Advertencias: Fic experimental, UA, sangre, muerte de personaje(s), shonen-ai.

D: Hetalia no me pertenece.

Aclaraciones: Ásgeir= Islandia, Jan= Noruega. Son nombres antiguos de los respectivos países…Ahora precisamente no recuerdo que significaban XD.

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RENACER

Capítulo 1. Llanto

Las calles estaban lo suficientemente vacías en ese momento como para que nadie los viese, hubiese sido todo un problema que un humano empezase a gritar, o a tener ataques de histerismo cuando los que más tenían pánico eran ellos. Tal vez era el pánico lo que los hacía avanzar a un mismo compás, dar el paso (o el salto, o lo que fuera necesario para huir de ese demonio) en el momento en el que el otro lo hacía. Probablemente él mismo podría correr aún más rápido, pero se negaba a dejar a su compañero atrás.

Ásgeir apretó su mano con fuerza. Era la primera vez que su necesidad mutua se hacia tan asombrosamente evidente.

Ásgeir lo miró por unos segundos, notándose tan turbado como él a su manera, sus labios se separaron unos milímetros, como si quisiese decirle algo, luego pareció arrepentirse y volvió la mirada al frente; aunque, obviamente, sólo él podía darse cuenta de eso. Su rostro seguía tan impasible como siempre.

No por nada habían estado juntos durante tanto, tanto tiempo.

¡Por favor, por favor, que no nos alcance!

Sabía que su compañero empezaba a cansarse. De seguir así, probablemente ambos morirían. Sin embargo, aún sabiendo esto, nunca le pasó por la cabeza la idea de separarse de él. Hubiese sido incluso más horrible la desesperanzadora búsqueda al día siguiente que el llevar a cabo esa carrera infructuosa contra su cazador y contra el tiempo.

Era, así mismo, un agobio y un alivio saber que el sol no tardaba en salir.

No sabía que esperar de las siguientes horas (los siguientes minutos, incluso) cuando lo único que podía pensar era en que no había un lugar seguro y, por tanto, el camino parecía infinito. Repentinamente sintió ganas de llorar.

¿Cómo era posible que de la nada un sujeto como ese, del que no había manera de escapar, saliera a cazarlos? Era ridículo.

Esto no podía estar pasando.

Jan contuvo el aire cuando escuchó un suave tarareo pocos metros atrás. Ya habían recorrido más de lo que un humano podía recorrer en dos días en auto…pero, a pesar de todo su esfuerzo, no había sido suficiente.

No, no, no, no…Por favor.

De pronto se vio impulsado hacia atrás y su cuerpo, junto con el de Ásgeir, se estrelló contra la pared de un edificio que aparentemente había sido una fábrica cuando algún humano lo mantenía. Alrededor solo había edificios destruidos por el tiempo. Era simplemente una muestra de decadencia, un lugar cliché para el futuro que le esperaba a la pareja.

Intentó suprimir un grito cuando Ásgeir fue literalmente arrancado de sus manos ante su atontamiento por el golpe.

El ruso miró con desdén a su presa al momento de tomarle por el cráneo y levantarlo. Y presionarpresionarpresionar.

Jan, horrorizado, se levantó inhumanamente rápido para intentar alejarlo del cuerpo de su compañero, pero la desesperación entorpeció sus movimientos a tal punto que al cazador rubio le fue ridículamente fácil esquivarle.

Por su parte, el monstruo usó su otra mano para cubrir fuertemente la boca de Ásgeir, que había estado intentando remover el agarre del primero, gritando por el dolor.

-Estás haciendo un poco de escándalo.-Y le sonrió de una manera aterradoramente inocente.-Aunque, para estos momentos, los demás ya tienden a deshacerse en súplicas y llanto…Supongo que estás siendo un buen niño.

-¡Déjalo!-Jan volvió a intentar, esta vez obteniendo consecuencias más dramáticas que la vez anterior. Una fuerte patada en el estómago le impulsó contra el edificio nuevamente. Esta vez el impacto fue mucho, mucho más doloroso y contundente.

-No estás pensando con claridad, малютка (1). Primero encarguémonos de lo que no nos sirve para que podamos ir directo a lo importante.- Entonces arrojó a su actual presa contra el piso.

Inmóvil por el horror y por la imponente presencia del ruso, Jan sólo pudo observar mientras la enorme mano derecha del cazador atravesaba el pecho de Ásgeir, al tiempo que la izquierda presionaba contra su boca para acallar los gritos.

Sabía que era estúpido, pero por unos segundos esperó que eso fuera todo. Porque esa herida podía curarse, con los años, penosamente; pero Ásgeir seguiría ahí, a su lado.

Quizá fue la lesión en su propio cráneo la que lo hizo formarse ilusiones tan banas, tan irrealistas.

Su cuerpo se convulsionó ante la grotesca imagen que presentaba la cabeza de su compañero al ser desprendida de su cuerpo. Y empezó a llorar. Hacía siglos que no lloraba.

No podía ser una pesadilla…Por más que lo pareciera, por más que él desease que lo fuera. De pronto ya no agradecía tanto no poder soñar.

Por años se había sentido afortunado de no ver nada al cerrar los ojos. No pensaba en nada, no veía nada, sólo existía el más absoluto y callado vacío. Habiendo sido humano, seguramente su sueño habría sido intranquilo, invadido constantemente por Michael. Lo sabía porque se conocía muy bien, y durante lo poco que recordaba su vida mortal (básicamente los años que había pasado con quien más tarde lo convertiría), había sido así desde el principio: Michael. Siempre Michael.

Y justo ahora que Ásgeir ocupaba todo su mundo, un mundo más tranquilo y sutil, un sádico tenía que venir a arrebatárselo.

Esta vez fue la rabia la que lo hizo arrojarse sobre el asesino. Sus golpes ya no fueron tan fácilmente esquivados.

La mano que planeaba atravesar el pecho de Iván, justo como él había hecho con Ásgeir, fue detenida con un poco de dificultad. Ambos hombres quedaron lo suficientemente cerca como para que la sonrisa del cazador resultara indeciblemente ofensiva.

-¿Lo ves? Lo estás haciendo mucho mejor ahora que él no está. No querías que peleara conmigo porque era demasiado joven, ¿verdad? Técnicamente un recién nacido.- Jan contuvo las ganas de gritarle groserías porque lo importante no era decirle lo que era, sino matarlo.

Un golpe en el costado fue suficiente para que Iván se alejase unos cuantos metros, cayendo graciosamente de pie sobre una de las paredes destrozadas del lugar. La sonrisa desapareció de su rostro y sus ojos mostraron un brillo extraño al atacar de nuevo.

Jan entendió en el instante en el que la mano de Iván apresaba su cuello que no había estado actuando a todo su potencial, los había estado cazando como pequeños ratoncitos, como un entretenimiento enfermo. Era mucho más rápido que él, mucho más fuerte y muchísimo, muchísimo más peligroso.

-Me decepcionas. Pensaba que tu eras el reto que había estado buscando desde hace tanto años…Pero no, sólo eres un debilucho más.- Aún apretando el cuello del más bajo, consiguió voltearlo y, con la pequeña espalda contra su pecho, obligarlo a ver el cuerpo sin vida de Ásgeir. Su cabeza, a unos cuantos pasos del cuerpo, parecía mirar a Jan –Justo como él.

Sabiendo que iba morir, Jan sintió lágrimas de un profundo carmesí cubrirle las mejillas.

-Is...lan..dia…-Murmuró y, sorpresivamente, esto provocó una reacción repentina del ruso, que volvió a voltearlo para enfrentar sus rostros. La sonrisa había vuelto a su rostro.

-Ah, ese apodo me trae algunos recuerdos, ¿sabes? Me pone nostálgico…

Iván estaba por continuar con la historia (que en realidad serviría para hacer más lenta la agonía de su nueva pequeña presa) cuando soltó repentinamente su cuello y saltó algunos metros hacia atrás.

-Maldita sea.- Antes de que las rodillas de Jan tocaran el suelo, un brazo rodeó su cintura e hizo la caída menos aparatosa. Era imposible que Jan se mantuviese en pie. –Perdóname, Norge.- Jan levantó la mirada rápidamente al escuchar el apodo. Un hombre rubio, con una estructura ósea casi tan sorprendente como la del ruso, respondió su mirada un segundo para volverse nuevamente hacia el asesino. Michael.

¿Qué diablos hacía Michael ahí?

-Ah, ¿no sabes que es de mala educación interrumpir una conversación, camarada?- Preguntó Iván al recién llegado.

-¡Camarada tu…!-Comenzó, con veneno en cada palabra.

-Michael.-Interrumpió una nueva voz. Jan también reconoció ésta. El recién llegado chico rubio reaccionó ante su nombre y guardó su comentario.

Jan siguió la voz para encontrarse con una imagen perturbadora: Berwald, el más fuerte del pequeño clan formado siglos antes, parecía haberse recuperado a penas de una dura batalla. Había una cicatriz en su imperturbable rostro que abarcaba desde el parpado derecho en vertical hasta la parte media del cuello. Jan no quería imaginarse el estado de esa herida el día después de haber sido causada, pero imaginaba que, como mínimo, había estado a punto de perder ese ojo. Debajo cuello del jersey azul que llevaba se podían ver cicatrices de heridas profundas que no parecían curar del todo y lucían especialmente preocupantes en la palidísima piel del mayor.

A su lado, como siempre, se encontraba Tino, que se encontraba en un estado mucho peor. O tal vez era que su delicadeza física lo hacía parecer más grave de lo que era en realidad.

-Berwald, tanto sin vernos…No tanto, en realidad, pero de todas maneras. - Saludó el ruso, su sonrisa cedió unos momentos para dejar paso a un infantil gesto de curiosidad. –Pensé que estabas muerto…Bueno, en fin, lo sospechaba.- La sonrisa que tanto enfermaba a Norge volvió. -Por eso ahora he decidido degollarlos, ¿sabes? Para asegurarme de que no saldrán de la tumba.- Y señaló irrespetuosamente a Ásgeir.

Jan contuvo un sollozo para luego pasar sus brazos alrededor del cuello de Michael y abrazarlo fuertemente. Apretó el rostro contra su hombro, no quería ver más ese cadáver. Dolía infinitamente.

-Norge…- Susurró Michael contra su oído de una forma consoladora, mientras rodeaba su cintura.

Fue el mismo Michael el que lo ayudó a pararse. Miró con rabia al hombre que, cubierto de sangre, les miraba desde una distancia segura, pero espero a que Berwald y Tino llegaran a donde ellos se encontraban.

Iván no perdía la calma. Estar en desventaja numérica en realidad no significaba nada para él, contando con el estado físico de Berwald y Tino, y el emocional de Jan. Sólo le requería un poco más de esfuerzo acabar con Michael que, aunque fuerte, no llegaba a sus estándares al estar más o menos en las mismas condiciones que Berwald la primera vez que lo había encontrado.

-Me encantaría quedarme un poco más, pero me parece que no es conveniente que nos quedemos aquí, ¿saben? Ninguno de estos edificios derruidos nos protegerá.- Y, como si la naturaleza quisiese darle la razón, el cielo empezó a clarear. –Además, hay alguien importante a quien debo ver en un par de horas…Así que me despido.

Los demás no hicieron nada por alcanzarlo. Era fácil suponer quién ganaría la batalla de haberlo hecho.

Michael rompió el corazón de Jan una vez más cuando lo tomó en brazos, pidió la dirección de su hogar en ese país y avanzó, sin dejarle llevar las cenizas de Ásgeir a su natal Islandia.

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Tino despertó sobresaltado al no reconocer el lugar en el que se encontraba. Tardó unos cuantos segundos en recordar que, tras la desventura de la noche anterior, Jan los había guiado a casa.

A Jan le gustaban los lugares pequeños, le parecían más fáciles de mantener y mucho más acogedores. Ásgeir estaba completamente de acuerdo con ello (como lo había estado con toda decisión que Jan tomase), así que habían conseguido una casa de dos pisos, pero con únicamente dos habitaciones y un baño en la planta alta. En la planta baja estaba la cocina (que en realidad, para ellos, no servía de nada), la sala y un medio baño. A él, por su parte, no le molestaba. Estaba bien en casi cualquier lugar.

No le extrañó notar que Berwald ya no estaba. Era común que se levantara antes que él porque…bueno, tenía bastantes años más.

Se levantó lentamente y corrió las gruesas cortinas para ver qué tan tarde era. Parecía a penas haber anochecido.

Salió de la habitación tratando de no hacer mucho ruido, iba a buscar a Berwald hasta que escuchó ruidos en la otra habitación. Se decidió a ir a dar los buenos días.

-¡Buen…!- Comenzó alegremente, hasta que notó que el único despierto era Michael (quien, por cierto, estaba parcialmente desnudo). Jan dormía entre sus brazos con expresión agotada. Se sonrojó todo lo que su estado le permitió–Lo…lo lamento.

Michael rió antes de responder.

-No te preocupes, Finn. Tiene el sueño pesado. He estado tratando de despertarlo desde hace un par de minutos, pero parece que quiere quedarse así un rato más.- Dijo, y el dorso de su mano recorrió cariñosamente la mejilla de Norge. Miró al durmiente con adoración, y Tino se sorprendió encontrando absolutamente conmovedora la actitud del mayor. Era la primera vez que veía a Michael actuar así; cuando él había sido convertido por Berwald, Jan y Michael parecían no poder soportarse, su ruptura era inminente por aquellos días. Pero ahora parecían unidos por la desgracia.

-¿Se tranquilizó?- Preguntó suavemente, cerrando tras de sí la puerta y sentándose en un taburete junto a la ventana. Su interlocutor suspiró.

-Por puro agotamiento. A mi parecer, hubiese seguido llorando de tener fuerzas para hacerlo.

Y se quedaron en silencio.

Tino entendía la preocupación que había llevado a Michael hasta América. Él mismo la había experimentado el día en el que ese hombre ruso apareció en Suecia, amenazando su vida como una forma de retar a Berwald.

Habiendo sobrevivido por pura suerte, Berwald llamó inmediatamente a su "hermano" en Dinamarca. Las palabras del cazador no podían ser tomadas como una burla y, obviamente, si estaba buscando vampiros antiguos, Michael y Jan eran una opción segura.

Michael no se mostró preocupado por la noticia hasta que se mencionó a Jan, su adorado primogénito, y a Ásgeir, el acompañante de éste. Jan había sido el único humano capaz de cautivarlo (Por el aparente desdén que nunca antes alguien había demostrado hacía él) y el único en ser transformado después por el mismo. A su vez, Ásgeir había sido para Jan un alivio, la única persona que le hacía feliz tras la ruptura con Michael causada por la enorme diferencia de caracteres. A pesar de los años transcurridos, todos los que conocían al clan nórdico sabían que Michael daría cualquier cosa por Jan y eso incluía aceptar que había otra persona en la ecuación, tanto así que no mostraba ningún desagrado por Ásgeir.

Tenía que llegar a tiempo, porque perder a uno significaba perder parcialmente al otro.

Jan se movió levemente y sus ojos azules, carentes de brillo, se abrieron lentamente, como si se arrepintiera de haber despertado. O esa fue la impresión que Tino se lloevó al mirarlo, sin saber lo cercano que estaba a la verdad.

La mirada adormilada se posó primero en Tino.

-Buenos días, Finlandia.

-Uhm, buenos días, Noruega.- Respondió, realmente nunca se habían llevado especialmente bien, pero el uso de los apodos entre ellos era una clara muestra de confianza.

-¿Te sientes mejor, Norge?- Preguntó Michael en tono preocupado, mas no obtuvo respuesta. Se sintió como si su estómago fuese retorcido.

Jan se sentó en la cama mecánicamente, deshaciendo con delicadeza el abrazo.

-¿Dónde está Suecia?

-Ah, justo iba a buscarlo.- Murmuró Tino con tono nervioso ante el ambiente tenso de la habitación. Estaba por levantarse cuando la puerta se abrió y Berwald entró en el lugar.

-N's mov'mos 'l sur. Llamé a Arth'r.

Jan fue el primero en reaccionar ante la noticia. Por el momento, llamar a Arthur parecía la mejor opción, aunque eso significase reunir a toda la "familia". Más aún, pedir ayuda al más indeseable de los suyos, uno de los gemelos vampiro, algo que hubiese querido evitar, pero ahora parecía necesario.

Estaba dispuesto a soportar a cualquier crío egocéntrico si eso significaba vencer a quien le había quitado a Ásgeir. No estaba dispuesto a simplemente dejarlo pasar cuando su mundo entero se había colapsado por capricho de un bruto sádico ruso.

-De acuerdo.

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(1) малютка: "Pequeño" en ruso, según Google.