NOTA: LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN SIENDO MI ÚNICO FIN EL DE ENTRETENIMIENTO Y NO EL DE LUCRO.

DERECHO RESERVADOS A SUS RESPECTIVOS DUEÑOS…

La lluvia característica de verano caía fuertemente sobre el autobús que me llevaría de vuelta a casa. Mi brazo yacía apoyado en el marco de la ventana del camión, estando mi cabeza apoyado en éste… miraba con cierta nostalgia a las afueras y había un motivo: discusiones.

Desde hacía varios meses, la palabra discusión era lo único que se repetía en casa. Siempre, por algún motivo, ya fuese insignificante o de importancia, Nowaki y yo terminábamos peleados. Él terminaba en su habitación encerrado al igual que yo, siendo la cena la única ocasión en las que nos sentábamos frente a frente ya sea o para ignorarnos totalmente sin siquiera dedicarnos miradas o resultaba la ocasión perfecta para reflexionar acerca de nuestras actitudes y disculparnos mutuamente.

La verdad era que… empezaba a cansarme de esta vida y estaba seguro de que Nowaki sentía lo mismo que yo aunque nos negáramos a aceptarlo.

Decidí bajar en la siguiente parada aunque aún faltaban tres más para llegar a mi casa, sin embargo, la lluvia siempre era una buena compañía de penas pues nunca te cuestionaba o apoyaba, únicamente se limitaba a derramar lágrimas fingidas sobre tu rostro o simplemente a camuflajear las verdaderas.

La lluvia no tardó en empapar mis ropas, al tiempo que caminaba sin prisa alguna sobre la acera semi vacía. Mis manos estaban hundidas en el bolsillo de mi abrigo sintiendo un papel en el fondo del bolsillo derecho. Sin embargo, al sacarlo de mi bolsillo, la tinta se diluyó en contacto con el agua, impidiéndome el leer el escrito. No estando de humor para releer mis notas, decidí botarlo en el próximo bote de basura, sin embargo, hubo algo que me impidió el hacerlo, obligándome a meterlo nuevamente en mi bolsillo.

Me acomodé mejor el cuello empapado de mi abrigo, exhalando el vaho a causa del frío. Repentinamente sentí deseos de llorar pero la lluvia me impedía el saber si eran lágrimas o gotas de lluvia lo que surcaban mi rostro.

Sin darme cuenta, había disminuido la velocidad en mi andar, ¿Tenía alguna prisa por llegar a un departamento vacío? Nowaki llegaría seguramente tarde debido a que hoy le tocaba doble turno.

Podía sentir las curiosas miradas de las demás personas, ¿Por qué un loco caminaría pacíficamente bajo la impetuosa tormenta? Me encogí de hombros, me daba igual si la gente me miraba o no, después de todo, no te importa el ser mirado si no eres visto por la persona que más amas.

Repentinamente, como un rayo, una idea vino a mi mente, ¿Y si intentaba disculparme con él? ¿Si intentaba reconciliarme nuevamente con una cena especial? No me importaba si llegaba tarde o no, lo esperaría el tiempo suficiente. El pedir perdón nunca era demasiado tarde, tomando en cuenta que nuestra discusión había sido la noche anterior.

Lleno de una extraña felicidad, ingresé en la tienda de autoservicio, comprando lo necesario para prepara la comida favorita de Nowaki. Casi podía sentir su cálida sonrisa seguida de un "te quiero, Hiro-san".

Llegué a casa con las bolsas de compras en ambos brazos.

No había tiempo qué perder, empecé a prepara la cena, dando lo mejor de mí para esmerarme en el arreglo tanto de la mesa como de los platillos. Acabando los últimos detalles en la mesa, escuché la puerta abrirse y cerrase, seguido de unos pasos y un ligero goteo.

Consulté el reloj, era extraño… Nowaki, se supone, hoy cubría doble turno y estaba llegando con el tiempo de un turno y medio. Traté de no darle la mayor importancia, seguramente el día de hoy no habían tantas emergencias por lo que habían decidido enviarlo de vuelta a casa.

-Bienvenido – traté de ocultar mi vergüenza mientras colocaba los platos en la mesa respectivamente

No obtuve respuesta por parte de él.

¿Y si estaba enfermo? Generalmente era esa la causa por lo que lo regresaban temprano a casa. Me asomé hacia la puerta, encontrándome con un Nowaki desprendiéndose de su abrigo totalmente empapado. Había algo diferente en su rostro…

-¿Estás bien? – pregunté sin decidirme por acercarme a él

Asintió de mala gana en cierta forma.

-Sólo estoy un poco empapado – respondió roncamente

-¿Tan fuerte es la tormenta que te has empapado de esa manera en el trayecto de la esquina al edificio? – pregunté inocentemente

Pude percibir cierta tensión en sus labios, como si estuviese a punto de estallar.

-Preparé la cena pensando en esperarte – cambié el tema

-Gracias, no debiste molestarte – respondió secamente

¿Por qué seguían tan enfadado conmigo? Estaba consciente de que me había excedido ligeramente en la discusión pero, ¿Acaso no notaba mis intentos por ser perdonado? En tal caso, ambos habíamos sido culpables en la discusión, no sólo yo.

Traté de omitir su frialdad en un intento por conservar mis intenciones de disculparme. Esperaba que con la cena su humor cambiara de ogro al sensible Nowaki que se emocionaba con esta clase de detalles.

Nos sentamos silenciosamente en la mesa.

Pocas eran las veces que cenábamos con vino tinto dado que no éramos personas con gustos finos como Akihiko, sin embargo, esta ocasión la había considerado como especial en la cual valía la pena beber un poco.

No obstante, Nowaki no parecía notar nada de esto.

Suspiré silenciosamente.

Cenamos como en las últimas noches, sin dirigirnos las palabra, es más, sin siquiera mirarnos más que en ciertos momentos de coincidencia fugaz.

Estiré la mano para poder alcanzar el salero que se hallaba un poco más allá de la mita de la mesa, sin embargo, mi movimiento fue tan indeciso que provocó que éste se cayera y, en consecuencia, arrastró con la copa casi llena de Nowaki.

-¡¿Qué haces? – era la primera vez que me levantaba la voz de semejante forma

Emociones contrariaron mi interior, me sentía furioso por la forma en la que me había gritado por un accidente pero, por otra, me sentí como un niño pequeño siendo regañado por su padre al haber hecho una travesura.

-Maldición… - masculló mientras se frotaba la mancha de vino con una servilleta

¿En dónde estaba el verdadero Nowaki? ¿Dónde estaba el Nowaki amable, incapaz de levantarme la voz? Lo extrañé inmensamente en aquellos instantes.

Sin embargo, el orgullo que creí muerto, resurgió en mí, obligándome a tomar mi copa de vino y vertirla sobre Nowaki en quien aumentó su cólera.

-¡¿Por qué hiciste eso? – su cólera me estaba lastimando como no tenía idea

-¡Cállate! - ¿No era culpable al comportarme de una manera tan infantil?

-¡¿Qué te pasa?

-¡Es lo que yo digo! – azoté con fuerza la copa sobre la mesa – ¡Estaba tratando de ser amable y disculparme pero por lo visto hice mal!

Nuestros tonos de voz iban en aumento.

-¡Intenté disculparme pero no quisiste escuchar!

Las palabras se congelaron en mi boca, desde que habíamos discutido, él nunca hizo un intento de disculparse o lo habría recordado.

-¿De qué hablas? ¡Nunca escuché una disculpa por parte tuya! ¡Ni siquiera un "Nos vemos"!

Su mirada se oscureció ligeramente, contrayendo el rostro como cada que se enfadaba en verdad.

-¡Esto empieza a ser rutinario! – su ira aumentó - ¡No pienso seguir soportándolo!

-¡Entonces lárgate! – no me di cuenta de mis palabras hasta que brotaron de mis labios

Su semblante denotó dolor mezclado con cólera.

-Bien – respondió con voz herida, pasándome de largo para encaminarse hacia la puerta

Permanecí mudo con las manos apoyadas sobre la mesa, meditando… Deseé correr tras él y pedirle disculpas por mis palabras, sin embargo, lo que a continuación agregó me desarmó por completo.

-No entiendo si me enamoré de tu orgullo o de ti – concluyó, azotando la puerta en cuanto salió

A veces es preferible recibir
un golpe mortal,
que agonizar lentamente
con palabras y frases hirientes…

Sin pensar, arrojé la copa hacia la puerta que se estrelló sonoramente, lanzando fragmentos de cristal por doquier.

…Tal vez la mejor manera de
desahogarse es ocultar las penas
tras líneas y palabras escritas…

Me apoyé dificultosamente sobre la pared, sofocando mis llanto entre el dorso de mis manos.

…quizás no puedan pronunciarse
las palabras correctas, pero
si pueden quedarse en
una hoja de papel impresas…

Resbalé lentamente sobre la pared hasta quedar de rodillas en el suelo, con las manos aferradas a la pared y mi rostro oculto entre ellas. Estaba herido… realmente me había lastimado su comentario, sus palabras implicaban que dudaba amarme tal y como era, simplemente había sido un capricho fugaz que, con el pasar de los años, se había vuelto una carga para él, siendo esa la razón de que actuase tan diferente.

…hay palabras que duelen más que
una navaja de doble filo, que te traspasa
el alma hiriéndote doblemente,
solo te deja desangrando con dolor profundo…

Yo lo amaba mucho y nunca puse eso en tela de juicio y estaba seguro de que no lo haría porque cuando amas, lo haces, arriesgándote a perder o ganar todo.

…las palabras son la fuente de comunicación,
son la fuente de demostración sincera de afecto,
pero hay veces que solo pueden ser
causantes de una muerte lenta…

Mi corazón dolía al grado de que, cuando apoyé las manos sobre el suelo astillado de vidrios, no sentí dolor, limitándome únicamente a mirar la sangre que brotaba de éstas.

…palabras hirientes que duelen mas que
los golpes de la vida, que quedan como evidencia
del sufrimiento vivido, que se quedan como
cicatrices imborrables ya que cada vez
que son recordadas, por mas que pase el tiempo
siguen lastimando con la misma intensidad,
son estas las que nunca se pueden olvidar…

Lánguidamente me recosté en el frío suelo, jugueteando con los vidrios esparcidos a mi alrededor. A penas y habían pasado unos minutos desde que Nowaki se había marchado y ya sentía como si hubiese pasado una eternidad… me sentí más viejo y solo… como si repentinamente hubiese enfermado y me quedaran pocos días de vida.

Escuché el teléfono pero no sentí deseos de contestar aún si se trataba de Nowaki. La contestadora tomó la llamada.

-¿Hiroki? ¿Estás ahí? – era mi madre la que llamaba – Supongo que debes de estar ocupado como siempre, no importa, sólo queríamos enviarte saludos y esperar que algún día vinieses a visitarnos… ¡Hace tanto tiempo que no nos vemos! No olvides que te amamos, Hiroki…

Me sentí más miserable aún… al estar tanto tiempo con Nowaki, dejé de frecuentar a mis padres, siendo él mi prioridad. Me incorporé lentamente pensado en la posibilidad de visitarlos… Nada reconfortaba tanto como el ser mimado por tus padres cuando te hallabas tan deprimido, al menos, te hacía ver la vida un poco más ligera y desde otra perspectiva.

Me lavé las manos, notando las apenas perceptibles heridas a causa de los cristales. Mientras me curaba con un poco de alcohol, no pude evitar el pensar nuevamente en Nowaki… imaginé por unos instantes que él ingresaría y me reñiría por haber sido tan descuidado con los vidrios. Una lejana y melancólica sonrisa se dibujó en mi rostro… no tardó en borrarse.

Empaqué la ropa necesaria para irme por un par de días, deteniéndome ante la libreta de notas, ¿Debería dejar un mensaje escrito por si Nowaki volvía? Mi corazón latía desesperado al aferrarse a esa posibilidad… sin embargo, permití que mi orgullo manejara la situación, ¿Cuál era el caso si Nowaki dudaba? No tenía sentido dejar rastro de mi paradero si lo que deseaba era paz…

Tomé el mismo abrigo que llevaba puesto, saliendo de la casa con mi maleta en la mano. No me importaba si era tarde para hacer un viaje, sólo deseaba estar lejos de ese departamento tan vacío e hiriente.

Aún llovía cuando me paré ante el portó que trajo viejos recuerdos. Llamé a la puerta, escuchando el sonido lejano del timbre, seguido de una luz proveniente en el interior de mi casa y una voz malhumorada.

-¿Quién demo…? – era la inconfundible voz de mi padre quien se detuvo al identificarme

-¡Hiroki! – se sorprendió, abrazándome – Realmente es agradable volver a verte…

Me sentí feliz al sentir el amor de mis padres, un padre jamás se atrevería a decirte algo tan hiriente como la persona que más amabas.

-Querido, ¿Quién…?

Mi madre apareció luego de unos segundos, lanzándose a mis brazos.

-¡Querido, hijo! – también los había extrañado

Un par de lágrimas rodaron por mis mejillas, camuflajeándose con la lluvia que no cesaba… Había personas ante las que podías aparentar ser fuerte, sin embargo, había tres a las que no podías engañar: tu padres y a tu pareja.

Me sentí seguro… me sentí protegido estando en casa de ellos…

Continuará…

JOJO HE VUELTO CON OTRA HISTORIA EGOIST JOJO (CREO QUE DEBERÍA DE ESCRIBIR DE OTROS ANIMES XD BUENO, QUÉ MAS DA? SOY FELIZ ESCRIBEIDNO HISTORIAS DE ELLOS Y ESO ES LO QUE IMPORTA NO?... CREO… SUPONFO Ó.Ò…

EN FIN, ESPERO QUE HAYA SIDO DE SU AGRADO… POR CIERTO, EL POEMA QUE PONGO NO SÉ DE QUIÉN ES, SÓLO SE QUE AL PARECER SE LLAMA "PALABRAS HIRIENTES" Y LO TOMÉ DE ESTA PÁGINA: . ESPERO QUE NO SE MOLESTEN CONMIGO JIJI, DE CUALUIER FORMA, RECUERDEN: LOS DERECHOS SIEMPRE A SUS RESPECTIVOS DUEÑOS (NO A MI PORQUE YO NO SOY AUTORA DE ESTE POEMA TT-TT)

GRACIAS!