Los personajes pertenecientes a Crepúsculo son propiedad de Stephenie Meyer, yo sólo juego con ellos, personajes originales son míos así como la trama, el fic es sin ánimo de lucro, y el único fin es de entretener al lector.

Cap.31 PLANTANDO LA SEMILLA.

Abrió los ojos completamente… confundido.

Estaba en su cama, se había quedado dormido. Se levantó y buscó a Bella, pero era inútil, había sido un sueño. ¡Un maldito sueño tan frustrante!

Buscó esperanzado por todo el departamento pero fue inútil. Ella no estaba.

Al ver su laptop vio un mensaje, se dirigió hacia ella, aún con el regusto amargo de la decepción. Abrió la ventana y era otra clienta. La foto mostraba un rostro que reconoció de inmediato. Y estaba en línea.

—No es cierto… —no lo aceptaría, por nada.

Karenk:—Necesito de tus servicios, ya sé la cuota y no hay problema.

Casanova12:—Lo siento. No estoy disponible.

Kk:—Yo si te pagaré, no como Bella, que todo lo obtiene gratis.

Casanova12:—¿De qué rayos estas hablando?

Karenk:—Ahh, sigue con su jueguito de niña inocente. Bueno, sólo espera un poco y verás lo que digo. Ella no es lo que parece, convence a todo aquel que no la conoce. Pero ella es incluso más fácil que quitarse los zapatos. Que no la veas es otra cosa.

Casanova12:—Bella no es así.

Karenk:—Claro que sí, que finja contigo todo el tiempo no sé porqué, si en donde ella vivía la conocían la mayoría de chicos, algunos ya hastiados de ella, porque le gusta el sexo rudo, tú entiendes… y no todos quieren de esa manera.

Casanova12:—¿Pero …por qué fingir?

Karenk:—Porque de esa manera tú te sentirás mal cuando lo hagas con ella y ella le encanta sentirse la víctima, es uno de sus tantos juegos con los chicos, cuando gustes te presento a David, Armand y Luke. Algunos de sus ex amantes y ex amigos.

Casanova12:—De cualquier modo, no estoy disponible el fin de semana.

Karenk:—Espero tu llamada guapo. Ardo en deseos de sentirte dentro. Kisses.
Me alejé de mi escritorio furioso con la estúpida esa.

—Bella no era así, ella no era así, sólo son celos.—Se repitió una y otra vez como un mantra.

Los días pasaron mientras Edward no sabía nada de Bella, mucho menos de Nena. Ese sábado tenía trabajo y salió a comprar una botella de buen vino, ya se le había acabado y tenía en mente un poco de vino y queso para amenizar la reunión.

La mujer elegida, era una japonesa realmente hermosa, que pidió discreción a cambio de una fuerte suma de dinero, era innecesario porque Edward no iba por el mundo declarando con quien se acostaba, la discreción era parte de su trabajo y su mejor recomendación.

Salió en su auto y vagó por algunos establecimientos de vinos y una vez que tenía en su poder tanto el vino como el queso, dejo las cosas en su auto y decidió caminar un poco para buscar un regalo apropiado y disculparse con Bella. Rosalie había complicado demasiado todo eso y él tenía la culpa. Si hubiera dejado las cosas en claro, no hubiera pasado nada.

"Mentira" —se dijo a sí mismo.—"Rosalie es una mujer necia y terca que solo vive para ella y por ella, vacía y fría que cree que todos debemos adorarla"—miró hacia el vidrio que tenía a su izquierda y se detuvo de golpe.

Ahí, en el fondo de ese establecimiento, a punto de ser besada en la boca, estaba Bella. Él la sostenía en su brazo mientras ella esperaba lánguidamente el beso. No pensaba quedarse para terminar de verlo.

Llegó furioso a su departamento, se paseó de un lado a otro pensando, buscando alguna respuesta a eso.

"Ella no es así"—pero las palabras de Karen volvían a su mente una y otra vez, enfureciéndolo. Después de unas horas y de haberse bañado y preparado para su cita, tocaron el timbre.

Era Akiko, y se veía perturbadoramente bien. Llevaba un largo y ajustado vestido de seda negro, con abertura de la pierna a la rodilla. Y un generoso escote en la espalda. Su porte elegante y modales refinados contrastaban horriblemente con lo que pensaba. Siendo sometida por un esposo tradicionalista, ella estaba aburrida de eso, quería conocer todos los placeres que un hombre pudiera brindar.

Él la miró complacido y le permitió el paso, cerrando la puerta después de eso. Una vez dentro Edward decidió ir un poco lento. La música empezó a sonar y las luces se encendieron creando un efecto de media luz, las cortinas cerradas no permitían el paso de la luz, por lo que parecía que era de noche. La mujer miraba extasiada a Edward y sus movimientos, luego de una corta plática y de admirar el buen gusto de su anfitrión, Akiko se sorprendió cuando Edward se acercó como un depredador y la besó. Las manos suaves y cálidas de ese hombre recorrían su cuerpo con maestría, haciéndola estremecer con anticipado placer a lo que le esperaba. Siendo suave y calmado mientras Akiko empezaba a sentir urgencias que nunca pensó tener, su entrepierna se humedeció al ver a Edward lamerle un dedo de su mano que había intentado tocar sus labios.

No supo en qué momento llegaron a la cama, pero en ese instante Edward le bajaba el cierre con una mano mientras su boca causaba estragos en Akiko. Ahora el calor que había nacido en sus entrañas se volvía más fuerte y demandante, queriendo, pidiendo, anhelando algo que sería glorioso.

Ni en sus más locas fantasías Akiko imaginó que había tal placer. El complacer a su marido lo era todo. Pero no incluía los besos, ni caricias que le daba Edward, ella siempre pensó en sí misma como una especie de vasija, muy valiosa, muy delicada que únicamente servía para colocar la semilla de su esposo y darle hijos.

Un grito de sorpresa brotó de los labios de la hermosa oriental cuando sintió los dedos de Edward masajear suave y sensualmente un punto que ella jamás imaginó tener. Algo que la hizo sentir que se consumía en fuego, que la catapultó al cielo y la dejó caer suavemente en brazos de ese hombre. Lágrimas de agradecimiento rodaron por su mejillas, mientras él las limpió con su mano.

Tú eres dueña de tu cuerpo y de tus sensaciones—le dijo suavemente mientras volvía a ese punto tan placentero. Quitó su mano y ella ahogó un gemido de frustración, que fue sustituido de inmediato por otro de sorpresa.

La mano de él guió a su propia mano a su entrepierna, y la hizo que ella misma se diera placer, al principio ella no quería, sentía que era pecaminoso, pero las palabras de él la calmaron, parecia como si pudiera leer su mente y saber sus dudas y miedos. ¡Qué cerca estaba de saber cuán cierto era aquello!

Un gemido de júbilo y placer la ahogo de nuevo, esta vez un orgasmo intenso provocado por ella misma que la dejó completamente extasiada, ahora sabía que ella misma podía darse placer. Pero aún faltaba lo mejor.
Edward la besó intensamente mientras entraba en ella con deliciosa lentitud.

La noche avanzó mientras en la recamara la pasión se desataba de manera impetuosa y salvaje.

Amanecía cuando Akiko salió del edificio con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro.

En cambio Edward no estaba satisfecho, necesitaba más, mucho más para apagar ese fuego que lo estaba consumiendo. Por eso se levantó, se duchó y se fue.


Como lo dije, estoy de vuelta, espero les guste el capítulo y bueno las cosas se comienzan a complicar.

Gracias a: Mar91, Monica Morales, Troian, Caresme (te adoro), Katiuska cullen swan, y todas aquellas que leen mi historia.

Besos y nos leemos pronto.

No sé que rayos le pasa a ffnet. este capítulo lo he subido varias veces y no quiere aparecer, espero que ahora si.