Nota: Por razones obvias, el OOC esta hecho a propósito.

Dato histórico importante antes de leer: Francia tomó control completo de las Seychelles en 1756. A pesar de que fueron descubiertas mucho antes, en 1502 por un navegante Portugués, tomaremos como que Sesel nació con la primera expedición Francesa, en 1742, pero no la llevó a su casa hasta que no formalizó el dominio en 1756


Conflictos internos

Revolución Francesa 1789-1799

Francis suspiró mientras le daba otro sorbo a su copa de Malbec. No importaba que tan agitados los tiempos estuvieran, el cielo podría caer sobre su techo pero en su casa siempre habría vino. Y esa variedad específica siempre lograba ponerle algo melancólico.

"Me estas declarando la guerra acaso, L'Angleterre?" recordó su conversación de unos días atrás en esa misma habitación.

"Solo escuchas lo que quieres, don't you, you bloody idiot? No dije que me iba a llevar las Islas Seychelles, solo dije que Sesel se viene conmigo, al menos hasta que las cosas se calmen, supongo que entiendes las diferencia. Tu casa no es un lugar seguro por el momento y no quiero que se quede sola en sus islas, es mejor que esté acompañada."

Las relaciones aún estaban bastantes tensas entre ellos dos, principalmente por la Guerra de Los 7 años y por su apoyo a la independencia de Estados Unidos. Una sonrisa satírica cursó sus labios pegados a la copa de vidrio ante aquel recuerdo.

Revolución…Revolución…

.

Libertad, igualdad, fraternidad.

.

Sangre.

.

Sangre roja como el vino…

.

¿Era vino realmente?

.

Sus ojos, más abiertos que lo de costumbre, brillaron ante el pensamiento. Pero no, la sangre nunca sabría tan bien como su preciado vino.

La sonrisa venenosa se mantuvo en su lugar aún cuando ya no había más líquido en la copa, ni en la botella junto a ella.

Sangre, Sangre. Sangre real. Poder al pueblo. Sumisión de la iglesia. Fin a los privilegios. Iluminación de la gloriosa Francia.

¡Que Viva la Revolución!

-.-.-.-.-.-.-.-.

Otro hermoso día en el Reino del Terror, otra ejecución ofrecida a la multitud enardecida, otra cabeza rodando bajo la guillotina, otro traidor de la república abatido.

Su boca se frunció hacia un lado cuando escuchó que golpeaban a la puerta, era algo tarde para las visitas, pero dejó las sospechas de lado y se dirigió a recibir a quienquiera que fueran sus huéspedes. Gran sorpresa fue la que se llevó al ver a sus amados niños parados en su pórtico, esperando por él. Sin si quiera molestarse con los saludos formales, se lanzó a abrazar a su adorado Matthieu con brazo, y a su pequeña Sesel con el otro. Habían pasado 3 años, casi 4, desde la última vez que los había visto

Mon Dieu, que grato regalo me ha dado la vida! Oh, Matthieu, mírate, ya eres todo un adolescente. Y Sesel, mi hermosa Sesel, sé que unos de estos días, sin que si quiera lo note, te convertirás en una hermosa señorita.

Francis les dio otro pequeño estrujón, demostrando en él su felicidad de tenerlos con él. Matthew podía sentir el aroma a vino que emanaba de él pero no hizo ningún comentario. Sus mejillas, al igual que las de la preadolescente a su lado, se enrojecieron un poco por la incomodidad de la cercanía con la cara de Francis, y por un segundo incluso sintió la esperanza de que su antiguo protector habría vuelto a la normalidad. Le tomaría a Francis unas pocas líneas acabar con tales expectativas

-Aunque claro que no tenemos que esperar hasta ese momento, mi niña. ¿Será que has vuelto porque al fin te has dado cuenta de eso que Papa France puede darte y que L'Angleterre es demasiado cobarde y conservador como paras si quiera intentarlo?

Para estas alturas, Francis había soltado a Matthew para pasar a rozar los labios de Sesel con su pulgar mientras su otro brazo mantenía fuerte su agarre. El sonrojo de la joven se profundizó aún más y con un ágil movimiento nacido puramente de sus reflejos se escapó de su aferre para correr detrás del muchacho canadiense, quien se mantuvo frente a ella aún cuando Francis se giró hacía él con la misma mirada que le había dado a ella.

-No te preocupes, mon amour, también podemos incluir a Mattheiu, ¡eso se da por sentado!

Matthew se lanzó un poco hacía atrás en un intento fallido de evitar la mano que buscaba posarse en sus sonrojadas mejillas. Definitivamente Francis no había vuelto a la realidad. Estaba aún peor. Nunca antes había intentado acercarse así a él, ni tampoco con Sesel quién aún vivía en su casa. Normalmente era un padre sumamente cariñoso, y protector, y devoto. ¿Cuántas veces había discutido con la chica isleña por estar demasiado cerca de un muchacho? Sin embargo, ¿ahora le preponía esto? ¿En qué punto sus ideales casi utópicos de libertad habían cambiado por una burda expresión de libertinaje?

-All right, eso es suficiente-sonó la voz de Arthur mientras se interponía entre su peor enemigo y su colonia.

L'Angleterre, mi viejo amigo!-exclamó Francis como si nada hubiese pasado y lanzó un brazo a los hombros del británico

Arthur le dedicó su mirada más fría aunque el otro no se dio por aludido.

-Ah, L'Angleterre, la vida es tan bella. Deberías intentarlo, ¡la familia real es solo un desperdicio de dinero! Y adivina que, ¡soltero otra vez! Esa tonta niña de Austria ya no es mi reina ¡He regresado a la libertad en todos los sentidos!

Francis empezó a caminar arrastrando a su compañero con él mientras Matthew seguía de cerca los movimientos de los dos hombres, aún temeroso de que Francis tuviera otro arranque de locura. Solo se distrajo un segundo para levantar a Kumanjiro del suelo, para cuando volvió a mirar notó que el francés había sacado una navaja de su manga y la aprisionaba contra el cuello del inglés.

-Fra…Francis!-musitó alarmado.

Sesel lo detuvo tomándolo por el brazo y le señaló como Arthur apuntaba una daga hacia la espalda de su agresor, listo para atacar ante el menor movimiento. Los dos hombres se mantuvieron quietos por un momento, mirándose con todo el odio que los años de rivalidad les habían dado.

-¿Asustado, mi viejo amigo?-siseó el francés relamiéndose los labios, la mirada insana volviendo a sus ojos azul zafiro.

-Solo inténtalo, sapo apestoso-respondió el inglés, reafirmando su agarre de la daga.

Sesel se llevó ambas manos a la boca, lista para taparse los ojos si un baño de sangre comenzaba. Sabía que ninguno habría de morir, las naciones no mueren a menos que su población desaparezca. Pero no quita que sufran como si fueran a hacerlo. La sangre fluía en ellos tanto como en los humanos, y ella odiaba la sangre. Matthew, por su parte, respiró profundo y se tragó todos sus miedos. Le entregó su oso a la muchacha y dio un paso tembloroso hacía adelante. Al ver que ninguno de los hombres parecía alarmarse por eso dio dos más.

-Por favor-dijo levantando sus manos en señal de no agresión-no vinimos a pelear, Papa.

El muchacho sabía que Francis amaba que los llamaran Papa como cuando era un niño, ahora solo lo llamaba por su nombre humano, aunque reservaba el apelativo para situaciones como esta.

-Solo queríamos saber cómo estabas. Estamos preocupados por ti, Papa.-agregó Sesel con media cara escondida en la piel de Kumanjiro.

-Oh, no me digas que tú también te sentías nostálgico, vieux pirate -preguntó el aludido a su compañero de batalla.

-You wish. Tú mismo estás probando en este momento que no era seguro para ellos dos venir a verte solos. Ya cruzar la frontera sería peligroso en estos momentos.

-Por favor-volvió a pedir el canadiense dando otro paso al frente para colocarse a menos de 2 metros de los otro dos- ambos, bajen sus armas.

Francis rio, pero no con su encantadora risa, sino con la más maquiavélica y desagradable que los otros jamás hayan escuchado. Sin dejar de sonreír, liberó al británico y se acercó a su vinoteca.

-Es verdad, es verdad. No peleemos, mejor brindemos.-balbuceo mientras inspeccionaba las diferentes botellas.

Arthur se alejó arrastrando a Matthew con él, la daga aun firme en su mano derecha.

-No te molestes, ya nos vamos.-le dijo encaminándose a la puerta.

Esa frase pareció ser el detonante para otro arranque de locura. Francis se giró rápidamente mientras gritaba algo en francés parecido a un "si tôt?" y una copa de vidrio caía al piso haciéndose trizas. Arthur apenas llegó a terminar de girarse cuando el francés se había lanzado sobre él tirándolo fuera de la casa.

-Non…non, ils ne peuvent pas partir. No aún- musitó con los ojos abiertos como psicópata otra vez.

Se giró hacía Matthew con mirada de depredador, de fondo se escuchaban los golpes de Arthur en la puerta. El muchacho sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras consideraba la opción de derribar la ventana con una silla. Respiró profundo para calmarse, Francis, por más psicópata que se viera, seguía siendo Francis, tenía que confiar en que no le haría daño.

Además, ahora que lo notaba, las ventanas estaban enrejadas. Respiró profundo una vez más, un sentimiento de encerramiento lo embargó.

Interminables insultos y amenazas en inglés se escuchaban de fondo, y en el momento en que el francés lo tomó de los brazos con más fuerza que un simple cariño requeriría se preguntó si no debería usar la silla para derribar a Francis. Confiaba en Francis, su antiguo guardián, pero no en este psicótico Francis de la revolución.

-Matthieu, mi niño, tengo algo que mostrarte que te va a gustar-siseó el hombre, su sonrisa deformándose en una mueca estremecedora-¡es algo increíble!

Con movimiento rápidos, pero pausados entre uno y otro, le tomó la muñeca izquierda obligándolo a estirar el brazo con la palma hacia arriba. El muchacho volvió a sentir el escalofrío en su columna e intentó apegarse más a la pared tras de él. Disimuladamente miró sobre el hombro del francés cuando este parecía estar tratando de sacar algo en sus bolsillos y vio que Sesel estaba buscando las llaves de la puerta, Arthur aun golpeaba e insultaba.

Voilà, exclamó el hombre cuando sacó la navaja de su bolsillo y luego, con un solo movimiento, subió la manga de su prisionero. Matthew ahogó un grito en sorpresa e intentó liberar su mano pero fue un intento fallido. En otro movimiento limpio y ágil a pesar de los tironeos, Francis uso el filoso objeto para dibujar una línea en su muñeca de forma perpendicular a sus venas.

-Al principio duele un poco, sí-le dijo mientras la sangre empezaba a brotar-pero luego verás que tan gratificante es, ¡tan liberador! ¡Liberador como la révolution!

Matthew apretó los dientes para resistir el dolor, algunas lágrimas se habían agrupado en la comisura de sus ojos. Detuvo sus tironeos y eligió cuidadosamente sus palabras, tenía que mantener la atención de Francis concentrada en él para darle campo libre a Sesel y su búsqueda de las llaves.

-Haces… ¿haces esto seguido…Papa?

-Oh, oui!-respondió e inmediatamente se subió su propia manga revelando decenas de marcas verticales, Matthew sintió que su estómago se revolvía.

-¿Y donde lo aprendiste?-le preguntó pausado tratando de controlar su respiración

-Ah, es otro placer que me ha dado la Revolución. La guillotina me mostró cuanto me gusta ver la sangre fresca fluir!- un brillo extrañó recorrió los ojos azul zafiro al recordar aquel elemento-¿y sabes que es aún mejor?

Francis se lanzó hacia adelante, su cara muy cerca de la de Matthew, la navaja ahora presionada contra el cuello del canadiense.

-¡La sangre que brota de las arterias es aun más roja que la de las venas!-exclamó el galo

-Pero, ¡pero, Papa! No… ¿no perderé la conciencia?-preguntó con una sonrisa nerviosa-no, podré ver nada, non?, además será muy doloroso, y-…-

Non-sens! He cortado tu muñeca sin ni si quiera un quejido, ¡está más que claro que eres de mi misma calaña!

-Pero, no podré ver nada, perderé la conciencia-insistió, recién ahora notaba que ya no podía escuchar a Arthur.

-Oh, pero será un hermoso espectáculo para mí, Matthieu.

Algo sombrío colgaba en la expresión del francés mientras una línea roja empezaba a formarse bajo la navaja. Matthew ni si quiera se atrevió a respirar, preguntándose qué sería más torturante, perder la conciencia por desangre o por falta de aire. Apretó los parpados, rezando porque el show al menos le diera tiempo suficiente a Sesel para encontrar las llaves o a Arthur para entrar de alguna forma u otra. Sintió como Francis volvía a reír con su desagradable risa de lunática.

Y de repente, ya no la escuchó más ni tampoco sentía su peso sobre él. Abrió los ojos para encontrar al hombre en el suelo y a Sesel sobre él.

-Sesel, mi niña, luego iba a ir contigo, no hay motivo de sentir celos-siseó el francés

Aún con su mano firme en su navaja, comenzó a acercarla a la cara de la muchacha. Sus movimientos eran lentos, disfrutando como el miedo se iba apoderando de los ojos marrones. Gracias a esta distracción, Matthew pudo levantar a la muchacha justo a tiempo y correr con ella hacía el otro lado de la habitación.

-¡Matthew, Sesel!-se escuchó la voz de Arthur

-¡Estamos bien!-respondió el muchacho mientras Francis se iba acercando

-¡Manténganse lejos de la puerta!

-¡Lo estamos!

Francis los había acorralado con su navaja alzada en forma amenazante. Sesel dio un quejido al sentir su espalda chocar con la pared, Matthew con medio cuerpo frente a ella y con Kumanjiro gruñendo desde su hombro.

Papa, nos estas asustando!-dijo Sesel con sus manos en el hombro libre del canadiense-Por favor, no ha-…-

¡Pum!, se escuchó un disparo interrumpiendo a la chica y luego el golpe de madera contra pared. ¡Pum! Otro disparo y Francis cayó de rodillas sosteniéndose el cuádricep derecho.

-¡Fuera!-les ordenó Arthur y rápidamente acataron.

-Do not hurt him, please-le imploró Matthew cuando pasó junto a él

-L'Angleterre, siempre tan inoportuno-balbuceó el galo con los dientes apretados

A pesar del dolor, sonrió lunáticamente cuando sintió un mental frio posarse en su nuca

-Como desearía poder asesinarte-siseó el británico, su dedo temblando sobre el gatillo-pero dispararte sería un desperdicio de balas.

-Oh, la vida simplemente no te sonríe amigo.

-No te preocupes, me sonreirá. Sigue distrányendote con tu revolución que yo me ocuparé de redibujar tus fronteras.

¡Pum! Disparó de nuevo, esta vez al techo, intentando descargarse. Sin mirar atrás salió del lugar dando un portazo. Afuera se encontró con los dos muchachos junto a dos soldados ingleses, Sesel llorando con la cara hundida en Kumanjiro. Le pareció algo extraño que ella lo cargara, pero pensó que quizás era un intento de Matthew de reconfortarla y dejo el tema ahí. Se acercó a ellos y les ordenó a los soldados que prepararan todo para irse lo más pronto posible.

-Es-tu bien?- le preguntó Sesel

Arthur se giró a mirarla con una mezcla de irritación por el uso de francés, confusión por las palabras extranjeras y también preocupación por el pesado acento de agobio en la voz de la muchacha

-Are you all right?-se apresuró a traducir Matthew

Arthur abrió la boca para responderle e hizo ademán de girarse para verlo pero sin embargo se quedó mirando la muchacha, sus ojos inconscientemente bajaron a su vestido a notar algo nuevo en él. La joven se dio cuenta de la mirada desencajada del inglés y se apresuró a decirle

-¡No, no es mi sangre!

Se alisó su vestido manchado con un mano y con la otra señaló al canadiense. Arthur se acercó al muchacho quitándole la mano de detrás de su espalda para descubrir su muñeca chorreante

-Bloody lunatic-balbuceó por lo bajo notando que además había una gota cayéndole del cuello.

-Sir, ya estamos listos para irnos-se oyó la voz de uno de los soldados

-Será mejor que nos vayamos-propuso Matthew nervioso

Arthur soltó su mano balbuceando algo de que lo curaría una vez que llegaran al barco y comenzó a caminar seguido de los otros dos. Sesel fue la primera en mirar atrás y luego instó a Matthew a hacer lo mismo señalándole el techo de la casa. Cuando habían llegado no lo habían notado por estar muy ocupado en ponerse nerviosos por cómo la gente los miraba. Sobre las tejas de la casa se veía escrito: Liberté, Egalité, Fraternité

Ambos temblaron con un escalofrío, ¿podría ser que estaba escrito con sangre? Se miraron un segundo.

-Solo debe ser un truco de la luz…-dijo Matthew en voz baja para que solo Sesel escuche.

Sí, un truco de la luz.

-.-.-.-.-.-.-.-.

-Y Jehanne…Jehanne... se que estaría tan contenta si viera esto, lo que hemos logrado…nunca conocí mujer más perfecta. Si la hubieras visto, L'Amérique, ¡jamás volverías a tocar ni ver a otra mujer de la misma forma! No después de haber conocido la pureza, hermosura, la nobleza, y también la determinación, el espiritú, ¡tampoco verías a un hombre luchar de la misma forma!...Matthieu vino a verme hace poco, con Sesel, y con ese pirata. Sabes, Matthieu se parece a Jehanne ahora que lo pienso…Matthieu, Mattheiu…Sesel, Sesel…

-De acuerdo, creo que ya ha sido suficiente alcohol para ti, Francis-le interrumpió Alfred, un vidrio crujió bajo sus botas cuando se levanto para alejar las botellas del otro hombre antes que las tirara por su estado de ebriedad

-¿Crees que Matthieu me odie? Se que L'Angleterre me odia, ¿crees que ahora le esté inculcando eso a mi pequeño Matthieu? ¿Y a Sesel? No tenía ningún derecho a llevársela. ¿Qué hay de malo con mi casa? Nunca ha estado mejor.

Alfred no le respondía, había dejado de hacerlo cuando el alcohol hizo que la voz de Francis se volviera gangosa y pesadamente acentuada, solo se dedicaba a mirar su copa y beber de vez en cuando. Francis se calló en ese momento, y se le quedó mirando. El estadounidense le devolvió la mirada curioso y abrió la boca para responderle al creer que eso era lo que le exigía con su silencio, pero el otro hombre habló antes.

-¿Tú no me odias, non, L'Amérique?

Alfred rió levemente y le dio otro sorbo a su vino.

-¿Después de lo que hiciste por mi durante la guerra? ¡Claro que no!-le respondió levantando su copa a modo de brindis

-aun…-empezó a decir el otro con un volumen de voz baja-¿aun si te digo que posiblemente haya lastimado a Matthieu?

-Matthew ya no es mi responsabilidad. Eligió quedarse con Arthur, es su problema ahora.

-Hump…responsabilidad de L'Angleterre…oh, L'Angleterre estaba tan enfadado. ¡Me disparó! Solo fue un pequeño corte. Bueno, dos. Pero aun así…ah, supongo que quizás sí perdí un poco la cabeza. Quizás debí ir un poco más despacio…pero el tiempo se iba, el tiempo…se…iba…

-¿Acaso…ejem, intentaste llegar a segunda base o algo así?-le preguntó, sonaba algo divertido

-¿Ah? Oh, no. No, no, no. Bueno, sí, lo intenté, pero ni si quiera puede llegar a primera. Pero no es eso a lo que me refiero. No es que…Mattheiu siempre se ve tan ahogado, solo quería ayudarlo a relajarse un poco.

-Oh, I get it.

Francis rió

-¿preocupado, solo curioso o-…?

-Solo curiosidad-lo cortó Alfred, su expresión no se movió ni un milímetro.

Francis dio otro sorbo a su bebida sin quitarle la mirada de encima.

-¿Cómo están las cosas en tu casa, entonces?

-Oh, muy bien. Bueno, algo complicado a decir verdad, pero las complicaciones típicas de ser una nación independiente, supongo.

-Solo esperemos que no termines en una guerra civil.

Alfred tragó más rápido al escuchar la idea. ¿Terminaría como Francis si eso pasaba? ¿Enloquecido por la sangre? Dio otro sorbo para quitarse el mal trago.

-Bueno, creo que ya debo irme. ¿Seguro que tienes todo lo que necesitas? ¿no quieres que te consiga más vendas, alcohol, o algo?

-Ne vous inquiétez pas, tengo todo lo que necesito. Menos a mi Matthieu y a mi Sesel, pero dudo que puedas conseguirme eso.

Alfred se levantó para irse, más vidrios crujieron bajo sus pies. Le dio una última mirada a la pierna vendada del galo y se encaminó hacia la puerta sin prestarle atención al desastre a su alrededor. Mientras se iba, escuchaba como el francés seguía con su monologo alcoholizado, ahora balbuceaba algo sobre un Montesquieu, sobre el contrato social y también creyó escuchar algo que sonaba a jacobinos y girondinos.

-.-.-.-.-.-.-.-.

Arthur colgó su abrigo y se refregó los ojos, ya eran altas horas en la madrugada. Cerró la puerta despacio, sintiendo curiosidad al notar que el hogar a leña aún estaba prendido en su sala de estar, podía ver la luz colarse en el pasillo.

-¿Matthew?-lo llamó desde la entrada de la habitación al ver al muchacho sentado frente a la fogata

-No me regañes, por favor, sé que ya debería estar durmiendo-musitó el aludido, su voz era tan suave que se volvía casi inaudible tras el crispar del fuego.

-Si lo sabes por qué estas despierto aún

-No podía dormir.

-¿Preocupado?-le preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Matthew había hecho lo mismo durante la guerra con Alfred, se quedaba sólo frente al fuego durante toda la noche, a veces hasta varias horas después del amanecer. Arthur lo regañaba con la esperanza de que eso detuviera su hábito, sabía que solo le daría más miedos y preocupaciones, pero después de un tiempo tuvo que aceptar que era la mejor forma que el muchacho tenía para lidiar con sus problemas: la soledad de la noche y el calor de la fogata.

-Sesel tampoco puede dormir, aunque no quiere admitirlo, ¿has visto sus ojeras? Francis se enfadaría si la viera, diría algo como que ese no es el aspecto apropiado para una jovencita tan bella y alegre-una débil sonrisa curvó sus labios mientras ajustaba su abrazo a Kumanjiro, su único y fiel compañero en sus jornadas frente al fuego.

-Matthew-comenzó a decir el británico con un tono paternal- no tienes que martirizarte tanto. Solo deja que el tiempo pase y las cosas se asienten por sí mismas. En cualquier caso, tú única responsabilidad es que Sesel se sienta cómoda y acompañada. Sabes que esto es solo una etapa, no durará para siempre. Una vez que las cosas se calmen, Francis volverá a la normalidad.

-Pero quedarán las consecuencias, ¿no? Francis, Francia, deberá pagar por su revolución, ¿no?

-Ese no es un tema que deba concernirte, lad.

-Pero aun así me quita el sueño.-respondió rápidamente, sonaba desafiante-De veras lo están haciendo, ¿no? Planean invadir Francia. Lo están atacando cuando está en plena crisis.

-Francia necesita que se le ponga un límite. El pueblo ha sido consumido por la violencia, carecen de sentido común, ¿has escuchado lo que ha hecho con sus propios monarcas?

-¡Monarcas que no cumplieron con su deber de velar por su gente! ¡Monarcas que llevaron al reino hacía el quiebre económico y la hambruna del pueblo! ¡Monarcas que ya no son reconocidos como tales!

-Y monarcas que, por más mala haya sido su administración, no merecían morir en la guillotina como si fueran un mero espectáculo para la multitud. Los franceses han hecho su Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano, y aún así cientos son asesinados todos los días, asesinados por sus propios conciudadanos.

-Ese es un problema que le concierne a Francia, ustedes solo están tomando ventaja de eso.

-Esta es la única forma de frenar a Francia.

-¡¿Invadiéndolo? ¡¿Amenazando su soberanía?-contraatacó Matthew, girándose por primera vez para mirarlo-¡¿La guerra es la solución a una crisis política y social?

-No me mires a mí como si yo fuera el culpable de todo esto-le respondió acercándose, Matthew pensó por un momento que iba a golpearlo- Yo también tengo jefes y monarcas a los que responder, ¡y no voy a rendirle cuentas a un niño insolente que no conoce ni la mitad de la historia de Europa! Tan solo eres una colonia, y tienes el privilegio de no tener que lidiar con estos problemas, después de todo éste ni si quiera es tu continente. Así que sugiero que dejes de preocuparte, y vayas a acostarte de una buena vez, deja que los adultos nos encarguemos de estos temas.

Matthew abrió la boca para responderle pero decidió callar y volvió a girarse hacía el fuego mientras atraía a su oso más cerca.

-Lo siento, no quiero pelear realmente.-musitó, su voz volviendo a ser suave como antes.

-No es bueno que te preocupes tanto, Matthew, el tiempo se encargará de arreglar las cosas. Francia no va a caer. Créeme, he intentado hacerla caer durante siglos, y sin embargo allí sigue. Se repondrá, y Francis también. Con los años te acostumbrarás a estas situaciones.

Matthew no respondió, solo bajo un poco más la mirada.

-Además-le dijo Arthur girándose para irse y devolverle la soledad que tanto parecía calmar al muchacho-a pesar de lo que digan mis jefes, no podremos invadir Francia. Quizás avancemos un poco dentro de sus fronteras, pero no podremos tomarla por completo. Al menos eso creo.

-¿Entonces para que te entrometes en una guerra que no crees que sea fructífera? ¿Tan seria es tu rivalidad con Francis?

-Como ya te dije, lad, tengo jefes a los que responder. Además, también creo que la presión externa ayudará a que el pueblo de Francia por fin se asiente y vuelva a la estabilidad, tendrán que darse cuenta que si no lo hacen, los de afuera los devoraremos. Después de todo, yerba mala nunca muere. Good night.

-Good night.

-.-.-.-.-.-.-.-.

Era un día nublado en Londres para no romper la rutina. Arthur notó que Matthew estaba sonriendo genuinamente después de mucho tiempo, y supuso que la carta que estaba leyendo sería de Francis.

-Léela en voz alta-le pidió Sesel, sonriendo tanto como el otro muchacho.

-De acuerdo-accedió el muchacho

15 de Frimario del año VIII

Mon chéri Matthieu, Ma chérie Sesel,

Las cosas están mucho mejor por aquí ahora que ha llegado el Salvador de la Patria, nuestro primer emperador. Pero no es necesario hablar de política, todo lo que diga seguro que L'Angleterre lo destruirá de una forma u otra. Come les comenté la última vez, pude conseguir la casa frente al mar que quería, la próxima semana comienzo con la mudanza. Espero que pronto vengan a visitarme, y así puedan ver lo gloriosa que es Francia ahora. Sé que han estado preocupados por mí, pero no hay necesidad de perder el tiempo en eso ni hacerse mala sangre, ¡las cosas no podrían estar más bien! Y lo estarán aún mejor, ¡y hablo de mejor para toda Europa! Más que mejor. Se pondrán, napoleónicas.

Prends soin de toi.

Je t'envoie tout mon amour, Francis.

Arthur se quedó estático en su lugar con su taza de té a medio camino hacia la mesa mientras los dos muchachos se miraban confundidos.

-¿Napoleónicas?-repitió Sesel girándose a mirar al británico

-De…debe de ser un juego de palabras, ya saben lo poético que le gusta ser.-respondió el hombre retomando su compostura

-¿Para toda…Europa?-preguntó Matthew esta vez

-Es solo Francis y sus delirios de iluminismo, seguramente habla de cómo su declaración de los derechos del hombre y del ciudadano traerán nuevos pensamientos…sí, solo eso.

Arthur dio un sorbo a su té y miró por la ventana. ¿Realmente todo terminaba ahora que Napoleón asumía el poder? La estabilidad de Francia no llevaría a una desestabilización del resto del continente, ¿no? Eso no tendría sentido…

Aún así se dijo a sí mismo que sería mejor consultar con su ejército.


Woow, eso fue muy largo para lo que estoy acostumbrada! Ah, el hermoso fruto del estudio (creanme, mucho estudio, hay muchisimas cosas que aprendí que he dejado afuera para no volver el tema tan tedioso)

En fin, espero que les haya gustado! Recuerden dejar su opinión!

Ahora, para terminar:

Referencias

Iluminación de la gloriosa Francia: durante la época corría el movimiento cultural del Iluminismo, también conocido como Ilustración. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces.

Otro traidor de la república abatido: era muy común que aquellos que eran considerados traidores (sobre todo, realistas y contrarrevolucionarios aunque también girondinos, el otro grupo político revolucionario opositor a los Jacobinos que tenían el poder), fueran condenados a morir en la guillotina, lo que terminó por volverse un espectáculo ya que las ejecuciones se hacían en la plaza pública. Miles de personas de murieron, convirtiendo a la Revolución en un baño de sangre y dándole el titulo a esta etapa de Reinado del Terror.

¡soltero otra vez! Esa tonta niña de Austria ya no es mi reina: Luis XVI, monarca de Francia cuando se dio la revolución, estaba casado con María Antonieta de Austria, creando una alianza por casamiento con dicho país.

Montesquieu: Pensador francés que vivió durante el movimiento histórico de la Ilustración. Fue muy famoso, entre otras cosas, por sentar las bases de la división de poderes (ejecutivo, legislativo, judicial), algo que influyó mucho en la revolución y que se aprecia en los gobiernos democráticos actuales.

El contrato social: Una obra muy importante en la revolución escrita por Rousseau. Poniéndolo en palabras simples, planteaba que la culpa de la desigualdad y la injusticia social era de la misma sociedad, y criticaba el poder de los monarcas absolutos, como Luis XVI. Proponía que aquellos que estaban en el poder debían hacer un contrato social con el pueblo para que este le cediera el poder a cambio de protección, ya que este era el verdadero soberano, contrariando la teoría anterior que decía que el poder del Rey venía por mandato divino.

Jacobinos y girondinos: Eran las dos corrientes política que disputaron el poder en la Convención Nacional (primero llamada asamblea, cumplía la función de gobierno). Los girondinos eran más moderados, y querían una monarquía constitucional, mientras que los Jacobinos buscaban una república, a pesar de que impusieron una dictadura creando el Reino del terror.

Invadir Francia: El asesinato de Luis XVI y de Maria Antonieta, creó un sentimiento antifrancés en Europa, y se creó una coalición de países integrada por Inglaterra, Holanda, Austria, España, entre otros, en contra de Francia. Si bien conquistaron algunos territorios, Francia logró recuperarlos gracias a Napoleón, quien empezaba a ganarse su fama de estratega prodigio.

15 de Frimario del año VIII: Para quitarle poder a la iglesia, se creó un Calendario Republicano Francés, con semanas de 10 días, para que la gente ya no supiera cuando era el domingo y así se desalentara al pueblo de ir a las misas. Tomaba fecha de inicio el 22 de septiembre de 1792, día de la proclamación de la República. El 15 de frimario, sería más o menos uno días después del 2 de Diciembre de 1799, fecha en que Napoleón pasó de ser Cónsul provisional a emperador de Francia.

Se pondrán napoleónicas: En 1799 Napoleón dio un golpe de estado apoyado por la burguesía poniendo fin a la etapa de la revolución. Nace el imperio, y empiezan las guerras Napoleónicas, en donde Francia adquirió el control de casi toda Europa Occidental y Central. Durante este periodo se dieron muchas revoluciones latinoamericanas cuando Napoleón conquistó España, aunque la mayoría serian sofocadas luego. Al caer (en parte gracias a que el General Invierno ayudó a Rusia), Francia debe entregar muchas de su colonias a Inglaterra, entre ellas Seychelles, aunque los británicos ya habían tomado control de las islas desde 1794 (aunque en la trama, Arthur se lleva a Sesel desde el comienzo de la Revolución, es decir en 1789)


Los reviews son un lindo incentivo para escibrir el siguiente capitulo :)