Y no se supone que deberia estar escribiendo esto siendo que tengo atorada otra historia... pero la inspiracion llego y no pude hacer nada ;-;

Realmente no me gusto el nombre de la historia pero bueno = - =

Muchas gracias a Towa que me awanta tanto y me corrigio mis horrores ortograficos DX!

Y hetalia no me pertenece y todo eso ;D


Y en estas palabras te declaro mi amor. A ti a quien nunca abandonaré, a ti a quien nunca juzgaré; a ti, quien nunca me amará…

Sus pensamientos fueron acompañados con una lágrima que se deslizaba lentamente por su mejilla, ¿Quién diría que solo hacía un par de horas estaba tan feliz? Y ahora, estaba petrificado frente a una imagen que no quería reconocer. Hoy, que sería el gran día, cuando por fin le declararía su amor incondicional, cuando por fin lo había logrado encontrar, él se encontraba abrazando cálidamente a una morena, en una escena digna de ser parte de una novela.

No lo soporto más, salió corriendo como alma que lleva el diablo, las lágrimas en sus ojos no dejaban de salir, se dirigió a su habitación lo más rápido que sus piernas le permitieron, abrió la puerta sin fijarse y entró tropezando con su compañero de cuarto, un francés más alto que él, que llevaba su larga y rubia cabellera amarrada en una coleta baja.

-¡Mon ami! ¿Qué es lo que te pasó?... – Lo miró con preocupación, jamás había visto al inglés en tales condiciones.

- ¡NADA! – respondió bruscamente, intentando apartarse e irse a otro lugar para estar solo, pero el mayor, adivinando su movimiento, le tomó del brazo atrayéndolo hacia si.

-Pues para no tener nada has derramado ya muchas lágrimas- le pasó la mano delicadamente por la mejilla, el inglés no pudo soportarlo más y le abrazó fuertemente, para sorpresa del más alto, llorando desgarradoramente en su pecho. El francés, por su parte, le correspondió el abrazo acariciando sus cabellos; no quiso preguntar el por qué de su llanto, suponía que debía ser la misma razón por la cual llevaba semanas actuando raro. Tardándose horas en arreglarse y enojándose demasiado cuando no lograba llenar sus expectativas con su aspecto.

Pasó una hora hasta que el cansancio venció al más bajo dejándolo dormido entre sus brazos; se encontraban acostados sobre una de las camas, aún abrazados. Paso poco tiempo y el mayor también cayó dormido.

El sol comenzaba a ocultarse cuando abrió los ojos notándose acostado casi encima del francés, se levantó bruscamente despertando al otro.

-Y...yo lo siento… no fue mi intención… -comenzó a balbucear apenado y con un notorio sonrojo en sus mejillas.

-No te preocupes… ¡te veías tan lindo dormido! Casi no me podía resistir a… - Un almohadazo a la cara le impidió continuar con sus fantasías.

-¡Maldito wine bastard! – gritó muy enojado el inglés, pero casi al instante bajó su mirada y con un tono de voz parecido a un susurro. – pero…gracias…-

Una dulce mirada fue su única respuesta.

-Ya es tarde… y no hemos comido – dijo el francés al poco rato – ¿qué dices Arthur? ¡Yo invito! – le dijo guiñándole un ojo pero sin el acento lascivo que siempre cargaba.

-Co...como quieras – soltó, intentando sonar desganado. Normalmente rechazaba las propuestas de su compañero, llevaban casi 2 años compartiendo habitación como para no conocerlo bien y nunca le dió mucha confianza, pero esa noche realmente agradecía que él fuera su compañero.

Salieron a comer a un restaurante cercano a su escuela, la comida realmente fue muy buena, así como el servicio. Demoraron mucho comiendo ya que se la pasaron platicando de cosas de lo más absurdas pero entretenidas; mas en ningún momento tocaron lo sucedido esa tarde.

Prácticamente los corrieron del local, ya era la hora de cerrar y ellos aún continuaban con su amena plática. Volvieron a su dormitorio, ya era muy tarde y no tenían a dónde ir debido a que, al ser menores de edad, no podían irse a beber (aunque claro, el francés tenía identificación falsa, pero el correcto inglés jamás se vería haciendo algo tan ilícito).

Ya en su cuarto ambos comenzaron a cambiarse para irse a dormir.

-Bueno, apagaré las luces mon petit, ¡qué tengas lindos sueños~! – apagó las luces y se metió en su cama al igual que el inglés. Pasaron unos 20 minutos y ninguno se había dormido.

-… oye Francis… ¿estás despierto? - preguntó tímidamente esperando que el otro no lo escuchara.

- Sí, ¿sucede algo? – respondió casi al instante.

No respondió. Simplemente se levantó, fue hasta la cama de su compañero entrando en ella. – ca. cállate… es que no quiero estar solo…- dijo nerviosamente sintiendo como comenzaba a sonrojarse.

Francis soltó una pequeña risita y abrazó al menor. Ambos se quedaron así dormidos, hasta que la alarma los despertó al día siguiente.

El día comenzó como cualquier otro, casi la mitad de la escuela amontonada en la cafetería para alcanzar a desayunar. Después de lo ocurrido la tarde anterior, sería normal que estuviera deprimido ¿no?; mas sin embargo se encontraba bastante bien, con un humor como pocos días. Incluso comenzó a pensar que ya lo había superado. Vio al rubio por el cual sufría su desamor sentado como de costumbre y su buen humor seguía sin perturbarse lo que provocó que sonriera para si.

-¡Artiiiiii! - Dijo el otro rubio bastante alegre - ¿Cómo esta mi gruñón favorito?- bromeó.

- Bastante bien, gracias por preguntar Alfred - respondió de lo más sonriente. En otros días ese comentario hubiera valido unos 10 minutos de gritos del británico, eso extrañó a todos, desde a su amor no correspondido hasta los que sólo observaban.

-Vaya Arthi, qué buen humor traes hoy-

- sí, eso creo…-

-Obvio, si tiene a moi como compañero – el francés respondió de la forma más sugestiva que pudo.

-mmm… sí, tal vez sea por eso… - el inglés respondió de lo más normal, dejando a ambos rubios perplejos. Pero antes de que alguno pudiera hacer algún movimiento, el profesor llegó pidiendo orden, obligándolos a tomar asiento.

Alfred no podía creer lo que había pasado, Arthur no podía soportar a ese francés, es más, se sorprendía de que hubiesen podido vivir en el mismo cuarto casi 2 años sin matarse. Durante toda la clase los había observado de reojo, parecían muy felices juntos, incluso se pasaban notas y se reían disimuladamente, más de una vez el profesor les llamó la atención. ¿Qué estaba pasando aquí? Esto no podía ser verdad, él era el único que podía manipular la atención de Arthur de esa manera, y con ese pensamiento se mantuvo todo lo que duraron sus clases. Cuando por fin sonó el timbre, se dispuso a hablar con Arthur y dejar las cosas en claro, pero lo que no se esperó es que la misma morena con quien lo había visto Arthur había entrado al salón apenas salió el profesor, lanzándose a abrazarlo.

El ojiverde observó toda la acción y sin más salió disparado del salón, siendo perseguido por el francés.

Alfred intentó ir también, pero la chica lo había tomado del brazo.

-Alfred… amor ¿pasa algo? – preguntó desconcertada

-… no, nada…- respondió con una sonrisa nada convincente. Más tarde arreglaría las cosas, después de todo era de conocimiento popular que Arthur estaba loco por él, así que no sería difícil.

Mientras que por los pasillos, Francis por fin pudo atrapar a Arthur.

-¿¡Qué… no… me… escuchabas!- El correr le había robado casi todo el aire.

El menor no respondió, se quedo dándole la espalda con la mirada en el suelo, conteniendo las lágrimas. Había errado al pensar que había podido superar eso en tan sólo una noche, todos sus sentimientos estaban a flor de piel y sentía como si le quemaran por dentro.

-Escucha, entiendo por lo que estas pasando, pero no puedes soltarte a correr cada que mires una escena así. Debes de controlarte. – Intentó razonar con él.

- Tú… ¡tú no sabes nada! – Gritó sin poder contener más su llanto, en seguida volteó a verlo – No puedo soportarlo, él quiere a esa, y yo no puedo hacer ¡nada! – terminó golpeando la pared con su mano libre.

- ¿Qué yo no sé nada? – Lo miró casi furioso- ¡¿y por qué crees que es esto?-

- ¿De qué hablas? – respondió confundido

- ¿Qué acaso no te das cuenta? Arthur yo te quiero y siempre lo he hecho, aunque tú sólo tienes ojos para ese malcriado, pero ahora que él ya tiene a otra… déjame ser su reemplazo. – Arthur estaba totalmente sorprendido; sin embargo, antes que pudiera decir algo, sintió sus labios juntarse con los de él. Aún con lágrimas en los ojos continúo el beso, haciendo que se hiciera más prolongado. Sabía perfectamente que lo que hacía estaba mal. Usar a alguien como reemplazo era horrendo, se sentía sucio y mal consigo mismo, pero no le importó. No regresaron a clases, mucho menos por sus cosas. Llegaron hasta su cuarto sin despegarse mucho, ya que al ser horas de clases no había personas, así que no les preocupó el que pudieran ser vistos.

-Arthur… ¿Estás seguro de esto?... – preguntó el francés mientras apoyaba ambas manos en cada uno de los costados del otro, observando detenidamente el cuerpo desnudo del menor.

-… Sí… - apartó la vista realmente sonrojado.


Awww hasta aqui ;D El proximo capitulo lo subo el Jueves sino Towa me pega ;-;