Hola chicas, aquí les dejo mi reto, espero que les guste.

Tezza gracias por retarme. Me encanto. Disfrute asiéndolo. Y gracias a ti, me reconcilie con Darién (no me quedo de otra, jeje).

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Olvídame, o elíjeme.

Corrió tan rápido como sus piernas lo permitieron. Más de una ocasión tropezó, y sin importar el dolor del golpe, volvió a levantarse. Debía llegar a tiempo. Debía detenerlo.

Sentía que el aire de aquel inmenso lugar no le era suficiente, pero aun así lleno sus pulmones como pudo, y grito su nombre con todas sus fuerzas.

-¡Darien!- más de un curioso se detuvo a verla. Siguió corriendo entre los inmensos pasillos, esquivando pasajeros y equipaje. Mas de uno se quito de su camino, evitando así ser golpeado por la rubia.

Llego a su destino, la sala numero 15 para vuelos internacionales. "por favor, por favor" rogaba en su mente al tiempo que sus ojos buscaban con desesperación entre los individuos presentes. Nada, ninguno de ellos era el.

Emprendió una nueva carrera, esta vez hacia la salida de abordaje destinada a los pasajeros con destino a Canadá. Llegaría hasta el y lo levantaría de su asiento para sacarlo de ese avión a empujones de ser necesario. Cualquier cosa para conservarlo a su lado. Cualquier cosa para que no la dejara. No de esta manera, no sin saber si volvería a verlo. No sabiendo cuanto lo amaba.

-Lo siento, es demasiado tarde- le llamo la atención una hermosa azafata- el avión ya esta por despegar -le informo al tiempo que señalaba el imponente ventanal.

Serena se acerco al cristal y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver aquel majestuoso avión siendo guiado hacia la zona de despegue.

¡Darien! – comenzó a golpear el vidrio sintiéndolo como una barrera entre ella y el hombre a quien tanto llego a amar.

-Por favor, no te vallas, no de esta manera- su voz se fue convirtiendo en un lastimero sollozo. Se dejo caer de rodillas frente aquel ventanal, mientras su frágil puño seguía golpeando el cristal – por favor Darien, no me dejes, yo solo… estoy confundida, perdóname… –su llanto comenzó a mezclarse con el bullicio de aquel lugar.

Pronto los pasajeros siguiendo su camino. Y una destrozada rubia quedo sola en aquel lugar, llorando amargamente. Llorando la partida de su primer amor. Lamentando las circunstancias en que decidió dejarla. Y llorando aun más, el sentirse culpable. Porque fue muy tonta, porque debió saber que el jamás lo ignoraría. Porque el sabia perfectamente que ella dudaba de su amor, de su futuro. Y porque fue esa duda impresa en su rostro, la causante de que el partiera de su lado.

Se sentía morir, incluso en esos momentos hubiera deseado estar muerta y así poder evitar el inmenso dolor que la desgarraba por dentro. El se había ido.

En su mano derecha aun sostenía el sobre que Andrew le entregó de parte de su novio. Extrajo su interior y extendió el arrugado papel. Una vez más comenzó a leer la carta en la que Darién le había dejado su despedida, sus buenos deseos y una promesa… la promesa de volver, si ese fuera el deseo de ella…

Mí querida Serena:

Se bien que en el momento que estas hojas lleguen a tus manos, yo ya me encontraré muy lejos. Por favor no trates de buscarme. Esto es lo mejor para ambos, aun cuando tardes tiempo en compréndelo.

Te conozco Serena, y se que te estarás preguntando que error cometiste para que yo te dejara de esta forma. Seguramente estarás llena de dudas y tal vez sea muy poco una carta para explicarlo todo, tal vez sus líneas no consigan mitigar tu dolor. En verdad lo lamento, pero no tuve el valor suficiente para decirte adiós a la cara. No soportaría el verte llorar sabiendo que soy el causante de tu pena.

Serena, no tienes idea de cuento te amo. Y se que al decírtelo en estos momentos y de esta manera, tal vez solo consiga que tu dolor aumente. Perdóname, no puedo evitarlo, ante todo quiero que sepas que te amo, que siempre lo he hecho.

Mi quería Serena, si existe algo de lo que puedo sentirme orgulloso en esta vida, te aseguro que es el saber que tu has formado parte de ella.

Me siento sumamente bendecido, ya que no solo tuve el privilegio de amarte en una vida pasada, sino que el destino fue benévolo conmigo, brindándome una vez más la dicha de poder amarte en esta vida, y me brindo la inmensa alegría, de saber que tu también me amabas.! ¿Qué más podía desear?

¡Oh Serena! Se bien que jamás he sido el chico detallista, alegre y comprensivo que tu te mereces. Pero te aseguro que todas mis carencias y defectos se ven recompensados por mi infinito amor hacia ti. Y es por ese profundo amor, que me veo obligado a separarme de tu lado.

Hemos estado predestinados desde una vida pasada. Nuestro destino ha estado escrito desde nuestro primer respiro en este mundo, y temo que actualmente la costumbre y la obligación sean mayores que el amor que puedas profesarme. Y lo siento, pero jamás permitiría que te unieras a mí por algo más que un infinito amor. Y aunque me duele admitirlo, me he dado cuenta que de tu parte, ese amor ya no es tan inmenso.

Se bien que las presiones son muchas, yo también las comparto y créeme que te entiendo perfectamente. No te culpo por tener dudas sobre nosotros, es algo normal. Pero perdóname, no puedo evitar que me duela.

Se que ahora no estoy a tu lado y se que pensaras lo peor de mi y tal vez me odiaras. Desearía que fuera diferente, Serena, pero no lo es y yo no puedo arreglarlo, solo espero que me perdones un día y que llegues a ser feliz, sin importar lo que decidas.

Perdóname pequeña, pero no soy tonto y tampoco ciego. Se bien que en el tiempo que me aparte de tu lado, alguien mas llego a tu vida. No conozco los detalles, y la verdad prefiero no saberlos. Lo único de lo que estoy consciente, es de que lograste robarle el corazón tanto como a mí.

Se que el te ama, pude verlo en sus ojos, en la forma en que te veía, lo se, porque creo haber reconocido esa misma mirada frente al espejo. Es la mirada de un hombre profundamente enamorado.

Mi querida Serena, no quiero especular sobre tus sentimientos hacia el. Solo se que no te es indiferente. Y aun sin conocer los detalles, prefiero quedarme en la ignorancia, y guardar la ilusión de que tu corazón es solo mío, ya que estoy seguro de que moriría de dolor al saber que lo amas tanto, o mas de que llegaste a amarme a mi.

Te dejo libre, te libero de un destino que jamás pediste. No te sientas mal. Tal vez sea lo mejor. Créeme que solo anhelo tu felicidad y si este es el precio a pagar, estoy gustoso en cubrir la cuota.

No te preocupes por mí. Los recuerdos de nuestro amor serán mi mayor sustento en los años venideros.

Mi hermosa Serena, ¡te amo tanto! Y solo deseo lo mejor para ti. Tu felicidad y tu tranquilidad. Y aun sabiendo el dolor que esta carta puede dejarte, me atrevo a pedirte un último favor, una petición: Mí querida princesa… ¡olvídame!.

Si mi recuerdo te atormenta, si acaso llegara a ser impedimento a tu descanso, entonces… olvídame, te lo ruego.

Olvídame después de mi partida. Es mi ultimo anhelo hacia ti… ¡Olvídame!

Que el paso del tiempo me borre de tus sueños. Que tus labios dejen de murmurar mi nombre en el silencio.

Olvida mis ojos, su color, su profundidad, su brillo, la forma en que te miraba y te hacían sentir tan mía.

Olvida mi rostro, la sensación de mis labios, de mi caricia y de mi abrazo.

¡Olvídame!

Espero que llegue el día en que dejes de oír mi voz en la distancia, en que dejes de buscarme en tus recuerdos... y entonces, ese día, serás completamente libre de culpas, ataduras y recuerdos.

Ese día podrás entregarte plenamente a un nuevo amor y podrás ser feliz, tan feliz como yo anhele que fueras a mi lado.

Ese día, sabré que te he perdido por completo, y aun así sonreiré, enviándote mis mejores deseos.

Más si por el contrario,¡Si no lograras olvidarme! Si con el paso de los días me extrañaras locamente, si solo desearas estar conmigo.

Si al sentir cada rayo de sol anhelaras mi caricia. Si buscaras a cada paso una huella mía.

Si me extrañaras con tal demencia que me buscaras en tus sueños, y al despertar sintieras en tu mejilla un dulce beso.

Si se disiparan de tu mente y corazón todas las dudas, !Si fuera yo tu elección!, ¡Oh Serena!

Si lograras llevarme en tu recuerdo a cada instante, entonces amor mío, sabré que aun eres mía. Y donde quiera que me encuentre podré sentirte, y sabré que me extrañas, ¡que aun me amas!

Y sin importar el tiempo o la distancia, sentiré tu amor, y volveré contigo...

Por siempre tuyo…

Darién Chiva

Volvió a estrujar el papel en su mano. ¡Le dolía tanto!. Se sentía como la más vil cucaracha. Él lo sabía todo.

Era verdad que ella estaba dudando. Era verdad que llego a sentir algo por aquella estrella fugaz, que le dijo adiós hace un par de meses.

Era verdad que en ocasiones sus pensamientos vagaban muy lejos, en dirección a las estrellas.

Era verdad que sus sueños ya no le pertenecían por completo a Darién. Era verdad, ¡Maldita sea! Todo era verdad…. y dolía.

Dolía sentirse dividida entre el amor de dos hombres. Porque los dos eran perfectos, cada uno a su manera. Porque los dos le ofrecían un futuro lleno de dicha. Porque los dos la amaban tanto, que fueron capaces de apartarse de su lado, dejándole solo sus mejores deseos, aun cuando ambos tuvieron que partir con el corazón destrozado. Así, justamente como se encontraba el corazón de Serena en esos momentos… destrozado.

"Por favor… perdóname, Darien, Seiya… perdónenme, no se que hacer. Tengo miedo. Estoy confundida. Me siento sola…"

Guardo la carta en el interior de su chaqueta, se puso de pie y con el dorso de su mano limpio el rastro de lágrimas que caían por sus mejillas. Comenzó a caminar en la misma dirección en que había llegado.

"El prometió volver. Ambos lo prometieron… si ese era mi deseo. Pero, ¿qué es lo que yo deseo?" Esa pregunta la había atormentado por mucho tiempo. Hoy mas que nunca, hoy que se veía forzada a tener que elegir a uno de los dos, o quedarse sola.

Hoy que tenía la oportunidad de elegir su futuro. No por obligación. No por compromiso. No por una pasado o un futuro prometido. Simplemente por amor.

Porque eso es lo que ambos le ofrecían antes que cualquier cosa: amor, un profundo e infinito amor. Y eso era justamente lo que ella más anhelaba: amar y ser amada profundamente.

Salió del aeropuerto sin rumbo fijo, ese mismo aeropuerto en que alguna vez su camino se cruzo con el de Seiya y el que hoy, había alejado a Darién de ella, quizás para siempre…

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Hola de nuevo.

Espero que haya sido de su agrado. Gracias por leer y espero sus comentarios.

Besos!