¡Hola! ¿Me extrañaron? Aquí estoy yo de nuevo y con un nuevo proyecto entre manos que espero sea de su total agrado y cuente con su apoyo para seguirlo. De verdad que esta semana ha sido por demás estresante y espero animarme con sus review!! Son mi medicina!!
¿Qué les puedo decir acerca de esta historia? Que espero que les guste y sus comentarios, les aseguro que esta buena!!! Pero igual, por eso lo propongo ya que si no les gusta la idea, ¿Para qué seguirlo?
Bueno, me voy a las N/A para aclarar las dudas que quedaran luego de leer el capítulo n.n
Espero que les guste!! Disfruten la lectura y no olviden dejar reviews.
"Alquiler"
Capítulo I: Alquilada.
En el interior de una fría y blanca oficina se encuentran tres personas, dos rubios y una pelirroja. Uno de los rubios viste blanco, un suéter de hasta el cuello y encima una bata blanca indicando que era un médico, un jean azul y zapatos deportivos blancos. Tenía el cabello rubio platinado ondulado y los ojos verdes resplandecientes. Por otro lado la pareja que se sentaba tras el escritorio estaba conformada por otro rubio de mirada felina y ojos azules cual si fueran dos zafiros resplandecientes; vestido con pantalones jeans oscuros y una camisa de Ralph Lauren negra que contrastaba perfectamente con su nívea piel, a su lado y tomándolo de la mano se hallaba una delgada pelirroja con el cabello corto hasta los hombros y los ojos castaños rojizos debajo de los cuales se hallaban unas pronunciadas ojeras y rastros de haber llorado; vestía un jean y una elegante blusa blanca con tacos del mismo color.
-¿Estás seguro Michael?-Preguntó el rubio de ojos azules al de ojos verdes.
-Totalmente Yamato.-Explicó el médico resignado.
-Pero…-La pelirroja abrió la boca tratando de hablar.-Tiene que haber alguna forma.
-Lo siento Sora.-Dijo Michael observando a la mujer que parecía muy afectada.-Pero todos los tratamientos de fertilización a los cuales se han sometido han resultado rotundos fracasos.
-Pero, la última vez si estuve embarazada.-Trato de animarse ella.-No me llegaba el periodo y…
-A eso se le llama embarazo psicológico Sora, nunca hubo un bebé dentro de ti.-Explicó el joven.-Solo que tú deseo es tan fuerte que te hizo creer que si.
-Pero Michael en verdad ¿no hay ninguna posibilidad?-Pregunto el rubio acompañante de la pelirroja.-La ciencia médica ha avanzado demasiado y…
-Hermano, soy médico y sé los numerosos y milagrosos avances que ha tenido este campo pero en su caso no se puede hacer más.-Dijo el rubio empezando a desesperarse.-Hace cuatro años les dijeron que Sora no podría tener más hijos y actualmente tampoco es posible.-Observó a Yamato y a Sora que parecía ida.-Por su salud mental.-Dijo señalando a Sora con la mirada.-Les recomiendo que se resignen, a este paso solo terminarán haciéndose mucho daño.
La pelirroja lloraba en silencio, ¿De qué le sirve tener el dinero que tiene si no podía compartirlo con una familia? No servía como mujer y eso la hacía sentir impotente y frustrada e inevitablemente lo culpaba a él…
-¿Segur que no hay ningún otro tratamiento, aunque sea uno experimental?-Preguntó desesperada.
-Sora.-Dijo el galeno acercándose a su… se podría decir cuñada.-Te consta que me he pasado estos últimos tres años buscando método tras método para encontrar alguna forma de ayudarlos, pero es imposible.-Dijo el rubio.-Tus ovarios no producen óvulos y eso hace imposible una fertilización y tu útero rechaza cualquier óvulo extraño. Pero no por eso quiere decir que no puedas ser madre.
-¿Qué quieres decir?-Preguntó la joven esperanzada.
-Siempre pueden adoptar un bebé.-Iba a explicar más sobre la adopción pero la joven se levantó bruscamente de la silla y lo volvió a ver.
-¡No, no sería nuestro hijo!-Acotó la joven mujer enojada.-Sería de dos completos desconocidos.
-Pero Sora…-Trató de hablar Yamato.
-¡No Yamato, no!-Gritaba a medida que lágrimas caían por su rostro.-Michael…-Llamó la joven.
-¿Si?
-Yamato es completamente capaz de embarazar a una chica ¿Verdad?-Preguntó la joven llorosa.
-Así es pero…
-Entonces Yamato podría embarazar a una chica, tener un bebé y nosotros lo criaríamos.-Dijo ella feliz.
-¿Te refieres a…?-No lo dejó terminar la frase pues lo interrumpió la pelirroja,
-Alquilar un vientre.-Dijo sencillamente.-Actualmente eso es posible, tener una madre sustituta y alquilar su vientre en el cual previamente estaría inseminado un espermatozoide de Yamato y…
-Suficiente Sora, nos vamos.-Dijo el rubio de ojos azules que hasta ahora había estado callado.
-Pero Yamato…
-He dicho que nos vamos.-Dijo gélidamente.-Gracias por todo Michael.-Dijo saliendo de la oficina.
-Te informaré cualquier cosa, aunque casi puedo asegurarte que por favor busques a una madre sustituta para nuestro hijo.
El rubio de ojos verdes se desplomo sobre su silla movible con pesadez, al parecer a su querido medio hermano no le gusto en lo absoluto la idea de alquilar un vientre para su hijo y lo entiende después de todo él no era el del problema. Por otra parte Sora parecía bastante decidida con respecto a la idea. Deseó tanto poder sacar un cigarrillo y fumar en esos momentos.
-Doctor Michael Ishida por favor acercarse a la recepción.-Llamaron por el altoparlante.-Doctor Michael Ishida por favor acercarse a la recepción.-Repitió la molesta voz.
El rubio lanzó un juramento por lo bajo y se levantó de su cómoda silla para dirigirse hacía dónde le habían llamado.
Por donde iba encontraba susurros por parte de las enfermeras e incluso algunas pacientes acerca de que minutos atrás vieron pasar a su hermano mayor y ahora al apuesto galeno.
-¿Para que me llaman?-Preguntó el rubio sin ánimos.
-¡Oh Michael!-Escuchó como una voz femenina gritaba y se aferraba a su cuerpo fuertemente al mismo tiempo que sentía como su pecho empezaba a mojarse por lágrimas.
-¿Mimi?
El matrimonio Ishida iba en silencio acomodados el su recientemente adquirido Porshe color azul rey. El rubio contaba hasta cien por tercera vez mientras que la pelirroja miraba hacía otro lado, no habían cruzado palabra en todo el trayecto desde el hospital hasta su gran casa. Después de todo no en vano Sora era una de las mejores diseñadoras del país y Yamato un excelente empresario que se encarga del negocio familiar ya que su hermano Takeru y su medio hermano Michael decidieron que su vocación era la medicina.
El rubio aparco el coche dentro del elegante garaje y cerró de un portazo sin siquiera volver a ver a su mujer.
-¡Yamato!-Llamó Sora saliendo del vehículo-¡Por favor Yamato, no seas irracional!
-¿Irracional yo?-Pregunto incrédulo.-Si claro.-Respondió con sarcasmo.
-Sabes perfectamente las ganas que tengo de ser madre.-Le reclamó ella volviendo a quebrársele la voz y por ende a llorar.
-Si Sora, lo sé a la perfección.-Dijo el rubio volviendo a ver a su esposa.-Por eso no me opongo a la adopción…
-La adopción no.-Dijo Sora encaprichada.-Pero si alquilamos un vientre…
-Quieres que mi hijo crezca en el vientre de una desconocida.-Le reclamó él.-Quien sabe de dónde salió, además que no será tú hijo.
-Pero será tuyo y con eso me basta.-Dijo Sora conciliadora.-Con que sea hijo tuyo yo lo cuidaré y seré la madre perfecta que siempre he sentido que quiero ser.
-Sora, cariño.-Dijo Yamato acercándose a su esposa para abrazarla.-Si adoptamos un bebé le haremos un favor tanto al niño como a nosotros mismos, le daremos el amor que le hace falta.
-Pero Yamato, tarde o temprano te cansarás y llegarás a pensar ¿Por qué hago todo esto si no es mi hijo? Ya que tú si puedes tener descendencia.-Dijo Sora aferrándose al pecho de su marido.-Por eso, no me importará que sea hijo de una extraña, pero será tuyo también y yo lo querré como mío.
-Sora…
-Por favor Yamato, sabes perfectamente porque estamos pasando por esto ahora mismo.-Dijo la joven a punto de jugar la última carta que le quedaba.-Sabes que no es mí culpa lo que pasó.-Acotó jugando su carta más vil, pero no le importaba si con eso conseguía lo que quería.
-Sora yo…-Dijo el rubio con la mirada opacada por las palabras de su esposa, sabiendo a la perfección a que se refería.
-Por favor Yamato.-Pidió con un hilo de voz para dar más pena, después de todo la culpa es algo que nunca falla.
-De acuerdo.-Suspiró resignado el rubio de ojos azules.-Alquilaremos.
No recibió contestación de su parte, al menos no en palabras. Simplemente sintió como la pelirroja se aferraba a su cuello y lo besaba con pasión, el correspondió quedamente. Después de todo, las palabras de Sora siempre le habían afectado…
Cierto rubio previamente mencionado se hallaba nuevamente en su oficina pero esta vez acompañado de una bella joven de contextura delgada, busto promedio, cintura estrecha y piernas torneadas que se dejaban ver graciosamente por debajo de su pequeña falda. Su rostro era angelical con su ondulado y largo cabello cayendo graciosamente a sus costados, su tez pálida y sus ojos alguna vez de color caramelo brillante ahora se encuentran opacos y libre de brillo alguno, sus mejillas ruborizadas por el llanto que aún emanaba de sus ojos.
-¿Qué sucede pequeña?-Preguntó Michael apacible extendiéndole un té de hierbas para calmar los nervios con los que la joven andaba.-Ten, bebe.
-Gracias.-Dijo la joven casi en un susurro tomando el líquido caliente.
-Ahora dime Mimi Tachikawa ¿Qué pasó para que te hayas puesto así?-Pregunto el rubio.
La agraciada joven que respondía al nombre de Mimi Tachikawa regresó a ver al rubio a medida que sus ojos castaños volvían a emanar lágrimas.
-Hikari…-Fue lo único que susurro la joven.
Al rubio no le hicieron falta explicaciones más detalladas del asunto, por la tranquilidad de Mimi deducía que no era que su hermana menor había empeorado, sino era eso de seguro eran problemas económicos.
-¿Qué ocurre con Hikari?-Preguntó a pesar de imaginarse la respuesta.
-El hospital me ha dado un ultimátum.-Dijo con la cabeza gacha.-Si no consigo aunque sea la mitad del dinero que se debe para dentro de tres días no tendrán más opción que enviarla a casa.-Dijo con un hilo de voz apenas audible.-Pero si la mandan a casa mi hermanita se muere Michael ¡¿Qué haré?!
-¿Cuánto necesitas?-Preguntó Michael sacando de su cajón de escritorio su chequera.
-No aceptaré tú dinero Michael, no de nuevo.-Dijo Mimi.
-Mimi, solo será un pequeño préstamo.-Dijo el rubio firmando el cheque.-Sabemos que sea como sea siempre me pagas.
-Años después.-Completó la joven.
-El caso es que siempre me lo pagas.-Dijo el rubio viéndola con una sonrisa en el rostro, sonrisa que la castaña no devolvió.-Mimi somos amigos desde hace más de diez años, sabes que no me molestaría.
-Pero a mí si me da mucha pena contigo Michael.-Dijo la castaña.-Además no vine a pedirte dinero.
-¿Entonces?
-Quiero que me ayudes a conseguir una prorroga del pago, que me den un par de semanas más.-Dijo la castaña.
-De acuerdo, eso es fácil para mí.-Dijo el rubio alzando los hombros.-Pero déjame preguntarte ¿Cómo conseguirás el dinero en dos semanas?-Dijo intrigante.-Que yo sepa tú trabajo como cajera de supermercado no te alcanzará.
Observo como la castaña se ruborizaba y ladeaba la cabeza para no verle a la cara.
-Creo que eso es solucionable.-Dijo la joven notoriamente apenada por la idea que se lo cruzó por la mente.
-¡Ni se te ocurra Mimi!-La detuvo el joven molesto.-Tienes veinte años, no permitiré que te prostituyas.-Acotó adivinando la clase de trabajo en la que pensaba meterse la joven.
-¡¿Entonces que quieres que haga?!-Preguntó la joven también exasperada-¡No puedo quedarme a ver como mi hermanita se muere!
-¡Mimi ella ni siquiera es…!
-¡Cállate, es mí hermanita y es lo único que me queda!-Dijo la joven con lágrimas surcando nuevamente su pálido rostro.
Michael observó la furia de la castaña ante la mínima mención acerca de su parentesco con Hikari. Respiró profundamente, había perdido los estribos pero tal solo la idea de que la mujer que ama se entregue a otros por dinero y necesidad le hizo perder el control.
-Entonces deja que te preste el dinero.-Dijo más tranquilo el rubio.
-No…-Dijo la joven en iguales condiciones.
Se quedaron callados por largo rato, sin saber que decir o como actuar hasta que el móvil del rubio sonó llamando su atención.
-Michael.-Habló a la persona que se hallaba detrás de la línea-¿Si?, ¿En serio?-Preguntó incrédulo.-De acuerdo, cuenta conmigo, adiós.-Y cerró su teléfono.
El silencio reinaba nuevamente, ahora tenía que encontrar a una chica dispuesta a vender a su hijo. Primero dispuesta a embarazarse de su hermano, tener a su hijo y luego entregarlo, pero ¿Quién…?
Observó a la castaña que estaba sentada frente a él, por su postura podría jurar que no cambiaría su modo de pensar y seguiría rechazando su oferta de préstamo. El alquiler de un vientre cuesta millones, dinero que estaba seguro su cuñada no estaría dispuesta a escatimar si se trataba del ansiado hijo que desean. Con ello podría matar a dos pájaros de un solo tiro, Mimi obtendría el dinero que necesita a cambio de trabajo bien ganado y su hermano y su mujer tendrían a su ansiado hijo.
Por otra parte conoce muy bien a Mimi y sabe que a la larga se terminara encariñando con el bebé y sufrirá muchísimo. Pero no quiere que de la desesperación salga a prostituirse. Dios…
-Creo que tengo una idea al respecto de qué puedes hacer.-Dijo el rubio colocando los codos sobre su escritorio.
-¿En serio?-Dijo la joven esperanzada con un ápice de brillo en sus ojos.
-Si, ya que estuviste dispuesta a considerar la posibilidad tan poco ortodoxa como la prostitución.-Dijo con la carne de gallina de solo recordarlo-¿Qué te parece si eres madre sustituta?
Mimi parecía confundida y a simples palabras sonaba algo muy fácil, algo así como una niñera y a ella le encantaban los niños.
-¡Genial!-Dijo eufórica-¿A cuántos niños tendré que cuidar?-Dijo la joven ocasionando la risa del rubio-¿Qué?
-Eres tan inocente Mimi.-Dijo el joven.-Te explico, una madre sustituta quiere decir que alquilarás tú vientre para que por medio de inseminación artificial quedes embarazada y cuando nazca el niño lo entregarás a la pareja que lo compró.
La castaña se quedo perpleja ante la explicación que le brindo su mejor amigo, prácticamente lo que le estaba proponiendo era…
-¿Vender a mi hijo?-Dijo la joven aterrada.
-Técnicamente también sería hijo del "esposo" de la pareja a la cual prestarías tus servicios.-Aclaró el joven de ojos verdes.
Aún así la idea no la convencía del todo, embarazarse, tener un bebé que iba a ser suyo para luego entregarlo le sonaba tan repudiable…
-Te explico, mi medio hermano y su esposa no pueden tener hijos debido a una infertilidad por parte de mi cuñada. Llevan años tratando de concebir y es en vano, al parecer ambos se han resignado.-Explico el joven.
-¿Y por qué no adoptan?-Preguntó la castaña intrigada.
-Al parecer ella esta reacia a esa idea, dice que mientras el hijo sea de Yamato ella lo querrá como suyo.-Terminó de contar lo importante de la historia de su hermano que Mimi podía saber, pero aún así notaba dudas en la castaña.-Te aseguro que son buenas personas sin contar que el dinero que recibirás servirá para pagar lo que debes e incluso tal vez hacer revisar a Hikari por un médico especialista, sin las limitaciones de un hospital.
La castaña estaba anonadada, la idea simplemente le parecía descabellada. Ella no vendería un hijo suyo ni por todo el dinero del mundo. La imagen de su pequeña hermana con un respirador artificial y conectada a varios aparatos cruzó por su mente. Era más que seguro que si la corrían del hospital Hikari no duraría mucho tiempo en casa. No sabe si será capaz de decir adiós a su hijo ni bien lo tenga pero tampoco sabe si soportara la perdida de su único familiar vivo, ya que aunque Hikari no sea su hermana biológica la quería como tal y por otro lado, su bebé crecería en una familia bien acaudalada, no le faltaría nada ni material ni cariño ya que viviría con su padre y con… una madrastra que para el pequeño o pequeña será su mamá puesto que de ella no sabrá ni el nombre.
-Mimi, si tienes que pensarlo lo entiendo.-Dijo el rubio conciliador.-No te sientas presionada, es una decisión delicada y tienes que pensarlo muy bien antes de aceptar cualquier cosa.
-Gracias Michael.-Dijo la joven con una tierna sonrisa que ruborizo al joven.-Eres el mejor amigo que alguien podría tener.-Terminó poniéndose de pié y dirigiéndose hacía la salida.-Te avisaré cualquier cosa, por lo pronto me voy a cuidar a Hikari.
-Si, yo haré la llamada ahora mismo.-Dijo Michael poniéndose de pié y encaminándose a abrir la puerta a la joven.-Me avisas cualquier cosa.
-Si.-Dijo Mimi abrazando al rubio.-Te quiero Michael.
-¿Me… quieres?-Preguntó el rubio nervioso.
-Por supuesto, eres como un hermano para mí y mi mejor amigo.-Comentó saliendo de la oficina.
Michael se quedo viéndola marcharse, lo quiere como a un hermano. Siempre había sido así… Conoció a Mimi cuando ella tenía diez años y él catorce, una niña que cuidaba mucho a su hermanita menor y siempre estaba en el hospital acompañada de su madre. Por esos tiempos él ya se interesaba en la medicina y como su madre solía ser doctora se la pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital acompañándola y aprendiendo. Desde esos días de infancia que conoció a la pequeña castaña que se había perdido en el inmenso hospital se volvieron mejores amigos, poco después ella se convirtió en una guapa adolescente haciendo nacer en él un sentimiento nuevo, ya no solo era el cariño que se tenía sino también la atracción que sentía por ella logrando así enamorarse perdidamente de la pequeña castaña.
Aunque para ella siempre ha sido su mejor amigo y su hermano y no lo veía como algo más, a pesar de eso no podía perder las esperanzas y resignarse en perderla.
Dos rubios demasiado parecidos se hallaban en un lujoso café platicando. Uno de ellos vestía una camisa verde de Armani sobre la cual caía una bata blanca de médico y unos jeans oscuros. La persona que estaba al frente de él vestía un terno negro que a simple vista una persona podría asegurar que era un Dior y su portador un autentico empresario.
-Así que… ¿Al final accediste?-Preguntó el rubio que vestía de médico con un tono un tanto cansado en la voz y alzando su vista para ver con sus orbes azules a su hermano.
-¿Qué otra cosa podría haber hecho?-Preguntó de vuelta el rubio mirando con sus ojos de color idéntico al de su hermano-¿Tú qué habrías hecho en mí lugar?
-Mandarla al demonio.-Dijo con una sonrisa burlona el otro rubio.
-Takeru…-Dijo Yamato algo molesto por el comentario de su hermanito menor, el joven médico, el mejor cardiólogo de todo el país. El joven Takeru Takaishi, su único hermano de padre y madre a pesar de llevar apellidos diferentes.-No es tan fácil y lo sabes.
-Apuesto lo que quieras a que volvió a convencerte con lo de aquel incidente de hace ya cuatro años.-Observó como su hermano bajaba la cabeza y evitaba responder cualquier clase de pregunta.-Arpía.
-Takeru, es mi esposa.-Le recordó Yamato.
-¿Y?-Dijo el joven dándole una calada a su cigarrillo.
-Olvídalo.-Acotó el rubio resignado, Takeru jamás iba a aceptar a Sora.
-Aunque debo de admitir que la idea de ser tío me agrada bastante.-Dijo el rubio menor sonriéndole a su hermano con burla.
-Tú también deberías pensar en sentar cabeza, recuerda que solo eres dos años menor a mí.-Dijo Yamato mientras bebía su café.
-Tengo veintitrés primaveras, soy muy joven todavía.-Dijo el rubio con pereza.-Además debido a mi trabajo no puedo simplemente casarme así nada más, tiene que ser con alguien especial.
-¿Catalina no lo es?-Preguntó el rubio mayor con burla y comenzó a reírse ante la expresión de su hermano.
-Muy gracioso.-Dijo el menor con sarcasmo.
-Oye tú no soportas a mi esposa, yo no soporto a tú novia.-Atacó el mayor de los hermanos.
-Por lo menos mí novia es de buen mirar.-Contraatacó el menor.
Ambos se vieron desafiantes, sus ojos azules chocaban y diez segundos después ya estaban riendo animadamente el uno del otro, siempre era así. A pesar de que sus padres los separaron luego del divorcio siempre se habían llevado demasiado bien, siempre se apoyaban el uno en el otro.
-Necesitaba reírme un poco y olvidar las cosas, gracias Takeru.-Dijo Yamato aún riendo un poco.
-No es nada hermano, cuando quieras.-Dijo el joven hermano menor.-Sinceramente yo también necesitaba despejarme.-Observo su Rolex cerciorándose de la hora.-Aún me queda media hora antes de volver a mi turno.-Dijo moviendo el cuello con el afán de relajarlo.
Debido a que el café era pequeño así como exclusivo, era fácil notar cuando alguien llegaba, aunque los rubios ignoraban a todos esta vez fue inevitable ya que la persona que entró los llamo a ellos.
-¡Takeru lindo!-Chillo una voz melosa y chillona produciendo un escalofrío en la columna a ambos rubios que con temor voltearon a ver de donde venía la voz.
Y efectivamente ahí estaba ella… Catalina D' Nue, la novia de Takeru a unos metros de distancia de la pareja de hermanos. Vistiendo unos diminutos shorts jeans con una pegada blusa de tiras en color morado con unos tacos altos del mismo color que la blusa dejando apreciar su bien moldeado cuerpo, el short resaltaba sus glúteos y la blusa su busto. Su cabello rubio lacio caía hasta sus hombros, su níveo rostro maquillado llamativamente y sus ojos amatistas que miraban a los rubios fijamente y su boca pintada de carmín que les sonreía.
-Me voy.-Dijo Yamato apresurando a levantarse.
-Por favor no me dejes solo.-Apenas mascullaba el rubio menor con súplica a su hermanito mientras forzaba una sonrisa para su novia que se acercaba rápidamente.
-¡Pero si Yamato lindo también estaba aquí!-Exclamo melosamente la joven echando sus brazos alrededor del cuello de su novio.
-Hola Catalina.-Saludo Yamato nervioso.
-Hola mi amor.-Dijo besando los labios de Takeru e ignorando el saludo del hermano mayor del chico.
-Hola… Catalina.-Saludo el rubio una vez que pudo librarse de sus labios-¿Qué te trae por aquí linda?-Preguntó nerviosamente.
-Vine con mis amigas.-Respondió con voz infantil y empalagosa.
-Ya veo.-Dijo el rubio poniéndose de pie.-Bueno linda no te entretengo más, ve y diviértete con tus amigas.-La animó.
-Prefiero quedarme contigo.-Dijo abrazándolo con más fuerza.
-Pero yo ya me tengo que ir a la clínica.-Se excuso el rubio menor con su novia.-Y Yamato me llevará.-Dijo lo suficientemente alto para que su hermano que se estaba dando a la fuga lo escuchase-¿Verdad Yamato?
-Esto, si.-Dijo el mayor nervioso.-Vamos Takeru que se me hace tarde.
-Si, voy.-Dijo el joven retirando a su novia de encima.-Adiós bombón.-Dijo besando fugazmente sus labios.
-Adiós mi vida.-Dijo la joven luego de transformar ese beso fugaz en uno pasional.-Nos vemos a la noche.-Le dijo pícaramente.
-Si.-Dijo Takeru sonriéndole de lado de manera seductora y alcanzando a Yamato mientras sacaba sus lentes y se disponía a regresar a su trabajo.
-¿No que te quedaba media hora?-Preguntó el hermano mayor con burla.
-Cállate y vámonos.-Espetó el menor ante las burlas de su hermano mayor.-Tengo que volver a la clínica por si alguna emergencia se presenta.
Después de todo ser el, joven genio mejor cardiólogo del país tenía sus presiones.
-¿Cómo está?-Pregunto una joven castaña en una habitación de hospital mientras observaba como un castaño de cabello puntiagudo revisaba a una durmiente castaña que yacía en la cama.
-Hoy no ha tenido dolores.-Fue la respuesta del joven médico.-Estuvo preguntando por ti cuando estuvo despierta y no sabía que decirle, así que le dije que fuiste a dormir un poco y que después volvías.-Dijo esbozando una pequeña sonrisa.-Pareció contentarse con eso.-Dijo el castaño sonriente.
Pero no era una respuesta satisfactoria o alentadora para ella.
-Gracias Daisuke.-Dijo sinceramente la castaña.-Conseguí una prorroga para el pago.
-Me alegro.-Dijo el joven enfermero volviendo a ver a la castaña con preocupación-¿Dónde conseguirás el dinero?
-Aún no lo sé.-Dijo Mimi con pesadez e inevitablemente las palabras de Michael calaron su memoria, si Hikari seguía ahí lo más probable era que sobreviva apenas y ella quería verla bien además que no tenía el dinero para pagar las cuentas del hospital.-Daisuke…
-¿Si?-Preguntó el castaño aludido.
-¿Crees que si Hikari es tratada por un especialista se salvará?-Preguntó dudosa.
-Por supuesto.-Dijo el castaño.-Pero para eso tendría que verla un especialista muy capaz, el doctor Genai ya no es de gran ayuda.
-Y… ¿Cuánto crees tú que resista en ese estado?-Preguntó con su cabello cubriéndole los ojos.
-Mimi, soy enfermero nada más…
-¡¿Cuánto?!-Exigió saber la castaña.
-Si mis cálculos no fallan, seis meses como máximo.-Dijo volteándose para no ver el rostro que ponía la joven.
Mimi abrió los ojos desmesuradamente ¿Seis meses…? Eso era demasiado pronto, perdería a su hermanita en medio año si las cosas no se complican y si no consigue el dinero para mantenerla en el hospital, de seguro que esos meses se reducen a semanas, cortas semanas…
Sintió como las cálidas lágrimas caían de sus ojos, se acerco a Hikari y besó su frente con ternura antes de salir de la habitación dejando sola a su hermanita y a Daisuke, el mismo que la observó marcharse extrañado y limpió dos lágrimas que habían caído en la frente de Hikari.
La joven de larga cabellera castaña estaba llorando y con su dedo que temblaba indeciso en marcar o no al nombre que señalaba la pantalla hasta que al final, lo hizo.
-Michael, soy Mimi.-Dijo tratando de contener las lágrimas.-Ya lo he pensado y…-Más y más lágrimas caían de su rostro.-Acepto.
Nuevamente la pareja de esposos Ishida se hallaban en la oficina del rubio de ojos verdes. Se veía a Yamato vestido de traje para el trabajo demasiado relajado exteriormente más aún por dentro estaba muerto de la incertidumbre mientras que por otra parte Sora no se molestaba en ocultar sus ansias y nerviosismo jugando con sus dedos y mordiéndose el labio inferior, recordando que cuando Michael la llamó para decirle que aparentemente habían encontrado una candidata ella le había dicho que sin importar nada le dijera que estaba alquilada, ahora está nerviosa por ello y trataba de buscar apoyo en su esposo pero solo lo encontraba observando un punto no definido en la pared.
La puerta del despacho se abrió y ambos regresaron a ver a Michael que estaba en el umbral de la misma.
-Tengo conmigo a la que vendría a ser la madre sustituta de su futuro hijo.-Dijo Michael pasando dentro de la oficina.-Pasa por favor…
La pareja de casados se quedo esperando impacientes que la extraña entrara por la puerta y cuando lo hizo ambos tuvieron reacciones diferentes, Sora se emocionó tanto que lágrimas caían por su rostro mientras que Yamato…
Estaba idiotizado ante la perfecta belleza que tenía frente a él. Una hermosa joven de no más de veinte años que vestía una sencilla blusa rosada con una pequeña falda blanca de tablones y unas sandalias igual de blancas, su cabello largo, sedoso y de un brillante color castaño caía en delicadas ondas que llegaban hasta mas abajo de su cintura, iba con la cabeza gacha impidiendo ver su rostro.
-Sora, Yamato les presento a Mimi Tachikawa…
La joven alzo el rostro para observar a la pareja y esa fue la perdición de Yamato no pudo evitar quedarse prendado de aquellos tristes ojos de color caramelo, un rostro de finas facciones, pequeño y delicado. Grandes y expresivos ojos, nariz pequeña al igual que la boca, se detuvo de más de unos segundos en esa parte. Se fijo en su cuerpo con medidas perfectas pensando repentinamente que tal vez esto del alquiler ya no era tan buena idea…
Mimi observaba a la pareja, estudiándolos. Después de todo les dejará a su hijo a su cuidado y tenía que cerciorarse de que eran buenas personas. Observo a la mujer, una bonita pelirroja de tez morena con ojos castaños rojizos que la miraba con lágrimas cayendo de ellos y le sonreía tiernamente. Observó al esposo y su reacción de sorpresa fue inmediata, frente a ella estaba alguien a quien solo se le ocurriría compararlo con un Dios Griego, de pose impotente con esos calculadores y felinos ojos azul zafiro que la miraban igual de sorprendidos, su cabello rubio tenuemente largo y de piel clara también. Vestía notablemente elegante e irresistiblemente atractivo, se regaño por pensar esas cosas y aparto la mirada rápidamente.
Porque a pesar de que ambos sintieron algo extraño al verse por primera vez, algo que no podían explicar. Automáticamente llegaron a la conclusión de que eso era una mala idea…
-Creo que debemos aclarar los puntos.-Dijo Michael rompiendo el silencio y notando la mirada de Mimi y la de Yamato.-Los términos del alquiler…
Esas palabras hicieron que la castaña volviera a pisar tierra recordándole que ella…
Estaba alquilada…
¿Continuará…?
Notas de la Autora:
¡Hola de nuevo! ¿Qué les ha parecido el capítulo? Espero que les haya gustado y que merezca vuestros comentarios. Como saben estoy en clases aún así prometo hacer lo imposible para poder actualizar… y si veo que no se puede pues… no se preocupen lo avisaré con antelación. Además dejo este primer capítulo como muestra de que no desapareceré de la faz de la tierra, VOLVERÉ a terminar este fic y empezar con los siguientes.
Cositas que aclararé, habrá lemmon en su momento, pero habrá. Las parejas serán Mimato, Takari y Taiora aunque de momento no haya ninguna. La historia de Hikari se irá sabiendo poco a poco al igual de la relación de Michael con sus medio hermanos.
Creo que eso es todo lo que tenía que aclarar. Espero de verdad, ansiosísima