Rojo.
Sueños en rojo… hay soles y estrellas, hay tardes y amaneceres, hay dos que tres rojos claveles. Un dragón que extiende sus alas y esparce una bocanada de aire caliente… adivinaste? Si, también es color carmesí, mi nombres es Kira, o al menos así creen conocerme, la mayor parte de las personas, incluyendo aquellas que me investigan no saben nada de esto, de este lugar, donde la lluvia cae como miles de cenizas rojas y ardientes, este lugar está dentro de mi subconsciente… podría apostar cierto y practico cuaderno a que nadie en el mundo imagina que el Dios Kira tenga su propio infierno creado por sus temores y prejuicios, aunque seguramente es porque prácticamente nadie sabe que yo soy Kira y que Kira es humano… exceptuando al idiota de Ryyuzaki, quien incluso trato de descubrir esta pequeña debilidad mía, pero mi mascara está perfectamente definida, porque con el tiempo me convertí en Kira, ku-ku-kú, está tan bien clavada en mí que ni los dioses que me la otorgaron sabe que tiene un simple defecto, una pequeña debilidad, son los sueños en rojo, los que me queman, los que destruyen mi subconsciente, que carbonizan todo lo que he creado a mi alrededor una y otra vez tras cada noche, pero no grito ni pataleo, no, eso sería demasiado fácil, solo me quedo observando las llamas arder y consumir todo a su paso… he aquí una declaración, soy humano.
Azul.
¿Se preguntarán por qué me gusta tanto lo dulce? Bueno, la verdad es que lo detesto e inclusive lo aborrezco, es demasiado embriagante, como una botella de whisky que te deja aturdido en el suelo… no, una botella de eso es amarga, el sabor de la soledad es amargo, el aire siempre me sabe a café, las cosas dulces son las únicas que pueden quitar ese sabor, las moras azules, son un gran remedio, son únicas y deliciosas, son azules, igual que los ojos de aquella persona que me dio la vida y de quien no pude heredarlos. Normalmente no he de preocuparme demasiado por mis gustos, pero definitivamente me es placentero el recordar ese color y su suave mirar, esos momentos eran… dulces y a la vez amargos. Las lágrimas podrían ser azules (dulces) pero aun así duelen, aunque el cielo es azul, prefiero cuando se torna nublado y llueve (lágrimas) no es muy normal, pero no soy una persona normal después de todo, que cuando caigan las gotas de agua imagine que son azules y que son acompañadas por canticos dulces que suenan como campanas… sin embargo, un trago amargo disfrazado con un poco de azúcar me devuelven a la realidad.
Morado.
-Light-kun ¿sigues dormido?-
-No he logrado dormir con todos esos rayos-
-Si, yo tampoco he querido dormir con ese constante sonido distrayéndome…-
-¿Eso es café?
-Ah, si ¿gustas?
-No gracias, luce demasiado azucarado como para mi-
-en realidad es amargo… bastante- doy un sorbo a la cosa azucarada- Quizá, pero es cálido, te quita el frio.
-No gracias- me contesta Light-kun volviendo a tratar de dormir ¿me pregunto que soñará? – como si necesitara quemarme vivo también.
Pareciera como si Light-kun tuviera un agradable sueño, de hecho parece ser dulce… ¿me pregunto a que sabrán sus labios? Trataré de convencer a Misa de que si no me dice ella es Kira.
Las cosas vuelven a encenderse y tornarse rojas, pero hay algo distinto que las cambia, como algo tibio, casi frio y de color azul… ¿uh? ¿Por qué ahora las cosas saben a café? Es amargo, pero agradable. Mientras sofoca las flamas internas y da un ligero toque de ardor en el exterior.