Ann: ¡Boom baby! ¡Actualización ~(*w*)~!

Ro: Tienes suerte que la turba enfurecida se tome vacaciones, o ya estaríamos muertas uwuUUU.

(Turba enfurecida tomando té en la casa de Ann): =w=

Ro: Nunca voy a acostumbrarme a esta escena uwûUUU

Ann: Es es el espíritu de la navidad n0n (? O finalmente se cansaron oO.

Ro: Nunca lo sabremos xD

Ann: xD

Ok, BeyBlade no nos pertenece bla, bla, bla, no ganamos ni un peso con esto, y bueno todas esas cosas que siempre toca repetir -.-

También es una situación inusual que no nos hace responsables de pérdida de neuronas oO, pues aunque Ann dice que esto contiene humor ¬¬UU, no puedo asegurarlo u.u.

Homo fóbicos ¡HUYAN! YuriyxKai, luego no digan que no se los advertí u.u, Kai hace de uke.

CAPITULO ONCE: DIEZ PASOS PARA CONQUISTAR A UN LOBO (II)

La sexta señal fue…extraña como el infierno, mucho peor que las anteriores. Entre las muchas cosas que le han pasado a Yuriy Ivanov en su joven vida, esta entraba en el top 5.

Los demás equipos podrían pensar que venía a los paseos porque quería relajarse, o porque la BBA finalmente logró que los rusos socializaran, demonios, incluso podrían decir que estaba aprovechando las vacaciones gratis, pero Yuriy ya había aceptado que estaba ahí por Hiwatari. Era la primera vez que comenzaba a sentirse cómodo con la idea, aun cuando lo hiciera a regañadientes.

Ese día sin embargo, las cosas tomaron un extraño rumbo. Él podía ignorar el incidente en el metro, la tormentosa caminata hacia el hotel o incluso el oso que los persiguió por el bosque, pero cuando su equipo prácticamente lo arrojó en una habitación con Kai, sólo pudo afilar la mirada.

No pasó mucho para que el bicolor y Mariam salieran del cuarto para ir a los termales, así que se quedó sólo para desempacar. A medio camino, arrojó al armario una camisa con más fuerza de la necesaria y se sentó en el suelo. Sus amigos lo habían estado acosando para que arreglara las cosas con Kai, es más, ese día lo empujaron en el tren para que hablara con él, porque Yuriy evidentemente tenía 5 años y no podía hacerlo solo.

—Idiotas.

Honestamente quería estar molesto, pero no podía dejar de pensar en la forma como lo arrinconó contra la puerta. El calor entre ambos fue más interesante de lo que debería, Kai incluso olía bien y la manera como su corazón se agitó, resultó deliciosamente llamativa. Pero lo que lo hizo sonreír divertido, fue el brillo infernal de sus ojos y el golpe que le dio. Yuriy no era masoquista, pero esa fiera actitud le gustaba. La idea de someterlo sonaba…

TOC, TOC.

Sobresaltado por ser apartado bruscamente de sus (inapropiados) pensamientos, tuvo que carraspear un poco y negar la cabeza. De mala gana se paró, pero al abrir la puerta todo se fue al diablo.

—¡A él! —exclamó Ian, así que Bryan y Spencer prácticamente se le lanzaron encima.

—¡¿Qué demonios!? —reclamó Yuiry mientras era arrastrado por los pasillos.

—Vas a hablar con Kai otra vez —dijo Ian.

—Él ya dijo que no quería volver —gruñó tras forcejear.

—Convéncelo —insistió Spencer.

—¡¿Cómo hago eso?!

—No es nuestro problema —resopló Bryan— .Tú hiciste que se fuera, tú lo traes de vuelta.

—Entra —dijo Ian una vez se detuvieron frente a los termales. Que supieran donde estaba el ruso-japonés no era particularmente extraño, pero Ivanov se plantó firme, mientras sus amigos lo sujetaron con fuerza.

—No.

—¡Te digo que entres!

—¡No quiero! ¡¿Por qué tengo que hacerlo?!

—¡No seas terco, entra!

Entre el forcejeo y el pleito, los malditos idiotas lo empujaron al interior. Luego cerraron la puerta con la misma agresividad con la que la abrieron, por lo que supo sin la necesidad de acercarse, que la habían trabado. Fue un pensamiento superfluo, porque Yuriy tuvo que dar un par de pasos para mantener el equilibrio o terminaría en el suelo.

Cuando se las arregló para permanecer de pie, sus planes homicidas cesaron tras reparar en la única persona del lugar. Kai lo miró atento, no estaba tan lejos así que lo primero que vio fue que no tenía camisa y que los pantalones desabrochados, mostraban los huesos de la cadera y el elástico de los boxers. Además, la estrecha cintura se remarcaba deliciosamente fuera de la prenda, mientras el cuerpo aun húmedo, era acariciado por algunas gotas que resbalaban lentamente.

…se veía jodidamente sexy.

—Escucha Hiwatari…—bufó de mala gana para distraerse—…tenemos que hablar.

—Te escucho —repuso con poco interés, mientras su capitán comenzó a acercarse.

—Los chicos creen que es mejor solucionar este asunto —comentó Yuriy al señalar la puerta, para que supiera que los demás estaban del otro lado.

—No regresare al equipo —dijo Kai cortante.

Ivanov frunció el ceño una vez se detuvo al frente. Pese a su fastidio, sus ojos viajaron inconscientemente por el pecho descubierto. Una gota en particular, delineó el plano abdomen y se perdió en los pantalones abiertos. Fue casi como si acariciara la pálida piel….o la lamiera muy despacio.

—Hn —carraspeó Yuriy al mirar en otra dirección— .Mira…sé que tenemos nuestras diferencias…

Ojos carmín le dieron una mirada significativa, que Yuriy comprendió. Después de todo, esa no era la palabra más adecuada para describir su problemática relación, especialmente cuando el día anterior lo estrelló contra un árbol, sin razón aparente. No iba a decir que estuvo celoso de Tyson y su afirmación de que Kai le pertenecía, porque eso era ridículo.

—De acuerdo…—resopló en un intento por no rodar los ojos. Durante un par de minutos trató de buscar la forma de abordar el tema desde otro ángulo— .No voy a disculparme. No es mi culpa que seas un idiota, pero los demás no tienen que sufrir por nuestra culpa.

—Primero, no soy un idiota. No me confundas contigo. Y segundo, no voy a volver porque no tengo motivos para hacerlo —dijo Kai.

—Hn.

Rogar no era lo suyo, pero eso no evitaba que las palabras de Hiwatari fueran menos ciertas. La verdad es que Yuriy no tenía nada que ofrecerle, no era como Tyson, con él Kai compartía su amistad, la pasión por un juego que ambos amaban y una historia en la que Yuriy apenas y aparecía. Enfadado miró la puerta y frunció el ceño. Estaba enojado con sus amigos, pero estaba más molesto consigo mismo, por lo que respiró hondo e intentó contar hasta 10.

—Oye…—empezó de nuevo, aunque ligeramente irritado por no lograr que entendiera. Distraído, dio un paso hacia adelante y eso fue lo único que necesitó—¿Uh?

Kai retrocedió, fue sutil, suave y muy disimulado. Yuriy había aprendido a notar los pequeños detalles, pero así no se supone que sea el ruso-japonés, si él tenía un problema debería de decírselo como siempre hacía ¿Qué demonios cambio? No pudo buscar la respuesta, porque antes de darse cuenta, ambos ya estaban forcejeando en el suelo.

—¡Quítate! —ordenó Kai por las manos que sujetaron sus brazos.

—¡Quédate quieto! —demandó Yuriy tras apretar las extremidades.

—Nhh.

Habían estado discutiendo todo el tiempo, pero ahora que Yuriy se sentó en su cadera para mantenerlo quieto, fue fácil escuchar el suave gemido que escapó de sus labios. Por un momento estuvo tentado a soltarlo, incluso aflojó un poco la presión, pero no llegó a bajarse de su cuerpo.

—¿Te duele si hago esto? —preguntó Yuriy al apretar un poco más el brazo izquierdo, cuando no hubo reacción, hizo lo mismo con el derecho.

—Nh.

Kai seguía tan neutro como siempre, pero tenía un brillo asesino en la mirada, debido a la invasión de su espacio personal. Pero a pesar de la indiferencia, Ivanov notó el momento en que su mirada se turbo y se mordió los labios para no gemir.

—Estás herido —dijo en voz baja. No pareció decírselo a alguien en particular, sólo estaba estableciendo un hecho, algo que explicaba el extraño comportamiento de ese día.

—Tks, no te importa —repuso Kai en el mismo tono de voz, pero con ese toque gélido que lo caracterizaba— .Ahora quítate.

—Hn —masculló Yuriy, luego de apretarle un poco más el brazo debido a sus intentos de fuga.

Además de algunos pequeños cortes, no había nada grave. El día anterior Ian mencionó que Kai estaba tan lastimado, que pensó en llamar a una ambulancia. Si recibió una herida creada por la oscuridad de Zeus, entonces la marca era mucho más profunda y difícil de sanar.

—¿Uh?

No obstante, admitía que se distrajo en el mismo instante en que lo sintió moverse bajo su cuerpo. En esa posición, pudo ver que la piel a un lado de la cadera era de otro color. Instintivamente sus ojos se deslizaron por su cintura, con la intención de reparar en el golpe que era marcado por un violeta oscuro.

—¿Qué…? —empezó Kai sin que Yuriy le hiciera caso. Despacio rozó el camino de su abdomen, hacia el golpe. Lo tocó con cuidado, incluso puso la presión justa para no hacerle daño— Espera… no toques ahí.

Reclamó por los dedos que no se quedaban quietos y el dolor aun presente. La leve suplica vino acompañada por la puerta que se abrió de golpe; el resto de su equipo entró dispuestos a pelear y eso fue extraño. Confundido, el pelirrojo los vio abrir grandes los ojos, por una sorpresa que no supo descifrar.

—¡Idiota! Te dijimos que hablaras con él, ¡No que lo violaras! —reclamó Ian al ser el primero en reaccionar.

—¿Qué? —preguntó Ivanov completamente descolocado.

—Nunca imagine esto de ti Yuriy —tachó Spencer, tras negar con la cabeza en desaprobación.

—Hombre, abusar de alguien no es el mejor camino para demostrar tú amor —sonrió Bryan divertido del asunto.

—¡¿De qué demonios están hablando?! —gruñó Yuriy. En busca de una respuesta miró a Kai; al encontrar sus ojos comprendió la situación.

El bicolor tenía una expresión confusa que borró todo rastro de indiferencia, pero tenerlo tan cerca y encerrado entre el suelo y su cuerpo, hizo que empezara a sonrojarse. En especial porque su mano estaba muy cerca de su ropa interior.

PUM

…honestamente debió prever el golpe que lo envió contra el mueble, pero su mente se había quedo en blanco. Así que mientras Yuriy se sobreponía, Mariam se acercó a Kai para preguntarle si estaba bien.

—Vamos —dijo la blade luchadora luego de tomar la mano del bicolor.

—Espera, tenemos que hablar con Kai —intervino Ian al colocarse al frente, para impedir el avance.

—Nos vamos —puntualizó Mariam seria y decidida. No se movió ni un centímetro y aun cuando estaba resfriada, su porte fue imponente.

Kai incluso sonrió por verla así, pero una vez recobró la compostura, se colocó delante de ella. Era una amenaza, para que Ian se moviera y no se metiera con la peliazul.

—Hn —masculló el bajito al hacerse a un lado, por lo que la pareja pronto salió del lugar.

—Yuriy…—empezó Bryan.

—Me largo —gruñó el pelirrojo con la mandíbula apretada.

—Pero…—intentó Spencer.

—Me voy —repitió Yuriy con una demanda tan clara, que todos se apartaron. Él no estaba de humor, de hecho usaría a Wolborg si acaso alguien se interponía en su camino.

Con el camino libre, salió hecho una fiera. No tenía ni idea de lo que había pasado, ni el momento en que terminó envuelto en la extraña escena, pero lo que de verdad le molestaba fue la punzada de preocupación que lo impulsó a "atacarlo"

Kai no estaba bien, eso era obvio ahora.

—Yeb (maldición) —dijo al golpear la pared más cercana. Algunos huéspedes saltaron alterados, pero no era nada que una gélida mirada no pudiera arreglar— ¿Qué?

Demandó mientras un aura oscura se cerró alrededor suyo, incluso la fantasmagórica figura de Wolborg apareció de fondo, con promesas de salir ante la menor provocación.

—Parece como si alguien hubiera pateado a tu cachorro.

La voz tras la espalda lo tensó sin aviso, Yuriy no estaba preparado para esto, pero su cuerpo reconocía la amenaza cuando la sentía. Por instinto giró con el lanzador en la mano y le apuntó directamente a la condenada sonrisa de Brooklyn.

—¡Wow! —dijo el líder de BEGA sin real preocupación— ¿Por qué la agresividad?

Con los puños apretados, los hombros tensos y la mirada afilada, Ivanov mantuvo el brazo en alto. No podía explicar del todo bien la sed de venganza que sentía, ni el instinto de protección que lo invadió. Lo único que sabía es que ese era el bastardo que lastimó a su blade luchador.

—No me digas que esto es por Neko-chan —dijo Brooklyn con una expresión despreocupada, que cambió apenas Yuriy entrecerró la mirada. La diversión del pelinaranja ahora tuvo un tinte oscuro— .Es por él, ¿cierto?

—No toques a mis jugadores —amenazó.

—Neko-chan ya no es tú jugador.

Despacio, Brooklyn señaló el suelo donde Zeus rodaba a su lado. Yuriy no había visto el momento en que lo lanzó, pero además de ser una advertencia, era una promesa que decía que podía a destruirlo. En respuesta, cada alarma en su cabeza se encendió como un maldito árbol de navidad.

—¡Yuriy, aquí estas! —exclamó Julia al correr por el pasillo— .Te estaba buscando.

La situación era bastante clara, pero la rubia pretendía evitar que pelearan dentro el hotel. Básicamente porque todavía necesitaban dormir en el lugar y si lo destruían iban a ser un maldito problema, sin mencionar que la BBA nunca les daría otras vacaciones en lo que les quedara de vida. Además, aunque ese terco hombre no quería su ayuda obviamente la necesitaba, o no estaría en esta situación.

—Neko-chan no es tuyo —repitió Brooklyn para inclinarse ligeramente y murmurar como si le estuviera contando un secreto— .Si no lo cuidas va a ser mío, ni siquiera Tyson va a poder entrometerse. Él es tan lindo cuando grita.

—Yuriy, vamos —insistió Julia al jalarlo, pero Ivanov no se movió ni un centímetro.

—Yo he estado en su mente, soy quien mejor lo conoce —concluyó Brooklyn con sencillez, una vez se encogió de hombros para restarle importancia al asunto.

—Hiwatari es mi blade luchador, la próxima vez que lo golpees de esa manera, voy a ir tras de ti —amenazó con un tono ácido y un brillo asesino en la mirada.

—Promesas, promesas —cantó el capitán de BEGA divertido. Sin más llamó a Zeus y toda amenaza se esfumó como si jamás hubiera existido.

—Hn —gruñó Yuriy sin bajar a Wolborg.

—Esto no ayuda —dijo Julia con seriedad— .Ustedes par de idiotas no van a pelear aquí adentro. No sólo porque hay turistas, sino porque no quiero dormir en el bosque ¡Hay osos ahí!

Eso pareció funcionar, porque Yuriy bajó el lanzador de mala gana, mientras Brooklyn suspiró aburrido.

—Ah, me pregunto si Neko-chan querrá jugar —divagó por lo bajo, aunque Julia tuvo que sujetar al pelirrojo para que no fuera tras él.

—Yuriy —llamó Julia apenas él se soltó de mala gana y fue en otra dirección. Al final, lo único que ella pudo hacer fue resoplar molesta. Ivanov era imposible. Con un sonoro quejido, decidió buscar a Bryan para decirle que su estúpido amigo estaba siendo testarudo.

A una considerable distancia, Yuriy maldijo entre dientes. Caminó hasta que se detuvo con los puños apretados, su frustración y esa aura negra que lo seguía, hizo que los turistas cercanos se alejaran como si temieran que una nube viniera a lloverle encima.

—Tks —chasqueó la lengua y gruñó una maldición.

Hiwatari siempre lo ponía en un estado emocional tan discordante, que era aterrador el control que ese estúpido muchacho tenía sobre él. Con un suspiro y ya más calmado, siguió su camino, hasta que al girar en una esquina chocó contra alguien. Encontrar un par de ojos carmín fue inesperado, pero antes de poder decir algo, Kai se movió con torpeza. Curioso, Yuriy alzó la mirada para ver a Tyson y sus amigos acercarse, aunque perdió interés cuando el bicolor abrió una puerta cualquiera y se escondió tras ella.

Eso fue extrañamente llamativo, pero apenas los demás se detuvieron al frente, adoptó una expresión de aburrida indiferencia.

—Yuriy…—dijo Tyson— ¿Has visto a Kai?

—No, ¿Por qué debería? —respondió sin ninguna emoción en la voz— .Quizás este con Mariam.

—¡Oh cierto! —sonrió Max— .Gracias. Vamos chicos.

Tuvieron que pasar un par de minutos para que Yuriy volviera a moverse. No tenía ninguna buena razón para delatar al bicolor, mucho menos darle información a la persona que se lo quería quitar. Refunfuñando, abrió la puerta.

—¿Qué demonios pasa contigo? —dijo cuándo Kai se fue hacia adelante y debió atraparlo, o estaba seguro que se iba a caer.

—Sólo estoy cansado —contestó al moverse en busca de distancia.

—¿Qué?

Esa no era la respuesta que esperaba, en realidad no esperaba ninguna, pero antes de poder indagar en el asunto, debió sujetar a Kai porque tenía la impresión que iba a desmayarse.

—¿Estas herido? —se aventuró a preguntar. Hiwatari no peleaba por espacio, ni mostraba algún indicio de disgusto por las manos en su cintura y la espalda.

—No —respondió desganado. Sus propias manos, yacían a cada lado de su cuerpo, porque no tenía ganas de moverse, o siquiera pensar en la posición.

—¿Qué te pasa? —repitió Yuriy cuando sujetó su rostro con una mano, para obligarlo a tirar la cabeza hacia atrás y así verlo directamente a los ojos.

Kai tenía una expresión adormilada que lo hacía ver dócil y vulnerable, pero lo que Ivanov fuera a decir desapareció cuando una pareja chocó contra él. Fue un golpecito seguido de un "lo siento", pero con el desequilibrio de Kai y su propia sorpresa, se fueron contra una pared. Normalmente Yuriy no se distraía con facilidad, pero con el ruso-japonés siempre había una excepción.

—Nh.

En una maniobra rápida, alcanzó a colocar un brazo en la pared para mantener distancia, pero no evitó que el espacio se redujera. Quizás por eso su mente se quedó en blanco cuando sus labios se rozaron, todavía no se tocaban, pero no ayudó que Kai se quejara por el golpe tras la cabeza. El suave gemidito que surcó entre los leves centímetros que los separaban fue tan sugestivo, que antes de darse cuenta, Yuriy comenzó a ponerse nervioso. Incluso su respiración se enganchó y lo único que pudo hacer, fue ver ese par de suaves labios que Kai lamió por sentirlos secos. Apenas fue un ligero roce con la lengua, pero su corazón palpitó como loco.

Algo muy parecido a un grito interno lo obligó a soltarlo. La mano que envolvía la delgada cintura y el calor que de repente compartieron, desapareció de golpe. Por reflejo Yuriy se pegó a la pared contraria, mientras se llevó una mano a la boca. A Kai no pareció importarle demasiado, en realidad lucía un poco desubicado, así que cuando comenzó a alejarse, Yuriy frunció el ceño. Hiwatari no podía casi besarlo y luego marcharse, ¿Por qué las cosas tenían que ser siempre tan raras con él?

Sin dudar lo siguió. Frente a su habitación lo vio abrir torpemente la puerta, por lo que lo empujó sin delicadeza al interior. Fue un milagro que no terminara en el suelo, porque parecía era muy capaz de hacerlo. Más, cuando se miraron, sus ojos tuvieron el mismo tinte endemoniado de siempre.

—….ya no más —musitó Kai en un suspiro, pero el pelirrojo que estaba cerrando la puerta, no alcanzó a entender del todo bien.

—Hn.

Sin saber que pasaba, Yuriy lo vio sentarse en el suelo con lentitud. Su enojo empezó a extinguirse a medida que se acercó, aunque fue la mochila abierta lo que llamó su atención. Sin dudar rodeó a Kai para ir hacia ella y recoger una cajita de relajantes musculares que había caído cerca.

—¿Cuántos de estos te tomaste? —preguntó tras abrir el paquete, que estaba empezado.

—¿Hoy? Tres —dijo Kai al alzar una mano, para mostrar tres dígitos.

—¿Hoy? —repitió Yuriy luego de enarcar una ceja. Esta vez se acercó dudoso y se sentó al frente— ¿Y ayer?

—Dos.

Estaba siendo tan accesible, que Yuriy entrecerró los ojos con la intención de descubrir si le mentía. Sabía que tipo de medicamentos eran, también conocía los efectos pero eso no explicaba porque Kai permitiría que alguien lo viera en un estado tan vulnerable. Entendía porque huía de sus amigos, pero Yuriy necesitaba respuestas y no simples suposiciones, así que alzó una mano y sujetó su mandíbula. El bicolor estaba lo suficientemente lucido para alejarse y empujar la mano lejos, pero Ivanov terco como sólo él puede ser, volvió a sujetarlo. Luego se acercó para verse reflejado en sus ojos.

—Vas a decirme cual es tú maldito problema —exigió serio— ¿Por qué estas evitándome?

—No lo hago —susurró Kai. Sus palabras eran suaves y pausadas, además sus ojos apenas y se mantenían abiertos. También dejó de pelear por espacio, pero el ruso no se permitió distraerse.

—¡Claro que lo haces!

—Estás equivocado —aseguró tras negar lentamente con la cabeza.

Sabía que era un truco sucio aprovecharse de su estado, pero no todos los días tenía oportunidades como estas; sin mencionar que Kai estaba lo suficientemente dormido como para no pedir explicaciones.

—Mírame —ordenó Yuriy cuando sus ojos se cerraron. También sintió que se recargó en su mano más de lo necesario, pero una vez que los bonitos ojos carmín se abrieron, se relajó— .Hn…. ¿porque no discutes conmigo?

Sonaba estúpido, así que intentó no sonrojarse por sentirse como un idiota o peor aún, expuesto como nunca antes.

—No quiero hacerlo —suspiró Kai.

—¿Por qué? —insistió impaciente, aunque su voz tenía un tinte de tristeza difícil de explicar—….

Él lo miró fijamente en un intento por despertar, pero el gesto duró muy poco ya que resopló antes de verse tan cansado como antes.

—…porque eres un idiota.

Yuriy afiló la mirada en respuesta y casi pudo jurar que tuvo un pequeño tic en la ceja. Por un estúpido momento pensó que iba a decirle algo importante, pero que aplastara su esperanza atrajo un aura casi fantasmal.

—Además…—dijo Kai bajito, con los ojos cerrados— .Tú…creo que, en verdad me g…

Sin poderlo evitar, Yuriy abrió grandes los ojos mientras su corazón empezó a palpitar salvaje. No le importó que las palabras terminaran arrastrándose, porque para escucharlas terminó acercándose tanto, que invadió su espacio personal.

—Dime —pidió suave, al mover a Kai cuando dejó de hablar.

—¿Uh? —musitó una vez abrió de nuevo los ojos.

—Termina lo que ibas a decir ¿Yo qué?

—Eres un idiota.

—Eso no. Lo otro —gruñó Yuriy tras acunar su rostro, para mantenerlo centrado.

—Nh…—suspiró— .Tú me g…

—….

Quizás Ivanov estaba pidiendo demasiado. Su vida siempre había sido complicada, así que esta situación no podía resolverse con facilidad, porque al final Kai se apoyó en su hombro y se quedó dormido.

—Hey…—llamó pero era inútil, Hiwatari no iba a despertar. Normalmente se sentiría frustrado por no conseguir la información, pero no pudo evitar mirarlo de reojo, mientras subió las manos por sus brazos hacia los hombros—.Hiwatari —intentó otra vez, mientras lo empujó suavemente hacia atrás. Casi parecía que lo abrazaba, pero lo único que pretendía era acostarlo en el futon para poder terminar con esa inexplicable ansiedad. Obviamente nada de eso no explicaba porque terminó sobre él.

Esta era la persona que últimamente lo descontrolaba sin la necesidad de estar cerca, que sin proponérselo entraba en su piel y volcaba su mundo. Actualmente era la persona que estaba mostrando un lado vulnerable, que nunca creyó tener la oportunidad de ver. Quizás esta situación no fue planeada, pero el simple hecho de quedar inconsciente demostraba un tipo de confianza difícil de explicar.

Para los rusos no era cualquier cosa, así que antes de siquiera advertirlo, se inclinó un poco más cerca. Kai seguía dormido, su pecho subía y bajaba lentamente. Casi hipnotizado permitió que sus labios se rozaran sin tocarse del todo.

Yuriy…

…su cuerpo se congeló, pero era por culpa de esos delgados labios que recitaron su nombre de esa manera. Inquietó e increíblemente nervioso, se sonrojó sin aviso. La parte más terca de su subconsciente quería fingir demencia, pero ya no quería seguir mintiéndose a sí mismo.

Cuando se sentó a su lado, miró el techo. Se había quedado sin excusas. Estaba tan jodido, que su corazón no iba a palpitar más despacio, pero entre la apacible expresión del ruso-japonés, Ivanov se encontró mirando nuevamente sus labios. Resultó tan estúpido que al final se rio.

Demonios.

La séptima señal fue al día siguiente, en el parque de diversiones. Toda la palabra estaba mal, porque Yuriy no era el tipo de persona que disfrutara de las multitudes, mucho menos de quienes intentaban "contagiarlo" con alegría y felicidad.

—Hn.

Claro que decir que vino a ese lugar sólo para cuidar de Hiwatari, sería estúpido, así que no lo haría. Gracias. Pero eso no evitó que mirara a Kai, ya que Los ex-Blade Breakers prácticamente lo arrastraron todo el camino hacia el parque, sin importarle su aturdida apariencia.

Fue tanta su insistencia, que Yuriy tuvo echarlos de la habitación cuando el bicolor comenzó a quitarse la ropa frente a todos. A Kai no pareció importarle, arrojó la camisa al suelo por lo que el pelirrojo pudo ver la pálida y nívea piel de su espalda, y el camino de la columna. Cuando empezó a quitarse los pantalones, Yuriy giró. Si se sonrojó, fue porque seguía dormido.

Quizás Kai había dicho que no iba a volver a Rusia, pero eso no significaba que no le preocuparan las heridas que había dejado Zeus.

—¿Estás bien? —preguntó Hilary cuando el bicolor bostezó.

—S-si —respondió Kai con un nuevo bostezo.

—¿Seguro estas bien viejo? —insistió Tyson tras acercarse— .Has estado durmiendo mucho, ¿No estarás enfermo?

—Estoy bien —repitió con un gesto que le restaba importancia al asunto— .Voy al baño.

Pendiente de la conversación, Yuriy se movió sin perder detalle del muchacho que se tambaleó. Honestamente no estaba preocupado, sólo estaba siendo precavido. Tuvo que repetírselo como un mantra hasta que chocó intencionalmente con él.

Hiwatari definitivamente no estaba bien, ni siquiera lo vio venir.

—Te ves terrible —señaló el pelirrojo con las manos alrededor de su cintura, para que no se cayera.

Kai parpadeó en incomprensión, pero lo único que hizo fue moverse un poco. No dijo nada, ni dio señales de molestarle la escasa distancia entre ambos. Era una cálida presión que hubiera distraído a Yuriy, sino fuera porque el bicolor no lo miraba.

—¿Uh? —masculló Yuriy curioso de su mutismo. Iba a girar para ver qué era lo que tanto le llamaba la atención, pero Kai lo empujó con suavidad para que lo soltara.

Curioso lo siguió de cerca, hasta que abrió grandes los ojos. Hiwatari había recogido la foto que Julia le había dado, por lo que se acercó y se la arrebató.

—Hey —se quejó Kai antes de girar y recuperarla. Yuriy frunció el ceño y eso ocasionó que el otro se mostrara mucho más despierto que antes.

—Tks…—chasqueó Ivanov antes de señalar la foto que sostenía.

—Es mío.

Tal vez Yuriy se había equivocado, dudoso volvió a mirar para cerciorarse que no fuera suya. El ángulo era diferente, pero tenía la misma calidad lluviosa y ese efecto distorsionado por el agua.

¿Julia se le habría dado?

—¿Sabes lo que es? —tanteó Yuriy— .Porque no parece tener sentido.

Señaló tras tomar la foto con más gentileza, para que no se pusiera a la defensiva.

—No —respondió Kai.

—Es interesante —prosiguió en busca de algo más— ¿De dónde la sacaste?

—Apareció —dijo al recuperar la imagen.

—¿Apareció? —repitió Yuriy escéptico mientras volvió a quitarle la foto, para tener toda su atención.

—Sí, apareció —dijo con firmeza— ¿Por qué te importa?

—No me importa —aseguró el pelirrojo frente a la curiosa expresión del bajito.

Cuando el viento sopló, se llevó la foto consigo. Kai intentó recuperarla, pero una baranda blanca (que evitaba que los niños o algún distraído cayera), frenó su avance. Cuando se apoyó en ella, Yuriy pensó que iba a saltar.

—¡Oye! —gritó Hiwatari, pero el ruido de las maquinas lo opacaron.

Ellos estaban en una pequeña "colina", así que Yuriy tuvo que acercarse para ver que en la parte baja había una chica sentada en una banca, con un libro en las manos. Ella recogió la foto, pero por su expresión supo que tampoco le encontró sentido. La muchacha incluso la movió de un lado a otro, como si buscara el ángulo correcto, pero desistió cuando un grupo de chicas se acercó. Desde la distancia, la vieron sonreír y usar la foto como separador de páginas; luego guardó el libro en su bolso y se alejó con sus amigas.

—Oh bueno, ¿Qué se le puede hacer? —dijo Yuriy. Desinteresado se encogió de hombros, dispuesto a alejarse.

—Vamos —ordenó Kai al tomar su mano, para obligarlo a moverse.

—O-oye —se quejó apenas terminó corriendo tras la muchacha.

Podía soltarse si quería, en su estado Kai no tenía la fuerza para detenerlo, pero Yuriy no hizo nada de eso porque al bajar la mirada, vio sus manos juntas. El ruso-japonés no llevaba los guantes, la bufanda o la chaqueta, tenía una camisa negra y a Dranzer y el lanzador en sus respectivos estuches. Pero quizás lo importante era que Yuriy tampoco llevaba guantes, porque no pensó que tendría que luchar hoy. Esta era la primera vez que se tocaban directamente, era un pensamiento pequeño pero que lo persiguió mientras Hiwatari lo arrastró hacia la montaña rusa.

—¡Oigan, esos puestos están ocupados!

Fue una frase que se repitió más veces de las que debería ser posible. Ambos se adelantaron en tantas filas, que recibieron un montón de reclamos y quejas. Eso obviamente no los detuvo, así que quedaron de cabeza entre gritos eufóricos, curvas mortales y tétricas bajadas. La primera atracción los dejó despeinados, pero antes de poder sobreponerse, Kai exclamo un "¡Ahí esta!"

Sin dudar su mano fue atrapada, para ir hacia los carritos chocones. Yuriy apenas pudo parpadear algo desubicado, mientras se dejó guiar entre las personas y los pequeños puestos. Toda la situación era extraña, pero esa faceta impulsiva (que no conocía del todo bien) lo hizo sonreír. Con cuidado sujetó la mano del bicolor un poco más fuerte, dispuesto a ver hasta donde llegaba ese curioso evento.

Al final se subieron a las tasitas de té, a la rueda y a tantas maquinas, que Yuriy perdió la cuenta de las veces en las que quedaron de cabeza, mareados y con el corazón bombeando con fuerza por los golpes de adrenalina. Quizás fue esa mezcla de emociones las que hicieron que perdieran de vista su objetivo. Nunca pudieron estar lo suficientemente cerca, así que ahora no sabían a donde ir.

—Hn —resopló el bicolor, mientras buscaba a la muchacha con la mirada, desde una banca.

—Ya olvídalo, la perdimos, no hay nada que hacer —dijo Yuriy, indiferente a su fastidio.

—La habría alcanzado, si me hubieras dejado subir a la montaña rusa.

—Ya te lo dije, no íbamos a subirnos ahí cuatro vez —repuso sin mirarlo. Había colocado los brazos en el respaldar de la banca, para tirar la cabeza hacia atrás, algo cansado con la acusación.

—Nh —masculló Kai.

Yuriy podía leer algunos de sus silencios, no era un experto, pero se vio obligado a aprender porque el estúpido Hiwatari hablaba poco. Él evidentemente no estaba conforme con la situación, la foto era importante aunque desconocía el motivo. Distraído, la mirada del pelirrojo viajó por todo el lugar, hasta que se centró en un punto en particular que lo hizo sonreír ligeramente.

—Vamos allá —señaló con la mirada fija en la máquina, que los alzaba en el aire y los dejaba de cabeza. A cambio, Kai se asomó para poder ver.

—Ella no está ahí —dijo con obviedad.

—Ya se —respondió Ivanov sin mirarlo. El comentario lo hizo arrugar la nariz en un gracioso gesto, en el que intentó disipar su propia incomodidad.

Al principio Kai dudo, pero un par de segundos después pareció darse cuenta de la extraña situación. Para Yuriy fue inquietante esperar por su respuesta, porque sintió el corazón latir un poco más rápido.

—Vamos —accedió con sencillez. A cambio su capitán sonrió levemente, antes de incorporarse y caminar a su lado.

—No vas a gritar otra vez ¿verdad? —molestó Yuriy con una sonrisa insolente.

—No he gritado —gruñó Kai— .Creo que me estas confundiendo contigo Ivanov, si te dan miedo las alturas, siempre podemos ir a los juegos de niños.

—Tks, para alguien que casi se cae por estar mareado, suenas muy confiado.

Envueltos en una plática "suave", llegaron a la fila. En ningún momento dejaron de insultarse, en realidad en un par de ocasiones tropezaron y causaron un par de accidentes (hicieron que una niña tirara su helado, que otro soltara su globo, e incluso que una pareja distraída terminara peleando) Pero esa agradable atmósfera, era una de las cosas más divertidas que habían hecho juntos. Tal vez por eso olvidaron por completo cual era la misión.

Aunque en la cafetería todo cambio. Algunas personas los observaban con mal disimulado interés, pero era la misma expresión que adoptaban los fanáticos al reconocerlos. Yuriy los ignoró mientras bebía su gaseosa, pero Kai miró en un punto en particular.

—Es ella —comentó lo suficientemente alto, para que el otro escuchara.

Yuriy lo miró sin entender, así que debió moverse en la silla para ver al grupo de chicas tras su espalda. Ellas estaban a dos mesas de distancia y en realidad sería difícil no verlas, considerando todo el ruido que estaban haciendo.

—Ve a pedirle la foto —indicó despreocupado, una vez volvió a su gaseosa.

—Da (si) —musitó Kai antes de incorporarse. Apenas y se había alejado, cuando se detuvo. Yuriy tuvo que moverse para ver cuál era el problema.

—Disculpen…—dijo la bonita pelinegra al acercarse junto con sus amigas. Ella era quien tenía la imagen— .Ustedes son de los Blitzkrieg Boys ¿Cierto? Ivanov-Kun y Hiwatari-Kun.

Kai asintió y en respuesta ellas chillaron de emoción. Cuando intentó hablar, las palabras no salieron porque la muchacha que estuvo persiguiendo (como un acosador), se acercó tanto que tuvo que irse hacia atrás.

—Yo soy una GRAN fan tuya Hiwatari-Kun —aseguró con voz sexy— ¿Les molestaría si nos sentamos?

—Nh…no.

—¡Genial! Iremos por algo de beber y ya volvemos —dijo una de ellas luego de jalar a su amiga, para que dejara de hostigar al blade luchador.

Sin nada más, el grupo se alejó entre risitas y cuchicheos. Kai parecía casi aliviado de poder recuperar su foto, pero cuando se sentó, sintió una fría mirada encima.

—¿Qué? —le preguntó a Yuriy.

—¿Por qué es importante la foto? —dijo al dejar su gaseosa de lado, en un intento por fingir desinterés del asunto— .No sabes lo que es ¿Por qué tomarse tantas molestias en recuperarla?

La chica obviamente estaba interesada en él, pero el mutismo ajeno le hizo ver que Kai no iba a hablar. Molesto, Ivanov colocó la gaseosa en la mesa, se puso de pie y lo jaló por el cuello de la camisa para que lo siguiera.

—¿Qué harás si a cambio te pide algo?

—¿Cómo qué? —preguntó Kai tras enarcar una ceja, sin entender a donde quería llegar. Eventualmente trató de alejarse, pero la mano que lo sostuvo con brusquedad lo impidió.

—Ella estaba así de cerca —comenzó Yuriy al sujetar su rostro con una mano. Su voz bajo sutilmente, y sus palabras dejaron de ser frías y acidas, porque cuando quiso darse cuenta sus ojos bajaron hacia sus labios.

—Eso no quiere decir que la deje acercarse más —aseguró Kai con el mismo tono de voz.

—¿Vas a jugar con los sentimientos de una niña, por una estúpida foto?

Habían pasado todo el día juntos, pero no porque Hiwatari realmente quisiera sino porque necesitaba ayuda para recuperar la imagen. Su mente lo repitió, aunque sabía que era mentira. Kai no permitiría que nadie se involucrara en sus asuntos, a no sé qué lo quisiera. Últimamente había visto facetas tan diferentes, que inconscientemente se inclinó para rozar sus labios.

—¿Qué…? —masculló Kai.

—Awwww

—Te dije que estaban juntos Amy, pero nunca escuchas.

Ese sonidito lastimero que rayaba en desilusión, logró que se apartaran. Ahí vieron a las chicas, pero no fue hasta que pudieron "descifrar" sus palabras, que sintieron un fiero rubor en las mejillas.

—No estamos juntos —dijeron a la defensiva.

—Aja —dijo una de ellas con escepticismo.

No hubo necesidad de nada más, Kai chasqueó la lengua y giró sobre los talones. Yuriy lo vio alejarse, pero sólo pudo resoplar ruidosamente. Quizás lo presionó demasiado, pero nadie podía culparlo, había estado tan cerca de besarlo que su cerebro entró en corto circuito.

—Lamentamos haber interrumpido —dijo Amy (la chica de la foto)

—Hn —gruñó Yuriy— .Hiwatari perdió una foto, creemos que tú la tienes.

Ella parpadeó en incomprensión, por lo que el ruso hizo un gesto vago donde señaló su bolso.

—En tu libro.

—Oh —dijo antes de buscarlo entre sus cosas— ¿Es esta?

—Sí, gracias —contestó Yuriy sin ninguna emoción en la voz.

—Uh…sino están saliendo, ¿Me podrías dar su número?

Con la imagen en la mano, Yuriy la miró un segundo, sólo uno, porque en realidad no había nada en que pensar.

—No —respondió— .Pero gracias por la foto.

Sin nada más salió corriendo. La verdad que tanto se negaba a ver, lo estaba envolviendo y antes de siguiera pensarlo, una boba y estúpida sonrisa curvó sus labios. Había pasado toda la tarde "ayudándolo" a encontrar la estúpida foto, una que también oprimía su pecho. Preguntar cosas como ¿Por qué es importante? ¿De verdad no sabe lo que es? O ¿Quién se la dio?, no parecía relevante. Lo único cierto es que esto haría feliz a Kai y él no dudaría en hacer lo que fuera necesario, para que eso ocurriera.

—Espera estúpido Hiwatari —llamó Yuriy antes de sujetar su brazo y colocar la foto frente a sus ojos. La sorpresa del bicolor fue tan grande, que su inquebrantable porte se rompió— .No fue difícil.

Cualquier comentario sarcástico que pudiera tener, o las palabras que quisiera decir murieron en su garganta, porque Kai sonrió y eso hizo que una graciosa sensación creciera en su pecho. Al final Ivanov miró a otro lado, por sentirse extrañamente avergonzado.

—¿Te pido algo a cambio? —preguntó Kai sin ese porte neutro. Su expresión era casi… ¿Alegre?

—No —mintió Yuriy sin ser consiente del rubor que cubrió sus mejillas, aun mientras intentaba lucir apático.

Kai no pareció notarlo, pero esa bonita expresión se perdió cuando arrugó las cejas y empezó a buscar a alguien.

—Ivanov, préstame tú celular —pidió con voz firme, en un tono más acorde a su personalidad.

—¿Por qué? —indagó con duda, pero de todas maneras metió las manos en los bolsillos para buscarlo.

—No traje el mío.

Dudoso, le entregó el aparato mientras comenzaron a caminar. Era hora de irse por lo que los demás equipos se estaban reuniendo. Kai no les prestó atención, empezó a marcar sin mirar por donde iba. No era extraño que tropezaran tanto, pero el motivo de su distracción tenía nombre:….

—Mariam…—dijo Kai luego de unos segundos, en los que Yuriy se detuvo.

Que el estúpido Hiwatari se supiera el número de memoria no era extraño, después de todo se trataba de su novia, pero eso sólo empeoró el asunto.

—¡Yuriy! —cantó alegre Julia al prenderse de su brazo— .Mira lo que compre.

Contenta señaló la bolsa de dulces, que Ivanov ignoró. Su atención yacía en el bicolor que se perdió entre los demás blade luchadores.

—¡Hey! —se quejó Julia apenas Yuriy le arrebató los dulces y sacó unos— .Consigue los tuyos, ¿Qué pasa contigo?

De inmediato le quitó la bolsa, sin importarle que Ivanov chasqueara la lengua. Él la ignoró apenas apuró el paso, para intentar llegar con Kai. No fue algo que pasara por alto, así que la rubia se metió unos dulces a la boca y lo siguió.

—¿Qué es? ¿Se pelearon? —tanteó mientras Bryan la alcanzó y le dio un besito en la cabeza.

—No —respondió Yuriy con un frio tono de voz. A duras penas y notó a Kuznetzov, y a los dulces que su novia le entregó.

—¿Kai tiene tu celular? —preguntó Bryan.

—Si.

—¿Por qué? —preguntó Julia.

—Porque necesitaba llamar a Mariam —dijo Yuriy. Sólo con eso, ella pareció entender su mal genio.

—No significa nada —aseguró — .Mariam no pudo venir porque está enferma, me sorprende que no llamara más temprano. ¿Qué estuvieron haciendo todo el día?

El pelirrojo no respondió porque finalmente estaba lo suficientemente cerca de Kai, como para poder escuchar.

—¿Necesita que le lleve algo? —preguntó Kai antes de internarse en una vía despavimentada. Los árboles que la cercaban servían como barrea contra el viento, pero intensificó el ruidoso traqueteo de sus ramas— .De acuerdo, iré más tarde.

—¡Waaaaa!

—¡YURIY, BRYAN! —gritó Julia cuando ambos rusos cayeron por una pendiente. Fue una suerte que una pequeña saliente frenara la caída, o los 30 metros que los separaban del suelo hubieran sido mortales.

Los demás blade luchadores se reunieron en el borde de la carretera, para ver hacia abajo. Ahí encontraron a Bryan gritándole a su capitán, mientras ambos intentaron incorporarse entre los arbustos y el cuerpo que cayó cerca.

—¡¿Cuál es tú maldito problema!? —exclamó el pelilavanda al darle un golpe en el brazo. No tan fuerte como para causar una pelea, pero lo suficiente para que Yuriy se sobara

Ivanov no era distraído, caer no sólo resultó aterrador sino estúpido ¿En qué demonios estaba pensando?

—Yeb (maldición) —gruñó Yuriy bajo la atenta mirada de su amigo, que terminó distrayéndose con los blade luchadores arriba de su cabeza.

Un par de segundos después, el celular de Bryan sonó.

—"¡¿Están bien?!" —gritó Julia asustada— "¡¿Te lastimaste?!"

—Todo está bien, no me lastime —aseguró Bryan— .Estamos bien, pero te llamo en un segundo, tengo que matar a Yuriy.

—"Está bien. Dale un golpe de mi parte" —accedió Julia con un ligero tono de incomodidad.

Sin nada más, Kuznetzov colgó y volvió a darle un golpe en el brazo. Luego hizo lo mismo otras dos veces.

—Ay, ya basta —se quejó Yuriy.

—Por idiota —regañó Bryan— .Ahora habla, ¿Qué pasa contigo? Ser distraído no es algo tuyo.

—No es nada.

—Mira, normalmente no es mi problema pero casi morimos, así que habla o tendrás a Julia detrás de ti y créeme, no voy a detenerla esta vez.

—¿Cuándo exactamente la has detenido?

—Imagina lo que has vivido con ella, pero peor —sonrió Bryan y el pelirrojo resopló, antes que una pequeña sonrisa curvara sus labios.

—Yo…no se —masculló de mala gana y sin mirarlo.

—¿Por qué no hablas con Kai?

—Él ya está con Mariam.

—No según Julia.

Apenas Yuriy rodó los ojos en incredulidad, Bryan se llevó una mano a la nuca para aflojar la tensión.

—He visto a Kai y Mariam juntos, pero no parecen una pareja —aseguró — .Él sonríe más contigo.

—Sí, claro.

—Eres muy testarudo y algo idiota para verlo —resopló Bryan de manera dramática, sin importarle los fríos ojos que lo fulminaron— .No me mires así, casi me muero por tu culpa, lo mínimo que puedes hacer es tomar enserio mis palabras. Si no me crees mira las pequeñas señales.

Eso fue quizás lo último que su amigo dijo, antes que una soga fuera lanzada. Subir no resultó particularmente difícil, pero al llegar a la cima buscó a Hiwatari de manera inconsciente, también fue estúpido porque se sintió desilusionado de no encontrarlo.

Para distraerse, se centró en el camino hacia la posada. Fue un recorrido aburrido, especialmente por el interrogatorio al que se vio sometido. Dios, él también cometía errores, supérenlo. Un ácido y oscuro comentario, bastó para que los demás equipos lo dejaran tranquilo.

—Demonios —refunfuñó Yuriy al azotar la puerta de su habitación con tanta fuerza, que el ruido resonó en el aire. Un par de segundos después, la puerta volvió a abrirse y entró una de las personas que menos quería ver— .Ah genial.

¿Por qué Boris no sólo aparecía? Así los tres podrían tomar el té.

—¿Qué quieres Tyson? —preguntó con voz cortante— .No vez que acabo de sufrir un trauma, necesito descansar —ironizó.

—Sera rápido —aseguró el peliazul antes de tomar aire y encararlo con firmeza— ¿Te gusta Kai?

Así de la nada soltó una bomba, sin ni siquiera inmutarse. Tyson se veía serio y determinado, debía ser parte de la influencia de Hiro y su propia naturaleza fiera y decidida. Receloso, Yuriy se movió con cuidado para analizar cual debería su próximo movimiento.

—¿Qué?

—Me entere que Kai no va a volver a Rusia —dijo Tyson— .Pero tú actúas como si….

—¿Cómo sí qué? —presionó Yuriy al verlo titubear.

—No actúas como un capitán normal —insistió Tyson— .Tampoco lo miras como a un jugador.

—Por favor, como si tú pudieras hablar —resopló— .Lo persigues por todas partes y lo tocas apenas encuentras la oportunidad.

Esta vez Tyson abrió grandes los ojos y se sonrojó con fuerza. Yuriy se sintió casi satisfecho de haberlo desequilibrado con tan poco.

—N-no estamos hablando de mí —señaló Tyson con el ceño fruncido.

—¿De que estábamos hablando exactamente? No has dicho nada.

—Aléjate de Kai.

—¿O qué? —retó Yuriy con un tono peligroso, que no inmutó a Kinomiya pues se acercó con pasos fieros y determinados.

—Déjalo —ordenó Tyson al empujarlo suavemente. Eso fue lo único que necesitó para desencadenar una guerra.

Ambos terminaron luchando en el suelo, ya que la provocación y su propio estado volatín, se desataron sin tregua.

—Esto ya no es cortesía entre capitanes —dijo Tyson al colocarse encima— .Seré franco contigo, iré detrás de él, no me importa si te metes en mi camino, Kai volverá conmigo.

Yuriy no tenía duda que esto era algo mucho más grande a que querer a un buen jugador. Tal vez no era una sorpresa que Kinomiya estuviera interesado románticamente en Kai, pero el pelirrojo afiló la mirada con un tinte homicida, que prometía un desenlace violento.

—….

Aun así, cualquier plan que tuviera cesó cuando la puerta se abrió. La expresión sorprendida de Kai fue visible durante un largo instante, antes que volviera a cerrar con fuerza.

—Demonios —gruñó Yuriy al quitarse a Tyson de encima, para ponerse de pie y correr hacia la puerta— ¡Kai!

Llamó apurado, aunque no tuvo que ir muy lejos porque lo encontró al otro lado. El alivio lo hizo sonreír un poco, pero fue un gesto que desapareció apenas Kai frunció el ceño y con brusquedad, le entregó la bolsa que llevaba consigo. Prácticamente se la arrojó contra el pecho, pero antes de poder decir algo, Yuriy sujetó su muñeca y lo jaló. El movimiento fue fríamente calculado, ya que Tyson terminó junto a un espacio vacío donde antes estaba su amigo.

—Viejo —se quejó Tyson de mala gana— ¡¿Por qué tienes que ser tan agresivo?!

—¿Agresivo yo? —repitió el capitán de los Blitzkrieg Boys casi como no creyera lo que oía— .Hace un momento fuiste tú quien me atacó.

—Hombre, no era mi intención quedar encima. Además no te quejaste en ese momento.

—Hubiera dicho algo, pero me estaba aplastando el…

—¡Wow! —cortó Kai detrás de la espalda de Yuriy, donde el pelirrojo lo "escondió"— ¿Saben qué? No necesito escuchar esto. Arreglen sus problemas a solas y la próxima vez cierren la puerta.

Finalizó al soltarse. Yuriy sólo pudo rodar los ojos, antes de volver cerrar la mano alrededor su muñeca. No iba a perderlo de vista con Tyson cerca.

—Hn, deja de pensar cosas extrañas, ya te dije que no estamos juntos.

—Momento…—intervino Tyson, mientras Kai frunció el ceño algo mosqueado— ¿Quiénes están juntos?

A Ivanov no le sorprendía que él pusiera esa graciosa expresión de terror, porque el sentimiento era mutuo. Gracias.

—Nosotros —dijo Yuriy de mala gana; el sólo hecho de pensarlo le fastidiaba.

—¿Juntos como "juntos"?— preguntó Tyson bajo un mudo asentimiento. Eso sólo avivó el horror en su rostro— ¡Dios no! ¿Por qué piensas eso?

Hiwatari hizo un gesto escueto con la mano, para señalar la habitación. Tyson al principio no dio señales de entender pero apenas lo hizo, se sonrojó. Yuriy se preguntó si le avergonzaba que Kai hubiera escuchado, pero cualquiera que fuera la razón, no ayudaba a aclarar el asunto.

Idiota.

—No-estamos-juntos —deletreó Yuriy por la expresión escéptica de Kai.

—Mira, está bien. No le diré nada a nadie, (a quien se lo contaría de todas maneras) —masculló el bicolor. Eventualmente quiso soltarse, pero lo único que consiguió fue ser jalado más cerca.

—¿Por qué demonios eres tan testarudo? —gruñó Yuriy ahora enojado— ¿Por qué diablos te mentiría?

Quizás no se decían toda la verdad, pero aun así no se mentían y eso pareció hacer el truco, porque Kai dejó de forcejear.

—Disculpen…—dijo Tyson a modo de llamar su atención, porque aparentemente había desaparecido del lugar— .Yo también tengo voz aquí y puedo asegurarte que de ninguna manera en el infierno, somos pareja.

Esa era una graciosa manera de negar su relación, también era algo ofensiva, pero Yuriy se había expresado de manera similar así que no se lo tomó de manera personal. Mas, al darse cuenta que Kai no tenía intenciones de escapar, se relajó un poco. Se podría decir que volvió a su estado indiferente y casi apático.

—Entonces… ¿Qué haces aquí Tyson? —preguntó Kai.

—Venía a hablar contigo.

—Ahora no, vete —dijo Yuriy. Sin delicadeza arrastró al bicolor hacia la habitación, con el otro tras la espalda.

—Debes estar bromeando, ¿Por qué no puedo hablar con él ahora?

Dispuesto a detener a su amigo, Tyson apresó de la extremidad libre. Así que ahí estaba Kai Hiwatari, en la mitad de un par de idiotas que lo sujetaban de los brazos.

—¿De qué se trata? —preguntó Kai con un tono de aburrida indiferencia. Era lo único que podía hacer frente a la ridícula situación, de hecho parecía casi resignado.

—Es sobre volver al equipo —dijo Tyson, impasible a la fría mirada que Ivanov le dedicó— .Sé que Hiro lo mencionó, pero también sé que no te gusta ser suplente, así que creí que sería mucho más emocionante si realizamos un pequeño torneo.

Cuando Kai enarcó una ceja, Tyson supo que tenía toda su atención. La sonrisa autosuficiente que curvó sus labios, demostró que fue el turno de Yuriy de desaparecer. No era una sensación agradable, mucho menos cuando el bastardo jaló a Kai mas cerca, seguramente para llevárselo a un lugar donde pudieran hablar con calma.

—¡Tyson! —llamó Julia junto a Bryan.

Aprovechando la distracción, Yuriy le "arrebató" al ruso-japonés. Ambos quedaron tan cerca, que Kai apoyó una mano contra su pecho para mantener la distancia.

—Tyson —repitió Julia para mantenerlo centrado y evitar que se acercara a los rusos— .Hilary te está buscando.

—No se veía muy contenta —secundo Bryan.

—¿Qué? Pero si no he hecho nada.

—Si fuera tú, no esperaría que el problema sea más grande. Ve a preguntarle qué quiere —aconsejó la blade luchadora.

—Sí, ya sabes cómo son las mujeres ¡Ay! —se quejó Bryan, por el codazo en las costillas— .Aun estoy herido ¿Sabes?

—Son sólo rasguños —repuso Julia.

Mientras "discutían", guiaron a Tyson por el pasillo. Nadie mencionó que Yuriy y Kai prácticamente se estaban abrazando, pero apenas la distancia entre ellos se hizo más larga, el bicolor se alejó despacio. Ninguno de los dos habló, de hecho Hiwatari le dio la espalda y entró al cuarto. Eso le permitió a Yuriy examinar la bolsa que el otro le había arrojado. Adentro había vendas, curas, algodón y algo de alcohol. La sorpresa que lo hizo abrir grandes los ojos, mientras su respiración se enganchó.

—¿Compraste esto para mí?

Kai se detuvo de repente, incluso podría decir que se tensó, pero cuando lo miró sobre el hombro, casi podía jurar que se sonrojó.

—Algo así —murmuró pero Yuriy lo escuchó. Por eso lo único que pudo hacer fue seguirlo al interior de la habitación, donde cerró la puerta tras la espalda— .Siéntate, y quítate la camisa.

Ordenó Kai antes de ir al baño. Ivanov masculló un "no me des órdenes" pero obedeció. Ahí esperó, hasta que lo vio salir con una toalla húmeda y un vasito con agua en la mano.

—Dame la bolsa —pidió Kai al sentarse, mientras el pelirrojo se la entregó sin decir nada— .Eres un idiota, ¿Cómo te caíste?

—Tks, no necesito un sermón —áspero mientras el bajito sacó las cosas de la bolsa y las dejó a un lado— .Además, eso no tiene nada que ver contigo así que metete en tus propios asuntos.

Era una actitud inusualmente agresiva hacia la persona que estaba cuidando sus heridas, pero lejos de tomárselo como algo personal, Kai colocó la toalla sobre su pecho y comenzó a limpiar antes de aplicar el alcohol. Ese tipo de indiferencia no le gustaba a Yuriy, por lo que frunció el ceño y miró a otro lado. No quería pensar en el motivo por el cual casi pierde la vida porque era tan estúpido, como admitir que fue por escuchar las conversaciones entre el agresivo muchacho y su novia. Por eso afiló la mirada y respiró hondo, mientras intentaba ignorar el leve rubor que amenazaba con cubrir sus mejillas.

—Ten cuidado idiota —dijo Yuriy cuando el otro presionó el algodón con más fuerza de la que debía. Su herida ardió, así que miró a ese par de orbes carmín, que seguían igual de indiferentes que siempre.

—No seas llorón —dijo Kai al volver su atención a lo que hacía. No le tomó mucho tiempo, por lo que lo siguiente que el ruso sintió fue la presión de una curita en la mejilla— .Date la vuelta.

¿Por qué le hacía caso? Arisco Yuriy se movió un poco. Le dolía terriblemente la pierna, el brazo y la espalda, pero no mostró señales de incomodidad mientras giraba. Una vez se acomodó, sintió el suave roce de la toalla y en algunas esporádicas ocasiones, la leve caricia de sus dedos sobre la piel. Para recobrar la compostura, Yuriy bufó por lo bajo y rodó los ojos.

Un par de segundos después, una sonrisa curvó sus labios. Yuriy se había lastimado en muchas blade batallas y aunque el ruso-japonés se mostraba interesado a su ruda y tosca manera, esta era la primera vez que hacía algo como esto. El alcohol ardía como el infierno, pero el pelirrojo no pudo evitar deshacerse en ese sentimiento. Él no quería perderse entre las accidentadas caricias, pero fue lo que hizo hasta que Kai dejó de tocarlo. Volver a la realidad se sintió como un tirón, uno que lo hizo girar despacio ver a Hiwatari guardar de nuevo las cosas.

Kai después alzó una mano con la palma hacia arriba, para que le entregara algo. Saber lo que quería no fue difícil, debido a la venda que sostenía en la otra mano. Yuriy resopló, antes de entregarle su propia mano.

—Kai…

Guiado por ese sentimiento Yuriy lo llamó. Los bonitos ojos carmín tuvieron un tinte de sorpresa, apenas se alzaron para encontrar los suyos.

—¡Es hora de cenar! —gritó Daichi al entrar sin llamar. Luego sólo dejó la puerta abierta y salió corriendo.

—Voy por hielo —dijo Kai con calma, apenas terminó de vendarlo.

—Hn —musitó Ivanov.

El bicolor salió del cuarto, pero no pasaron ni dos minutos cuando Tyson apareció. Él no entró, buscó a Kai con la mirada y cuando no lo encontró, sonrió satisfecho. Quizás Kinomiya envió a Daichi para que interrumpiera, ese….

—¡Ay! —se quejó en cuanto intentó ponerse de pie.

Su espalda dolía más de lo que quería admitir. Había sido descuidado, no sólo se lastimo sino que luego luchó con Tyson y no contento con ello, corrió para alcanzar a Kai. Sonaban como cosas pequeñas, pero ahora que la adrenalina había desparecido aduras penas y podía moverse. Despacio fue a buscar la mochila de Kai. Se quejó en todo el camino, por lo que vagamente se preguntó si se había desacomodado una vértebra. Honestamente no sería lo más extraño que le hubiera sucedido hoy.

—Hola Yuriy —saludo Julia junto al pelilavanda, que cerró la puerta tras la espalda— .Uhmm, Bryan me dijo que amortiguaste su caía así que… ¿Qué estas tomando?

Por fortuna, Hiwatari tenía agua embotellada así que no tuvo que pararse. Sin molestarse en responder, Yuriy alzó las pastillas. Cuando Bryan resopló, Julia los miró a ambos sin comprender.

—¿Así de mal? —preguntó Kuznetzov— ¿Cuántas te tomaste?

—Cuatro.

Sorprendido con la respuesta, Bryan fue a sentarse con él.

—Déjame ver —dijo su amigo para que le pasara las pastas.

—¿Qué pasa? —preguntó Julia al acomodarse a su lado.

—Nada —respondió Yuriy— .Todo está bien.

Su voz no era tan indiferente, incluso ella se dio cuenta.

—Tomó relajantes. Muchos relajantes —recalcó Bryan a modo de regaño.

—Debe estar adolorido, eso no es malo —dijo Julia sin comprender la inquietud de su novio.

—Deberías escucharla Bryan, ella si sabe.

Eso era casi un cumplido.

—Está agonizando —dramatizó Julia y Bryan se rio.

—Quizás sea un problema.

—Oye, ¿Qué piensas de Kai? —sonrió la rubia una vez lo comparó con alguien ebrio. En el instante en que Ivanov abrió los labios, la puerta se abrió y tres pares de ojos giraron para ver a Kai Hiwatari entrar— Hola Kai.

El bicolor los miró con duda, pero se acercó para colocar hielo sobre la rodilla de su capitán. A cambio el pelirrojo sonrió un poco y eso los congeló a todos.

—¿Hey, sabes? Se me acaba de ocurrir una idea genial, ¿Por qué no hacemos una pijamada? —propuso Julia con entusiasmo— .Sólo los tres, para que Yuriy descanse.

—No estoy interesado— dijo Kai al mirarla desde arriba. Sin nada más que agregar, ignoró el extraño planteamiento para darles la espalda y caminar hacia su mochila. Estaba más acostumbrado de lo que pensaban a la efusividad femenina y a las invitaciones fuera de lugar.

En silencio recogió las pastas y el agua, y las guardó de nuevo en la mochila. En ningún momento pareció darse cuenta que Yuriy siguió sus movimientos con inusual interés.

—Pero…—empezó Julia y eso hizo que Hiwatari girara con duda. Ella y Bryan sabía que no podían empujar su suerte, o él se daría cuenta que algo extraño sucedía.

—Nos vamos —dijo Kuznetzov cuando se puso de pie y jaló a la blade luchadora para que lo acompañara.

Fuera del cuarto, ambos miraron la puerta con incertidumbre.

—¿Crees que este bien dejarlo solo? —preguntó Julia una vez empezaron a caminar.

—No hay nada que podamos hacer, Yuriy sabía lo que iba a suceder si se tomaba los relajantes —respondió Bryan— .Además se quedara dormido en un segundo.

—Supongo que tienes razón —dijo antes que ambos se perdieran por el pasillo.

En la habitación del capitán ruso, Yuriy vio a su compañero moverse sin saber lo que hacía. Pudieron haber pasado horas, pero cuando esos bonitos ojos carmín lo miraron, sólo pudo sonreír. A cambio Kai lo imitó.

Tan lindo.

—Ivanov…—llamó— ¿Estas bien? ¿Cuántas pastas te tomaste?

—¿Nh?

—Concéntrate, ¿cuantas te tomaste?

—Nié znáyu (No sé) —masculló sin ganas. Su voz sonaba torpe y perezosa, pero esos intentos de palabra consiguieron que Hiwatari frunciera un poco el ceño.

—¿Cómo que no sabes? —dijo más para sí mismo que para alguien más. De todas formas no valía la pena insistir, sólo quería estar seguro que podría irse y el pelirrojo estaría bien— .Voy a salir, descansa Yuriy.

—….

Su nombre.

Mas dormido que despierto, Yuriy aprovechó la cercanía para apoyar la cabeza en su hombro El gesto aunque inesperado, no logró alterar a Kai demasiado, lo único que consiguió fue que colocara las manos en sus brazos para mantener el peso. Después lo empujó un poco para apartarlo.

—¿Eh? —dijo Kai cuando el pelirrojo se apoyó más en él, mientras un par de diestras manos rodearon su cintura.

Yuriy podía sentirse pesado y su mente ser un caos, pero si se tratara de otra persona su sentido de supervivencia lo habría mantenido alejado, porque así fue como se crió. Pero se trataba de Kai, así que lo empujó hasta que se fue hacia atrás y ambos terminaron en el suelo.

—Oye… —intentó Hiwatari al intentar apartarlo— .Si vas a dormir ve a tu futon.

Ivanov estaba casi sobre su cuerpo, también tenía los brazos alrededor de la cintura, por lo que el bicolor arqueó ligeramente la espalda. Sinceramente no era la mejor posición del mundo, especialmente cuando Yuriy escondió el rostro entre la curvatura de su cuello y el hombro. Pero fue ahí donde su adormilada mente empezó a notar pequeños detalles, como el calor de su cuerpo, los rítmicos latidos de su corazón y que Kai no lo empujó. Complacido, sonrió contra su cuello. Había pasado todo el día juntos, pero no fue sino hasta que dejaron de buscar la foto, que se dio cuenta que casi tuvieron una cita.

—Mío —dijo sin voz.

Era un pensamiento que no se permitía tener dos veces, pero que ya no podía ignorar. Este era el muchacho del que se había enamorado estúpidamente, no era un sencillo me gustas, o una atracción pasajera, era algo tan fuerte que sólo pudo abrazarlo (o al menos lo intentó) No lo dejaría ir, no quería. Por eso detestaba que lo ignorara, incluso que quisiera apartarlo de su lado. Al principio no entendía porque le afectaba tanto, pero todo estaba claro ahora.

—Mío —repitió y así se quedó dormido.

La octava señal ocurrió en el centro comercial. Luego de tener una "revelación" sobre sus sentimientos, uno pensaría que Yuriy se sentiría mejor, pero las cosas nunca eran fáciles para él. Ni siquiera había podido hacer un plan sobre su situación actual, porque sus amigos lo arrastraron al lugar para espiar a Kai y Mariam.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Julia con los brazos cruzados.

La plazoleta de comida tenía mueble cuadrados que permitía varias personas, por lo que eran perfectos para que los Blitzkrieg Boyz espiaran a la "feliz pareja"; incluso tenían binoculares y ropas oscuras.

Cuando Kai o Mariam se sentía observados, podían esconderse con facilidad aunque era más incómodo de lo que debería.

—Nadie te obliga a quedarte —dijo Ian sin mirarla— .Puedes irte cuando quieras.

—Tks, necesitan mejores pasatiempos —áspero Julia— .Están a un paso de ir presos por acoso.

Ian y Spencer hicieron mala cara, pero antes de poder agregar algo más, Bryan se sentó junto a la chica y le entregó un refresco. Sus compañeros prácticamente lo jalaron antes que alguien lo viera. No porque estuvieran cerca, pero era mejor prevenir

—Entonces… ¿Qué estamos haciendo? —repitió Julia luego darle un sorbo a su bebida.

—Ya te lo explicamos —respondió Spencer.

—Sí, pero no entiendo, ¿Cómo ayuda esto a que Kai vuelva al equipo?

—Tenemos que separarlos, así volverá —dijo Ian.

Julia se encogió en su puesto, ya que debían "ocultarse". Todos estaban doblados, así que subió los pies en el asiento y colocó las rodillas contra el pecho, en un intento por encontrar la posición adecuada.

—Ya…—dijo escéptica— ¿Y cómo van a hacer eso desde aquí?

—Muy fácil —repuso Ian.

Curiosa, se asomó para ver a Kai tomar su soda. Que Spencer llevara una cerbatana consigo no era lo más extraño del asunto, sino que al disparar derribó la soda del bicolor. El grandote definitivamente tenía buena puntería, porque Mariam se puso de pie en cuanto el líquido mojó sus pantalones y parte de la camisa. Verla quejarse fue lo único que pudieron hacer, porque Kai instintivamente dio un rápido vistazo del lugar.

Para esconderse, terminaron prácticamente unos encima de otros, en la posición más incómoda que pudiera existir. Casi hacían equilibrio para no caerse.

—¿Esta es su brillante idea para que vuelva? —preguntó Julia sobre Bryan. Incrédula buscó a Yuriy, que se encogió de hombros —¿Enserio piensan que tirarle la soda a Mariam hará que Kai regrese? Les diré que eso es estúpido y lo más ridículo que jamás haya escuchado, además, ¿saben lo importante que es para una chica su ropa?

—Cállate —dijo Ian en voz baja, habían comenzado a susurrar como si alguien pudiera escucharlo— .Claro que sé lo importante que es, por eso lo hicimos. Si comienzan a discutir, pronto se cansaran y Kai regresara.

—Parece que va a hacer más difícil que eso —señaló Bryan tras asomarse. Julia terminó moviéndose, hasta que los demás los imitaron.

Mariam tenía la bufanda del bicolor y eso los hizo abrir grandes los ojos por la sorpresa. Kai acababa de darle la prenda y como si eso fuera una prueba de amor, se encontraron tan quietos, que parecían haberse desdibujado.

—Ellos no están juntos —insistió Julia sin dejar de ver a la pareja, aunque a ella también le parecía extraño que su amiga tuviera la bufanda. La integrante de los Saint Shields la había acomodado de tal manera, que cubría la humedad y en la distancia lucía mucho más calmada.

—….

Claro que las palabras sencillamente murieron cuando Kai se acercó y acunó el rostro femenino en sus manos. Mariam se movió para darles la espalda, mientras el bicolor se inclinó. Involuntariamente Yuriy se puso de pie para ver mejor, sin importarle que los demás tiraran de su ropa para que volviera a sentarse.

—¡WWWAAA QUITENSE! —gritaron los rusos por las personas que se plantaron al frente. Los pobres idiotas fueron obligados a moverse entre empujones, insultos y maldiciones, pero con el camino libre la pareja desapareció.

—¿Dónde están? —preguntó Spencer luego de un breve silencio.

Como todo buen grupo de acosadores que se respete, los Blitzkrieg Boyz (y Julia) comenzaron a buscar en los alrededores hasta que alguien gritó "Ahí, en el segundo piso". Sin dudar salieron corriendo tras ellos; Kai por poco los ve, pero alcanzaron a esconderse tras unas plantas, mientras la pareja se tomó de las manos.

—¿Van a comprar ropa juntos? —masculló Julia sin poderlo creer.

Es normal ir de compras con amigas. Las niñas hacen eso, pero ir con un hombre es diferente, principalmente porque la mayoría no disfruta el aburrimiento de estar sentados sin hacer nada más que esperar.

—¡Muévanse! —ordenó Julia con un tono de voz militar— .Oh por Dios.

Desde la entrada, vio a Mariam entregarle ropa que ella había escogió y que se sumaba al montoncito que Kai llevaba en los brazos. Era una escena extrañamente doméstica, tanto que todos se mostraron sorprendidos. Histéricamente los rusos concordaron que esto era peor de lo que habían imaginado ¡Estaban enamorados!

—¿Listos? Andando —guío Ian antes de escabullirse por los mostradores, con la habilidad sigilosa de un ladrón.

Quizás por eso los guardias los vieron y los sacaron del lugar (casi a patadas). Julia pasó 10 minutos explicándoles que estaba persiguiendo a su novio, porque creía que la engañaba. Al final dejaron entrar sólo a dos, así que arrastró a Yuriy consigo. No dudo, ni le preguntó a nadie más, y aunque eso fue curioso para Ian y a Spencer, Bryan sólo se encogió de hombros antes de ir a sentarse en una banca.

—¡Ahí están! —exclamó Julia por lo bajo. Bruscamente obligó al pelirrojo a agacharse, una vez colocó una mano en su cabeza.

—Me muestras ¿De acuerdo? —pidió Mariam fuera del mostrador— .Kai —llamó cuando no obtuvo respuesta.

—Sí, sí, ya se.

Esto era estúpido, pero antes de poder decir algo, Kai salió. Yuriy y Julia sólo pudieron sonrojarse, porque él tenía unos pantalones negros y una camisa azul oscura de mangas blancas, que le quedaban jodidamente bien. Sin la chaqueta, la bufanda, y el cinturón donde llevaba a Dranzer, se podía ver apreciar la delgada figura. La ropa no le quedaba ajustada, pero tenía el toque perfecto que lo hacía ver endemoniadamente sexy.

Inconscientemente, los ojos azules de Yuriy lo vieron de arriba abajo, hasta que Julia gritó:

—¡Nerd!

—Hn —gruñó Kai al mirar a Mariam con el ceño fruncido.

—¡No! —exclamó la peliazul al prenderse de su brazo para evitar que se fuera— .Yo no dije nada.

Ambos empezaron una corta discusión, que terminó cuando Mariam intentó acomodar su cabello. Kai quiso detenerla, porque su cabello estaba bien, pero mientras surgía un breve y amigable forcejeo, Yuriy y Julia se mostraron especialmente descolocados.

—Hn.

El pelirrojo frunció el ceño y le dedicó una mirada inquisitiva a la blade luchadora. Después de todo, fue gracias a ella que pasó los últimos días pensando en la mejor manera de declararse. Yuriy nunca había hecho nada como esto, aun cuando en el pasado había tenido un par de cortas relaciones. Esta era la primera vez que se permitía sentir algo tan grande, sabía que no era una atracción pasajera, o algo de una sola vez y eso era lo que más le asustaba.

—De acuerdo, tal vez exista una pequeñísima, minúscula y poco probable posibilidad, de que estén juntos —concedió Julia aun insegura— ¡Pero esto todavía no prueba nada!

Cortó antes que el pelirrojo pudiera decir algo, por eso lo empujó antes que los descubrieran. Ella conocía a Mariam y sabía que iba a escanear el lugar, para encontrar el origen del extraño insulto. Más, sus planes fueron momentáneamente frustrados cuando Kai salió otra vez del mostrador. La peliazul le sonrió, mientras lo vio con una camisa blanca y unos jeans oscuros y algo gastados.

—Demonios, se ve tan bien —gruñó Julia al morderse los labios— .Rápido, insúltalo.

—¿Qué?

—Así se cansara y saldrá más rápido de la tienda —instruyó— .Siempre lo insultas, vamos, muévete.

Aparentemente estar con el equipo ruso era contagioso, porque ella estaba hablando el mismo idioma disparatado de sus amigos. Pero entre lo que pareció un patético insulto, ambos salieron de la tienda antes de ser descubiertos. Julia tuvo que pasar "llorando" junto a uno de los guardias, para corroborar su historia.

Ese fue el inicio de una extraña tarde, donde Kai y Mariam actuaron como lo haría una pareja. Yuriy se preguntó porque demonios no los dejaba solos. Él ya sabía lo que sentía y aunque no era el tipo de persona que decía "si eres feliz yo estoy bien", no podía ir y destruir la suave sonrisa de Hiwatari.

Pensó en eso durante su loca carrera, pero cuando llegaron a un parque, las cosas se salieron de control. En la distancia, vio a Kai y Mariam cruzar el puente que atravesaba parte del lago. Ahí un grupo de persona que no tenía relación entre sí, terminó envuelta en una reacción en cadena donde Kai fue golpeado por un tubo metálico, que trasportaban unos trabajadores.

—Eso no salió bien —dijo Julia al salir entre unos matorrales, junto a los demás. Todos vieron que el ruso-japonés apenas y había podido colocar los brazos a modo de escudo.

—¿No debió haber salido ya? —señaló Spencer, mientras que en el puente un grupo de personas esperaban lo mismo.

Ellos estaban a un costado del lago, observando con los binoculares. Pero la voz de Spencer sonó de fondo, mientras que toda la atención de Yuriy yacía en las hondas del agua que fueron desapareciendo gradualmente.

—Yeb (maldición) —gruñó en cuanto comenzó a correr hacia el lago.

Vagamente notó que los demás lo siguieron, incluso Mariam se unió a ellos en cuanto se bajó del puente. Pero sin distraerse se sumergió. Sus ojos tardaron en acostumbrarse al tórrido ambiente. No sabía que había sucedió con Hiwatari, pero apenas salió a respirar se sintió inquieto por no encontrarlo. Su equipo y las chicas estaban en la orilla, pero debió dar un rápido vistazo para asegurarse que Kai no hubiera salido por su cuenta. Luego de tomar aire, volvió a sumergirse. Esta vez tuvo más suerte, presuroso lo jaló hacia la superficie y nadó a la orilla más cercana. Salir fue difícil por la ropa mojada y el peso de llevar un cuerpo inconsciente, pero lo hizo tan rápido como pudo.

—Hiwatari —llamó una vez lo tendió en el pasto— .Kai.

Dijo al moverlo sin éxito. Sin dudar tiró su cabeza hacia atrás y le tapó la nariz para darle respiración boca a boca. Después se apartó, para presionar su pecho hasta que el otro comenzó a toser. Fue un alivio, Yuriy no sabía que estaba tan asustado hasta el peso desapareció de sus hombros.

Kai escupió agua y se movió de lado, en busca de una posición más cómoda para respirar. Sólo cuando se calmó, volvió a acostarse en la espalda para respirar con pesadez.

—¿Y-Yuriy? —dijo algo atontado y con la respiración desecha— ¿Qué…?

¿Así se siente cuanto alguien que te importa está en peligro? Yuriy experimentó un miedo irracional. Si ese bastardo volvía a asustarlo así, iba a matarlo.

En este punto, el pelirrojo era una mezcla volátil de sentimientos. La única razón por la que el consejo de Bryan y las palabras de Julia se repetían en su cabeza, era porque quería creerlas, pero sobre todo, porque quería que Kai escuchara lo que tenía que decir.

Así que al escuchar su nombre, no dudó en callar sus palabras con un beso. Al tocar sus labios, su agresividad disminuyó y su corazón palpitó como loco. Durante un breve instante acarició su boca con suavidad, hasta que una húmeda intrusa se abrió paso al interior. Kai tembló ligeramente y sujetó los brazos de Yuriy.

El ruso no sabía si iba a empujarlo, pero no importó porque colocó una mano en su nuca para tenerlo donde quería, mientras que la otra extremidad sujetó su rostro, para que tirara la cabeza hacia atrás. Besarlo era como tocar al mismo sol, Yuriy sintió una corriente de energía correr por su cuerpo, que creció apenas frotó su lengua contra la suya. El beso fue suave al principio, pero luego aplicó más presión hasta que un delgado hilo de saliva se deslizó por los finos labios.

Cuando Kai soltó un pequeño gemido, algo sacudió a Ivanov sin aviso. Besarlo era fascinante, podía volverse adicto a esa boca de fuego y a ese bicolor que le permitía explorar como quisiera.

—¡Yuriy! —exclamó Julia tras su espalda, mientras corría con los demás.

Alarmado por haberse dejado arrastrar, Ivanov casi salta lejos. Kai tenía los ojos entreabiertos, quizás porque el poco oxigeno que había recuperado le fue robado sin aviso. Ese rebelde muchacho estaba tendido en el pasto, con los labios deliciosamente entreabiertos, mientras gemía con trabajo. La imagen turbo a Ivanov porque todo ese semblante dócil y adormecido, estaba sensualmente sonrojado. La presión que Yuriy sentía en el pecho no iba a disminuir y su descompuesta respiración, únicamente empeoró.

Más, cuando sus ojos se encontraron, debió morderse los labios. Su vida fue puesta en pausa, lo único que notó fue que Kai se llevó una mano a la cabeza y cerró los ojos para intentar ponerle orden a la situación. El pelirrojo sabía que si reaccionaba, empezaría a conectar hechos lógicos y descubriría que eso no había sido RCP, pero mientras todos se acercaron para ver si estaba bien, Yuriy se dio cuenta que una estúpida sonrisa había curvado sus labios.

La novena señal ocurrió en una cafetería frente al zoológico. Desayunar en un lugar diferente se había vuelto algo habitual en esas "vacaciones", un detalle apenas llamativo para Yuriy, que picó la comida sin apenas probarla. Todos los equipos se habían reunido a las 4:00 Am, para viajar durante un par de horas hacia el zoológico.

El lugar estaba casi vacío, pero Yuriy luchaba muy fuerte por no buscar a Kai con la mirada. Era inevitable, porque cada vez que él se movía, se encontraba reaccionando y reconociendo sus gestos. Kai no dejaba de ver por la ventana con aire apático, casi aburrido. Tampoco había tocado su comida, por lo que se preguntó si acaso estaba enfermo. Quizás las heridas causadas por Zeus y su propio descuido finalmente lo estaban afectando.

Cuando Hiwatari tomó su café y salió del lugar, el pelirrojo hizo el amague de querer seguirlo. Aunque al final sólo pudo gruñir entre dientes.

—¿Qué pasa contigo? —preguntó Ian.

—¿No dormiste bien? —dijo Spencer antes de beber su café.

—No —respondió sin ninguna emoción en la voz, antes de ir a la mesa de Dinastía F— .Acompáñame.

Julia lo miró con un pan en la boca y una graciosa expresión de desconcierto. Por reflejo buscó a Bryan con la mirada, pero su novio no dio señales de saber lo que sucedía.

—De acuerdo —accedió Julia al ponerse de pie— .Ya vuelvo.

Raul asintió poco seguro, pero su entrenador sonrió despreocupado. Sin nada más, ambos salieron del establecimiento. Afuera hacia frio, era un clima agradable en el que Julia se perdió, mientras siguió al capitán ruso hacia una desértica plazoleta. Ambos se sentaron en una de las mesas vacías, frente a un negocio que todavía no abría. Después de eso, se vieron envueltos en un largo silencio, donde Ivanov abrió y cerró los labios sin nada que decir. Era casi divertido de ver, él estaba tan inquieto que la rubia lo comparo con un esquivo cachorro.

—De acuerdo —dijo Yuriy al final— .Tienes razón.

—¿Sobre qué?

—Sobre Hiwatari.

La amplia sonrisa que delineó los labios femeninos, hizo que Yuriy la fulminara con la mirada.

—¿Qué había dicho sobre Kai? Ya lo olvide —bromeó ella.

—Olvídalo —gruñó Yuriy al intentar pararse, pero Julia se rio y tomó su mano para detenerlo.

—Tranquilo hombre —dijo con una pequeña risita— .¿Y bien, para qué soy buena?

Incomodo, Ivanov volvió a sentarse pero tardo un largo instante en responder. Luego sólo escondió el rostro en las manos, algo mortificado.

—No soy bueno para esto —dijo— .Además es estúpido. Demonios, se trata de Hiwatarai alguien que no sólo tiene novia, sino que seguramente me golpeara cuando intente hablar con él.

—Esto me traer recuerdos —señaló Julia— .Es como escuchar a Bryan otra vez.

Su sonrisa fue radiante, pero hizo poco por Yuriy que volvió a mirarla.

—Mira, en verdad creo que Kai está interesado en ti, lo de Mariam es un poco extraño, pero sé que ella está interesada en alguien más porque me lo dijo —prosiguió la rubia. Como Yuriy no se veía convencido, resopló con fuerza— .Oh vamos, no me digas que no te has dado cuenta que Kai ha intentado llevarse bien contigo.

—¿Cuándo exactamente ha hecho eso? —preguntó con un tono frio y estudiado, como si ella estuviera en un interrogatorio— .Lo único que hace es ignorarme.

—Bueno…le pregunte a Mariam que pasaba con Kai porque se veía más calmado, casi tranquilo —dijo Julia— .Ella me dijo que estaba intentando algo diferente para no discutir tanto. Al principio pensé que sólo quería una relación más saludable por el equipo, pero luego me di cuenta que él sólo actuaba así contigo. No es normal que Kai se tome tantas molestias por una persona ¿sabes?

¿Por eso lo estaba ignorando, para no discutir?

Yuriy empezó a sentirse estúpido, pero si eso era cierto entonces Hiwatari hizo algo estúpidamente lindo. Esto era peor de lo que había pensado, quería encontrarlo con tantas ganas para decirle… ¿decirle que?

—Hn —se quejó al esconder el rostro en las manos.

—¿Estas así porque has sido un idiota con él y lo obligaste a salir del equipo? —preguntó Julia luego de ladear la cabeza ligeramente y acercarse sólo un poco más.

—Hn.

—No te preocupes, de verdad creo que tienes una oportunidad —dijo con una sonrisa— .En los termales cuidó de tus heridas, además han pasado mucho tiempo juntos últimamente. Estoy segura que si te acercas y tienes una conversación normal, también te darás cuenta. Sólo ve e invítalo un café, Kai dirá que sí.

Invitarlo un café sonaba fácil, Yuriy podía hacer eso. Hablar e intentar acercarse era la nueva táctica (si es que acaso algunas vez tuvo una), él problema es que no sabía sobre qué hablar, ellos nunca fueron muy cercanos.

—Uff, enserio, es como ver a Bryan —bufó Julia al rodar los ojos— .Empecemos con algo fácil, como una película, un libro o algo de música.

Ella paso las próximas horas instruyéndolo en la manera correcta de acercarse al ruso-japonés. Pero no importaba lo que Julia digiera, o las historias y ejemplos que usara, porque cuando Kai apareció en el zoológico, su mente quedó en blanco.

Desde la distancia, Yuriy lo vio acercarse a Mariam. Julia dijo que a la peliazul le gustaba alguien más, pero cuando Kai sacó dos boletas y le sonrió, sólo pudo fruncir el ceño. Eso no era normal, ni siquiera había visto que él hiciera algo así por los ex-Blade Breakers.

Receloso, los observó hasta que los Saint Shields se acercaron y fue en ese instante, cuando la postura de Mariam cambio. Ella se veía incomoda por estar cerca de Ozuma, casi nerviosa y algo sonrojada. Curioso, Yuriy parpadeó un par de veces mientras Joseph y Dunga corrieron para comparar más boletas, ya que su capitán y Mariam irían a un show sin ellos.

Kai compró los tickets para ella, aun cuando no iba a acompañarla. Esa muestra de caballerosidad hizo que las blade-luchadoras suspiraran en todo soñador, mientras Tyson y los demás se acercaron. Entre risas y una plática suave, todos empujaron al bicolor al acuario. El lugar estaba oscuro, por lo que pronto hubo golpes accidentados y pequeñas maldiciones. Cuando Yuriy pudo llegar a la baranda blanca que los separaba de tocar el vidrio, empezó a moverse más cerca de Kai, aunque no fue el único.

—Hey —saludo Brooklyn al bicolor.

Hiwatari retrocedió quizás por reflejo. Al chocar contra Yuriy ambos se miraron durante un breve segundo, antes de desviar la mirada. El estanque pasó a ser la cosa más interesante del mundo y… ¡Oh miren! Una estrella de mar, que bonito.

Maldición, ¿Por qué de repente se sintió tan inquieto?

—Tks.

Francamente eso era lo más estúpido que le hubiera podido ocurrir. ¿Qué debería decirle? ¿Qué había dicho Julia? Algo sobre encontrar puntos en común o algo así. Dudoso, Ivanov intentó probar una de las locas teorías de la rubia. Empezó con algo simple como acercarse un poco más. Kai no se alejó ni siquiera cuando sus hombros se rozaron, aunque siendo honesto, Hiwatari parecía más pendiente de los peces que de él.

Con lo que Yuriy no contó, fue que con la cercanía el dorso de su mano terminó contra el de Kai. Sus músculos se congelaron con algo tan simple, pero luego de un largo minuto de incertidumbre, decidió tomar su mano.

—Y si me siguen por aquí —dijo el guía para que todos lo acompañaran y obviamente, para interrumpir a Yuriy.

Aun cuando todos empezaron a moverse, Kai lo miró de inmediato. Había sentido el roce de su capitán, pero Yuriy colocó la mano tras la nuca para intentar disimular. Fruncir el ceño y desviar la mirada fue inevitable, mas, apenas sintió que fue el bicolor quien tocó su mano, lo buscó de inmediato.

Kai había sido halado, por lo que terminó yendo al otro lado del acuario. Cuando Tyson lo atrapó en sus brazos, Ivanov apretó los puños. Aun entre las personas, pudo ver las manos que bajaron lentamente por la cintura del bicolor. Molesto buscó a su equipo. Una mirada a Bryan y su amigo ya estaba a su lado. Yuriy no sabía si Ian y Spencer sabían lo que de verdad sucedía, pero por el momento no le importó.

—Uh, ¿Qué has pensando de volver al equipo? —preguntó Kinomiya mientras guiaba a Kai fuera del acuario.

—No tengo una respuesta pero… —dijo el bicolor.

—¡Tyson! ¡Viejo vamos a ver a las suricatas! —interrumpió Bryan al pasarle un brazo sobre los hombros. A su lado, los demás Blitzkrieg Boyz lo empujaron para que caminara.

—No quiero ver a las suricatas, ¡Hey!

—Oigan… —dijo Kai en un intento por recuperarlo, pero Yuriy lo intercepto.

—Hn.

No fue sutil, Ivanov chocó literalmente con él, pero verlo con Tyson, una de las personas que estaba interesado en Kai en más de una forma, lo puso arisco y a la defensiva.

—Ten cuidado Hiwatari —áspero— Has estado chocando conmigo desde que llegaste.

Esa era la mitad de una verdad. Lo cierto es que Kai parecía distraído y él quería saber porque.

—No es como si lo hiciera a propósito —gruñó Hiwatari— .Más bien porque no… ¿Dónde está Tyson?

Cuando no lo encontró, se movió quizás para ir al habitad de las suricatas. En una trifurcación se detuvo y maldijo entre dientes.

—¿Se te perdió tú amigo? —preguntó Yuriy con apatía una vez llegó a su lado— ¿Ahora haces de niñera?

—Bryan se lo llevó —dijo Kai como si eso explicara todo.

—No es como si lo fueran a arrojar a los animales —resopló.

Kai dudó durante un segundo, hasta que decidió ir por el camino señalizado. Un par de pasos después se detuvo y miró a su capitán. Yuriy no se había movido, tenía el ceño fruncido y una enfurruñada expresión, que hizo al ruso-japonés parpadear en incomprensión. Él no entendía porque estaba enojado, pero Ivanov estaba presenciando como la persona que quería, iría corriendo hacia los brazos de otra persona.

—Oye, sobre lo que paso el otro día en el lago, yo quería… —empezó Kai y eso lo perturbó sin aviso.

—Me largo —interrumpió Yuriy al girar sobre los talones.

—¿Qué?... Es- ¡Espera! —dijo al trotar para alcanzarlo— .Tengo que hablar contigo.

Como Kai no había mencionado nada sobre el lago, se le había ocurrido que había estado más inconsciente de lo que había pensado, pero ser encarado sobre sus sentimientos de esta manera, lo puso en una montaña rusa emocional. Yuriy seguía enojado, pero por algo muy diferente, así que sólo pudo maldecir a ese estúpido muchacho.

—Pues yo no —gruñó Ivanov con el ceño fruncido— Vete.

—No voy a ninguna parte, ¿Cuál es tú problema?

—¡Tú eres mi problema!

Así de rápido como el pelirrojo empezó a caminar, igual se detuvo. Kai tropezó, pero se las arregló para hacerle frente y encararlo con el ceño fruncido. Su expresión decía no sabía porque Yuriy estaba enojado, ni porque estaban a punto de pelear, pero se quedó dónde estaba, tiró la cabeza hacia atrás y mantuvo ese porte adusto que tanto lo caracterizaba.

—¡Eres la persona más irritante que conozco! Eres terco, obstinado, no juegas en equipo a no ser que te obliguen y francamente detesto que desaparezcas sin aviso. Porque enserio, ¿Qué clase de jugador poco confiable eres? No sé si un día voy a despertar para descubrir que cambiaste de equipo.

—¡Hey! Acordamos que si me iba, te avisa…

—¡Además! —prosiguió Yuriy— ¡Me sacas de quicio! ¡¿Entiendes eso?!

Kai frunció los labios y su mirada se afiló. Estaba enojando, pero apenas apretó los puños y se negó a moverse, sus ojos tuvieron un tinte diferente, casi parecía… ¿triste?

—¿Qué si entiendo que te molesto? Creo que lo explicaste muy bien. Gracias —masculló con voz dura y áspera.

Exasperado por no lograr que entendiera, que él era la única persona que había derribado todos sus muros, Yuriy dio una vuelta en su puesto antes de encararlo de nuevo. Ahí se inclinó para estar a la altura de sus ojos, mientras alzó las manos para ayudarse a expresarse mejor.

—No entiendes. Nadie me saca de quicio como tú lo haces.

—Ya lo dijiste, no hay necesidad de repetirlo. No estoy sordo —señaló Kai.

—No… ¡Argh! ¡¿Por qué es tan difícil hablar contigo?!

—Tal vez porque soy irritante, terco, obstinado y…

—Yeb Hiwatari (Maldición Hiwatari) —reclamó Yuriy frustrado.

—¿Sabes qué? Estar contigo tampoco es fácil. Tú no eres precisamente la persona más amable del mundo y…

Discutir era muy fácil para ellos, pero apenas se acercaron como siempre, Yuriy acunó su rostro en las manos. Por reflejo Kai sujetó sus muñecas para soltarse, pero apenas un par de torpes labios tocaron los suyos, se quedó quieto. Besarlo fue un impulso así que al mirarse, ambos se veían tensos y casi asustados. También se habían sonrojado furiosamente, pero las palabras no salían.

Nervioso, Yuriy se lamió los labios. Su cerebro era un caos, pero como Hiwatari no le había roto un brazo, iba a tomar la señal como algo positivo. Inseguro pero impulsado por esa mezcla de adrenalina e incertidumbre, volvió a jalarlo. Esta vez sus labios no chocaron, se presionaron tímidamente. El corazón le hacía eco en los oídos, pero al acariciar su boca se encontró envuelto en una embriagante sensación, que creció cuando Kai respondió con suavidad.

—Quédate en el equipo —susurró Yuriy sobre sus labios, aun mientras sus manos sujetaban su rostro.

Por dentro maldijo ese tono bajo y ronco, que omitió cuando vio a Kai ahogar un suspiro.

También lo vio estremecerse, así que se centró en ese muchacho que tenía los ojos entreabiertos, mientras un bonito rubor tiñó las pálidas mejillas. Estaban tan cerca, que sus labios se rozaban con cada respiro. Pero entre esa tensa relajación, la respuesta se deslizó con suavidad entre ambos.

—No —dijo Kai.

El golpe dolió más de lo que hubiera esperado. Yuriy lo soltó de inmediato, con una herida que nunca había sentido. Sin dudar le dio la espalda dispuesto a irse.

—¡No, espera! —pidió Kai al sujetar su muñeca.

—Hn —gruñó Yuriy al mirarlo.

—Ahmm yo… —divagó sin saber que decir. Se veía incomodo, incluso torpe y casi cohibido— ¡Espera! —repitió cuando el pelirrojo se cansó de esperar e intentó irse, por eso apretó su muñeca— .Yo…Oh… ¡Toma!

Presuroso el bicolor buscó algo en el bolsillo del pantalón, hasta que sacó un paquetito. Yuriy tardó un momento en alzar una mano para tomar lo que se le ofrecía, ya que durante ese tiempo, observó al bajito con los ojos entrecerrados. Al final bastó con hacer un gesto desdeñoso, para que Hiwatari soltara su muñeca.

Molesto gruñó entre dientes, mientras abrió la bolsita sin ganas. De no haberse sentido tan estúpido, hubiera notado la inquietud en los ojos carmín. Lo único que quería hacer era alejarse lo más rápido posible, ya que había cometido la idiotez de exponerse de esa manera. Esto era culpa de Julia, ella le dio esperanzas, lo llenó de ideas que no eran ciertas e implantó falsas señales en su cabeza. Igual que un genio del mal. Esa loca y desquiciada muchacha lo iba a oír.

—…

Cuando abrió el paquetico, un anillo de ataque saltó a su mano. No iba a decir que estuvo buscando uno, porque era mentira. Además últimamente había estado algo ocupado gracias a Julia y a esas estúpidas vacaciones.

Pero sin entender como Kai sabía que lo necesitaba, alzó la mirada. Esto era algo que sólo el dueño de Blade o un técnico notarían, un extraño no debería hacerlo a no ser que la situación fuera muy grave y la bestia bit mostrara señales de inestabilidad. Obviamente ese no era el caso, porque Wolborg estaba bien, su anillo todavía servía sólo tenía una pequeña fisura después de un entrenamiento; lo que es perfectamente normal, ya que las cosas se desgastan con el tiempo.

Este anillo era una versión más actualizada, justo lo que necesitaba para que el lobo blanco mejorara su velocidad, pero Yuriy todavía no entendía porque se lo estaba dando. Con duda miró a Kai que lo examinaba en silencio, incluso tenía un deje de curiosidad y expectación que rompió esa mascara de indiferencia. Era como si intentara descubrir si el anillo le había gustado.

—Uh… ¿Gracias?

Tal vez Yuriy divagó un poco en su respuesta, pero arrancó una leve y bonita sonrisa de los finos labios del ruso-japonés. Fue estúpido sonrojarse, pero jamás lo había visto así. Claro que eso no significaba que entendiera que demonios estaba sucediendo.

—Nh… ¿quieres un café? —preguntó Kai.

—Da (si) —respondió mecánicamente, quizás todavía medio aturdido por lo que sucedía.

Cuando Kai sonrió, Yuriy carraspeó para distraerse. Necesitaba palabra, algo que le indicara que estaba sucediendo, sin embargo cuando empezaron a caminar (a quien sabe dónde), Yuriy dejó de pensar porque su manos volvieron a rozarse, hasta que sus meniques se sujetaron. Era gracioso porque aunque ambos tenían el ceño fruncido, e intentaban mostrar que esto no les afectaba, pero un bonito rubor los traicionó. Tampoco se miraban y estaban algo tensos, pero al final sonrieron.

…las palabras podían venir después.

CONTINUARA:

Ann (happy dance): ヘ(*¬*ヘ) (ノ*¬*)ノ ヘ(*¬*ヘ) (ノ*¬*)ノ ¡!31 paginas, I'm amazing, I'm batman xDDD!

Ro: Hai, hai nwnUUU

Ann: El fin está cerca, mi amado Fic se acaba TTwTT

Ro: La próxima actualización será nuevamente dentro de 15 días n-n, así que esperamos que les haya gustado la actualización n.n

Ann: Disfrute mucho escribiendo el capítulo, así que espero que ustedes también disfruten leyéndolo n-n.

De acuerdo como hay una estúpida norma en el FanFiction que impide contestar los Reviewer en el Fic ¬¬XXX, lo hare en mi profile n-n. Vayan

Para llegar al profile sólo tienen que ir a la parte superior donde dice Autor: Ann Saotomo. Bueno, ya saben VAYAN A MI PROFILE PARA VER SUS RESPUESTAS n-n

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Para dejarme un Reviewer escriben en el rectángulo que está aquí abajo n.n, no hay necesidad de estar registrado en el Fanfiction para hacerlo, o si prefieren me escriben a mis e-mails los cuales encontraran en mi Profile.

Se despiden:

Ann (happy dance part2): ヘ(°¬°ヘ) (ノ°¬°)ノヘ(°¬°ヘ) (ノ°¬°)ノ

Ro: Moe, moe, moe ~(*¬*)~

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