Hola! Bueno, aquí está mi fic, no es la primera vez que publico uno, aunque en esta página sí. Los personajes de Hetalia no son míos, son de Hidekaz Himaruya. Contiene parejas yaoi y parejas hetero.

En una casa situada al este de Alemania, un padre discutía con su hijo. Su actitud caótica y rebelde se le estaba haciendo ya insoportable, al menos de aguantar, por lo tanto, no le quedaba más remedio que tomar medidas drásticas.

-¡GILBERT, COMO VEO QUE NO CAMBIAS RESPECTO A TUS ACTITUDES, TE MANDARÉ A UN INTERNADO!

-¡Y UNA MIERDA ME MANDAS TÚ A UN INTERNADO, DUMM VATER!

-¿!QUÉ HAS DICHO!

-¡Y QUE SEPAS QUE AHORA HE METIDO 5 POLLOS MÁS EN MI CUARTO!

Y al gritar esta última frase, corrió a su habitación, cerrando la puerta justamente frente a las narices de su padre, chocándose con ella de lleno, y seguramente, haciéndose daño.

-¡SCHEIBE!

Gilbert rió de forma maliciosa, pero su risa duró por muy poco. No quería ir a un internado, aunque eso no le haría cambiar su forma de ser, ya que simplemente, no podía, era algo característico de él, y que formaba parte de su persona. Cerró la puerta con seguro, para que su padre no la abriese, e ignorando sus gritos, se sentó en su cama y cogió una foto que tenía colocada en su mesilla de noche, que reflejaban a una mujer muy hermosa, con un niño rubio, de ojos azules, a su lado. Unas pequeñas lágrimas aparecieron en sus ojos rubíes, y al darse cuenta de ello, se las limpió de inmediato. Su padre le había inculcado desde siempre que los hombres no debían llorar, y si se enterase de que lo estaba haciendo ahora, le castigaría.

Realmente, echaba de menos a su madre y a su hermano.

*18 de Enero. Un año después.*

Justamente, al cumplir 10 años, su padre le había enviado a aquel internado. Al ver el gran edificio, no se asustó ni lo más mínimo, solo alzó la cabeza y arrastró con él su maleta y demás, sin despedirse de su padre siquiera. El director (algo anciano y muuuuuuuuuuuuuy lento al hablar) le explicó todo lo que debía de saber, y que allí, se sentiría como en su casa, cosa que Gilbert sabía que no iba a ser así.

Pero él ignoraba lo equivocado que estaba.

*Un mes después*

Estaba sentado en uno de los jardines que ofrecía el establecimiento, muy espacioso, con bancos y zonas de paseo para todos los estudiantes, pero parecía que hoy, y a esa hora, no estaba habitado por mucha gente. Se limitó a dejar a uno de sus pollos sentado a su lado (se había llevado a uno de ellos, el cual llamaba Gilbird, sin que nadie se enterase) y a observar el lugar, hasta que….

Dos niños, de su misma edad, le observaban.

Estaban…¿escondidos?

-¿Qué cojones estáis mirando?

Los dos niños de repente empezaron a moverse, como cuchicheando entre ellos.

-¡Francis, nos ha visto!- susurró uno, de pelo castaño y ojos verdes.-¡¿Qué haceeeeemos?

-¡Tranquilo, Onii-san sabe lo que hace!- contestó el otro, rubio, de pelo largo y ojos azul claro.

''Menudos pringados'' pensó Gilbert.

Los dos salieron de su escondite, y, llenos de hojas, se acercaron hasta él.

-¡Salut, mon ami!- dijo el rubio.

-¿Me ha insultado en su idioma o qué?- le preguntó Gilbert al ojiverde.

Él castaño rió.

-¡Qué va, te ha dicho en francés: ''Hola mi amigo''!

-¿Francés?- repitió el peliblanco.-¿Ese no es el idioma de los afeminados?

El niño castaño miró a su amigo rubio, preocupado, pero este, o pareció ignorarlo, o simplemente, no le estaba haciendo caso.

-¡Bienvenido seas!- dijo el rubio, sonriente. Se arrodilló ante él, y le ofreció una rosa.-¡Espero que este lugar te guste mucho, y podamos ser amigos ~!

Gilbert no dijo nada durante unos segundos…

-¡MÉTETE ESA ROSA POR EL CULO, MALNACIDO!

Cogió a Gilbird, se levantó, y comenzó a alejarse de ellos pero…

-¡PARDON, PARDON, NO PRETENDÍA NADA MÁS ALLÁ DE LA AMISTAD!

-¡Francis, no seas mentiroso, ERA ESO LO QUE QUERÍAS!- le reprochó el castaño.

-¡TONI POR DIOS, NO LO COMPLIQUES MÁS!

DEJA DE PERSEGUIRME!- gritó Gilbert.

Entonces, tropezó, calléndose y…

GILBIRD!- su pollo corría y corría, y si lo perdía, perdería a su único amigo.

OH NO, TU POLLO!

TONI, VAMOS A POR ESE POLLOOOO!- dijo el francés.

Los tres comenzaron a correr tras Gilbird, el cual empezó a subirse a un árbol.

-¡Baja aquí!

-¡Pollo, pollito, pollo bonitoo ~!- cantaba el de ojos verdes.

-¡Tengo una idea!- dijo Gilbert.-¡Hagamos una escalera humana!

Y así…

ME DUELE, ME DUELE LOS HOMBROOOS T_T!- se quejó el amigo del francés.

TONII AMOUR, AGUANTA!- decía el francés.

LO TENGO, LO TENGO!- gritó Gilbert.

Pero, perdieron el equilibrio y…

¡PUM!

El castaño cayó al suelo, el francés encima de él, y Gilbert encima del rubio. Todos se quejaron, adoloridos, pero Gilbert, dándose cuenta de la situación, comenzó a reírse. Los otros dos se quedaron impresionados, mirándole, hasta que la risa también se les contagió.

Ahí había comenzado su amistad.

*Ocho años después*

-¡Chicos, chicos!

Un pie apareció de la nada, haciendo que Antonio cayese de bruces al suelo.

-¡Toni, te he dicho que no corras por los pasillos!- dijo Francis.

-¡Pero si ha sido Gil T^T ¡

-¡Kesesesese, no pude evitarlo!

Francis le lanzó un libro a la cabeza.

-¡No le vuelvas a hacer eso!

-¡Joder Francis, TENÍAS QUE LANZARME EL LIBRO DE HISTORIA!

-Eso es para que aprendas, sino no te daré tus mimos diarios ~

-Ya está delirando de nuevo ¬¬- dijeron Gilbert y Antonio a la vez.

-¡No tratéis así a Onii-san!

-Ah sí…¿por qué tantas prisas Antonio?- preguntó Gilbert.

-¡Hoy viene gente nueva!- respondió el español.

-¿Y?

-¿No te gustaría ver quiénes son?-

-Psché, me es indiferente…

PUES PARA MÍ NO!- gritó de repente Francis.-¡TENGO QUE MOSTRARLES MI AMOR A LAS LINDAS JOVENCITAS QUE SE ME PUEDAN APARECER!

-¡Entonces Francis, ven conmigo!- pidió Antonio.

-¡Claro, a la cargaaaa ~!

El rubio salió corriendo a la entrada del internado, sin embargo, Gilbert no se movió de su sitio. Antonio, aún no convencido, se acercó a él.

-¿Por qué no te animas, ne?

-Porque no hace falta estar enseñando mi AWESOME presencia a nadie- contestó, con su típica sonrisa pícara.

Antonio rió.

-Tú ya sabes como es Francis, pero no me refiero a eso…simplemente es para hacer nuevos amigos- Gilbert parecía dudar.- ¿Recuerdas cuando tú estabas solo?

-Cómo para no olvidarlo

-Pues así se sentirán esas personas que están allá fuera- dijo.- Además, seguro que le caerás a alguien bien ¿te parece?

-De acuerdo…!les demostraré como es el fantástico yo!

Los dos rieron y se dirigieron a la entrada, y efectivamente, había bastante gente. Comprobó que ya Francis estaba hablando con una chica morena de piel, ojos marrones y pelo negro recogido en dos coletas, y esta sonreía. Se alegró al ver la suerte de su amigo. De repente, Antonio reprimió una especie de grito, que le asustó.

ME CAGO EN HITLER!- dijo Gilbert, alejándose de Antonio.-¿QUÉ OCURRE?

MIRA MIRA!

Antonio cogió la cara de su amigo con ambas manos y le obligó a mirar a una dirección determinada. Dos hermanos, algo parecidos físicamente, estaban despidiendo a sus padres. Los dos eran castaños, con unos extraños rulos, y de estatura similar, solo que…uno era más espabilado que el otro. El del pelo castaño oscuro no paraba de rechazar a su madre para que parase de darle besos, y el otro, de pelo un poco más claro, pero no demasiado, no se soltaba del brazo de su madre, llorando.

-¿A qué son los chicos más monos que has visto?- Antonio no dejaba de mirarlos.-¡Ojalá pueda conocerles!

-¿Y quién dice que…?

Antonio se extrañó al ver que su amigo no continuó la frase.

-¿Y quién dice que, qué?

-Eehh…

Se había quedado callado, ya que creyó ver a un chico de pelo rubio que le era extrañamente familiar. Se soltó de Antonio, sin mirarle siquiera, y bajó las escaleras para juntarse entre la masa de gente. Escuchaba numerosas voces, y todas hablando en distinto idioma, pero no estaba atendiendo a nada de eso. Entre tanta gente, le perdió de vista.

-Joder…

Entonces, sintió que chocó con alguien, provocando la caída de la otra persona.

-¡Oye, ten cuidado por donde…!

Calló al ver al chico que se encontraba frente a él. Vestía ya el uniforme correspondiente del internado, con la camisa por dentro y una sudadera encima, bien puesta, sin ninguna imperfección. Tenía cabello castaño y ojos violáceos, y tanteaba sus manos en el suelo para coger sus gafas, que se le habían caído. No supo porqué, se las cogió antes de que él las alcanzara.

-¿Buscas esto?- insinuó Gilbert, con una de sus típicas sonrisas.

-¿Vas a dármelo, o no?

-Solo si me dices tu nombre

-Solo digo mi nombre a aquellos que realmente valgan la pena

Punto bajo.

-De acuerdo…señorito, tú eres el que vas a peder- aseguró, viendo que aquel mote le quedaba a la perfección.

''¿Qué coño estoy pensando?''

El chico suspiró.

-Me llamo Roderich Edelstein

Aquel nombre se le guardó en la mente. Estaba seguro de que no lo olvidaría.

-¿Ves? No te ha costado nada

Le devolvió las gafas, dispuesto a irse cuando escuchó de nuevo su voz:

-¿Sabes que es de mala educación no decir tu nombre?

Gilbert se giró.

-¿Por?

-A pesar de que seas un impresentable, debo de darte las gracias, y no sé tu nombre, como comprenderás- explicó Roderich.

-Gilbert Beislchmidt

No olvidarían esos nombres.