Vamos a celebrarlo James-dijo Sirius en cuanto su amigo entró de nuevo a la habitación

-¿ Estás seguro de qué es lo adecuado?-preguntó él

Sirius arqueó una ceja, entre burlón y sorprendido

-¿ Desde cuándo te importa lo adecuado?-inquirió

-Bueno, desde nunca. Pero Sirius son tus padres...

- Hace mucho que dejaron de ser mis padres, si es que alguna vez lo fueron

- Lo sé-James lo sentía mucho por su amigo, le dolía que Sirius no hubiera podido tener lo que él había disfrutado toda su vida, el cariño y el amor de unos padres.

-Yo no les importo a ellos, bien, ellos no me importan a mi-dijo haciendo un gesto de dejadez con la mano.

James suspiró. Sabía que eso era cierto, pero también sabía que Sirius siempre había anhelado tener una familia de verdad.

- Pensé que te alegrarias de tenerme aqui-Sirius parecía un poco decepcionado

- Y me alegro-¿ Cómo demonios no iba a alegrarse de tener con él a su hermano?- lo único que quiero es que tú estés bien. ¿ Lo estás?

- Claro que si Cornamenta. Por fin soy libre. ¿ Qué más puedo pedir?

James sonrió ante las palabras de su amigo, Sirius siempre echaba valor a la vida. Era una cualidad innata en él.

-Entonces, es hora de celebrarlo

El moreno se dirigió a su armario y sacó una botella de whiskie que había escondido en el fondo al venir de Hogwarts, entonces tuvo una idea, y con una sonrisilla malevola bajó a escaleras abajo y cogió unas llaves que colgaban en la cocina.

-¿ Para qué las quieres?-preguntó curioso Sirius

- Vamos a coger el coche de mi padre

-¿ Ese aparato muggle?

- Si, a mi padre le encantan esos aparatitos. Vamos a cogerlo y nos dirigimos a Hyde park, hay que celebrarlo en condiciones ¿No?

- Claro-contestó Sirius muy conforme y sonriendo, sin embargo, se dio cuenta de algo-¡ Pero tu no sabes conducir!

- Está encantado, solo hay que apretar un botón e irá solo

- ¡ Way!

Fue así como ambos se montaron en el coche, arrancaron y atravesaron las calles de Londres a toda velocidad, escuchando música al máximo volumen y cantando a pleno pulmón hasta quedar casi afónicos.

Al llegar a Hyde park se colaron, y sin pensarlo dos veces se zambullieron en el agua donde siguieron bromeando y pasándolo bien.

La diversión parecía no tener fin.

Después de un buen rato salieron del agua, ambos estaban empapados pero con una sonrisa radiante en sus apuestos rostros.

James cogió la botella de whiskie que había dejado en la orilla y sacó dos copas que había cogido de casa.

- Vamos a brindar-anunció

Sirvió la bebida y dió una a Sirius, esté miraba el cielo, con una expresión complaciente, incluso feliz.

- Por la libertad-dijo James alzándo su copa

-Por la libertad-le imitó Sirius

Bebieron el contenido de sus vasos y Sirius volvió a mirar al cielo, observó la constelación de Siro. SU constelación y sonrió.

Y si antes ya lo sabía ahora era una certeza que nadie podría negar, James siempre estaría allí. Nunca dejarían de ser James y Sirius. Sirius y James. Cornamenta y Canuto. Canuto y Cornamenta.

Porque ellos eran hermanos. Él era su familia.

Si, Sirius era libre.

Y también estaba en casa.