Inazuma Eleven no me pertenece.


Capítulo 1: "Encuentro"

Tres años. Hace tres años su vida había perdido sentido. Hace tres años perdió su sonrisa. Hace tres años su corazón dejó de latir. Hace un año, un rayo de luz tocó su puerta.

Desde que aquel accidente le había arrebatado a la persona que más amaba en el mundo su vida perdido todo sentido, se sentía como un zombi sin corazón, que sólo vivía por capricho del destino. Si tan sólo aquel barco no hubiese naufragado, si hubiese evitado que cogiera ese viaje…Si le hubiese pedido que se casar con él…Pero eso ya era pasado y las cosas no se pueden volver atrás.

Hace un año, estando en aquella institución, una chispa de color tocó a su puerta y fue cuando recordó la promesa hecha años atrás: "Si me pasara algo, quiero que seas feliz por los dos. Yo siempre estaré contigo". Entonces aceptó aquella declaración tan sincera de parte de su compañero de trabajo. En un comienzo no pensó en que algo así llegase a funcionar, no después de lo ocurrido, pero aquella persona le recordaba tanto a su eterno amor, y no sólo por el cabello –aunque no era tan blanco como el de su amado- o el color de sus ojos. Era la ternura que demostraba cada vez que estaban juntos. Desde entonces eran pareja y muy pronto cumplirían un año.

Llegó a oficina y dejó sus cosas en el escritorio, aún era temprano, por lo que salió por un café; últimamente hacía mucho frío, era quizás, el anticipo de que se acercaba un crudo invierno. Por el camino divisó una heladería y le recordó a él: siempre comiendo helados, ya sea que hiciese mucho calor o las temperaturas rayaran más debajo del 0º. Sonrió nostálgico y le dieron unas ganas horribles de entrar y comprar uno con sabor a piña, como a él le gustaban.

-Gracias-dijo al recibir su pedido y se dispuso a marchar.

-¡Burn!-llamó una voz haciendo que se detuviera.

-Grant-pronunció al ver a su viejo amigo acercándose.

-¿Cómo estás?-inquirió con una suave sonrisa en sus labios.

-Bien…supongo-contestó encogiéndose de hombros.

-¿Te parece si vamos a charlar por ahí? Hace tiempo que no lo hacemos-comentó con una sonrisa nostálgica. Su amigo miró su reloj.

-De acuerdo, tengo un poco de tiempo-accedió comenzando a caminar.

Grant era uno de sus amigos de infancia. Era un chico pelirrojo igual a él, pero con la diferencia de que sus ojos eran de un verde esmeralda, y los propios, ámbar. Su piel era de un blanco pálido y su contextura era delgada. Su nombre real era Kiyama Hiroto, pero desde pequeños usaban los apodos de Grant y Burn, junto a sus otros tres amigos.

Llegaron a una pequeña plaza que a esas horas de la mañana estaba vacía. Se sentaron en uno de los bancos y se quedaron en silencio hasta que el de ojos esmeralda rompió la tranquilidad.

-¿Cómo está tu relación con Heat?-le miró de reojo para no incomodarle.

-Bien…-suspiró largo para luego terminar su helado-aunque sigo sintiéndome culpable.

-Lo dices por… ¿Gazel?-interrogó con duda, temiendo la reacción del otro.

-En parte…-suspiró otra vez y cerró los ojos-siento que sólo estoy con Heat porque me recuerda a él…-en su voz se notaba tristeza y culpabilidad.


"-Prométeme algo-le miró directamente a los ojos.

-A ti, lo que sea-le tomó del rostro y besó su mejilla.

-Si me pasara algo, quiero que seas feliz por los dos. Yo siempre estaré contigo-susurró en su oído con voz suave.

-No seas tonto, nada ni nadie te apartará de mi lado-su voz denotaba seriedad y convicción-Siempre estaremos juntos…

-Pero es una promesa, quiero que seas feliz pase lo que pase"


De regreso a su empresa encontró a todo el personal trabajando, se le había pasado la hora hablando con Grant. Pero daba igual, siendo el jefe, nadie podía regañarle ni nada. Entró en su oficina y llegó hasta su escritorio, en seguida sintió un peso extra en su espalda y alguien que se aferraba a él. Le tomó de la cintura y volteó a verle. Frente a él se encontraba su actual novio.

-Haru-kun malo, llegas tarde-regañó de forma infantil el joven asistente.

-Estaba hablando con Grant-explicó sonriendo de medio lado.

-Haru-kun no me quiere-reclamó haciendo un puchero.

-…-le abrazó con fuerza y ocultó su rostro en el cuello del menor.

Imágenes de su pasado inundaron su mente, aquellas en las que era feliz junto a su amado niño de hielo. No sabía por qué, pero últimamente estaba muy susceptible a recordarle. Quizás las bajas temperaturas y las heladas matinales le recordaban como era su niño.


"-¡Hadu-chan~!-habló con voz infantil-Hadu-chan, te quiedo-sonrió infantil.

-¿Por qué hablas como niño pequeño?-le miró divertido.

-Podque con Hadu-chan puedo sed como soy deadmente-se le abrazó al cuello-¿no te gusta?-le miró con ojitos brillosos.

-Me encantas-le tomó el rostro y le besó con cariño.


-Voy de salida-avisó a su secretaria ya en la puerta del ascensor.

-El señor Afuro le llamó en la mañana y dijo que tenía algo urgente para usted-explicó ésta revisando el recado.

-De seguro quiere una fiesta el fin de semana-comentó quitándole importancia-En caso de retrasarme de más, dile a Dessarm que se lleve los archivos, luego voy a recogerlos a su casa.

-Como diga, Nagumo-sama-hizo una leve reverencia a lo que el joven alzó una mano y subió al ascensor, desapareciendo luego tras sus puertas.

Bajó hasta el estacionamiento y se dirigió a su automóvil, debía ir a buscar los documentos de estadísticas a la oficina de otro de sus amigos de infancia, Midorikawa Ryuuji, apodado por ellos como Leeze. Era un joven de cabello un tanto largo, de color verde manzana, ojos negros, piel morena y contextura delgada. Desde la graduación se había dedicado a seguir con la administración de la empresa de su familia, la cual, junto a las otras cuatro, era una de las más importantes de la economía del país.

Durante el camino recordó que tenía una reunión importante en la empresa de…él, para analizar los avances de los últimos meses. Hace tres años que estaba a cargo de la empresa de su ex novio, después del accidente la compañía había estado al borde de la quiebra debido a las fuertes rivalidades entre el grupo administrativo y la gran ambición por el poder dentro del mismo. Fue entonces que, mediante un pacto secreto firmado por Gazel y él años atrás, logró quedarse con la dirección de su empresa.

Llegó a su destino y en seguida se dirigió a la oficina del peliverde, mientras saludaba a todo conocido que le topaba en su camino. Tocó la puerta y una voz muy conocida le indicó que pasara, dentro de la sala encontró a su amigo comiendo una paleta de caramelo.

-Hola-saludó el pelirrojo acercándose al escritorio.

-¡Burn!-se puso de pie y fue hasta él para abrazarle-¿Cómo estás?

-No me quejo-respondió con su típica actitud un tanto arrogante.

-¿Vienes por los documentos?-inquirió separándose y yendo a su escritorio a su escritorio.

-Sí, me toca revisar todo lo del grupo-explicó un poco cansado.

-Te entiendo a la perfección-rió comprensivo-El mes pasado subí un kilo por ansiedad.

-Menso-soltó tomando la carpeta que el otro le extendía.

Charlaron un rato, como en los viejos tiempos. A pesar de que las empresas de los cinco amigos pertenecían al mismo grupo, debido al trabajo lograban verse muy escasamente. Generalmente era en reuniones donde no había espacio para nada más que para hablar de economía. El grupo Alien estaba compuesto por el top 5 de las compañías más poderosas de Japón: Génesis, Gemini Strom, Épsilon, Diamond Dust y Prominence, sin embargo, éstas últimas, al producirse la fusión, pasaron a llamarse Caos.

-Oye, ¿quieres almorzar? -preguntó repentinamente el peliverde.

-No estaría mal-contestó divertido. Aún con el paso de los años su amigo no cambiaba un gramo.

-Bien, vamos. Hay un restaurante buenísimo aquí cerca-señaló jalándole del brazo.

-Espera, voy por mi auto-dijo tratando de zafarse del agarre.

-Vamos caminando, está a unas cuadras-sin soltarle le sacó del edificio.

El almuerzo había sido ameno, una buena charla y una buena comida, acompañada de la presencia de uno de sus amigos más cercanos.

-No quiero incomodarte pero, ¿Qué harás mañana?-preguntó con semblante preocupado.

-¿Te refieres al aniversario? -contestó serio.

-Sí…pensar que mañana se cumplen tres años desde que Fuusuke…-no pudo continuar por un nudo que se formó en su garganta.

-Lo sé…-comentó reflexivo-Mañana tengo una reunión en su empresa. Luego creo que iré al cementerio.-explicó con voz triste-Si quieres puedo pasar por ti.

-Gracias…-sonrió con tristeza-Hiro-chan me dijo que iría en la mañana ya que en la tarde debe supervisar un catastro de ventas-explicó al recordar al otro pelirrojo.

-Ya veo, Dessarm me comentó algo…

Estuvieron un rato más recordando y luego decidieron volver a la oficina del menor. En el trayecto el pelirrojo buscó con afán un negocio o algo donde vendieran paletas heladas, a lo que el menor rió con nostalgia, desde que Gazel ya no estaba, Burn no hacía más que comer helados, según él, así jamás olvidaría al peliblanco.

Entraron a un pequeño almacén y compraron un helado para cada uno, de piña para el ojiámbar y chocolate para el moreno. Cuando salieron retomaron su camino en silencio, cada uno perdido en su propio mundo. Pese a que ya habían pasado tres años del accidente, pero aún creían que su amigo llegaría algún día con su típica cara de póker, su mirada carente de expresión y con un helado de piña en la mano y les diría: "Cambien esa cara idiotas, dan pena", pero ambos sabían que no sería así. Dentro de los cinco amigos, Leeze era el más cercano al peliblanco –en cuanto a amistad- y el que más sufrió con su pérdida. El mayor había sido el hermano y padre que siempre quiso tener, y que pese a ser tan frío e inexpresivo, le había brindado el cariño que necesitaba. Por otro lado, el pelirrojo había perdido a la única familia que tuvo en su vida, porque pese a que fue adoptado por una de las familias más influyentes, éstos sólo le criaron para hacerse cargo de la empresa que él mismo bautizó como "Prominence".

De pronto el celular del menor comenzó a sonar, lo sacó con lentitud, tratando de no mancharse con helado y tomó la llamada. Le informaban que la reunión de la tarde había sido pospuesta para la próxima semana y que tenía la agenda libre. Al terminar de hablar levantó la vista al frente y enseguida se paralizó. Por la otra acera caminaba un joven delgado, de piel blanca y cabellos desordenados y albos como la nieve; sus ojos de un color intermedio entre aguamarina y azul cielo. Pronto el pelirrojo notó su actitud y le miró extrañado.

-¿Qué sucede?-preguntó confundido.

-¿Ga-Gazel?-balbuceó señalando al frente.


Espero les haya gustado este primer cap

ojalá dejen reviews