Este mes fuera había servido para adquirir nuevas vivencias, había sido un congreso muy enriquecedor, había aprendido tantas cosas y conocido grandes personajes dentro del mundo medico.

Hoy regresaba a casa y no sabía cómo pintarían las cosas, había llamado un par de veces al hospital, pero no había preguntado por Edward, me dolía pensar que él estuviera solo en aquella fría habitación, que nadie fuera y le leyese un libro o tomase su mano mientras el dormía, había decidido esperar para volver a él cómo se lo había prometido, había comprado un regalo muy especial para él, en algún momento me comento que quería un juego de ajedrez que solo vendían en Europa y que no había podido comprar por lo de su enfermedad, así que había buscado mucho y lo había conseguido, casi podía imaginar ese preciosa sonrisa extenderse por su rostro.

Llegue a mi departamento y deje rápidamente mis maletas, lo único que quería hacer era ir corriendo a ver a Edward cullen, baje por el ascensor y tome las llaves de mi auto, en unos minutos ya estaba conduciendo hacia el hospital.

Al llegar salude a varias personas y camine hacia su habitación, con el tablero de ajedrez envuelto en un papel de regalo, sin tocar siquiera entre con una sonrisa en el rostro, la misma que se desvaneció en cuando vi la habitación completamente vacía, la cama estaba perfectamente tendida y no se veían sus cosas por ningún lado.

Asustaba mire hacia todos lado pero no había ni rastro de Edward.

Bella – dijeron a mi espalda.

Reconocí la voz de una de las enfermeras – gloria, donde esta Edward – pregunte asustada.

Su semblante cambio helándome el corazón – se ha ido bella – dijo con seriedad.

Co…oomoo.. Que se ha ido – dije como pude.

Si, un día vino un hombre a verlo, tardaron mucho tiempo hablando y después de que se fuera el señor cullen mando a llamar al Dr. Gerandi, le dijo que ya no quería permanecer aquí, que no quería terminar sus días solo en una cama de hospital, el Dr. Trato de disuadirlo, pero fue muy firme en su decisión…

Mi corazón se partió en mil en ese momento – hace cuanto de eso – pregunte.

Tres semanas aproximadamente – respondió.

Intente atragantarme con las lagrimas que luchaban por salir de mis ojos, Edward estaba tan delicado, no podría sobrevivir fuera de un hospital, el estaba solo, era tan probable que el estuviese….

Bella, estas bien – pregunto.

Yo… dejo una dirección, un número – dije con voz ahogada.

No, se negó completamente – dijo seria.

No podía creer lo que había hecho, se había dejado vencer, cuando me había prometido esperar por mí, me había mentido y ahora no podía buscarlo en ninguna parte, había desaparecido de mi vida sin avisar, me había destrozado el corazón.

Bella, estas bien? – repitió.

Yo… tengo que irme – dije como pude.

No iras a ver al Dr. – pregunto.

La otra semana es mi turno de regresar, será hasta entonces – dije mientras salía de la habitación.

Me sentía de una manera tan extraña y devastadora, era como si el lugar donde antes había estado mi corazón ahora albergara un enorme dolor.

Llegue a la calle y cuando estaba a punto de cruzar hacia mi auto un hombre me intercepto.

Tiene que venir conmigo – dijo en tono serio.

Quien es usted – dije asustada.

No se asuste, le aseguro que no es un secuestro, pero tiene que venir conmigo – ordeno.

Yo, no tengo por qué ir con usted a ninguna parte – dije con molestia.

Gruño y me asusto – tome – me tendió un sobre.

Lo abrí con desconfianza, dentro había una pequeña tarjeta "te he extrañado cada día, no desconfíes bella, ven a mi lado mi único amor" – al identificar la letra sentí mi corazón salirse de mi pecho.

Donde…

Si quiere averiguarlo venga conmigo – señalo un impresionante auto negro.

A pesar del miedo que sentía lo seguí hasta el auto, si este hombre era la una vía de acceso a

Edward lo tomaría sin importarme los riesgo.

Me abrió la puerta trasera y me ayudo a entrar, el lo hizo del lado del chofer y comenzó a conducir, no pude evitar sentir una fuerte adrenalina recorrerme a cada segundo que nos alejábamos de la ciudad, paso casi media hora hasta que entro en una enorme propiedad, una enorme casa adornaba al centro y un jardín hermoso la rodeaba.

Se bajo del auto y me abrió la puerta – entre por el pasillo y siga adelante señorita, la esperan – informo.

Asentí levemente y sentía mi corazón palpitar ruidosamente, hice lo que me indico y al entrar en la preciosa casa no pude evitar mirar hacia todos lados, habían fotos y cuadros por todos lado, era un lugar tan cálido y luminoso, irradiaba tranquilidad.

Cuando llegue a la habitación final, me quede con la boca abierta, estaba tapizada de miles de flores, rosas rojas en su mayoría, en el fondo había una enorme cama y al centro una mesa con varios platillos y copas servidas, no entendía que sucedía.

Bella – dijo una voz grave a mis espaldas, no tenia que girar para reconocerla, sabía perfectamente de quien era, pero aun así, ansiosa gire.

Me quede con la boca abierta al contemplar al hombre que se encontraba frente a mí, si no tuviera la completa seguridad de que se trataba de él, nunca lo hubiese imaginado, es que estaba frente a mi era un hombre alto, musculoso, su atractivo rostro denotaba seguridad y sus rasgos finos y duros parecían tallados, no quedaba ni rastro de el hombre que había conocido hacia poco tiempo, no habían ojeras, ni rastro de palidez y cansancio en su rostro, este hombre reflejaba salud y vitalidad, era como la otra cara de la moneda, vestía un elegante traje negro que lo hacía lucir casi irreal.

Edward… yo – no pude formular una oración.

Sus ojos verdes me inspeccionaban mientras se acercaba lentamente a mí, su proximidad me hizo estremecerme.

Que… que sucedió – dije por fin.

Es una larga historia – murmuro.

Fruncí el ceño – no pienso moverme de aquí hasta que me cuentes todo – dije con seguridad.

Sonrió – como ya debes de saber abandone el hospital – comento y yo solo asentí – desde hace un par de años que me entere de mi enfermedad me inscribí en un proyecto de donación de órganos, por muchos años espere y nunca me respondieron, así que perdí toda esperanza – agacho la mirada levemente – una semana después de que te fueras uno de los encargados fue a verme con una excelente noticia, había un corazón para mí – dijo.

Me estremecí – porque no me llamaste – le reclame.

No quería que te ilusionaras tanto como yo lo estaba, los riesgos eran muy grandes y no quería que sufrieras – intento justificarse.

Que sucedió después – dije angustiada.

Me di de alta voluntaria en el hospital y fui intervenido, las primeras 24 horas fueron muy difíciles, pero finalmente el corazón respondió a mi cuerpo y aquí estoy – dijo con serenidad.

Me quede plantada en el suelo, era impresionante todo lo que había enfrentado en este mes, de haberlo sabido abría vuelto cuanto antes, no existía nada más importante que él para mí.

Eso… es para mí? – pregunto.

Mire el regalo que sostenía entre mis manos y asentí levemente mientras se lo tendía – yo, es solo un detalle que te compre en Italia – comente.

Sonrió mientras rompía la envoltura, parecía un niño en navidad, en cuanto vio el tablero su rostro de ilumino – es hermoso, lo recordaste – dijo con alegría.

Sí, yo… yo solo, quería darte algo especial – dije apenada.

Lo dejo sobre la mesa y sonrió – muchas gracias – murmuro.

Edward… - dije con la voz quebrada.

Hizo desaparecer la distancia entre nosotros y me apretó contra su pecho, solloce mientras lo abrasaba y le agradecía al cielo por todo esto, era maravillosa la sensación de sentirlo así, tan mío.

Te extrañe tanto bella – pude notar la melancolía de su voz.

Yo también, no sabes lo que sentí cuando me dijeron que te habías ido del hospital, creí que te había perdido para siempre – le confesé.

Shhh, no pienses en eso, ahora tengo fuerza y vitalidad mi amor, estamos aquí juntos y ya nada importa – murmuro.

Te quiero Edward – susurre.

Levanto mi rostro abnegado en lágrimas y con sus labios las limpio delicadamente, estaba perdiéndome en la sensación cuando se detuvo y me miro con una necesidad primitiva que nunca había visto en sus ojos, pero sabia debía reflejarse en los míos.

Enrede mis dedos en su cabellos y espere el suave contacto de sus labios, pero este no fue suave, apasionados y desesperados se movieron sobre los míos, mientras yo lo atraía más cerca aun, el no era el único que estaba perdido, yo también lo deseaba con locura.

Nuestras lenguas frenéticas se encontraron y fue imposible no aferrarme a sus brazos, mi corazón palpitaba contra su pecho a sintonía con el suyo.

Bella – gemía contra mi boca mientras me apretaba de manera posesiva contra su pecho.

Sin pensarlo mas deslice mis manos hasta su pecho cubierto por una fina camisa blanca de seda, con mis dedos podía trazar cada una de las líneas de su marcado abdomen.

Sus labios bajaron por mi cuello e incline la cabeza para darle más espacio, con cada caricia mi respiración se agitaba y me estremecía notablemente.

Edward – murmure.

No me pidas que me aleje mi amor, te necesito tanto – dijo con la voz ronca de placer.

Yo también te necesito – respondí.

Sus ojos me examinaron mientras llevaba sus manos a la orilla de mi blusa, la cual me quito suavemente sin alejar su mirada de la mía, acaricio mis brazos y mi abdomen, cuando toco levemente mis pechos no pude evitar gemir audiblemente, una sonrisa de satisfacción asomo por sus labios,- tonto engreído – pensé.

Desabrocho mis jeans y los bajo mientras besaba mis hombros y me abrasaba contra su cuerpo, estaba perdida en sus besos, en las maravillas que me estaba haciendo, pero necesitaba sentirlo más cerca, acariciar su piel.

Quiero tocarte – murmure.

Tomo mis manos y las coloco sobre su pecho, quería que yo lo desvistiera.

Quite el saco de su cuerpo y lo lance a un lado mientras desabrochaba uno a uno los botones de su camisa, no tarde mucho tiempo en hacerlo y sacarla de su cuerpo, mis ojos inmediatamente contemplaron la cicatriz que estaba en su pecho, era de la cirugía a la que había sido sometido, con delicadeza lleve mis labios hasta ella, dejando suaves besos llenos de amor, ahora Edward estaba bien y podía tenerlo entre mis brazos.

Mientras besaba su pecho busque la hebilla de su cinturón y se lo quite, baje y cierre y pude notar el gemido que escapo de sus labios, se erección era impresionante, presionaba la tela fuertemente, en un rápido movimiento suyo quedo en bóxers, con su impresionante cuerpo frente al mío.

Eres tan hermosa mi amor – murmuro mientras me tomaba en sus brazos.

Me encantas Edward, te deseo muchísimo – dije con la voz entre cortada.

Busco mis labios y nos perdimos en un tierno beso, sentí como mi espalda tocaba la suavidad de la cama y Edward colocaba su cuerpo sobre el mío, mis manos no dejaban de acariciar su espalda y sus hombros fuertes.

Bajo con besos hasta mis pechos los cuales mordió encima del sostén, arquee la espalda y gemí audiblemente, aprovecho esto para soltar el broche del sostén y lo quito rápidamente de mi cuerpo, sus ojos eran negros de placer y yo sentía que me consumía internamente, jamás había sentido esto con ningún hombre, era placer, devoción y amor.

Lamio mi cuello y mordió levemente mi piel, antes de llevarse uno de mis pechos a los labios, enrede mis dedos e su cabello y los jale de desesperación, me estaba volviendo loca, y sabia que el estaba igual, su erección se clavaba en mi abdomen.

Edward… - gemí desesperada.

Sabes delicioso – gruño.

Bajo mis bragas lentamente y atrapo mi labio inferior entre los suyos, no sabía si era calor lo que sentía o es que había caído al mismísimo infierno, pero necesitaba calmar esto me estaba consumiendo.

Edward, por favor – suplique desesperada.

Tranquila mi amor, no pienso hacerte esperar, ya no puedo soportarlo – en el momento en que dijo eso sus bóxer salieron volando de su cuerpo, me perdí en todo su esplendor, tenía el cuerpo pálido y musculoso, deseaba probarlo completamente.

Leyó mi mirada y sonrió sensualmente – más adelante, te lo prometo, ahora solo quiero estar dentro de ti – dijo.

Gemí ante sus palabras y me deje llevar por el, mientras me besaba con adoración y se colocaba entre mi piernas.

Mi amor, estas tan cálida, eres tan suave mi cielo – murmuro en mi oído.

Tómame Edward – le pedí.

Tan preciosa, tan mía- dijo mientras entraba en mi.

Tuve que apretar su espalda de tanto placer que sentí, era como probar el más delicioso de los manares, como subir a lo más alto del cielo.

Oh, Edward – gemí.

Bella, te amo, te amo tanto – mi corazón se estrujo lleno de amor.

Te amo, te amo – dije mientras lo besaba desesperada y buscaba el roce de nuestros cuerpos.

Comenzó a moverse dentro de mí y enterré mis uñas en su piel, gemíamos descontrolados, amándonos intensamente.

No sé cuantas embestidas compartimos, pero sentí el maravilloso hormigueo invadir completamente mi cuerpo, un calor terrible se poso en mi vientre y me moví descontrolada contra él, buscando un alivio a tanto placer, grabando en mi mente sus gestos, su ronca voz, las gotas de sudor que resbalaban por su precioso cuerpo, las palabras de amor que murmuraba mientras me poseía como nunca nadie lo había hecho.

Mas mi amor – suplique.

Fue como perderme en un abismo, mi cuerpo se convulsiono debajo del suyo mientras me besaba con ternura, subí al cielo entre sus brazos, convirtiéndonos en uno solo, firmando un pacto que nos hacia esclavos para siempre de este amor.

Oh, bella, dios, te amo – lo sentí estremecerse y entregarse junto con migo, el calor de su semilla dentro de mi fue necesario para sentirme completamente suya, en cuerpo y alma.

Caímos rendidos sobre las sabanas y me apretó contra él, como si estuviese asustado, así que lo abrace con todas mis fuerzas, besando su pecho y acariciando su espalda, mientras intentaba controlar mi respiración, pose mi oído sobre su corazón y me maraville antes los fuertes latidos que emitía, su antiguo corazón no hubiese soportado esta montaña rusa de sentimientos que habíamos compartido.

Mi viejo corazón te amaba – susurro – pero este lo hace aun más bella – dijo con ternura.

Te amo Edward, siempre te amare – dije con el alma.

Busco mi mirada con dulzura – esta ha sido la experiencia más hermosa de toda mi vida, después claro está, del día que te conocí – acaricio mi cabello.

La mía también, nunca había sentido nada parecido – confesé.

Sonrió – eso no es justo, como podre superarme a mí mismo – dijo en tono bromista.

Estoy segura de que lo harás – bese su hombro.

Nos abrasamos fuertemente, inspirando nuestras fragancias mescladas, tocando nuestras pieles y besándonos con delicadeza.

Arruine mi propia sorpresa – frunció el ceño.

Te refieres a la cena – dije divertida.

Sí, me costó mucho trabajo hacerla – dijo apenado.

A decir verdad, tengo muchísima hambre – confesé.

Sonrió – yo también, me dejaste agotado mi amor – me sonroje.

Tu también a mi – lo acuse.

Comamos algo – dijo mientras se ponía de pie y me tendía la mano.

Desnudos? – pregunte.

Si, desnudos, así no tendré que perder el tiempo desvistiéndote para volver a hacerte el amor – dijo sensualmente.

Gemí sin poder evitarlo y tome su mano, se sentó en una silla y me sentó sobre sus piernas.

Que deseas mi amor – pregunto.

Mmm, te refieres a la comida – pregunte.

Gruño – si quieres que comamos, será mejor que te concentres – me pidió.

De acuerdo – acepte.

Todo estaba realmente delicioso, la pasta era una maravilla – no sabía que eras tan buen cocinero- comente.

Hay muchas cosas que no sabemos el uno del otro, pero de ahora en adelante tenemos la vida entera para conocernos, para estar juntos – dijo con ternura.

Me parece una gran idea – bese sus labios con delicadeza.

Tiempo después volvimos a la cama donde nos amamos nuevamente, era tan hermoso tener a Edward junto a mí, su piel perdiéndose con la mía y sus labios apoderándose de mi boda.

Te amo Isabella Swan, tú me regresaste a la vida – murmuro mientras caía rendido.

Yo también te amo Edward cullen y Cuidare de tu corazón para siempre – prometí mientras me perdía en la inconsciencia, segura de que el mundo sería un lugar maravilloso si lo podía compartir con mi paciente favorito… el hombre al que amaba.


Hola a todos...

quiero agradecerles el apoyo que me brindan siempre.

Espero les haya gustado esta corta, pero muy especial historia!

los kiero mucho!

besos!