Título: Entre Alcohol y Bisturís

Autor: Rodven

Rating: M

Pareja: Harry/Carlisle

Advertencias: Slash, AU, un poco de Gore.

Disclaimer; Nada me pertenece =( Solo la trama


Entre Alcohol y Bisturís


.PRÓLOGO.

Hermione entró a la sala de espera del aeropuerto, dio un vistazo superficial y lo encontró fácilmente. Estaba junto al gran ventanal mirando fijamente a la pista, dándole la espalda a todos los que se encontraban dentro. Su silueta alta se erguía orgullosa sobre sus pies, su porte lleno de seguridad y madurez atraía la atención de cualquiera. Ella sonrió mientras se acercaba. Observó su atuendo, desde hacía unos años él se vestía bastante formal, y esa ocasión no era la excepción.

Sus zapatos negros de punta cuadrada estaban perfectamente cuidados, como si fueran nuevos, pensándolo, tal vez fueran nuevos. Los pantalones grises de vestir que llevaba puestos estaban sujetos con un cinturón de cuero negro, y caían a la altura adecuada, escondiendo la parte trasera de los zapatos, pero sin llegar al suelo. Su camisa blanca, tan reluciente bajo la luz del sol que filtraba por los cristales, tenía los primeros dos botones desabrochados, dejando ver el cuello y parte de su pecho. Una corbata negra mal acomodada estaba sobre ella, lo más seguro es que él la hubiera dejado en esa posición, cuando no estaba en el trabajo a él no le gustaba verse tan formal. Una larga gabardina negra cubría todo su cuerpo, a excepción de la parte delantera, y la parte baja de sus piernas.

La pálida piel de sus manos y cuello casi brillaban bajo los rayos del sol. Traía unos lentes oscuros tan negros que no podía distinguirse nada detrás de ellos. El cristal frente a él reflejaba todo su ser. Su rostro parecía sereno, y sus finos labios expresaban un inicio de sonrisa en la comisura de sus labios. A su lado estaba una pequeña maleta de viaje, y su mano izquierda sostenía un portafolio.

Él se volteó hacia ella, y le dedicó una sonrisa cegadora, Hermione le sonrió de la misma manera. Cuando estuvo a su lado, ella le hecho sus brazos al cuello, mientras él la abrazaba por la cintura.

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Volteó para ver a la mujer que se acercaba por su lado derecho. Sonrió como siempre hacía cuando la veía, dejó su portafolio en el suelo, para poder abrazarla. El olor a flores que la caracterizaba tanto inundó sus fosas nasales. Cuando se separaron, pudo observarla.

Estaba muy guapa. Tenía puestas unas zapatillas negras de charol de tacón del número veinte, o eso le pareció a él, medias naturales, una falda tipo sastre que le llegaba a las rodillas, y que delineaban sus caderas, una blusa de seda y fajada en la falda, el saco a juego, bastante entallado, y abrochado por delante hacia que todas sus curvas pudieran verse sobre la tela. Aún así, Hermione nunca podría verse vulgar. Traía su abrigo negro doblado cuidadosamente sobre un brazo. Y un bolso de charol negro colgando por uno de sus hombros. Su cabello estaba suelto, sus rizos color chocolate, más bien parecían resortes de tan definidos que estaban.

Hermione había descubierto los tratamientos para cabello que los muggles habían inventado, los probó, pero no le funcionaron tan bien como debería. Aunque le controlaban bastante el volumen, seguía sin verse definido. Así que con la determinación, y vanidad que no sabía que tenía, mejoró esos tratamientos con pociones, dándole un mejor resultado del que ella esperaba.

Su rostro estaba maquillado de manera tan natural, que era difícil verlo a primera vista. Ella no lo necesitaba, su cutis y sus facciones hacían casi todo el trabajo. Solo un poco de sombra en sus parpados, rímel en sus pestañas, y gloss en sus labios eran suficientes.

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"¿Cómo es que te dejaron entrar?" le preguntó el hombre quitándose los lentes de sol, la mujer pudo observar esos ojos verdes que tanto quería.

"No subestimes los encantos de una mujer Harry," le dijo guiñándole un ojo. Harry rió con ganas. "¿A qué hora es el vuelo?" le preguntó a su amigo. El checó su reloj.

"No debe faltar mucho para abordar," le dijo con una sonrisa. "Gracias por venir." Dijo dándole otro abrazo. El día anterior ya se había despedido de ella y de Ron, ya que se suponía que los dos estaban trabajando a esa hora. Fue una pequeña despedida con todos los Weasley, junto con los amigos más íntimos, como el matrimonio Longbottom, después de haber pasado tanto juntos, y relaciones que no iban para ningún lado, Luna y Neville por fin dieron rienda suelta al amor que se tenían desde el colegio.

"¡Oh, Harry! Voy a extrañarte tanto," dijo con la voz rota. Unas lágrimas caprichosas salieron de sus ojos, y resbalaron por sus mejillas. Su mejor amigo se iba, y no sabía por cuando tiempo, a un lugar muy lejos de ella.

"Estarás bien, los dos lo estaremos, ya lo verás," le dijo al oído, y luego la miro a los ojos, le sonrió de esa manera tan dulce que lo hacía verse como el niño de once años que había conocido hacía bastantes años en el expreso de Hogwarts, y le limpió las lágrimas con su pulgar. "Regreso en una semana, no lo olvides," La voz de una mujer sonó sobre ellos, diciendo que los pasajeros de vuelo hacia Olympia, Washington, debían pasar por la puerta cuatro, para abordar el avión. Los dos dieron un suspiro.

"Les llamaré en cuanto llegue a Seattle," le dio un último beso en la frente y recogió su maleta. "Gracias por todo Hermione, dile a todos que los quiero. Y por favor, cuida a Teddy mientras no estoy, tiene que irse a la cama a las nueve, no importa si no se duerme de inmediato, pero a esa hora debe estar acostado. Un dulce al día, no más, cuida que Ron no lo eche a perder mientras no estoy…" Hermione sonreía de oreja a oreja, ¿En qué momento Harry había dejado de ser un padrino para convertirse en un padre?

"Cuídate Harry," le dijo suavemente mientras su amigo atravesaba la puerta, agitando su mano en el aire. Luego que Harry hubiera desaparecido por una esquina, checó su reloj, un escalofrío recorrió su espina dorsal. Apenas tenía unos minutos para que juicio comenzara, aún tenía que ir a su casa por los papeles y luego al juzgado. Se imaginó que su justiciable en esos momentos debería estarse comiéndose las uñas y trepándose por las paredes. Suspiró, había decidido no ir a despedir a Harry, pero no podía dejarlo ir de esa manera, sin nadie junto a él. Sabía que ese juicio era importante, tanto para ella, que se iba a enfrentar al mejor abogado de Londres muggle, y para su protegido, un hombre acusado de asesinato y si llegaba a ser culpable, su sentencia sería la pena de muerte.

Se dirigió al baño y desapareció en dirección a su casa. Tomó los papeles necesarios para el juicio, y se apareció en los servicios del juzgado, dándole gracias a Merlín y toda su corte de que no hubiera nadie presente en esos momentos. Respiró profundamente y se dirigió al pasillo que estaba fuera del tribunal, checó su reloj, tenía treinta segundos. Pasó a un lado de los guardias y entró por esa puerta doble. Estaba todo lleno, el jurado, el juez, el público, el demandado, el demandante y su abogado. Solo faltaba ella, su protegido al verla casi le salen lágrimas de felicidad, ella le dedicó una sonrisa alentadora. No había manera que ella perdiera. Con toda la confianza que tenía y le sobraba caminó hasta el frente. Se sentó junto al hombre, y dejó que el juicio comenzara, teniéndolo ganado desde que puso un pie en el juzgado.


N.A.: ¡Hola! Esto será un HarryxCarlisle, la idea la tuve cuando me imaginé a Harry así vestido en un aeropuerto, lo demás vino solo. La historia ya está escrita, y tiene solo cinco capítulos, sin contar el prólogo. Subiré los capítulos constantemente.

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