Disclaimer: TMM no nos pertenece. Por desgracia, TMM es de Reiko Yoshida y Mia Ikumi


Zakuro Pure: ¿Qué tienes ahí?

Miley-nanami: Un bate de beisbol (sonríe malvadamente)

Zakuro Pure: ¿Para qué?

Miley-nanami: Ya verás… ¡Aoyama! (grita)

Aoyama: (entra) ¿Qué pasa?

Miley-nanami: (levanta el bate)

Aoyama: … ¡AU! ¡AU! (empieza a correr)

Miley-nanami: (corre detrás de él) ¡Ven! ¡Es solo un momento! ¡No te dolerá… mucho!

Zakuro Pure: ¬¬U… Bueno, departe de miley-nanami (que está ocupada) y de mí, esperamos que disfruten del capítulo.


Capítulo 3 Superación

Hacía varias horas que todos esperaban a que Pai volviera con Kisshu. Eran casi las dos de la mañana y aún estaban en el sótano. Taruto y Purin se habían quedado dormidos en la silla en la que se solía sentar Shirogane, el cual hablaba en voz baja con Akasaka y Zakuro. Sin embargo, de cuando en cuando dirigía una mirada furtiva hacia Lettuce, que se estaba quedando dormida con la cabeza apoyada en Mint, ambas sentadas en el suelo.

Ichigo se sentía extrañamente nerviosa porque de un momento a otro vería a Kisshu. Nunca había sentido nada por él y nunca lo haría, pero el hecho de que le hubiera confesado su amor innumerables veces, a pesar de que ella nunca se lo había tomado en serio, y de que se hubiera sacrificado para salvarla en la última batalla haría la situación un poco incómoda para ella, ya que no le correspondía. En realidad, esperaba que a Kisshu ya se le hubiera pasado el capricho.

Una hora más tarde, Kisshu y Pai se teletransportaron allí. Akasaka, Zakuro y Shirogane dejaron de hablar y Mint despertó a Lettuce. Ambas se pusieron en pie y, junto con Ichigo, se acercaron al grupo. Akasaka fue a despertar a Purin y a Taruto.

—Ya están aquí —les dijo en voz baja.

Taruto se desperezó rápidamente y fue corriendo a reunirse con sus hermanos, contento de ver a Kisshu otra vez.

—¿A dónde diablos te fuiste? —le preguntó, frunciendo el ceño.

—A muchos sitios —le contestó sonriente, revolviéndole el pelo.

Taruto protestó y se deshizo de su mano.

Entonces, Kisshu miró a su alrededor. Nunca había llegado a entrar ahí. Aburrido, en seguida pensó que Pai lo encontraría más interesante que él, así que volvió la cabeza hacia las personas que lo miraban. Shirogane estaba impaciente y Akasaka, al contrario, se mostraba relajado. Zakuro, con los brazos cruzados, parecía indiferente, pero en realidad se mantenía atenta. Lettuce, cansada, luchaba contra el sueño e intentaba que no se le cerraran los ojos. Mint fruncía el ceño, aburrida de esperar, y Purin se frotaba los ojos, intentando despertarse del todo.

Kisshu se detuvo en Ichigo, que se retorcía las manos con nerviosismo. Estaba igual a como la recordaba, igual de mona y guapa, pero tenía una expresión de profunda tristeza. Y eso era debido a la supuesta traición de Aoyama. Si ese humano podía hacer que ella se derrumbara así, significaba que lo quería con todo su corazón y que nunca podría ser suya. Ahora lo entendía; ahora lo tenía más claro aún. Estaba seguro de que, en aquellos meses, Ichigo ni siquiera le había echado de menos. Pero para eso se había ido, para olvidarse de ella. No lo había conseguido, por supuesto. No se había alejado el tiempo suficiente y, aún así, dudaba de que la hubiera podido olvidar. Sentía su corazón latir fuertemente… doki-doki.

—¡Eh, kon…! —se interrumpió—. ¡Ichigo! —le sonrió.

Ichigo, automáticamente, alzó la mano para decirle hola, sin saber muy bien qué más hacer. Se preguntó si aquello significaba que ya la había olvidado o no.

—Bueno, ¿podemos empezar? —preguntó Shirogane.

Pai asintió.

—Kisshu y yo estuvimos discutiendo el asunto. Por eso tardamos tanto —se excusó.

—¿Y bien? —les instó Shirogane—. ¿Llegaron a alguna conclusión?

Kisshu asintió con la cabeza.

—Es obvio —empezó Kisshu, retirándose el pelo de la frente— que Deep Blue no puede valerse por sí mismo en este momento. Por eso pensamos que debe de estar usando a Aoyama hasta que encuentre algo que le devuelva la fuerza que tenía antes.

—Pero Aoyama está actuando por su cuenta, ¿no? —dijo Mint, mirando de reojo a Ichigo.

—Como dije antes —contestó Pai—, el rastro de Deep Blue era muy débil, tanto que ha absorbido energía de nuestro planeta. Está desesperado. No creo que pudiera sobrevivir si poseyera a Aoyama.

—Lo cierto es que no es imposible que Deep Blue esté controlándole de alguna manera —accedió Kisshu—, pero es muy improbable.

Ichigo suspiró. Cada vez más, las esperanzas de que Aoyama volviera a ella se alejaban. Mint le apretó la mano para reconfortarla a ella y también a sí misma, aunque eso no lo supiera Ichigo.

—¿Cómo puede absorber la energía de un planeta? —inquirió Zakuro—. ¿No es un poco imposible?

—El 90% de nuestro planeta está formado por energía —explicó—, y los cinyclones tenemos una conexión con esa energía, pero sólo los más poderosos son capaces de usarla.

—¿Y si la absorbe toda? —volvió a preguntar, alzando una ceja—. ¿No sería entonces muy poderoso?

—Eso es imposible para Deep Blue en el estado en el que está —dijo Pai.

—¿Y eso por qué? —preguntó Purin, curiosa.

—Estallaría —se rió Kisshu—. Le daría una sobrecarga.

—¿Y cómo va a recuperar la fuerza? —inquirió Akasaka, retomando el tema.

Kisshu y Pai se miraron, pensativos.

—Eso es lo único que no sabemos —admitió Kisshu.

—Habrá que esperar a que ataque —dijo Pai.

Shirogane asintió y dio unos pasos.

—¿Alguna cosa más? —Los dos cinyclones negaron con la cabeza—. En ese caso, creo que es hora de volver a casa. Ustedes tres pueden quedarse aquí si quieren.

—Gracias —asintió Pai.

—¡Vamos, Taruto! —Exclamó Kisshu—. ¡Hasta mañana!

Shirogane y Akasaka fueron con ellos a enseñarles dónde se iban a quedar y las chicas se dirigieron a sus casas. Ichigo tuvo la mala suerte de que sus padres estaban esperándola despiertos y tuvo que soportar la enorme regañina que le dieron durante media hora. Cuando Purin llegó, no tuvo que enfrentarse a su padre, pero sí a sus hambrientos hermanos, que habían hecho un desastre en la cocina. Por otra parte, los padres de Lettuce corrieron a abrazarla en cuanto la vieron, llorando, y se disculparon con el oficial de policía al que habían llamado. Mint llegó a su casa y su nana y los sirvientes corrieron a atender sus órdenes, aliviados de que hubiera vuelto. Zakuro vivía sola, así que no tuvo ningún problema.

Al día siguiente Ichigo acudió a la escuela. Incluso si no se sentía con ganas, se obligaba a ir. No podía perder clases. Sus amigas se daban cuenta de su tristeza y pensaban, como les había dicho Ichigo, que era porque había roto con Aoyama. En realidad, Ichigo no estaba segura de que aquello fuera verdad. ¿Había roto con él o no? No oficialmente, pero…

—¿Ichigo? —la llamó la profesora—. ¿Puedes salir a la pizarra a hacer este ejercicio?

Ichigo salió de su trance y se levantó, algo aturdida. Asintió.

Las horas pasaron en el colegio. No vio a Aoyama, ni lo había visto venir a clase más. Y sabría que no lo volvería a ver. Cuando por fin salió, se encontró con Lettuce de camino al café.

—¡Hola, Ichigo! —la saludó alegremente.

—Te veo muy contenta —le sonrió Ichigo.

—Bueno, es que… —se sonrojó— Ryou me ha invitado a comer. Voy a encontrarme con él en el café y luego nos vamos.

—¡Ah, qué bien! ¿Por eso te has maquillado?

—¡Ah! ¿Se nota mucho? —preguntó nerviosa—. Me lo quitaré en seguida —sacó un pañuelo de la maleta.

Ichigo le agarró la mano.

—¡No! No seas tonta. Está muy bien —le aseguró.

—¿En serio? —preguntó, insegura.

Ichigo asintió.

A Lettuce le debe de gustar mucho Ryou, pensó Ichigo. No es el tipo de chica a la que le gusta destacar.

—¿Y a ti qué tal te va? —le preguntó Lettuce de repente.

—¿A mí? Pues… —bien, iba a decir, pero sabía que no era verdad. Lettuce le miraba con sus amables ojos azules y no se atrevió a mentirle—. La verdad es que no muy bien. Le echo mucho de menos y no sé qué le ha pasado. Parece una pesadilla de la que no puedo despertarme.

Lettuce la miró y sonrió. La claridad del sol hizo que sus ojos se aclararan.

—¿Sabes? Cuando yo me siento así, me acuerdo de la gente que está a mi alrededor, la que me quiere y se preocupa por mí. Entonces, soy capaz de superar lo que venga y de entender que no puedo ser egoísta y de que hay gente que también me necesita.

Ichigo la miró atentamente, entendiendo lo que quería decir. Asintió con más energía de la que había sentido en días.

De repente, Masha salió de su bolsillo y oyeron la voz de Shirogane.

¡Ichigo! ¡Lettuce! ¡Daos prisa! ¡Están atacando el café!

Ichigo y Lettuce se miraron.

—¿Y si Aoyama está ahí? —preguntó Ichigo, nerviosa.

—Puedes hacerlo. ¡Vamos! ¡Mew Mew Lettuce! ¡Metamorfosis…!

Ichigo asintió y la siguió en la transformación.

—¡Mew Mew Strawberry! ¡Metamorfosis…!

Ambas, ya con sus característicos trajes, corrieron rumbo al café.

Cuando llegaron al café, habían tres quimeras animal que estaban atacando el café: una era como un perro enorme con colmillos grandes y gruesos. Atacaba con sus garras con toda la furia que poseía. La otra quimera animal era una libélula gigante de redondos ojos verdes que volaba con rapidez por el cielo y echaba un rayo eléctrico por la boca. La última de todas era una serpiente enorme que mordía con sus finos y afilados colmillos venenosos.

Las otras Mew Mews estaban ya transformadas y peleando contra las bestias mientras Ryou y Akasaka miraban lo que ocurría, en tensión. Los tres alienígenas también las ayudaban a vencer a las quimeras animal. Pai y Zakuro luchaban juntos contra la libélula y ambos parecían saber muy bien lo que hacían: Zakuro impedía a la libélula que se moviera a gran velocidad gracias a su látigo y Pai aprovechaba para atacarla con su enorme abanico. Entonces, la libélula se soltó y lanzó un rayo a Zakuro, que cayó de espaldas contra el suelo y con una gran quemadura en el brazo.

—¿Estás bien? —le preguntó Pai desde arriba.

Zakuro se levantó, agarrándose el brazo dolorido.

—Claro. Por supuesto —contestó, volviendo a la pelea. No iba a dejar que nadie pensara que era débil.

Por su parte, Mint estuvo a punto de ser mordida por el perro cuando Lettuce se unió a la lucha y la empujó a un lado para apartarla. Ichigo atacó en ese momento para impedir que las mordiera a las dos.

—Gracias, chicas —les dijo Mint, preparándose para sacar su flecha.

—De nada —contestó Lettuce, ya con sus castañuelas en las manos.

Ichigo asintió y agarró fuertemente su Strawberry Bell.

Kisshu, Purin y Taruto se estaban enfrentando a la gran serpiente, que siseaba en su dirección. De repente, la serpiente dio un coletazo que golpeó a Purin y la lanzó contra el muro del café, haciéndola caer luego al suelo. De inmediato, Taruto se teletransportó a su lado.

—¡Purin! —Exclamó Ichigo, que había visto cómo la bestia lanzaba a Purin por el rabillo del ojo—. ¿Estás bien? —le preguntó cuando llegó a donde estaban los dos niños.

—Purin está bien —le aseguró, y miró a Taruto—. ¡No llores, Taru-Taru!

—¡NO ESTOY LLORANDO! —le gritó, furioso, mientras la ayudaba a que se levantara.

—Taruro —le pidió Ichigo—. Llévate a Purin a un lugar seguro.

Por una vez, Taruto asintió y le hizo caso. Agarró a Purin de la mano y se teletransportó con ella. Ichigo se sintió aliviada de que a Purin no le hubiera pasado nada, pero esa sensación no duró mucho.

—¡Cuidado, Ichigo!

Ichigo se dio la vuelta rápidamente, pero le pareció verlo todo a cámara lenta. La quimera animal se abalanzaba hacia ella por segundos, con su fea cara triangular y sus ojos amarillentos mirándola directamente. Se había quedado tiesa como un gato alumbrado por los focos de un coche en medio de la noche; su cerebro le gritaba que corriera, pero su cuerpo estaba paralizado. No podía hacer nada y, entonces, Kisshu apareció delante de ella justo en el momento en que la serpiente ya bajaba la cabeza para dar una mordida letal. Kisshu levantó las manos con las espadas de dragón fuertemente sujetas en sus puños y, con un movimiento seco, las clavó en los ojos de la serpiente, dejándola ciega y dolorida.

—¡Ahora, Ichigo! —la apremió.

Ichigo sacudió la cabeza y salió del trance. ¡Podía moverse! Frunció el ceño y asintió con energía.

—¡Strawberry Bell! —gritó, haciendo aparecer de nuevo su arma—. ¡Ribon Strawberry Surprise!

El ataque dio de lleno en la quimera animal y, en cuestión de segundos, quedó reducida a nada. Ichigo vio cómo desaparecía, jadeando y con el corazón a punto de salírsele del pecho.

—Bien hecho, Ichigo.

Ichigo se giró y vio cómo Kisshu le guiñaba el ojo antes de teletransportarse para ayudar con otra quimera animal. Cuando Ichigo se hubo recuperado un poco, volvió a la batalla con una sola cosa en la mente. Kisshu… ha vuelto a arriesgar su vida para salvarme.

La única quimera animal que quedaba era el perro, que se defendía con garras y dientes. Pero no era rival para las seis personas que le atacaron a la vez y pronto tuvo el mismo fin que las otras. En ese momento, cuando pensaban que todo había acabado y se encontraban exhaustos, Aoyama hizo su aparición, aún con su apariencia de medio alienígena, lo que hizo que Kisshu y Pai le miraran con sospecha.

—¿Se han divertido? —preguntó con sorna.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Zakuro a su vez.

—Sólo entreteneros —contestó con una sonrisa malvada.

—¿Entretenernos? —Shirogane se adelantó al grupo.

—Este ataque sólo era una trampa para que mi maestro pudiera moverse libremente sin ser detectado —afirmó—. He concluido mi misión. Me voy.

—¡Espera, Aoyama! —gritó Ichigo con las lágrimas volviendo a ella—. ¿De verdad estás de parte de Deep Blue?

—Ya te lo dije la otra vez, pesada. Déjame en paz.

—Bien… —murmuró Ichigo, con un nudo en el estómago—. Entonces…

La memoria de Ichigo voló hacia unas horas atrás, cuando iba de camino al café con Lettuce. ¿Sabes?, le había dicho Lettuce. Cuando yo me siento así, me acuerdo de la gente que está a mi alrededor, la que me quiere y se preocupa por mí. Entonces, soy capaz de superar lo que venga y de entender que no puedo ser egoísta y de que hay gente que también me necesita.

Lettuce tenía razón. El futuro de la Tierra era más importante que otra cosa. Por fin lo entendía. Había personas que la querían y que se preocupaban por ella, y personas que dependían de ella. Y Aoyama ya no formaba parte de esas personas. Ella era la líder de las Tokyo Mew Mew y, como tal, no podía ignorar sus responsabilidades. Incluso si eso significaba luchar contra Aoyama. Con todo el dolor de su alma y las lágrimas a punto de desbordarse de sus ojos, Ichigo hizo aparecer su arma con una seriedad inusual en ella. La agarró fuertemente antes de decir:

—Entonces, Aoyama… tendré que luchar contra ti. ¡Por el futuro de la Tierra, estaré de servicio! ¡Nya! —y gritó su ataque—:¡Ribon Strawberry Surprise!

Un chorro de luz rosa salió disparado contra un asombrado Aoyama que, antes de desaparecer para salvarse, miró a Ichigo con una tristeza repentina. Pero nadie se fijó en ello.


Miley-nanami: (golpea a Aoyama con rabia)

Aoyama: ¡AU! ¡AU!...

Zakuro Pure: (se termina el chocolate) Parece divertido… ¿Puedo intentarlo?

Miley-nanami: Claro (le pasa el bate)

Aoyama: ¡NOOOOO…!

Zakuro Pure: (golpea a Aoyama)

Aoyama: ¡AU! ¡AU!

Zakuro Pure y miley-nanami: (se ríen malvadamente) ¡muajajajajajaja!


Contestamos a los reviews:

AnAkE . AmAi: es más lindooooo^^! Ya tienes otro capi, así que no te mueras! xDD

Aiitana-SakurAdA: pues ya está el tercer capi!. Y tienes algo de kisshigo y de Taruto/Purin. Espero que te haya gustado!

Y a los demás… ¡no se olviden de dejarnos más reviews!

Miley-nanami y Zakuro Pure :D

(K)Kisses&hugs(L)