Julien & Kowalski: El fanfic tiene marcado como protas a "Julien y Kowalski", les explicaré esto: Julien lo es porque para empezar el es la causa de todo y, podemos decir que tambien tiene un papel de importancia en la historia. Y Kowalski...bueno, de él se darán cuenta más adelante en el fic. (No es nada de romance)

Rated T: Habrá sangre, y como dije antes, no hay nada de romance -tal vez relaciones cercanas entre amigos que algunos tomarán como indirectas para un posible romance, yo no les quitaré las alas- , y mucho menos sefexofo.

Disclaimer:The Penguins of Madagascar no me pertenece ni sus personajes.

La Isla de los Osos Polares

Capítulo I: El traslado de los lémures.

Como a menudo, durante la semana, los pingüinos se encontraban entreteniendo a las personas esperando el cierre del zoo. Y en tanto a lado, sus vecinos, en el hábitat de los lémures, Julien lanzaba descontrolado y divertido un montón de frutas a los espectadores, quienes reaccionaban molestos y alejándose.

-Eh, su majestad. No creo que a las personas les guste que les arrojemos comida, - opinó Maurice arrojando un durazno que contradecía sus palabras.

-Tonterias, Maurice, - contestó Julien sonriente - ¡Ellos lo adoran! Tal como ustedes, mis súbditos reales.

-¡Es cierto! jiji - afirmó Mort sujetando un plátano.

- o - Oficina del Zoo de Central Park - o -

Alice hablaba por teléfono con una de las autoridades del zoo. Como siempre, sonaba con un tono entre aburrido y molesto.

-Ajá, los lémures están armando escándalo de nuevo, -informó escribiendo algo en la libreta encima de su escritorio. - ¿Entonces? ¿Preparo los papeles? Bien, de acuerdo... bueno, supongo que estarán listos para mañana en la tarde. Si, si, claro.

Y nuevamente en el mismo hábitat seguía ese incontrolable alboroto de parte del rey que obligaba a los otros a seguirle la corriente. Lanzó alrededor de 10 frutas más hasta que finalmente logró alejar a todas las personas de alrededor; sin darse cuenta de este hecho, continuó arrojando fruta entre risas y diversión. Un par de uvas fueron a caer hasta el hábitat de los pingüinos dándole a Skipper, quien se volteó a su derecha observando a sus vecinos.

Gruñó unos segundos y comenzó a dar órdenes.

-¡Cabo! - exclamó atrayendo la atención del joven soldado - ¡Pronto, distracción!

-Entendido, Skipper, - obedeció el pingüino haciendo un saludo militar mientras comenzaba a bailar adorablemente.

-¡Rico, Kowalski! ¡Al hábitat de los lémures, YA!

Los susodichos obedecieron deslizándose tras su líder hasta el lugar evitando ser visto por las personas. Llegaron con éxito hasta su destino y Skipper comenzó a llamar a Julien discretamente.

-Pss... cola anillada, - le siseó al lémur sin lograr ser oído o tal vez simplemente fue ignorado - ¡Cola anillada!

El lémur suspiró dejando una manzana en el suelo y bajó la vista hacia los plumíferos.

-¿Qué es lo que quieren, monjas?

-¡Tú y tus amigos están armando demasiado escándalo! - le replicó Skipper señalándolo descaradamente con una firme aleta.

-¿Y a ustedes que les importa? Puedo hacer lo que quiera, ¡yo soy el rey!

-¡Será mejor que te detengas! ¡Si no quieres consecuencias!

-Estoy temblando del miedo, - se burló el rey recogiendo la manzana.

-¡Kowalski!

-El zoológico puede trasladarte si presentas mal comportamiento, -comentó el aludido.

-¡Eso acompañado de una paliza de nuestra parte! Así que como dije; será mejor que te detengas, cola anillada.

-Ay, pingüinos. No digan tonterías, no pueden trasladar al rey, que soy yo.

-Entonces, tal vez podamos golpear al rey, -contestó enfurecido el líder mientras Rico levantaba un martillo que acababa de regurgitar.

-Tranquilízate, Skipper. No podemos hacerle nada en frente de las personas, -intervino Kowalski y Rico arrojó el martillo a un lado quejándose.

-Tienes razón. No podemos dejar que nos descubran. ¡Nos encargaremos de ti más tarde, cola anillada!

-Ya déjenme en paz, pingüinos metiches, -dijo el lémur arrojándoles una gran pila de frutas hasta que logró sacarlos de su hábitat; Skipper gruñía molesto. - Esos pingüinos tontos no tienen ni idea de lo que están hablando. Maurice, continua lanzando fruta, yo ya me cansé.

- o - Hábitat de los Pingüinos - o -

Skipper, Rico y Kowalski volvieron a su hábitat, Cabo seguía bailando tiernamente dejando a las personas encantados. En cuanto vio que sus amigos volvieron dejó lo que hacía y se dirigió a Skipper.

-¿No deberíamos detener a Julien, Skipper? -preguntó Cabo teniendo en mente que podrían trasladar al lémur a un zoológico como el de Hoboken.- El es nuestro amigo, no podemos dejar que lo trasladen, ¿no crees?

-Tranquilízate, joven Cabo. -dijo Skipper mostrándole una sonrisa de suficiencia.- Nadie será trasladado mientras yo esté a cargo. Esta noche hablaremos con cola anillada, -Rico regurgitó un bate entusiasmado por la "charla" de esta noche- No ese tipo de charla, Rico. Una de verdad.

-Uaah... -el demente se quejó desilusionado deshaciéndose del bate.

-Hasta entonces, quiero que se vean bonitos y gorditos, muchachos, -sentenció el líder sonriendo y saludando a las personas.

Las horas pasaron rápidamente hasta el cierre del zoo y luego hasta llegar la noche. La luna había aparecido y la mayoría de las luces del zoo habían sido apagadas, contando las de la oficina; las cuales muy pronto volvieron a ser encendidas por las aves acuáticas. Todos los animales del zoo se habían reunido allí mientras Kowalski leía algunos eventos próximos y problemas de su libreta.

-Y ha habido muchos accidentes cerca del hábitat de los chimpancés, así que sería bueno que dejaran de arrojar popo, para poder controlarlos, -concluyó Kowalski al momento que todos volteaban a ver a Phil y Mason; el primero hizo algunas señas con las manos y Mason rápidamente lo regañó.- Y eso es todo para esta semana.

Los animales volvieron a sus hábitats correspondientes lentamente. Antes que se fueran, Skipper llamó a los lémures autoritariamente.

-Alto ahí, cola anillada y compañía, -dijo captando la atención de éstos, Julien suspiró comenzando a molestarse.

-¿Que es lo que quieren ahora, monjas molestosas? -preguntó gritando mientras él y sus súbditos se volteaban hacia los causantes de su molestia.

-Creo que ya tuve una charla contigo esta tarde, amigo revoltoso. No quiero más escándalo, ¿entiendes?

-Ay, ¡vamos, pingüino gordito! -le pasó un brazo por detrás de la cabeza tratando de animarlo.- No pasa nada con un poco de diversión, -el líder gruñó separándose de Julien. Estaba a punto de ordenar a Rico sacar el bate cuando Cabo intervino.

-En serio, Julien. Skipper te lo dice porque se preocupa por ti, -argumentó el joven sin ver la fulminante mirada de su capitán.- Si no se calman pueden trasladarlos a otro zoológico.

-Bueno, creo que eso no sería bonito. ¡De verdad me gusta este zoológico! Además, ¿qué harían todos mis súbditos reales sin mi? -añadió apuntando a los pingüinos.

-Si, si, claro, -convino Skipper resoplando.- No podríamos hacer nada sin ti. Entonces tranquilízate un poco y deja de arrojar fruta y enfadar a las personas. O terminarás en Hoboken con esa serpiente psicópata y...¡Hans!

-¡Hobokeeeeen! - gritó Mort aterrorizado.

-Está bien. Me calmaré por unos días para que dejen de fastidiarme y estresarse tanto, aburridos; solo moveré el bote suavemente para los personas.

El rey se despidió de los pingüinos con un movimiento despectivo de mano y se fue volviendo a su hábitat junto a Mort y Maurice. El pelotón chocó aletas sonriendo confiadamente luego de haber conseguido su propósito.

Al día siguiente al atardecer, como Julien había prometido, todo en el zoo se encontraba tranquilo. Ese día no había muchos visitantes, y con más razón las cosas permanecían serenas. El lémur de cola anillada estaba bailando vivazmente sobre su trono mientras Mort intentaba sin éxito tocarle los pies y Maurice le preparaba un smoothie a su rey. Sin embargo, con la tranquilidad tambien vino el aburrimiento de los tres lémures pero que aun con eso continuaban tratando de estar lo más calmados posible.

Julien pensó que unos días bastarían para hacer que los pingüinos lo dejaran en paz. Dejó de bailar y se sentó en su trono sonriente pensando en lo que haría mañana con la pila de frutas que tenía a su lado. Su sonrisa no hizo más que agrandarse hasta que Mort se colgó de sus pies y lo sacó de concentración.

-¡Mort!

Solo eso gritó y lo sacudió ferozmente sacándoselo de encima. Suspiró ya sin poder volver a sus pensamientos. Maurice llegó ahí de pronto para darle su bebida, pero antes que pudiera dársela, dos jaulas aprisionaron a ambos. Los dos se sorprendieron, y mientras buscaban desesperados por ayuda, pudieron ver que Mort tambien había sido enjaulado.

-Maurice, ¿qué es esto? -preguntó el rey comenzando a asustarse en serio.

-No tengo idea, -respondió él encogiéndose de hombros.- Tal vez solo sea una visita al médico.

Los lémures se tranquilizaron un poco creyendo aquello que había dicho el Aye-aye y Alice junto con un hombre los llevaron hasta la oficina de Central Park. En tanto, en el hábitat de los pingüinos; Skipper sonreía satisfecho ante la tranquilidad que había en el zoo.

-Parece que mi charla con cola anillada funcionó, -comentó orgulloso levantando una aleta y Rico la chocó con la suya sonriendo.

-Ah...Skipper, - Kowalski lo llamó atrayendo su atención, el aludido observó hacia el hábitat de los lémures donde este señalaba encontrándose con nada.

-Hey, ¿donde están? -seguidamente sus ojos volaron hacia la cuidadora y un hombre que llevaban en sus manos las jaulas con los tres lémures. Un grito de ayuda se escuchó desde una de las jaulas. El pingüino frunció el ceño poniéndose serio.- Muchachos, tenemos una misión. ¡Recuperen a los lémures, YA!

Continuará...

Bueno el primer capítulo de la historia, espero que cualquiera que la lea le guste el comienzo, porque en el segundo comienza la aventura. Y bueno, para ya dejar esto, me despido. Dejen reviews, y seguiré la historia,si no pues...creo que no. Tengo mejores cosas que hacer que seguir escribiendo algo que a nadie le gusta.

Zyar: no debiste decirlo tan despectivamente, nadie te dejará review por eso!

Eso no debería importar! Si no me dejarán reviews será por que el primer capítulo empezó flojo, hasta yo lo admito.