Disclaimer: los personajes de Kenichi no pertenecen ni al escritor o al traductor y ninguno obtiene beneficio alguno más que pasar un buen rato de ocio.
Nota Importante: Esta historia ha sido escrita originalmente por half-breedMiralian a quien se le agradece y mucho su contribución para ayudar a la sección en español de KMD.
Rabbit Black dice: ¡Te quiero half-breedMiralian!
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Except
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Los odiaba. Ruidosos, Idiotas odiosos. Nunca lo dejaban en paz. El Alienígena siempre estaba usando los recursos de otras personas para su propio beneficio. Los Ex-Miembros de Ragnarok no se callaban. El Boxeador y su amigo lo trataban como si él fuera uno más de sus amigos. Y lo peor de todo era que ninguno de ellos le escuchaban cuando les decía que le dejaran solo.
Natsu Tanimoto suspiró con frustración, apenas escuchando el plan de batalla de la Alianza Shinpaku en su lucha contra Yami ¿Cómo esos idiotas podían confiar en él? Ellos sabían que él y su maestro se habían sumado a la organización, así que ¿Por qué todavía lo invitaban a esas reuniones?
— ¡Ne, Nacchi!—Honoka, obviamente aburrida con el intercambio de palabras, se acercó hacia él y se arrojó sobre su regazo— ¿Juegas conmigo?
Ah, sí. Había una excepción. Esta chica. Ella con ojos brillantes, niña energética que parecía iluminar su día no importaba en qué tipo de estado de ánimo estuviera. Aunque esta vez hizo una mueca de cansancio y puso una mano en la cabeza de la niña—Ahora, no.
Hubo un extraño brillo en sus ojos— ¿Cansado?—Él asintió lentamente con la cabeza en señal de afirmación—Oh. Bueno, llámame cuando te sientas bien para un juego de Othello. Yo siempre podría aceptar otro viaje al parque de diversiones—dijo refiriéndose a todas las veces que había perdido contra ella en ese estúpido juego (Él no quería admitirlo, pero lo había obligado a practicar por sí mismo)
Natsu rodó los ojos y se hundió de nuevo en el sofá. Niijima (Utilizando el dinero y los recursos de Kisara) había aportado un muy buen edificio, tenía que admitirlo. Casi todas las habitaciones, con excepción del gimnasio, estaban llenas de artículos de ocio y confort. El maldito bastardo sabia vivir con estilo. Sin embargo, de alguna manera el lugar parecía vacío. Miro a su alrededor, preguntándose porque no le parecía tan vivo. Ah. ¿Dónde está Shirahama?
Parpadeó varias veces como si su mente le acabara de dar una bofetada. ¿Se había dado él cuenta de que el idiota estaba desaparecido? qué ¿El mundo estaba por llegar a su fin? Se mordió el labio inferior. Ahora que pensaba sobre eso, siempre que ese tonto desaparecía, él no tenía mucha energía.
— Ya lo sé…
Dio un respingo. Había olvidado que Honoka seguía sentada en su regazo. La muchachita sonrió con malicia. De pronto pudo sentir la sangre corriendo en sus mejillas pero rápidamente se calmó— ¿Qué quieres mocosa?
— Ya lo sé…—Repitió—…Que siempre pareces aburrido y cansado cuando mi hermano no está.
Maldita sea ¿Se había dado cuenta?—Es tu imaginación—Murmuró desviando la mirada de aquellos ojos grises.
— ¿De verdad lo odias?—Le preguntó, punzando su estómago, algo que ella sabía odiaba
— Ya sabes la respuesta—Espetó Natsu—Vete—Dijo, aunque sabía no sería fácil deshacerse de ella.
— Mmm, no lo creo—Rio Honoka acurrucándose en su regazo. Los brazos de Natsu se enroscaron instintivamente alrededor de la niña y se maldijo por tener tal debilidad. Ella era demasiado parecida a su hermana. Oh, bueno. Si alguno de esos tontos Shinpaku se burlaba tendría una buena razón para matarlos. Honoka cerró los ojos y dijo— ¿Te has dado cuenta de que siempre estás de mal humor cuando él no está? Y también pareces lento. Pero cuando él aparece, Yo puedo ver esa luz en tus ojos. También cuando tienes noticias de él. Y a pesar de que él es el primero en iniciar una conversación entre ustedes dos, tú siempre le respondes con entusiasmo, incluso si le dices que se largue.
Natsu miró con intensidad a la niña en sus brazos ¿Qué estaba diciendo?
— Si te llamo por Natsu-Chan, lo aceptas porque tienes que hacerlo—La hermana menor de Shirahama sonrió—Pero cuando él te llama así, lo tomas como una oportunidad para discutir con él. Te he visto ir por él para golpearlo o lanzarlo. Tomas su naturaleza amistosa como una razón para discutir con él porque a él le gusta hablar contigo y tú tienes un motivo para tocarlo. Te permites el contacto físico porque es parte de tu naturaleza hacer daño a las personas que te molestan.
¡Maldita sea! ¿De dónde diablos obtuvo todo eso? ¿Cómo podía ella darse cuenta de todas esas cosas? ¿Y por qué diablos, de pronto, le sonaba tan filosófica? Natsu empezó a sentir pánico. Si alguien más se estaba dando cuenta de sus acciones sería malo. Ni siquiera está seguro de lo que estaba mal con él.
— Ah, ¿te preguntas como me doy cuenta de estas cosas y porque sueno tan inteligente?—Honoka dio un derechazo a sus pensamientos—Supongo que es debido al maestro bigotón de mi hermano. Él es realmente bueno leyendo a las personas y he aprendido un par de cosas. Pero no te preocupes. Nadie más lo ha notado y yo no lo voy a decir.
Como si eso fuera a tranquilizarlo.
Honoka suspiró—Así que no lo odias, eso es seguro. Al menos, debe gustarte como amigo—Su sonrisa se amplió y movió las cejas de forma sugestiva—O tal vez es como algo más, si entiendes lo que digo.
Natsu se levantó bruscamente y Honoka fue lanzada (Suavemente) de su regazo hacía el sofá. Salió de la habitación y se dirigió por el pasillo hacia la escalera. Niña tonta, gruñó, Haciendo un estúpido comentario como ese. En realidad, su alma se estremeció. En primer lugar, a él no le gustaba Kenichi, ni nadie más. Todos eran unos idiotas. Y en segundo lugar, Kenichi era un…un hombre. Dejó de caminar por la escalera y gruñó. Esa mocosa dice que te gusta ¿Y te estás preocupando por el hecho de que él es un hombre?
Rápidos pasos subiendo por los escalones de piedra le hicieron dar una pausa a sus pensamientos y se asomó por la barandilla. Su pulso se aceleró. Maldita sea. Hablando del diablo…
Ahí venía esa revoltosa cabeza marrón, con una destellante luz en sus ojos. Natsu se había olvidado, al parecer, de enmascarar su presencia, porque Kenichi levantó la vista y le sonrió. Maldita sea
— ¡Hey! ¿A dónde vas?—Preguntó el artista marcial más pequeño, subiendo rápidamente por la escalera, cerrando la distancia— ¿No te vas a quedar?
Natsu descubrió que no podría mirarle directamente a los ojos y se concentró en la pared a su lado—Tu hermana es una molestia. Me voy a casa, tengo cosas que hacer.
— Oh, ¿Honoka?—Kenichi se encogió de hombros—Siempre está hablando de ti. Es como si te hubieras convertido en su hermano—Sonrió—Pero es una buena chica. ¿Hay tarea de matemáticas, verdad? ¿Puedes ayudarme? Tengo un poco de…
— No—Dijo Natsu sin rodeos, interrumpiendo al chico.
— Aw, ¡Vamos Natsu-Chan!—Dijo Kenichi—No seas tan egoísta con tu conocimiento"—Agregó, dándole una palmadita en el hombro al rubio.
Todas y cada una de las palabras dichas por Honoka inundaron de nuevo la mente de Natsu. Agarró el brazo y cuello de Kenichi y le volcó encima de la barandilla sin pensarlo dos veces. Entonces se dio cuenta de lo que había hecho y miró por sobre el barandal rápidamente. Ahí estaba Kenichi, colgando parcialmente de la barandilla de metal. El muchacho miro a Natsu y sonrió—Como se esperaba de Natsu-Chan
Natsu dejó escapar un leve suspiro y sacudió la cabeza ¿Qué anda mal conmigo hoy? A él nunca le importó si lanzaba a Shirahama o hacía donde lo lanzaba. Normalmente lo hacía sin pensar, pero por alguna razón, no gracias a Honoka, ahora estaba muy consciente de la presencia de ese muchacho, cada movimiento único que hacía, cada parpadeo de sus ojos. Estaba completamente consiente.
Una vez más Kenichi empezó a subir la escalera y se detuvo a un lado de Natsu—Hey ¿Estás Bien?
Natsu parpadeó varias veces, olvidándose de mantener su mente en calma ¡Está demasiado cerca! La sangre se agolpó en sus mejillas y perdió autocontrol, balbuceó y retrocedió. Su talón se dobló en el paso y se desplomó hacia atrás. Kenichi chilló y se lanzó hacia él. Su mano logró atrapar el cuello del rubio muchacho pero él también fue derribado.
Kenichi aterrizó junto al chico, Natsu cerró los ojos, esperando el golpe en la parte posterior de la cabeza por el hormigón. Nunca llegó. Kenichi mantenía sus brazos alrededor de su cabeza protegiéndole de cualquier lesión. Hubo un repugnante crack que revolvió el estómago de Natsu.
El cuerpo de Kenichi se puso rígido y quedó inmóvil en la escalera, ambos respiraban con dificultad por la subida de adrenalina. A Natsu no le importó lo que estaba sucediendo, perdió el sentido por el breve momento en que aspiraba el olor de Kenichi. Fuerte. Puro. Entonces recordó el fuerte ruido y se sentó, empujando a Kenichi.
Estaba prácticamente inconsciente. La sangre goteaba de su frente, Natsu maldijo. Pasó unos de los brazos de Kenichi por encima de su hombro y arrastró al muchacho hasta el cuarto del baño. Dejó al joven artista marcial apenas consiente sentado en una silla (tuvo que admitir de nuevo que Niijima sabía realmente como presentar un lugar, en especial el baño) y abrió la llave de agua. Tomó varias toallas de papel, las mojó y luego regresó donde el castaño.
A medida que secaba suavemente la herida en la cabeza de Kenichi, empezó a considerar lo dicho por Honoka ¿le gustaba este chico? ¿Este muchacho patético, débil, niño de gran corazón que quería proteger a todos de todo? Él quien trataba de confiar en las personas tanto como era posible a menos que existieran verdaderos motivos para no hacerlo. No, espera. No era así. Natsu hecho a reír casi con cariño, Kenichi aún mantenía la fe, incluso si la persona era el enemigo. Como yo, pensó echando las toallas de papel al bote y buscando otras.
Kenichi hizo una mueca de dolor y gimió ante el roce. Natsu no dijo nada, pero retiró su brazo rápidamente y miró al muchacho. Kenichi parpadeó varias veces antes de posar su mirada en el rostro del rubio. Luego, como tonto, pero con una preocupada sonrisa preguntó— ¿Te hiciste daño?
De pronto, fue como si algo hiciera clic en el cerebro de Hermit. Este desinteresado, tipo tonto, loco, amble, idiota… Todo pasó en su cabeza mientras se inclinaba hacia adelante y rozaba sus labios contra los de Kenichi. Este chico, además de Honoka, era posiblemente una de las excepciones que él podía soportar. Posiblemente…Maldita sea, sus labios eran tan cálidos…
Entonces, tan rápido como aquellos pensamientos lo golpearon, Natsu se apartó. Los ojos de Kenichi permanecían abiertos y parecía petrificado. Natsu abrió la boca y trató de pensar algo bueno que decir, pero nada le vino a la mente. No hubo ningún comentario sarcástico o palabras hirientes. Solo silencio.
Maldita sea. Y con ese único pensamiento, escapó.
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Honoka, desde su escondido lugar en el conducto de ventilación, se alejó gateando de forma silenciosa hasta volver a una de los cuartos vacíos. Abrió la rejilla y se dejó caer en uno de los sofás en completo silencio, durante un único minuto, antes de estallar en carcajadas.
— ¡Yo tenía razón!—La hermana pequeña de Kenichi lo había descubierto todo—Ah, estoy muy contenta de haber conocido al niño bonito—Todos esos momentos en que ella le sugirió que fuera amigo de su hermano finalmente estaban dando sus frutos.
Dejó de reír y se relajó sin dejar aquella tonta hilaridad—Ah, pero él escapo. Bueno…—Ella tendría que solucionar eso la próxima vez que lograra dejar solos a esos dos. A continuación una idea golpeó sus pensamientos y suspiró— ¡Diablos! Debí de grabarlo todo en cámara.
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RB, dice: Este Fic es uno de mis favoritos a pesar de que no suelo leer Yaoi, es por eso que quería compartirlo con ustedes, así que espero dejen sus comentarios y hagan saber tanto al escritor…Como a mí, su opinión y poder así seguir mejorando.
Para quienes puedan y quieran leer "Except" en su formato original dense una vuelta a la sección en ingles de KMD.
Y quien quiera publicar alguna historia ya sea un one-Shot, Long-Fic o lo que sea, ¡Hágalo! Lo importante es que KMD vaya teniendo diversidad (Me siento bastante sola siendo la única que escribe aquí) hasta la próxima.
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