*Abrazame*

Ambos caminan por un camino solitario, ni un alma quiere pasar por ahí, excepto, tal vez, ellos dos.

-Joder Kakuzu, ya esta anocheciendo, tenemos que acampar.

-El próximo pueblo esta cerca de aquí, así que mueve el culo – sigue su camino ignorando a su albino compañero.

-Tch – sigue caminando hasta que, como predijo el menor, se oscureció por completo y el frío comenzaba a calar en los huesos.

-Joder, ya estoy cansado y tengo frío Kakuzu, descansemos y seguimos mañana.

-Sigue caminando.

-Joder, maldito avaro de mierda, descansemos y busquemos algo para comer.

El inmortal mayor detiene sus pasos y suspira cansado, sabe que si no cede ante el capricho del ojilila este se pondrá como cualquier niño con su berrinche y no quiere eso, no lo va a aguantar.

-Bien, descansaremos – el albino sonríe, buscan un pequeño claro. Encontraron uno, donde se encontraba una madriguera de conejos.

-Ya sabia que no podías ser tan ojeteé después de todo, nee Kakuzu.

-Cállate y come.

Siguen con su comida hasta entrada la noche, apagan el fuego y se echan a dormir.

Cerca de la madrugada, el albino siente frío, se abraza a si mismo para darse algo de calor, castañea los dientes.

Al lado contrario del menor, Kakuzu escucha el chocar de los dientes, se gira sin ningún ruido y abraza al ojilila por detrás.

-¿Kakuzu? – esta sorprendido, lo abrazo.

-¿Tienes frío, no? Entonces gírate – el jashinista le hace caso y se gira para apegarse al esculpido cuerpo del de cinco corazones. El tesorero se levanta un momento para retirarse su capa, se vuelve a acostar en el suelo y cubre a ambos con esta.

-Listo, ahora duérmete – el sueño le cae en los ojos y se duerme, aspirando el dulce aroma a lavandas que despide el cuerpo de su compañero.

La idea original era de ., pero ella me dijo que lo escribiera, espero no haberte defraudado amiga =3.

Ojala y les guste.