HOLA A TODOS! VUELVO A DEJARLES ESTE CAPÌTULO, INFORMÁNDOLES QUE PRONTO TERMINA… NO SERÀN MÁS QUE CUATRO O CINCO CAPÍTULOS QUE FALTAN, PERO CONOCIENDOME PUEDEN SER MÁS… TENGO PLANIFICADO TERMINARLO PARA CUANDO SE CUMPLAN LOS DIEZ AÑOS, ESPERO QUE NADA SUCEDA Y ATRASE MAS ESTO.

Espero que les guste.

Capítulo 21

La profesora McGonagall observaba a unos elfos terminar de limpiar los restos de un almuerzo bastante alborotado en el amplio comedor de la escuela Hogwarts. No era normal que, a esta altura del verano, ella tenga que estar renegando con niños, y más que nada niños tan pequeños. Los hijos de Molly Weasley, su antigua alumna, eran unos diablillos, en especial, los gemelos Fred y George. Los mayores, en cambio, eran una dulzura… se notaba de lejos que todos los varones Weasley, eran muy inteligentes. Aunque si debía ser honesta, el pequeño de apenas un año no parecía tener todas las luces de talento prendidas como sus hermanos. Si a eso se le unían el bebé Potter y las chicas del futuro, el comedor se había convertido en un lugar donde el común denominador era la risa. De pronto sus ojos se aguaron. Hacía mucho tiempo que no escuchaba tantas risas. De un tiempo a esta parte, el temor y el horror de los jóvenes estudiantes en el colegio, le habían ganado a la alegría. James Potter y sus amigos, fueron los últimos vestigios de alegría escolar. Después de ellos, el dolor y la tragedia, se habían mudado a los rostros de cada estudiante, porque de alguna u otra forma, las familias a las que pertenecían sufrían las consecuencias de un loco… un loco, siniestro con aires de dios, que estaba sembrando el terror. Por cada estudiante de Hogwarts, había un familiar muerto, si no era el padre, era la madre… o un tío o un primo… y esos eran los que corrían con suerte. También había familias enteras, que habían caído bajo el yugo asesino de "el que no debe ser nombrado". Ella nunca lo había conocido, cuando ella entró a estudiar a Hogwarts, hacía dos años que Riddle se había marchado. Afortunadamente no había interactuado con él. Dentro de unos días tendría que irse a Escocia, a su casa paterna… seguramente Elphistone Urqhart, su amigo y ex jefe del Departamento de seguridad Mágica, iría a visitarla. El ministerio era un hervidero, muchos estaban desapareciendo, o muriendo en circunstancias sospechosas. Minerva, que era parte de la Orden del fénix, y Elphistone, que era viejo y sabio, sabían que quien era el causante de esas muertes… del terror. Agradecía Suspiró, mientras observaba al profesor Dumbledore acercarse. El profesor, ya no sonreía ni parecía jovial. Ella bien sabía que estaba haciendo hasta lo impensado, a pesar de su edad, por desterrar a "el que no debe ser nombrado." Sonrió cuando su director, y amigo, se detuvo a su lado a contemplar el paisaje que se vislumbraba desde la puerta de entrada. El puente, majestuoso dejaba mostrar un cielo diáfano. Era un día de verano, cálido, con el sol sobre el cielo radiante. Minerva, se dio cuenta que los elfos habían desaparecido sin que se diera cuenta.

- Esplendido día profesora… - dijo Dumbledore sin mirarla.

- Así es director. – dijo ella y suspiró – me pregunto cuánto más tendremos buen tiempo…

- No tengo la posibilidad de saber si va a llover o no pronto…

- No me refiero a si va a llover o continuaremos con días de sol… - dijo frunciendo los labios - estoy pensando cuándo esta quietud va a romperse, con la violencia y la muerte.

- Lamentablemente, eso tampoco puedo predecirlo… - suspiró. Luego observó hacia dentro del castillo – nuestro colegio está tan quieto y callado… - sonrió – a pesar de los años, prefiero mil veces escuchar el murmullo y las risas de los estudiantes a esta quietud… - Minerva resopló.

- Bueno, si usted hubiera bajado diez minutos antes, hubiera disfrutado de los murmullos y risas de todos los niños Weasley, en especial esos dos pillos… los gemelos – frunció la boca mostrando disgusto – Merlín sabe lo que tendremos que vivir con esos dos cuando tengan la edad suficiente para entrar a Hogwarts. – Dumbledore sonrió divertido.

- Puedo vaticinar que Fred y George Weasley, van a destacarse de aquí a un futuro no muy lejano. - el sonido de risas que bajaban desde las escaleras los hizo darse vuelta. Lili, Hermione y Ginny se acercaban hacia los profesores. Hermione al verlos como siempre, suspiró con placer. Ginny blanqueó los ojos, pensando que esos cuatro, porque seguramente ella y Lili, comenzarían a hablar de hechizos, pociones, leyes, o de datos históricos… y ella se aburriría considerablemente. Se unieron a los dos mayores, y saludándolos efusivamente.

- ¡Qué suerte tiene Hogwarts de contar con tan hermoso grupo de mujeres alegrando estas viejas paredes! - dijo Dumbledore, y Ginny sintió sus mejillas ruborizarse. Nunca hubiera imaginado a Dumbledore, con intención de lisonjear a dama alguna.

- Buenas tardes – dijo sonriente – pero uno puede inferir que la belleza de la profesora McGonagall engalana estas paredes desde siempre… digo, desde que trabaja en la escuela – agregó, más roja, por semejante metedura de pata.

- Ciertamente… - dijo el profesor, asintiendo también con la cabeza, y logrando una sonrisa tensa en la profesora. – ciertamente...

- La profesora… - empezó a decir Lili, pero la profesora la interrumpió.

- Siempre sostengo que, una vez que mis estudiantes egresan de Hogwarts, pueden dejar de referirse hacia mí con un "profesora" y llamarme por mi nombre - las miró seria – y como usted ya terminó la escuela la conmino a hacer lo mismo. – Lili asintió complacida – claro, que si tengo que tener en cuenta a ustedes dos – señaló a las viajeras del tiempo – y dado que una de ustedes ni siquiera ha nacido – Ginny sonrió – dejaremos los convencionalismos y espero que hagan lo mismo. – Hermione casi se ahoga de la emoción.

- Por favor Minerva, no le diga eso a Hermione, porque se orinará encima… - dijo Ginny, logrando que Hermione se pusiera roja y Lili riera bajito. El profesor sonrió.

- Es porque no podría… - dijo Hermione – es decir, usted es… una eminencia en el futuro… - tartamudeó – yo no…

- Hermione, sólo dile, Minerva… - dijo Ginny – no es nada difícil… tú sabes que la he admirado desde que hizo ese hechizo para que las estatuas de Hogwarts defendieran el castillo…

- ¿De verdad hice ese hechizo? - dijo Minerva sorprendida.

- Sí, mi madre dijo que usted no cabía en sus zapatos después de pronunciarlo… y déjeme decirle Minerva, que la llame como la llame, no dejaré de admirarla y de agradecerle por lo excelente profesora que fue…

- Y me llamas obsecuente a mí… - dijo Hermione, y rieron.

- Me alegro de que ya se encuentre mejor señorita We…

- Evans, o llámame simplemente, Ginny, profesor – dijo ella mirándolo – ya dejamos los formalismos hace tiempo.

- Está bien, Ginny, me alegro de que se encuentre mejor… - ella asintió - ¿salen a pasear por los terrenos del colegio?

- No señor… - dijo la pelirroja – cada uno de nosotros tiene una manera de comunicar que vamos a encontrarnos… - señaló a Hermione – mi amiga, ideó un método mediante un hechizo para que objetos simples sirvan como comunicadores… monedas, botones, pines, broches… en este caso mi hermano acaba de activar su reloj, así que pronto estarán aquí.

- Vaya… - dijo Dumbledore mirando a Hermione, que ya estaba roja de la vergüenza – es increíble lo que puede hacer una mente privilegiada…

- Gracias – dijo sonriente – todo el mérito es suyo… tomé la idea, al observar cómo se comunicaba la orden del fénix… - carraspeó – teníamos quince años, y un nuevo régimen escolar que era vergonzante para todo aquel que se precie de mago… - el sonido característico a una aparición frente a la puerta de entrada los sobresaltó. Los dos profesores y las mujeres luego de la sorpresa, vieron un tumulto y un enredo de magos alrededor de un pequeño elfo doméstico. Ginny y los demás se acercaron rápidamente.

- ¡Puedes sacar tu puto pie de mi boca, Potter! – dijo un ahogado Sirius – estás a punto de sacarme un par de dientes… - Harry se levantó rápidamente junto a su padre y Ron.

- Black, tienes menos reflejos que una oruga… - los demás rieron – lamento no poder ver dónde apoyo mi pie… - se levantó y miró a Ginny, guiñándole un ojo, ella lo miró sin poder creer el estado de ánimo que Harry cargaba, generalmente después de una misión venían los reproches, los insultos, y en días de muchísimo mal humor, algunos golpes a paredes, patadas a puertas, y recordatorios a toda la familia del que cometía algún error en el procedimiento. Hoy estaba con la tez sonrojada, un brillo especial en los ojos, y la sonrisa… aquí se tomó un respiro para suspirar. Esa sonrisa baja bragas que pocas veces le había visto… y no era que a ella no se le bajaran las bragas en cualquier estado de ánimo que Harry hiciera notar con esa boca. – soy un tanto delicado a la hora de pisar mierda. - más risas.

- Me encanta esa actitud tan alegre y positiva… – dijo Ginny ofreciéndole la mano a Sirius y este la miró sonriendo con un aire seductor. Sólo que Ginny ni lo miró, sus ojos castaños estaban enfocados en su jefe, como siempre – Eso significa que la misión fue exitosa. – Harry se acercó a sus compañeras, las miró a ambas, y metiendo la mano entre sus ropas, saco el pequeño cuaderno de cuero. Una sonrisa socarrona, acompañó sus palabras, cuando le entregó el Horrocrux a la pelirroja.

- Me extraña que creas que una misión, sería un fracaso conmigo al mando…

- Qué petulante te has vuelto de un tiempo a esta parte - dijo ella caminando hacia el aula once, el centro de mandos de la nueva orden; luego giró la cabeza, y lo miró por sobre su hombro – esperaré que más tarde, me des una detallada descripción de tu accionar – sonrió sacando la lengua y pasándola por sus labios. Harry suspiró.

- Cuando quieras, donde quieras, en la posición que desees… - murmuró algo cachondo. Hermione carraspeó a su lado. – me alegra verte de pie Granger… - dijo sonriendo.

- Gracias, me alegro de que todo esté marchando como esperamos… - dijo seria – pero hay algo que me intriga - Harry dejó de mirar el andar seductor de la pelirroja cuando desapareció detrás de la puerta del aula, y se dio vuelta prestándole atención a su amiga. – sólo quedan dos Horrocrux que buscar, Harry…

- No, son tres…

- Dos… - él arqueó las cejas – Ginny y Lily fueron a la sala de Menesteres…

- ¿Qué mierda…? - farfulló.

- Sip, gracias a tu aventurera mamita, y la loca de Ginny, ya tenemos la diadema… por supuesto aprovecharon el momento en que yo no pude decirles que estaban locas de atar...

- Le dije mil veces a esa pelirroja que quiero que se recupere antes de hacer de las suyas. ¡maldita sea!

- ¿Crees que se iba a quedar quieta mucho tiempo? – dijo sonriendo – Ella y Lili estuvieron allí, no sé lo que pasó, pero vinieron contentas y con el Horrocrux dentro de una bolsa; cabe acotar que ninguna se atrevió a tocarlo. – De pronto, quedó en silencio y la sonrisa se perdió en una mueca. Ron se acercó, pero ella no lo miró, seguía enfocada en Harry, aunque sus mejillas se sonrojaron visiblemente. Harry la miró y luego a su amigo, que trataba de ignorar a Hermione, y fallaba estrepitosamente. – Al... – carraspeó para recomponerse - Al parecer, la diadema, causó cierto cambio de humor en Lili. Supongo que recuerdas el efecto que causaba tener un Horrocrux en los debiluchos de mente… - volvió a carraspear. Harry, miró hacia el techo, y suspiró resignado, pensando que ese comentario, comenzaría una guerra verbal entre esos dos, y como siempre él iba a estar en el medio – y no digo que Lili sea una débil mental, es sólo que ha estado expuesta a cierto estrés. – Ron iba a agregar que en esa época, él también estaba bajo estrés… eso, y un hambre monumental debido a que ella no sabía hacer ni un puto huevo, pero Hermione no tenía que conocer ese detalle particularmente, porque comenzaría con un monólogo feminista acerca de los estereotipos patriarcales que se esperan de una mujer, y bla, bla, bla – lo que llevó a Ginny y a mí, a decidir que los Horrocruxes no deben estar juntos - miró a su amigo con preocupación - no sabemos qué tipo de poder se puede potenciar, si esos pedazos de alma se unificaran…

- Tienes razón… – dijo Harry mirando a los dos, esperando el zarpazo, pero afortunadamente Ron no estaba de ánimos para seguirle la pelea a Hermione. – bien pensado Hermione – ella sonrió complacida.

- Deberías felicitar a Ginny también – dijo Ron, mirando con rabia a Hermione – por lo que acabo de escuchar, las dos llegaron a esa conclusión. -Hermione resopló, y Harry sonrió.

- Si, a Ginny la felicitaré más tarde… - dijo, pero ninguno de sus amigos notó el doble sentido de esa frase.

- Por supuesto, Ginny también es merecedora, todas lo somos, incluso Lili por… - Ron la interrumpió.

- Si, qué bien, felicidades por los logros obtenidos, pero aun teniendo todos los horrocruxes tenemos que buscar la manera de destruirlos… - dijo Ron, colocando sus manos en los bolsillos del pantalón – tendríamos que preguntarles a tus padres o a Dumbledore, cómo hacer el fuego del infierno…

- ¿Por qué deberíamos hacer el fuego del infierno, si Ginny y yo, y creo que Harry también, puede convocarlo son inconvenientes, a diferencia de algunos? – preguntó Hermione socarronamente. - Además, tenemos un basilisco vivito y coleando por la cámara secreta,

- Piensa Granger - dijo Ron, tocándose la sien, haciendo que ella resollara ofendida. Harry cerró los ojos resignado. A la mierda la especie de tregua que pensaba que estos dos iban a tener – ¿crees que podremos decir a moco suelto que hay un monstruo en el castillo?

- Merlín, Weasley – dijo ella escupiendo las palabras – se la han pasado dando información sobre el futuro a diestra y siniestra… ¿crees que enterarse que la leyenda de la cámara secreta es cierta, podría matarlos? - y agregó con sarcasmo – sí, ya los veo correr alejándose del castillo gritando aterrorizados… - Harry rio.

- Lo siento Ron, pero Hermione tiene razón…

- Aun así – dijo el pelirrojo – ¿cómo vamos a abrir la cámara? - preguntó mirándola – Harry ya no tiene el horrocrux en su cuerpito, ergo, no puede hablar parsel, digo por si no recuerdas…

- Oh, ¿en serio? – dijo ella colocando sus manos en la cintura - yo recuerdo que un idiota pudo abrirla sólo imitando el sonido de Harry hablando parsel mientras dormía… - las orejas de Ron se pusieron rojas, notó Harry, y esa era señal de que la discusión iba a tomar otro cariz - si pudo ese idiota, puede cualquiera…

- Suficiente Hermione – dijo tratando de calmar las aguas entre esos dos – no quiero conflictos en el grupo, necesitamos enfocarnos no sólo en destruir los horrocruxes – comenzó a caminar hacia la sala, y abrió la puerta con fuerza, sobresaltando a Ginny.

- Pensé que el buen humor te iba a durar más… -dijo ella sonriendo, ofreciéndole un jarro con cerveza de manteca.

- Al lado de estos… – tomó un trago – el buen humor se va en cuestión de nanosegundos. – la miró – me acabo de enterar que, sin autorización de la enfermera o de tu superior, te levantaste, y anduviste de excursión por el castillo. – ella chasqueó la lengua.

- Soy sanadora en jefe de esta misión, y creo estar en condiciones de saber cuándo puedo levantarme de una cama, y cuando no… – dijo guiñándole el ojo. Él sonrió.

- Aun así, desobedeciste una orden, así que tendré que pensar en un castigo - se acercó a su oído - ¿tu cama o la mía? – susurró.

- ¿Estás desesperado? – dijo ella sonriendo y mirándolo a los ojos. Harry suspiró, estaba tan cerca, que podría robarle un beso. Pero no iba a hacerlo. Besarla implicaría tirarla al piso y follarla duro… y eso sería inconveniente, con Ron y Hermione, pisándole los talones y entrando en la sala.

- No tienes idea… - Ron cerró la puerta con estrépito – salvada por el portazo. - Ginny rio. Se dio vuelta y miró a sus amigos – bien, la misión resultó exitosa.

- Salvaste a Dobby... – dijo Ginny.

- No podía dejarlo en esa mierda de casa… Sólo él sabía los terrores que tuvo que vivir junto a los Malfoy - suspiró – vimos al bebé Draco… cagado hasta la cintura – Ron y él rieron – tal como en toda su vida… - más risas.

- ¿No estaba Malfoy padre? – preguntó Hermione

- No, estaba la mujer sola, con el niño. – tomó más cerveza. La puerta se abrió entrando los merodeadores junto a Lily y Dumbledore – tuve que contenerme para no mandarla a la mierda…

- Eso no te impidió insultarla y zamarrearla, por toda la escalera… - dijo James en un tono que denotaba la desaprobación ante los actos de su hijo.

- Créeme, estaba a punto de lanzarle un par de crucciatus, si seguía diciéndome estupideces y haciéndome perder el tiempo…

- Tiempo, tiempo… - replicó su padre– y en nombre del tiempo, te vales de cualquier argucia, válida o no, para salirte con la tuya… - Harry bajó el jarro de metal con fuerza, haciendo que el mismo sonara como el clang de una campana, al golpear en la mesa de madera. Se dio vuelta y miró a los demás.

- Les dije que vine en busca de un giratiempos… - su mirada rabiosa paseó por todos los presentes - les aclaré cuáles eran las posibilidades de acción. Les aseguré que no escatimaré en procedimientos, lícitos o no, para llevar a buen puerto mi misión… no me importa el qué, el cómo, ni cuántas veces tenga que hacerlo. No me interesa que abran la boca azorados por mi comportamiento. No son quienes para juzgarme, en todo caso que me condene la historia… – y luego se dirigió a su padre –si no te gustan mis métodos, lo lamento por ti – bufó, acomodándose los lentes – no, no es cierto… - lo miró – no me importa lo que pienses, no me mueve un pelo tu estúpida cara de desaliento… ¿te desilusiono como hijo? Supéralo – dejó la jarra, si no la estamparía contra la pared de piedra – no vine hasta este tiempo a hacer amigos, ni a congraciarme con el pasado. Vine a cumplir una misión. Si no te gustan mis métodos, puedes irte, o encerrarte cómodamente con tu linda familia, y esperar a que otro haga el trabajo de salvarte el cu…

- ¡Harry! – dijo Ginny – ¡ya basta, te estás sobrepasando! - se acercó y lo miró a los ojos – no te atrevas a decir algo de lo que seguro te vas a arrepentir - Sin decir nada más, Harry salió de la sala, golpeando en el hombro a Sirius, a su paso.

- Atrevido… - dijo sólo este, y reacomodó su cuerpo. Ginny miró a Ron, y este asintiendo, salió detrás de su jefe.

- Lamento la explosión de mal humor – dijo ella sonriendo nerviosamente – Harry tiene que dejar escapar la adrenalina de alguna manera… - sonrió – agradezco que no se haya puesto a dar golpes.

- Merlín, tiene un humor de perros… - dijo Sirius. Remus sonrió, pero había un dejo de tristeza en su mirada.

- James, Harry no… - trató de disculparse, pero él sonrió, aunque su sonrisa no llegó a los ojos.

- Está bien… -dijo cabizbajo. Lili se acercó y lo abrazó – sólo desearía que… - su esposa le acarició la mejilla y le dio un beso.

- Sólo quedan dos Horrocruxes, y luego los destruiremos… - dijo Hermione – tendremos que ver quién va a la casa Gaunt con Harry…

- Harry irá con James – dijo Ginny tajante. Hermione iba a objetar, pero una mirada de la pelirroja la hizo callar. Miró a la versión de Harry, abrazado a su esposa – ¿estás de acuerdo? – este asintió – ellos dos y nadie más… - agregó, cuando Sirius iba a sumarse al grupo. – Hermione tenemos que arreglar algunos asuntos…

- Y esa es la frase que nos indica que debemos dejarlas solas – dijo Lili, tomando el brazo de James y Remus, y dirigiéndose hacia la puerta – Sirius, se un buen perro y acompáñanos, creo que se merecen que los traten como reyes, con un gran banquete en el comedor. Y si, Sirius podrá tener un suculento hueso como premio. – todos riendo, salieron por la puerta dejándolas solas.

- Adoro a esa mujer… tiene una astucia para darse cuenta de todo…

- Ginny – dijo cuando estuvieron solas – creo que Harry objetará la decisión que has tomado sin…

- Hermione – dijo ella interrumpiéndola – yo manejaré la situación con Harry, no te preocupes… - sonrió – sí, va a poner el grito en el cielo, pero tendrá que entender… necesitan estar solos y entenderse un poco, aclarar algunas cosas…

- Estas forzando una relación entre ellos, que quizás Harry no quiera…

- Harry no sabe lo que quiere la mayoría de las veces… - dijo resoplando – y está bien, quizás me tomé atribuciones que no me corresponden, pero no me importa. Esta situación de tensión entre padre e hijo tiene que acabar. Y trabajar juntos podría ser una buena manera.

- Harry está roto, amiga... – dijo Hermione, poniendo una mano sobre el hombro de la pelirroja. Esta miró a su amiga, apretando los labios con rencor. Odiaba cuando todo el mundo trataba a Harry como un caso perdido. Se deshizo de la mano de su amiga con brusquedad, y la miró seria.

- ¡No! – dijo cortante – me niego a pensar que una persona no puede cambiar, amiga… - la miró – crees que Ron seguirá siendo el mismo cuando le digas…

- No me hagas acordar que debo hablar con él… - dijo Hermione sentándose en una butaca cerca del fuego – viendo cómo me trata, y reacciona cada vez que intento tener una conversación con él, dudo que lo que le diga pueda tomarlo de manera positiva… - suspiró – estoy agotada. – Ginny se acercó y la abrazó. Hermione simplemente se apoyó en el hombro de su amiga. – no se qué va a pasar conmigo y mi hijo, y menos sé si en la ecuación quiera estar Ron…

- Ya te dije que…

- Si, me dijiste que Ron se lo tomará a bien… - agregó con la voz a punto de quebrarse – pero no se qué va a pasar entre nosotros… odiaría que sólo nos una la necesidad de generar confort a un niño… de sólo hablarnos para organizarnos y que pueda verlo, visitas, vacaciones… me moriría por dentro verlo formar una familia con otra mujer, niños, y que no sea yo quien…

- Por Merlín, deja de fantasear Hermione, Ron… - la puerta se abrió de golpe, entrando un pelirrojo agitado. Las dos mujeres se enderezaron, y lo miraron expectantes.

- Ehhhh… - se detuvo en mitad del aula. Ron estaba consciente de que Hermione escondía algo más que su triste pasado. Le rehuía la mirada, y verla ahí, vulnerable, siendo confortada por su hermana, incendió interiormente su estómago. Después de escuchar lo que ese malnacido de Krum había hecho con su cuerpo y su alma, se había decidido dejarla en paz. Ella no necesitaba otro imbécil que la hiciera sufrir… pero cuando la veía como ahora, débil, pequeña, desmejorada físicamente, quería mandar todo su orgullo a la mierda y amarla como ella se merecía… sólo que no sabía si podía hacerlo. Él no estaba en condiciones de cuidar a nadie. – lo siento, creo que interrumpo…

- No, no interrumpes nada, pero cuéntanos… - dijo Ginny, levantándose del taburete. – ¿encontraste a Harry?

- No, lo siento, lo perdí en el tercer tramo de escaleras… en el tercer piso. – miró a Hermione, que tenía la cara girada, mirando hacia la chimenea. Después miró a Ginny, que cruzaba los brazos, esperando más información – las escaleras cambiaron, y me llevaron a…

- No importa – dijo ella – se a dónde se dirige – comenzó a salir – Hermione, aún estás convaleciente de tu enfermedad… - su amiga la miró arqueando las cejas interrogantes – te sugiero que vayas a tu habitación y descanses un rato. Ya tendrás tiempo de hacer lo que tienes pensado – esta asintió – Ron, localiza a los demás y diles que las actividades de las misiones se suspenden por el día de hoy. – miró el reloj – nos reuniremos en exactamente tres horas, para evaluar lo que hemos hecho, y ver que probabilidades hay para encontrar al Malfoy que vinimos a buscar…

- Bien… - dijo poniéndose las manos en los bolsillos. Su hermana, no miró a nadie más y salió rápidamente, dejándolos solos. Ron la observó detenidamente. Estaba más delgada y pálida. Estaba aún sentada en la butaca, observando el fuego.

- No necesitas quedarte ahí parado – dijo ella sin mirarlo – creo que Ginny te pidió que hicieras algo.

- Yo… - intentó hacer un paso hacia ella, pero sus botas parecían estar pegadas al suelo con alquitrán – yo quería saber cómo estás…

- Bien…- lo miró – pero no necesito que seas políticamente correcto conmigo, haciendo preguntas que tú y yo sabemos que no tienes la intención de hacer…

- Acabo de preguntártelo, ¿no? – dijo sacando las manos de los bolsillos, formando los puños.

- Si - dijo ella mirándolo – pero ambos sabemos que sólo lo haces por mera cortesía, porque no sientes nada de lo que sale de tu boca… ahórratelo, no necesito tu preocupación.

- Sabes qué Hermione, vete al infierno… - dijo molesto – trato de llevar las cosas bien contigo, por lo que queda del tiempo que estemos aquí, ya que, a decir verdad, me está rompiendo soberanamente las pelotas esta situación… - respiró profundamente para controlar su temperamento - que todos piensen que soy un hijo de puta, por cómo me comporto frente a ti, y tu vienes a hacerte la ofendida. Lamento agraviarte con mi preocupación; simplemente te pregunté cómo estabas porque, para ser francos, te ves como la mierda…

- Bueno, agradezco al fin tu sinceridad - dijo ella sonriendo, pero sus ojos se aguaron – Ginny tiene razón, creo que debo descansar… - Ron sin esperar que dijera nada más, emprendió la huida, dando dos pasos la escuchó decirle – y si supieras lo que es el infierno, no mandarías tan plácidamente a la gente ahí…

- Cada uno vive su propio infierno, Hermione… no lo creas de tu exclusividad. Todos en alguna medida, estamos malditos… sólo que cada uno lleva su carga de diferentes maneras… - y salió dejándola sola.

##

Parecía que hubiera sido ayer, que había estado frente a la puerta dando la contraseña para entrar… "frescura de pino." Y ahí estaba frente a él. El increíble baño de los prefectos… ¿cuántos años había tenido cuando se maravilló de la sala por primera vez? Catorce… catorce inocentes años, en donde había un desgraciado que lo había anotado en un torneo, sólo para usarlo… y luego intentar matarlo. Suspiró al llegar junto a la enorme bañera. Estaba vacía, los grifos con sus gemas lo invitaban… un movimiento de varita y estos comenzaron a despedir agua a una temperatura ideal. No iba darse un baño, sólo quería nadar en la enorme piscina. Necesitaba relajarse. Se quitó las prendas superiores de una vez, el fino suéter junto a la camiseta, fueron a parar al suelo. Abrió la hebilla de su cinturón, y los pantalones fueron a hacerle compañía al resto de sus prendas, miró hacia la sirena que había levantado su cabeza desde que había entrado en el baño, y ahora lo observaba detenidamente. Por pudor, se dejó los boxers. La hermosa sirena sonrió. No se acordaba que la sirena estuviera tan buena. Más allá de que haya sido una imagen en un vitral, no podía dejar de notar las diferencias entre esta y las reales que vivían en el lago. Escuchó la puerta abrirse, pero no se dio vuelta. Esperaba que no sea Ron, lo había visto seguirlo y sin contemplaciones, había movido la varita y forzado el movimiento de las escaleras, perdiéndolo en el intento de alcanzarlo. No necesitaba la palabra de su amigo. Tampoco prefería que fuera Hermione… ella seguramente lo cansaría con un sinfín de reproches. Por otro lado…

- ¿interrumpo algo? – por otro lado, había una sola persona con la que deseaba encontrarse en este momento. Harry nunca dejaba de sorprenderse de cómo algunas mujeres necesitaban hacer hasta lo imposible por encenderlo - avísenme si quieren que los deje a solas… - en cambio otras, o más precisamente una sola, sólo tenía que decir algo… y sólo sonido de su voz, lo ponía duro en cuestión de segundos. Sonrió. – Me distraigo por un segundo, y tú simplemente me cambias por una sensual imagen en un vitraux. – dijo en un falso tono de reproche. Harry sonrió, y lentamente se dio vuelta. Ginny lo miró de arriba abajo y abrió los ojos sonriendo, ante la erección que dejaban ver sus boxers. - ¡Vaya, al menos hay evidencias de que te alegras de verme!

- Cierra el pico Weasley… - dijo acercándose – estás demasiado vestida para esta sala… - llegó al escalón del trampolín. – desnúdate de una puta vez… - la miró – quiero follarte… - Ginny inspiró profundamente. El ruido del agua llenando la piscina era lo único que se escuchaba en la gran habitación.

- ¿Quieres bailecito? – dijo ella divertida – no te lo negaría, pero… - comenzó a sacarse la ropa y a acercarse lentamente, mirándolo a los ojos - estoy demasiado cachonda para perder el tiempo - agregó llegando a los brazos de Harry, y dando un salto, quedó a horcajadas completamente desnuda. Harry sólo la tomó rodeándola con un brazo por la cintura, y la otra mano, le tomó el pelo, levantándole la cabeza.

- Merlín cuanto te extrañé… - la besó con ansias, mientras caminaba hacia la zona donde estaban las toallas. La bajó bruscamente, mientras con una mano tiraba unas cuantas toallas al frío suelo de piedra. Ginny suspiró, cuando la depositó bruscamente contra la mullida ropa, y levantó los brazos reclamando su cuerpo. Harry no tardó más de un segundo en quitarse la ropa interior y caer sobre su cuerpo – lamento no ser tan caballero, pero en estos momentos el juego previo está sobrevalorado.

- Olvídate del juego previo, te quiero ahora… - dijo ella y luego jadeó cuando Harry con un ondulante movimiento entró a su cuerpo – si… - suspiró, mirándolo a la cara. Harry cerró los ojos buscando tener control. No quería comportarse como un pendejo virgen, que se corría con sólo sentir el calor y la humedad de su mujer. Ginny acarició suavemente su espalda. Esa fue la señal para que Harry comenzara a moverse lentamente, tratando de llegar a lo más profundo de su ser, y lograr enloquecer a esa pelirroja. Y al parecer, con sólo escuchar los jadeos y suspiros de placer que ella emitía estaba logrando su cometido.

- Si, hace tanto tiempo… – susurró, mientras lamía su cuello, deslizándose hasta el lóbulo de la oreja para morderlo suavemente, haciéndola jadear…

- Exagerado… sólo han pasado…

- Más de cinco días sin estar dentro de ti, es una eternidad… - dijo acelerando los movimientos. Luego de un rato, y dándose cuenta de que no iba a durar mucho más, enderezó su cuerpo y levantó las delgadas piernas y las colocó sobre los hombros.

- Ex… - jadeó – exagerado… - el ritmo frenético que llevó Harry, hiso mella en ella, haciéndola gritar. La posición era ideal, Harry podía llegar más fácilmente a su zona erógena, pero debía cuidarse de no ser brusco con ella, no se olvidaba que hacía sólo cuatro días ella estuvo a punto de morir… dos estocadas en lo profundo de su ser fueron suficientes para oírla llegar al orgasmo. Si, sonrió al escucharla gritar, y contonearse debajo de él, y saber que sólo él lograba volverla loca de esa manera.

- Si… me encanta ver cómo te corres… - atinó a jadear, cuando ya no pudo aguantar más. Había cumplido su cometido de no acabar antes que ella estuviera completamente satisfecha… - sí, nena, me pones a cien… - pudo bajar las piernas femeninas, antes de que su cuerpo terminara sobre su pelirroja. – amo, estar dentro de ti… - suspiró.

- Y a mí me encanta que acabes dentro de mí… - dijo ella besándole la cabellera mojada de sudor. . Harry movió su cuerpo para evitarle soportar su peso, y se acomodó a su lado, atrayéndola en un cálido abrazo. Ella levantó la cara, buscando un beso que él no le negó. Esta vez fue suave, lento, dulce… no había prisas ahora.

- ¿mejor? – él asintió – había escuchado de sexo de reconciliación, de sexo por venganza, de sexo por amor, de sexo sin compromiso…

- ¿Pero nunca escuchaste de sexo de consolación? - dijo él algo risueño. Ella le pellizcó el torso – auch…

- No vine aquí pensando en sexo para consolarte… - se enderezó para mirarlo a los ojos – que quede bien claro, que sólo vine a saber cómo estabas… - lo besó. Él acarició su espalda – lo del sexo fue aleatorio… yo no fui quien dijo con voz de gorila en celo, "ey desnúdate, vamos a follar… uh, uh" – agregó imitando a ese primate. Harry rio, y luego le acarició un mechón de pelo. - ¿estás mejor? – él asintió – no me gusta que tengas esa relación con tu padre… - él cerró los ojos, suspirando profundamente, y luego los abrió, fijando su mirada en los altos techos de la sala. Suspiró otra vez.

- A pesar de que creen que no me importa una verga lo que me dice, me parte el alma en dos cuando él tiene esa mirada de reprobación, cada vez que hago algo… - dijo mirando hacia el vitraux de la sirena. La imagen estaba dormida sobre la roca. - sentir que estoy siempre en la parte más baja del radar de moral de James Potter, y de los suyos… - ella lo abrazó y le besó el cuello para confortarlo.

- Es tu padre… está confundido, no sabe por qué actúas así…

- ¿así cómo?

- Así, como eres… - él se levantó, y comenzó a buscar una toalla. Ella lo siguió, pero aún estaba desnuda. – Harry, no me malinterpretes, aunque tengamos este idilio en esta época, no dejas de ser quien eres, y cómo te comportas… - él la miró – sólo quiero que atenúes tus reacciones. Estamos haciendo lo imposible para cambiar la historia, pero no sabemos si vamos a poder lograrlo…

- Soy como soy…

- La gente…

- No te hagas a la idea de que puedo cambiar, yo… - tiró la toalla al suelo, y la miró suplicante - escucha, no quiero discutir, la estoy pasando bien contigo, no quiero que mi actitud arruine este momento… ¿podríamos dejar esta conversación, por favor? – comenzó a caminar por el trampolín. La enorme bañera ya estaba llena de agua. Al llegar al final de la tabla, bajó un pie, tocando el agua. Tenía la temperatura ideal. El trampolín comenzó a moverse, debido a que Ginny tuvo la idea de seguirlo. Los cálidos brazos cubiertos de pequeñas pecas le rodearon la cintura, y su boca cálida, comenzó a besarle la espalda. Harry levantó la cabeza, y respiró profundamente, el deseo había despertado nuevamente.

- Lo siento, pero me molesta que creas que eres diferente a como yo te veo – le besó la espalda.

- No me idealices, por favor… - dijo el suspirando. – odiaría decepcionarte más de lo que ya lo hice en el pasado… - tomó sus manos y las besó. – cambiemos de tema...

- Está bien, cambiemos de tema… – dijo ella – basta de trabajo y de cosas negativas. – le mordió la espalda, haciéndolo chillar. – quiero recuperar el tiempo contigo. - Ni siquiera intuyó lo que haría Harry, cuando lanzó un chillido ensordecedor. La había tomado de la cintura y la sostenía en el aire, a diez centímetros del trampolín. – ¡Harry!

- Me mordiste… - dijo sonriente – espero que tengas las vacunas contra la rabia al día.

- Idiota… - dijo riendo. Pero luego la sonrisa pícara de Harry le dio mala espina – ponme en el trampolín Harry – este negó – no te atrevas a… - la acercó a su cuerpo y la besó, dejó que ella hiciera pie, apenas en el borde de la tabla, sólo los dedos del pie la tocaban. Sabía que si Harry la soltaba iba a ir a parar a la bañera. Él la apretó, acariciando la parte baja de la espalda, y su lengua explorando la cálida boca.

- Hermosa… - dijo mirándola a los ojos. Ella sonrió complacida. Le besó el mentón, terminando con una sensual lamida. – no sabes lo bien que me hace estar contigo. – acarició sus senos, pellizcando su pezón, y haciéndola jadear.

- No hagas eso, si no vas a hacerte cargo de lo que pasará si continúas – dijo ella sonriendo.

- ¿Quién dijo que no iba a hacerme cargo? – le dio un brusco beso – te quiero bien mojada…

- Sigue así y… - La sonrisa de Harry debió darle alguna idea de lo que él tenía en mente cuando dijo que la quería mojada. Haciendo gala de una fuerza que no creerías que tuviera al verlo, la levantó por los codos, y la lanzó al centro de la piscina, haciéndola gritar de rabia al golpear su delgado cuerpo contra el agua. La risa de Harry hizo eco en la enorme sala, y sólo fue apagada por los chillidos de rabia de Ginny, al emerger del agua. La roja cabellera la asemejaban a una medusa de cabotaje.

- ¡Hijo de puta! – chilló, y volvió a hundirse para acomodar la cabellera.

- Qué boquita, señorita… - dijo él divertido.

- Ven aquí, voy a patearte el culo, por atrevido… - Harry iba a acatar la orden lanzándose en un clavado, pero lo pensó mejor. No era conveniente golpear contra el agua en pelotas. Simplemente bajó del trampolín y caminó mostrando ufanamente toda su anatomía durante todo el tiempo que le llevó ir desde un extremo de la bañera al otro, bajó lentamente por los escalones, y comenzó a nadar hacia la pelirroja.

- Ya estás como te quiero… toda mojada - dijo abrazándola, y dándole un beso demasiado cargado de deseo – sí, exactamente como te quiero siempre…

- Idiota - dijo ella pegándose a su cuerpo como una lapa – será mejor que tengas una estrategia para follar en el agua, porque en esta mierda de bañera no puedo hacer pie.

- Bueno, señorita Weasley, yo tampoco puedo hacer pie en esta bañera, pero si vamos a la orilla… - levantó las cejas de tal forma que la hizo reír – quizás podamos encontrar una o dos posiciones que van a complacerte mucho… - ella se separó riendo, nadó unos metros y luego se dio vuelta, para lanzarle un poco de agua con la palma de la mano, haciéndolo toser. – ¡Ginny!

- Alcánzame si puedes… - dijo y comenzó a nadar con todas sus fuerzas, al escuchar el rugido de Harry. Riendo aminoró la brazada… Ginny Weasley, era demasiado competitiva, y siempre, siempre cuando jugaba era para ganar. Pero algunas veces… Él la aferró en la orilla de la piscina, pero no le dio vuelta, pegó su pecho a la espalda femenina, y comenzó a bajar las manos hacia su zona más íntima. Ella jadeó de placer al sentir sus dedos rozarla, para luego penetrarla, mientras los labios masculinos recorrían su hombro.

- Te atrapé… - dijo balbuceante – y quiero mi premio – sí, pensó ella mientras, él unía su cuerpo íntimamente al suyo. A veces es mejor bajar la guardia y dejarse vencer. La recompensa, en ocasiones como esta, era altamente gratificante, y al final terminaban ganando los dos.

···##

Los días pasaban rápidamente, el verano en Hogwarts era muy distinto a pasarlo en otros lugares. Recordaba que, en la madriguera, los días de sol les permitían jugar al Quidditch, o nadar en el estanque. Los días más aventureros caminaban por el campo, hasta el pueblo, y pasaban las tardes tomando helados. Harry disfrutaba esos momentos en el colegio caminando, relajándose, y tratando de encontrar la manera de atrapar a Malfoy. A pesar de que tenía en mente salvar a sus padres, nunca olvidaba la razón por la que estuvieran en este tiempo. Sabía que, si no encontraban a Lucius Malfoy y destruían el giratiempos, de nada serviría lo demás. Temía que Malfoy intuyendo que estaban tras sus pasos, usara el giratiempos para viajar a otra época, cuando su padre naciera, o eliminar a su madre en el mundo muggle. Si eso sucedía, estaban perdidos. Suspiró al ver una extraña figura oscura sobrevolar el bosque prohibido. Un thestral. Miró hacia la derecha observando la cabaña de Hagrid. No había querido interactuar con el semigigante, para no tener más problemas. Hagrid no era muy dado a guardar secretos. Era mejor que su amigo, nunca supiera de su estadía en el castillo. Caminó unos pasos, y frente al lago estaba su árbol favorito, la haya, donde besara a Ginny tantas veces durante su época de estudiante. Donde le dijo que la quería. Sonrió al verla conversar con Hermione. Su mejor amiga, estaba sentada con la espalda contra el árbol, sus piernas estiradas y siempre con un libro en su regazo; la pelirroja fiel a su estilo, andaba de un lado al otro, saltando, y haciendo morisquetas que causaban la risa en su compañera de equipo. Levantó la varita, y el patronus corrió hacia el castillo. Hora de llamar a Ron, y hacer una reunión de equipo. Este sería el lugar ideal. Si alguno se ponía denso, no tendría problemas de lanzarlo al lago y que el calamar gigante, hiciera el trabajo sucio.

- Y entonces, cuando se lo vas a decir – inquirió la pelirroja, con las manos en la cintura, y mirando a su amiga, que evitaba esa mirada de láser, arrancando hierbas del suelo. – Amiga, va a ser peor si… ¡HARRY! – chilló, y de los nervios resbaló y estuvo a punto de caer de culo – no te esperábamos por aquí… ¿verdad Hermione?

- Hola Harry, estábamos teniendo una charla de chicas… - Harry las miró a una y a la otra, las dos estaban sonrojadas. Algo se traían entre manos.

- ¿Interrumpo algo?

- ¡NO! – dijeron las dos.

- ¿Qué es lo que tienes que decir Hermione? – dijo poniendo sus ojos verdes, en su amiga. Esta tragó saliva, y comenzó a restregarse las manos en los pantalones.

- Escuchar conversaciones ajenas… - la mano de Harry interrumpió la defensa de Ginny. Las conocía demasiado para saber que entre ellas se cubrían. Desde hace unas semanas veía a Hermione, rara, distante, nerviosa, y evasiva cuando él o Ron se acercaban. Y era peor cuando Ron, llegaba o entraba a alguna sala. No desayunaba junto al grupo, no se acercaba al comedor a la hora del almuerzo. Sabía por Dobby que Ginny había dado estrictas órdenes de que Hermione, debía llevar una dieta especial, sin dar más detalles, porque cuando preguntaba qué clase de dieta, el elfo comenzaba a golpearse la cabeza, con algún objeto, y a falta de ellos, se tiraba al piso lastimándose contra el suelo de piedra. Así que por ese lado no iba a averiguar nada. Era el momento para encarar a las dos.

- Hermione…

- No es nada Harry, cosas de chicas… - dijo ella con la voz quebrada - que tienen que ver con…

- El período… - dijo Ginny.

- ¿El… el período? – dijo Harry mirando a ambas.

- Si, el período… te dije que eran cuestiones de chicas.

- Nada por lo que preocuparse, ¿verdad?

- No, nada de lo que puedas hacerte cargo… - dijo Ginny, sonriendo, pero Harry la conocía bastante. Y cuando sonreía con la boca apretada, y las cejas levantadas, era porque lo que sea que esas dos guardaran, era para preocuparse… y mucho.

- Confío en ustedes dos… - Hermione bajó la mirada, y se pasó la mano por los ojos. Harry sabía que estaba limpiando una lágrima, pero no quiso ahondar en eso. Ya tendría tiempo para hablar con ella, sin la presencia de la pelirroja apañadora. – tenemos que reorganizar nuestra misión. Estamos avanzando en nuestra búsqueda de horrocruxes, pero no crean que no me quita el sueño encontrar a Malfoy.

- Yo también estoy preocupada por eso Harry – dijo Hermione.

- Estamos a mediados de julio, y Malfoy debe estar pensando que se le acaba el tiempo… - dijo Harry - debe estar desesperado, y sabemos que una persona en ese estado es capaz de reaccionar de la peor manera. Temo que…

- ¿Crees que pueda viajar hacia atrás en el tiempo nuevamente, y ganarnos de mano? – dijo Hermione, poniendo en palabras sus temores. Harry asintió – si lo hace, estaremos perdidos…

- No lo creo… - dijo Ginny – considerando que estuvo años buscando la manera de llevar a cabo su más grande sueño, y sólo pudo darle luz a su proyecto cuando Umbridge le habló del giratiempos y la posibilidad de cambiar el futuro. yo no pienso que esté cambiando de planes… - miró a ambos - va a apegarse al plan. En estos momentos sabe que está solo, que los imbéciles con los que vino no sirven para nada, solo obedecen. Ya no tiene a sus laderos, para encontrar o idear un nuevo plan, diferente al que conoce y que para él aun es viable… Umbridge era el cerebro, ella encontró el giratiempos, ella fue con MacGonnagal a por él, ella engatusó a Fudge para que se lo consiga. Ella planeó quien vivía y quien moría. Malfoy era un alfil… tenía la experiencia de ser mortífago, pero de acuerdo con mis estudios psicológicos de su accionar durante la segunda guerra, siempre espera que alguien le diga qué hacer… la única vez que tomó la iniciativa, fue un plan trunco… cuando dejó el diario para que yo lo tomara…

- Ginny…

- Y como ahora no tiene a nadie que lo guíe, o le ordene… se ceñirá al plan. – el ruido de pisadas los puso en alerta, pero sólo era Ron, que se unía al grupo. Hermione, se retrajo contra el árbol, Ginny se acercó a ella, como protegiéndola y Harry, simplemente se quedó allí, parado, sin saber qué mierda estaba sucediendo.

- Lamento llegar tarde… - dijo el pelirrojo.

- ¿Estabas buscando alguna puta disponible en Hogsmeade? – dijo hiriente su hermana.

- No, estaba tratando de quitarme de encima a James y Sirius, que intuían que nos reuniríamos y estaban empeñados en seguirme. – luego miró a su hermana – si hubiera estado buscando una puta, o si hubiera estado con una puta, ni siquiera hubiera venido.

- Hijo de…

- Ya basta Ginny – dijo Harry – si nos estamos peleando entre nosotros, no vamos a poder llegar a un acuerdo de nada.

- Yo voy a hacer un esfuerzo por callarme, pero si este idiota me busca, me va a encontrar… - dijo ella.

- No se qué tanto te molesta que yo tenga una vida sexual activa – dijo Ron a la defensiva – sea con quien sea, prefiero eso, a ser una mustia planta frígida…

- Te estás pasando Ron… - dijo Harry, al observar que Hermione cerró los ojos, y sabiendo que el comentario iba dirigido a ella. – no sé qué ha sucedido entre Hermione y tu – ellos lo miraron sorprendidos – no soy tan idiota para no darme cuenta. Lo único que les digo, es que sea lo que sea, arreglen sus mierdas, si no quieren que yo me inmiscuya.

- No hay nada… - trató de explicar Hermione, pero Harry la interrumpió.

- Disculpame, amiga, pero toda excusa que salga de tu boca me sabe a mierda… - agregó – no soy idiota, y no estoy tan compenetrado en la misión para no entender algunas actitudes… - la miró – no voy a decir más nada, pero si no veo cambios, voy a actuar, y tendrán que atenerse a las consecuencias.

- Nadie se mete en tus asuntos, ¿por qué tienes que meterte en los de ellos? – preguntó Ginny.

- Porque soy el jefe, porque tengo la responsabilidad de todos ustedes, y porque nunca aun en mis peores épocas, he perdido el foco de una misión. Ahora, con ustedes dos rehuyéndose, la misión se ve afectada…

- Yo… - comenzó Hermione – yo creo que tienes razón, Harry. Yo creo que debemos enfocarnos en la misión. Ya… ya habrá tiempo para…

- No, se arregla esto ya, no vamos a seguir con la misión hasta que no discutan y resuelvan los problemas.

- Yo no tengo ningún problema que arreglar… - dijo Ron – la del problema es la señorita…

- Ay, hermano, realmente, el del problema eres tú… - dijo la pelirroja, y Harry temió por el tono de sus palabras.

- ¿No podemos simplemente dejar que, si existiera un problema entre Ron y yo, lo resolvamos entre nosotros? - dijo Hermione mirando a Harry – realmente aprecio tu preocupación, pero no hace falta tu intervención – esta vez su mirada fue hacia Ron – creo que somos adultos y podemos llevar la fiesta en paz – este asintió, poco convencido.

- Bien… - dijo Harry, dando a entender que no le creía una mierda. - mientras te esperábamos Ron, buscamos la manera de cumplir con nuestra misión…

- Yo también me he dado cuenta, que con la búsqueda del giratiempos estamos estancados… - dijo Ron, observando el lago. Hermione se detuvo a mirarlo un instante. No estaba bien. Ron de un tiempo a esta parte había cambiado su fisonomía, no era común verlo delgado, si bien no estaba piel y huesos, no tenía la figura tan tonificada como siempre. – estaba pensando…

- ¿Tu, pensando? – dijo Ginny, y recibió una mirada de reproche por parte de Harry – está bien, lo siento, es que es fácil tomarte el pelo. – sonrió.

- Estaba pensando qué podíamos hacer para sacar al zorro de la madriguera… - terminó.

- Bueno, yo había llegado a la misma conclusión… - dijo Harry – tenemos que buscar la forma de sacarlo de su escondite, y solo se me ocurre de una manera…

- ¿Ponerle un cebo? – dijo Ginny – pero, qué clase de cebo lo haría salir… - miró a su amigo – no, absolutamente no…

- ¿Por qué no lo hacen público para que una opine? - dijo Hermione sin saber que hablaban.

- Hermione, ellos quieren poner en peligro al bebé… ¡a Harry bebé! - dijo la pelirroja con rabia - ¿estás completamente loco?

- No soy tan idiota para poner en peligro al crío, no sería propiamente el bebé… podríamos hacer un encantamiento, hacerlo parecer que está durmiendo, mientras…

- ¿Entonces piensas poner a tu madre en peligro? – Dijo Ginny, interrumpiendolo.

- ¿Puedo terminar una puta frase, para variar? – dijo ya molesto – no será Lili, puedes ser tú, puede ser Ron, o Hermione…

- Discúlpame, pero Hermione no – dijo Ginny. – y en esto estoy dispuesta a pelear con uñas y dientes. Hermione, no puede ir de misión… ni ahora, ni…

- ¡Ya estoy hasta las pelotas con, "Hermione no"! – dijo Harry, perdiendo la paciencia. – ¡Ustedes dos se ponen en ese plan onda misterio, y tengo ganas de mandarlas a la mierda!

- Pues vas a tener que acostumbrarte, porque a partir de este momento, Hermione se encuentra incapacitada para formar parte de alguna misión. Y no es una opinión, o un deseo, es una resolución.

- Está incapacitada… - dijo Harry mirando a su amiga, que roja, observaba el piso – pues yo la veo muy rozagante, y perfectamente capaz de llevar a cabo cualquier misión.

- Oh, qué bueno que me lo dices, verás no sabía que estando en Argentina, habías resuelto seguir la carrera de medimagia… oh, claro que no, te dedicabas a emborracharte como cosaco. Pero, para tu información, en este equipo, yo soy la puta sanadora, y yo decido quien puede o no estar frente a una misión, y Hermione…

- Estoy embarazada… - dijo ella en un resuello. No quiso abrir los ojos. Estaba demasiado abrumada por el silencio que se hizo en todo el lugar, para abrirlos. Nadie dijo nada, en unos treinta segundos, que contó de acuerdo con el latido de su corazón retumbando en su pecho.

- ¡Oh, mierda… - dijo Harry – Hermione, de verdad te creí un poco más sensata!

- ¡Cierra el puto pico! – dijo Ginny acercándose a su amiga, y agachándose para tomarle el pulso – tranquila, estás pálida…

- Estoy bien… - dijo ella mirándola a los ojos. Los ojos marrones de Hermione eran un insondable lago a punto de desbordarse. – en verdad… - respiró profundamente, conteniendo las náuseas.

- ¡Y qué quieres que diga! - seguía Harry despotricando, y moviéndose de un lado al otro - no folla en años, y la vez que lo piensa, bum… embarazada – miró a su amiga del alma - ¿en qué diablos estabas pensando? ¡maldición, tienes veintisiete años, no quince para ponerte cachonda, y olvidarte de usar un puto condón! – el cachetazo no lo vio venir, y lo dejó mudo.

- ¡Ten mucho cuidado con lo que dices, imbécil! - dijo Ginny roja de rabia – No voy a tolerar que ni tú, ni nadie, ponga en tela de juicio la integridad de Hermione, tu, ¡menos que nadie… con tus antecedentes!

- ¡Cállate! – dijo más rabioso – mi pasado no está en discusión, y yo no estaba lúcido cuando pasó. ¡Pero ella, ella estaba consciente de lo que hacía, mierda! – pateó un montículo de tierra, y luego señaló a Hermione – ¿te das cuenta de que vamos a tener que pensar en la forma de irnos de aquí una vez que la misión se cumpla, con ella embarazada? ¿tienes idea de lo que puede ser ese viaje por las piedras, el daño que puede ocasionarle al bebé?

- Lo siento… - dijo Hermione.

- No debes pedir disculpas, ni lamentarlo Hermione – dijo Ginny, dándole palmaditas en la espalda – si tenemos que quedarnos hasta que nazca…

- ¿Estás loca? – chilló Harry – ni pienses que vamos a quedarnos a pasar una puta temporada en este tiempo de mierda…

¡Cierra la boca! – dijo Ginny – pareces tú el que estuviera embarazado…

- No nena, no te equivoques, yo no estaría en esta situación…

- Por supuesto, porque tú te encargas de follar con condón, ¿cierto? – dijo ella cruzando los brazos a la altura de su pecho. Harry cerró la boca de repente. Sabía perfectamente que, en este tiempo, y en donde había comenzado a tener sexo con la pelirroja, nunca se había detenido a ponerse un condón. Siempre estuvo confiado en que ella se encargara de evitar los embarazos. – Bueno, ahora que se ha destapado la olla…

- Hermione… - dijo Harry – sólo quiero que sepas que, aun cuando estoy que me lleva el diablo por tu falta de responsabilidad – la pelirroja le pegó en el brazo – bueno, que yo… te apoyo. – Hermione, dejó de sostener las lágrimas.

- Harry – este se acercó y la abrazó – lo siento… - hipó.

- Estoy cabreado… nunca pensé que – le acarició la enmarañada cabellera - bueno, con lo que me contaste supuse… - la besó en la coronilla. – sólo quiero que sepas que Lupin va a tener algo que decir al respecto…

- Idiota – dijo Ginny – no es de Lupin…

- ¿Sirius? – dijo cada vez más confundido – no te había visto tan cercano a ese imbécil, y dudo que tenga la capacidad mental para hacerse responsable de la madre de… - sonrió mirando a Ron. Este estaba serio y miraba a Hermione como si le estuviera saliendo un cuerno en el vientre. Maldijo en silencio. Sabía que Ron amaba a Hermione, y seguramente, estaba sufriendo al enterarse que la mujer de su vida había estado con… miró a Ginny, que le hacía señas con los ojos, señalando a su hermano. Pensó un segundo, y luego sumó dos más dos. Abrió grande los ojos. Apretó los labios, y se levantó de golpe, acercándose a su amigo y dándole un golpe en la cara. – ¡grandísimo imbécil, te dije perfectamente que no tuvieras nada con Hermione, porque eso se iba a ir a la mierda! ¡Pero no, eres tan idiota que la única neurona que tienes, no te mandó el puto mensaje de ponerte un condón!

- ¡Harry, no!- dijeron Ginny y Hermione a la vez.

- ¡Levántate, y hazte cargo por una puta vez en la vida de lo que te toca! – Levantó al pelirrojo de la ropa, pero este se deshizo del agarre con rabia.

- Tú, menos que nadie me va a decir lo tengo que hacer… - sin mirar a nadie en particular, se dio la vuelta y se fue. Hermione, sollozó y Ginny la abrazó.

- ¡Ron! ¡ Vuelve aquí condenado cobarde! – maldijo Harry siguiéndolo y desapareciendo en los terrenos del castillo. Las dos mujeres se quedaron solas, abrazándose.

- Él no va a querer… - dijo Hermione llorando. – lamento lo que está pasando… yo, yo necesito estar sola.

- Ni siquiera lo pienses… somos amigas, hemos pasado por muchas juntas – la miró a los ojos, y le limpio la cara con sus pulgares – pase lo que pase, cuentas con Harry y conmigo.

- Pero…

- Shhh – la abrazó – sabes cómo es Ron. Necesita alejarse un poco para pensar. - Hermione asintió – démosle un momento.

- Está bien… - se separó de su amiga – no quiero que Harry lo obligue a nada… - Ginny asintió, y su amiga, se alejó caminando lentamente hacia las puertas del castillo. La pelirroja se quedó mirándola, hasta verla desaparecer en el edificio. Miró hacia el lago. En Hogwarts, el clima era más fresco, en julio y agosto, los meses más cálidos, la temperatura rondaba en diecinueve grados. Desearía estar en su casa, la madriguera, pasando un verano más caluroso, y sin tantas preocupaciones. De repente la forma de un patronus en forma de alce apareció, "Esto es una mierda, estamos en el campo de Quidditch, cuida de Hermione, ya nos encontraremos para seguir con la misión. No voy a dejarlo solo… te quiero." Ginny suspiró. Seguramente Ron iba a entrar en razón. Su hermano era un poco loco, pero en cuestiones de familia, estaba primero y dispuesto a arrasar el mundo con tal de defender a los suyos. Decidió hacerle caso a Harry, y caminó hacia el castillo, su amiga la necesitaba.

··##

Por la noche, todos estaban pasando un momento agradable en el aula número once, cuartel de la Elite del Fénix. Habían cenado en el comedor y hoy necesitaban un momento de relajación. Harry estaba sentado en un gran sillón con orejas, su madre y Ginny estaban en un sofá cercano, jugando con el bebé Harry, que sostenía un mechón del pelo de Ginny como si fuera su tesoro. Hermione, estaba en una butaca cerca, pero no participaba de la conversación. Su mirada triste, estaba perdida, en el brillo de las llamas de la chimenea. Suspiró. Sin darse cuenta, Ron apareció por la puerta, y la miró. Dio dos pasos, y luego salió por donde había entrado. Idiota. Hermione, que había visto la escena, se levantó de repente, y lo siguió. Ojala que arreglen sus mierdas… pensó.

- ¿Qué mierdas? – dijo Sirius a su lado, arrimando una banqueta. Tan perdido estaba en los problemas de sus amigos que no lo había visto acercarse. Sirius, era una persona que realmente era tratable, sólo que, en algunas ocasiones, se ponía tan pesado… - ey, te hice una pregunta.

- No sé de qué hablas…- dijo sereno

- Dijiste que alguien debe arreglar sus mierdas… - respondió encogiéndose de hombros.

- No sabía que leías la mente… - comentó incrédulo.

- Bueno, sabes que tengo ciertos talentos ocultos… - dijo sonriendo. – pero lo dijiste en voz alta.

- Animago no registrado, experto en oclumancia, auror… - lo miró – y peleas como una nenaza…

- Tranquilo Potter, no se a qué te refieres con pelear como una nenaza – dijo Ginny, mirándolo seriamente – la última vez que tuvimos un duelo, te hice comer tierra… - Harry sonrió.

- Touchè… utilicé mal el término. – miró al que era su padrino – peleas como la mierda…

- No sé por qué crees que soy auror – dijo Sirius algo incómodo. Se enderezó al ver unirse a la conversación a James y Remus – escuchen, seguramente rendí y soy auror… James somos… - la mirada gris se aguó un instante, pero un carraspeo corrigió el desliz.

- Hay algo que siempre quise saber Sirius… - lo miró – tú aún no eres auror…

- No… pero cuando todo esto termine...

- Saliste de esta escuela, y más allá de la herencia de tu tío Alphard, ¿de qué vives?

- Del aire que respiro… - los demás rieron. Harry chasqueó la lengua.

- Si, gracioso, pero cómo subsistes…

- Bueno, de aquí y de allá… - respondió misteriosamente.

- Harry, - dijo su madre en tono conciliatorio – debes entender que cuando terminamos la escuela, nos fue llegada la invitación por parte de Dumbledore, de unirnos a la Orden del Fénix - agregó.

- Y bueno - dijo Remus- entenderás que yo, debido a mi condición no tengo un buen sueldo…

- Si, Umbridge y sus leyes anti-criaturas… - miró a Lupin – puedo entenderlo.

- Eso sin contar que no tienes un sueldo para nada Lunático – agregó Sirius – James lo ayuda… y a mí, bueno, lo de mi tío me sostiene medianamente bien, pero en suma…

- Todos los que estamos aquí trabajamos tiempo completo para la Orden. - dijo James – Cuando esto termine culminaré mi sueño de ser Auror, y si no… bueno mi padre era creador de pociones, Fleamont Potter

- Sé que es mi abuelo, pero nada más…

- No te he contado acerca de mi padre – dijo cabizbajo

- Un gran hombre… - dijo Sirius solemnemente. Los demás asintieron.

- O sea que, Sirius, siempre fuiste un mantenido… - lo miró – por tu padre, luego por tu tío, y por mi abuelo… y ahora por mi padre – James rio. Sirius chasqueó la lengua exteriorizando su desacuerdo.

- Es verdad Canuto… - dijo sonriente.

- Somos figuras importantes en la Orden – trató de excusarse - eso debería ser suficiente… - lo miró – debes tener en cuenta, que, sin nuestro esfuerzo, tu camino no hubiera sido tan fácil…

- Claro – dijo Harry incrèdulo.

- ¡Es verdad! – dijo Sirius – además después de que tu madre, anunció que estaba embarazada, decidieron esconderse… tu madre y tu padre, para cuidar al bebé… - agregó en tono burlón, y arriesgando su pellejo al pellizcar a Harry en las mejillas. Harry le dio un manotazo, pero soportó las burlas de los demás.

- Y quien te dijo que mi camino al éxito ha sido fácil… - dijo mirando a Ginny, que lo miraba a los ojos. El golpe en el brazo lo hizo volver a la conversación. – no fue nada fácil, nada fácil…

- Harry… - dijo Ginny – no hemos hablado del Horrocrux, del próximo a conseguir.

- Ginny, no creo que…

- Si, es necesario… - miró a Lili – sería conveniente que fuéramos esta semana, o en dos días… es el tiempo suficiente para preparar la misión.

- Si, bueno… está un poco complicado porque necesito a Ron para…

- James va a ir contigo – dijo la pelirroja contundente. Ella la miró y luego paseó su mirada por todos los presentes, deteniéndose en su padre. – creemos que no es necesario más personas, porque…

- Está bien… - dijo sereno. No iba a molestarse en discutir y pelear. Estaba cansado. La novedad de Hermione, y la charla con Ron, lo habían secado psicológicamente. Se levantó lentamente, y estiró su columna. Miró a la pelirroja. – estoy cansado, mejor me voy a dormir… - y sin decir más salió.

- Ginny – dijo Lili - ¿está bien?

- Si, mañana seguramente va cansar a James con los pormenores del viaje. – sonrió – pero, miren el lado positivo… - miró a James Potter – no comenzó a gritar porque tomamos la decisión sin su consentimiento.

##

Hermione recorrió casi todos los lugares que creía podría encontrar a Ron, pero no tuvo suerte. Necesitaba saber dónde estaban los dos, de cara al embarazo y posterior paternidad. Quería tener una respuesta de él, sea la que sea, para poder plantarse ante la realidad y desde allí planificar, sola o… Un mareo la hizo detenerse frente a una de las aulas cerca del retrato de la dama gorda. La reconocía a la perfección. Era su preferida cuando necesitaba estar sola, y practicar sus hechizos. La única aula que estaba cerca de la sala común de Gryffindor que no tenía llave. La última vez que estuvo allí, unos cuantos canarios volaban a su alrededor. Estaba triste y dolida, los demás festejaban el triunfo de Gryffindor en el Quidditch, y Ron terminaba siendo la novia de Lavender Brown, besándose como desaforados, sin importarles el mundo, ni mucho menos ella, que, en sólo unos segundos, sentía romperse su corazón por primera vez… y también quería morir. La gran puerta entreabierta, y un sutil movimiento dentro, le hizo darse cuenta de que no estaba sola. Esperaba que no sea algún fantasma. Desde que habían llegado no se había topado con ninguno de los fantasmas que habitaban en el Colegio. Y mucho menos esperaba que fuera Peeves, el poltergeist. El problema era que, si efectivamente se trataba de Peeves, podría estar visible o invisible, pero indudablemente si quería divertirse a costa de ella, no iba a poder impedirlo. Peeves, no le rendía cuentas a nadie. Entró sigilosamente, para encontrarse con la figura de ron. Sentado en el escritorio del profesor, mirando hacia la oscura noche. Al cerrar la puerta, la sala quedó a oscuras… ella trató de mover su varita, tratando de hacer el encantamiento de iluminación, pero Ron, rápidamente sacó el desiluminador, y tres enormes bolas de luz, fueron a parar a las lámparas de la sala.

- Ron… - dijo ella acercándose.

- Hace cuánto lo sabes… - preguntó. Ella lo miró. El, aun no giraba la cara hacia ella. – has estado distante y huidiza por semanas…

- Lo supe cuando Ginny fue atacada por mortífagos…

- Casi un mes… - dijo y la miró. Sus ojos azules, eran dos orbes fríos que la petrificaban. – Casi un mes, que has estado diciendo verdades a medias, ocultando cosas… y mintiendo.

- Yo no he mentido – dijo ella, tratando de tomar valor con sus palabras. – yo sólo he estado tratando de asimilar la noticia, han pasado tantas cosas, la misión que nos trajo aquí está resultando un fiasco… lo que estaba pasando entre nosotros, tú que me mirabas con rabia, o me ignorabas… y nunca pensé que… - Ron la interrumpió.

- Dímelo – se acercó y Hermione interpretó esto como un gesto amenazante - quiero que me mires a los ojos y me lo digas. Lo que has tratado de evitar comentarme en casi un mes. Lo que mi hermana se ha encargado de cubrir, y excusarte para que nadie se entere – Hermione tomó el semblante de Ron como enojo, y comenzó a temblar. Recordaba a otra persona, otro rostro, misma expresión, antes de la violencia y el dolor.

- No… - dijo dando un paso atrás. Ron se dio cuenta inmediatamente por el temblor de la voz que ella estaba aterrada. Se detuvo inmediatamente. Bajó las manos, relajó los músculos.

- Dímelo…. – suplicó.

- Estoy embarazada – dijo ella y lágrimas salieron de sus ojos – lo siento, no tenía idea…

- ¿Por qué no me lo dijiste apenas te enteraste? – trató de decir con una voz segura, pero a esta altura, le temblaba todo el cuerpo, y más la voz.

- Yo creía que, como estabas molesto por mi actitud, y por todas las cosas que me has dicho, no querías tener nada que ver… - levantó la mirada – incluso ahora, estás molesto porque lo sabes, y porque…

- No trates de interpretar mis emociones Hermione, demasiado tengo con Ginny y tìtulo de Psicóloga muggle.

- ¿entonces por qué te fuiste cuando lo dije? – dijo ella dando un paso y acercándose. – frente al lago, cuando lo dije frente a ti y Harry.

- ¿Por qué no fui yo a quien acudiste cuando lo supiste?

- Yo en un principio me negaba a la posibilidad de estar embarazada. Sólo tuve la certeza cuando tu hermana me amenazó con decírtelo, si no hacía la prueba de embarazo. – Ron asintió comprendiendo. – se acomodó la cabellera – yo deduje que te fuiste porque no querías tener ningún compromiso con nadie… - él negó con un movimiento de cabeza.

- Cuando Harry supo que Romilda estaba embarazada, quería morirse, porque básicamente no recordaba siquiera que se había acostado con ella. Y lo peor, era que había tomado la determinación de casarse y sepultar todo lo que sentía por Ginny, solo por el bien del bebé. No tengo que recordarte como terminó todo – ella asintió – Harry estaba muerto en vida, no podía hacer nada, sólo, tu no estabas, Ginny se portaba como la peor de las perras… - la miró – el día que Harry enterró a Nicky me juré nunca tener un hijo.

- Ron… - dijo ella sentándose en una banca. – entiendo…

- No, no entiendes nada… déjame explicarte - se acercó lentamente, y se arrodillo delante de ella – me juré nunca tener un hijo si no estaba absolutamente seguro de que había amor entre su madre y yo… - Hermione sollozó.

- Lo siento – dijo ella no pudiendo aguantar el llanto – yo no tenía idea… lo que pasó en la biblioteca, fue tan repentino, que no tuve la oportunidad de prepararme. Lamento que tengas que vivir este mal trago – levantó la mirada. – no tienes que enojarte porque no quieres tener la responsabilidad…

- Hermione, no estoy enojado porque vayas a tener un hijo… - ella abrió los ojos sorprendida – estoy enojado porque no fui el primero en saberlo…

- ¿Qué? – dijo contrariada – pensé que…

- Maldición, ni siquiera tuve la posibilidad que me lo dijeras a solas… fue así, directo, y frente a todos… - sonrió - ¿cómo quieres que reaccione?

- Lo siento… - dijo ella. – fue lo único que se me ocurrió en ese momento. Necesitaba soltarlo. El ocultarlo me estaba enfermando.

- Entiendo…

- Además, cuando les confesé a ti y a Harry lo que sucedió con Viktor, tu simplemente te fuiste y me rehuías…

- Tuve que alejarme porque tenía la más absoluta decisión de irme a Bulgaria y matar al hijo de puta en este tiempo, antes de que si quiera ose posar sus ojos en ti. – ella abrió los ojos – Escucharte decir todas esas cosas que él te había hecho, te juró un destrozó mi corazón… y me enojó mucho, porque a pesar de lo mierda que yo era, podrías haber recurrido a mi… aun éramos amigos, Hermione.

- Yo me sentía demasiado avergonzada, en ese momento… sentía que defraudaba a Harry y a Ti.

- No debiste…

- Ya no importa… lo he superado – sonrió débilmente. – y no te dije lo del bebé porque necesitaba tener el valor de poder darte la noticia. Yo supuse que las palabras que me habías dicho cuando terminamos, aún las sentías, por lo que tenía que juntar fuerzas, necesitaba tomarme un tiempo…

- Y creíste mejor no decírmelo, y que cayera de maduro cuando te creciera el vientre, ¿no?

- No, iba a decírtelo… sólo estaba juntando valor…

- Hermione, tu no viste lo que esa loca de Romilda hizo con el niño… - bajó la mirada hacia el suelo. - Sufrí junto a Harry, amaba a ese niño, y yo a mi manera también le había tomado cariño… sufrí y viví en carne propia la manera en que Hary se perdió después de eso. Vi derrumbarse cuando ella lo mató. Juré nunca pensar en mí como padre…

- Entiendo…

- Excepto en una única situación lo soñaba… - levantó la mano, y le tomó el mentón para que ella lo mirara. Hermione, sin fuerzas, se dejó guiar. Sus enormes ojos azules, la miraban tiernamente, la boca, tenía una sonrisa tímida – que la madre fueras tú. – ella lanzó una exhalación.

- ¿qué? – sólo pudo decir.

- Lo que oíste… - dijo sonriendo y acercando su cara a la de ella, le dio un tierno beso en los labios – Hermione, me juré a mí mismo tener un hijo sólo con la mujer que amaba… siempre fuiste tú, así que lo lógico era pensar que tu serías la madre de mis hijos, tu o nadie.

- ¿Pero no te planteaste siquiera pensar en que podrías conocer a otra mujer, enamorarte… y olvidarme? – dijo con un hilo de voz, azorada por semejante confesión.

- ¿Te enamoraste de Viktor Krum? – preguntó él.

- Nunca… - dijo besándolo. Ron la tomó por la cintura y la levantó. Ella enroscó sus piernas alrededor de su cintura, mientras lo abrazaba – nunca, nunca… - lo miró a los ojos – siempre en mi mente y mi corazón, fuiste tú.

- Yo tampoco podría enamorarme de una mujer que no seas tú – ella sonrió y él aprovechó para profundizar el beso – y sobre olvidarte – la miró a los ojos - ¿podrías olvidarte de respirar? – ella negó – porque eres eso para mí Hermione, eres lo que me mantiene vivo…

- Oh, Ron… - lo abrazó.

- Te amo… - dijo él estrujandola fuerte, y aspirando su perfume cuando posó su nariz, en el cuello femenino – lamento haber dicho todas las cosas que te dije en la biblioteca – Ella sollozó - estaba herido, porque supuse que te estabas cansando de mí, y la novedad del sexo magnífico se estaba acabando. – ella iba a objetar, pero él la calló, poniendo un dedo sobre sus labios – Espera, déjame terminar – ella asintió. La acercó hasta el escritorio y la sentó allí. Hermione, no aflojó el agarre de sus piernas. quería tenerlo cerca, y no dejarlo jamás – yo, no podría manejar un rechazo de tu parte – Le acarició su enmarañada cabellera, y luego apoyó su frente a la de ella. – No podría hacerme a la idea de que estés cerca y no tenerte…

- Nunca me cansaría de ti… - sonrió – te amo.

- Y vamos a tener un bebé… - sonrió y por primera vez en su vida, Hermione vio en la mirada cristalina de Ron, anhelo, no un anhelo sexual, algo diferente, qué sólo había visto en la mirada de Lili o de James, al acunar al pequeño Harry. La besó lentamente. Las manos comenzaron a moverse a lo largo de la espalda femenina, hasta posarse en la parte más baja. Ambos suspiraron. Tan ensimismados estaban que no escucharon abrirse la puerta de la sala.

- Saca las manos de ahí, degenerado – dijo Harry, ambos se separaron ràpidamente – Merlín, ya tienes una tienda de campaña en tus pantalones, podrías contenerte un poco, está embarazada calenturiento – ambos rieron.

- Idiota – dijo ron. Harry se acercó y abrazó a su amigo. – voy a ser padre…

- Ja - dijo riendo – pobre niño…

- ¡O puede ser niña, condenados machistas! – dijo alguien más entrando. Ginny, parecía una campanilla ruidosa al chillar desde la entrada hasta llegar al grupo y abrazar a su hermano – ¡me vas a hacer tía! – Ron sonriendo le devolvió el abrazo - ¿Quién diría, después de tantas pu…?

- Ya basta, Ginny… - dijo serio – las cosas cambian, la gente cambia…

- Mas te vale – le dijo Harry – una cagada que te mandes con Hermione, y te caigo encima…

- Está demás decir que ella ya no puede participar de las misiones…

- Puedo hacerlo, Ron – dijo Hermione un tanto molesta – no soy de porcelana, ni de cristal…

- Eso puedes decirlo fácilmente, pero sabes que aún no has entrado en el segundo trimestre por lo que el embarazo puede correr riesgos. – dijo Ginny – podrías hacer la planificación.

- Si, no vamos a correr riesgos. – aseveró ron. Hermione bufó disconforme.

- Como quieran – dijo Harry – pero no quiero ser aguafiestas, ni cortar este clima de felicidad, pero tenemos que hablar de la misión – levantó la varita y realizó el encantamiento muffliato – luego cerró la puerta – más vale prevenir, oídos indiscretos. - los demás asintieron - Y qué vamos a hacer con Malfoy de nuestra época.

- Pues yo digo que no usemos al pequeño… podemos utilizar a Ginny y un señuelo que… - respondió ron, pero su Hermana negaba con la cabeza.

- Yo no creo que Malfoy vaya a tragarse el truco de que, así, sin más, y después de estar encerrados varios meses en este castillo, tus padres junto al bebé Harry, vayan a Hogsmeade a dar una vuelta y pasearse tan sueltos de cuerpo… - dijo Ginny.

- ¿No, entonces, qué puede tragarse ese imbécil? – dijo Harry. A pesar de que le molestaba que echaran por tierra su plan, se daba cuenta que el planteamiento de Ginny era cierto. Malfoy podía ser un inútil, pero no había logrado zafar del yugo de la justicia, si no tuviera algo de astucia. Miró a sus compañeros, que estaban tan perdidos como él. Suspiró – no quiero dilatar mas este problema… - tomó de dentro de su chaqueta un atado de cigarrillos. No vio la mirada de reproche de Ginny.

- No se te ocurra, encender eso – dijo Ron, serio.

- Sabes que necesito uno de estos, me ayuda a pensar. - Ginny chasqueó la lengua.

- Eso es una estupidez… - Terció Ginny.

- No vas a encender uno de esos en frente de Hermione – dijo Ron resuelto. Harry lo miró como para mandarlo a la mierda. Se quitó el cigarrillo de la boca, y lo apretó entre las manos hasta hacer trizas. – Gracias.

- Si, vete a la mierda… y de nada - dijo resoplando.

- Creo que estamos cansados – dijo Ginny – por qué no nos juntamos mañana después del almuerzo, así estamos más descansados…

- Mañana voy a reunirme con James, para organizarnos en el viaje. – ella sintió – pasado mañana espero tener el próximo Horrocrux. Mientras tanto, reúnanse con los demás, y traten de planificar cómo carajos vamos a hacer para sacar la maldita copa de Hufflepuff, de la cámara de los Lestrange…

- Ese es el mas difícil de conseguir…

- Harry, crees que, en algún punto, quien tú sabes, va a darse cuenta, cuando destruyamos los horrocruxes…

- Seguramente… - dijo serio – si bien Dumbledore decía que había perdido demasiado su humanidad para notar que destruimos cada pedazo de alma, es una posibilidad, porque no sé, en este tiempo, su estado físico o moral.

- No tiene moral, Harry, - dijo Ron – nunca la tuvo, si somos honestos. – Todos asintieron.

- Si, lo sabemos, pero a lo largo del tiempo ha ido mejorando su maldad, las artes oscuras, o sus artimañas, por lo que debemos tener cuidado.

- La vez anterior – dijo Hermione -sólo supo que andábamos detrás de los horrocruxes, cuando supo de la entrada a la cámara de los Lestrange, y que nos llevamos la copa.

- Es cierto… - afirmo Harry – por lo que debemos cubrir nuestros pasos.

- ¿Cómo? – dijo Ron – nadie sabrá que tenemos todos los horrocruxes, salvo que salgamos en las noticias y ate cabos…

- Por lo que el asalto al banco de Gringotts, debe ser planificado minuciosamente, no debemos dejar ningún cabo suelto. Tendremos que valernos de algunas artimañas…

- Harry...

- No voy a escatimar en usar malas mañas, si eso logra que tengamos la copa, Ginny. – aseveró – no digo que voy a estar lanzando avada kedavras a lo loco…

- Sólo quiero que no te pierdas en los pormenores… - dijo seria – estamos en la última etapa de nuestras misiones… lo que Malfoy me cabrea… tengo la certeza de que va a esperar que estemos demasiado confiados, demasiado distraídos… - el bostezo de Hermione la sacó de sus cavilaciones.

- Bueno, es la señal de que debes descansar… - dijo ron, tomándola de la mano, y llevándola hacia la salida.

- Descansar, ¿escuchaste? – dijo su hermana – no quiero mañana verla con ojeras, y durmiéndose por los pasillos porque tu no dejaste de jugar con su…

- Ya entendimos Ginny… - dijo Harry. Ella lo miró coqueta - ¡no me hagas esa carita! - dijo sonriendo de costado.

- ¿Qué carita? – se acercó y lo abrazó por la cintura. Él hizo lo mismo con la suya - ¿tienes ganas de seguir jugando con mi…? - la besó, lento, calmado. Ella quiso intensificar el beso, pero él la calmó con su boca, su lengua, invadiendo su boca, suave… Ginny suspiró complacida. Después de unos minutos, él separó sus bocas, y la miró a los ojos.

- Siempre quiero divertirme dentro de tu coño… - ella le pegó un golpe en el brazo, separándose.

- Eres un zarpado… - dijo Ella. se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir se dio vuelta – tu cama o la mía…

- Cualquiera… lo importante es el contenido, y no el continente…

- Y cuál sería el contenido…

- Tú, yo, y muchos movimientos en horizontal, vertical, y los que surjan en el momento… - rieron, aprovechando la oportunidad de poder pasar juntos una noche más, antes que las misiones se los impidieran. Si algo sabían ambos, y si aprendían de las amargas experiencias vividas, era que ninguno de ellos tenía la felicidad comprada.

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Un imperceptible crac, sonido característico de la aparición, se escuchó en el frío amanecer del norte de Inglaterra. Habían tenido que utilizar la aparición conjunta, porque uno de los visitantes, no tenía idea de hacia dónde se dirigían; decidiendo, después de una intensa discusión, que era importante contar con el factor sorpresa, en el caso de que algún mortífago de la época anduviera por el lugar. James frunció los ojos contrariado al ver que el lugar elegido era la bifurcación de un camino. Levantó la mirada para observar la señal. El camino de la derecha rezaba "Gran Hangleton, y el que con confianza comenzó a caminar Harry con el nombre de "pequeño Hangleton." Harry caminaba presuroso y confiado, pero James, con tantos días encerrado, se le hacía dificultoso seguirle el paso. Afortunadamente, el camino iba en pendiente, bordeando la ladera de una colina. Alrededor no había más que setos. A unos cuantos metros, comenzaron a ver un hermoso valle, donde había un pueblo pequeño. Del otro lado del valle, había una casa vieja y fea, y si Sirius hubiera estado allí, hubiera jurado que se parecía a la casa de los gritos, pero más grande y terrorífica, en el horizonte. Harry se detuvo en otra bifurcación. Observó detenidamente el paisaje que para ese entonces, era tan pintoresco, al tintarse con los colores del alba… el sol despuntaba por la colina, brindando un caleidoscopio de rojos, naranjas y ocres… que a James se le antojaron parecidos al color del cabello de Lili, cuando retozaban en los jardines de Hogwarts. Suspiró, y miró a su hijo, que estaba observándolo detenidamente.

- ¿Qué sucede?

- Estabas sonriendo… - dijo Harry.

- Ah, es que recordé a tu madre… siempre que veo amaneceres y atardeceres…

- Si, entiendo…

- Claro. – dijo James, sabiendo que su hijo recordaba a otra pelirroja. – ¿Y, en dónde estamos? – preguntó acomodándose los anteojos. – es un lugar muy lindo, pero no entiendo…

- Estamos en un pueblo muggle llamado, Pequeño Hangleton… distrito de Cumbria. Si te detienes a observar un mapa mágico, verás que este pueblo, está rodeado de algunos estadios de Quidditch. – James sonrió.

- Eso lo haría interesante, pero no creo que estamos aquí por un partido de quidditch.

- No, sabes que venimos por un Horrocrux…

- Sí, pero ¿Aquí? – dijo James extrañado. Harry asintió.

- No quise contarte los pormenores de esta misiòn, porque quería que vieras el paisaje, y este es un marco excepcional para darte los pormenores de este Horrocrux… - señaló la iglesia y el cementerio del pueblo. – Recuerdas que te conté que cuando tenía catorce, me secuestraron para usar mi sangre, y así, revivir el cuerpo de "Ya sabes quién" – James asintió – bien, el traslador, me trajo hasta ese cementerio. – James abrió los ojos – Este, al parecer, era un lugar más que importante para "El señor Tenebroso." Y no digo su nombre, no porque le tenga miedo, sino porque estoy siendo precavido. En los tiempos de las segunda guerra, los mortìfagos, usaban una especie de hechizo alarma, y cualquiera que se atreviera a pronunciar el nombre, era inmediatamente apresado, asesinado, o lo que sea… - James, resopló sorprendido – y temo que en esta guerra, hayan empezado a utilizarlo, y que nos encontremos con varios mortìfagos de esta época.

- Eres prudente…

- No, no soy estúpido, que no es lo mismo… - dijo sonriendo. – Bien, pequeño y olvidado pueblo inglés, había una familia de ricos… - señaló la mansión – Los Riddle…

- ¿Riddle? – preguntó James- imagino que son muggles.

- Si, son tan muggles como la tía Petunia… - James rio, recordando lo extraña y odiosa que era su cuñada. – lo cierto que hace muchos años, todos los habitantes de esa mansión fueron encontrados muertos. Ninguna señal de violencia, sólo un rostro de terror, en sus caras…

- Tú crees…

- Los muggles, sospecharon de su jardinero, pero al no haber señales de violencia, lo dejaron libre… Los magos, en cambio, sabían que se trataba de una Maldición asesina.

- Merlín, todos muggles… - dijo resoplando - ¿y por qué? – Harry decidió que ese era el momento para continuar su misión, y continuó la marcha, pero por un sendero de lo más agreste… este camino era más angosto, lleno de piedras, y pozos. Debieron cuidarse de pisar en tierra firme, porque una torcedura de pie los retrasaría. Llegaron a un bosquecillo oscuro y lleno de maleza… Y después, a una choza, en las peores condiciones. Nadie al parecer vivía allí, pensó James. Harry dio dos pasos y se detuvo de repente… más allá que hacía años que no convivía con el alma de Voldemort, aún tenía la misma sensación cuando detectaba la marca de un mago tenebroso...

- Detente… - dijo tomando a su padre del brazo – hay magia oscura. – su padre le hizo caso.

- ¿Aquí hay un Horrocrux? – Harry asintió – nadie puede vivir allí… - agregó escéptico al observar nuevamente la edificación en ruinas.

- No, nadie vive allí, pero hace muchos años, aquí vivió una familia…

- ¿Muggles?

- No, magos… los últimos sobrevivientes de una estirpe de magos de sangre pura.

- Recuerdo que hablaste de los Gaunt… ese atado de locos… - dijo James – mi padre me contaba que en algún punto de nuestros antepasados, nuestras familias se relacionaban con Salazar Slytherin, y luego con los Gaunt. No sé en qué parte, sólo espero que no sea de la rama de los locos…

- Los hermanos Peverell… - susurró Harry acercándose lentamente hacia la puerta de la casa. Algunos vestigios de la piel seca de la serpiente que viera en el pensadero de Dumbledore, aún estaba en la puerta, mudo testigo de tanta maldad… - los de la fábula de los tres hermanos… - aclaró, ante la cara de incomprensión de su padre.

- ¿Los de la fábula? – dijo James sorprendido.

- Es algo que voy a contarte en otro momento… - movió la varita, lentamente, haciendo el encantamiento para abrir puertas, pero de estas salieron chispas verdes. – mierda…

- Estamos en la casa… bueno en la choza de los Gaunt. Aquí hay un Horrocrux, pero no puedo relacionar a "El que no debe ser nombrado" con esta choza…

- Entonces, voy a darte una pequeña clase de historia, del origen de uno de los magos oscuros más terroríficos de la historia mágica – dijo Harry acomodándose los anteojos, tal cual lo hacía James. – Hace muchos años, a mediados de los años veinte, vivía en esta choza, la familia Gaunt. Eran tres integrantes, Sorvolo, el padre, y dos hijos, un varón y una mujer, llamados Morphin, y Merope… todos tan locos, enfermos o idiotas, debido a que sus antepasados se casaban con familiares, para evitar que la sangre pura de Slytherin se diluyera… todos hablaban parsel, la lengua de las serpientes… - James asintió – bueno, resulta contradictorio que una familia que odia a los muggles viviera en cerca de una villa Muggle, pero así eran los Gaunt, caídos en desgracia, y en la mas absoluta pobreza, pero manteniendo el orgullo de su sangre, y recordándole con la más cruel de las violencias, a todo aquel que osara contradecirlos que eran descendientes de Salazar Slytherin, y por lo tanto superiores a cualquier mortal, sea mágico o no… y no dudaban en actuar contra los muggles., no les importaba nada. Solo su estirpe.

- ¿Y qué pasó con ellos?

- El amor… - sonrió Harry – eso pasó…

- ¿Amor? – dijo arqueando las cejas.

- Si, los Gaunt hombres, trataban como la mierda a la única descendiente mujer, Merope… era la esclava, la idiota, la enferma… el felpudo donde se limpiaban sus asquerosas manos cuando los ataques de locura de Sorvolo aparecían. Ella, Merope, cayó locamente enamorada de un muggle, el chico más guapo y rico de Pequeño Hangleton… Tom Riddle. Y aunque todo el mundo creía que era estúpida, no tenía ni un pelo de tonta, así que, un día, aprovechando que su padre y hermano, fueron llevados a Azkaban por agredir a un representante del ministerio Mágico, ella que por ser fea, sabía que nunca en su sano juicio un joven tan guapo iba a fijarse en ella, le dio a Tom Riddle un filtro de amor…

- Mierda…

- Si, se escaparon, ella se llevó el guardapelo de la familia Slytherin, y se casó con el muggle, quedando embarazada… - pasó la mano por sobre la puerta de entrada sintiendo la maldición. Si, pensó, iba a tener que recurrir a viejas artimañas… sólo esperaba recordar las palabras exactas. – sólo que la muy tonta, enamorada hasta los huesos, creyó que sin el filtro de amor Tom Riddle iba a quererla igual… mala decisión. – miró a su padre – el tipo la dejó y volvió al pueblo, olvidándose de su asquerosa mujer, y de su hijo. Ella, con el corazón roto, avergonzada, y con su padre muerto, vagó por el Londres muggle, sin dinero, muerta de hambre y murió en la calle… sólo atinó a decir que su hijo se llama Tom Sorvolo Riddle.

- El que no debe ser nombrado… - sonrió – ya sabíamos que era mestizo… dudo que alguien mas lo sepa.

- No, no lo sabe ninguno de sus seguidores…

- Pero aun no entiendo què hacemos aquí.

- Espera – se acercó a la puerta, y recordó los sonidos de su voz al hablar parsel… esperando a que dijera ábrete para mí, repitió cada una de ellas, ante la sorpresa de James, que sólo escuchaba un sonido sibilante. De repente, desde la puerta de la casucha sonó un clic, y esta se abrió. El olor a podredumbre y moho casi hizo vomitar a James. Harry, en cambio sólo se quedó quieto.

- Harry…

- No puedo saber en qué punto Riddle, supo la historia de su familia, que era descendiente de Salazar Slytherin, y que estos eran sus parientes sanguíneos. – lo miró – solo se que diecisiete años después, se acercó aquí, confundió a Morphin, que estaba viejo y enfermo, le quitó la varita, y se fue a la mansión Riddle, matando a los moradores, y eliminando todo vestigio muggle de su historia. Luego volvió, y se llevó el anillo. Obviamente, hechizó a Morphin que se hizo cargo de los asesinatos, y murió en Azkaban… con la muerte de su padre, Riddle hizo su primer Horrocrux. – entró en la casucha. Los trastos, y muebles estaban rotos, desperdigados por el suelo de piedra, que tenía una capa bastante gruesa de tierra. El ruido de patas de las alimañas era lo único rompía el silencio del lugar. La estancia estaba apenas iluminada por los rayos de sol que podían colarse por la puerta. – lo cierto es que luego de crear el Horrocrux, no podía dejar el anillo en cualquier parte… - usó la varita como un scanner y de repente, esta se detuvo en seco, señalando unas tablas del piso de la cocina. Se acercó allí, lentamente. – la magia oscura, siempre deja huellas... – susurró. Miró a su padre - ¿tienes una navaja?- este asintió y le dio una que llevaba en el bolsillo. Harry la observó y sonrió con melancolía – la navaja de Sirius… - susurró.

- Si, - dijo James sonriente – siempre la usamos cuando estamos en misiones… si la misión es mía, me la da, si no la lleva él. Es una suerte de amuleto. – Harry, bajó la navaja, hacia su mano y se hizo un corte - ¿Qué haces?

- El sortilegio exige un sacrificio… sangre mágica… se supone que esto debilita a tu enemigo… - las gotas cayeron sobre las tablas y se escurrieron entre ellas, cayendo. De repente, las tablas comenzaron a elevarse, y en un hueco, había una caja de madera. Harry la tomó lentamente, y asegurándose que esta no estuviera maldita, la abrió y observó con cara de triunfo, el anillo con la piedra, verde oscura, que llevaba el símbolo de la familia Peverell. Miró a su padre que tenía la misma expresión.

- Es increíble… - dijo James, e hizo el intento de tomarlo. Harry lo quitó de su alcance.

- No lo toques… ni intentes ponértelo. – dijo sacando un paño de su bolsillo y colocando el anillo en él. Lo dobló ocultándolo, en un bolsillo mágico. – es hora de irnos…

- Por qué no te lo colocas…

- Porque tiene una maldición, una especie de poción venenosa de la que no hay cura… Si te lo colocas, te irá matando lentamente, no te quiero cerca de él.

- Eso es injusto… - dijo James, viendo a su hijo, salir presuroso de la choza. – por qué hay tantos secretos…

- No es secreto… hay muchas cosas que es mejor no saberlas… - resopló – será mejor que nos vayamos.

- No quiero irme, quiero respuestas – dijo James en forma imperativa.. Harry se dio vuelta, y lo miró serio – maldición, deja el misterio, quiero saber… no soy un boca suelta, no soy un imbécil…

- No creo que lo seas, solo…

- Estoy cansado de que te pavonees con ese aire de petulante, creyéndose superior a unos idiotas, y que nos tomos por unos imbéciles redomados…

- No es eso…

- ¿No es eso? – se acercó y le dio un golpe en el pecho – has estado ocultando muchas cosas, tratándonos como párvulos inocentes… - volvió a golpearlo en el pecho – te sientes muy superior sólo porque vienes del futuro, sabes, cuando tu naciste, nosotros éramos exactamente igual a ti, nos creíamos, eximios magos, los integrantes de la orden del fénix eran lo mejor del mundo mágico, Confiándonos en que íbamos a ser los responsables de la caída de "quien tu sabes…" Aurores, vendedores de pociones, los mejores que pudiera reclutar Dumbledore, ¿Y eso de que sirvió? Casi todos estamos muertos, ¿verdad? – Harry abrió los ojos – Crees que puedes ocultarlo por mucho tiempo… - se acercó y con violencia le tomó la muñeca izquierda, señalándole el reloj de Fabián Prewet. Harry abrió los ojos, sintiéndose un idiota por no quitárselo.

- James, no…

- Este es el reloj de unos de los hermanos Prewet – le soltó la muñeca, lo conozco demasiado bien para saberlo, no puedo deducir si es de Gideon o de Fabian… se los vi en contadas ocasiones. – lo miró - ¿Crees que si estuviera vivo en tu tiempo, o tu madre lo estuviera, estarías usándolo? – Harry bajó la mirada – no, estarías usando este… - le señaló su reloj, de oro, el fondo era de un color amarillo, y las manecillas de color rubí, colores de Gryffindor… - o te hubiera regalado uno igual, exactamente como lo hizo mi padre cuando llegue a la mayoría de edad.

- James...

- Y lo que me da pruebas de que estoy muerto en tú época, es que nunca me dices padre… - lo miró. James tenía los ojos aguados. - ¡nunca voy a dártelo, verdad? Nunca vas a decirme papá…

- ¿sólo fantaseas todo eso por un estúpido reloj?

- No me tomes por idiota… - James dijo pasándose las manos por la cara. No se fijó en las lágrimas hasta que no cayeron en la comisura de los labios, y pasara la lengua, sintiendo la salobridad en ellos. – Sé que Lili y yo vamos a morir… no sé cuándo, pero lo se…

- Patrañas… - dijo tratando de confundir a su padre, pero James no era tonto.

- Los escuché… hace mucho tiempo que los vigilo, que lo sè todo… no soy un merodeador sólo por el hecho de pavonearme. Estudie y me preparé para ser auror… la vida me ha llevado a esto, a tratar de defender a mi familia, pero los hábitos no se olvidan– Harry quiso decir algo, pero las palabras se habían fugado de su boca. – La capa de invisibilidad es un buen recurso. No se cómo pude quedarme callado y no gritar, cuando la verdad salió de tus labios…

- Yo…

- No digas nada – lo miró, y luego sonrió derramando unas lágrimas – he tenido tanto celos de la estupenda relación que tú y Arthur Weasley tienen… me ponía loco que tú te acercaras a él para pedirle consejos - Harry bajó la mirada – tenía que reconfortar a tu madre, que lloraba abrazando al bebé, porque tu dejabas que Molly te abrazara, y a ella le rehuías…

- Basta…

- Nunca vamos a estar junto a ti, ¿no? –Harry sintió algo desgarrarse dentro de él, y las malditas lágrimas que juró nunca más derramar sobre el cuerpo de Nicky, comenzaron a salir, nublándole la visión.

- Lo siento… - se acercó a su padre, y lo abrazó, comenzando a llorar como cuando despidió a Nicky, sintiéndose impotente por no poder controlar la situación. – lo siento tanto… - James lo apretó con fuerzas.

- ¿No podré darte mi reloj, verdad? Porque nunca formaré parte de tu vida, ni tu madre ni yo… simplemente porque estaremos muertos para cuando cumplas diecisiete… dime Harry – Se separaron un segundo, y James lo palmeó en el hombro, tratando de darle confort. Harry lo miraba con lágrimas en los ojos – ¿alguna vez festejamos tu cumpleaños?

- Sólo un cumpleaños… - James suspiró abatido –

- Bueno, eso significa que tu próximo cumpleaños, lo festejaremos con todo.

- No estoy para festejos – dijo triste. – no podré festejar hasta que…

- Lo lamento por tu mal humor, chico – sonrió con tristeza - pero si es el único cumpleaños que voy a poder festejarte, en que no babees, ni te chupes el dedo, voy a tener que hacer algo al respecto, te guste o no – sonrieron – así que vamos a hacerlo en grande… de esto nada a tu madre, no quiero que se ponga mal…

- Mamá ya lo sabe… - dijo con la voz quebrada.

- Claro, Lili siempre sabe todo antes que nadie… - trató de sonreír.

- y ella no quería que lo supieras…

- Bien – lo abrazó. Harry lo abrazó fuerte ahogando un sollozo en el hombro de su padre. Era la primera vez que sentía entre ellos, el amor de su padre, y ese abrazo se sentía tan bien… - entonces la dejaremos que siga pensando que no se nada… - Harry asintió poco convencido.

- Papá… - James suspiró.

- Merlín, se siente tan bien como cuando el bebé lo dijo por primera vez… - sonriò - o mejor, porque te veo, y a pesar de que en algunas ocasiones me dan ganas de darte un zape por impertinente - Harry lo mirò - tambien no puedo dejar de sentirme orgulloso de ti, de lo que eres. - Harry tragò en seco.

- Papá… La fecha…

- Será pronto, ¿no es así? – él asintió – bueno haremos lo que sea porque tu…

- Estamos haciendo lo imposible para cambiar ese hecho.

- Si, lo se… - lo tomó por los hombros y comenzaron a caminar – estoy seguro que, por todo lo que me han contado tus amigos, vas a lograrlo. Pero no nos apresuremos, ni tengamos falsas esperanzas… - comenzaron a volver sobre sus pasos por el sendero. – es hora de volver a Hogwarts… - Harry, a pesar de la tristeza que tenía, sintió confort en el abrazo de su padre. Era algo diferente a las palmadas de Arthur, o los abrazos de Sirius cuando tenía quince años, algo mucho más reconfortante… Quizás Ginny tenía razón, y la sangre pesaba. Sólo por eso, y la cercanía de su padre, podía sentirse confiado por primera vez en su vida, de que tenía la posibilidad de que todo saliera tal como él lo planeaba.

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La noche era una aliada increíble cuando alguien como él, quería pasar desapercibido. Su cabellera de plata, podría delatarlo en la noche de luna plena. A lo lejos se sentía, el aullido de un lobo. ¿Sería el estúpido Lupin, que en su fase de lobo, estuviera dando lo mejor de sí? Sonrió. Estaba todo preparado. Los había dejado estar, los malditos mocosos, estaban tras sus pasos, pero no era estúpido. Saber esconderse, camuflarse, pasar desapercibido, era uno de sus logros. Había sobrevivido a dos guerras y a años de supremacía Potter y sus secuaces, siendo más camaleónico, jugando al hombre reformado que aprendió la lección… idiotas. La serpiente pierde la piel, pero no las mañas. Su convicción sobre la supremacía de la sangre pura, era mayor a cualquier ley, estaba más allá de la razón, de la justicia. No pudo dejar de envidiar la tenacidad de Potter. Era un mago excepcional, capaz de llegar hasta las últimas consecuencias para lograr sus objetivos. Si Potter fuera un mortìfago, no hubieran necesitado hacer semejante misión, porque él sería un excelente nuevo señor oscuro. Conocía de sus capacidades, de sus malas mañas. Si sólo Draco tuviera un mínimo porcentaje de coraje que ese mocoso… suspiró. El castillo de Hogwarts se erigía como una fortaleza inexpugnable. Pero pronto sería mudo testigo de lo que iba a suceder dentro de sus paredes. Si, cuando todos estuvieran festejando, él sería el triunfador. Y el señor Oscuro, tendría todo el poder. Y él sería su lugarteniente. "Calma Lucius, calma… pronto sabrán de lo que eres capaz… muy pronto, verás desaparecer a la Elite del fénix, y resurgirás con el doble del poder que te quitaron injustamente." Sonrió hacia la noche. Muy pronto, el mundo mágico sabría que Lucius Malfoy no era un pelele… por ahora sólo quedaba esperar, esperar para luego festejar frente a la sangre del enemigo.


Nota de la autora: bien, ya solo queda un horrocrux y la historia tomará la recta final… en el próximo capítulo, será más relajado… se viene el cumple de Harry bebé, y el nacimiento de Ginny… así que estaré demasiado atareada tratando de escribirlo.

Todos los datos de Minerva McGonagall, fueron sacada del wiki fandom, y de datos de la mismísima Rowling puso en las lecturas aleatorias de su página. Lo mismo sucede con los datos de Los Ryddle, y el pueblo, así como la historia… fue cotejada por varias fuentes, entre el mismo libro "el príncipe mestizo", la propia Rowling, y el wiki fandom… Espero haber logrado que parezca creíble el relato.

Dejen sus comentarios… trataré de subir el próximo capítulo el viernes de la semana que viene… así que manos a la obra!