"¡Que el amor y la confianza no se pierdan por desidia! El amor nos da más fuerza; nos da paz, nos ilumina"

María Rosa Ferrarotti

Confiar

La tetera pitaba y su esposo daba vueltas, nervioso, cuando tocaron imperiosamente la puerta de su hogar.

Treinta minutos habían transcurrido desde que Dumbledore se marchara, y Lily Potter ya sabía quién golpearía de esa manera la rústica puerta de madera.

James se alejó de la cocina e instantes después llegó acompañado de Sirius Black.

Lo que no se esperaba fue que el recién llegado la abrazara. Fue un abrazo breve, rápido, pero una muestra de afecto al fin y al cabo, no muy propia de su amigo.

- Tenemos que definir varios puntos en este momento -se adelantó Sirius.

James se revolvió el pelo, ansioso, y lo invitó a sentarse. Lily dejó con cautela la tetera y las tazas sobre la mesa. Luego, sacó de la heladera muggle, que le había regalado su madre con motivo de su boda, una botella fría de cerveza de manteca para James, su bebida preferida. Es como un niño, pensaba siempre, cada vez que James se rehusaba a beber té por considerarlo una bebida para viejos.

- Veo que ya sabes qué es lo que vino Dumbledore a decirnos…-comenzó Lily, uniéndose a la mesa.

- Como no podía ser de otra manera –repuso Sirius- Y ya sé lo que están pensando, pero no es buena idea que me nombren como guardián del Encantamiento Fidelio.

Lily se sorprendió un poco –sólo un poco, puesto que, al fin y al cabo, era obvio que Sirius sería el elegido- por la negativa del hombre antes de que ellos mismos se lo propusieran. Pero James habló primero.

- ¿Cómo puedes…? Por Merlín, Canuto…Eres la persona en la que más confío en el maldito universo. Eres el padrino de Harry. Debes ser tú.

- Exacto. Debo ser yo. Eso es lo que se espera de mí, ¿verdad? Es a mí a quién buscarán, a quien intentarán sonsacarle información, a quien…

- Sé que no tienes miedo de lo que puedan hacerte. Y sé que eres lo bastante listo para evitarlo. Y por supuesto, se que jamás nos traicionarías.

- Ya lo sé amigo, ya lo sé…No pongo en duda estas cuestiones; me refiero a otra cosa. Me refiero a que me buscarán y se los juro James, a ti y a Lily, que antes muerto que traicionarlos –replicó con fiereza- pero, ¿ qué pasaría si los mortífagos o el maldito Innombrable en persona encontraran la forma de quitarme información más allá de mi negativa o de mi astucia? Ya sabes a lo que me refiero.

- Legeremancia.

- Así es.

James se refregó los ojos, cansado.

- No hay nadie en quien confíe más que en ti, Canuto. No puedo pensar en otra persona.

- Pues…yo sí lo he pensado.

Lily y James intercambiaron miradas de duda, pero lo dejaron continuar.

- Le he dado vueltas al asunto y pienso que lo mejor es que lo nombren a Colagusano – se calló unos segundos, y observó los rostros impávidos de sus amigos- No es que no sea digno de confianza, o que Remus tampoco lo sea, sino que, de los tres, Peter es del que menos sospecharán, el que menor posibilidades tiene de convertirse en guardián de algo tan importante. Vamos, Peter ha sido siempre el niñato inseguro y miedoso…ustedes saben a qué me refiero…

- Siempre has subestimado demasiado a Peter, Canuto…

- ¡Vamos, Lily! No lo estoy subestimando. ¡No empieces con tus análisis! Sólo estoy diciendo lo que es, ya lo saben.

James tomó la mano de su mujer.

- Yo confío plenamente en mis tres amigos. Sé que ninguno me traicionaría. Sé que esto va más allá de la lealtad de ustedes. Entiendo tu punto, Sirius – aclaró James. Luego, se volvió hacia Lily – Ahora dime tú, ¿confías plenamente en Peter? ¿Estás de acuerdo con esta decisión?

Lily suspiró. En cuestión de segundos, por su mente desfilaron decenas de ideas. Lily era buena comprendiendo a las personas. Confiaba en los tres mejores amigos de su esposo, que habían terminado por ser sus mejores amigos también. Y confiaba, más que en cualquiera de los tres, en Sirius. Pero también, sabía, que el razonamiento de Sirius tenía como base una creencia un poco cruel: Peter, el pequeño Peter, era insignificante, el más temeroso, el menos prometedor de los viejos Merodeadores. Nunca sospecharían de Colagusano, sostenía Sirius.

Y Lily se preguntaba cómo tomaría la noticia Peter ¿Se daría cuenta de los verdaderos motivos que tenían al elegirlo como Guardián del Secreto? ¿Qué impacto emocional tendría en él, pensar en ello?

Lily sabía de la sutileza de los sentimientos. De los rencores adolescentes alojados en corazones adultos para toda la vida. A veces, sólo a veces, recordaba a Severus y se sorprendía pensando en cómo hubiera sido todo si no hubiera mantenido las amistades equivocadas, si no hubiera priorizado los ideales equivocados.

Pero Peter era un auténtico Merodeador. James lo defendía como su hermano pequeño. Podían confiar en él.

- Estoy de acuerdo, James…

Sirius dio unas palmas en la mesa y prosiguió con énfasis:

-Perfecto. Ahora, estuve pensando también que es importante que nadie sepa del cambio de decisión de ustedes. Estoy seguro de que ya le dijeron a Dumbledore que pensaban elegirme a mí y me parece mejor que siga creyendo que así lo harán, que sólo yo, ustedes y Peter sepan del cambio, cuantos menos sepamos mejor…

El anochecer caía sobre la modesta vivienda del Valle de Godric donde los Potter vivían, a la espera de su hijo.

Lily se encontraba acurrucada en el sofá de su living, leyendo un libro y acariciando distraídamente a su incipiente vientre, cuando James la abrazó por detrás.

- Odio confesarlo, pero tengo miedo.

Lily se volteó a verlo y notó los ojos vidriosos de su marido. Lo acarició y entrelazaron sus brazos.

- Yo también, cariño. Yo también.

- Confío plenamente en Peter. Pero necesito saber que tú también confías en él. Dímelo, Lily. Dímelo, con sinceridad.

- Por supuesto que confío en él, James. Pero, sobre todo, confío en ti y en mí. Confío en nuestro amor. Y eso es lo que protegerá a Harry.

James sonrió. Casarse con la mujer que tenía enfrente y concebir a un niño ya habían salvado su vida, por muchos Lords y mortífagos sarnosos que merodearan cerca.


N/A: He vuelto después de mucho tiempo. He vuelto hace un tiempo con una viñeta, y ahora con otra. Sé que dije en algún momento que no iba a terminar esto hasta que en el estado del fic ponga "complete". Pues bien, estuve desaparecida por mucho tiempo hasta que, hace unos meses, en mis ratos libres, buscando la manera de relajarme, me encontré a mí misma con el deseo de volver a leer los libros de Harry Potter. A buscar nuevos significados en ellos. Me sorprendí a mí misma leyéndolos con avidez otra vez, a pesar de que ya conocía la historia, y me sorprendí también por mis ganas de terminar este fic como se debe. Sé que los dos últimos capítulos que subí (me refiero a éste y al último) no son de los mejorcitos. Pasó mucho tiempo, perdí la práctica en la escritura. Ya estoy más grande, tengo la cabeza centrada en otras cuestiones. Pero tenía estas ideas bullendo en mi mente, y quería escribirlas. Creo –y digo creo porque no sé si cambiaré de opinión, quién sabe; estoy tan inconstante con el mundillo del fanfiction desde que dejé de publicar con regularidad, que no puedo prometer nada- creo que a éste fic le falta sólo un capítulo, y ya tengo una idea en mente. Le falta sólo un capítulo para cerrarlo. Y en algún momento lo subiré. Quiero agradecer muchísimo a los pocos, pero cálidos comentarios que recibí con mi última publicación, incluso a aquellos alertas de favoritos que me llegaron (BereLestrange y Anikuni, infinitas gracias por sus hermosas palabras!) No sé si mis viejos lectores pudieron leer lo último que subí o si ya olvidaron esta historia. Tampoco sé si nuevos lectores se animaron a leer esto, y qué les pareció. Escribo porque estas ideas no me dejan tranquila, escribo para recordar a Harry y lo que significó en mi vida. Y también escribo porque me gusta dar a conocer lo que pienso, por muy mediocre que pueda llegar a ser. Y me gusta recibir una opinión sincera sobre lo que escribo. Así que agradeceré a los posibles reviews! Y creo, CREO, que dentro de poco sellaré el final de este hermoso recorrido que ha sido para mí, y espero para ustedes también, Postales de Guerra.