¡Hola a todos! Esta es la primera vez que hago un fanfic de Hetalia. He decidido centrarme en un tema como lo es el cine y en este caso Hollywood; se trata de un universo alterno (AU). Tuve esta loca idea que pasó por mi cabeza y decidí plasmarla, jaja. Espero que os guste.

Habrá dos prólogos. EL primero será de Arthur y el segundo de Alfred. Quería situar un poco la historia antes de empezarla para así entenderla mejor.

De momento lo calificaré como T, pero en un futuro le pondré la M puesto que será Mature Content.

Sumario: El periodista Arthur Kirkland tiene una vida más bien triste hasta que un día le pasa algo increíble y su vida hace un cambio radical. Termina siendo un escritor que conocerá el famoso actor de cine Alfred F. Jones. ¿Qué pasará de ahora en adelante?. UA. AlfredxArthur AmericaxInglaterra.

Disclaimer: Por desgracia ninguno de los personajes que aparecerán en esta historia me pertenece. Todos son propiedad de Hidekaz Himaruya.

Lights, cameras and action!

Prólogo I

Ahí estaba él, sin hacer nada; observando el televisor. Dicha máquina fue inventada para embrujar a las personas y dejarlas en un estado de hipnotización total. Es cierto que fue uno de los electrodomésticos más revolucionarios de la era industrial, sin embargo, aún habiendo aparecido el ordenador se seguía mirando el aparato con el conocido nombre de "la caja tonta".

En ese momento estaban dando una serie de humor británica; dejó ese canal puesto que él era inglés. Hacia exactamente un mes que llegó a Estados Unidos, país que lo nombraron la tierra de la libertad. Si tenia que ser sincero nunca le gustaron las hamburguesas, ni tampoco ese desagradable acento que poseían los Yankees. La gramática y acento inglés era mil veces superior; los americanos lo simplificaban todo hasta el punto de decir verbos como "learnt" en "learned". ¡Por dios!, ¡Qué mal gusto! Learnt quedaba mucho más sofisticado, culto y bello. Era una vergüenza que un conjunto de personas de origen pueril y campesino formaran el país que actualmente era la primera potencia mundial. Sí, eso era los Estados Unidos de America, o como lo nombraban ellos: United States of America. ¡Cómo habían degenerado la lengua sajona esos descerebrados!.

Pero nada podía hacer al respeto. Así eran las cosas y tenia que aceptar el hecho que vivía actualmente en ese continente. Su novela había tenido un éxito inesperado y pronto se estrenaría la película. Y, por supuesto, prefería ver como lo llevaban a cabo; se había comprometido a seguir el rodaje de tal por si las moscas. Pero por otro lado pensó que ahora que su carrera estaba en el alza debía desplazarse hacia un sitio más prometedor. En ese momento era América.

- Mañana empieza el rodaje… Hope it'll go well – se dijo a sí mismo, algo dudoso

Arthur Kirkland era el nombre de dicho escritor. Había estado casado cinco años con una mujer que prefería no recordar. Aún así no tenia hijos y menos mal que no los tuvo. A sus 27 años nunca pensó que hubiera podido tener una oportunidad como esa. La verdad es que esperaba pasar el resto de su vida muerto de asco en su casa sin mucho más que su perro y sus costumbres victorianas. Él había estudiado periodismo y hasta ahora se dedicó a ello. Pero parecía que su carrera como escritor cambió de golpe.

Podía recordar sus días en Londres, justo dos años antes de irse a los EEUU.

Flashback

Brokesley Street,

Londres.

20:15 p.m.

Era un día lluvioso, algo muy normal en Inglaterra. También encajaba perfectamente con la situación en la que el inglés se encontraba en ese instante. Su mujer y él tuvieron una discusión bastante grave debido a que según ella no ganaba suficiente dinero. Siempre había sido una ambiciosa y materialista, pero esa vez fue la gota que derramó el vaso; no esperaba tal acción por su parte. En resumen, era una superficial. Cabía decir que no era así cuando la conoció; pero ya se sabe, el amor te ciega y no ves nada más que a esa persona con la que has empezado una relación. Así son las cosas, por mucho que pesen.

El porqué ese día no fue como los demás es porque encontró a otro hombre que por supuesto era mucho más rico que él. Lo dejó por esa escoria humana. Esa mujer le destrozó toda una ilusión y una vida solo para obtener lo que ella quería. Así le pagaba el esfuerzo de haber trabajado durante esos cinco años como un poseso, esa era su recompensa.

Resultaba hasta irónico.

. ¡Adiós cariño!, te dije que te esforzarás más para tener un sueldo como Dios manda. Pero como no me has hecho caso mucho me temo que no puedo seguir contigo. Así que me voy con este macho que cobra unas 6000 libras al mes – le dijo con parsimonia y malicia

- ¡S… Serás zorra!, You fucking BITCH! – Sentenció cabreado. Sin duda era una arpía. No se tendría que haber casado nunca con ella. Pero el daño ya estaba hecho y tampoco podía echarse atrás. No, estaba claro que no.

- No te preocupes por el divorcio, no me interesa nada de lo que tienes – justo después de decirlo se puso a reír estridentemente y con mucha maldad.

Arthur apretó sus puños. Su vida realmente era un asco. No solo luchó en vano para ganar sus ahora 1500 libras al mes, sino que encima su mujer no lo valoraba y se iba con otro hombre el cual estaba seguro que hacia tiempo ya se entendía con él. ¿Es que el mundo estaba en su contra?, ¿Qué podía hacer para no seguir con todo esto?.

Durmió poco esa noche, su cabeza no podía despejarse. Todo resultaba un infierno.

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A la mañana siguiente se levantó con unas ojeras notables. Se vistió y fue al trabajo como cualquier otro día con al diferencia que esta vez no estaba su mujer para darle los buenos días, pero no le importaba. Prefería estar solo a continuar siendo engañado por esa bruja.

Con todos esos pensamientos cogió su coche y condujo hasta el trabajo. Fue un día agotador, puesto que casi no había pegado ojo en toda la noche. En la hora del descanso se reunió con sus compañeros de trabajo y vio que estaban mirando el televisor. Hablaban sobre lo que deban en ese preciso instante; por lo que parecía era una entrevista a un joven que no tardó en saber de quién se trataba puesto que sus amigos se lo dejaron claro en cuanto lo preguntó.

- ¿Quién es este chico? – dijo Arthur frunciendo un poco una de sus pobladas cejas

- ¿¡No lo sabes! – Contestó incrédulo uno de sus compañeros – Es Alfred F. Jones, con su última película "La venganza de Texas" ha ganado una popularidad increíble. Todas las chicas están locas por él y solo tiene 20 años. Es uno de los actores más conocidos de Hollywood ahora. Como se espabilan los jóvenes de hoy en día, ¡Ojala yo pudiera estar en su sitio!.

- ¡Ja!, ¡Gilipolleces! – Escupió indignado el inglés - ¡Este en cuatro días lo echan a la calle o simplemente se queda en un segundo plano!

- Vaya… Con que humor te has levantado hoy Arthur – dijo otro de los que estaban en la mesa – Y que ojeras…

Dicho sujeto frunció sus dos cejas tan pobladas y en cuanto terminó su comida se levantó y se fue sin decir nada. Los otros se quedaron un poco descolocados, nunca le habían visto de esta forma y mucho menos tan dejado. Estaba claro que algo andaba mal pero prefirieron no decirle nada. Ya lo harían más adelante.

Echaba humo, sí, sin duda no era su mejor día. Ni tampoco lo fue el anterior. Necesitaba descansar.

Cuando terminó su jornada laboral se dirigió hacia su casa y se tumbó en su cama, ni tan siquiera se preocupó en cambiarse para ponerse su pijama. No tardó en cerrar los ojos y caer en el sueño de Morfeo. Desde luego si no hubiera sido porque sabía el mal momento que estaba pasando hubiera pensado que estaba loco. En ese sueño veía un azul marino como el mar, un azul claro que llenaba su mente y no le dejaba ver nada más. Después era absorbido en el abismo y al despertar se encontró una figura a su lado que le miraba desde arriba. No pudo divisar muy bien de quién se trataba exactamente a causa de una luz cegadora que provenía del Sol que hacía en ese momento. Pero volvió a ver ese azul hipnotizador que no le dejaba en paz. No tardó mucho en ver de qué se trataba; eran unos ojos de alguien. Trató de alcanzar con su mano a esa persona pero la luz solar se hizo más intensa y cerró los ojos. Aún así cuando los volvió a abrir no se encontró nada más que él en una pradera de color verde. No podía entender ese sueño, por muchas vueltas que le daba, no podía.

Y así se fue repitiendo, día tras día, hora tras hora, noche tras noche. Era insoportable. ¡Porqué no podía sacarse eso de la cabeza y punto!. No tardó mucho en saber de quién se trataba, se quién era esa persona. No le fue difícil descubrirlo.

Mientras paseaba por la gran Avenida de Londres vio a ese chico joven del que le hablaron un día sus compañeros en el trabajo. Le hacían otra entrevista, ¿no se cansaba de hablar tanto?. Al verlo se dio cuenta de algo; tenía los ojos azules y eran de ese mismo azul. Pero… ¡Era imposible!... No podía ser ese jovenzuelo... No podía… Entonces cayó en la cuenta.

Lo era… Era ese tal Alfred F. Jones.

Nunca lo admitiría. Todos pensarían que estaba loco o que se le había ido la pinza. Pudo saberlo porque últimamente divisó más que simplemente sus ojos; también vio esa misma sonrisa brillante en el televisor donde aparecía el actor en sus sueños, y los cabellos dorados con un pelo rebelde que sobresalía por el costado derecho de su cabeza. Sin duda lo era. Sus sueños cada vez se lo desvelaban más.

- Bollocks! – dijo molesto

Desde ese día los sueños continuaron, no cesaron. Hasta que llegó la verdad indiscutible y lo vio claramente en ellos. Sin duda lo era, no estaba equivocado.

Fin del Flashback

Esa fue la inspiración para su novela. Resultaba una completa locura, algo que no se hubiera podido imaginar jamás. Pero así era, eso fue el desencadenante de su inspiración. Se preguntaba si significaba algo aquello, pero no econtró ninguna respuesta más que esos ojos azules.

Estuvo escribiendo la novela casi durante dos años. Después de estar tres meses soñando con ese chico. Fue la fuente de todas sus ideas. Por supuesto dicha novela era sobre aventuras y magia, un tema que siempre le apasiono. Después de publicarla tuvo un éxito inesperado y se vendieron todas las publicadas. Hasta se hizo una segunda tanda. No se lo podía creer, simplemente era algo inimaginable. Alguien como él, tan desgraciado, que de golpe tuviera ese éxito. No, no daba crédito a lo que presenciaba.

Cabe decir que no todo termina aquí. Lo más irónico fue cuando supo sobre la película y exactamente de QUIÉN sería el actor, sí, habían escogido a Alfred F. Jones para hacer el papel principal. El mundo pareció derrumbarse. ¿Tan obvio había estado? Supongo que no se darían cuenta, total, tan solo fue una fuente de inspiración. ¿Por qué debería preocuparse? Seguro que ese chico era un imbécil creído y egocéntrico. Tampoco es que quisiera conocerle.

Pero tendría que conocerlo… ¿Por qué había decidido participar en el seguimiento de la película?

- Shit… What a shame… Bollocks! – se dijo a si mismo. Lo conocería. Junto con los otros actores, el director, estilistas y etc. Mañana sería el gran día, o el peor día de su vida. No lo sabía. Bueno, ¿qué le importaba? Solamente se dedicaría a seguir el rodaje de su novela y punto.

Así lo haría, y así debía ser.

TBC…


He acabado el prólogo! Espero que os haya gustado porque he improvisado mucho ya que no tengo mi ordenador para escribir mis historias con tranquilidad… La verdad es que no se si haré algún cambio porque la historia hace muy poco que la empecé y tengo que coserlo todo, haha. Bueno, espero muchos comentarios^^.

Hasta pronto^^!.