Al fin puedo poner la continuación de esta historia U.U Les juro que me costó un montón hacerla. Tal vez, cuando la lean diran: Tanto melodrama para esto? xD Pues sí, es que no sé que hacer con esta historia, obviamente no voy a dejarla, pero ando en crisis, pieso que no es una de mis mejores historias y eso no me alienta mucho a pensar en algo. Pero sentía que les debía una continuación ya que me staba tardado demasiado, nunca me había pasado con este fic. Casi siempre era el que más rápido actualizaba. Espero que cuendo lo lean queden conformes y... no me maten xD


..::Volver a Creer::..

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Capítulo 8

Te conozco

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Sakura estaba con el teléfono celular pegado al oído, cansada de oír a la contestadota volvió a cortar. Suspiró exasperada, no sabía qué hacer, por Dios, Sai no le contestaba el teléfono y ella seguía sin saber dónde demonios estaba su hija.

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El ruido de las llaves le hizo reaccionar inmediatamente, volteó en dirección a la puerta tan rápido que estaba segura que más tarde tendría un severo dolor de cuello.

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Lo primero que divisó fue la enorme silueta de su esposo, pero… no se lo veía bien. Entrecerró los ojos, para obtener una mejor vista y… los abrió como platos.

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-"S-sai… ¿q-…? ¡¿Qué te pasó?"-gritó exaltada cuando lo vio entrar medio encorvado y apretándose fuertemente el estómago, lo oía quejarse fuertemente, y cuando observó detenidamente en su rostro había varios moretones.

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-"S-sa-kura…"-le susurro, aunque más bien se escuchó como un quejido. Ella, olvidándose por completo el miedo que le tenía corrió a auxiliarlo.

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-"¡Sai! Por el amor de Dios… ¡Reacciona!"-le dijo cuando él se desplomó a sus pies, inmediatamente se agachó y colocó la cabeza de éste en sus piernas.-"¿Qué te ha sucedido?"-sabía que en el estado que estaba quizás no era muy conveniente que se lo preguntara, porque aunque estaba preocupada por él, también seguía preocupada por Akene, y la niña no estaba con Sai.

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Lo tomó por debajo de los hombros y con algo de ayuda por parte del moreno, logró que se recostara en el sofá.

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-"Espérame un segundo."-le dijo mientras salió disparada escaleras arriba a buscar un maletín de primeros auxilios.

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Cuando Sakura estuvo fuera de su vista, sonrió. Todo estaba saliendo tal cual como lo había planeado.

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Luego de que logró deshacerse de la mocosa, le ordenó a uno de sus matones que le diera una paliza. Sí, así es. Muchos lo tomarían como un completo lunático, pero en realidad era perfecto para su plan.

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Fingiría que estaba volviendo a la casa con la niña cuando de repente, unos enmascarados lo tomaron por sorpresa cruzándose en medio de la calle y cada uno de ellos armados. Hicieron que frenara de golpe y luego se acercaron hasta el auto. Abrieron la puerta del piloto y lo sacaron de prepo aún contra todas sus objeciones. Como se había resistido, le habían dado una paliza y luego se llevaron al vehículo, con Akene dentro. Caminó como pudo hasta llegar a la casa y luego se desplomó en el piso hasta llegar a este preciso momento.

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Sí, era brillante.

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Su sonrisa se borró cuando Sakura finalmente bajaba de las escaleras a toda prisa hasta llegar donde estaba acostado, tomó una banqueta que había por ahí cerca y se sentó frente a él. Sakura estaba muy metida en lo que hacía, antes de casarse, ella estudiaba medicina, pero él no compartía la idea de que trabajara, además de que tenía una hija en camino, por lo que abandonó sus estudios, y aún cuando la niña ya había crecido, él no le permitió que retomara su carrera. ¿Para qué hacerlo si con que él trabaja alcanzaba? Le parecía ridículo, y aunque eso llevó a muchas discusiones, finalmente la convenció.

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Sakura curaba sus heridas con suma delicadeza. No le importaba si estaba haciendo lo correcto curando a una persona que probablemente había arruinado la vida de su hija y por consecuente, la de ella. Eso no importaba, tenía un deber mayor: Curar a todos aquellos que la necesitaran, no podía fijarse si eran buenos o malos, tal vez luego se arrepintiera, pero ahora, solo podía concentrarse en lo que hacía. Curar a su esposo.

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Sai en esa mirada podía verlo todo, ella siempre fue como un libro abierto, desde que la conoció supo interpretar lo que cada una de sus miradas significaban. Ahora, todo lo que a ella se le había pasado por la cabeza, él lo había visto. La notó debatirse entre sí curarlo no, le dolió que ella ya no confiara ciegamente en él, pero se lo merecía, había tenido un pequeño desliz cuando casi la toma por la fuerza en su habitación. Pero… no había podido contenerse. Ese hijo de puta de Sasuke solo lograba hacerlo enfadar. No servía para nada, era un vil asesino y además, quería robarle a su Sakura.

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Lo que Sai no sabía, era que Sasuke, odiaba profundamente a Sakura.

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Se lo contó, ella en un principio lo miró incrédula, porque en primer lugar, le costaba un mundo hablar fluidamente, y segundo, por la mentira que le estaba relatando. Pero ella obviamente, no lo sabía.

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Lo miró con lágrimas en los ojos, totalmente conmovida por su relato y desesperada porque su hija haya sido secuestrada por unos vándalos. La oyó gritar y chillar durante largo rato, no había nada que pudiera consolarla.

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Sakura sentía que se le acababa el aire, se habían llevado a su razón de vivir, una vez más.

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Pero ahora era diferente, era a su hija a quien se habían llevado, y no pudo hacer nada para evitarlo. Nunca podía hacer nada para evitarlo. Estaba cansada de que le arrebataran todo aquello que ella más quería y no pudiera hacer nada. No… ahora haría algo. No importaba cómo, la encontraría. Tenía que hacerlo.

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Con una convicción que sorprendió a Sai, ella se levantó, se secó las lágrimas y lo miró.

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-"Debemos encontrar a Akene."-


-"Santo cielo bendito."-susurró una de las mujeres de servicio del edificio cuando lo vio entrar. Suspiró, embobada por la belleza de ese hombre, quien no había ni movido una pestaña.

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-"¿E-ese no es…?"-intentó decir otra de las encangadas del edificio, totalmente sorprendida.

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-"Sí, es él."-le cercioró la primera.-"El hombre que aparece en las noticias, Sasuke Uchiha."-le informó sin apartar la mirada del joven que se acercaba hacia ellas con paso apresurado pero elegante. Hasta ese momento, no lo habían visto de cerca, estaba completamente empapado. La remera se le adhería a su perfecto cuerpo y marcaban sus fuertes músculos. Tenía una figura digna de un Dios, todo en él imponía a que te rindieras a obedecer sus deseos, y ellas los obedecerían sin ningún problema. El solo hecho de verlo les despertaba sus instintos más primitivos, y cada una ahogó un gemido cuando habló con voz grave y sensual.

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-"¿Hay alguien aquí que pueda atenderla?"-dijo severamente.

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-"¿Q-qué…?"-apenas logró hablar con claridad, su compañera aún seguía mirando al moreno como si fuera un pedazo de carne, pero solo miraba su cuerpo, ya que no podía mirarlo a los ojos. No habían notado que Sasuke cargaba con una niña en sus brazos. Se alarmó un poco y le dijo.-"S-sí, sígame."-pudo decir, la otra la miró ceñuda cuando ella se fue por un pasillo seguida del ojinegro.

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-"Tks."-dijo por lo bajo la chica, ella quería guiar al morocho hasta donde él pedía.

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Sasuke bufó exasperado, esas dos mujeres eran totalmente incompetentes, ninguna de ellas podía hablarle con claridad ni lo miraban directamente a los ojos, y si lo hacían bajaban la mirada avergonzadas. Les parecían patéticas. Ninguna parecía notar su irritación ni mucho menos la urgencia con la que quería que la niña fuera atendida.

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La mujer que caminaba delante de él con paso lento y de vez en cuando lo miraba de reojo, se paró frente a una puerta de la cual colgaba una pequeña placa que decía: "Dra. Tsunade, Directora General. "

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Ella tocó dos veces la puerta, pero no muy fuerte, de hecho lo hacía con miedo, cosa que comprendía perfectamente.

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-"¡¿Quién carajo es a esta maldita hora?"-gritó histérica una rubia voluptuosa que abría la puerta de su despacho con una fuerza sobre humana y casi más la rompía. Tenía las mejillas levemente sonrojadas y no podía mantenerse muy bien de pie. Era un claro signo de que había estado tomando.

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-"Vaya, que suerte la mía.-"sonrió por sus adentros el morocho. Su mirada se endureció.

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La rubia aún no había notado su presencia, observaba a la pobre empleada como si quisiera cortarle la cabeza, pero estaba arto de esperar, quería que atendieran a Akene en ese preciso momento y no tenía ganas de seguir esperando. Así que se movió hasta quedar a un lado de la muchacha.

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Tsunade, aún muy cabreada, volteó el rostro para ver quién era el impertinente que se había metido. Casi le agarra un paro cardíaco cuando sus sorprendidos ojos miel chocaban con los serenos e impasibles pozos negros de Sasuke.

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-"No puede ser…"-le oyó susurrar. Se quedaron unos minutos mirándose fijamente. Ella lo escaneaba con la mirada, como queriendo verificar que lo que tenía delante de ella no era uno de los tantos efectos del alcohol. La muchacha, sintiéndose completamente fuera de lugar, antes de marcharse le dirigió una discreta mirada al ojinegro, y luego despareció por el pasillo con paso apresurado.

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-"¿S-sasuke? ¿Realmente eres tú? No puede ser, debo estar muy borracha." –se regañó a sí misma, y mientras lo hacía, Sasuke entró sin el consentimiento de la rubia al despacho. Ella por un momento lo miró con el ceño fruncido, pero no había notado que él llevaba a una niña en brazos. La observó detenidamente, le costaba verla en primer lugar debido al alcohol y segundo, ella estaba acurrucada contra el pecho de Sasuke, solo podía verse su larga cabellera negra caer como castada en el aire. Reaccionó cuando la pequeña estornudó y comenzó a temblar. Sasuke afianzó aún más el agarre.

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-"¿Y…? ¿Piensa curarla o no?"-dijo exasperado, no soportaba estar en la presencia de esa mujer. Porque esa mujer le recordaba a ella. Y Tsunade, era una de las tantas personas que lo abandonó.

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La ojimiel lo miró sorprendida, y muy a su pesar, con algo de culpa. Sabía que desde un principio no lo trató como era debido, y cuando se lo llevaron preso no pudo evitar sentir algo de satisfacción porque desapareciera de la vida de todos, especialmente de la vida de Sakura. Ahora, supo que desde siempre lo había juzgado mal. Ese no era él Sasuke que conoció, bueno, siempre había sido algo reservado y arisco, pero ahora, frente a él se había alzado un muro el cual no se podía atravesar. Le era imposible ver algo más que odio y rencor en sus ojos. Así es como él la miraba en ese momento, y ella, siendo la gran mujer que era. Sentía miedo.

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Evitando volver a mirarlo a los ojos, dirigió la vista a la niña.

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-"Ponla allí."-señaló con el dedo el sofá de cuero negro. Sasuke la colocó con suma delicadeza donde ella le indicó, sin importarle que la rubia lo mirara incrédula.

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Era… extraño, Sasuke jamás fue… así. Tan… tierno, solo recordaba que la única persona a la cual miraba con tanto amor y trataba con esa delicadeza… era a su hija.

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-"Déjame ver."-se acercó hasta el sofá y se inclinó para tener una mejor vista. La muchacha tenía la ropa mojada, pero llevaba puesto un gran abrigo de cuero. Seguramente de Sasuke. Le corrió con los dedos su cabello y cuando le vio el rostro se quedó sin aire.

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-"¿A-akene?"-dijo muy bajito, casi tanto que a Sasuke le costó mucho entender lo que había dicho. Cuando logró asimilar lo que había ella dijo, a pasar de que se sorprendió, no lo demostró. Guardó silencio mientras la rubia atendía taciturnamente a Akene, y cuando ella sacó de unos estantes unos medicamentos, consideró que ya era momento de hablar.

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-"¿La conoces?"-más que preguntarle, se lo afirmaba, pero lo dijo con una voz tan grave y autoritaria que la estremeció, al parecer Sasuke no aceptaba un "no" como respuesta.

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-"Ella es…"-una vocecita dentro de ella le ordenó a su cerebro a morderse la lengua, se agradecía internamente el haberlo hecho. Si Sasuke la odiaba, no quería ni imaginarse cómo se pondría si le decía que esa niña era su nieta. Se pondría como loco al enterarse de que Sakura tuvo una hija.-"ella… es una paciente del hospital."-le contestó lo más segura que pudo.

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Sasuke esbozó una sonrisa torcida, casi maníaca. Tsunade temía por su integridad física, y pensaba seriamente si lo que decían las noticias sobre Sasuke era cierto, porque así como ella lo veía a Sasuke ahora, era difícil que creyera que era inocente. Ahora no le parecía nada inocente. Pero… nunca se le pasó por la cabeza que tal vez, el Sasuke que tenía en frente… era producto de lo que ella y muchos más le hicieron.

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-"Bromeas… ¿verdad? Dime quién es. Si no lo haces yo…"-sonrió, de manera aún más siniestra.

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-"¿Tu qué? No puedes hacer nada, estas bajo liberad condicional, y cualquier cosa que vayas a hacerme se la diré a la policía."-dijo con completa seguridad, sintiendo que con esa declaración lo mantendría bajo control.

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Pero esa idea se esfumó de su cabeza tan pronto como él comenzó a reírse en su cara como un lunático. Bien… ahora sí tenía miedo, mucho miedo, casi se hace en los pantalones cuando él la miró fijamente. La miraba con odio, mucho odio, y una pizca de burla.

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-"¿Crees que te escucharan? Después de todo lo que pasé, tienen demandas hasta por los codos, no creo que ya nadie más se atreva a denunciarme. Además, si lo haces, tengo los métodos necesarios para hacerte pasar por una vieja desquiciada que solo quiere llamar la atención."-su sonrisa se agrandó.-"o mejor aún… puedo hacer que te culpen a ti por lo que me hicieron… sí, eso sería muy bueno. Si me denunciaras, muchos pensarían que tú has sido la que me metió en ese agujero y seguramente creerán que quieres que vuelva a él."-se acercó con pasos gigantes hasta donde ella estaba, y se colocó tan cerca de Tsunade que podía sentir la respiración agitada de la rubia. Estaba asustada. Mph, mejor para él. Se merecía eso y más.-"No puedes contra mí Tsunade, nadie puede pararme, mucho menos tú."-sus ojos echaban fuego, y de su boca solo salían palabras cargadas de veneno y de rencor.

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La rubia ahogó un sollozo, se sentía tan ridiculizada. Ella era fuerte, siempre lo fue. Y ahora se sentía diminuta frente a un simple mocoso. Pero no podía hacer nada, estaba acorralada. Él no se la dejaría tan fácil, seguramente le haría la vida imposible. Era un resentido.

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-"¿Q-qué me harás?"-se atrevió a preguntar.

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Miró desinteresadamente sus uñas, ignorando la mirada asustada de Tsunade.-"¡Oh vamos! ¿No te creas tan importante? ¿O sí?, no pienso hacerte nada, bueno… mientras no te metas en mi camino, claro."-le contestó con frialdad.

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La ojimiel se mordió el labio, a tal punto de lastimarse. Apretó los puños impotente, quería llorar.

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Sasuke volvió a mirarla, con extrema seriedad le dijo:

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-"Tsunade… eres una mujer inteligente, lo sé, y espero que no le cuentes a nadie de nuestro pequeño… encuentro." –sonrió con ironía, y con un deje de nostalgia. La rubia se sintió… confundida.-"No me mires así, odio que lo hagan."-su voz adquirió una matriz de rabia. Ahora ella realmente no entendía nada.-"No sabes… no sabes cómo me siento. A pesar de todo… me sigues tratando con la misma superioridad que antes… sigues creyendo que… nunca fui lo mejor para ella, te regocijas al saber que… tu hija no terminó con alguien como yo. Siempre creíste que… ella se merecía mucho más. Pues déjame decirte que… ni tu ni ella son la gran cosa. Nunca lo fueron."-sentenció su diálogo, siempre mirándola directamente a los ojos.

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Ahora lo comprendía todo.

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No supo cuando Sasuke le dio la espalda y volvió a tomar a la niña en brazos, ni que se llevó la medicina que había dejado en la mesa. Solo escuchó el ruido de la puerta cerrarse de golpe.

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Tomó una gran bocanada de aire, en ningún momento había respirado. Sollozó, y se recargó contra la pared. Lloró. De rabia, de impotencia, de culpa.

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Demonios, lo odiaba, odiaba a Sasuke por hacerla sentir miserable, por hacerle creer que la culpa la tenía ella.

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¡Ella no tenía la culpa de nada! Nunca deseó que le pasara todo aquello, no podía negar que sintió algo de alivio cuando desapareció de la vida de Sakura, porque no lo consideraba el indicado, eran jóvenes cuando se conocieron, y su relación avanzaba demasiado rápido para su gusto. Lo creía demasiado arrogante, pensaba que era un niño de papi. Y creyó que como venía de una familia adinerada, solo estaba jugando con su hija. Es decir… el chico era demasiado perfecto. Tenía dinero, belleza e inteligencia. Era difícil que alguien como él pudiera fijarse en su hija para algo más que no sea usarla.

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Volvió a sollozar, pero más fuerte, y se cubrió su bello rostro con ambas manos. Estuvo así un rato, hasta que reaccionó.

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-"Sakura."-susurró. ¿Sakura sabía que Sasuke estaba con su hija? Oh Dios… ¿qué debía hacer? Sasuke le dijo que no hablara sobre su encuentro pero… Sakura tenía derecho a saberlo.


En una gran mansión, mejor dicho, en el comedor de dicha mansión cenaba un matrimonio. Pero ambos sumidos en su tenso silencio. Hasta que la hermosa mujer se hartó de la situación y golpeo con su puño la mesa, haciendo que el hombre a mirara.

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-"¿Hasta cuándo vas a seguir así?"-e preguntó aparentemente calmada, aunque por dentro estaba ardiendo de furia.

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-"No sé de que hablas… Mikoto."-respondió el hombre, haciéndose el que no sabía nada. Ella apretó los dientes.

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-"¡Hablo de Sasuke! Con un demonio… ¿cómo puedes hacerle esto?"-ahora hablaba más bajito, intentaba que su voz no se quebrara.

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Fugaku tomó una servilleta y se limpió los labios con ella, volvió a mirar a su esposa, quien esperaba impaciente su respuesta.

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-"Yo no he hecho nada."-respondió simplemente, Mikoto tuvo que contenerse para soltar algún impropio.-"Además…"-continuó, antes de que la morocha le reclamara.-"ese chico no es mi hijo. Un hijo mío no puede traerle tal humillación a la familia, manchó nuestro apellido, solo es una deshonra."-luego de que terminó de hablar, se escuchó el ruido de una sonora bofetada por todo el recinto.

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-"Jamás… vuelvas a hablar así de mi hijo."-le dijo con lágrimas en los ojos.-"él… no puedo creer lo que escuché, la única deshonra aquí Fugaku… eres tú."-el cabecilla de la familia abrió grandemente los ojos.-"Tu eres una vergüenza… como padre, por no haber ayudado a tu hijo cuando más lo necesitaba, por haberle dado a espalda, y por negar su existencia durante toda tu vida. Un Uchiha jamás le da la espalda a alguien de su misma sangre. Ese fue tu problema Fugaku… que tu no hiciste nada."-

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Y sin más, la ojinegra subió las escaleras apresuradamente, mientras se secaba las escurridizas lágrimas.

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Cuando llegó a su habitación, cerró la puerta con llave y luego se sentó sobre la gran cama matrimonial, perfectamente ordenada; y tomó de su cajón un álbum de fotos, acarició la cubierta que estaba llena de polvo, y lo abrió con sumo cuidado. Sonrió entre las lágrimas. Su pequeño bebe… cuando tan solo tenía unos días de nacimiento, era tan mono. Siempre fue hermoso. Y a medida que iba creciendo, su belleza también lo hacía, además de otras habilidades que su padre ni nadie más que ella supo apreciar. Sasuke aprendió a vivir sin el amor de su padre. Jamás le pedía nada más que un poco de su atención, pero Fugaku para callarlo le compraba cosas y así lo mantenía alejado de él. Aunque cuando creció ya no podía alejarlo con estúpidos juguetes, comenzó a comprarle cosas mucho más caras y estrafalarias, que solo conseguían entretenerlo por un rato, Sasuke siempre fue inquieto. Desde siempre, y al no tener una figura paterna, recurría a Itachi, que era lo más parecido, y aunque no era mucho el tiempo que compartían, lo pasaban bien. Sasuke adoraba a su hermano, hasta que comprendió que él era la razón por la que su padre no le prestaba atención. Itachi era demasiado bueno en todo lo que hacía, y por eso Fugaku jamás se interesó en él.

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Desde entonces, Sasuke miraba a su hermano como si fuera su enemigo, alguien a quien superar, una competencia a la cual Itachi ni se esforzaba por participar y Sasuke jamás pudo ganar. Pero… aún así, Sasuke lo quería, hasta el día en que se y no lo vieron nunca más. Se lo llevaron sin decir nada, fue… muy repentino, se había preocupado cuando Sasuke no volvía de la casa de su novia, y se le desgarró el alma cuando supo que se lo llevaron preso y que seguramente, no lo vería nunca más. Ahora, su niño estaba libre… bueno… niño no era la mejor palabra para describirlo, cuando lo vio en las noticias, su hermosura se destacaba entre las demás cosas, conservaba su porte y su elegancia, pero tenía un aura sumamente peligrosa, intimidante. Se había vuelto alguien difícil de tratar. Y lo notó cuando la cámara enfocó su rostro. Tenía sus facciones contraídas en una mueca de desagrado, su boca formaba una fina línea, conteniéndose para no mandar a todo esos reporteros a la… bueno, no iba a decirlo porque no era propio de una dama. Y tenía en los ojos tanto odio contenido que parecía una bomba a punto de estallar. Pero aún así… se mantenía tranquilo, sereno. Como si todo lo que le pasó solo fue una mala pasada del destino y que todo se arreglaría en minutos. Pero todos sabían que no era así, le habían arruinado la vida.

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Calló en la cama mientras apretaba el libro contra su pecho, lloraba silenciosamente. Rezaba en silencio, pidiendo porque su hijo, pudiera perdonarla.


Akene abrió lentamente los párpados, lanzó un sonoro bostezo y se frotó los ojos.

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Al principio veía todo negro, pero a medida que se acostumbraba pudo divisar algunas cosas.

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Una vez que pudo ver con claridad, se sobresaltó al saberse en un lugar completamente desconocido para ella, se apoyó sobre sus codos para poder sentarse sobre el cómodo colchón en el que estaba recostada y miró todo con suma atención.

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Estaba en una habitación, una sumamente grande, cabe destacar, y muy lujosa. Era en su totalidad de un pulcro blanco y con decoraciones en plateado. Las sábanas era de color rojo sangre, al igual que la alfombra y las decoraciones de las lámparas, que estaban hechas de plata, ubicadas a cada lado de la cama, sobre unas pequeñas mesitas de luz de madera, también de color blanco. Quiso seguir analizando el lugar pero una fuerte punzada en su cabeza la hizo detenerse. Se tocó con una mano la zona adolorida y se la masajeó.

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Abrió grande los ojos.

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-"Santo cielo."-susurró. Por Dios… ¡Había sido secuestrada!

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Pensó, por un momento, en mantener la calma, pero a angustia era más fuerte, y solo atinó a hacer lo primero que se le ocurrió, salió disparada de la cama y abrió la puerta tan rápido como pudo. Pero su intento de escape se vio frustrado cuando chocó con una pared.

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No… no era una pared. Despegó su naricita enrojecida de la "pared" y levantó la vista hasta encontrarse con un apuesto ojinegro que la miraba divertido.

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-"¿Ibas a alguna parte?"-inquirió entretenido.

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-"Y-yo…"-ahora lo recordaba.-"¿Sasuke?"-la mirada de él se volvió seria. Lagrimeó.-"¡Sasuke!"-lo abrazó tan fuerte como sus delgados brazos lo permitieron. Él la había salvado de su padre, él era su príncipe azul, como en los cuentos de hadas que su mamá le contaba. Y vaya príncipe azul.

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Lo escuchó soltar algo parecido a una risa.-"Veo que aún estas algo conmocionada."-le dijo mientras se separaba de ella. Ya habían sido demasiadas muestras de cariño por un día. Caminó lentamente hasta sentarse en un sofá de color crema que había en la sala, frente al fuego. Ella lo siguió, como un perrito faldero.

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Sasuke, una vez que la niña se sentó frente a él, se encorvó un poco, lo suficiente como para poder apoyar sus codos en sus largas piernas. Entrelazó sus dedos y apoyó el rostro en ellos. La niña lo miraba embelesada.

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-"Bien… Akene."-dijo arrastrando las palabras lentamente, con un aire enigmático.-"¿te importa si te hago un par de preguntas?"-dijo aún más lento, no quería espantarla haciéndole pensar que estaba en un interrogatorio. Prosiguió cuando ella asintió muy despacito con su cabeza.-"Bien."-dijo simplemente y se paró. Comenzó a caminar de un lado a otro en frente de la niña, quien miraba atentamente cada paso que daba, cada gesto que hacía, todo de él le fascinaba.-"Primero y principal… ¿cómo fue que una niña tan linda como tu fuera a parar a un lugar como ese?"-

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Akene se sonrojó ante el alago.-"Pues…"-bajó la mirada, sin saber muy bien que contestar. ¿Sería correcto decirle la verdad? Bah, ya no podía seguir callando, su padre había ido a parar muy lejos.-"Yo… me secuestraron."-

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Él entrecerró los ojos. Akene se estremeció.

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-"De acuerdo…"-hizo una pausa.-"dime tu nombre completo."-

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-"Haisuke Akene"-respondió cautelosa.

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-"¿Es decir que tus padres son…?"-dijo para que ella siguiera la oración, pero ya tenía una idea de quién era su padre, era un patán que siempre aparecía en las noticias. Un empresario de cuarta.

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-"Haisuke Sai y…"-él alzó una ceja.-"Sakura Haruno."-

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-"…"-

-"S-sasuke, y-yo no soy el más indicado para decirte esto pero... te sugeriría que no la buscaras, ella... ya hizo su vida."-le había dicho Naruto, ahora entendía perfectamente a qué se refería.

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N/A: Les diré la misma pregunta de siempre: ¿Qué les pareció? Yo no sé, siento que le falta "algo" no me sentía muy inspirada cuando lo hice y no quede tan conforme como casi siempre, sé que muchas deben estar desesperadas por el encuentro de Sasuke y Sakura, pero cada vez estamos más y más cerca. Ash no sé porqué no pude centrar el título, pero bueno ¬¬

Espero que a pesar de todo les haya gustado y que entiendan que se me está complicando mucho no solo por la falta de inspiración sino también por problemas personales. Se me dificulta con la escuela y esas cosas..

En fin, les mando un saludo. ¡Dejen reviews!