SUMARY: Me transformaste para que estuviera a tu lado como una muñeca eterna. Cada vez que me das tu sangre, te deseo inmensamente; pero cuando recupero la cordura, recuerdo que eres una bestia que ha matado sin razón a Kaede-sama.
Parejas principales: Sesshomaru x Rin
Parejas secundarias: Inuyasha x Kagome .-. Miroku x Sango
Género: Drama & Romance
Aviso: Muerte de un personaje; LEMON excesivo
La idea surgió de: En la mezcla de mi idea de hacer este fic para este día (mi cumpleaños), que fuera sobre seres sobrenaturales y que después había decidido hacerlo lemon, así que, mezcla de ambas ideas. Aunque lo que más influyó fue cierta imagen que tengo en mi calendario personalizado de agosto.
Publicación: Irregular
Disclaimer: Los personajes de Inuyasha no me pertenecen, sino a su creadora Rumiko Takahashi.
-MUÑECA ETERNA Y MALDITA-
by: Atori
PRÓLOGO
Cuando era pequeña, mi madre me dijo una vez que existían varios tipos de muñecas. Por un lado, estaban las de trapo, las que la gente pobre se podía permitir, pero que desgraciadamente yo nunca pude tener por la vida tan traumática que tuve a mis seis años de edad; estaban también, las muñecas normales, que niñas de familias de clase media, podían conseguir; y luego estaban las de porcelana de gran exquisitez, y que solo las familias de clase alta y nobles, se podían permitir.
Pero también existía otro tipo de muñecas, unas que eran tiradas y movidos por unos hilos muy finos, casi transparentes. Generalmente eran de trapo y recibían el nombre de marionetas.
Pues bien, así me siento yo ahora. Como una marioneta, tirada y usada a voluntad del que consideraba mi amo, Sesshomaru.
Todavía no logro entender cómo todo había llegado a este punto.
Cuando era niña y estaba a su lado, me sentía protegida y feliz. La historia en cómo lo conocí y como llegué a estar a su lado, es algo que ahora no merece la pena recordar, solo el hecho de que de niña tenía miedo de los humanos. Eran unas personas horribles y que sin razón aparente, habían matado a mis padres y a mi hermano. Después, en la villa en la que vivía sola, los aldeanos me trataban como a basura. Pero toda mi vida cambió cuando le conocí a él, a Sesshomaru.
Junto a él, pasé por tantas aventuras y experiencias que mi respeto hacia él fue en aumento. Además, que me sentía algo muy importante para él, para el poderoso taiyoukai de Sengoku.
Recuerdo que de niña, mi único deseo era estar al lado de Sesshomaru para siempre. Pero cuando la lucha contra aquel demonio llamado Naraku había finalizado, Kaede-sama le había sugerido a mi amo que quedarme entre los de mi especia, sería mejor para mí, que ir con un youkai, donde jamás habría aprendido a leer, escribir y el uso de cada planta medicinal.
Sesshomaru-sama se convenció, pero yo no. No quería separarme de él. Había protestado, llorado tanto, deseando quedarme a su lado, que al final Kaede-sama había sugerido.
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-hagamos un trato, entonces. Te quedarás aquí para aprender y a ayudarte a convivir con los humanos, y cuando crezcas podrás tomar la decisión de quedarte con nosotros o de regresar con Sesshomaru.
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Aunque le costó, había logrado convencerme de que lo mejor, por lo menos mientras fuera niña, me quedara con los de mi especie.
Conforme fue pasando el tiempo, y con la ayuda de Inuyasha-sama, Kagome-sama y los demás, pude insertarme con el resto de humanos, superando ese temor que les tenía, considerándolo una horrible pesadilla como lo vivido con Naraku.
Pues si algo he aprendido, es que de la misma manera que existen demonios buenos y malos; también existen humanos con esa categoría. A mí, en ese tiempo, tuve el honor de tener muy buenos amigos humanos quiénes jamás me marginaron como los aldeanos con los que había vivido. Me lo pasaba tan bien con ellos, que poco a poco empecé a olvidar a Sesshomaru-sama, y eso que de vez en cuando venía a visitarme y traerme un obsequio.
Pero iba creciendo, iba convirtiéndome en adolescente, me estaba volviendo en una joven rebelde que solo quería divertirse con sus amigos. Me la pasaba todos los días fuera, que cuando llegaba a la cabaña que compartía con Kaede-sama, encontraba el regalo que Sesshomaru-sama me había traído.
Con el tiempo, empecé a no tomar tanta importancia a esos caros kimonos y a desear estar con mis amigos.
Por supuesto, no descuidaba de mis tareas. Podía ser rebelde, pero nunca con Kaede-sama que me había acogido amablemente y ayudado. Además, que debido a su edad, no podía moverse como antes, por lo que me encargaba de la limpieza de la cabaña y de la comida. Lo nuestro era una relación como de abuela/nieta pero muy profunda.
Y era feliz.
Pero esa felicidad se rompió un día cualquiera, a mis quince años de edad.
Regresaba a la cabaña, en mis manos traía un ramo silvestre que le había preparado para Kaede-sama. Alegre como siempre, había abierto la puerta.
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-Kaede-sama, mira lo que…
El panorama con el que Rin se encontró fue aterrador. En la pequeña cabaña donde vivían Kaede y ella, allí estaba la anciana, tendida en el suelo y cubierta de sangre. Frente a ella, estaba Sesshomaru con sus ojos tapados por su flequillo.
-¡KAEDE-SAMA! –tirando las flores al suelo, Rin corrió hacia la anciana, viendo entre lágrimas, como en su rostro estaba dibujado el miedo y el horror- Sesshomaru-sama, ¿qué ha pasado? ¿quién le ha hecho esto?
Mirándole desconsolada, éste no le dio respuesta. Sus ojos seguían cubiertos por su cabello blanquecino.
No entendía. ¿Quién y por qué alguien le había hecho eso a una anciana tan buena como ella?
Bajando la mirada, Rin se encontró con una sorpresa al ver sangre en la garra de su amo.
Temerosa, Rin volvió a mirarle, donde ahora podía observar su expresión con claridad. Estaba serio, molesto, pero decidido y sonriente.
-Sesshomaru-sama… ¿usted no…? –quería preguntarle, quería saber si él había sido el responsable de la muerte de Kaede, pero la sola idea de pensar que tuviera algo que ver, era algo que le dolía y le aterraba.
-vámonos, Rin.
No esperó respuesta, Sesshomaru la había cogido del brazo, obligándola a levantar y a que caminara.
Rin no tardó en protestar, sintiéndose asombrada e incrédula.
¿Ese era el Sesshomaru-sama que de niña lo había visto como un padre? ¿Ese era el Sesshomaru-sama que la protegía y la trataba mejor que a Jaken y cualquiera de sus conocidos?
-¡suélteme! ¡No quiero! Usted ha matado a Kaede-sama, ¿verdad?
Sesshomaru solo se detuvo para contemplarla y contestarle.
-¿y qué si lo he hecho? –contestó con frialdad.
La respuesta dejó congelada a Rin. No se esperaba que él matara a un conocido suyo, y mucho menos que se jactara de ello. ¿Era esa la cara que tanto Kagome-sama como los demás le habían hablado?
Miró su garra ensangrentada, apretándole su muñeca y se sintió sucia y asqueada.
-¡suélteme! –forcejeando más que nunca- ¡No quiero irme con usted! ¡No quiero estar con un asesino sin corazón!
-tus palabras son como un cumplido para mí. –relató con una sonrisa- aún así, te vendrás conmigo, Rin. Eres mía y no de esos estúpidos humanos.
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Y antes de que Inuyasha y los demás pudieran llegar para socorrerme, ya me encontraba en el palacio de Sesshomaru-sama y encerrada en un cuartucho pequeño y oscuro.
Un castigo.
Aquello me parecía cómo un castigo por haber hecho algo malo.
Lloré. Dios sabe cuánto lloré y cuanto grité pidiendo que me sacaran de ese horrible cuarto. Pero nunca fui ayudada.
Cuando creí que me quedaría ahí de por vida, la puerta hacia la luz se abrió, pero ahí estaba la bestia que me había encerrado. Entonces, deseé que cerrara de nuevo la puerta.
La imagen de ver a Sesshomaru ahí plantado, mirándome con tanta fijeza, era la visión de verlo matando a Kaede-sama.
Pero él, me había sacado a la fuerza, me había arrastrado por los pasillos de palacio hasta llegar a lo que me parecían sus aposentos. Me tiró sobre el futón con brusquedad y tuve miedo cuando lo vi sacarse la armadura, sin despegar sus ojos ambarinos de mí.
Supliqué que no me hiciera nada de lo que tenía pensado, pero no me esperaba lo que realmente pretendía.
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Ante el llanto y las súplicas que la joven Rin hacía, solo pudo ver con más terror como Sesshomaru cogía una daga y con ella se hacía un corte en la palma de la mano.
Con la herida abierta, su sangre empezó a fluir a borbones. Sesshomaru fue acercándose hasta el lecho y Rin retrocedía a cada paso, hasta chocar contra la pared.
-bebe. –le ordenó, extendiéndole la mano.
Ella cerró la boca con fuerza y negó con la cabeza.
-¡bebe! –volvió a demandar con sus ojos llenos de ira y llevándole la palma hasta sus labios.
Rin apretaba fuertemente los labios, teniendo su mano frotando ante ella con la intención de hacerla beber a la fuerza. No iba a beber de la sangre de Sesshomaru. No quería beber de un asesino como si fuera un animal. No quería ya nada que fuera de Sesshomaru.
Soltando una mueca de frustración, Sesshomaru se llevó la palma a sus labios y empezó a succionar. Después, en un rápido movimiento, atrajo a Rin contra él.
Rin volvió a forcejear, pero sus intentos ante alguien como Sesshomaru eran completamente inútiles.
-¡suélteme! –no pudo evitar formular.
Algo erróneo, ya que Sesshomaru había juntado sus labios con los suyos, uniendo sus lenguas, pasándole la sangre que había retenido en su boca. Rin quiso escupirla, pero el beso de Sesshomaru empezó a ser tan apasionado, que un extraño sentimiento recorrió en su interior, cuando el youkai enlazaba su lengua con la suya, mientras atraía su figura contra su cuerpo, apretándola con tanta firmeza, que no supo cuándo había sido transportada hacia la cama.
Segundos después, cuando Sesshomaru se había apartado de ella, Rin empezó a respirar con fuerza y a ver al youkai borrosamente. Sintió como si la garganta se le secaba y la intensa necesidad de beber hasta saciarse.
El inuyoukai, como si lo previera, volvió a acercarle la palma con la herida abierta. En esta ocasión no hubo orden, no la necesitaba.
Con la necesidad como la de un vampiro, Rin se apresuró a coger esa mano y beber de su sangre cuanto quisiera.
-así me gusta, mi pequeña. –le dijo, mientras le acariciaba su larga melena castaña- bebe de mí, deséame solo a mí.
Cuando no dejó ni una gota, Rin le lamía su garra con la lengua. Sus ojos habían perdido su inocencia y solo había deseo. Miró a Sesshomaru y cómo la humedad salía de su sexo.
Con la mente vacía, sin pensar, Rin se echó encima de Sesshomaru, pegando toda su figura contra su cuerpo, frotándose contra él, subiéndose la falda de su kimono.
Estaba necesitada, no sabía ni quería saber porqué, pero estaba necesitada de que él la calmara, el mismo youkai de esa sangre tan caliente que la humedecía.
Unió sus labios contra él, siendo ahora ella la que lo besaba fogosamente, mientras que con el faldón alzado y su vagina liberada, empezaba a moverse contra el miembro de Sesshomaru oculto bajo los pantalones blancos que siempre usaba.
El youkai sonrió con arrogancia en sus labios.
Ahora solo sería suya y para siempre.
Se bajó los pantalones y con ellos a medio bajar, Rin se penetró, algo que los hizo gemir a ambos. El contacto para la joven era doloroso, pero no le importaba, solo quería sentir ese trozo de carne dentro suya; para el youkai sentir sus paredes apretándole el miembro, le encantaba.
A pesar de que la sangre escurría de su miembro y que debía ser doloroso para Rin por ser su primera vez, la excitación y el placer, la cegaban de tal manera que no era consciente de ello. Se movía con tanta rapidez, que él no se quedaba atrás y la embestía con la fuerza de un animal.
Aflojándole el kimono, Sesshomaru liberó uno de los pequeños senos de la joven.
Cambiando de postura, poniéndola recostada sobre la cama, la volvió a embestir con brutalidad, mientras que devoraba su seno descubierto y la otra garra se encargaba de estimular el otro.
Rin solo gemía, solo le pedía más, una y otra vez.
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No fui consciente de lo que hice, hasta que desperté.
A mi lado, estaba Sesshomaru, durmiendo, abrazándome posesivamente, pero yo cuando vi sangre descender de mi bajo vientre y algo blanquecino, así como escurrirse de mis labios, sentí arcadas y el deseo de vomitar.
Por mi movimiento, Sesshomaru se había despertado y me había mirado con una sonrisa divertida.
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-¿ya estás despierta? –irguiéndose un poco, a pesar de que la humana tenía los ojos blancos del terror, Sesshomaru le quitó el resto de semen que caía de su boca con su lengua.
Algo estimulante y que la devolvía a la realidad.
-¡aléjate!
A la mierda todo respeto hacia él. No sabía cómo, pero Sesshomaru se había aprovechado y la había ultrajado, la había violado y le había destrozado la vida, preñándola.
Un sollozo escapó de sus labios, mientras inconscientemente se llevaba las manos al vientre. Pensar que una criatura, un hanyou probablemente, había resultado de una unión indeseada.
-no deberías preocuparte. –Rin le observó- no podrás tener hijos jamás. –la joven agrandó los ojos- le pedí a una bruja que inyectara en mi sangre algo especial para tenerte eternamente a mi lado. Ahora no morirás, hasta que yo lo haga. Y no puedes escapar de mí, porque… -llevando dos dedos hacia la parte lateral de su cuello- estás atada a mi sangre y el deseo que te recorre cuando bebes de mí. –hizo presión y las primeras gotas fueron como un impacto sobre la joven, que sin ser consciente de sus actos, se acercó a él y empezó a beber como si estuviera en un desierto y encontrado un oasis- ahora eres mía y eternamente. Solo mía.
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Desde entonces, he estado viviendo esta agonía. Sesshomaru me hace beber de su sangre, no puedo escapar a ello y en consecuencia, una excitación me invade que lo único que quiero es que alguien me baje la calentura.
Pero hay ocasiones en que se invierte la situación y es cuando él se acerca y bebe de mi sangre. Ahí soy muy consciente de mis actos, pero Sesshomaru no. Igual que yo, después de beber de él, Sesshomaru enloquece de deseo y me penetra una y otra vez, desgarrándome por dentro.
Sesshomaru me trata como si fuera una muñeca, haciendo lo que quiere conmigo, pues igual que las muñecas que no pierden su figura, al beber de su sangre, Sesshomaru no solo me convirtió en una inmortal que solo morirá cuando Sesshomaru lo haga, sino que no podré crecer más. Quedaré estancada en mis quince años y lo que me destroza, es que nunca podré tener hijos.
Lágrimas que se suman a las que yacían en el piso y solo puedo mirar cómo Sesshomaru llega y empieza a hacerse un corte en su cuello.
Su sangre inunda mis sentidos y perdiendo toda conciencia y cordura, me levanto hacia él para volver a beber de él y a desearlo físicamente.
CONTINUARÁ…
Notas de autora:
En fin que creo que de los tres fics de mis parejas Gold, éste es el que me gustó más y el que me llevó solo hora y media, mientras que con los otros dos, uff… me costó, y eso que el de sasusaku estaba medio hecho.
En fin, que aquí tenemos el prólogo de este fic, donde en esta ocasión ya hubo lemon. Así que gente, Rin ahora está atada y atraída por la sangre de Sesshomaru, pero eso no quiere decir que lo ame, sino todo lo contrario. Y Sesshomaru, ¿por qué razón mató a Kaede? ¿Por qué le entró esa venada de hacer inmortal a Rin y a fastidiarle la vida?
Espero el regalo de vuestros reviews, aunque si me mandáis un peluche de Rin o una figurita sesshrin, lo agradecería muchísimo más. :P
Recordad que aparte de este fic, están también publicados un oneshoot de: Inutaisho x Irasue (Inuyasha); Fugaku x Mikoto (Naruto); Hiroaki x Natsuko (Digimon). Aparte de las nuevas publicaciones de las parejas: sorato (Digimon, de ángeles y demonios) y sasusaku (Naruto, de vampiros) Por supuesto, como el de sesshrin, contendrá lemon de dichas parejas.
'Atori'