-|- Sentimientos -|-

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Yu-chan

No supo exactamente que pensar… más bien, no sabía si debía pensar, pero ahí estaba la escena y su cabeza le llevó a un sin fin de razones para que eso pudiera estar pasando, todas ellas orientadas a una sola idea de sí mismo.

"¿Cómo no me di cuenta?"

Sí, no podía ser que no notara a esos dos en esa clase de sentimientos; claro, eran dos sujetos del mismo sexo, pero estaba comprobado que incluso él sentía algo por alguien que también era un chico, pero eso… eso no importaba demasiado ahora. Sus preocupaciones salieron volando cuando vio la escena de ahí -entre esos dos-, la que sus ojos le mostraban, era… era simplemente perfecto, perfecto para ellos, claro.

Sonrió sin darse cuenta. Se quedó en silencio mirando el cuadro y, cuando sintió que no tenía motivo alguno para estar ahí, sin hacer ruido alguno dio unos pasos hacía atrás y dejó la bandeja que llevaba en manos sobre el mueble más cercano. La imagen se quedó congelada en su mente como una fotografía y nadie; ninguno de los presentes se percató de su presencia.

Era mejor para él mismo que Gouenji nunca supiera que le vio en pleno "ataque". Al parecer y como iban las cosas, Shuuya gustaba de un chico que -debía resaltar eso, porque estaba alegre- no era el mismo que le gustaba a él -el espectador- y, lo que era mejor, Shuuya parecía ser correspondido. ¡Bravo! Aplaudió mentalmente por eso.

Esto está bien así, es simplemente… ¡perfecto!.

Pensó alegre, pero… ¿realmente era perfecto? ¿perfecto para quién?, ahora solo pensaba en sí mismo y en sus necesidades, en lo que le dictaba la razón y le gritaba el corazón. El chico caminó silenciosamente por los pasillos, alejándose de la habitación aquella.

Someoka, ¿se la entregaste?— le preguntó una voz al pie de las escaleras, el muchacho entornó la vista para encontrarse al estratega del Raimon; Yuuto Kidou.

~•:•~

Habían pasado justamente 15 minutos desde que sus manos tocaron a la puerta de la residencia Kidou. Someoka venía de regreso de la secundaria Raimon siendo atacado por la bendita lluvia, el pensaba y… pensaba mucho, así que viendo el oportuno momento -y que la casa de Kidou quedaba cerca-, decidió aprovechar para preguntarle ese "algo" que llevaba tiempo en indagar, después de todo, Kidou era un estratega, el debía comprender la situación y ayudarle a superarlo, porque Someoka simplemente no podía.

Yuuto le permitió pasar y el timbre del teléfono se hizo escuchar. El chico pidió la ayuda del recién llegado mientras atendía la llamada y le hizo entrega de la bandeja que llevaba en manos, sobre ella había un recipiente con agua y unas dos toallas; Kidou había pedido que las llevara arriba, a la última habitación del pasillo en dónde se encontraría con Gouenji. Y así lo hizo, y así agradeció, de otra manera aún estaría atormentado en pensamientos sobre lo que era correcto y lo que no.

~•:•~

Eh… sí— asintió el de piel oscura y se llevó una mano tras la nuca, sonriendo un poco y como podía —sólo que estaba un poco ocupado…— dijo casi en un susurro mirando al piso con ojos felices.

¿Ocupado?—

Sí— asintió —y mejor yo me retiro por hoy, por favor, no le digas a Gouenji que estuve aquí— pidió por ultimo mientras bajaba las escaleras, pasando al lado del otro —nos vemos— se despidió.

Pero… ¿no venías por algo?— preguntó el otro mientras le seguía con la mirada.

Ya no es necesario— explicó y esa sonrisa extraña no pasó desapercibida por el estratega.

Algo se traía Someoka o Kidou ya comenzaba a ver cosas que no eran. Yuuto le perdió de vista cuando el otro había dado la vuelta en el pasillo. Algo que caracterizaba a Kidou era su intuición y su rápida manera de interpretar las cosas, pero esta vez no estuvo del todo seguro, algo no marchaba bien con el otro, era pensamientos suyos que decidió no darles mucha importancia, quizá necesitaba dejar de pensar un poco antes de pensar en distintas cosas.

Subió el resto de escalones que quedaban y viró la vista hacia la ventana que alumbraba ahí, llovía, seguía lloviendo sin cesar. Someoka Ryuugo había dicho que Gouenji estaba ocupado… pero ¿ocupado en qué?

El castaño de googles caminó por los pasillos y tomó la bandeja que yacía en un mueble, llegó hasta su habitación y la puerta estaba entreabierta, antes de que pudiera tocar -o hablar- miró una peculiar escena; la de Gouenji en el piso y Kazemaru sobre él.

El peli-azul estaba sobre el goleador de fuego con el rostro casi escondido en su cuello, se podía escuchar entre jadeante y susurrándole algo al oído, por su parte Shuuya tenía una mano en la cintura del peli-largo y un pie ligeramente doblando que pasaba entre las piernas del que apenas y ropa tenía. En ese momento Kidou intentó no hacerse otras ideas, porque los conocía… ¿cierto?, no juzgaría la escena. Sin más, el muchacho se aclaró la garganta, haciendo seña de que él estaba ahí, mirándolos. Los que en el suelo se encontraban voltearon a verle y se quedaron quietos y en silencio.

Un cruce de miradas.

Lo que en esa habitación había eran miradas que se cruzaban y un silencio que se colaba en la escena. Esa vez, ninguno se movió.

.:::::: • Una hora antes • ::::::.

Era una completa quietud, una calma que casi se podía respirar, se sentía acostado en una acogedora cama con algo que refrescaba su frente, movió sus parpados aún cerrados y entonces lo sintió, sus músculos pesar, en ese momento era casi como si su alma estuviera en un cuerpo ajeno y no en el propio. Lentamente abrió sus ojos y lo primero que vio fue un techo claro color durazno, parpadeó unos segundos y se incorporó precipitadamente, dejando caer el pequeño trapo húmedo que tenía sobre la frente.

¿Qué sucedió?

Recorrió la habitación con su vista, exaltado y preocupado, no era la suya ni de alguien que conociera, no tenía ni la más mínima idea de donde estaba. Salió de las sabanas blancas y al levantarse de la cama se mareó y cayó de rodillas al suelo, respiraba un poco entrecortado y de entre cada uno de tres parpadeos veía borroso, pero aún así, estando ahí en el suelo reparó en algo, que únicamente llevaba puesto una camisa larga que solo llegaba a cubrirle su ropa interior -agradeció mentalmente llevar esta ultima aún puesta-, estaba descalzo con solo eso encima, sobraba decir que no era suya y estaba seguro de que él no se la había puesto.

¿Dónde?

Una razón más para alterarse, el chico gateó por el piso alfombrado hasta llegar a una repisa, ahí alzó la vista y miró un montón de bonitos trofeos que servían como adorno, pero no fueron todos esos objetos brillantes que demostraban tantos torneos ganados, si no que un objeto en particular, uno que no tenía que ver con concursos o cosa parecida, ahí en lo alto estaba una especie de adorno, un pequeño muñequito hecho a mano con la apariencia de un gato.

Imposible.

Kazemaru parpadeó unos segundos, pensando si eso era lo que creía que era, se levantó con las pocas fuerzas que tenía y estiró la mano para poder alcanzar aquello. Él precisamente no era un chico bajito, pero esta vez su altura no le ayudaba. Había olvidado completamente que en un principio estaba alterado por no saber donde se encontraba, en vez de eso, para poder alcanzar lo deseado, pisó y se recargó en el mueble que estaba más cerca de ahí. Estiró su mano derecha y se colocó de puntas, usando la poca energía que se le era permitido, la que su cuerpo le brindaba.

Un poco más… un poco más y...

¿Kazemaru?— escuchó su nombre a sus espaldas, el peli-azul se exaltó, como quien es descubierto en una travesura, el chico inmediatamente volteó, al hacerlo el equilibrio que había logrado adquirir se rompió y él se vino abajo.

En seguida se escuchó el golpe sordo de algo caer e impactar contra ese suelo alfombrado. Había dolido, pero no tanto como se hubiera imaginado, algo… o alguien había amortiguado su caída. Cuando abrió sus ojos y se incorporó un poco, se había encontrado con otros que le veían, una mirada tan negra como la brea, esos ojos inigualables no podían ser confundidos.

¿Gou-Gouenji?— pronunció con apenas voz, sorprendido de verle. Quizá y lo más probable era que se encontraba en la casa de su amigo, eso podía explicar los tantos trofeos exigidos en la repisa, pero no explicaba el muñequito en forma de neko.

Sin levantarse giró la cabeza, sólo un poco para poder ver otra vez a lo alto y a eso que había llamado la atención. Gouenji notó la insistente mirada de su amigo en algo en particular y, cuando quiso levantarse, Kazemaru colocó su mano en el hombro del otro. El peli-plateado se le quedó mirando y quieto, en silencio, esperando que Ichiriota le dijera algo, pero no hubo nada, solamente sintió la cabeza del contrario recargarse en su pecho.

¿Kazemaru?— pronunció nuevamente Gouenji que no sabía lo que pasaba con su amigo y compañero.

Me volveré loco— dijo sin siquiera levantarse, muy cerca del oído de Shuuya, con una voz que parecía quebrarse. Kazemaru aún tenía fiebre.

El número 10 de Raimon colocó una mano sobre la cintura del otro para poder levantarlo, no era bueno que el peli-largo siguiera fuera de cama cuando tenía una fiebre que no parecía bajarle, se notaba caliente y más aparte, no entendía nada de lo que decía, era probablemente la paranoia que le causaba la fiebre.

Quítamelo Gouenji… ayúdame… por favor— susurró y las lágrimas marcaron un camino desde sus ojos hasta el pecho del contrario —onegai— imploró.

¿Qué era eso? Qué era eso que se sentía, algo que dolía, algo frágil que se rompía… algo.

Shuuya ahora más que hace unos momentos estaba preocupado, ni tiempo tuvo de pronunciar palabras cuando alguien se había aclarado la garganta. Los dos; tanto Gouenji como Kazemaru giraron su vista hacia la puerta, ahí parado bajo el marco, mirando la escena un tanto extraña -o más bien comprometedora- se encontraba Kidou. El chico castaño llevaba en manos una bandeja, seguramente el agua era para refrescar la frente de Kazemaru y así nivelar su temperatura.

Y los tres crearon un silencio, Yuuto mirando a Kazemaru con apenas ropa sobre Gouenji que estaba en el suelo, el peli-azul y el peli-plata observando a Kidou que intentaba decirles algo con la mirada.

Inútil.

Sí, era inútil, la telepatía no servía, Kidou lo había comprobado apenas. El chico cerró los ojos, se adentró a la habitación y esos dos de ahí, nada más no se movían. Fue por la cercanía que pudo notar más claramente el estado del peli-azul.

Kazemaru entrecerró los ojos con las mejillas sonrojadas, respirando agitadamente y entonces, volvió a suceder, cayó desmayado, ahora quedando completamente sobre Gouenji.

¡¿Kazemaru?— llamaron ambos, preocupados, exaltados y un sinfín de sentimientos más. Porque ver a un amigo en semejante estado dolía tanto, pero dolía más el no saber la razón del porqué.

Ambos, tanto Goenji como Kidou tenían el mismo pensamiento; lo que sea que le pasaba a Kazemaru debía ser grave, porque… jamás, jamás habían visto al peli-azul de esa manera. Aunque era cierto que ellos no sabían la existencia de una escena parecida tiempo atrás, escena en la que uno de los pocos que le logró ver así fue su capitán, el portero del equipo; Endou Mamoru.

Para ellos, para ellos era algo nuevo y… angustiaba.

Capítulo 02:

¿Malentendido?


N/a:

¡Hola de nuevo~!

Sólo pido no me maten xD, no es que tenga algo contra Kazemaru ni que me guste verlo llorar (inner: la pobre se traumó con una imagen de él justamente llorando) oh sí, me transmitió un montón de cosas esa pic. En fin, ese no es el caso, aquí sigo con mi drama x'D… pobres pubertos (?), ok no xD. No pregunten qué hace ahí Someoka Uu…

Gracias especialmente a KCounterCutterblader, Yami, lucia-nami 14 (los últimos dos chicos eran…-susurra muy bajito- Endou y el objeto de mi drama ahora xD), HiZaKi, Lelouch V'BXVII, KazeFubu Shooting Star, MenDritaaAl, Sou-kyon, kimi ai shiteru, lauriyaxelxsiempre y Inah quienes me dejaron un pequeño review que leí con gusto~

Sí se me va la olla díganme x'D, suelo colocar locuras… Uu.

|+| Saludos y gracias por leer |+|