IMÁGENES

Imagen 50: El por siempre felices

Por Okashira Janet

50/50

Para ti que dijiste que no lo lograríamos, para ti que dijiste lo contrario, para los que se aventaron cincuenta capítulos de corrido, para los que lo fueron leyendo conforme lo iba escribiendo, para quienes le dieron la oportunidad a una pareja que no les gustaba, para todos los que llegaron hasta el final, ¡gracias!

0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Naruto abrió los ojos de golpe y dejo salir un agudo, certero y profundo gemido que acabo con el aire de sus pulmones en un segundo, sus dedos largos cubiertos de un fino sudor frío fueron cobijados por unos dedos cálidos que le entrelazaron la mano con facilidad.

—¿Naruto? —La voz adormilada de su esposa provoco que su corazón se saltara un latido y después bajara la velocidad de su frecuencia casi hasta el punto del desmayo.

—¡Hinata! —De un solo movimiento el actual Hokage de Konoha dio vuelta en la cama dejando a su esposa bajo él.

—¿Naruto? —Confundida Hinata se sonrojó de pies a cabeza, pero Naruto paso de la evidente pose de seducción hablando atropelladamente.

—¡Tuve el sueño-pesadilla más largo que he tenido en toda mi vida!

—Mi amor… —Hinata se mordió el labio inferior y le acarició al descuido el cabello suave y dorado de la nuca—. Solo fue un sueño.

—¡No, no!, —Naruto sacudió la cabeza—, soñé con Akatsuki, soñé con Gaara, soñé con Neji, con Sasuke y Sakura, soñé con Kiba y Shino, ¡incluso soñé con Itachi y la mamá de Kiba!

—Pero… —Hinata parpadeó confusa—. ¿Entonces fue un sueño o una pesadilla?

—¡Las dos cosas!, —Naruto gimoteó—, soñé con el día que Shikamaru te llevo a mi casa en medio de una tormenta y nos volvimos novios, ¡pero también soñé que eras novia de Sasuke y de Kiba y de medio mundo! —El rubio se dejó caer sobre Hinata abrazándola por la espalda.

—Cre-creo que leerte Las Mil y Una noches antes de dormir no-no fue buena idea. —Hace tiempo que Hinata no tartamudeaba al hablar con su esposo, pero sinceramente su abrazo era tan fuerte que la estaba asfixiando.

—¡Soñé que Kakashi-sensei estaba enamorado de Sakura-chan y se besaban, ¡soñé que a Sakura-chan le gustaba Deidara!

—Soñaste muchas cosas. —Hinata le acarició dulcemente los cabellos mientras él murmuraba algo acerca de un cambio de dimensiones, ¡y él Neji de la otra dimensión se va a enterar! y, ¡Shikamaru te quería, era horrible!

—Ya pasó… —Hinata le pasó una mano amigable por la espalda, pero Naruto le enroscó ambas piernas en torno a la cintura sin parar de gimotear acerca de sueños kilométricos y que él, ¡Él!, se había convertido en estudiante de instituto civil y también en guerrero de la aldea del Remolino y hasta en una ocasión había sido maestro de Kakashi, Sakura y Sasuke. Hinata estaba teniendo problemas entre tratar de tranquilizarlo y mantener su camisón de dormir en su lugar, siendo sincera Naruto seguía siendo bastante despistado para algunas cosas, estar removiéndose entre sus piernas mientras le levantaba el camisón y se le frotaba encima parecía no tener ninguna importancia para él, ¿por qué su esposo siempre dormía sin playera?, le estaba despertando un apetito que él no compartía por el momento.

—También fui un zorro mágico, tú eras mi prometida pero al final te ibas con Neji, ¡Neji no era tu primo! Y también fui un príncipe que te rescataba del castillo y Sasuke era un dragón, bueno, ese era un cuento de Shikamaru… —Naruto siguió chillando sin parar, sus manos bien afianzadas a la espalda de su esposa, como si fuera a perderla si la soltaba y la rubia melena presionando contra su mejilla.

—Nunca voy a volver a dejarte dormir doce horas… —Hinata intentó bajarse con una mano la fina camisola, pero Naruto pasó a posición Koala y le metió una rodilla entre las piernas para ovillarse en su pecho como un niño pequeño.

—¡Y Sakura tenía unos muñecos de mí y de Sasuke que…! —Naruto se horrorizo por un momento y volvió a gimotear—. ¡Era una pesadilla!, bueno, también soñé que íbamos a los baños termales y… ¿crees que sea enfermo de mi parte verte hermosa aunque te éste viendo otro hombre?, es que una vez ibas a una misión con Sasuke y… —El rubio siguió divagando y Hinata fue consciente de que sus mentes estaban muy separadas la una de la otra, ella lo único que había soñado era que se le había pasado dejar una papelería de su clan en el ala sur (solo una advertencia, aun tenía tiempo en la vida real).

—Amor… —Hinata intentó tomar las manos de Naruto para zafarse de su agarre con amabilidad, pero lo único que logró es que él se sujetara como ave de rapiña a sus caderas.

—Y soñé con la enfermiza relación del dientes de tiburón y la zanahoria, ¡lo vi como si fuera una película!

—Naruto… —Hinata colocó las manos en el pecho de su esposo y empujó hacia atrás, pero Naruto pegó la mejilla contra su cálido pecho y cerró los ojos provocando que se incendiara su rostro.

—Incluso le gustabas a Obito en mi sueño.

—¿Obito-san? —Hinata negó con la cabeza, colocó ambas manos en los hombros del rubio y empujó fuerte, estar tan cerca de su esposo seguía mareándola como cuando aún eran novios y si Naruto no estaba por la labor de hacer cosas más de adultos ella no iba a caer en la vergüenza de decirle que su cercanía la estaba poniendo en un estado mental inadecuado.

—También soñé con Jiraiya… —Por un momento los azules ojos se velaron, pero fue apenas un parpadeo antes de que volviera a gimotear—. ¡Y mi padre…!, ¡es tan descarado mi padre! —Hinata no tenía idea de que el Cuarto Hokage fuera descarado, pero podía decir con justa razón que su hijo era un sinvergüenza, hacía rato que se había rendido a sacarse a Naruto de encima, cada vez que el rubio hablaba le llegaba un cálido y húmedo vapor a su pecho que pasaba fácilmente la fina tela de la camisola, sus pectorales desnudos se apretaban contra ella y sus manos viriles y trabajadas la mantenían sujeta por las caderas, ¿por qué Naruto no podía dejar de divagar acerca de sueños kilométricos y darse cuenta de que esa rodilla traviesa empezaba a ponerla inquieta?. Avergonzada Hinata cerró los ojos y apretó los muslos alrededor de la rodilla de su esposo, pero Naruto siguió hablando sin parar pasando por alto lo que su mujer le pedía en silencio. Hinata no tuvo otro remedio que abrir los ojos, temblorosa le pasó las manos por la nuca a su esposo y lo apretó contra su pecho esperando que le diera un uso más placentero a su parlanchina lengua, pero el rubio se negaba a callarse (aun ahogado por los mejores atributos que había dado el clan Hyuuga en generaciones).

—Naruto… —Viendo que por medio de sutilezas no iba a llegar a nada Hinata se frotó contra él.

—En una parte de mi sueño creo que me gustaba Ino. —Antes de que Hinata pudiera soltar un chillido de sorpresa por semejante declaración Naruto la levantó en vilo y se la sentó encima al tiempo que le pasaba las manos por debajo de la camisola en busca de la ropa interior—. Y en otra parte te compartía con Sasuke, ¡con Sasuke! —Hinata no sabía exactamente qué decir al respecto así que se contentó con boquear tontamente mientras Naruto se bajaba a medias los pantalones con una sola mano, con la maestría del que lleva años en su oficio—. Nunca te compartiría con Sasuke, ¡él ya tiene a Sakura! —Hinata se contentó con aferrarse a sus hombros mientras él por fin realizaba lo que le llevaba pidiendo en silencio desde que había despertado—. Aunque también soñé varias veces que al teme le gustaba Sakura, ¿no es eso raro? —Lo que era raro es que él siguiera hablando tranquilamente de su sueño mientras ella convulsionaba de placer sobre él—. Incluso nos soñé cuando éramos chiquillos, ¡yo era una monada!

—Naruto… —Hinata suspiró arqueándose contra él, en compensación el rubio acarició al descuido su cuello, un clon apareció con el único fin de besarla por todos lados mientras él seguía hablando de viajes entre dimensiones, parejas extrañas y mundos alternos, Hinata lo oía a medias concentrada en moverse sobre él, en besar su cuerpo bronceado y tratar de no desmayarse cada que una nueva convulsión azotaba su ser.

—De verdad Hinata, —el rubio le dio la vuelta, la tendió sobre la cama y se enterró profundo viéndola como quien le habla a otra persona del clima—, que bueno que Itachi está muerto, porque de verlo de nuevo lo mataría por pedófilo y aprovechado.

—¡Ah! —Hinata gimió perdiendo al instante toda la fuerza y quedando como una muñeca inerte bajo los brazos musculosos de Naruto que ahora que había empezado no parecía tener prisa por acabar.

—Por si las dudas no voy a dejar que te acerques mucho a Kakashi-sensei, a ningún hombre en realidad, en especial a Gaara. —El rubio frunció un poco el ceño sin dejar de moverse sobre ella—. ¡Y te juro que por mi parte no me acercare a nadie dattebayo! —Hinata hacía tiempo que había dejado de escucharlo, el clon había desaparecido y Naruto se había convertido en un ente que hablaba parlanchinamente al tiempo que le hacía el amor, le tocaba los pechos y la lamía entre las pausas de su narración sin perder el compás, sí que estaba hecho todo un estuche de monerías.

—Y… —Naruto paró de hablar un par de segundos en los que todo su ser se cimbró, luego abrió los ojos azules como el cielo—. Y sí, ese libro es malo para la imaginación antes de dormir Hinata-chan, mejor volvamos a Como agua para chocolate o algo así. —Hinata asintió torpemente con la cabeza mientras Naruto le daba un profundo, demoledor y húmedo beso en la boca, la ponía de pie, le acomodaba el camisón, se componía los pantalones y se pasaba una mano por el rebelde cabello—. Ah… Deberíamos despertar así más seguido.

—Hum… —Hinata hizo un sonido raro con la garganta al tiempo que enrojecía, pero Naruto no le prestó atención porque se entretenía poniéndole la ropa interior en su lugar (quizás tocando de más en el proceso), Hinata estaba por decirle que si seguía así iban a tener que volver a la cama cuando un par de toquecitos hicieron eco en la puerta de la habitación. Al instante Naruto se teletransporto a la puerta con una sonrisa enorme en la cara.

—¡¿Cómo están mis pelusas favoritas?! —Al instante dos bebes entraron a la habitación, el primero arrastrando un conejo de peluche por las orejas, el cabello negro que había heredado de su madre y frotándose un ojo con pereza, el segundo era rubio como su padre y veía alrededor con gran tranquilidad y completamente despierto.

—¿Por qué se han despertado tan temprano? —Hinata sujetó al de cabello negro por debajo de las axilas y lo cargó contra su pecho.

—Papá. —El rubio agitó las manitas en dirección del Hokage. Cierto, era domingo, el día libre de Naruto y los gemelos podían verlo apenas despertar y no en la tarde cuando su madre los llevaba para visitar a su ocupado padre.

—¡Da-da! —El de cabello negro empezó a contarle a su madre su mundo de sueños en su lenguaje de bebe, Hinata lo meció en el aire haciéndole cosquillas.

—Minato-chan. —Naruto meció a su pequeño rubio—. ¿Qué quieres desayunar?

—Obito-chan quiere panecillos calientes. —Hinata tradujo los balbuceos de su hijo quien asintió complacido con la cabeza.

—Pues entonces Minato-chan también. —Naruto asintió feliz sin darse cuenta que su hijo dejaba caer los parpados, adiós deseos de fruta, su papá era muy el Hokage, pero nunca les entendía.

—Panecillos para Obito y fruta para Minato. —Hinata les guiñó el ojo a sus bebes y los sujetó de la mano para ayudarlos a llegar andando hasta la cocina.

—¿Fruta? —Naruto se rascó la nuca—. Soy malo para esto, ¿eh? —El silencio fue suficiente respuesta para el Hokage quien soltó un suspiro derrotado y caminó tras su familia.

En perfecta sincronización con Hinata cada quien agarró un bebe lo acomodó en su sillita, le coloco el babero y le limpió las manitas con un poco de agua. Mientras Hinata calentaba unas piezas de pan con un poco de leche Naruto preparaba un vaso de yogurt con fruta y sus hijos cantaban una canción que les había enseñado Kiba la última vez, algo que tenía que ver con un perro que se llevaba en la cabeza hasta que te desmayaba su peso, Kiba era bueno cantando canciones infantiles, su padre en cambio era pésimo, tenía malísima afinación, sus frases no rimaban, su ritmo era desastroso y para colmo cantaba tan fuerte que era un dolor de oídos. Su madre tampoco era muy buena cantando, pero su voz era dulce.

—A mamá y a mí nadie nos cantaba cuando éramos niños, pero hacemos lo mejor que podemos, ¿vale? —. Bueno, vale, aunque la voz de tío Kiba siempre era mucho mejor.

Mientras el pequeño Obito devoraba su pan (migajas por doquier) Minato miró seriamente a su alrededor, su madre decía que se le parecía en lo callado, pero que tenía la mente aguda de Neji, a decir verdad Minato nunca había visto a ese tal Neji, solo una fotografía de un hombre muy serio que se parecía a tía Hanabi.

—Yogurt listo. —Finalmente su padre le pasó el desayuno, Minato comió lentamente, Obito en cambio ya había terminado y berreaba por bajar de la sillita y jugar con su trenecito. Minato sabía que Obito se llamaba Obito por un hombre de la guerra a quien tampoco conocía más que en una imagen, la verdad la mitad de las personas de las que hablaban sus padres eran imágenes, incluso su nombre venía de una imagen de alguien que había sido papá de su papá (que complicado).

—Hora del baño. —Hinata sujetó a Obito (o lo que quedaba de él después de tirarse medio vaso de chocolate encima). Minato se terminó educadamente su último trocito de manzana y extendió los brazos hacia arriba en espera de que su padre lo alzara, vanas ilusiones, tuvo que rebajarse a lloriquear un poco para que el ninja número uno en sorprender a la gente se diera cuenta de que su hijo no podía bajar de la sillita por sí mismo… aún…

De cualquier manera la hora del baño cuando estaba papá era lo mejor, el resto de la semana cuando nada más estaban con mamá siempre había el riesgo de que uno de los dos resbala en la bañera y tragara un poco de jabón, pero con papá siempre era más divertido, papá se desnudaba todito, los desnudaba toditos a los dos y luego se metían los tres en la bañera aullando como indios mientras mamá los frotaba a todos. Por supuesto, en esa ocasión no fue la excepción, papá se desnudó y los fue desnudando camino al baño de tal manera que dejaron un camino de ropa regada por toda la casa, papá siempre batallaba para poner los pañales (en una ocasión se lo había puesto a Obito al revés), pero en cambio era rapidísimo para quitarlos.

—Soy bueno para desnudar a la gente dattebayo. —Y le guiñó un ojo a mamá quien se puso roja y le arrojó un zapato a la cabeza, pero no le dio porque papá esquivaba rapidísimo y porque ella no quería darle en realidad.

Papá se metió en la bañera y luego se sentó a un hijo en cada rodilla, Obito se puso loco aventando agua para todos lados, Minato en cambio observo como mamá se quitaba la ropa y se envolvía en una toalla naranja, el naranja era el color favorito de papá.

—Hora del shampoo. —Mamá se acercó con una botella del ratón Mickey, al instante ambos gemelos chillaron, no les gustaba enjabonar sus cabezas, luego había que quitar el shampoo y les caía en los ojos—. Primero a papá.

—¿Eh? —Pero a pesar de las protestas del Hokage a los gemelos les pareció muy bien que fuera el primer sacrificio, mientras mamá tallaba gentilmente las hebras doradas de su esposo Obito jalaba más que enjabonaba al tiempo que chillaba alegremente, Minato consolaba a su padre que tenía una cara de franco dolor, seguro a él tampoco le gustaba el jabón en los ojos.

—Ahora a enjuagar. —Mamá le echo una bandeja de agua encima a papá, pero él simplemente cerró los ojos y aguanto sin respirar ni quejarse, pero bueno, papá era el Hokage, no podía llorar libremente como todos los demás.

—Hora de los bebes… —Como siempre Obito peleó salvajemente en contra de su padre por la supremacía del jabón, Minato en cambio fue dócil cuando su madre le pasó la esponja alrededor del cuerpo.

—¡Bon-Bon!

—Sí, jabón, jabón. —Naruto sujetó los resbalosos brazos de su hijo arrepintiéndose una vez más de ponerle un nombre que tenía impreso la marca de la travesura, Minato en cambio le hacía honor a su abuelo comportándose tranquilo y reservado, o quizás eso viniera de parte de Hinata, Naruto no estaba del todo seguro.

Finalmente Hinata sacó a sus tres mojados hombres del cuarto de baño en lo que ella tomaba una ducha, Naruto aprovechó para que se pusieran las toallas a modo de capa y corrieran desnudos y libres por el cuarto, luego puso pañales (lo mejor que un padre primerizo podía poner pañales) y luego de colocarse unos boxers los tres jugaron a pelear contra el malvado Madara (el clon creado para tal fin no había estado muy feliz y había gruñido que siempre lo usaban para ser el malo).

Mientras Hinata se cambiaba de ropa Naruto llevo a los pequeños a visitar a Kurama quien mugió algo de cachorros insoportables y ¡suelta mi cola! y ¡ya no hay respeto!, pero Naruto no le hizo mucho caso porque tenía esa sonrisa sarcástica que ponía cuando estaba contento pero no quería demostrarlo. Naruto había pasado un buen tiempo antes de llevar a alguien dentro de su mente, después de Sasuke portándose arrogante Kurama no tenía buenas referencias, por eso cuando por fin se atrevió a llevar a Hinata el resultado fue ampliamente diferente, la verdad es que su enorme y sanguinario zorro se enamoró de su esposa tanto como él y cuando llegaron los niños los acepto como suyos por extensión.

Con un niño en cada brazo Naruto se despidió de su bijuu y salió de vuelta a la realidad donde Hinata doblaba ropa mientras los niños volvían a sus cuerpos y correteaban como si apenas un segundo antes no hubieran estado en otra dimensión.

—Tienen demasiada energía. —Hinata dobló una pequeña camiseta—. Debería llevarlos con Kiba un día de estos.

—No me gusta que Kiba entretenga más a mis hijos que yo. —Naruto lloriqueó echándose sobre la cama entre una pila de calcetines.

—A mí tampoco me gusta que tu asistente pase más tiempo contigo que yo. —Hinata se encogió de hombros—. Pero habrá que aguantarnos.

—A veces eres certera como un puñal. —El rubio gimió y se rodó para colocarse sobre los muslos de su esposa, Obito creyó que era un juego y también él corrió a tenderse sobre su madre, Minato suspiró, a veces Naruto creía que no era un bebe, a veces creía que era su padre que había reencarnado y que no podía evitar suspirar con las tonterías de su hijo.

—Ino nos ha invitado a su boda. —Hinata se estiró para alcanzar una invitación—. Y Moegi dice que estará encantada de cuidar a los gemelos.

—Si me entero que es por tener una casa donde estar con Udon… —Naruto reprimió un escalofrió al recordar al niño mocoso que siempre hacía equipo con Konohamaru.

—Hanabi-chan tiene misión ese día así que no puede. —Hinata correspondió los besuqueos de Obito que prácticamente la estaba cubriendo de saliva.

—¿Y Konohamaru? —Naruto había descubierto, con bastante sorpresa, de que aquel aguerrido niño se había vuelto un adolescente honorable debido a todas sus perdidas, uno que adoraba cuidar de sus hijos, aunque siempre lo negaba.

—Va con Hanabi. —Hinata cargó a Minato que se mostraba celoso de la atención recibida por parte de su hermano.

—Esos dos… —Naruto frunció el ceño, a Hinata le hacía gracia que se mostrara tan celoso por su relación, que nunca acababa de formalizarse. No es como si fueran a cambiar al volverse novios.

—Uh. —Hinata finalmente fue vencida por los gemelos que no paraban de besuquearla intentando demostrarle al otro que era el favorito de mamá, para no quedarse atrás Naruto también se tiró encima de ella besando donde podía mientras los gemelos hacían equipo para patearlo.

—¡Es mía, es mía!, yo la vi primero. —Hinata se retorcía de risa mientras Naruto le besaba el cuello, Minato intentaba en vano meterse en medio y Obito mordía el cabello de su papá en acto de guerra.

—Basta, hay suficiente para los tres. —Hinata abrió los brazos y tres cabezas se colocaron sobre ella en espera de un abrazo, en cuanto se sintieron cálidos y cómodos los gemelos empezaron a dormitar, Naruto en cambio soltó una risita.

—¿Naruto-kun?

—Todo indica que solo soy tu niño grandote Hinata-chan.

—Pe-pero eres mío. —Un adorable rubor se instaló sobre sus mejillas y Naruto dio media vuelta para pasar a ser él quien abrazara a su familia, un gemelo en cada hombro y Hinata sobre su corazón.

—Me gustan los domingos. —Naruto cerró los ojos—. Antes no me gustaban los domingos porque no era normal que hubiera misión, los domingos tenía que estar solo en casa y cuando jugaba a las cartas siempre ganaba y siempre perdía. Pero ahora me gustan los domingos.

—A mí también. —Hinata cerró los ojos, Naruto le besó la coronilla. Amaba los domingos cuando despertaba en brazos de su esposa y podía degustar su piel, adoraba ver despertar a los gemelos, verlos tomar la siesta y despertar de nuevo, amaba andar en ropa floja por su casa que ahora olía a familia, amaba tropezar con juguetes regados, descubrir ropa femenina en el tocador y notar que en la estantería había mucho más que ramen instantáneo.

Sasuke le había dicho que tener un bebe era una tortura, que no paraban de chillar y que tu esposa ya no te hacía caso por estar al pendiente de aquella bola gritona, pero Naruto había tenido dos y no cambiaría ese momento por nada, cierto, a cada instante parecía que uno de los dos tenía un accidente, tenía que guardar todo su material ninja bajo llave y era pecado dejar algo menor de diez centímetros a su alcance porque irremediablemente iría a parar a su boca, pero los amaba.

—Mina-chan, Obi-chan, Hina-chan, los amo. —Tres cabecitas cálidas se apretaron contra él y como siempre que nadie lo veía Naruto sintió que el corazón se le volvía más grande, que los ojos le lagrimeaban y su cuerpo no podía contener tanta felicidad.

Ahora sabía por qué había sido el niño apestado de la aldea, ahora entendía por qué había pasado tanto dolor y tanta soledad, era porque había alguien que trazaba para él ese camino, el camino en dónde Hinata lo notaría a través de la bruma, el camino por el que sus manos se unirían y le daría la familia que era toda su adoración.

Minato abrió un ojo, siempre lo hacía cuando la respiración de papá tomaba ese ritmo pesado, como si estuviera a punto de llorar, con cuidado adelantó la manita y la colocó sobre su mejilla, sus enormes ojos en donde brillaba el Byakugan lo observaron con atención. Naruto tomó sus delgados deditos y los besó uno por uno.

La vida le había recompensado con amor, con una esposa, con dos preciosos hijos e incluso con el espíritu de su padre velando por él.

—Mina-chan, ¿quieres oír una historia? —El rubio miró a su hermano dormido, a su madre con el cabello húmedo dormitando segura sobre el pecho de su padre y decidió que bien valía la pena no moverse demasiado, así que asintió con la cabeza—. Había una vez hace mucho tiempo un chico muy guay que era el ninja número uno en sorprender a la gente… —Que si Minato había sido su héroe ideal de niño no entendía por qué no él podía ser el héroe de sus hijos.

.

.

.

.

.

FIN

Ultimas notas de Okashira Janet: Sólo me queda decir, ¡muchas gracias!, en cuanto a los libros que leyó Naruto, "Las Mil y unas noches" que supongo todos conocen fueron la base para que Naruto soñara éste fic, lo sé, un último guiño, "Como agua para chocolate" es un libro de la autora Laura Esquivel, una verdadera joya, si se dan el tiempo recomiendo que lo lean.

Acantha-27

Antoinette Gray

Stefany BM

VioletaMonster

SasuHinaNaru

X Berling x

Lilipili

Uchiha Hyuga Hinata

RukiaNeeChan

Invader Zam

Anacar

Damydark

NANA-chan53

Nali-neechan

Yeii-chan

Rocio Hyuga

Wen vallejos

BlackLady Hyuuga

NH 4ever

Jesus MSV

Karla eli-chan

Mellorine

Bea1258

Gaby L

Julia

Hana16

Dana

Sasuhinas fan

Camelias17

Rei Rabbit chan

Kary Landero 3

Rosihyuuga

FlorItachiUchiha

A todos muchas gracias por leer.

02/08/2014 sábado