Saben que es lo mejor en el mundo. Despertar con los brazo de un Dios Ruso alrededor de ti. Y más con el frió que hacia. Quién diría que en esta época del año Nueva York iba a ser así de frió.

Con la tormenta era muy difícil distinguir si era de día o de noche. Pues no se veía nada. Díganme, ¿quién vuela todo un viaje al otro lado del país, solo para ver por la ventana?

Cuando sugerí salir de aquí y dar un paseo Dimitri me dijo que no. Todo el hotel, que en su mayoria era Moroi estaba en alerta cortesía de varios ataques Strigoi y la tormenta. Era por eso que desde anoche varios Moroi de los alrededores habían venido a refugiarse. Morois de gran importancia estaban en el hotel y teníamos prohibido la salida.

Ayer había vuelto a ver a la Alquimista que había conocido en el accidente cuando Dimitri y yo viajábamos a la corte, no venía sola estaba con otros dos alquimistas, o eso supuse porque todos tenían el tatuaje ese de la flor. Ella había venido con ese Moroi conocido de la familia de Dimitri, y se veía asustada.

Me gire para ver a mi Dios Ruso, seguía profundamente dormido, tenia un aspecto tranquilo y relajado, algo raro en él, no lo veía de esa manera a menudo salvo en las pocas ocasiones en que estábamos los dos solos, por lo general él siempre estaba en alerta y listo para cualquier peligro.

Me relaje un poco y volví a acurrucarme en su brazos, mientras recordaba los acontecimientos de la noche anterior.

Ya era tarde y lo único que quería era alejarme de la recepción del hotel, tanta gente me estresaba y aun ni siquiera habían comenzado a atendernos por culpa de los "Morois importantes", yo solo quería salir y pasear, solo que Dimitri no me lo permitía y no seguí discutiendo pues el cielo había comenzado a verse oscuro.

Aun ni siquiera estaban los amigos de Dimitri, y mi humor no habia ayudado mucho, Lissa seguía bloqueándome y yo seguía enfadada con ella. Aunque todo esta vez era diferente, ya no sentía la oscuridad apoderándose de mi y haciéndome perder el control, era como si de un día para otro hubiera desaparecido, aunque Lissa seguía estando de alguna manera ahí, la sentía levemente, solo que muy lejana y por como habían terminado las cosas yo no quería entrar en su mente en estos momentos.

Yo seguía tumbada en un sillón moviéndome inquieta, con Dimitri esperando pacientemente a un lado mío.

- ¿Dimka? - dijo la voz de una mujer detrás de nosotros - ¿Дмитрий, вы?*

Dimitri se volteo sorprendido y de pronto mostró una gran sonrisa a la mujer que lo había llamado. La mujer era una Moroi de talvez unos treinta, era muy bonita, de pelo rubio y pómulos salientes. Ambos se abrazaron mientras, se ponían a platicar animosamente en ruso, cosa que claro no entendí. De pronto se dio cuenta de que yo estaba con ellos, me sonrío y comenzó a hablar animadamente en mi idioma.

- Ella es Rose Hathaway, es estudiante mía en San Vladimir - Dimitri dijo introduciéndome.

- Hola Rose, mucho gusto. Mi nombre es Oksana, y este es mi esposo Mark - dijo estrechándome la mano y señalando al hombre que estaba a un lado de ella.

Era alto y rechoncho, con pelo canoso lo que indicaba que era mayor que Oksana, casi me quedo sin aliento cuando voltee para estrecharle la mano a Mark, era un dhampir. Tuve que cerrar de inmediato la boca para que no llegara hasta el piso. Un Moroi y un dhampir casados. Eso era algo que no se veía todo los días, o al menos algo a lo que no estaba acostumbrada.

Traté de mantener la sorpresa fuera de mi cara y comportarme tan educadamente como fuera posible. Aunque claro una pequeña advertencia de Dimitri, no hubiera hecho daño. Oksana y Mark parecían muy interesados en mí, aunque ella llevo la mayor parte de la conversación. Mark simplemente observaba, con curiosidad en su rostro.

Mientras yo aun seguía fascinada por la pareja, pues seguía siendo raro para mi que ellos estuvieran realmente casados, por fin luego de una larga charla la señorita de la recepción nos llamo para darnos nuestra habitación, y Dimitri y Mark se dirigieron hacia ella para que les entregara la llave, yo me quede sola con Oksana, que seguía hablándome animadamente.

Me perdí entre la conversación de la animada Oskana y Mark al otro lado del hotel, y fue cuando lo note ¡Ellos estaban conectados! ¡Esta debía de ser la pareja de la que Dimitri había hablado! No se como lo note, pero había algo en la forma que ellos se movían y actuaban que me recordaban a Lisa y a mi. No pude ocultar mi sonrisa e iba dispuesta a preguntárselo cuando fuimos interrumpidos por el Moroi el tal Abe Mazz...algo.

- Oskana querida, ¿Cómo has estado? - fue directo a ella ignorándome completamente.

Moroi reales como los odio. Él en especial parecía no ser una persona de muchos amigos y de la clase que no dudaría en romperte los dedos si es necesario.

- Abe, es un placer verte - dijo Oskana un poco incomoda - ¿Qué haces aquí?

- Negocios ya sabes nada como los muelles de Nueva York para un buen trato - dijo Abe charlando animadamente con Oskana.

¿Huh? Eso es raro, en fin a mi no me importaba yo quería comer algo e ir a dormir. Justo en eso llegaron Mark y mi Dios Ruso que no se veía muy contento del Moroi y sus anécdotas de negocios, pero no dijo nada. Tiempo después cuando el Moroi, Abe Mazur, si ese era su apellido, nos invitara a comer algo, me entere que él en realidad no era de la realeza. Aunque actuara como uno.

La cena no estuvo tan mal. Abe había invitado a prácticamente todo el hotel a cenar. Supe más acerca de Sydney la alquimista. Ella realmente no comió mucho, y fue muy amable al regalarme el resto de su hamburguesa. Me entere que esta con Abe por negocios, al parecer le debía un favor. Platicamos un rato sobre su familia y sobre como alguna vez a ella le gustaría ir a la escuela. Yo le dije que tomara me lugar. Tambien hablamos de sus viajes, al parecer ella a viajado a muchas partes del mundo. Aunque hablamos muchos ella seguía sintiéndose incomoda de estar aquí.

Después de que termináramos nuestra comida Abe me noto, como realmente se fijo en mi, un momento estaba hablando alegremente sobre conocer a la reina y al otro me estaba mirando, al punto que me hizo sentir incomoda y a Dimitri, quien se tenso a mi lado. Abe levanto una ceja y no volvió a decir nada. Simplemente se callo. Lo cual fue raro pues no creía que fuera del tipo de sujetos que se quedaran sin palabras. Además de que él prácticamente fue quien hablo durante toda la cena. Después de un muy incomodo silencio murmuro un nos vemos y salió disparado, con todo su ejercito de guardianes tras de él, pero no sin antes aventar un fajo de dinero a la mesa para pagar nuestra comida.

Luego de ese incomodo momento, poco a poco nos despedimos y cada quien se dirigió a su habitación.

Y es aquí donde estoy ahora, acurrucada en mi Dios Ruso esperando a que llegue la hora de reunirnos con Mark y Oskana para charlar. Por eso realmente si que estoy emocionada. Aunque tal vez solo quiera saber más sobre ser una besada por las sombras que sobre la conexión. Lisa no era de mis prioridades en este momento. Pero aun así una vez más me deslice en su mente para saber como estaba.

Fue como siempre en un momento deje de estar en el cuarto de hotel y vi fracciones de la habitación de Lissa, Avery, y un par de botellas y luego ¡Boom! nada. Lissa volvió a echarme de su mente.

- ¿Esta todo bien?

Me sobresalte al escuchar la voz de Dimitri. Me voltee para mirarlo y le sonreí.

- Todo esta perfecto camarada - dije acercándome más hacia él. Él me encerró en sus brazos abrazándome fuerte.

- ¿Lissa esta bien? - volvió a preguntar Dimitri.

Asentí.

- Creo. Está en su habitación, con Avery, y algunas botella.

Dimitri parecía alarmado.

- La princesa nunca se ha comportado de esa forma. ¿Estas segura que esta bien?

- No realmente. Pero ya no me importa.

- ¡Roza! No digas eso

- Es la verdad. Ella está actuando de forma extraña y solo le importa tomar. Es como si todo alrededor de ella ya no valiera la pena. Ya ni siquiera le importa nuestra amistad - dije con tristeza.

- No creo que eso sea verdad, estoy seguro de que la princesa solo. . .

Negué la cabeza.

- No solo soy yo, también Cristian, ellos terminaron porque lo mismo. Lissa esta actuando extraña y no acepta nuestra ayuda y yo, ya no se que más hacer.

Dimitri limpio unas lagrimas que caían de mi mejilla. No había notado que estaba llorando. Solo me quede ahí dejando que mi Dios Ruso me meciera en sus brazos y me dijera palabras dulces al oído.

No volvimos a mencionar a Lissa. Y luego de un rato llego la hora de ir a nuestra reunión con Mark y Oskana.