Epílogo: 6 +

Desde que tenía uso de razón la mala suerte había sido parte de su día a día, de verdad incluso en su tierna infancia ya era conocida por su infortunio en las más bizarras e inesperadas situaciones; era algo con lo que había aprendido a lidiar o al menos tratar de ignorar, no era fácil menos cuando había personas que gozaban de recordárselo y aumentar su agonía. No quería hacerse la victima y si bien era algo fatalista aún guardaba un poco de optimismo que mañana será un buen día, uno sin incidentes o que algo salga terriblemente mal.

Miranda salió a su trabajo más temprano de lo usual (por si había mucho tráfico o el transporte público que utilizaba sufría una avería), cerro con llave y comprobó la cerradura una tercera vez (la última vez que ignoró esa inspección alguien se metió a robar a su departamento), terminado su ritual matutino se acomodó bien la bolsa y le dio un vistazo al contenido de esta (por si acaso). Sonrió, hasta el momento todo marchaba bien.

Había dado unos cuantos pasos hacía el elevador cuando este se abrió y dejo bajar a dos hombres de lo más curiosos; uno era más alto con un cabello negro muy largo y bien cuidado, de facciones orientales…era muy guapo, el otro era un poco más bajo pero no por mucho, con el cabello blanco algo revuelto, tenía una extraña cicatriz sobre su ojo izquierdo y él al contrario del otro chico poseía una aura más tierna que la gélida del otro. Nunca antes los había visto en el complejo de departamentos donde vivía, pero estaba la posibilidad que vinieran a visitar a alguien de sus vecinos o…

"Es el número 14, BaKanda" dijo el peliblanco revisando en pequeño pedazo de papel entre sus manos.

"Si no te equivocaste de piso de nuevo Moyashi" se burló el oriental.

Que fueran los nuevos inquilinos del departamento de al lado.

"Em disculpen" ambos hombres voltearon a verla reparando por primera vez en su presencia, Miranda se sonrojó ante la atención. "El número 14 es ese" dijo señalando la puerta a la derecha de la suya, "yo vivo en el 13"

"Mucho gusto mi nombre es Allen Walker y este es Yuu Kanda" los presentó el más bajo, dándole una sonrisa que la hizo volver a sonrojarse. "Parece que seremos vecinos de hoy en adelante, por favor cuide de nosotros ¿señorita…?"

"Miranda, Miranda Lotto" dijo la chica torpemente apresurándose por aceptar el estrechón de manos. "Mucho gusto"

"Tch, apúrate Moyashi aún tenemos que bajar con los de la mudanza" se quejó Yuu Kanda.

"No seas descortés Kanda" lo regañó Allen Walker y después se giro para disculparse con ella.

Miranda le dijo que no había problema y que ella también iba de salida a su trabajo, durante el trayecto hacía la planta baja en el elevador siguió platicando un poco más con…

"Por favor dime Allen"

Allen y Kanda, "Ni se te ocurra decirme Yuu", "No seas mal educado, BaKanda", "Cállate brote de habas". Fue un descenso entretenido y se veía que eran personas decentes, nadie raro que pudiera aumentar sus infortunios.

O al menos así creyó Miranda, poco después descubriría lo demandante y malo para los nervios que podía resultar ser vecina de ese par.


Vamos a apostar por la historia más loca, increíble e improbable de la historia. Apostemos por nuestro primer encuentro, el primer de los besos y ese primer te amo. Juguemos toda nuestra futura fortuna por una oportunidad.


"Es bonito" comentó Allen revisando las fotografías en el celular de Kanda. "Además queda cerca de tu trabajo, es conveniente"

El inglés le dio el visto bueno al departamento que Kanda había elegido como nueva residencia. y al parecer permanente por el anuncio de venta y no de renta en la página de bienes raíces; a Allen no le parecía raro que Kanda buscará ya algo más seguro, seguían siendo jóvenes pero al otro nunca le había gustado dejar nada a la suerte.

"¿Podrás con la hipoteca?" le preguntó tomando un sorbo de su capuccino, "podrías ver la posibilidad de un aumento o un mejor trabajo"

"Hmm" asintió distraído el otro con la mirada fija en el teléfono inteligente, revisando nuevamente las fotos de su posible nuevo hogar. "Quizás me puedan subir el sueldo, casi cumplo los dos años con ellos"

Después de eso ninguno de los dos dijo nada, pero eso era normal, Kanda no era muy platicador y Allen no veía ningún inconveniente en ello ya que a pesar que su novio no hablará mucho, siempre escuchaba lo que Allen tenía que decir. Después de un poco más de seis años de relación era normal, suponía el peliblanco, además no incluían los años que llevaban de conocerse.

Sonrió recordando de cómo se habían hecho pareja y todo lo que había pasado después de ello.

El diez en el proyecto de la profesora Nine, Kanda conociendo de forma oficial a su Maestro y su loca familia; Kanda rompiéndole la nariz a Neah y de paso a él cuando trato de separarlos. Las cenas con el señor Tiedoll, Marie, Daisya y Chaoji.

Sus mejores recuerdos incluían al hombre frente a él, la mayoría de las sonrisas y carcajadas eran gracias a Yuu, también sus enojos y ganas de matar a alguien. Porque Kanda nunca cambió, seguía siendo el mismo que conoció el primer año de preparatoria; la misma persona honesta, enojona y algo bruta del que Allen cayó perdidamente enamorado, lo amaba aún más por eso. Aunque quizás con el tiempo Kanda dejó que Allen viera más de él, esa parte compasiva y amorosa que el oriental ocultaba a capa y espada; la prueba más grande de el papel tan importante en su vida es que Allen podía llamarlo Yuu y no temer morir descuartizado.

Allen no podía imaginarse su vida en diez años, que trabajo tendría o dónde viviría, pero lo que sabía con certeza es que en diez, veinte, treinta o más años quería que Kanda siguiera a su lado; seguir compartiendo momentos como estos, peleándose como perros o gatos o besándose como si no hubiera mañana. Que fuera lo último y primero que viera día tras día por el resto de su vida.

Amaba tanto a ese hombre que a Allen le daba miedo, no quería perderlo…renunciar a él sería de las cosas más difíciles que podrían pasarle. Pero si algo ha aprendido estos seis años a su lado era a confiar en Kanda; en que pasará lo que pasará, incluso si sus vidas tomarán caminos diferentes ellos seguirían conectados. Que además del amor romántico, su amistad perduraría.

"Oye Moyashi"

"Mi nombre es Allen, BaKanda" dijo el aludido más que de costumbre que porque después de tanto tiempo sintiera indignación como en un principio. Se había convertido en una broma entre ellos.

"No creo que necesite pedir el aumento" Allen alzó una ceja ante eso, Kanda frunció el entrecejo. "Con tu sueldo y el mío podremos cubrir por completo la hipoteca"

El peliblanco sonrió embargado de felicidad y jaló al otro del cuello de su camisa para darle un beso, no le importó las demás personas en aquella cafetería ni que hubiera una mesa entre ellos. Kanda le había pedido que vivieran juntos muy a su manera, claro y eso lo hacían inmensamente feliz.

"Eres un idiota" dijo Allen entre besos, "que hubiera pasado si no me gustará el departamento"

"Buscaría otro" dijo Kanda antes de profundizar el beso, a él no le importaba lo que los demás pensaran, la única opinión que le interesaba era de la persona a la que estaba besando y quien correspondía con gusto.

No era una propuesta de matrimonio, pero vivirían juntos…no tendrían que separarse cada día. Sería difícil en un principio, con personalidades tan fuerte como las suyas no podía ser de otra manera, pero valdría la pena.

"Además aceptan mascotas" dijo Allen cuando por fin se separaron, el brillo en los ojos grises del otro no le dieron mucha confianza a Kanda.

"Gato", "Perro" ambos dijeron al mismo tiempo.

"Gato y se llamará Mugen" sentenció Kanda cruzando los brazos, "son perfectos para un departamento"

"Perro y es Timcanpy, los perros se adaptan bien a cualquier tipo de entorno con los cuidados necesarios"

Se miraron fijamente tratando de hacer ceder al otro. Ambos sabían que terminarían por tener tanto un gato como un perro, pero era divertido reñir antes por ello, era parte de su dinámica como pareja.

A muchos les parecería ridículo y sí no es por las esporádicas muestras de afecto en publico, muchos negarían de que ellos fueran una pareja y no se tratará de una broma.

Era el resultado de un proyecto de consciencia a la paternidad de Preparatoria, ninguno de los dos pensó en que terminaría en ellos como pareja. Pero eso funcionaba para ellos y era todo lo que importaba, los demás podían guardarse sus opiniones donde les apeteciera.

"Te amo" le dijo Allen con una sonrisa, de esas que eran genuinas y Kanda secretamente atesoraba.

"Yo también, Allen"

.

.

.

.

Kanda se rehusó a decirle la dirección de su departamento a su padre adoptivo, Lavi y Neah; sin embargo los tres terminaron por descubrirla.

Cuando Lavi y Neah se presentaron a su hogar, Kanda terminó por traumar a Miranda y dejando mal heridos a ambos jóvenes.

Tiedoll les regaló un cuadro y les dio la dirección de un amigo suyo veterinario que estaba cerca de ahí. Mugen amó al viejo pintor para disgusto de Kanda, Tim amaba a todo mundo.

Seguían peleándose y amenazándose con sacar a sus cosas a la calle dependiendo del motivo de la discusión. Pero al final del día terminaban durmiendo en la misma cama y turnándose para hacer el desayuno o quien sacaría a pasear a Tim y limpiar el arenero de Mugen.

No sabían que pasaría en el futuro, pero el presente era perfecto para ellos y eso era lo que importaba.

[FIN]


N/a: Gracias a todos los que comentaron, hicieron favorita y siguieron está historia en estos seis años y 30 días que me tomó terminarla. Gracias por su paciencia y no haber perdido la fe de que tendría fin.

Tarde tanto tiempo en llegar a este punto, la empecé y terminé en distintos puntos de mi vida y pues al final cerraré este ciclo. Espero que disfruten el epílogo y la historia en general, que les haya sacado una sonrisa en algún momento y que perdonen todas las fallas de ortografía con las que se lleguen a topar.

Los veré en otra historia, espero que sigan siendo parte de este hermoso fandom y que sigan al pendiente de los nuevos capítulos del manga y disfruten la nueza temporada del ánime.

¡Larga vida al Yullen!