Disclaimer: Hetalia no me pertenece, le pertenece a Himaruya-sama~ Si fuera mío haría mi OTP oficial. ; n ;

Titulo: Trueque

Autor: Victoria Schinkovinu

Pareja: Prusia x Austria, un poco de Hungría x Austria y Hungría x Prusia. Están advertidos, no se preocupen, terminara Yaoi. Por petición de los fieles seguidores, se aumentaran más parejas, por lo menos alguna mención o insinuación, todo por ustedes~

Advertencias: Una tortura, solo por que lo escribo yo, así que será, largo, cursi, uso de nombres originales y AU (¿Por qué demonios siempre escribo AU?)

Acotaciones: No pude cumplir y entregarlo antes de terminar el año… ¡Pero lo hice largo, y espero que eso lo compense! No me he olvidado de esta historia, chicas~

Muchas gracias por sus comentarios a YuriyKuznetsov, Natsukyu, Ritsu Kirkland, Jackce, Kawaiigiirl, Antoinette Beilschmidt, Anneliese Edelstein, Umiko Aoki, Ciel-L-Byakuya, Nekogoro-chan y Miisaki-chan.

OMG 11 REVIEWS ; A ; HAN ROTO EL RECORD CHICAS… LAS AMO POR ESO.

La verdad es que jamás espere recibir tantos Reviews, ¡Muchas gracias!


CAPITULO 6

Revelaciones.


— Ahora no, Vash, no estoy de humor.

Aun seguía irritado e incrédulo. No era del todo mentira, todavía no terminaba de creer que había accedido a tener un encuentro con Gilbert, de hecho se puso pálido de recordar.

— Algo muy raro esta pasando aquí, y no puedes esconderlo.

— Vamos a llegar tarde a clases, ya fue demasiado este día para mi impecable record de asistencias perturbado… —suspiro, acomodándose los lentes con uno de sus dedos. Se sobre salto al sentir un golpe seco al lado de la pared, a su lado.

— Puede que a ese sujeto le salgas con tantas evasivas, que tanto te resultan pero… Yo no soy tan estúpido, Edelstein.

¿Por qué todo el mundo se sentía con la facilidad para hacer con el lo que se le antojara? Esto simplemente irritaba a Roderich, quien comenzaba a cansarse de ser el eslabón más débil, como Vash no obtuvo respuesta, sonrió amargamente.

— ¿Quieres decir que toda esa mierda, de que éramos los "mejores amigos" era mentira y solo me utilizaste a tu conveniencia?

— ¡No, por supuesto que no! Si eres mi amigo, Vash —la mirada que le lanzo al rubio debió haber sido realmente arrepentida, por que Vash se alejo de nueva cuenta.

— ¿Entonces…?

Dudo.

— Mira… Solo… Dame tiempo… —paso una mano por sus cabellos y suspiro, esperaba que no fueran indicios de jaqueca— Te lo contare, pero no ahora. No quiero adelantarme a los hechos sin saber antes algo…

Esto pareció tranquilizar al rubio que tras un suspiro decidió no seguir insistiendo.

— Solo una cosa más, Roderich. —sus palabras tenían un tilde divertido que tomo por sorpresa al austriaco.

Antes de que se diera cuenta, ya estaba contra la pared, siendo presionado por Vash contra esta, su pecho sintió la dureza y frialdad del muro, mientras su brazo sentía un dolor punzante desde el hombro hasta el codo, que se doblaba detrás de su espalda de una manera que lo hizo entrar en pánico de inmediato.

— ¿¡Que estas haciendo!? —odio como su voz sonó aterrada y chillona.

— Acabo de usar el %10 de mi fuerza sobre ti, sin el mayor esfuerzo… —su aliento reboto contra el cuello de Roderich, lo cual lo hizo petrificarse y mirar hacia la pared casi en shock, quizá Vash olio su miedo por que inmediatamente lo soltó— P-perdona…

Roderich se dio la vuelta y volvió a torcer su brazo hacia delante para tallarlo, realmente solo le había dolido al inicio, no había empleado tanta fuerza y de ser de otra manera no dudaba que Vash con su tamaño, pudiera derribarlo o darle una paliza sin que lograra defenderse con excito.

— ¿Estas bien?

— ¿Por qué hiciste eso…? —frunció el ceño.

— ¿Alguna vez le has dado un puñetazo a alguien?

Como si le hubieran puesto un maldito play a su cabeza recordó cierta escena en cierto salón de penitencias con un sujeto, y su 'heroico momento' donde intento golpearlo.

— Pelear es muy indecente.

— Si, sobre todo cuando es totalmente seguro que tienen una ventana de 50/50 cuando se trata de ti… —Roderich le fulmino con la mirada, estaba a punto de replicar, pero el rubio le interrumpió, continuando— A menos que…

— ¿A menos que, qué?

— A menos que dejaras de comportarte como una señorita y me dejaras enseñarte una o dos cosas para defenderte.

Roderich abrió las obres violetas con sorpresa mientras lo miraba, jamás se vio o imagino así mismo siendo un buscapleitos o siquiera se imagino dando un golpe, lastimar a alguien, siempre se imagino como un buen estudiante querido por todos y estimado. Alguien quien con excito se iban a graduar y poco después tener una carrera, profesión, quizá una familia…

— ¿Yo? Pero yo no quiero lastimar a nadie…

— ¿Estas hablando en serio? ¿Prefieres entonces que todo el mundo te pueda zangolotear de un lado a otro como una muñeca de trapo? —las palabras de Vash eran serias y firmes— Mira… —se aproximo sin avisar y Roderich levanto los brazos para cubrirse— No, no, no…

Tomo los brazos ajenos y los levanto, hasta que los codos estuvieron a la misma altura que su pecho.

— Si sientes que alguien te quiere golpear en la cara, usa tus ante brazos como protección, pero… Estas dejando vulnerable tu estomago, pecho y costados, sin contar la ingle… Para eso tienes que levantar las piernas… —estuvo a punto de tomar la rodilla del castaño y levantarla, pero no pudo evitar pensar que mal se vería eso— Hazlo tú…

Como Roderich era un inexperto y estaba totalmente ignorante de su situación hizo lo que Vash le indico, doblo la rodilla para cubrir su parte 'posterior'.

Se sentía la estatua más ridícula de la tierra. Únicamente sostenido de un pie, con brazos y piernas doblados de una forma extraña, se tambaleo y para no quedar en ridículo prefirió suspirar y negar con la cabeza.

— No siento ningún proceso Vash, será mejor olvidarlo, además, lo que yo quiero asegurar es llevar una vida tranquila, y jamás involucrarme en algo tan peligroso para usar lo que intentas enseñarme… —sonó razonable, pero el rubio era tan terco como el austriaco.

— Bueno, entonces… solamente esto… —tomo la mano de Roderich y con movimientos muy lentos le mostro, como conseguía el con su propia mano torcerla, Roderich se erizo y espero un dolor más agudo, pero agradeció que Vash no fuera tan animal como cierta otra persona— Solo te estoy mostrando la posición y esto es con una sola mano, si la doblas de esta manera le aseguras por lo menos que el otro se retuerza de dolor, si usas la otra mano será una torcedura más efectiva, no es un ataque, si no una defensa, te da tiempo suficiente para salir corriendo antes de que tu agresor reaccione o quiera emplear la otra mano para golpearte.

Roderich le miro sorprendido, poniendo atención a sus acciones, las había memorizado, era bueno para eso, solo espero no tener que usar esa información tan pronto, tampoco era como si deseara verse en la necesidad de…

Sonrió un poco, agradeciendo a Vash esta generosidad de su parte, y su preocupación por su persona, realmente era lo que más tenia de un 'amigo' a demás de Eli.

— Tu hermana menor debe ser toda una mujercita de guerra… —bromeo, pues no dudaba de que si ponía ese interés de su parte para un desconocido, alguien a quien apreciaba más y no podía disponer de ella todo el tiempo, tendría más experiencia. Hasta le pareció humillante y gracioso imaginar que una pequeña niña más baja que el, pudiera meterle una paliza sin problemas.

Vash rodo los ojos y desmintió sus fantasías.

Si claro. Créeme que hasta ahora has sido el estudiante que más atención me pone, no importa cuanto lo intente, simplemente no lo recuerda, o no quiere aplicarlo es tan… —movió los dedos, intentando buscar las palabras y finalmente suspiro—… Tierna. Inocente. Bondadosa, una vez le estaba dando una lección sobre que no hacer con los desconocidos y la gente sospechosa y cuando me di cuenta… Estaba haciendo conejitos y flores en sus manos con una pluma…

Vash detuvo su narración cuando observo la sonrisa tierna con la que lo estaba mirando Roderich, se sonrojo por esto.

— Siempre me aseguro de ponerle gas pimienta, y llamarla en cada oportunidad, no demoro ni un segundo en ir por ella a la escuela, cuando tenga más edad estoy ansioso por entregarle su primera maquina de choques… —sus ojos brillaron mientras hablaba.

Roderich vacilo con la sonrisa.

Finalmente después de eso, ambos caminaron hasta sus respectivos salones, se despidió de Vash al llegar primero al de el, este hizo una reverencia al profesor y le pidió permiso para entrar sin volver a mirar a Roderich de vuelta, el castaño se sintió un poco mal por retenerlo tanto tiempo, espero que no fueran a castigarlo después de clases. Aunque Gilbert también tiene la culpa.

Ahora le tocaba a él, enfrentar las consecuencias.

Temeroso camino hasta su salón despacio, no había ningún estudiante en los pasillos, esto reafirmo sus temores, era más que lógico que el maestro en turno estuviera dando una avanzada clase que estaba a punto de interrumpir, toco la puerta espacio, esperando a ser abierto, no hubo respuesta, volvió a tocar y se sorprendió de ver que no era un profesor el que le estaba abriendo la puerta si no una alegre mirada de ojos verdes que le sonreía ampliamente.

— ¡Oh, no eres el pequeño a quien esperaba! —dijo Antonio con una gran sonrisa, haciéndose a un lado para que Roderich entrara— ¿Dónde estuviste todo este tiempo, mi amigo? Pese que Gilbert había salido en tu búsqueda, ¡Os aseguréis que esperaba a vosotros llegar juntos! Pero Gilbert regreso solo… ¿Eso quiere decir que no supo encontrarte? —la voz del español era alegre y contagiosa, aun así Roderich, estaba más sorprendido y perturbado que tranquilo con su armoniosa voz.

— Me encontró. —dijo casi en un suspiro, se apresuro a agregar algo rápido antes de que la boca de Antonio se abriera más— Antonio, ¿Dónde esta el profesor?

— ¡Oh, que no lo sabes! El rubio grandote de Matemáticas no pudo presentarse, ¿Qué raro no? Aun así los prefectos sabéis que todos somos terribles, por eso nos han prohibido salir del salón, además nos dejaron tarea, a cortesía del buen juicio de nuestro profesor. —el moreno se paso una mano por el cabello antes de continuar— Gilbert pidió permiso para ir al baño, aunque parece que mintió~

Roderich arqueo una ceja, eso lo explicaba todo.

— Te aseguro que no lo hizo. —Era sorprendente descubrir así mismo lo parco que era al hablar con ciertas personas, tal parecía que los únicos con los que podía bromear y tener una conversación amena eran Elizaveta, Vash… y Gilbert— Sera mejor que ponga orden por aquí…

— ¿Después de dos horas de desaparecido? Te aconsejo que pases desapercibido por el momento… Antes de ponerte a dar ordenes a diestra y siniestra.

Edelstein casi se tropieza con sus pies cuando escucho a Antonio decirle eso, gruño, reconociendo a regañadientes que tenia razón, seria un poco hipócrita de su parte. Sin contar que podrían delatarlo por sus faltas, así era mejor… Por lo menos hasta mañana.

Estaba a punto de ir hasta su lugar cuando Antonio volvió a pedir su atención.

— Ah… ¿Roderich? —este se giro, mirándolo con una ceja arqueada, preguntándose que otra cosa maravillosa estaría por concluir su conversación con Antonio— No estábamos seguro si ibas a regresar, más cuando Gilbert volvió con las manos vacías, pero… —parecía un poco nervioso y rio mientras jugaba con una de las mangas de su camisa— Alguien va a venir a visitarme al salón, es de un grado inferior, no tienen clases tampoco, y como no podemos salir, le invite a quedarse conmigo una hora…

Por algún raro motivo, los ojos verdes de Antonio se hicieron más grandes y brillantes, como un si de repente hubiera adquirido una habilidad para chantajear con ellos.

Roderich hizo una mueca. Definitivamente era la ultima vez que dejaba sus responsabilidades tan la deriva.

— ¿Por favor? ¿Si, si, si, si?

— Esta bien, Antonio, ¡Pero solamente una hora! Y asegúrate que salga antes de que llegue el próximo profesor. —casi podía sentir una gotita de sudor escurriendo por su frente.

— ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Sos muy generoso! —de la nada envolvió a Roderich con sus brazos, y antes de que este pudiera hacer cualquier cosa, lo bajo y se dio la vuelta para esperar como un cachorro fiel en una silla frente a la puerta.

Ok, definitivamente era la única vez que hacía algo bueno por la gente. Definitivamente la ultima, y si alguien más se atrevía a hacerle alguna petición absurda o levantarle la voz, sin duda alguna lo mandaría al…

— Roderich Edelstein —una voz femenina sonó fuerte y corto el sonido, por lo menos el sonido para los oídos del austriaco— ¿Puedes venir acá un momento~?

La dulzura de sus segundas palabras no lo tranquilizo, en especial por que estaba absolutamente seguro de que era mero cinismo por parte de la encantadora señorita.

Se giro despacio y lentamente en su lugar, temeroso de encontrar la mirada verde que le encantaba turbada en ira o reproche, pero sin lugar a duda, fue muchísimo peor la escena en la que se encontró. Elizaveta estaba recostada sobre el pecho de Gilbert, dándole la espalda, por supuesto, pero su cabellera castaña descansaba en el cuello y hombro de este, mientras ambos miraban fijamente hasta donde estaba Roderich, la mano de Gilbert estaba enredada en sus cabellos, acariciándola despacio en un gesto que tal parece le agradaba, pues a pesar del leve reproche en sus ojos tenia una sonrisa tranquila en sus labios, estaba estirando una mano hacia Roderich, para que se acercara.

Nuevamente tenso. Camino igual que una estatua hasta que llego a su posición, ambos estaban recostados en el piso, en la esquina del salón, por eso no había podido ver a ninguno apenas entro en el salón y viceversa.

— ¿Por qué estas en el piso, Eli? Se ensuciara tu uniforme…

— Es más cómodo estar aquí… —dijo mientras se acurrucaba en el pecho ajeno, Gilbert detuvo su movimiento de dedos y entonces Elizaveta se permitió hablar con reproche— ¿Dónde. Demonios. Estuviste. Roderich?

Aquí el ojivioleta levanto la vista para mirar a Gilbert, quien le regreso la mirada con la misma intensidad. Rompió el contacto. Entonces Elizaveta no sabia de su encuentro.

— Es que yo… —se sonrojo un poco— Primero tuve que ir a una junta que realizo la dirección, de todas formas no iba a estar, y al regresar acá, me detuve hablando con alguien del consejo estudiantil. —obviamente hizo como que miraba la hora, para poder mentir sin titubear al estar mirando los ojos de la chica. Prefirió mirar a Gilbert, sus ojos rojos brillaban con cierta picardía, y la sonrisa burlona que le dirigió podía asegurarle de que se estaba burlando de su mentira.

Kono Obaka-san.

— ¿En serio? —Eli dudo, y se incorporo un poco para intentar buscar la mirada de Roderich, estaba segura que había gato encerrado, no podría mentirle si la miraba a los ojos— ¿Y como se llama este compañero del consejo estudiantil?

— Vash. —ahora si podía mirarla a los ojos, esto no era una mentira. Además, solo restaba hablar con Vash para tener una cuartada.

Gilbert hizo una mueca.

— Te dije que lo había visto con un enano en el pasillo, como estaban hablando de cosas aburridas nada awesomes, decidí regresar. —se encogió de hombros.

Que bien se te da mentir, Beilschmidt. En especial por ese 'decidí regresar'.

— Estas muy extraño Roderich y eso no me gusta… —termino de incorporarse para tomar las manos castañas entre las suyas con cuidado y mirarlo con cierta angustia— Sabes que para cualquier cosa que pase, cualquier cosa, puedes contar conmigo… Por que… ¿Somos los mejores amigos, verdad?

Roderich sonrió con nostalgia.

— Lo se, Eli, somos los mejores amigos.

— Yo ya no estaría tan seguro de eso querida, Roderich comenzó a ampliar sus horizontes… —el pruso deslizo una mano por los hombros de la chica, contacto que hizo hervir en rabia a Roderich— Tal parece que ahora cualquiera puede ser su mejor amigo. —le miro de manera fija, aunque algo en su voz sonaba similar al reproche.

— ¿Eh, de que estas hablando, Gilbert? —la castaña volvió a acurrucarse en su pecho, miraba a ambos consecutivamente, de algo se estaba perdiendo.

— Si, ¿De que estas hablando Gilbert? —su boca se hizo una línea recta— Si cualquiera pudiera ser mi amigo. No, si yo eligiera tan mal mis amistades. Sin duda alguna la mejor de mis malas decisiones serias tú, Gilbert.

Borro la sonrisa, le miro con fijeza y literalmente comenzaron un duelo de navajas con los ojos. Elizaveta sonrió, divertida.

— Vamos Rode, no seas tan duro… Deberías darle una oportunidad a Gilbert… —estiro una mano para acariciar su rostro con los dedos, este rompió el contacto con la mirada violácea y le sonrió a la chica— Se que es un poco bruto, pero no es un mal chico… Es bastante encantador cuando se lo propone… Además el habla buenas cosas de ti, Rode.

— ¿Eh?

— ¡K-kesesese! ¡Que graciosa eres Eli! —estiro una de sus mejillas, a lo que la chica hizo una mueca graciosa y se quejo un poco— ¿Cómo que un poco bruto? ¡Hmp! ¡El awesome Gilbert, no es nada bruto, si no fantástico!

El chico de lentes solamente miraba la mano de Gilbert como si quisiera morderla.

— ¡Ya Gilbert! —soltó una carcajada divertida y no midió sus fuerzas cuando se aparto riendo después de darle un codazo, Roderich sonrió por esto, el albino solamente se hundió en su lugar y luego comenzó a sobarse sin decir palabra alguna.

— Yo se que Roderich no puede remplazarme… —dijo orgullosa, cruzándose de brazos con una sonrisa suficiente— Tengo derecho de años, conozco todo de el, soy bonita y encantadora… ¿Por qué abría de reemplazarme con alguien más, teniendo a tan inteligente chica como yo?

— Kesesese ~ Y luego dicen que yo soy el vanidoso~

— Kono Obaka-san, ¿Quién es esta atrevida señorita y que has hecho con mi quería Elizaveta? —le siguió la broma solo por que se trababa de ella, pero su sonrisa fue sincera, negó varias veces y suspiro— Verdaderamente eres una mala influencia, Gilbert.

Sorprendentemente los tres pasaron una media hora agradable conversando y bromeando, Elizaveta no podía dejar de molestar tanto a Gilbert como a Roderich, el chico de lentes no podía quitarle los ojos de encima a Elizaveta y mirar con cierto reproche y celos al pruso cada que este hacia alguno de sus atrevidos movimientos, y Gilbert por su parte no podía dejar de fastidiar al austriaco con sus acciones.

¡Mon ami! ¿¡Podrías salir de la comodidad de esos brazos un momento y venir acá? —la voz de Francis capturo la atención de todos, e interrumpió al brazo levantado de Roderich para meterle un zape a Gilbert por decir algo muy vulgar (a su criterio) para Elizaveta. Quien no había solicitado su ayuda en ningún momento, pero sonreía divertida.

— ¡Francis! ¿Es necesario…? ¡Estoy a punto de ver como un nerd intenta golpearme…! Kesesese~ —Roderich reanudo su ataque, pero antes de llegar a su destino que era la cabeza de Gilbert, este tomo su brazo a tiempo— Saldrás más herido tu que yo, señorito~

Francis se vio en la necesidad de acercarse con una sonrisa en los labios.

— ¡Te estas perdiendo el espectáculo, Gilbert! Aunque veo que estas bien atendido por quien quieres~ —los ojos azules del francés le sonrieron de manera pervertida a Roderich.

Este no pudo evitar recordar las reflexiones que había tenido sobre Francis, y su dudosa procedencia. Se pego más a Elizaveta, quien se debatía entre si ir o no, por los utensilios de la clase de cocina en su bolsa.

— ¿Seguro que no me harás perder mi tiempo?

— ¡Tienes que contemplar el valor de Antonio! —sin decir nada más, literalmente lo tomo de un brazo y lo usurpo de la pared para arrastrarlo por los asientos— ¡Quizás tu también puedas aprender algo de esta experiencia!

El castaño sonrió con suficiencia, mientras se despedía con una mano del albino, quien tras insultos y demás afirmaciones, fue arrastrado vilmente por Francis al otro extremo del salón. El austriaco agradeció un momento de soledad, que ya le hacia mucha falta, con su estimada Elizaveta.

— ¿Entonces? —comenzó la húngara.

— ¿Perdona?

— Cuéntame quien es ese Vash~ —tomo sus manos, ahora usando el pecho de Roderich como almohada tibia y arrulladora.

El castaño sintió latir su corazón y detenerse, mientras sentía unas inusuales cosquillas en el estomago, que se debían por supuesto a la cercanía de la chica, ella siempre había insistido en abrazarlo y adoraba sus besos inocentes en las mejillas pero Roderich no podía evitar ser tímido con cualquier tipo de mujer y bajo cualquier tipo de contacto, por supuesto, aun así después de un par de minutos, quiso imitar a Gilbert y comenzó a pasar sus manos temblorosas por los brazos de Elizaveta, aunque no pudiera sentir su contacto tal como deseara a causa de los guantes.

— ¿Qué pasa con Vash? Solo es un amigo, no te preocupes, te lo presentare en la próxima ocasión, es una persona sensata y educada… —todas esas cualidades eran aprobadas por Roderich.

— No se si quiera conocerlo… —inflo sus mejillas sin dejar el capricho infantil dando a entender que estaba celosa— Aun así, hablas muy bien de el, y eso es difícil hasta para ti… Me imagino que es todo lo contrario a Gilbert~ —soltó una risita entre dientes.

Roderich rodo los ojos, dándole absolutamente la razón a la chica tras un suspiro. Después de mucha insistencia por parte de ella, y aprovechando que Gilbert no estaba cerca tuvo que reconocer que como cualquier persona Gilbert tenia sus cualidades, muy en el fondo de su ser y si bien no eran para provecho de todas las personas que le rodeaban, debía tener algo bueno en lo que destacara, y por algún raro motivo terminaba agradándole a toda la gente a excepción de él mismo.

La chica sonrió para si misma al haber cumplido su misión, su venganza por la ausencia de Roderich recaía precisamente en arrancar palabras alentadoras de Roderich con respecto a su novio. Todavía no lograba entender por que Roderich se portaba como se portaba con respecto a Gilbert, sabia que era molesto, pero nada un mal chico, estaba casi segura que el albino deseaba ser amigo de Roderich, ¿Cómo lo sabia…? No era como si Gilbert lo expresara abiertamente, también tenia un complejo chistoso al respecto, pero llámenlo intuición de mujer…

— Rode, ¿Saliendo de la escuela me acompañarías a casa después de clases? —sus pómulos adquirieron color mientras continuaba— Se que es mi culpa que hayamos dejado de hacerlo…

¡CHIGIIII…! ¿¡QUÉ ESTAS HACIENDO, BASTARDO!?

Al austriaco no le dio ni tiempo de pensar en una respuesta cuando un grito llamo su atención. Tanto el como la castaña miraron hacia donde se originaba el sonido, encontrando una escena curiosa.

Un chico estaba siendo acorralado en la esquina del salón, era más pequeño que todos los presentes cerca de el, nadie había caído de su presencia, y tampoco nadie había hecho mucho más alboroto que mirar, para después regresar la mayoría a su conversación o actividad antes ejecutada. El chico temblaba y sus ojos denotaban nerviosismo y al mismo tiempo ¿pánico? Y Roderich no podía atribuirlo a menos puesto que quien lo estaba acorralando en el rincón de la pared era más ni menos que el mismo: Gilbert Beilschmidt. Y no Antonio como alguna rara suposición a la que había estado atando cabos.

Los ojos de la chica se abrieron de par en par y la boca del chico de lentes se formo en una perfecta "O". Algo dentro del cuerpo de Roderich comenzó a revolotear con fuerza, molestia, estupefacción, desaprobación, desaprobación, desaprobación. ¡KONO OBAKA-SAN! ¿CÓMO TE ATREVES?

Estuvo a punto casi de gritar, mientras se levantaba en un impulso-rebote al mismo tiempo que la chica, su mente comenzó a procesar un montón de sentimientos que no comprendía, otra vez las ganas acecinas de estrangular a Gilbert por el cuello. Solo que esta vez mucho más agresivas que otras veces que se había consumir por el sentimiento. Apretaba los dientes y fruncía el ceño, sus ojos no podía mirar otra cosa, como lo acorralaba, como sonreía, como estaba disfrutando de atormentar a ese pobre chico. Tal cual lo había hecho también con su persona. Sumándole a todo eso que Gilbert no tenía una pizca de vergüenza y era poco hombre al atreverse a hacer eso a narices de Elizaveta. ¡Eres una vergüenza, pedazo de…! ¡Espera que te ponga las manos encima!

Su vista fue interrumpida por los cuerpos de Antonio y Gilbert. Fue suficiente para que emprendiera un paso firme hasta ellos, pero se giro a prisa cuando sintió una mano sobre su brazo, borrando su expresión furica y despejando sus pensamientos al ver el rostro de una castaña sonrojada… En primera instancia su corazón se conmovió pensando que Eli estaba a punto de llorar, siendo lo correcto en una señorita, pero esa situación estaba lejos de llegar a ser.

La chica estaba sonrojada, era cierto, pero mantenía una mano cubriendo su boca, y si bajaba la vista a través de esos labios suaves podía ver como estaba mordiendo su meñique mientras miraba hacia esa escena en el rincón del salón. Elizaveta lo había detenido para que no hiciera nada. Roderich no podía comprender por que, ni el por que tampoco de su comportamiento. Fue todavía más raro que mientras la chica miraba hacia esa dirección se medio ocultara detrás de Roderich como un extraño reflejo y comenzara a reír sola mientras parecía algo… ansiosa.

Hasta Roderich sintió miedo de preguntar.

— Ehm… ¿Estas bien…?

Los ojos verdes abandonaron su zona de confort para mirar al chico de una manera todavía más avergonzada. Volvió a reírse, esta vez con nerviosismo, mientras con un gesto de la mano se abanicaba el sonrojo de la cara, volvía a reír sola y negaba con la cabeza asegurándole que no le pasaba nada. ¡S-son solamente cosas mías, no tienes por que preocuparte! ¡Ni siquiera debo estar pensando en eso, no se que me pasa!. Eso había sido lo que más o menos le había dicho Eli cuando recupero el aliento.

Entonces ambos retomaron su andar para ver a que venia el escándalo.

— ¡Tío, los voy a golpear si volvéis a hacer eso! —estaba amenazando el castaño quien se metía entre Francis y Gilbert, quienes se aliaron para atormentarlo.

— ¡Bastardo! ¿A que viene todo esto…? ¿Para esto me llamaste Antonio? ¿Para que tus idiotas amigos estuvieran molestando? ¡Chigi! —se aferro a las ropas del moreno cuando Francis se aproximo contoneándose a su lado.

— ¡Tranquilo, Antonio! ¡Solamente estábamos jugando! —el rubio estaba poniendo una expresión familiar, fue aterrador para Roderich enterarse que era el mismo brillo extraño de los ojos de Elizaveta— ¡Solo quería que Gilbert practicara su valor!

— ¡Pero lo asustaste, coño! —a espaldas del chico que protegía se atrevió a sonreír.

¡Kesesese~! ¡No creo que sea difícil asustar a ese chico!

— D-dile que se calle, Antonio… —solamente el rulo se le veía al más chico, pero las manos se aferraban a la playera del español con insistencia— Cazzo… ya no quiero estar aquí…

— ¿Eh? ¿Por qué? ¡Oe, chico, no es para tanto! Solamente te hice una pregunta. ¡Que ni siquiera me respondiste! —su sonrisa aumento al notar el rostro rojo del chico en cuestión de segundos.

— ¿Cuál pregunta? —la curiosidad de Antonio fue más grande.

— ¡Definitivamente no quiero estar aquí! ¡Vámonos, Antonio! —lo empujo hasta la puerta para que avanzara sin perder el color de su rostro.

— ¡Pero quiero saber cual pregunta!

— ¡Chigi! ¡Bueno, pues quédate con ellos idiota! —abrió la puerta y salió corriendo mientras insultaba a Gilbert. A los pocos segundos sin importarle si Roderich estaba presente o no, Antonio salió disparado detrás del más pequeño.

— ¡Awww el amor! ¡El amor se siente por todo el aire! —Francis comenzó a recitar versos en su nativo idioma mientras usaba los nombres "Antonio", "Lovino", combinado con otras tantas cosas que Roderich no alcanzaba a entender, cuando sus ojos se encontraron con los de Francis este le sonrió de manera picara e hizo que el albino le prestara atención— ¿Entonces cuando nos mostraras tu valor, Gilbert?

El ojos rubís giro su atención hacia las dos personas presentes, no parecía alterado o arrepentido por lo que momentos antes acaba de hacer con aquel chico, igual no había sido la gran cosa, pero Elizaveta reafirmo su autoridad como novia antes de Roderich lo hiciera, aunque no uso ni las palabras adecuadas, ni el tono que ansiosamente el austriaco estaba esperando.

— ¡Gilbert! ¿Qué le hacías al pobre chico? —soltó una risita tonta— Antonio casi revienta en celos~ Por supuesto, si es lo que estoy pensando que tiene con ese chico… —ahora se giro hacia Francis y sus ojos brillaron esperanzados a que le diera una respuesta afirmativa.

— ¡Cheri! ¡Tenlo por seguro! ¡Acaban de ser testigos de la primera de Antonio con ese chico! —dijo orgulloso, comenzando a hiperventilar con la chica— ¡Su nombre es Lovino! ¿No es una criatura adorable y pequeña? Obviamente Antonio ha visto su encanto… aunque muy dentro de el… ¡Y si no estoy mal, sin duda es correspondido!

Roderich abrió la boca con una ceja arqueada, estando apunto de dar su argumentación por lo visto gracias a su observación del comportamiento del otro chico, sentía cualquier otra cosa menos amor por Antonio.

— ¡Sí, ese chico es adorable! —asentía la húngara, para sorpresa de todos dándole la razón a Francis, la ultima persona a la cual se parecería o le daría la razón— ¡También pensé lo mismo! En especial al final, cuando quiso llevarse a Antonio… —se giro hacia Francis para murmurar en tono cómplice— ¿A dónde crees que fueron?

— Tengo Fe en que Antonio no lo dejara llegar a su salón… —otra vez el grito emocionado de Elizaveta lo hizo continuar con otra de sus alocadas e inventadas suposiciones de historias de amor.

Gilbert se aproximo despacio hacia el castaño, pero este se dio cuenta solo hasta que sintió su respiración cerca de su cuello, se alejo un paso y frunció el ceño. Aunque Eli no mostrar la reacción que esperaba… El si se encontraba molesto con Gilbert. Aunque no podía terminar de comprender la exagerada euforia de Elizaveta.

— Seguro no entiendes nada, señorito~

No le respondió, más sin embargo no pudo evitar ponerse inquieto al pensar que Gilbert tenía razón y estaba confundido por lo raro de la situación. Como Elizaveta seguía hablando con el francés no le quedo más que iniciar conversación con el pruso.

— Que indecente fue tu comportamiento, en especial en frente de una señorita como Eli, no se si fue juego o no, pero puede llegar a mal interpretarse… —otra vez la molestia que punzaba en su interior.

— No se ve para nada molesta~ —se encogió de hombros apenas mirando al par eufórico, luego se sentó en la mesa del profesor, frente a Roderich mientras seguía hablando— ¿Quieres saber que cosa le pregunte…? —dijo divertido, el castaño desvió la mirada y después de un rato el ojos rubís noto como su labio inferior temblaba— Eres demasiado orgulloso para preguntarme… ¿Verdad? ¡Kesesese~! ¡Pues te lo diré por que se que quieres saberlo! —su sonrisa fue amplia mientras hablaba— ¡Le pregunte si le gustaba Antonio!

— ¿Eh? ¿De verdad? —otra vez estaba sorprendido y un poco incomodo— ¿Eso es cierto…? Pensé que era una alucinación de Francis… —de verdad no podía creerlo.

— ¡Nop! ¡Pues no es así! Yo también pensé que era juego~ Pero no divertimos comprando que no era así… —volvió a hacer un silencio y le encanto el hecho de que Roderich lo miraba para que continuara, sin atreverse a pedirlo— ¡Kesesese! Hubieras visto como se portaba cuando estábamos demasiado cerca de Antonio! ¡Y eso que todos somos tan afectuosos! Al final decidí hacer lo mismo con el, ¡Le lance la pregunta y se puso rojo! Estoy seguro que me hubiera respondido de no ser por la interversión de Antonio.

— P-pero… —frunció el ceño, negándose a creer— Antonio siempre fue… Muy popular. Siempre tuvo pretendientes… ¡Novias también! No pensé que a el… le gustaran… los chicos…

— ¿Y tiene eso algo de malo? —frunció el ceño, esperando ansioso la respuesta— Creo que jamás te lo había preguntado… ¿Pero eres homofóbico o algo así?

— ¿S-sabes que perturbador es que tú me preguntes eso? —la conversación estaba tomando un rumbo que no le gustaba para nada, otra vez se ponía nervioso y recordaba por que odiaba estar cerca de Gilbert— No odio a la gente así… Pero prefiero que se mantengan alejados de mi… —dijo sincero, comenzando a alejarse de Gilbert pero este se levanto para tomar apenas su brazo.

— ¿Jamás has tenido un amigo o amiga homosexual? —arqueo una ceja.

— ¡Deja de preguntarme eso! —levanto un poco la voz, mirando de reojo a todos los demás— ¡No…! Bueno sí, creo que de vez en cuando… jamás busco problemas con los demás… Siempre y cuando no me molesten como lo hace Francis… o como tú…

— ¿Eh? ¡Pero yo no soy gay! —soltó Gilbert en un tono fuerte y ofendido. Muy realista de verdad, Roderich por poco y se la cree.

El tono usado por Gilbert había sido alto, así que ambos no pudieron evitar mirar alrededor de ellos, las chicas (Elizaveta y Francis(¿?)) seguían en su mundo parloteando animadamente, no se habían dado cuenta, pero Roderich se sentía observado, al voltear a sus espaldas pudo ver unos ojos verdes debajo de unas frondosas cejas que lo miraban de manera fija y desconfiada… Oh por Mariazell, ¿Nos habrá escuchado? Roderich sentiría mucha vergüenza de ser así, por que Arthur era un chico respetable, no eran amigos, por supuesto, pero era la persona más sensata del salón después de el, y aunque no cooperara para involucrarse socialmente con los demás, compartían el mismo sentido del orden y la disciplina.

Arthur continuo mirándolos continuamente un par de segundos más, luego hizo una mueca y tomo los audífonos para escuchar su música con los ojos cerrados. Tal parece que… no le importa… Bueno, eso es suficiente para mí. Hecho una vuelta a su alrededor con disimulo, buscando más ojos juzgadores, pero con alivio no noto ningún otro par. Parece que nadie más se dio cuenta de nuestra inapropiada conversación.

— Gilbert, ¿Podemos hablar de otra cosa? —no pudo evitar sonrojarse, al mirar de reojo a Arthur.

— ¿Qué tiene de malo hablar de esto? —sonrió como siempre, llevándole la contraria.

— ¿Podemos hablar de esto en otra ocasión? —Roderich lo miro con desaprobación y una graciosa expresión malhumorada que solo hizo poner de buenas a Gilbert.

— Por supuesto que si, señorito. Después de clases, en las canchas…

Eso no le dio buena espina.

— Si ese es el caso, Gilbert, dudo mucho que puedas hacerme retractar de mis decisiones ya tomadas… Además basta con lo que ya he visto hace algunos segundos para que piense que no eres… bueno… Diferente.

Otra vez la mueca inconforme en el rostro del prusiano.

— Te acarare una cosa, señorito. —se movió de su cómoda posición para girar ambas piernas en dirección a Roderich, estuvo más cómodo y más cerca de el debido a este nuevo movimiento— A mi jamás me han gustado los hombres, me encantan las mujeres como no tienes idea… —ahora volteo a ver por encima de su rostro a Elizaveta, el corazón del castaño dio un brinco y comenzó a latir de una manera que no comprendía— Pero… —ahora le regreso la vista y esos mismos ojos imponentes se centraron en su persona— Existen las excepciones a la regla.

Roderich odio la molesta sensación en su estomago, de incomodidad. Estaba seguro que era de eso, tantas aclaraciones y situaciones comprometedoras con su misma persona en un solo día le estaban provocando nauseas. Se dio la vuelta sin decirle palabra alguna a Gilbert, este tampoco le dijo ni hizo nada por detenerlo. Roderich estaba seguro que se había puesto colorado y se odio por ello.

Alguien le tomo por el brazo y tiro suave de el.

— ¿Q-que cosa quieres Kono Obaka-san? ¡Déjame! —dio un respigón cuando vio que se trataba de Eli, quien le miraba un poco sorprendía de aquel repentino grito— ¡Oh, discúlpame! ¡Lo siento, lo siento! —busco al pruso para mirarlo con odio pero se encontró con que este estaba sumido en una conversación con Francis, quien le ponía la mano sobre el hombro y murmuraba un par de cosas que hasta esa distancia no se alcanzaban a distinguir— Perdóname de verdad, Eli, pensé que eras…

— Gilbert… lo se… —le sonrió de nueva cuenta, llevando los dedos hacia un mechón largo de cabello castaño que se hecho detrás de la oreja, también se relajo del susto y volvió a sonreírle animada igual que siempre— No importa. Roderich… ¿Si vas a acompañarme a casa después de clases? —sus ojos brillaron de manera que el chico de lentes quedo en una especie de transe— ¿Verdad que si…?

Tal y como lo miraba no le quedo más que sonreír e intentar complacerla tal cual lo había hecho siempre.

— Por supuesto que sí-… No espera, no puedo. —se corrigió de repente, recordando algo importante. Por un momento recordó el sonido del disco rayado en las películas de comedia, cuando el momento romántico era interrumpido.

— ¿Eh, y por que no? —pregunto Elizaveta, confundida y ligeramente ofuscada.

Gilbert que iba pasando detrás de ella, seguramente para volver a su lugar se les quedo observando y luego le regalo una sonrisa extraña a Roderich, no era burlona ni de las otras sonrisas extrañas que solía mandarle, esta era feliz…

¿Acaso esta pensando que no voy a ir con Eli por que tengo que verlo a el? Ingenuo.

— Por que ya había quedado antes con Vash y su hermana después de clase.

La sonrisa de Gilbert se paralizo, sus ojos adquirieron un brillo oscuro casi homicida por un momento, aparto el rostro rápidamente, solo se escucho el ruido de su silla al ser arrastrada con fuerza antes de sentarse. Por algún raro y bizarro motivo Roderich sonrió internamente.

— Oh, ya veo… —comenzó la chica, bajando la cabeza con decepción, se quedo con la cabeza baja un largo rato, después de unos segundos preguntándose por que Roderich no había vuelto a disculparse como era su costumbre. Elevo la vista con las mejillas infladas y llamo su atención— ¿Roderich?

— ¿Eh? ¡Ah si! —le miro fijo, después de unos segundos viendo la expresión molesta de la chica recordó— ¡Oh, oh, si! ¡Discúlpame, Eli! Es que el me ayudo mucho hoy, por eso prometí invitarles un helado a el y su hermana, eso fue durante… la junta del consejo… —tomo sus manos verdad realmente arrepentido y avergonzado— Puedes venir con nosotros, te compare un helado doble, solo por que se trata de ti…

— No gracias… —la chica jalo sus manos de vuelta e hizo como si se acomodara las mangas de su uniforme— No me gustaría hacer un mal cuarteto… —se dio la vuelta y mientras se alejaba sin darle la oportunidad a Roderich de seguir disculpándose le escucho murmurar de forma fuerte— ¡Con tu querido Vash!

Se mordió el labio nervioso, miro hacia donde Gilbert, este miraba por la ventana, desde una silla que no era suya, muy lejos de el, luego miro a Elizaveta, esta estaba sumiéndose en una conversación con otras chicas que por algún raro motivo lo miraron de reojo, la expresión de Elizaveta no era nada feliz.

Los demás chicos del salón estaban muy metidos en sus propios asuntos, solo por una vez, Edelstein se cuestiono el hecho del por que no tenía más amigos… También deseo que Vash estuviera a su lado en esta ocasión, pero lo más probable era que terminara regañándolo por su conducta, estaba seguro… Suspirando, camino hasta su lugar y abrió el libro de matemáticas… Se dedicaría a hacer la tarea que dejaron, tarea que por supuesto nadie se había tomado la molestia de comenzar.

¿Te piensas quedar ahí hasta mañana?

La voz de Gilbert lo saco de sus pensamientos, despego la vista del antepenúltimo ejercicio en su libro, luego frunció el ceño, extrañado. ¿Qué hora es? Miro a su alrededor para ver el salón casi vacio, a excepción de unas cuantas personas que terminaban de arreglar sus cosas. El dueño de los ojos rubís le miraba fijo, esperando a que se levantara.

Se dio cuenta de que ya era la hora de salir, así que se apresuro a meter todo dentro de su mochila, dio una vuelta para ver que no hubiera basura y las mesas estuvieran en su lugar, entonces sin más salió, comenzando a andar en los pasillos, Gilbert caminaba al lado de el sin decir nada. Roderich todavía tenia las formulas matemáticas rondando por la cabeza, por eso, en un momento de distracción, estaba a punto de preguntarle a Gilbert por que lo seguía, pero se acordó.

Había quedado de verse con el después, en las canchas. Y por la dirección en la que iban sus pies predecía que estaba caminando hacia allá, se detuvo en seco, justo antes de doblar un pasillo. Gilbert se dio la cuenta para mirarlo con una ceja arqueada, antes de ir con él, tenía que hacer otra cosa.

— Gilbert, ¿Podríamos vernos ahí en cinco minutos? Antes tengo que avisar a alguien…

— ¿Al enano, no? ¿Acaso vas a pedirle permiso para poder hablar conmigo? dijo con cierta ironía y un tono sarcástico que delataba su desaprobación.

Roderich se detuvo para reclamarle con cierta frustración.

— ¿Por qué te importa tanto?

— Lo mismo me pregunto yo.

Como sabía que no iba a conseguir una mejor respuesta, chasqueo la boca y decidió apresurar su andar para poder alcanzar a Vash antes de que este saliera. Por suerte así lo hizo, este iba por el pasillo de salida cuando la voz de Roderich lo detuvo a tiempo.

— Roderich, ¿Pasa algo? se mostro sorprendido de ver al castaño ahí, al susodicho le ofendió este hecho.

— ¡Por supuesto que pasa algo! ¿No me digas que lo has olvidado, Vash? Te dije que te llevaría a ti y a tu hermanita a comer un helado después de clase…

La cara de Vash se ilumino de sorpresa y apartando la vista fue victima de un sonrojo.

— ¿Sigues con eso? Te dije que no es necesario, estamos bien, no debes de…

— Pero yo quiero, es de mala educación romper tus compromisos… Oh si, se estaba poniendo chantajista. El rubio lo miro feo por esto, después de un suspiro término aceptando para placer de Roderich— ¡Ah! ¿Te importaría si nos viéramos ahí? Antes de ir contigo debo hablar con alguien. Pero será rápido… —dijo haciendo una línea con su boca, y entrecerrando los ojos.

— ¿Es con el idiota ese? —su tono de desconfianza le aviso al de lentes que estaba al borde de una escena— ¿No necesitas ir con alguien? No, espera, puedo ir por mi hermana y regresar a la escuela, espero alcanzarte a tiempo y así podremos ir después a donde tu quieras.

Esa idea pareció agradarle más al austriaco, quien feliz asintió con la cabeza, luego acordaron los minutos y Roderich se despidió de el en la salida, antes de retomar su andar a las canchas.

Se sentía tranquilo por haber quedado de acuerdo con su compañero, sea lo que sea que le dijera Gilbert se quitaría el amargo sabor de boca con su helado y lo olvidaría pronto. Aun así todavía existía la incógnita de que cosa le iba a decir Gilbert a Roderich, solo deseaba con todas sus fuerzas que no fuera alguna otra escusa para molestarlo como solía hacerlo con sus conductas extrañas. Mientras caminaba, observo con cierta incomodidad como el lugar iba quedando desierto, a penas había algunos chicos que se quedaban después de clases a sus respectivos clubs deportivos, pero llegaban una hora o media hora pasada la escuela, usualmente en ese tiempo iban a comer o se quedaban en las tiendas de videojuegos a alquilar un par de horas de entretenimiento.

Se sintió un poco más tranquilo cuando vio chicos con uniforme dar vueltas alrededor de la cancha, eso quería decir que iban a llegar más para algún futuro partido después de clase, pronto se iba a llenar de gente. No era solo entrenamiento, iba a haber un evento. Dio una vuelta hasta rodear la cancha y comenzó a buscar una cabeza platinada entre las demás personas, no pudo encontrar a ninguna, si no hubiera sido por que su sentido del deber y la responsabilidad era más fuerte, hubiera dado de escusa que no encontró a Gilbert e hubiera salido corriendo ahora que podía.

Pero no lo hico. Y por si esto no fuera tan malo, logro ver a Gilbert salir del cuarto de vestidores para recibirlo, y le llamo con una mano.

El corazón de Roderich comenzó a sentir más y más pánico conforme se aproximaba, no quería que los pensamientos nublaran en su mente, venia a aquí a hablar con Gilbert de temas serios, quizá era un buen momento para dejarle en claras las cosas y preguntarle otras, la gente se entendía hablando, eso era de civilizados.

Intento hacer como que no miraba mucho la sonrisa blanca que le regalo el de ojos rubís apenas lo vio llegar, el saludo con cortesía diciendo buenas tardes y entonces se cruzo de brazos, al no escuchar palabra por parte de Gilbert comenzó a sentirse más nervioso, cuando estaba nervioso se desesperaba, y cuando se desesperaba se exaltaba y hablaba mucho cuando no quería.

— Bien Gilbert, estoy aquí tal y como querías. No tengo mucho tiempo, así que vayamos al punto para que no pueda atrasarme en mis compromisos. —Miro hacia otra parte, lo malo era que no había un panorama espectacular que mirar, ni nada que pudiera llamar más su atención que el mismo Gilbert.

Kesesese~ Directo al punto, señorito, tal y como me gusta de ti~ —Gilbert se movió y estiro una mano, probablemente era como un gesto casual, o quizá para sacarse la mochila que todavía tenia colgada al hombro, pero el pánico del castaño no pudo evitar relacionar ese gesto con algo hacia su persona, así que se aparto bruscamente del rango de su alcance, con el corazón latiendo más aprisa— ¿Eh? Oye… tranquilo…

— ¡No quiero que hagas nada raro…!, ¡Te lo advierto!

Gilbert se revolvió la cabeza y sin decir nada dejo una mano ahí, como si estuviera pensado detenidamente algo y después volvió a mirar a Roderich.

— Quiero preguntarte algunas cosas sobre tu relación con Elizaveta… —dijo serio, y Roderich le miro con sorpresa, para después mirarlo de forma seria también— ¿Hace cuanto tiempo se conocen?

No se sorprendió en lo absoluto que le preguntara ese tipo de cosas, aun así intentando mantener su calma y porte tranquilo, le respondió.

— De casi toda la vida. Bueno… Nos conocemos desde que somos niños, ella era mi vecina, entonces éramos compañeros de juegos y amigos. A pesar de que luego su familia se mudo unas calles más lejanas, seguía frecuentando mi hogar para jugar juntos, y nuestros padres se tenían confianza, de ahí hemos tenido la suerte de coincidir siempre en las mismas escuelas… Hasta ahora… —mientras hablaba soltaba las frases con mucha nostalgia y felicidad, recordando. Quizá también por que quería transmitirle a Gilbert lo importante que era Elizaveta para el.

— Hmmm… Ya veo —para su sorpresa Gilbert sonrió un poco— ¿Y desde cuando estas enamorada de ella?

La expresión de Roderich paso de la nostalgia a ser roja igual que un tomate, estuvo tentado a golpear al albino por un hombro y así lo hizo, soltando "¡Kono Obaka-san!"

Kesesese~ ¡Responde la pregunta, señorito!

Su rostro iba a explotar, pero aun así intento tomar mucho aire y sonar sereno cuando le dijo la verdad.

— Ya no… me acuerdo… —fue sincero, no estaba seguro desde cuando le comenzó a atraer la chica de otra forma— No recuerdo el momento exacto en que paso de ser un amiga a alguien importante para mi…

— ¿Te has enamorado alguna vez de otra persona?

Le sorprendió la pregunta. Era la primera vez que la escuchaba.

— ¿E-enamorarme… de otra persona? —parpadeo y negó con la cabeza— ¿Por qué debería? Siempre me ha gustado Eli…

— Puede que eso sea lo que piensas… —la boca del más alto se hizo una línea recta, y sus ojos brillaron con cierta frustración— ¿Cómo puedes saberlo si jamás te has dado la oportunidad de enamorarte de otra persona?

Muchas preguntas seguidas, sobre todo preguntas que ni el mismo Roderich se había hecho en su vida… ¿Cómo podía responder algo que no entendía?

— ¿Por qué me estas preguntando todo esto? Pensé que solo íbamos a hablar sobre Elizaveta…

— ¡Ah! —Gilbert soltó un bufido levantando la cabeza y dando una vuelta rápida con su cuerpo, para alejarse del castaño, dijo algo por lo bajo no pudo escuchar, pero se veía muy molesto. No pudo evitar sentirse nervioso, pero se prometió no tener miedo.

El más alto se dio la vuelta y lo miro fijamente a los ojos mientras soltaba unas directas palabras para las que no estaba preparado.

— Pero ella jamás te va a corresponder… —lo tomo por los hombros y le dio una ligera sacudida— Sobre todo si tu no haces algo. Ni aun ahora haces algo… ¡Jamás haces nada! Coño, Señorito… Todos estos días me la he pasado esperando a que reacciones pero eres más difícil de lo que pensaba… —sus ojos flameaban, casi pudo notar como el rojo se hacia más grande mientras la pupila se dilataba.

Roderich se quedo sin habla, sin saber que decir, sin tener como reaccionar.

Lo único que sentía era un hueco en el corazón.

— Ella te quiere mucho… —sonrió en una mueca rara, sin dejar de hablar— Lo más probable es que seria amable al rechazarte… ¿Pero vas a poder vivir con eso?

Si.

Sus palabras eran directas, afiladas, sinceras. Se estaban clavando en la mente de Roderich tal como si fueran lanzas, las escuchaba, las entendía, pero no podía expresar ninguna acción para responderlas.

— ¿O quizá por eso tienes miedo y no le dices nada? ¿Es por eso? ¿Tienes miedo de que no te hable? ¿De que todo sea diferente? ¿Prefieres estar de esta forma siempre?

Si.

— ¿Viendo como yo si puedo hacer lo que tu no?

El castaño bajo la mirada, sus manos colgaban sin ningún movimiento a los lados de su cuerpo, pero los dedos comenzaron a temblarle.

— ¡Contéstame! —volvió a sacudir sus hombros con más ímpetu.

Roderich mordió sus labios con fuerza, casi podía sentir como sus ojos se nublaban de liquido cristalino… ¿Por qué…?

— Eres un cobarde.

¿P-por que maldita sea…?

La mirada del chico de lentes se vio furiosa a través de los cristales y sacando fuerzas que no se conocía empujo al pruso. Soltó un alarido de frustración, avanzo otro paso y volvió a empujarlo con mayor fuerza. Para este entonces Gilbert se sorprendió, más no hizo nada por impedirlo, mucho menos cuando el tercer empujón lo hizo retachar contra la pared y quejarse. Deteniendo a Roderich en su andar.

Pero eso no era todo, este literalmente le grito en la cara a todo pulmón.

— ¿¡Por qué me atormentas!? —exigió saber, rojo de furia, agitado, incluso estaba comenzando a transpirar y el calor había subido considerablemente, otra vez volvió a estampar las manos contra el pecho de Gilbert— Pensé que eran ideas mías… —tomo aire para recuperar el aliento— Que podía estar equivocado, y no lo pensaba mucho p-por que… me daba miedo… ¡Más ahora me doy cuenta que eres un completo idiota, Beilschmidt!

— ¿Y de que… otra cosa te has dado cuenta? —Roderich le miro estupefacto, de todas las cosas no se esperaba esa respuesta, Gilbert le miro a los ojos y sus miradas se sostenían la una a la otra, ambos frustrados y molestos por sus motivos personales. Al no obtener respuesta el albino volvió a gruñir— ¿Eso es todo?

— ¿Sufres algún tipo de discapacidad mental? ¿Eres masoquista o tu mamá te dejo caer cuando eras un niño?

— Que gracioso, Roderich… —sonrió de medio lado— Pero no… Solo se que estoy un poco loco, pero no de la forma en la que tú piensas… —el de ojos violetas rodo los ojos— ¿De verdad… aún no te das cuenta? —se notaba ansioso por algún raro motivo— ¿Quieres saber por que me la paso molestándote todo el tiempo?

¡Lo reconoció! Lo sabía, ese Kono Obaka-san es demasiado predecible…

— Si, quiero saber… —dijo con determinación, pero antes de que Gilbert pudiera decir algo, levanto una mano y le interrumpió— Pero antes dime una cosa…

Tomo mucho aire y lo soltó despacio, relajándose. Este era el momento más turbulento de su vida, pero esta conversación le había ayudado a ver muchas cosas que antes había sido incapaz de ver… Había decidido dejar de ser egoísta… Con respecto a Elizaveta. Gilbert hizo un sonido de impaciencia para que le preguntara lo que quería saber, puesto que se notaba que el también tenia deseos de hablar.

— ¿En verdad la amas…? A Eli… —soltó con suavidad, de forma baja, perdiendo el timbre fuerte de su voz determinada. Jamás pensó que llegaría en día en que la dejara ir… Pero algo en las palabras de Gilbert se quedo rondando en su cabeza.

"La oportunidad de enamorarse de otra persona."

Debía dejar de ser egoísta y darle la oportunidad a Elizaveta.

No hubo respuesta, tampoco era como si Roderich sintiera urgencia por terminar de destruir sus ilusiones. Tendría que asimilarlo de una forma bastante lenta…

— Por que si en verdad la amas yo… Me voy a hacer a un lado… —otra vez su corazón se encogía— Solo quiero decirte que la cuides… Ella es una persona muy importante para mí… —le miro con los ojos recelosos— Aun si esta contigo no dejara de serlo, ¡Y si te atreves a hacerle algo yo…!

— No. En lo absoluto.

— B-bueno… Me alegra escuchar eso.

— Me refiero a la pregunta. Lo primero que preguntaste… —suspiro cruzándose de brazos y recargo en la pared— La respuesta es No.

A Roderich le tomo un par de segundos comprender a que se refería. Tuvo que repetir sus palabras y volver a andar sobre sus pasos. A pesar de que lo hizo unas cinco veces intentaba ver el error en la respuesta de Gilbert y la pregunta que formulo.

Sus sentimientos de culpabilidad, sumisión y conformismo fueron desvaneciéndose de forma lenta. Otro sentimiento sin embargo se estaba levantando furioso y tiñéndolo todo de un rojo abrazador, igual a los ojos que estaba mirando.

¿Qué…?

— ¿A parte de ciego, eres sordo?

— ¿QUÉ?

— Preguntaste si la amaba, la respuesta es No. —pasó una mano por su hebras platinadas— Lo que yo tengo hacia ella es diferente. Amar es algo demasiado fuerte.

Roderich no podía respirar. Algo atorado en su cuello estaba impidiendo que el aire llegara a sus pulmones. Se estaba debatiendo en si pensar detenidamente que acaba de escuchar y frenar sus emociones para intentar destrozar a ese sujeto con sus propias manos: Tranquilo, tranquilo, tranquilo… Quizá se refiere a que amar es algo muy fuerte, apenas se están conociendo. Es imposible que la quiera tanto como yo, es cierto. Quizá lo estoy subestimando. No puede referirse a… no puede… no puede ser TAN…

— Ni siquiera se si realmente me gusta… —Tanteo terreno peligroso, pero el albino estaba seguro que eso terminaría de disipar las dudas del austriaco.

Lo próximo que sintió fue el cuerpo del presidente de la clase estampándolo contra la pared, frunció el ceño y rápidamente metió las manos para apartarlo, puesto que su espalda se clavo contra algo rugoso, haciéndole soltar una exclamación de dolor, pero se sorprendió de lo ágil que había resultado el castaño, puesto que este hizo algo que no se esperaba.

Tomo su mano y la doblo, haciendo que Gilbert maldijera y se arrodillara frente a Roderich. Un dolor punzante le llego desde la palma hasta el codo, de ahí viajo a su espalda, y le llego un dolor punzante y caliente.

— ¡¿CÓMO TE ATREVEZ?! —la mente de Roderich iba a mil por hora, en ese momento solamente se paso rápidamente todas las imágenes de lo aprendido con Vash, y las aplico sin dudar contra Gilbert, rápidamente lo termino de derribar en el piso y le dio la vuelta, juntando la otra mano para hacerle una llave en la espalda.

Gilbert volvió a quejarse, con los ojos abiertos miro por encima de su hombro a Roderich, su expresión era de sorpresa y cierta estupefacción. Si Roderich no hubiera estado tan furioso en ese momento probablemente se hubiera regocijado de su victoria.

¿Estas jugando con ella? ¡Eso jamás te lo perdonaré! —subió la rodilla en la espalda de Gilbert, para evitar que se levantara cuando lo sintió moverse— ¡Si no la quieres ni tampoco te gusta, por que diablos la estas ilusionando! ¡Eres un maldito, una bestia!

Seguía tirando de su mano sin piedad, hasta casi llevarla a la nuca. Gilbert se quejaba y nada más. Roderich deseaba escuchar una disculpa, alguna palabra racional por parte del otro, por lo menos que se quedara inconsciente. Pero eso era poco probable. Sobre todo por el hecho de que a pesar de que Roderich estaba usando la fuerza de sus dos manos para intentar someterlo, Gilbert con una sola estaba tirando su brazo de vuelta detrás de la espalda… y le estaba ganando.

Lo inevitable sucedió, fue el turno de Edelstein al quejarse cuando la mano ajena se le zafo de las propias y como un látigo fue de regreso al frente, Gilbert no perdió tiempo, y al tener las dos manos libres, tomo impulso del suelo para derribar a Roderich. Este no puso hacer nada que intentar levantarse para preparar la defensa, pero sintió como el pruso lo tomo de sus ropas y lo puso debajo de si una vez más, su furia era tan grande que estaba sustituyendo el temor de ser golpeado, pero de todas formas lo tomo de vuelta y sorprendentemente lo hizo rodar para cambiar de posiciones.

Gilbert gruño, haciéndolo rodar una vez más. Rodaron sin dar tregua, hasta que en una de esas el más fuerte planto las piernas al rededor del otro y lo aporreo contra el piso.

— ¡Te gusta! ¿No es así, Roderich? —le grito en cara, retomando el hilo de la conversación a pesar de la pelea.

— ¡Como te atreves a ponerlo en duda, miserable! —logro ir contra sus manos y puso una contra la cara de Gilbert, hundiendo las uñas mientras intentaba alejarlo, este lo mordió en respuesta y tomo esa mano con una propia para mantenerla quieta— ¡Arg…! ¡Que poco hombre eres! ¡La quiero, por supuesto que SI!

Ambos están despeinados, las ropas se habían desordenado debido a tantas vueltas y los constantes forcejeos por parte de ambos, sus respiraciones eran agitadas, y por lo menos en lo que respecta de Roderich, el ya estaba llegando a su limite.

— Por una parte… lo hago para molestarte… —admitió, para terminarla de joder, le sonrió mientras lo decía.

Roderich doblo una pierna y lo pateo en uno de sus costados. Borro la sonrisa para quejarse.

— ¡LO SABÍA! —renovaba fuerzas debido a la furia, y se movía igual que un gusano.

— ¡P-pero por otra parte! —tenia que dividir su atención en no dejar ir al castaño y poder terminar de decir lo que por semanas había estado conteniendo— P-por otra parte… S-se que si la dejo… ¡Hmp! ¡E-ella terminaría contigo! —esa confesión hizo detener a Roderich de sus forcejeos, tomaba mucho aire, agitado, intentando regular su respiración— ¿Te sorprende? Si, es cierto… M-mentí, todavía te tengo fe…

Su corazón ya estaba latiendo a prisa, pero no estaba seguro si era por el hecho de los forcejeos en el piso, o por el hecho de que las palabras de Gilbert habían calado una vez más dentro de su persona.

— Así que… si debo elegir entre esas dos opciones… Me quedo con la primera.

— ¡Pero tu NO la quieres! —la frustración en Roderich había llegado a su limite, las lagrimas corrieron por sus mejillas, mientras sus ojos llenos de odio miraban a Gilbert y lo fulminaban con la mirada— ¡Ella no te gusta! —por lo menos había dejado de moverse, y ahora mismo solo estaba gritándole al otro— Eso es enfermo…

— ¡Esto no se trata de ella, estúpido! ¡Se trata de ti! —el otro igual había llegado a su limite— ¡Siempre se ha tratado de ti, pero tienes una fijación a no darte cuenta de nada! ¿Quieres saber por que estoy con ella a pesar de que no la quiera? —bajo más el cuerpo— ¿Quieres saber por que disfruto molestarte?

El nerviosismo invadió el corazón de Roderich… Prediciendo, pero no podía estar seguro… Su curiosidad también era grande, tenía un montón de preguntas encima y quería que todas fueran resueltas. ¿Qué quería decir el otro con eso? ¿Se trata de él?

— ¿Por qué… me besaste? —se le escapo la pregunta, y casi al instante el pánico invadió sus ojos, no… esa no… no quería saber la respuesta de esa pregunta…

Gilbert lo miro sorprendido, aunque no lo demostraron ni sus ojos ni su cuerpo.

Roderich era tan necio, tan terco, tan… Tan inocente.

Tenía buenos sentimientos. Estaba dispuesto a sacrificarse por la gente que quería y odiaba las injusticias.

Roderich Edelstein era un montón de cosas buenas.

— Estoy enamorado de ti.

TBC


NOTAS FINALES.

GILBERT, LO HIZO. POR FIN NOS DEMUESTRAS TU VALOR. "WAAAAH~"

¿Qué más decir? Solo que se que piensan que soy una desgraciada por dejarlo hasta ahí, pero todavía falta más~ Mucho más.

Me pone sumamente feliz que sigan esta historia, a pesar de los años, que comenten y aporten ideas ; u ; estoy pensando hacer una pequeña lista para poner lo que ya he cumplido y lo que me falta por cumplir, aunque sea en una pequeña parte o alta. Para hacerlo más divertido, ahí se quedaran las ideas, pero no voy a decir donde las usare, para que no piensen que ya se saben la historia pero andén con la expectativa XD bueno, la lista fue:

Parejas:

Edelweiss (SuizaAustria) Ritsu Kirkland

Spamano (AntonioLovino) Natsukyu

Franada (FranciaCanada) Natsukyu

Situaciones:

Ludwig, por supuesto que si, para Ritsu Kirkland.

Doble cita, para Ritsu Kirkland.

Lo que no esta subrayado son mis pendientes, pero quiero que vean que si cumplo y no los he olvidado, ustedes pueden seguir haciendo peticiones y aportar ideas, siempre que vayan con el hilo de la historia, todo puede pasar todavía, falta… Falta más. A mi me encanta que aporten ideas, aunque adoro más que me dejen comentarios. ¡Muchas gracias!


VIC RESPONDE, ACEPTA, RECIBE, Y REGRESA COMENTARIOS.

YuriyKuznetsov: YO LO SE. SE QUE TODOS QUIEREN CELOS, LOS CELOS SON BUENOS (¿?) pero no te preocupes, vas a ver que se viene en el próximo capitulo, esta vez estuvo un poco más dedicado a este momento final XD.

Natsukyu: Me vas a matar, lo se… Te cumplí a medias. Aun cuando dije que en este capitulo venia, y pensaba alargarlo hasta el momento en la heladería, pero se hizo más largo, entonces lo del Franada, vendrá para la próxima, aun así te tengo pendiente! ; o ; yo si cumplo…

Ritsu Kirkland: Tu lo sabes, yo lo se, todo mundo lo sabe (¿?), el Edelweiss le puso sabor al fic, ¡sigue niña, siguehg! Me gustan las personas creativas llenas de ideas, y me alegro mucho que te gustara este capitulo. Tus ideas van para la lista, ahora si lo voy a manejar, espero que te guste cuando las use XD va con mucho cariño para ti~

Jackce: Me vas a tener que perdonar ; o ; bueno, lo puse unilateral para que no fuera tan difícil de digerir, y espero que no hayas muerto y no me odies de por medio –cry-

Kawaiigiirl: Pues ya sabes que paso, pero eso no se acaba hasta que se acaba, todavía no llegamos ni al climax de la historia XD pero me gusta como va hasta ahora.

Antoinette Beilschmidt: "Aquí nadie muere hasta que se termine el fic" OMG morí con eso X'D, muy cierto, muy cierto, todavía no podemos liquidar a nadie, esto se acaba hasta que se acaba, y espero que las situaciones te sigan gustando conforme lleguen~

Anneliese Edelstein: Pues espero que te leas este capitulo completo también, y lo que sigue, y lo que sigue de lo que sigue~ -manda muchos corazones-

Umiko Aoki: Asdfasdfadf esa parte del baño me la tuve que pensar muy bien XD Ese Gilbert es impredecible, pero ya le va a tocar sufrir un poquitín también, puesto que no es justo que Rode tenga todo lo malo~

Ciel-l-byakuya: Elizaveta no ha sido la única ciega, Roderich no vio las señales, así que se van repartiendo parejo XD ¡Todos quieren más Gilbert celoso! Es delicioso ponerlo asi, debo de reconocerlo~

Nekogoro-chan: Siempre quise hacer un Fic PruAus ; u ; este es el primero que hago (no se si será el único) de esa pareja, por eso le pongo empeño e intento que quede decente, me alegro que te guste la pareja, me encanta Gilbert con el señorito.

Miisaki-chan: Ojala siga teniendo tus comentarios entonces x3 me encantan los comentarios, ¡muchas gracias por tomarte unos segundos para escribir!

Supongo que esa es toda la vuelta de hoy chicas, espero actualizar para inicios de Febrero~ tenia el pendiente de este capi y ya he cumplido, ¡Así que les deseo una bonita noche, día, tarde, o lo que se presente!

¡Saludos!

V. Schinkovinu.