo me sentía?

"Um, un poco aturdido, la verdad. Realmente no lo vi venir. Pero también estoy…feliz."

Rió. "Estoy muy contenta de que dijeras que sí. Pensé que no lo harías." Se acercó, acarició mi mejilla y alcé mi mano para mantenerla allí.

"Bella…," dije y una realización me goleó de pronto y reí. "Nunca antes he tenido un trabajo."

∙∙∙/∙∙∙

Las cajas vacías estaban apiladas en el piso de la sala de estar y Abbey estuvo feliz de romperlas.

"Ahora no tendremos nada en donde empacar las decoraciones cuando el árbol se venga abajo," Bella miraba la sonrisa de nuestra hija, y la destrucción de papel y cartón que la rodeaba.

Reí entre dientes y levanté a Abbey. "Creo que de todos los problemas de la vida, este es probablemente uno de los mejores, amor."

"Muy cierto," dijo riendo. "¿Ahora estamos listos para la estrella de Abbey?"

Dimos un paso atrás y estudiamos el árbol. Delicados adornos de cristal hilado italiano adornaban la punta del árbol, fuera del alcance de pequeño dedos. Muñecos de plástico y Santas llenaban las ramas más bajas, a la espera de ser retirados y mutilados. Una delgada tira de oropel, dorado y plateado, caminaba entre las decoraciones. Era un árbol impresionante.

Había demorado dos días. Había pasado tiempo en la escuela de música con Rebecca, los profesores y estudiantes. Había llamado a Carlisle para hacerle saber sobre mi participación, él había estado de acuerdo en que no podía en riesgo a la familia y estaba orgulloso y emocionado por mí. Le contaría a Esme, pero no a los otros, dijo. Pensaba que yo debería compartir las noticias, aunque estábamos en que Alice probablemente ya sabía.

También habíamos salido de compras para Navidad y le mostramos a Abbey todos los escaparates de las tiendas. Ella había mirado a los Santas en las esquinas y rebotado en su coche con la música de Navidad a donde quiera que íbamos.

Ahora, que la compra estaba hecha, que nuestra familia estaba a un día de distancia, yo estaba listo para deleitarme con la paz y la felicidad de adornar el árbol con Bella y Abbey para la primera Navidad de Abbey.

Metí la mano en el bolsillo. "Antes de poner la estrella…," dejé la frase inconclusa y le tendí Bella la bolsa negra de terciopelo con Crystallier grabado en plateado.

"Oh," se vio sorprendida y me pregunté, un poco triste, si quizás este recuerdo no se había quedado con ella después de la transformación. Estiré la mano y toqué sus dedos que acariciaban el terciopelo.

"¿Recuerdas la pasada Navidad? ¿Cuando compré la estrella de Abbey, dijimos que compraríamos un nuevo cristal cada año?"

Levantó la mirada y me sonrió. Recordaba. "Y dije que necesitaríamos un árbol grande si íbamos a tener más de un millón."

"Y yo dije que conseguiríamos dos árboles," sonreí.

"Sí," Estaba sonriendo, tomando solo la punta de su labio inferior entre sus dientes. Siempre había generado una reacción en mí, lo había hecho desde la primera vez que la había visto hacerlo, en el estacionamiento del instituto en Forks. Tomé una respiración rápida y asentí a la bolsa en sus manos mientras alejaba mis dedos.

"Bueno, este es el número dos."

Inclinó la bolsa en su mano y luego jadeó cuando el cisne de cristal se deslizó en su palma.

"Oh…Oh." Tocó la punta del pico dorado con suavidad, ahora mordiéndose el labio más fuerte, y veía debajo donde Bella 2007 estaba grabado.

"Edward…," susurró y me miró. "Gracias."

Luego dio un paso adelante y deslizó el hilo dorado en una rama de la parte superior. La luz rebotaba en las facetas del cristal y enviaba pequeños patrones de color a todas partes, como si un arcoíris se hubiera roto y derramado sus pequeñas piezas por toda la sala.

"¡Ah!" Abbey jadeó y se acercó hacia los pequeños patrones de luz que bailaban en las paredes, techo y muebles. La levanté en mis brazos.

"Espera, hay más," dije y saqué su estrella de mi otro bolsillo. La levanté para que la pudiera ver y tocar, sintiendo la suave superficie. "¿La ponernos en el árbol?" Observó atentamente mientras extendía la mano y la colgaba de la rama más alta del árbol.

La luz golpeó también, y el número de arcoíris se duplicó.

"Mira su carita," Bella dijo en voz baja.

Lo hice.

Los ojos de Abbey estaban muy abiertos, tratando de ver en todas partes a la vez, girando la cabeza y volviéndola hacia todos lados.

"Toquemos las lindas lucecitas," dije y besé su mejilla mientras caminábamos lentamente por la habitación mientras Bella nos miraba con una sonrisa.

La llevé a la pared para que pudiera tocar y sus deditos se curvaron para tratar de agarrar las luces. Después de muchos intentos se dio cuenta de que no iba a pasar y se concentró solo en mirar y tocar, viendo como los colores se movían sobre sus dedos al acariciar los arcoíris.

Pasamos un rato así, solo de pie, mientras ella miraba la danza de arcoíris en la pared y sobre sus dedos. Una vez ella levantó mi mano y la llevó a la pared, esperando ver si yo tenía mejor suerte. Curvé los dedos como ella había hecho, pero hizo un mohín cuando le enseñé mi mano vacía. Hice una mueca también y ella comenzó a reír. Besé su cabeza con suavidad.

"¿Deberemos detenerla?" Bella preguntó. "Las ramas de abajo van a quedar desnudas pronto si ella sigue así."

"Bueno, todos son a pruebas de niños, y esperábamos esto." Tomé la mano de Bella y la llevé al sofá. "Aunque, tal vez deberíamos solo entregárselos a ella sin que tenga que colgarse del árbol primero."

Bella rió y metió los pies debajo de ella, apoyando la cabeza en mi hombro.

"Mm, no, creo que para ella la parte más divertida es tirarlos," dijo.

Abbey trabajó sistemáticamente y en profundidad, quitando todos los adornos a su alcance, masticando algunos, jugando con los demás, mientras nos sentábamos en el sofá a mirar. No pasó mucho tiempo y las ramas de abajo estaban casi desnudas, como Bella había previsto. Por lo tanto, tendríamos un árbol a medio decorar para Navidad.

"Supongo que tendrá que parar ahora, todo lo más está fuera de su alcance."

La mano de Bella apretó la mía y me volví para besarla. Justo cuando cerraba los ojos y nuestro labios se tocaba oí a Abbey cambiar de posición y capté un instante de sus pensamientos. Tenía su mirada puesta en algo nuevo. Abrí los ojos y la vi extenderse hasta tomar una rama, tratando de sacar un adorno de cristal fuera de su alcance. Y de pronto la rama se dobló y Abbey estaba cayendo y crucé la habitación, atrapándola con un brazo mientras agarraba el árbol y lo mantenía erguido.

"¡Abbey!" Bella estaba a mi lado, levantando a una muy sorprendida Abbey en sus brazos.

"Ella está bien. Probablemente más asustada que otra cosa," Noté que mi voz no estaba completamente firme a la vez que Abbey se acurrucaba contra Bella y comenzaba a llorar.

Una punzada de miedo me recorrió cuando me di cuenta de lo estaba pasando, pero tomé aliento, determinado a no sobre reaccionar. Abbey no estaba herida, los niños hacen esas cosas, era parte de tener hijos, estábamos aprendiendo.

Los llantos de Abbey de tranquilizaron y ella levantó la cabeza del hombro de Bella. Sorbió, me miró y estiré mis brazos.

"Papi."

"Está bien, pequeña, está bien," murmuré mientras la tomaba desde Bella. Hipó un poco más y le di unas palmaditas en la espalda. Después de un momento puse mis dedos en su barriguita y los moví suavemente. Rió y tomó mi mano.

"Ella está bien," dije, ahora comenzando a relajarme.

"Lo está," podía escuchar el alivio en la voz de Bella. Creo que habíamos pasado un susto. "Bueno, probablemente no lo intentará de nuevo, de todas formas. Eso la mantendrá alejada."

Comencé a asentir en acuerdo, pero otra mirada a los pensamientos Abbey cambió mi parecer. Estaba penando en los otros adornos del árbol, su mente estaba claramente enfocada en las esferas rojas con copos de nieve dorada grabados en ella – la que estaba cerca de la punta del árbol. Se inclinó en mis brazos para alcanzarla. Suavemente sostuve sus manos en una mía y la alejé.

"En realidad, amor, yo no creo que esté espantada del todo."

Media hora más tarde Abbey estaba dormida en su cama y el árbol de Navidad era solo una rama en una esquina, con una estrella de cartón en la punta y una pieza de oropel. Saqué los restos del árbol al patio, justo cuando comenzaba a navegar.

La luz de la luna irradiaba luz plateada, capturando a los copos mientras flotaban en el aire, haciendo que brillaran y se vieran como diamantes.

Oí a Bella moviéndose en la casa, para encontrarme. Me di vuelta y la observé mientras pasaba la puerta del patio, con los pies descalzos a través del suelo al acercarse a mí.

"Lo siento si no resultó tan bien como lo habíamos planeado." Envolvió sus brazos a mí alrededor desde atrás y apoyó la mejilla en mi espalda. "Creo que la vida familiar no siempre es perfecta."

"La mía lo es," sonreí y me volví para poder darle un beso. "Y mientras Abbey esté a salvo no me importa si el árbol de Navidad es un palo en un cubo."

Bella soltó un bufido. "Prácticamente lo es, Edward."

"Tienes razón," reí. "¿Así que esta es una de esas vergonzosas historias de niñez que los padres cuentan por años y años?"

"Sí. Y en el caso de Abbey será así por mucho tiempo."

Miramos el árbol tumbado en el suelo, gradualmente cubriéndose de nieve.

"Así que, ¿qué hacemos con esto ahora?" Estaba pensando en voz alta pero era claro que Bella tenía una idea cuando sus manos apretaron las mías.

"¿Dime?" Le sonreí, quitando algo de cabello de su cara.

"Bueno, es solo un pensamiento, y los vecinos pueden pensar que estamos locos, pero, ¿Por qué no ponemos el árbol de navidad afuera? Podemos decorarlo y va a extra fuera de las tentaciones de Abbey. ¿Qué piensas?"

Lo pensé por un momento. Abbey no podía abrir las puertas, no podía salir fuera sin alguno de nosotros. Nuestra familia iba a llegar mañana y estaría completamente distraída igualmente.

"Me gusta," dije sonriendo.

Por lo que enterré el árbol en la tierra. Bella puso de nuevo la decoración, y adornamos el árbol a la luz de la luna mientras la nieve seguía cayendo suavemente.

"Creo que deberíamos hacer esto todos los años," Bella susurró al acurrucarse contra mí. "Tener un árbol dentro y uno afuera." Hizo una pausa. "Aunque el árbol de adentro podría ser un palo en un cubo también para la próxima Navidad."

"Puede ser," reí. "Pero Abbey estaría más grande. No morderá los adornos del árbol para siempre."

Y realmente, eso era lo hermoso…Abbey crecería, cambiaría y alcanzaría una edad adulta y tendría una vida…y árboles de Navidad. Bajé mi rostro hacia el de Bella y la besé.

Nos quedamos afuera por un rato esa noche.

∙∙∙/∙∙∙

Mi familia había llegado.

Habían llegado estrellándose contra la puerta con abrazos para Bella y para mí justo cuando Abbey terminaba su desayuno. Emmett la levantó de su silla lata, aún con la papilla pegada en la cara y dedos, y ella pasó alrededor por abrazos y besos, ya que todos necesitaban su dosis de Abbey. Dudaba que Bella o yo lograríamos cargar a nuestra hija antes de acostarse.

Me quedé con Bella y observamos mientras Abbey reí y pasaba su mano pegajosa por toda su familia. A nadie parecía importarle, incluso a Rosalie.

"¿Podemos ver el resto de la casa?" Esme preguntó una vez que el entusiasmo inicial se había calmado y me había sorprendido el golpe de sentimientos que experimenté mientras les daba un tour, mostrándole las habitaciones, haciendo de anfitrión. Ellos se mostraron entusiastas y curiosos, y reí con sus insistentes preguntas, algunas dichas y otras pensadas.

"¿Quién está en tu habitación, Edward?"

¿Quién usaba las habitaciones del piso de arriba?

"¿Ese panel de vidrio es original?"

¿Así que tú y Bella están en la habitaciones tus padres, hum? ¿Eso es, ya sabes, raro?

"Er, Abbey tiene mi antigua habitación. El vitral es el original. La casa fue diseñada considerando personal, por lo que los cuartos de arriba habrían sido suyos. Y no, Emmett, no es raro, no lo fue hasta que lo dijiste así."

Una vez que la gira había terminado y había respondido a sus preguntas, nos fuimos de nuevo a la sala y todos se sentaron, mirando a Abbey mientras removía y reponía el oropel de la rama una y otra vez.

"¿Así que tenias sirvientes?" Jasper preguntó y sacudí la cabeza.

"Tuvimos una cocinera por un tiempo y ella vivía arriba. Había alguien para la limpieza, pero no vivía aquí. Creo que llegaba en la mañana y se iba después de almuerzo.."

Esme estaba de pie junto a la chimenea, examinando la madera y el mármol, los azulejos con miniaturas que hacían el hogar.

"Es una casa hermosa, Edward. Y tú y Bella la han renovado perfectamente. Me encantan los colores y la mezcla de lo antiguo con lo moderno."

"Fue Edward quien lo hizo." Bella estaba en mi regazo, sentados en una de las sillas de cuero.

"Elegimos juntos los colores y los muebles," corregí, sonriendo y acariciando su cabello con la nariz.

Edward.

Me volví en respuesta a mi nombre en los pensamientos de Carlisle. Estaba de pie cruzando la habitación, a lado de Esme junto a la chimenea. Estaba sonriendo y el orgullo en sus ojos era evidente.

"Haz hecho un hermoso hogar para tu familia, hijo."

Sus palabras tenían más significado de lo que los demás se darían cuenta y me afectaba profundamente.

Fue la llegada de Carlisle lo que había previsto mayormente, porque él recordaría esta casa, y yo, de esa vez en 1921 y sólo el apreciaría el viaje que yo había realizado. Quería responder y hacerle saber lo mucho que sus palabras significaban, puro como sucede a veces conmigo, no encontré las palabras. En lugar de esos cerré los ojos y asentí con la cabeza en reconocimiento a sus pensamientos me dijeron que lo entendía.

Bella comprendió también. Su pequeña maño apretó la mía y ella dejó un suave beso en mi sien.

"¿Pongamos los regalos debajo del árbol?" Preguntó Alice, aplaudiendo y lanzó una mirada desconcertada a la rama en el bote.

Hubo un murmullo general en acuerdo hasta que Bella y yo sacudimos la cabeza.

"No creo que sea una buena idea," dijo Bella. "Abbey va a terminar rompiendo el papel."

Nuestra hija alzó la vista y sonrió al oír su nombre.

"Es por eso que el árbol está así." Asentí, ahora más elocuente.

"¿Ella hizo eso?" Emmett apuntó a lo que quedó de follaje.

"No exactamente," La historia del debacle del árbol de Pascua tuvo su primer relato y la casa se llenó de risas.

"Creí que estaban siendo minimalista," Alice sonrió. "Pero me gusta la idea del árbol afuera."

"Se ve muy hermoso en la noche," Bella dijo suavemente. Pasé el pulgar sobre su muñeca y sentí el escalofrío rodar a través de ella, ya que ambos recordábamos lo que había sucedido bajo el árbol de Navidad la noche anterior.

"¿Cuándo llegan Charlie y Sue?" Carlisle le preguntó a Bella.

"La víspera de Navidad. Voy a conseguir comida y estoy planeando cocinar la cena de Navidad para ellos, y Abbey, el día de Navidad. Espero que a nadie le importe." Miró a todos y comenzó a morderse el labio, sabiendo de primera mano, como el olor de los alimentos humanos podían ser de desagradables. Y cocinar carne asada con verduras y salsa era muy diferente a los platos sencillos que hacíamos para Abbey.

"Por supuesto que no nos importa," Edward sonaba sorprendido. "Creo que todos deberíamos sentarnos a la mesa."

Carlisle miró de Bella a mí, sonriendo. "Se trata de estar juntos. Nosotros no comemos, pero una conversación animada nunca ha sido un problema para esta familia."

El rostro de Bella se suavizó y sonrió – esto era algo que le importaba. "Gracias a todos."

"¿Terminaron sus compras para Navidad?" Esme preguntó. "Porque podemos cuidar a Abbey si eso le hace las cosas más fáciles."

"Hemos terminado," Bella me sonrió.

"Oh, ¿entonces que le tiene a Abbey para Navidad?" Alice era todo entusiasmo y se inclinó más ceca.

"¿No lo sabes?" Bella preguntó, sorprendida.

"No, no lo veo todo, lo sabes. Entonces, ¿qué tienen para ella?"

"Bueno, debería ser Edward quien te cuente," respondió, rodando los ojos.

"Haces que suene como algo grande, Bella." Me sentí un poco indignado por su respuesta.

"Bueno, parecías pensar que lo era en ese momento. Estabas muy emocionado en la juguetería."

Me encogí de hombros. "Estaba contento por encontrar algo tan adecuado, eso es todo."

"¡Entonces dinos!" Alice dijo. "Ooh, no, no te preocupes, lo puedo ver ahora." Y luego se echó a reír.

"No todos podemos leer mentes o predecir el futuro," Rosalie replicó hacia mí y reí.

"Lo siento, Rose." Y aunque sabía que Abbey no entendía, bajé la voz de todos modos.

"Le compramos algo de Duplo."

Me encontré con seis caras en blanco.

"¿Qué es eso?" Jasper preguntó.

"Es lego para niños. Los bloques son mucho más grandes." Use mis dedos para darles una estimación del tamaño.

"¡Genial!" Emmett sonrió. "Se lo pasará muy bien con eso, y nosotros nos divertiremos al ayudarla en la suya."

Asentí. Lo haríamos. "Hay una gran variedad de sets disponibles…un zoológico, una granja, el tren del circo es genial, hay un castillo y un set de transporte con autos, buses y camiones."

"¿Cuál de esos le compraste, Edward?" Esme preguntó y supe que mi rostro mostraba timidez al responder.

"¿Uno?"

Hubo risas y la atención de todo se fue de pronto a Emmett, quien se había levantado y se paseaba como un humano con un secreto por el que desasía en ganas de contar.

"Um, la verdad, tenemos noticias," anunció, sonriendo. "Y salté de mi cabeza, Edward. ¡Déjame sorprenderte por una vez!" Inmediatamente su mente se enfocó en la última vez que había jugado paint ball, a las afueras de Seattle. "Ya es bastante malo que Alice probablemente ya lo sepa."

Dio una sonrisa tímida. "Sólo la idea general, no los detalles," dijo ella.

El hecho de que tuvieran noticias no me sorprendía. Él había estado nervioso desde que había llegado y sus pensamientos, usualmente completamente abiertos y sin resguardo, habían estado un poco más cuidados. Rosalie estaba rodando los ojos. Suave, Emmett, una forma muy sutil de introducir el tema.

"¿Se van a casar de nuevo?" Jasper arrastró las palabras.

"No." Rosalie respondió. "Aunque, no lo hemos hecho en un tiempo," miró a Emmett mientras vestidos de novia de diseñador bailaban en cabeza.

"Ooh, ¡Abbey podría ser la niña de las flores!" Los pensamientos de Alice se filtraron y hablé rápidamente.

"Vamos, Emmett, ¿vas a decirnos o nos vas a hacer esperar?" Rápido, antes de que Abbey se vista como una muñeca, esparza pétalos de flores y libere palomas.

Emmett se sentó en el brazo del sofá y le sonrió a Rosalie mientras tomaba una respiración profunda y enderezaba los hombros. Alzó la vista y miró a su alrededor.

"He comprado un negocio. No voy a volver a la secundaria."

Se hizo silencio y sabía que la sorpresa estaba escrita en mi cara. Bella estaba con la boca abierta, mirando.

"Wow," Los ojos de Jasper estaban muy abiertos, mientras Alice entregaba una sonrisa tranquila.

"¿Qué tipo de negocio?" Pregunté, su mente estaba centrada en el juego de paintball, lo que no me daba ninguna pista. Emmett me miró y sonrió.

"Skirmish World, a las afueras de Seattle."

¿Skirmish World? ¡Había comprado un negocio de paintball! ¡Él había estado bloqueándome con pensamientos de las cosas que escondía! Comencé a reír mientras Jasper siseaba. "¡Sí!"

"¡Te pillé, Edward! Deberías haber visto tu cara."

"Lo hiciste. Pero, ¿Skirmish World? ¡Eso es fantástico!" Y Bella reía por la emoción que podía oír en mi voz.

Carlisle estaba riendo y Esme sonreía – estaba claro por sus pensamientos que Emmett ya les había contado.

"Entonces, la familia juega gratis, ¿cierto?" Jasper preguntó-

"¡De ninguna manera! ¡Estoy comenzando un negocio!" Emmett rió y se volvió a mirar a Rosalie. Le dio una rápida sonrisa, con expresión bastante natural, pero su orgullo por él era claro en sus pensamientos.

"Entonces, paintball, skirmish, eso es donde corres con pistolas cargadas con pinturas tratando de marcar uno al otro, ¿verdad?" Preguntó Bella y Rosalie estaba asintiendo.

"Eso eso," dijo ella.

"No, no, es más que eso," dije, pensando en las posibilidades, entusiasmado con la idea de jugar de nuevo.

"Mucho más," Jasper asintió. "Es sobre estrategia, planeación…,"

"Velocidad y sigilo," agregué.

"Astucia," Jasper susurró, mirando a Bella, asintiendo lentamente.

Y con un ruedo de ojos casi simultaneo, Rosalie, Alice y Bella, comenzaron a reír.

"Bueno, felicitaciones, Emmett," Bella fue a abrazarlo. "Es una gran noticia. ¿Cómo se les ocurrió?"

Emmett se encogió de hombros e indicó con la cabeza a Abbey, que había envuelto al cinta a su alrededor y trataba de quitársela. Estaba llena de upemos trozos de papel dorado y plata. Ella era su propio árbol de Navidad.

"He estado pensando desde que Abbey llegó…soy su tío, ya sabes, no quería ir a la escuela con ella en algún momento." Se encogió de nuevo. "Simplemente pensé que era hora de crecer."

"Y yo estuve de acuerdo," Rosalie agregó, alcanzando la mano de Emmett y la apretó.

Bella asintió. "Puedo entenderlo," dijo en voz baja, cuando volvió a sentarse a mi lado. Se acurrucó a mi lado, apoyando la cabeza en mi hombro. Incliné la cabeza, esperando ver sus ojos, quitó el cabello de los míos y sonrió. Sabía que las noticias de Emmett ayudarían en reafirmar las decisiones que ya había tomado sobre la universidad y trabajar y yo estaba emocionado por ella, por todos nosotros. La besé rápidamente mientras Emmett continuaba.

"Pero la decisión realmente se produjo cuando viajábamos a Seattle hace una semana. Íbamos pasando por Skirmish World y había un enorme cartel de Se Vende en la entrada…me gusta el paintball, así que lo compré."

Para Emmett fue muy simple, pero esa era por lo general la vida para él. No se complicaba las cosas.

Mis ojos se posaron en Alice y ella sonrió. El cambio está llegando, pero es bueno.

"Eso va a ser genial," Jasper estaba sonriendo y podía verlo formulando varias estrategias en su mente.

"Sí, bueno no todo será diversión y juegos," Emmett estaba tratando de ser serio, pero su sonrisa seguía apareciendo y lo despistaba. "Hay verdadero trabajo por hacer, pero pueden ayuda si quieren. Yo puedo ponerlos en la nomina, si recargan las pistolas con pintura."

Jasper rió.

"Sí, creo que voy a pensar en ello. ¿Pero solo trabajaras ahí? Tal vez puedo ser tu asistente de, y Edward puede llenar las pistolas."

Me eché a reír y Emmett explicó.

"Ya hay un gerente de tiempo completo y dos supervisores de juego, y van a mantener sus trabajos porque son los que mayormente tratan con los clientes. Voy al tener algún contacto humano, obviamente, pero voy a manejar el negocio por otros lados, probablemente no estaré todos los días allí, mucho se puede hacer a distancia con un computador o el teléfono. Pero tengo planes…no ofrecen juegos de noche, y creo que sería una buena idea, skirnish nocturnos con lásers,…¡láser tag!"

"¡Lásers!" Jasper y yo dijimos al mismo tiempo y luego nos pusimos a reír. Bella rodó los ojos.

"Suenan como un par de adolescentes," dijo.

"Er, diecisiete, amor, ¿recuerdas?" Me señalé.

"Y yo solo tengo veinte." Una esquina de la boca de Jasper se curvó en una sonrisa de satisfacción.

"Mm, eso lo demuestra," Bella murmuró, pero estaba sonriendo.

"Quiero oír más," Jasper se inclinó hacia delante, con los codos en las rodillas, todo oídos. "Mencionaste lásers." Junto a él, Alice rió.

"Sí, láser. Y podríamos tener como objetivo a grupos corporativos, grupos de construcción, todas esas cosas. Por el momento solo manejan fiestas de niños y los chicos quieren divertirse los fines de semana, pero creo que puedo convertirlo en algo más que eso. Estoy pensando que podríamos hacer promociones para todo el fin de semana, poniendo dos equipos en contra, con un completo diseño de campañas militares. Eso es lo que toda la industria está haciendo."

A pesar de su actitud relajada, Emmett tenía un cerebro agudo y estaba claro que había pensando en todo.

Jasper estaba asintiendo, su mente corría con ideas.

"Y hay terreno disponible en el lugar. Estoy pensando en comprarlo, expandir el campo de juego y construir algunas cabañas con habitaciones donde la gente se pueda esconder…eso incrementará la tensión en el juego, no saber si hay alguien en el interior, escondido en la siguiente esquina. Ya sabes, no bajes al sótano," dijo con voz espeluznante. "Ese tipo de cosas."

"Excepto que no tendrán sótanos," Rosalie arrastró las palabras y Emmett rodó los ojos.

"Sabes lo que quiero decir. No entres en esa habitación…¿eso está mejor?"

Ella asintió.

"¿Y tú, Rosalie? ¿Vas a participar?" Por la pregunta de Bella Rosalie se volvió hacia su esposo y sonrió con suavidad, de forma genuina. "Él está feliz, y si él quiere que lo ayude, lo haré," dijo. "El negocio viene con un par de vehículos todo terreno para circular por la propiedad y Emmett piensa comprar algunos más si se expande, por lo que yo me ocuparé de eso." Luego su expresión se endureció. "Pero si la pintura cae en mi cabello una vez…,"

Reí a la vez que Emmett se inclinaba y la besaba. "Yo te ayudaré a quitarla, Rosie."

Luego puse mi atención de nuevo en Abbey y su oropel mientas la mente de Emmett se convertía en una zona de exclusión.

"¿Alguien dijo algo por lo joven que te veías?" Bella estaba curiosa. "Quiero decir, que hayas firmado los contratos y esas cosas, ¿no?"

"Llevaba un traje," Rosalie dijo. "Siempre se ve mapas viejo en un traje." Y más sexi, añadió mentalmente y solté un bufido, tratando de disfrazarlo en una tos. Me miró.

"Los vampiros no tosen, Edward. Mantente fuera de mi cabeza."

"Er, lo siento," murmuré. "Entonces, Carlisle, ¿alguna vez vas a jugar?" Yo estaba dispuesto a cambiar de tema.

"Creo que lo haré," dijo con una sonrisa. "He tenido que diseñar estrategias en muchos puntos de mi vida, no creo que sea muy difícil jugar con ustedes."

Hubo risas y los ojos de Jasper estaban brillantes y su mente era un torbellino de planes.

"Estoy interesado en ver cómo juegan," dijo.

"¿Está todo terminado?" pregunté.

"Sí, todo es mío. Oh, y lo he comprado con mi nombre humano, McCarty, por lo que no estará vinculado a la familia, Así que, sí…esas son nuestra noticias."

Hubo más felicitaciones y luego se hizo silencio mientras todos dejaban que las noticias se asentaran.

"Edward también tiene algunas noticas," Alice dijo de pronto, no había habido ninguna advertencia en sus pensamientos y todos me miraban.

"Gracias por eso, Alice. ¿Asumo que estamos hablando de las mismas noticias?"

Me mostró una visión de Rebecca y mía en la escuela de música.

"¿Y?" Rosalie estaba algo impaciente, sus uñas se movían sobre el cuero del brazo del sillón.

Tomé una rápida respiración mientras Bella me besaba la mejilla.

"Yo, er, tengo un trabajo."

Hubo más silencio mientas los pensamientos de los demás tomaban diferentes escenarios, desde piano concertista, a doctor a…¿bibliotecario?

Miré a Emmett, sorprendido y se encogió de hombros. "Te gustan los libros y estar en silencio," dijo simplemente.

Así que le conté todo sobre la oferta de Rebecca y lo que haría con la escuela.

"¿Coordinador de estudios? Suena impresionante," Jasper sonrió.

"¿Se convertirá en algo a largo plazo?" Rosalie preguntó.

Apreté la mano de Bella al responder.

"Supongo que podría. La situación de la beca cambiará año a año, dependiendo de la cuantos la quiere, que instrumentos tocan. Hay un margen para el futuro, establecer programas para toda la escuela, no sólo con los estudiantes becados. He descrito algunos planes brutos a Rebecca y ella está interesada y hablaré con la Universidad y el Conservatorio sobre los prerrequisitos después de las vacaciones."

"¿Así que se quedarán para que puedas arreglar todo?"

"No lo sé todavía. Podría ser yo o Rebecca podría contratar a alguien más para hacerlo. Voy a pensar en ello cuando llegue el momento. Hay otras cosas en las que estoy interesado en seguir, también."

"Sabes que puedes hacer otras cosas y aún así trabajar en la escuela de música, ¿cierto?" Emmett me sonrió. "Quiero decir, sé que eres capaz." Era verdad. Podía seguir siendo el coordinador de estudios mientras trabajaba en otros proyectos. Era a sin duda algo a considerar.

"Y Bella está planeadnos ir a la universidad," dije con orgullo, viéndola mientras bajaba la cabeza. Su sonrojo no estaba allí, pero casi podía estar mientras muy tímidamente esbozaba sus ideas para la universidad y el trabajo.

Alice aplaudió. "Lo vi venir, sólo no podía ver cuándo. ¿Intentarás para el próximo año?" preguntó.

"Tal vez, o al año después. Todavía hay algunas cosas que arreglar primero, pero pronto, yo creo."

"Supongo que eso no deja a nosotros." Jasper son rió viendo los ojos de Alice y ella lo hizo de vuelta. "¿Que quieres hacer cuando seas grande, Alice?" preguntó. Rió un poco.

"Muchas cosas diferentes," dijo.

Todos estaban en sus habitaciones, acomodándose cuando Carlisle se acercó a Bella y a mí en la cocina. Abbey estaba comiendo un bocadillo y Carlisle pasó a la mano sobre su cabello mientras tomaba un sobre grueso de su bolsillo.

"Esto llegó juntos antes de irnos," dijo. La estampilla decía Italia y mi cuerpo ya frio s convirtió en hielo.

Le entregó el sobre a Bella.

"Así que esta es la nota de agradecimiento, supongo." Dijo tímidamente, sus dedos estaban temblando, y puse mi mano sobre la suya.

"Asumo que todo está bien," Carlisle dijo y apoyó su mano en mi hombro, dándose cuenta de lo tenso que estaba. "Alice no ha visto nada."

"Eso no ha estado en tus pensamientos o en los es Alice," dije, mis ojos estaban en los dedos de Bella mientras los deslizaba bajo la solapa del sobre.

"Le pedí a Alice que no pensara en ello. Estaba esperando por el momento justo, cuando estuviéramos solos. Creí que Bella no querría una audiencia."

Asentí agradeciendo su consideración.

En el taburete a mi lado Bella estaba tomándose su tiempo para abrir el sobre y tuve que detenerme de quitárselo para que ella no tuviera que lidiar con ella.

Nunca habíamos estado seguros de si los Volturi responderían a las fotografía que les habíamos enviado. Era posible que esto fuera solo un reconocimiento y su interés en Bella estaría satisfecho.

O podría ser una situación. Era posible que quieran verla, saber si su inmunidad a los dones de los vampiros se había transferido a su nueva vida. No iríamos. Tomarías a Abbey y pasaríamos a la clandestinidad hasta que ella fuera capaz de vivir de forma independiente. Pondría fin a nuestros planes de trabajo y universidad por un momento, pero podíamos…

"Oh." Bella dijo de pronto y entonces comenzó a leer en voz alta.

"'Querida Bella, estamos en deuda por las fotografías que nos has enviado. Verdaderamente te has hecho en un vampiro exquisito y nos preguntamos si eres tan interesante como lo eras de humano. Estamos encantados de que por fin te hayas unido a nosotros, algunos de nosotros nos peguntábamos es eso pasaría alguna vez. Por favor, debes saber que siempre tendrás nuestro afecto y esperamos que nos complazcas con tu visita algún día'. Y luego sólo firman Aro, Marcus y Caius."

Miró a Carlisle y a mí. "Esto no es malo, ¿verdad? No suena malo."

Suspiré y me aferré a ella. "Ellos quieren verte. Quieren saber si sus poderes te afectan. Nos preguntamos si eres tan interesante…Esperamos que nos complazcas con tu visita algún día…esa es su manera de decir que tu presencia es requerida."

Ella frunció el ceño y volvió a mirar el papel. "No lo dice específicamente. Pero si eso es lo que significa, tú dices que el tiempo significa algo muy distinto para los Volturi, así que los podríamos visitar en cien años, eso estaría bien, ¿no? Abbey estaría grande y ellos no tendrían que saber de ella."

Negué con la cabeza y la acerqué más a mí. Mis ojos fueron a Abbey. Carlisle la había sacado de la silla alta y la estaba cargando. Ella tiraba de su nariz y él se reía con ella, pero sus pensamientos estaban enfocados en nosotros.

"¿Recuerdas el don de Aro, amor? Él querrá tocar mi mano, lo vería todo, él vería a Abbey. Todo lo que sé de ella, él lo sabría. Ella tendría que pasar a la clandestinidad, y sin que sepamos donde. Tendríamos que separarnos de ella para mantenerla a salvo. O por lo menos, yo tendría que separarnos de ustedes." Me mataría, pero yo lo haría.

Bella contuvo un fuerte jadeo.

"Pero Alice no ha visto nada malo." Su voz sonaba tan pequeña, tan tímida.

"Eso es porque los Volturi no saben de Abbey. Ellos solo esperan que recibas esta carta, sé que quieren verte y que vayas. Y tienes razón sobre el tiempo, no tienen en mente un cuando en específico, por lo que probablemente todavía no están pensando en ti ahora mismo. Pero están expectantes. Si pasa demasiado tiempo ellos pueden sospechar."

"Y hasta que me vean, esto estará sobre nosotros. Ellos podrían verlo en serio en cualquier momento, ¿verdad?"

Asentí y el enojo comenzó a surgir en mí. Dejé ir a Bella y empujé el piso, pasándome las manos por el cabello al levantarme. Me tomé de la mesada de mármol y traté de respirar de manera uniforme. Me preguntaba si debería pedirle a Carlisle que saque a Abbey de la habitación para que no me viera así. Pero el tenerla aquí me daba una apariencia de calma y control.

"¿Ellos vendrían a vernos?" La voz de Bella era apenas un susurró.

El veneno inundó mi boca y me esforcé por mantener la voz firme mientras miraba fijamente las migas de las tostadas y la cuchara de osito en el mostrador. Toqué la cuchara con la punta del dedo y sentí como si mi corazón se fuera romper.

"Es posible."

Por el rabillo del ojo la vi asintiendo.

"¿Podría verlos Alice?"

"Lo más probable, y eso nos daría la ventaja para encontrar un lugar donde esconderse."

Habíamos llegado tan lejos, habíamos llegado a un lugar que nunca creí posible, y ahora todo estaba en duda. Esto nos seguiría, corrompiendo cada decisión que tomáramos. Quería romper algo. Mis dedos estaban dejando surcos en el mármol de la mesada.

Mi familia había entrado lentamente en la habitación, obviamente por haber escuchado la discusión.

"Entonces iré a ver a Aro sola," la voz de Bella estaba muy tranquila pero fuerte y sin necesidad de leer en mi mente, ella conocía exactamente mis pensamientos. "Y no me digas que no me dejarás hacerlo, Edward. Esta es nuestra hija, y hacemos lo que sea para mantenerla a salvo, ¿cierto? Ahora también soy fuerte, ¿recuerdas? Ambos podemos proteger a Abbey, podemos protegernos uno al otro."

"Bella yo…,"

"Recuerdo lo que te hicieron en Volterra, Edward." Su voz se quebró al hablar. "Y eso no volverá a ocurrir, te lo prometo." Tragó fuertemente y pude como su propia ira crecía, sustituyendo su precedente ansiedad. "Nos aseguraremos de que nunca sabrán sobre Abbey. E incluso si ellas la encuentras, nadie le tocará un cabello de la cabeza. Nadie, nunca. Ambos haremos que sea así."

Y de pronto, por un segundo fugaz, su amor era tan feroz que era tangible. Casi lo podía sentir, protegiéndome, defendiéndome. Su poder me dejó perplejo, y me dejó sin ninguna duda de su fuerza y resolución.

Suspiré y asentí a la vez que Bella se acercaba a Carlisle y tomaba a Abbey. Vino hacia mí y pasó su brazo a mí alrededor por lo que la abracé.

"Me has salvado tantas veces, Edward," susurró y entendí.

"No vamos a vivir nuestras vidas como si hubiéramos hecho algo malo," dije. "Creo que tememos que hacer frente a esto." Me volví hacia mi hermana.

"Alice, he tomado una decisión." La habitación quedó en silencio, y todos se concentraron en mis próximas palabras. "Bella y yo le escribiremos a Aro, agradeceremos por su mensaje, le diremos que tenemos planes de viajar y que Bella los visitará en algún punto de los próximos treinta años."

Estábamos de acuerdo con la petición de Aro. Para ellos nuestra sugerencia de tiempo les parecerían apenas unas semanas. Eso los mantendría alejados de nuestras espaldas y podríamos esperar hasta que Abbey hubiera crecido, viviendo su propia vida. Nos gustaría hacerlo en nuestros términos.

Los ojos de Alice estaban cerrados al concentrarse. Una sonrisa se dibujó en su rostro y luego sobre el mío cuando la visión vino desde sus pensamientos.

"Sí, eso funciona," dijo. "Aro está satisfecho con eso. No le dará a Bella un segundo pensamiento hasta que ella llegue ese día." Y mi cabeza cayó sobre la cabeza de Bella por el alivio.

"¿Qué ves, Alice?" Jasper preguntó.

"Bella estrecha la mano de Aro, él está acariciando su mano, toca su mejilla." Luego frunció el ceño. "Ellos quieren saber por qué está sola."

Asentí y miré a Bella, mirando sus ojos al hablar. "Le dirá a Aro que tengo la tendencia a ser dominante, sobre protector. Ella quiere demostrarme que puede cuidarse sola, que puede actuar sin mí."

Bella sonrió, apretando mi mano y la llevó a sus labios. Murmuró te amo antes de besarla.

"Eso es bueno," Alice asintió, todavía con los ojos cerrados. "Ahora ella está saliendo por las puertas de la ciudad de Volterra, en una sola pieza, sonriendo."

Y luego Alice se echó a reír y yo comencé a carcajearme.

"¿Qué?" Emmett estaba sonriendo de uno a otro. "¿Qué más ves?"

"Es Edward. La está esperando en un auto muy rápido con el motor en marcha."

∙∙∙/∙∙∙

La mañana de Navidad fue obviamente un desorden. Bella y yo estábamos en nuestra habitación, y era poco antes de las seis a.m. cuando Alice llamó a la puerta por cuarta vez y nos preguntó si podíamos despertar ahora a Abbey.

"No," susurró Bella. "Déjenla dormir. Si la despertamos se va a poner de mal humor y no lo disfrutará."

Prácticamente podía oír el mal humor de Alice cuando se dirigía de vuelta a su habitación. "¡Y no despiertes a Charlie!" Bella añadió.

Ahora estábamos todos juntos. Charlie y Sue habían llegado la noche anterior. Habían tenido una Navidad anticipada con Seth y Leah y que ahora estaban aquí estaba feliz de ver que tan cómodamente ellos se habían instalado en una casa llena de vampiros. Charlie había abrazado a su hija, sacudido mi mano, y luego se acercó a Abbey. Sue cayó en una conversación sencilla con Bella y Esme y trajo mensajes de Navidad y noticias desde La Push.

Jacob había tenido dos citas más con su nueva novia, Christine, y eso fue la comidilla de la reserva.

"¿Va a decirle que es un lobo?" Jasper preguntó.

"No puede," Sue frunció el ceño. "Va a ser difícil para él, pero creo que solo tendrá que tomar un día a la vez. Ahora mismo está muy feliz."

Bella sonrió cálidamente, y me alegré por ella y por Jacob.

"¿La conoceremos para la boda?" Bella preguntó. Sue sonrió y tocó el anillo de zafiro y plata en su dedo que significaba que ella y Charlie lo harían oficial en primavera.

"Creo que a él le gustaría. Podría ser un poco abrumador para ella sin embargo."

"¿Qué, estar rodeada de hombres lobos y vampiros? ¡No!" Emmett rió y Sue se le unió.

Y ahora todos estaban ansiosos por la primera Navidad de Abbey. Ahora yo estaba escuchando con atención sus latidos, su respiración, esperando los cambios sutiles que indicaban que estaba comenzando a despertar.

Finalmente, a las seis y cuarto, su ritmo cardiaco se incrementó y le sonreí a Bella.

"Está despierta," Bella sonrió de nuevo y casi quedamos estancados en la puerta, ya que ambos nos apresuramos en llegar a ella.

Bostezó, parpadeó un poco, mientras nos colábamos en la habitación. Mirábamos desde los lados de su cuna y ella se nos miró por un instante, luego estiró sus mejillas gorditas al sonreí y dejó escapar una carcajada.

"Feliz Navidad, Abbey," la saqué de la cuna y acomodé contra mí, besando mi frente.

"Feliz Navidad," Bella la tomó y puse mis brazos alrededor de ambas.

"Yo solía saltar de la cama en la mañana de Navidad y corría hacia la ventana para ver si afuera habían huellas de renos en la nieve."

Bella sonrió y acunó con su mano mi mejilla. "Es un lindo recuerdo."

"Lo es."

"Excepto a que lo renos vuelan, por lo que las huellas deberían estar en el tejado."

"Lo sabía, pero lo comprobaba de todos modos."

Acarició con el pulgar mi mejilla y me incliné hacia su toque, disfrutando mi parte en este nuevo recuerdo con mi esposa e hija.

"¡Oh, vamos!" Emmett gritó. "Trae a Abbey abajo. ¿A ninguno de los dos le enseñaron a compartir?"

Los ojos de Abbey estaban enormes y casi giraba al tratar de observar todo de una vez. Los regalos rodeaban la rama de Navidad, casi escondiéndola de la vista, en diferentes tamaños y formas de colores brillantes, atados con cintas lustrosas y lazos. Y habían seis vampiros alineado sonriéndoles, y dos humanos que tenían una sonrisa muy amplia. Parecía casi vacilante al principio, al estar sentada en el regazo de Bella y comenzar a abrir su primer regalo, su indecisión se atenuaba a medida que descubría de la alegría de citas cintas y rasgar el papel.

Al parecer el Duplo fue popular, pero más como sonajero grande y rectangular que como bloques de construcción. Abbey sacudía felizmente las cajas, riendo ante el sonido del tintineo de las piezas en el interior, pero parecía desconcertada cuando abrió la caja y sacó lo bloques.

"Feliz Navidad, cariño." Charlie levantó a su nieta para un abrazo y se echó a reír mientras ella le tiraba el cabello.

"¡Pa!" ella sonrió y los pensamientos de él mostraron el recuerdo de otra mañana de Navidad, diecinueve años atrás, cuando una pequeña Bella había reído en sus brazos y le tiraba el cabello.

"Esto es para completar tu set de Junior Fisherman," él miraba mientras ella rompía el papel. Era un lujoso set de baldes y palas, con pala excavadora, rastrillo, pala honda y moldes para la escultura en arena.

"Puedes usar el balde para guardar todos los peces que atrapemos," dijo, entre risas, mientras ella trataba de pasar el rastrillo sobre su cabeza como un peine. Luego Charlie miró a Bella y a mí. "También creí, Bella solía pasarla muy bien en la playa cuando era pequeña y sé que probablemente no podrán hacer mucho eso con Abbey, no en los días de sol…," hice una pausa y me miró. Mierda, ¿estoy ofendiendo a alguien? Me preguntó en pensamientos.

Sonreí y sacudí ligeramente la cabeza. Me dio una rápida inclinación de cabeza y continuó, llevando su mirada a Bella.

"Pensé que tal vez Sue y yo podríamos llevarla a la playa a veces, si están bien con eso."

"Es una idea encantadora, Charlie," Esme habló y Charlie se volvió hacia ella, visiblemente relajado.

"Es una bonita idea, papá. Eso sería genial, gracias. A ti también, Sue, gracias."

Sue sonrió y Charlie dio otro ligero asentimiento, revolvió el pelo de Abbey y regresó a su asiento.

"¡Ahora el nuestro!" Alice bailó por toda la habitación con un paquete rojo y verde.

Un momento después, ella y Jasper reían mientras Abbey sacaba de la envoltura el portátil B-Tech Baby, lo tiraba al suelo y metía la cabeza dentro de la caja.

"Creo que solo deberíamos haber comprado cajas vacías, Alice."

"Lo recordaremos para la el próximo año," Alice asintió. "A ella le gustan las cajas."

El suelo era un mar de papel de embalaje desechado, cintas y cartón, la sala era una fuente de risas, conversación, y gente intercambiando regalos. En medio de eso estaba sentada Abbey. Estaba estudiando con cuidado las piezas de su Duplo, frunciendo el ceño mientras pasaba sus dedos sobre las uniones que conectaban una pieza con otra. Me tendí sobre el estomago a su lado, mostrándole como se encajan entre sí. Me di cuenta cuando ella hizo la conexión en su mente. Sonrió y me miró.

"¡Ma!" Más.

Quería que construyera más.

Así lo hice. Tomó solo un momento y la granja estuvo asamblea y Abbey aplaudió y comenzó a mover la vaca dentro y fuera del establo. Luego se fue al tractor.

"Vroom, vroom," dije mientras lo movía delante y atrás. . Rió y me imitó.

"¡Oom, Oom!"

Llevé el caballo hacia el establo y lo puse junto a la vaca.

"¡No!" Abbey dijo y lo sacó.

"¿No?"

Ella sacudió la cabeza y sus cejas de unieron en un aspecto determinado muy parecido al de Bella por lo que tuve que morderme los labios para dejar de reír. Ninguno estaría impresionado conmigo por eso.

"Está bien, la vaca en los establos y el caballo en el pasto."

Sonrió mientras ponía el caballo de vuelta a donde había estado, junto a las ovejas con sonrisa feliz.

Volvió al tractor y se enfrascó en una en hacer ruidos oom oom por lo que le besé la mejilla y volví a sentarme al lado de Bella en el sofá. Ella estaba hablando con Sue me deslicé a su lado, apoyando la cabeza contra mi hombro y llevando su mano a mi regazo.

Sonreí al oír los pensamientos de Sue – hace dos años ella nunca habría pensado que esto era posible. Alcé la mirada, encontré sus ojos y se veía algo avergonzada al darse cuenta que había oído.

Le di una sonrisa. "Tampoco lo hubiera creído," dije y me devolvió la sonrisa.

Se puso de pie y se fue donde Charlie, quien le mostraba a Emmett la caña de pescar electrónica que le habíamos regalado para Navidad. Parecía que no había peces en nuestra sala de estar, sin embargo.

"Aquí, tengo algo para ti." Bella deslizó un sobre del bolsillo de sus jeans y me lo entregó. "Feliz Navidad, Edward." Besó mi mejilla con nitidez y luego comenzó a morderse el labio. "Espero que te guste."

Me encantaba lo que sea que me diera Bella.

"Gracias, amor." Le devolví el beso y luego arranqué el extremo del sobre.

Una estrecha carpeta de cartón cayó en mi regazo y leí las palabras en el frente dos veces, para estar seguro.

"¡Bella, esto es…va a ser muy divertido, amor!" Lancé mis brazos a su alrededor y ella rió.

"¿Qué es?" Jasper miró, sus cuernos de reno se deslizaban y los puso de nuevo en su lugar.

"¡Bella me compró un abono para la temporada del Wrigley Field!"

"¿Los Chicago Cubs? ¡Excelente!" Jasper sonrió.

Abrí la carpeta y leí más. No era solo el abono a la temporada.

"¡Oh!" dije, mirándola. "¿De verdad?"

Asintió.

"¿Te arrendó una cabina para la temporada, también?" Emmett se acercó y miró por encima del hombro. Bella estaba moviéndose por la vergüenza a mi lado y tomé su mano con fuerza.

"No es solo una cabina, Emmett. Ella me rentó una suite." Estaba riendo ahora.

Emmett lanzó un silbido. "¡Un mirador suite en el Wrigley Fiels, es un regalo genial, Bells! De verdad genial. Hey, ¿podemos ir, cierto?"

"Ya veremos Emmett," Saqué mi mano de la Bella y pasé mi brazo sobre su hombro, acercándola. Sabía que ella no era gran fan del béisbol, pero esperaba que quisiera ir conmigo algunas veces. Y si teníamos una suite privado…

"Me alegro que te guste," dijo ella. "Sé que no estarnos aquí todo el tiempo, pero por la forma en que conduces casi podrías llegar a todos los partidos, de todos modos." Ella estaba rodando los ojos y reí para luego besarle el tope de la cabeza. "Y como se que te encanta el béisbol, pero no tienes mucho tiempo para eso desde que me conociste sólo se me ocurrió…que podríamos ir juntos a algunos juegos."

"¿Irías conmigo?" Esto se estaba poniendo mejor.

Asintió y la abracé con más fuerza. "¿Eran a los Cubs a los que seguías cuando eras humano, cierto?"

"Así es. Y esto es maravilloso, Bella. Gracias."

La besé de nuevo y comencé a juntar coraje para darle mi regalo. Abrí la boca para hablar, justo cuando Sue le pedía a Bella que le enseñara el horno. Mi oportunidad se había ido por un momento y me pasé le siguiente rato hablando con mi familia y comparando mi nuevo rifle de combate laser con el rifle francotirador de Jasper. Emmett quería que tuviéramos nuestro equipamiento propio.

"Pero aún así no tendrán descuento para jugar," había dicho.

El fuego fue desapareciendo lentamente, la sala comenzaría a enfriarse pronto, así que salí a buscar más leña. Cuando volví Bella todavía estaba en la cocina, riendo con Sue sobre un pavo de Acción de Gracias sobre cocido.

Volví a apilar el fuego y luego me quedé mirando a Abbey y a Alice que jugaban en la computadora portátil de bebés.

Por el rabillo del ojo vi a Bella volver a la habitación y sentarse en el sofá con Esme.

Buena suerte, Edward.

Los pensamientos de Alice se filtraron y le sonreí. Me guiñó un ojo y asentí. Era hora.

Crucé la habitación y toqué suavemente la mejilla de Bella con mis dedos. Alzó la mirada, sonriendo. Le devolví la sonrisa y levanté una ceja, señalando con la cabeza hacia la ventana, indicando el jardín. Me miró algo desconcertada, pero se puso de pie para unirse a mí. Tomé su mano, entrelazando los dedos y la apreté suavemente mientras la llevaba por entre el bosque de papel descartado, pasando a Emmett con un gorro de Santa, la cocina, para salir al patio trasero. En la banca nos detuvimos, sacudí la nieve y nos sentamos. Y de pronto estaba nervioso. Demasiado nervioso. MI regalo era extravagante, aunque no tanto como podría haber sido. El regalo que me había dado tenia significado y consideración, el mío me parecía ofensivo y caro ahora, y yo esperaba desesperadamente que viera lo que había detrás de él. Tragué fuerte y saqué el sobre de mi bolsillo. "Quería darte esto en privado," dije mientras lo dejaba en sus manos. "Feliz Navidad, Edward."

Sus ojos se estrecharon ligeramente a medida que sus dedos recorrían el papel color crema del sobre.

"¿Qué es?"

"Ábrelo y ve."

Me pasé la mano por la barbilla mientras ella deslizaba un elegante dedo por debajo de la solapa. Mi corazón se sentí como si estuviera latiendo fuertemente y tragué pesado al ver como saca del sobre las piezas de papel doblado, fotografías y entradas. Hubo silencio y contuve la respiración mientras las estudiaba, y luego sus ojos se ensancharon en el momento en que la comprensión la golpeaba.

"¡Edward! Tú…tú, ¿qué has hecho?" Sus ojos fueron a los míos, la incredulidad estaba completamente escrita en su rostro. "¿Es esto lo que parece?"

Asentí y noté que me estaba mordiendo el labio mientras me ponía de rodillas frente a ella.

"Bella, te estoy dando las luces de París para Navidad."

Me miró, luego bajó la vista a los papeles en su regazo – los tres boletos de primera clase de avión, las escrituras, el mapa y las fotos.

Ella estaba estupefacta, su expresión seguía siendo de confusión. "Yo…yo no…¿Edward?" Alzó la mirada, frunciendo el ceño ligeramente al tocar los boletos de avión.

"Estos están abiertos. Los podemos usar en cualquier momento del próximo año, por lo que podemos ir cuando quieras, quedarnos todo el tiempo que quieras…esta vez. Por supuesto, espero que quieras ir muchas veces más. Si tú quieres." Tenía mis ojos en ella. Sacudía la cabeza lentamente, todavía tratando de entenderlo, supongo. Todavía estaba nervioso al tomar el largo documento legal. "Estos papeles dicen que el apartamento siete, en la 11 rue de Monttessuy en Paris pertenece a Isabella Masen Cullen…es tuyo." Dije las últimas palabras con firmeza, ella asintió ligeramente y eso me complació. "Este mapa muestra donde se encuentra." Señalé la red de líneas rojas, verdes y amarillas, entrecruzadas. "Es justo aquí. Es una calle tranquila y el departamento está en el piso superior. Tiene vistas a la cuidad, a la Torre Eiffel. Incluso puedes ver un poco del río Sena." Sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Fue un poco inestable, pero era una sonrisa. "Y estos," pasé mis dedos sobre las dos fotografías. "Estos te muestran la vista desde la propiedad de día y de noche."

Alejé las manos y las dejé en mi regazo mientras me sentaba sobre mis talones, mirándola. Estudió cuidadosamente cada foto. Su prolongado silencio me estaba poniendo nervioso de nuevo, así que seguí hablando.

"No es un departamento grande, sólo un estudio básico realmente…una sala principal con cocina en un extremo y un pequeño cuarto de baño en al otro lado. Habían mucho más grandes, lugares más elegantes de donde elegir, pero este tiene por lejos la mejor vista de la ciudad, como probablemente adivinas a partir de esto."

Apunté la foto nocturna. El estudio tenía casi en su totalidad vidrio de lado a lado, dejando ver todos los espectáculos que París y sus luces pueden ofrecer.

"Sé que podríamos haber comprado los boletos de avión, reservado un hotel y podríamos haber vagado por la ciudad y disfrutar de las luces de esa manera, pero yo quería más que eso para ti. Yo quería darte un parte de ello, Bella."

Ella estaba asintiendo, sin dejar de mirar la foto, pero no hablaba. Tragué fuerte y decidí no decir nada más. Quizás había dicho demasiado. Tal vez el regalo completo era demasiado. Había ido demasiado lejos, sabía que a ella no le gustaba lo extravagante, tenía que haberlo pensado. Suspiré y me pasé las manos por el cabello y vi como la humedad de la nieve se arrastraba lentamente por el denim de mis jeans. El estudio estaba en la parte principal de París, no tendría problemas para venderlo. Me contactaría con los abogados después…

"Es hermoso."

Alcé los ojos lentamente y Bella me estaba sonriendo. No, no solo sonriendo, ella estaba radiante.

"¿Te…te gusta entonces?"

No respondió. Se lanzó desde el banquillo a mis brazos y caímos de espalda en la nieve mientas las fotos, mapas, boletos y escrituras se dispersaban a nuestro alrededor. Los labios de Bella se movían sobre los míos y me sentí seguro en el supuesto de que, sí, a ella le gustaba.

"Me encanta," susurró al alejarse. "Edward, es…tan considerado. ¡Es tan tú!"

Sentí como mis ojos se abrían cuando dijo eso.

Yo estaba tumbado en la nieve, con Bella sentada sobre mí, sonriendo mientras tomaba mis manos con fuerzas. "Eres bueno, generoso, atento y cariñoso, y siempre lo has sido, y este regalo es enorme, pero también los es tu corazón, Edward."

Ella se inclinó y me besó de nuevo, esta vez más suave. "Lo entiendo. Este regalo es lo que tú eres. Y no puedo esperar por ver las luces." Sus labios rozaron los míos y me alcé las manos enredándolas en su cabello, acercándola a mí.

No podía creer lo feliz que era en este momento.

Nos quedamos tendidos en la nieve, besándonos, riendo, hasta que notamos los mojados que estábamos. Tomé la mano de Bella, nos empujé a nuestros pies y para volver a la casa. A través de la ventana pude ver a nuestras familias reír, hablar y disfrutar de la mañana de Navidad. Nuestra hija jugaba en el suelo, riendo mientras Carlisle y Esme le hacía una función del teatro de títeres que le había regalado.

Bella estaba apretada a mi lado, con sus brazos a mí alrededor, con los papeles y fotos húmedas en sus manos. A medida que nos levantábamos y mirar por un momento me di cuenta que durante todo el largo de mi vida había estado en el exterior buscando…viendo a otros experimentar amor, la compañía. Sonreí y besé la cabeza de Bella. Por ella no estaba más en el exterior.

"Vamos, amor, entremos."

Un poco más tarde nos habíamos cambiado de ropa y nos habíamos vuelto a unir a la sala de estar. El regalo de Bella recibió mucha atención y Emmett ya había hecho una lista de posibles fechas para que él y Rosalie se quedaran en el departamento.

"Tú y Bella no van a estar allí todo el tiempo," había razonado.

Abbey estaba sentada en mi regazo. La palma de mi mano estaba abierta y ella jugaba con mi anillo de bodas, girándolo alrededor de mi dedo, moviéndolo adelante y atrás. De vez en cuando cerraba la mano de improviso y ella reía, tratando de volver a poner mis dedos estirados. Yo relajaba el puño, un dedo a la vez, y cuando mi mano estaba abierta aplaudía y comenzaba a jugar con el anillo de nuevo.

"¿Quieren ir pronto a París?" Esme preguntó.

Miré a Bella y ella sonrió. "Creo que vamos a esperar hasta después de la boda," le sonrió a Charlie y Sue. Apreté a su mano, acariciando sus anillos con mis pulgares.

"París es hermoso en primavera," dije, levantando sus dedos para besarlos.

"¿Cómo encontrarte ese lugar, Edward?" Charlie preguntó al mirar las fotos.

Dudé por un momento y decidí decir la verdad. En el esquema de las cosas, esta pequeña pieza de extraña información palidecería en contra de todo lo que ya había aprendido.

"De hecho, ya lo conocía. Una tarde en 1963 subí el edificio y pasé varias horas sentado en el techo, viendo las luces. Había pasado por varios tejados, pero esta ofrecía la mejor vista de la ciudad, creo."

El ritmo cardiaco de Charlie aumentó solo ligeramente. 1963. Yo todavía no había nacido.

"¿Habías estado es muchos tejados, dices?" Apuesto a que ni tampoco utilizó una escalera para llegar a allí.

Asentí, respondiendo positivamente a sus preguntas.

"Es una buena manera de ver el lugar," Jasper habló. "Desde los tejados e obtiene una sensación real de la ciudad."

"Sí, por supuesto," Charlie murmuró. "¿Lo haces todavía?" Aunque hay algunas cosas a las que acostumbrarse, supongo.

"No, no lo hago hace un tiempo." Dije. Él asintió y Carlisle lo distrajo con una pregunta sobre pesca.

Bella tiró de mi manga y me volví a ella. Hubo un destello de algo en sus ojos y levantó una ceja ligeramente. Hablé en voz baja, en un susurró de vampiro. "Excepto por esa noche en el techo del hogar de ancianos de George, ¿cierto?"

Ella asintió, sonriendo.

"¿Quieres que le diga a tu padre tu parte de romper y entrar?" Le giñé un ojo.

Sus ojos se abrieron un poco y ella sacudió la cabeza un poco. Me reí entre dientes y se abrazó a mí.

Sue me tenía una pregunta y me volví hacia ella. Sonrió. "Estaba pensando…este es un momento increíble, pues que estuviera a la venta cuando tú buscabas el lugar."

"Er, no estaba en venta. Sabía que lo quería, solo hice la oferta, y los propietarios aceptaron."

"Oh, bueno eso es…bueno." Sonrió de nuevo y luego comenzó a reírse. Debe haber sido tamaña oferta.

Lo había sido. Pero valió la pena cada euro.

Cerré la mano de nuevo y Abbey rió. Comenzó a tirar de mis dedos, haciendo pequeños sonidos de satisfacción cuando cada uno de ellos estaba estirado.

"Así que si vamos a París, también podemos utilizar el departamento como una base y ver otros lugares también, ¿cierto?" Bella me sonrió.

"Sí, podemos." Obviamente deleitado, con la forma en que hacia planea para nosotros, la forma en que lo acepta, me llenaba de emociones que no podía escribir.

"¿Es probable que encontremos otros vampiros?"

"Es posible." Lo pensé por un momento."Es posible, si hacemos las consultas con las personas adecuadas, incluso podríamos encontrar otros niños como Abbey." Estaba seguro de que tenían que haber más y que sería bueno poder conocer a otras personas como ella, cercanas a su edad, un amigo con el cual no tenga que ocultar sus secretos. No estaba seguro de lo que el futuro Abbey depararía para ella, quisiéramos enviarla a la escuela, que fuera asista a la universidad, esperaba que tuviera una carrera, me preguntaba si se casaría, si encontraría la felicidad que yo había encontrado con Bella. No lo sabía, excepto por una cosa…ella sería amada por toda su muy larga vida.

"¡Ha!"Ella abrió todos mis dedos y encontró mi anillo de bodas, pero ahora estaba aburrida con este juego y se retorció hacia el suelo y se dejó caer entre el papel. Tomó el osito de peluche que habla que Rosalie y Emmett le habían dado y lo apretó, riendo mientras recitaba La noche antes de Navidad, en las voces de Emmett y Rosalie. Emmett había hecho su especial gruñido de oso.

Charlee, Sue y Esme estaban sentados en las sillas alrededor de la chimenea, los otros estaban sentados ene l suelo, y solo Bella y yo estábamos en el sofá, así que me acosté, estirándome y puse mi cabeza en su regazo. Doblé las piernas sobre el brazo del sofá y moví los pies descalzos junto a Abbey y el oso.

Los dedos de Bella acariciaban suavemente mi piel, dejando un rastro de calor donde quiera que tocaran. Miré hacia arriba y ella estaba sonriéndome, quitándome el cabello de la frente. Tomé su mano libre y la apoyé en mi pecho, sosteniéndola allí.

De pronto, Alice jadeó, con los ojos desenfocados, mirando a lo lejos y pude ver los destellos borrosos en su mente. Luego comenzó a sonreír y me miró. Abrí la boca por la sorpresa.

"Es difusa, como siempre es con ella, pero estoy vendo bien, ¿cierto?" sonrió-

Era otra Navidad, una Navidad futura. Estábamos en esta casa, estaba nuestra familia junto a un mucho más anciano Charlie, una Sue de pelo gris, pero el árbol de Navidad era otra rama en un cubo. Y allí estaba…

Tomé aire y me senté.

"¿Qué es?" Bella estaba tirando de mi brazo. Todos me miraban.

Estoy en lo correcto, ¿cierto?

Alice preguntó de nuevo en sus pensamientos.

"Yo creo que sí." No estaba seguro de cómo había encontrado la capacidad de hablar, pero lo hice.

"¿Qué está pasando?" Charlie preguntó, confuso.

"Alice y Edward están hablando en la cabeza del otro," Emmett explicó. "Es muy molesto, ¿no?"

Bella tiró de nuevo de mi brazo. "¿Edward? ¡Edward, dime!"

Me quedé mirando a Abbey suscitando el pom pom de un gorro de Santa.

"¿Edward, qué ves? ¿Alice?"

Comencé a reír y abracé a Bella mientras mi alegría se extendía. Alegría por lo que esto significaba, feliz por lo que habíamos creado, lo que habíamos empezado juntos.

"Te amo," dije, luego puse mis manos en las mejillas de Bella y la besé. Cuando me detuve me hice hacia atrás y miré sus ojos. Ellos buscaban los míos y no me pude contener – sabía que ella quería respuestas pero la besé en su lugar. Suspiré al alejarme, ella ahora estaba desesperada por saber y así estaba el resto de la habitación. Tomé aliento, cuadré los hombros y me pecho se hinchó al mirarla a los ojos y decirle…

"¡Nietos!"

FIN

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*Traducción de la canción que Edward le canta a Bella: Inolvidable, eso es lo que eres, Inolvidable, estés cerca o lejos, Como una canción de amor que se aferra a mí, ¿Como pensar en ti me hace cosas que, Nunca nadie había logrado antes?, Inolvidable en mucho sentidos, Y para siempre, así que te quedarás, Es por eso, querida, que es increíble, Que alguien tan inolvidable, Piense que también soy inolvidable.

*Algunos términos:

Skirmish: Tipo de juego al estilo militar que usa bolas de pintura o similar. O sea paint ball.

Laser tag: O laser games, juegos que imita el enfrentamiento entre dos equipos. Los puntos se consiguen alcanzando con sus lanzadores infrarrojos los dispositivos receptores en los rivales.

Wrigley Field: Nombre de uno de los estadios de las ligas mayores de béisbol, localizado en la ciudad de Chicago, Estados Unidos. Casa de los Chicago Cubs desde 1916.

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¿Se lo esperaban? Yo no!, no había leído este ultimo capitulo completo y tamaña sorpresa que me llevo al ir traduciendo. Un lindo final, muy lindo. Y largo también. Demoré mucho pero acá está, por lo que Blood Lines llega a su fin (el de verdad)

Muchísimas gracias a quienes leen en el anonimato o que agregaron el fic a favs, alets, etc. A quienes dejaron reviews y siguieron el fic desde el primer capítulo. Gracias a quienes se han pasado a las otras historias en mi perfil. Muchas gracias a quienes han promocionado Blood Lines y han entusiasmado a más en seguir el fic. Y muchísimas gracias a Windchymes, por permitirme realizar esta traducción.

A los nuevos que se pasen por aquí los invito a conocer mi nueva traducción, Distractions, también de Windchymes, en la incesante búsqueda de Bella. Les dejo un resumen:

Bella está sumida en su depresión a causa de la partida de Edward, y empecinada en mejorar, cuando encuentra los regalos de su cumpleaños 18. Iluminada, comprende que Edward la ama y el por qué de su partida. Haciéndose consciente del sufrimiento de ambos, comienza la difícil tarea de buscar y encontrar a su vampiro. En el proceso aprende muchísimo más de Edward, por medio de sus recuerdos, al entender claramente lo que él le había querido decir y de los pequeños descubrimientos que realiza. Tendrá ayuda y conocerá a las Denali en el camino. Les aconsejo tener pañuelitos a la mano y un montón de suspiros de repuesto. Les dejo invitados!

Nos vemos :)