Yo DEBO disculparme con todos ustedes, no han sido tiempos fáciles, un cambio de carrera al cual mi familia no esta muy contento. Aun asi yo soy muy feliz pues estoy a punto de obtener mi certificación de actriz de doblaje y espero que después de esto pueda cumplir mi sueño, que este sea un gran paso para lo que quiero de mi vida.

Mi destino es… Ser Feliz.

Abrió los ojos con mucho trabajo, después del dolor debido a la paliza lo único que quería era olvidarse de todo y de todos, incluido Senkai. Corrió la manta del futón ¿a dónde iría? ¿cómo se ganaría la vida? Si su padre el Gran Lord Sesshomaru era quien se preocupaba de su bienestar… error, ella no era parte de aquella extraña familia, ella era solo Eiko… una humana adoptada por un demonio y una humana solo por caridad. Se levantó a duras penas y cada paso le dolió cada una de las heridas de su piel, pero no era eso lo que realmente dolía, no tenía orgullo ni mucho menos el ánimo y las ganas de caminar. Estaba harta de compadecerse de sí misma, quería ser más fuerte, la noche anterior escuchó cuando Kiseki y Senkai conversaban sobre el destino de las aprendices, el joven se escuchaba totalmente dolido, todo era por su culpa. ¡Su jodida culpa!

Al salir al pasillo de aquella cabaña que funcionaba como clínica, se dio cuenta del amanecer y escucho los gritos de su tía y maestra Kagome, el parto, nuevamente estaba trayendo vida a este mundo. Muchas veces veía a su tía con el rostro sereno, pero la tarde anterior pudo ver aquella mirada llena de decisión después de revisar sus lesiones, pudo ver la fortaleza y la decisión en su rostro. Varias ocasiones había escuchado la historia de amor entre Inuyasha y ella le hubiese encantado ser su descendiente solo para poder sacar aunque sea el 10% de su carácter. Siguió avanzando lentamente hasta posarse en el marco de aquella habitación.

- Se… que querías una familia grande Inuyasha… pero este es el último… - respiraba agitadamente la miko- basta de competencias con Miroku aaaaaaaay – agarraba hakama al hanyou que se encontraba totalmente pálido- mas vale que digas algo IDIOTA… esta es la tercera vez que pasamos por algo asi… ¡RESPONDE!

Al escucharla pudo ver la personalidad de la que todos hablaban, aquel carácter adolescente por lo que sonrió. Tendida en el futón con las piernas abiertas, completamente sudada y sosteniendo al Hanyou por el brazo.

-Señorita Kagome necesito que puje… necesito sacar los hombros del bebé- dijo Chise aguantando la risa ya que el Hanyou no era capaz de articular palabra- "quien te viera Inuyasha, fanfarrón siempre y ahora no eres capaz de decir ni una sola palabra, amo el karma"

-Kagome… puja una vez más – acariciando su frente sudada - y después lo discutimos ¿sí? Hazlo por el bebé…- sintió como fue jalado por el cuello de su Aori-

-TU NO ERES EL QUE SE ESTÁ PARTIENDO EN DOS... QUIERO CESAREA. AAAAAAAAAH- sintiendo por tercera vez como se desgarraba trayendo al mundo a su bebé.

-¡Es una niña! – grito Chise recibiendo a la pequeña- Kagome, no creo que un corte en el abdomen como usted ha descrito sea menos doloroso…

Kagome trataba de recomponerse, su tercer hijo sonrio. Una gran familia con Inuyasha, siempre recordaba el momento en que vio sus ojos dorados por primera vez.

-Izayoi…- susurró Inuyasha- se llamará Izayoi…- estaba pálido era la tercera vez pero esa imagen del nacimiento era algo perturbador.

Eiko dio la media vuelta y salió de la cabaña para no interrumpir aquel momento. Le encantaría poder tener una familia propia algún día, sostuvo su hombro que comenzaba a escocerle, su velocidad no era mucha ya que las heridas de sus rodillas parecían abrirse con cada paso, pero no le importó observó la luz del sol que se asomaba por la calle central de la aldea solo debía seguirlo…

-¿A dónde crees que vas? – una voz conocida para ella llamó su atención.

No dijo absolutamente nada. Solo siguió caminando a duras penas, lagrimeando. Eso era lo que faltaba que Senkai la viera en este estado.

-¡Responde! – de un salto llegó frente a la muchacha quien desvió la mirada.

-No puedo explicarlo, solo quiero huir de esta aldea por favor.

-A donde… nosotros somos tu fami…

-¡No es asi!... ustedes no son mi familia soy una recogida que tuvo la suerte de ser adoptada por gente de buen corazón…- apretó los puños mirándolo de forma decidida- no quiero mas problemas para la señorita Kagome… todas las ayudantes jóvenes se fueron por mi culpa, ni siquiera soy una sacerdotisa… solo soy una humana que quiere saber a donde pertenece… - mordió su labio para no soltar un sollozo, trató de seguir su camino a paso lento pasando por el lado del joven- además tuve la mala suerte de enamorarme de quien no debía, de ti Senkai… - siguió caminando-

Senkai quedó mirando fijamente a la cabaña en donde se encontraba su madre, vio a su padre en la puerta sonriéndole, algo vio en su mirada dorada… por lo que se dio la media vuelta y cargó a Eiko llevándosela al bosque.

-Ah – soltó un suspiro- esos jóvenes hacen que retroceda en el tiempo… - caminó de vuelta a la habitación de su esposa. Con sus sensibles orejas pudo escuchar como Eiko protestaba. Le había llamado la atención una figura conocida observando el parto, cuando la bebé nació y fue entregada a su esposa siguió a la joven a las afueras de la cabaña pero entonces su hijo mayor ya estaba hablando con ella.

Él fue a buscarla verdad… - hablo muy cansada, dándole pecho a su nueva hija-

-No solo eso, el muchacho la cargó y se la llevó al bosque. Jamás lo había visto así.

-En lo impulsivo se parece a su padre… deja que hablen a lo mejor la solución para la crisis de Eiko es Senkai– sonriendo de manera cómplice- a esas niñas – sintiendo rabia- no dudé en ningún minuto en enviarlas fuera de aquí, solo eran unas ególatras.

Vio a la pequeña bebé en los brazos de Kagome y acarició la pequeña cabeza con sus garras teniendo mucho cuidado.

-¿No te importa quedarte sin ayudantes ahora que ha nacido Izayoi? Hay mucho trabajo que hacer en la aldea -cuando observo su rostro vio solo una sonrisa serena.

-Conmigo será suficiente – dijo Chise trayendo consigo unas mantas.

-Además, a Eiko y Kiseki las entrenaré bien – terminando de acomodar a la pequeña bebé en su pecho para darle golpecitos. -

-Eso lo hago yo- Inuyasha sostuvo a su recién nacida ansioso como si hubiese esperado toda la charla para sostenerla- creo que los sentimientos de esos dos son bastante fuertes… tendré que molestarlo con Eiko

-Quien diría que el medio demonio Inuyasha fuera tan observador – murmuró la azabache.

-¿Estas tratando de molestarme Kagome? - le contestó con una sonrisa de medio lado-

-Como siempre cariño… - estiró su mano hasta tocar su hombro- pero enserio este es la última hija…

-Eso dices ahora… pero el proceso te agrada bastante…- sosteniendo al bebé en modo de defensa…

Chise soltó una sonrisa cómplice.

-¡Suéltame Senkai me estas lastimando! – repetía una y otra vez Eiko.

-Ya para de cacarear – Al escucharlo Eiko sintió como si Inuyasha hablara a través de él, cielos las costumbres si se heredan- ahora me vas a escuchar. - la bajó con cuidado para observar bien a la chica-

-Yo… yo…- se sonrojó completamente cuando el azabache puso su dedo en los labios, observándola con sus ojos dorados. Su rostro era tan atractivo, su corazón siempre latía así cuando él estaba cerca, desde que era una niña…pero él jamás…

-Jamás me ha importado que seas una humana… aun recuerdo cuando éramos niños, siempre tímida… siempre escondiendo tu mirada en las faldas de Rin. Gracias a ti descubrí mi primera habilidad

Se habían juntado como cada año todas las familias que habían participado en la derrota de Naraku, era una costumbre que kagome había instaurado. El como un niño de 8 años lo único que quería era jugar con el hijo de Miroku, él era genial le había enseñado a hacer unas trampas para peces. Pero lo mejor de todo era cuando se juntaban a comer los bocadillos que hacía su madre, Sango y Rin eran deliciosos esperaba todo el año para probarlos.

Observó a su alrededor, sintiendo el sonido de la naturaleza, todos estaban reunidos alrededor de la manta incluso su tío Sesshomaru, quien vigilaba muy atentamente a sus hijos recién que apenas tenían un año de vida, eran mellizos y eran igual a su padre. Observó a su hermana hablando animadamente con el demonio mientras le hacía morisquetas a sus primos, el demonio no respondía, pero ella seguía hablando y hablando.

Pero de pronto cayó en cuenta de que faltaba alguien, su prima Eiko… siempre estaba abrazada a Rin o su madre, pero no la veía en ningún lado, busco disimulando para no formar un caos, sabía que a pesar de su propia apariencia humana podía hacer sus sentidos mas agudos solo que no sabía cómo, recordó lo que le dijo su padre y respiro profundo.

-Ayúdenme…- escuchó un sollozo infantil.

Se esforzó un poco mas y lo escucho claramente. Su olfato, se concentró en el olor a flores que su prima despedía también olía sutilmente a sangre como a un rasguño, corrió a lo que sus piernas le permitían, quisiera ser como su padre o ubicarlo, pero había ido con Miroku a buscar leña.

Corrió rápidamente para llegar hacia esa voz asustada. Atravesó los arbustos agarrándose de manera profunda y allí la vio aferrada a una rama en medio del rio estaba su prima Eiko, la rama se había aferrado en dos piedras.

-Tranquila Eiko, no llores. ¡iré por ti!

La pequeña niña se aferraba con todas sus fuerzas para que la corriente no se la llevara el rio no era profundo, pero si torrentoso. De un salto llego al par de piedras.

-Dame la mano…- se la ofreció al tomársela se resbaló con el musgo y ambos cayeron a la corriente, Senkai aferró a la niña fuertemente permitiendo que su cara no se hundiera. Y como le había enseñado su madre a nadar alcanzo la orilla.

-Perdoname Senkai – la chica se abrazó a él.

- tranquila. – el abrazo de vuelta- yo siempre te cuidare…

-En ese momento me di cuenta que soy una completa extraña… - apartando la mano de Senkai y sosteniéndola entre las suyas- ese día nadie notó mi ausencia solo tu… ustedes son increíbles… quería ser útil para esta aldea, hacer sentir a mamá orgullosa… no quería dañar a nadie… menos a ti, menos apartarte de Akemi…

-Hace mucho tiempo que ya no me sentía bien estando con ella… mi instinto me decía que me apartara… y me acercara a ti…- acercándose a su rostro.

-¡Que! Pero yo jamás pensé que tu…

-No puedo decir… sinceramente que te amo… pero si me gustas y siento algo extraño contigo, algo que jamás sentí con otra chica, ahora cierra los ojos… - al ver que la chica solo quedaba viéndolo con aquellos ojos castaños grandes y sinceros, podía sentir los latidos de su corazón- ¿no confías en mí? – ella asintió cerrando los ojos y la pudo contemplar… hermosa, serena, inexperta… fue acercándose hasta posar sus labios sobre los de ella.

¡MALDITO MOCOSO!

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&6

La joven albina saltaba de dicha por toda la habitación sosteniendo a su pequeña hermana.

-Mi pequeña Izayoi… prometo llevarte conmigo de excursión y jamás dejarte abandonada como el idiota de Senkai, prometo enseñarte a patear muchos traseros…- acaricio su mejilla en el rostro de la pequeña bebé- papá es genial un poco malhumorado, inmaduro, mamá lo manda al suelo… pero nuestra familia es divertida…

Kagome sentada observaba a su hija mientras contenía la risa, Inuyasha mantenía la cabeza abajo aguantando las ganas de nalguear a la joven… pero tenía razón, muchas veces se comportaba como un hombre totalmente inmaduro, pero a lo largo de los años jamás había perdido su esencia y ese era el secreto por el cual todos estaban juntos, nadie había cambiado en lo absoluto, excepto en apariencia.

- papi – paró en seco la joven albina- siento el olor de tio Sesshomaru y el hedor de Senkai. Acercándose….

- yo también… esta Rin y Eiko con ellos.

-Vayan a recibirlos – recibiendo a Izayoi en sus brazos- y díganle a Eiko que venga… debo hablar con ella.

La joven albina salió de manera rápida, Inuyasha se quedo observando a su mujer y a su nueva desde el marco de la puerta, de verdad su vida ya no podía ser mas perfecta.

-Deja de mirarme como un joven enamorado – el comentario de la azabache hizo que el Hanyou se sonrojara.

-Pues... eso es lo que soy – y salió finalmente.

El pecho de kagome se apretó de puro gozo.

-Veamos qué sucedió con tu hermano mi hermosa Izayoi, eres igual a tu abuela paterna. – acarició la pequeña nariz con la suya- cuando Senkai te vea, será igual de sobreprotector contigo como lo fue con Kiseki.

-Vamos, vamos queremos ver al bebé de Inuyasha y Kagome- dijeron a coro las gemelas de Miroku y Sango-

- Me pregunto cómo debe estar Tío Inuyasha – carcajeó animada la pequeña Kagome- nunca lo he visto con un bebé.

-De seguro debe estar sumamente nervioso – se rio Miroku – ay mi querido Inuyasha, si es una niña volveré a burlarme de ti – haciendo morisquetas como si estuviera planeando algo totalmente macabro- jajajaja volverán las noches de insomnio para ti, deseo que tu olfato super desarrollado sufra y que la señorita Kagome tenga un nivel de hormonas tan alto que te haga comer…. – un golpe en la cabeza se sintió.

-Ya cállate, es tu amigo y deberías estar feliz por él, además… ahora tendrás el doble de trabajo ayudando a proteger los alrededores de la aldea, Inuyasha necesitará ayudar a kagome mucho más.

-No te preocupes padre, yo te ayudare- comentó Ryuji- además Senkai también estará conmigo… ay ahora que las sacerdotisas se fueron estará super deprimido por que se fue su amor…

-Y el tuyo también – corearon sus hermanas-

-Yo no tengo problemas ya llegara otra joven a quien pueda seducir…- con aire ganador, pero todos pudieron ver cuando una lagrima escapó de su ojo derecho.

-¡hey! ¿Ese no es Senkai? – señaló Sango.

EEEEEEEEEEH! Gritaron todos al verlo…

-¡Padre! digo señor Sesshomaru bájelo por favor. – grito Eiko, pero el demonio no respondió.

-Anata, por favor – suprimiendo la carcajada- son solo jóvenes enamorados…

"ajajajaajajaj" – la carcajada de Kiseki irrumpió en el lugar.

Inuyasha quien iba detrás de su hija con las manos dentro de su ahori, vio a su hijo siendo sostenido en el hombro de su medio hermano y este iba con el semblante totalmente molesto, tenía una mirada llena de desprecio hasta que se paró en frente del hanyou. Lanzo a Senkai a sus pies quien cayó de trasero.

-¡Hey! ¡Que le haces a mi hijo! – Inuyasha corrió a protegerlo.

-Tu hijo…- Sesshomaru cerró los ojos- tu hijo- apretó sus puños-

-Que hizo…- el Hanyou miro con reproche a su primogénito- que has hecho ahora mocoso

-TU HIJO ESTABA BESANDO CON SUS ASQUEROSOS LABIOS A MI PRIMOGENITA – los ojos de Sesshomaru se volvieron de un color naranjo intenso, ni siquiera cuando ambos peleaban a muerte Inuyasha había visto el rostro desencajado de su hermano, no era rabia ni desplante como siempre lo observaba, sino que era de indignación- MIRA MOCOSO INSOLENTE NO SE QUE INTENCIONES TIENES CON MI PEQUEÑA PERO ELLA NO ES…

-Tío Sesshomaru – Senkai se agachó a sus pies haciendo una reverencia en la cual su frente tocó el suelo- le suplico que me deje cuidar y proteger a Eiko… cuando ella alcance la edad prudente permítame casarme con ella.

"QUEEEEE" se escucharon las voces de los testigos. Inuyasha observó a su hijo con una sonrisa de medio lado, por inclinarse así dejando su orgullo de lado todo para reclamar a la mujer que amaba, su hijo era un completo ganador y se sentía orgulloso de él.

-FUE POR TU CAUSA QUE ESAS MALDITAS SACERDOTISAS DEJARON ASÍ A MI HIJA…

Una lagrima bajo por la mejilla de Eiko, el gran demonio Sesshomaru la defendía y la reclamaba como su primogénita.

- PADRE- la joven corrió y sacando toda su valentía lo abrazo.

Las voces llenas de asombro pronunciaron un "OH" quién lo diría, el gran Sesshomaru era vulnerable y se dejaba abrazar por su hija adoptiva, todos se dieron cuenta cuando se giró miró a Rin sonriéndole y palpó la cabeza de Eiko.

-Nunca más quiero – pronunció con su profunda voz- que pienses que no eres parte de esta familia. Tu madre y yo fuimos quienes escogimos cuidarte. Y ESPERO – tomando la solapa de su sobrino y suspendiendolo en el aire- QUE TU HAGAS LO MISMO, SI LE HACES ALGO A MI HIJA, TE MATARE.

- ya basta anata – llegó Rin quien palpó su mano y el demonio lo bajó al instante.

Inuyasha atrapó al joven al instante.

-No te preocupes Sesshomaru he criado a Senkai para que nunca falte a su palabra – se dio la media vuelta – ahora es tu deber proteger a tu futura esposa… uuuuy quien lo diría pillín…- atrapando a su hijo en una llave de cuello.

Todo el mundo observaba a la joven de cabellos cortos quien sonreía.

Kiseki abrazó a Eiko.

-YO SABIA QUE TU ERAS PARA MI HERMANO…- gritó con mucha alegría- por cierto, cuñada – guiñando un ojo- mi madre quiere hablar contigo a solas.

-nosotros queremos conocer al bebé- dijo la multitud quien venia de visitas.

Chise observaba todo desde la puerta. – vengan, los guiaré a una habitación amplia para que conozcan a la recién nacida. Eiko pasa a ver a kagome.

Cuando el grupo se acomodó en la habitación, Chise guió a Eiko hasta la sacerdotisa. Allí estaba la azabache, haciendo caricias al pequeño rostro de su bebita.

- Hola – dijo alegremente Kagome , observo el rostro de su sobrina que estaba completamente herido, pero sus ojos denotaban gran felicidad.

-El resto de esta gran familia esta esperando ver a la bebé … me permites…- Chise hablo.

-Claro, claro – dijo la azabache- está bien dormidita.

Cuando la sacerdotisa dejó la habitación Kagome se sentó en el futón y de manera relajada señaló un espacio a su lado, era su tercer parto y al parecer la recuperación era muchísimo más rápida.

- Veo que estás mejor – mientras tomaba la mano de la joven- quiero pedirte perdón por las discípulas que te hicieron pasar, por tanto.

-Usted no tiene la culpa- sujeto la mano de su superiora con seguridad- ellas solo estaban celosas de las atribuciones que usted me dio. Por mi parte están perdonadas.

-Es por ese corazón tuyo que quiero que me ayudes a cuidar esta aldea- le sonrió- Y se muy bien que también cuidarás muy bien de mi hijo. – la atrajo para abrazarla.

Querida madre:

Se que mi partida de la época actual fue precipitada, tu con tu sabiduría dejaste que siguiera a mi corazón. Quiero decirte que, aunque por momentos fue difícil jamás me arrepentí de mi decisión. Inuyasha es un padre y un abuelo maravilloso. Así es hace unos meses Senkai mi hijo mayor fue padre. Se el regocijo que se siente al ver como tus hijos son felices y sabes madre… soy inmensamente feliz… espero que algún dia puedas leer esta nota…

Madre… tu sabias en el momento en el que conocí a Inuyasha que el sería el amor de mi vida, es por eso que actuaste de manera tan serena con él porque Madre tu sabias que mi destino era y es SER INMENSAMENTE FELIZ.

Mi Hermosa Kagome – la anciana apretó la carta mientras veía a sus nietos correr por el templo, siendo perseguidos por Souta, se alegraba de haber seguido su instinto.

¡Al fin pude terminar de escribir! Espero que hayan disfrutado el capitulo final de esta historia, han pasado muchos años y es porque he sufrido muchos cambios que me tienen Inmensamente feliz… nos vemos en una nueva historia.